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N.

º 316

Aragón. Hombre

Félix Barroso Gutiérrez Julio Á. Herrador Sánchez


Juan J. Prat Ferrer


Las culturas subalternas y el concepto de oratura
Juan José Prat Ferrer

De todas las ciencias humanas y sociales, la fol- no depender de lo que los intelectuales del mundo
klorística y los estudios culturales, aunque surgen occidental dicen en su nombre (Sardar, y van Loon
en los países del Tercer Mundo a la sombra de las 2005, pp. 116–117; Morton 2002).
tradiciones universitarias occidentales, son las que
Ejemplo de estudioso de una cultura no occi-
más pronto se ven en la necesidad de independi-
dental que se ha enfrentado a las dificultades que
zarse de lo que desde su perspectiva se vienen a
impone la tradición universitaria de Occidente es
considerar como tradiciones hegemónicas para po-
Francis Hsu (1909–1999), antropólogo y profesor
der dedicarse a estudiar su realidad desde su pro-
pio punto de vista. Frente al fenómeno denominado de la Northwestern University. Hsu nació en China,
globalización, la folklorística, como disciplina inter- pero desarrolló su obra antropológica en los Esta-
nacional, no se ha quedado centrada en una visión dos Unidos. Su obra fue notoria en los años seten-
etnocéntrica basada tan sólo en los parámetros de ta, pero tras haberse retirado de la Universidad, ca-
las culturas occidentales. Las aportaciones que se yó un tanto en el olvido. Parte del rechazo acadé-
hacen desde otras perspectivas culturales sin duda mico hacia Hsu se debe a las críticas que realizó
abren nuevos caminos a la comprensión de los he- sobre la antropología occidental; Hsu aplicó las
chos culturales en general y de los folklóricos en técnicas y métodos antropológicos occidentales a
particular. Occidente y con ello puso de manifiesto la pobreza
de los conceptos en que se fundamenta esta disci-
A mediados del siglo veinte se levantó una voz plina. Para Hsu, la antropología occidental se basa
en defensa de los países que antes habían sido co- en teorías occidentales que al final acaban siendo
lonias, marcando de este modo el inicio del poscolo- no más que prejuicios disfrazados de ciencia. En
nialismo; el médico y profesor de antropología de la 1973 señaló dos prejuicios de la antropología occi-
Universidad de Río de Janeiro, Josué de Castro, que dental: el primero de ellos es que la teoría de la an-
fue presidente de la FAO de 1952 a 1956, mantenía tropología es territorio exclusivo de los estudiosos
que las hambrunas del Tercer Mundo son conse- que pertenecen a las culturas hegemónicas de tra-
cuencia del colonialismo y del neocolonialismo que dición europea y que, por tanto, los antropólogos
siguió; esta idea la había expuesto en Geografia da no occidentales no tienen nada interesante que de-
fame (1946); en 1951 escribió otra obra, Geopolítica cir sobre ella; el segundo es que los no occidenta-
da fame que fue editada en catorce idiomas. Si- les sólo tienen importancia como recolectores de
guiendo esta línea y ya en nuestros días, la investi- hechos culturales, con el privilegio que les ocasio-
gadora bengalí y crítica feminista y poscolonialista na pertenecer a la cultura que estudian. Los antro-
Gayatri Chakravorty Spivak (1942–…), profesora de pólogos occidentales se han permitido el lujo de no
la Universidad de Columbia, utilizando el marxismo, tener en cuenta otros puntos de vista que no sean
el feminismo y la deconstrucción –y a la vez cuestio- los que su propia cultura ha producido. Este etno-
nando las premisas de estas ideologías–, ha mante- centrismo se ve con mayor claridad cuando se ana-
nido, en sus estudios sobre el proceso de descoloni- lizan los estudios sobre las religiones que no perte-
zación, que el término “Tercer Mundo” es un cons- necen al mundo cultural occidental. En obras como
tructo occidental que sirve para incluir en él las cul- Americans and Chinese: Two Ways of Life o Clan,
turas que no son occidentales y hacer que su explo- Caste and Club (1953), Hsu se negaba a aceptar la
tación parezca algo natural. Spivak critica el modo noción de que la lengua o el vocabulario fueran un
en que el Occidente imperialista ha mirado hacia es- requisito para la comprensión de los conceptos. Al
tas culturas, no sólo por las concepciones negativas contrario, siguiendo un pensamiento oriental basa-
que conlleva el vocabulario utilizado para hablar de do en la meditación, afirmaba que cuando se nece-
ellas, sino también por idealizaciones tales como el sita expresar un nuevo concepto, aparece la pala-
concepto de buen salvaje o la creencia de que estos bra, adaptada de otro contexto u otra lengua para
pueblos lejanos a la tradición occidental encierran
el uso preciso que se requiere.
en sus culturas una honda sabiduría primitiva. Spi-
vak presenta la idea de que las culturas de los paí- Yasushi Watanabe, profesor de información am-
ses no occidentales deben liberarse de la tiranía que biental de la Universidad de Keio, una de las uni-
supone la dependencia del discurso occidental y versidades privadas más antiguas del Japón, y que
crear sus propios mundos. Para ello es necesario también enseñó en Oxford y Harvard, es otro de los
que los que ella llama “los subalternos”, es decir, los eruditos no occidentales que ha estudiado el Occi-
desposeídos, comiencen a hablar por sí mismos y a dente desde la perspectiva de su propia cultura. En

