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El libro de los Salmos proporciona la fuente teológica, pastoral y litúrgica más confiable
dada a nosotros en la tradición bíblica. A tiempo y a destiempo, generación tras
generación, hombres y mujeres fieles se vuelven a los Salmos como a la fuente más útil
para conversar con Dios sobre las cosas más importantes. Los Salmos son útiles porque
son una literatura genuinamente dialógica que expresa ambos lados de la conversación
de fe. Por un lado, como ha dicho von Rad, el lenguaje leal de Israel dirigido a Dios es la
sustancia de los Salmos. Los Salmos hacen esto tan plenamente y tan bien porque
articulan la gama total del lenguaje de Israel a Dios, desde una alabanza profunda hasta
la expresión de una duda y cólera inexpresables. Por otro lado, como apasionadamente
lo comprendió Lutero, los Salmos no se dirigen solamente a Dios. Son una voz del
evangelio: la buena palabra de Dios dirigida al pueblo fiel de Dios. En esta literatura la
comunidad de fe ha oído, y continúa oyendo, el lenguaje soberano de Dios que se
encuentra con la comunidad en sus profundidades de necesidad y en sus alturas de
celebración. Los Salmos ponen toda nuestra vida bajo el gobierno de Dios, donde todo
puede ser sometido al Dios del evangelio.
[…]
La discusión siguiente se organiza en torno a tres temas muy generales: poemas de
orientación, de desorientación y de nueva orientación. Se sugiere que los Salmos se
agrupen, a grandes rasgos, así, y el fluir de la vida humana característicamente se sitúa
en la actual experiencia de uno de estos marcos o es un movimiento de uno a otro. Al
organizar de esta manera nuestra discusión proponemos una correlación entre los
logros del estudio critico (especialmente Gunkel y Westermann) y las realidades de la
vida humana (conocidas para quienes más usan los Salmos en una vida de oración).
a) La vida humana consta de épocas de bienestar satisfechas que evocan gratitud
por la bendición constante. Junto con esto consideraremos los "salmos de
orientación" que, en variedad de modos, expresan alegría, satisfacción, bondad,
coherencia y confiabilidad en Dios, en su creación y en su ley de gobierno.
b) La vida humana consta de épocas angustiadas, de daño, alienación, sufrimiento
y muerte. Estas cosas causan cólera, resentimiento, compasión de sí mismo y
odio. A la par de esto consideraremos los "salmos de desorientación", poemas y
formas de lenguaje que concuerdan con la época en desigual, áspero y doloroso
desorden. Este lenguaje, el lamento, tiene una forma reconocible que permite la
extravagancia, la hipérbole y la radicalidad necesarias para la experiencia.
c) La vida humana consta de alternancias de sorpresa cuando estamos abrumados
por nuevos dones de Dios, cuando el gozo irrumpe a través de la desesperación.
Donde solo ha habido oscuridad, hay luz. Correspondiente a esta sorpresa del
evangelio consideraremos "salmos de nueva orientación" que hablan
osadamente del nuevo don de Dios, intrusión fresca que renueva todas las cosas.
Estos salmos reafirman a un Dios soberano que pone a la humanidad en una
nueva situación. De esta manera se propone que las formas de los salmos
correspondan a épocas de la vida humana y traigan estas épocas al lenguaje. La
dinámica de las épocas es de transformación y no nada más de desarrollo, es
W. Brueggemann, El mensaje de los Salmos [selección] 2
Al ordenar los Salmos de tal manera espero sugerir un vínculo entre un estadio critico
de las formas y una conciencia precrítica de las experiencias de bienestar y disgusto, de
desesperanza y sorpresa. Al ligar esos análisis críticos y esa conciencia precrítica espero
sugerir una manera poscrítica de interpretar los Salmos que haga plena justicia a nuestra
dimensión personal de experiencia y a nuestro análisis más sofisticado. Así espero se
aclare que nuestra sensibilidad crítica puede servir a nuestras experiencias religiosas, de
suerte que podamos hablar con más conocimiento y fidelidad de nuestra situación de
fe.
La dimensión teológica de esta propuesta es proporcionar una conexión entre: (a) los
momentos focales de la fe cristiana (crucifixión y resurrección), (b) inclinaciones
decisivas de la piedad judía (sufrimiento y esperanza), (c) las expresiones sálmicas más
recurrentes (lamentación y alabanza), y (d) las épocas, en nuestra vida, de muerte y
resurrección. Si los Salmos pueden entenderse con estas sensibilidades de
conocimiento, nuestro uso de aquellos tendrá más profundidad y significancia en la
práctica de las formas judías y cristianas de fe bíblica. En último análisis, los Salmos
poseen la fuerza que tienen para nosotros porque sabemos que la vida es así. En una
sociedad que se compromete en grandes negaciones y crece entumecida por la
negación y la frustración es importante recobrar y usar estos Salmos que dicen la verdad
sobre nosotros en términos de dominio de Dios.1
1
W. Brueggeman, El mensaje de los Salmos: Un comentario teológico (México 1998) 17,23-28.