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Sería interesante replantearse críticamente lo que hacemos, y cómo lo hacemos, lo que las
diversas teorías nos ofrecen, lo que propone y dispone el sistema y, lo que definitivamente en la
práctica hacemos.
Un interesante mito tiene que ver con el reloj biológico (ritmo circadiano) << prefiero hacer clases
la primera hora, así los encuentro más fresquitos>>, para los primeros cursos niveles estaría bien,
pero qué pasa con los adolescentes cuando los cambios hormonales afectan el ritmo, el reloj. Es el
que definitivamente hacemos, porque creemos, lo probamos en unos y creemos que debe
funcionar para todos. Hablamos de diversidad, sin embargo tenemos un aula homogeneizadora
para todos, he ahí el arduo, costoso y frustrante trabajo, educar en diversidad, en ritmos, estilos,
tiempos de aprendizaje.
Capacidad de autoevaluación. El cerebro tiene la capacidad de analizar y autoevaluar las acciones.
La discalculia
Desde que la ciencia establece que los problemas para aprender matemáticas por las personas,
radica en un trastorno y que este además se correlaciona con otras dificultades (dislalia, dislexia),
puede suceder lo mismo, en algunos o muchos casos en que el problema es el método,
recordemos lo anteriormente dicho, el primer trastorno es el método, y no una dificultad propia
del estudiante.
Estudiantes responden relativamente bien a pruebas como CLP, Benton y Luria, no obstante, en su
curso académico sus logros no son significativos, cuando se aplican pruebas escritas de lápiz y
papel, miden simbólicamente los contenidos y habilidades, sin embargo, toda la enseñanza se ha
basado en material concreto, complementario. ¿Es coherente que el método para enseñar no sea
el mismo para evaluar? Muy recurrente en las aulas. Está de acuerdo usted con ello, reflexione por
un momento.
1
En la discalculia se diferencian las que son de origen “adquirido” (como consecuencia de
un daño cerebral sobrevenido y que afecta a personas que ya sabían calcular) y las llamadas
“evolutivas” que surgen en el curso del desarrollo y de proceso de aprendizaje, pero con
características muy similares a las adquiridas. Son éstas, las evolutivas, las que estudiaremos aquí.
Diferentes autores optan por distinguir las discalculias en función de la secuencia evolutiva de los
aprendizajes, con lo que el concepto de discalculia evolutiva adquiere su verdadero sentido:
1
Ref. bibliográfica: Dificultades de aprendizaje: Unificación de criterios diagnósticos. Pág. 75-85.Juan Francisco Romero Pérez, Rocío
Lavigne Cerván. Consejería de Educación, Junta de Andalucía. España.
2
Idem 1
La escritura de los Además de las dificultades propias de la escritura, semejantes a las que se
números presentan en la escritura de letras y palabras (escritura en espejo, inversiones,
etc.), se añaden las dificultades derivadas del hecho de que la dirección de la
escritura es de izquierda a derecha mientras que el valor posicional aumenta de
derecha a izquierda y las operaciones se realizan siguiendo este orden. Para los
niños con dificultades en las matemáticas es especialmente complicado
aprenderse esta distinción, y llegar a comprender el verdadero significado de la
posición y el valor que con ella alcanzan los números (por ejemplo, el 5, no tiene
el mismo valor en 50 que en 500). De ahí que uno de los errores más comunes se
produzca en la escritura de cantidades, por ejemplo, si se les pide que escriban
“doscientos cinco”, escriben 2005, es decir, la unidad con los ceros
correspondientes. Otros errores frecuentes se dan al cambiar la dirección de la
escritura.
Las operaciones Las dificultades en la realización de las operaciones tienen que ver tanto con la
comprensión del significado de las operaciones, como con, lo que González-
Pienda (1998) denomina, “la mecánica de las operaciones”. En el primer caso, los
alumnos con dificultades no traducen adecuadamente las palabras (como, por
ejemplo, “unir”, “añadir”, “quitar”, “sustraer”, “repartir”, etc.) a las operaciones
matemáticas a las que se refieren. Con respecto a la realización mecánica de las
operaciones el mayor problema se encuentra en que es necesario que los
alumnos aprendan reglas, que se consideran tanto más abstractas e
incomprensibles, cuanto peor adquiridas tengan las nociones previas. La correcta
ejecución de las operaciones de cálculo aritmético entraña la automatización de
las tablas y las reglas de aplicación, y la organización y estructuración espacial de
cada operación.
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Los buenos solucionadores de tareas matemáticas comprenden mejor las palabras aisladas, las frases y
las relaciones que hay entre ellas, en definitiva, tienen mejor comprensión lectora y -lo que es más
importante para el aprendizaje de las matemáticas- son más hábiles para trasladar el lenguaje narrativo a
lenguaje matemático. También se caracterizan porque poseen conocimientos sobre hechos numéricos y
matemáticos que les ayudan a comprender los requisitos de las tareas. Por tanto, los alumnos necesitan
instrucción en traducción, en la comprensión de palabras, de las frases, en las relaciones existentes entre
ellas. La enseñanza de la traducción debe implicar entrenar al alumno en el replanteamiento de la tarea
matemática, en definir lo que el problema da y pide con sus propias palabras, incluso en trasladar el
problema a dibujos, esquemas.
consistente en que en un
problema hay que hacer
operaciones (reparaciones), sean
éstas cuales sean
(frecuentemente sumas y
multiplicaciones, ya que restas y
divisiones son más complicadas y
hay mayores posibilidades de
errores).