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The American Family: The Politics of Culture and una jerarquía de países desarrollados, en vías de
Society (2004), hace un estudio antropológico con- desarrollo o subdesarrollados, que sustenta y fo-
trastivo de dos grupos sociales del nordeste de Es- menta la colonización occidental. Un asunto rela-
tados Unidos, uno de clase media–alta a alta, an- cionado con el anterior es la noción de gobierno in-
glosajón, protestante, y el segundo de clase me- ternacional que se ejerce desde las Naciones Uni-
dia–baja a baja, católico e irlandés, los llamados das, los Estados Unidos y algunas instituciones del
Boston Irish. Watanabe considera que estos dos imperio económico, como el Fondo Monetario Inter-
grupos son dos polos opuestos en el espectro so- nacional, y que acaba por estar al servicio de las
cial en términos de experiencias religiosas, étnicas hegemonías occidentales.
y económicas que se reflejan en sus gustos y su Así pues, debido a que Europa y Norteamérica
estilo de vida. Este tipo de estudios no ha dejado controlan los principales centros de autoridad aca-
de molestar o al menos de producir cierto grado de démica, el discurso académico global se rige por
inquietud al erudito occidental, que ve a su gente patrones eurocéntricos. La difusión del saber está
tratada de modo parecido a como los antropólogos controlada por Occidente y su discurso científico,
occidentales tratan a los nativos de otras culturas. artístico y humanístico tiende a ser esotérico. Las
Una de las herencias del colonialismo es el he- tres lenguas hegemónicas en la investigación de
cho de que, por lo general, las elites y bastantes las ciencias humanas y sociales son el inglés, el
instituciones que rigen las antiguas colonias euro- francés y el alemán, y es en estas lenguas donde
peas usan las lenguas occidentales como medio de el discurso científico sobre teoría y metodología se
transmisión de conocimiento, lo cual origina una fragua. Se crea así una cultura dominante, posee-
gran distancia entre los patrones de comunicación dora de un metalenguaje científico que las otras
de los gobernantes por un lado y de los goberna- culturas deben aprender a dominar. Por tanto, si un
dos por otro; estos, en muchos casos, no manejan investigador desea ser reconocido a nivel interna-
los parámetros culturales con que se los gobierna, cional, debe aceptar los paradigmas epistemológi-
y, en consecuencia, quedan sin voz y fuera del sis- cos de Occidente.
tema de representación. En relación a la folklorísti- El hecho local y los patrones culturales de regio-
ca, la educación occidental que se ha impuesto a nes lejanas a los centros de gravedad científicos
las culturas subalternas como resultado de la he- quedan fuera de los esquemas hegemónicos occi-
gemonía intelectual de Occidente hace que en mu- dentales; las universidades y centros de investiga-
chos casos los depositarios activos de las tradicio- ción de los países del Tercer Mundo se ven, pues,
nes no vean con buenos ojos los centros del saber obligadas a gravitar alrededor de los órganos que
secundarios o universitarios o sientan cierto grado controlan el saber científico, y a pesar de los inten-
de desconfianza hacia ellos, ya que lo que han pro- tos de acercamiento que se han realizado y de las
ducido son individuos que desconocen la cultura lo- voces que cada vez con más frecuencia se levan-
cal, que no la respetan o que se avergüenzan de tan para denunciar este hecho, las instituciones oc-
ella para aferrarse en cambio a los conceptos y va- cidentales tienen muchas dificultades en digerir e
lores que proceden del mundo occidental. incorporar las estructuras, conceptos y paradigmas
El historiador Vinay Lal, nacido en Delhi y criado no occidentales. El enajenamiento cultural y la ser-
en India, Indonesia, Japón y Estados Unidos, profe- vidumbre intelectual son, pues, los dos obstáculos
sor de la Universidad de California en Los Angeles, que impiden que el mundo académico del Tercer
es autor de Empire of Knowledge: Culture and Plu- Mundo entre a formar parte del orden mundial.
rality in the Global Economy (2002), obra en que Los investigadores del Tercer Mundo que quie-
explica el universalismo que se ha desarrollado en ren publicar sus trabajos en revistas de ámbito in-
el pensamiento occidental y que estudia las premi- ternacional o en editoriales de Occidente se ven
sas culturales e intelectuales que emergen con el obligados a adaptar sus paradigmas intelectuales a
capitalismo, con el proceso de modernización, con este hecho hegemónico. Como consecuencia de
el desarrollo y con la globalización. Para Lal, las ello, se produce una marginación de intelectuales
ideas que usamos en Occidente forman parte de que pertenecen a otros círculos o que siguen otros
una política ideológica dirigida a mantener su su- patrones académicos que no son los marcados por
premacía. Lal estudia la opresión que ejerce el las instituciones occidentales. Las editoras occi-
mundo occidental, pero no adopta los puntos de dentales no suelen abrir sus puertas a estudios he-
vista de la lucha de clases, del poder militar o del chos en el Tercer Mundo, en parte debido al voca-
monopolio económico, sino que prefiere decons- bulario que se usa no sólo en los textos que se ci-
truir y criticar la política del conocimiento como tan, sino también en los títulos de las obras, pues
fuente del poder dominador de Occidente. Para él, si incluyen términos que pertenecen a lenguas no
la idea de nación–estado, que no tiene más de hegemónicas, los académicos occidentales los
doscientos años, se sigue aceptando sin cuestionar suelen pasar por alto, y esto dificulta la venta. En
su validez. El concepto de desarrollo ha creado consecuencia, el poder que se ejerce desde Occi-

