Érase una vez en un pequeño pueblito, vivía una bruja que siempre se vestía con una caperuza

roja, a la cual le cayó un hechizo por portarse mal, el castigo consistía en congelar a cualquiera que
mirara a su alrededor, por esta razón todas las personas huían de ella.

Un día decidió marcharse del pueblo por tanto rechazo, y se fue a vivir a una casucha cerca del
bosque, donde nadie la molestaba.

En una mañana la bruja salió a conocer el lugar, y tirada al borde de una escalera estaba una niña
pidiendo ayuda, la bruja se acercó, y para levantarla le dio un banano, que le dio energía.

- Gracias- le dijo la niña muy alegre. La bruja al escuchar esto se asustó porque pensó que la
iba a congelar cuando la viera.- ¿Qué pasa?- le dijo preocupada la niña.
Ella al contestarle le contó la historia de su hechizo.
- Cuando era más joven, había un príncipe que estaba enamorado de mí, porque yo era muy
bella, y él se quería casar conmigo, pero yo le dije que no, y enojado conmigo me lanzó un
hechizo. Ahora no puedo ver a nadie porque los congelo.

Cada día hablaban cada vez más, y con el paso del tiempo se hicieron amigas. Y la niña
siempre que podía le enseñaba que ser amable, amistosa, alegre, tolerante, respetuosa, entre
otros no era tan malo como ella pensaba.

Una tarde, la niña se escapó de la casucha para ir en busca del príncipe, donde lo encontró en
un reino muy lejano. Caminó día y noche, día y noche, para encontrar al príncipe rascándose el
ombligo.

Ella habló con él para que entendiera la verdadera historia del porque la bruja había
rechazado la propuesta del matrimonio.

Entonces, después de que hablaran, ambos fueron donde la bruja, y el príncipe al verla corrió
a abrazarla, la bruja sorprendida rompió en llanto y le pidió perdón por ser antes una bruja
mala que no practicaba valores.

Después de un tiempo, se casaron y decidieron vivir en la casucha cerca del bosque, para
alejarse de todo y olvidarse del pasado, ¿y que creen? Adoptaron a la niña.

Y colorín colorete, este cuento se lo llevo el barrilete