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dente obliga a los escritores de afuera a usar una ra tener más voz en los foros internacionales, y re-
forma de pensar a veces demasiado lejana e ina- dundará en la internacionalización de sus culturas a
decuada a sus propósitos. Los manuscritos que se expensas de las hegemónicas, que tarde o tempra-
presentan a las editoriales para ser publicados mu- no se verán obligadas a hacer concesiones para in-
chas veces sufren su rechazo por no utilizar la jer- corporar el discurso del Tercer Mundo. Por su parte,
ga y metadiscurso occidentales, cosa que por lo el intelectual de los países occidentales debe hacer
general se interpreta como carencia de bases teóri- un esfuerzo de humildad ante las culturas que no
cas. Los investigadores del Tercer Mundo se en- pertenezcan a su círculo hegemónico; a cambio de
cuentran con que sus culturas, caracterizadas por ello, se beneficiará al acceder a nuevas y enrique-
tener un desarrollo tecnológico bajo, se ven inter- cedoras visiones del mundo y parámetros de pen-
pretadas por medio de teorías abstractas produci- samiento que podrán servir para renovar un sistema
das en Occidente por investigadores que dominan de pensamiento cada vez más cuestionado.
el metalenguaje científico, pero que han tenido muy El desarrollo de la folklorística africana es un
poco contacto con su realidad cultural. Los intelec- buen ejemplo de lo mucho que podemos aprender
tuales de Tercer Mundo se ven obligados a equi- del pensamiento humanista de los países que con-
parse intelectualmente con teorías, conceptos, mo- forman este continente. En África se han venido es-
delos concebidos, desarrollados y difundidos desde tudiando desde los años sesenta las tradiciones ora-
y para Occidente. Si el trabajo de campo que ha- les en institutos de estudios africanos o en departa-
cen los investigadores regionales no se adapta a mentos de lenguas de sus universidades. El instituto
estos patrones, se suele rechazar como inválido, de investigación de la Universidad de Dar as Salam
inútil o impertinente. La idea que impera es la de (Tanzania) ha llevado a cabo investigaciones sobre
hacer que las culturas exóticas sean digeribles pa- folklore, y sus archivos contienen una inmensa canti-
ra el pensamiento occidental, y para ello hay que dad de material, del cual, desgraciadamente, poco
usar un discurso teórico desarrollado en Occidente, se ha publicado.
con lo cual la interpretación queda la mayoría de
las veces bastante distorsionada. A partir de la década de los cincuenta, las tradi-
ciones orales africanas comenzaron a interesar a
Los investigadores de otras culturas pueden los eruditos occidentales cada vez con mayor fuer-
aprender a expresarse en inglés francés o alemán, za. Con el desarrollo del estudio de la oralidad a
y de hecho lo hacen en sus publicaciones, pero no partir de la obra de Parry y de Lord, de la de
se los puede obligar a pensar como occidentales, McLuhan, o las de Havelock y de Ong, y con la dis-
puesto que no lo son. Es necesario llegar a un nue- cusión sobre las teorías de la Gran Frontera (Great
vo orden que dé cabida y asimile los conocimientos Divide) o de la continuidad en la que participaron
y metalenguajes de las culturas subalternas. El estudiosos de las tradiciones orales africanas, co-
mundo académico del Tercer Mundo no puede fun- mo por ejemplo, la socióloga Ruth Finnegan, profe-
cionar con este colonialismo cultural y comercial sora de la Open University de Gran Bretaña, o los
impuesto desde Europa y Norteamérica, ya que al psicólogos cognitivos Michael Cole y Silvia Scrib-
seguir parámetros creados para otras necesidades ner en su obra The Psychology of Literacy (1981),
e intereses bien diferentes, el aprendizaje que se las culturas de este continente se han presentado
produce está muy alejado de la realidad local. En la como modelo actual para el estudio de la transición
nueva Era de la Globalización, las ciencias huma- entre la cultura oral y la literaria.
nas occidentales deben dejar de imponer su discur-
so al resto del mundo, abrir sus puertas a los para- En 1958 la revista parisina La Table Ronde pu-
digmas fraguados en el mundo académico del Ter- blicó una edición especial coordinada por René
cer Mundo, y considerar que sus investigadores no Louis y titulada L’Epopée vivante. En la introduc-
son sólo fuentes de datos, sino también creadores ción, Louis definía la epopeya viva como la poesía
de paradigmas (Yankah, 2000). heroica tradicional que se trasmite por vía oral tal
como se da en ciertas sociedades guerreras actua-
Por otra parte, uno de los grandes retos de los les. Dos años más tarde se publicaría la obra más
intelectuales de los países del Tercer Mundo es en- importante de la teoría oral–formularia de Parry y
contrar la forma de acomodar los sistemas cultura- Lord, The Singer of Tales, que serviría para desper-
les hegemónicos a las culturas nacionales, puesto tar aún más el interés por la transmisión de la épica
que su presencia es un hecho. Las instituciones oral y por las leyes que regulan su creación y recrea-
académicas del Tercer Mundo pueden desarrollar ción. La producción épica de muchas sociedades
más cooperación mutua, en vez de conectarse sólo africanas se avenía bien a la idea de epopeya viva,
a sus antiguas metrópolis. Las instituciones y los y en 1966 Robert Cornevin avivó el interés por este
medios de comunicación podrán de este modo pre- tipo de producciones al aplicar este concepto a la
sentar parámetros y visiones del mundo más acep- épica africana. A partir de esta década de los se-
tables para el entorno en que se desarrollan. Las senta en las universidades estadounidenses de In-
alianzas entre los centros académicos servirán pa- diana, Berkeley, Wisconsin y Pennsylvania empie-

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zan a surgir tesis doctorales sobre narrativa africa- Biernaczky, S. 1984). El sociólogo y lingüista de la
na. Pocas tesis doctorales se habían escrito en Es- Universidad de Zambia Mubanga Kashoki se ha
tados Unidos antes de esta década sobre folklor en quejado de que los africanos se ven forzados a
África (1). El eminente folklorólogo estadounidense vencer obstáculos de pensamiento que los colocan
Richard M. Dorson (1916–1981), que ocupaba la en franca desventaja; uno de ellos es que se los ha
cátedra de folklorística de la Universidad de India- condicionado a pensar que sólo las lenguas euro-
na, organizó en 1970 una serie de conferencias so- peas están dirigidas hacia el desarrollo, con la de-
bre folklore africano en esta universidad. El Journal pendencia cultural que esto implica.
of Folklore Research, que desde 1964 se dedica a
diseminar los estudios de folklorólogos de todo el Sin embargo, y a pesar de las dificultades, se va
mundo, ha incluido en sus números artículos sobre desarrollando un pensamiento netamente africano
el folklor africano; estos artículos, junto con los que basado en un acercamiento hecho a partir de la
ha publicado la Journal of American Folklore, han tradición oral en los estudios filológicos y folklorísti-
permitido que la folklorística estadounidense cuen- cos. El poeta e investigador nigeriano, Solomon
te con más de un centenar de estudios sobre folklor Adeboye Babalola (1926–), profesor de la Universi-
en África. Pero la folklorística en África en los años dad de Lagos, ha dedicado mucho tiempo a la re-
ochenta del siglo veinte continuaba con las restric- colección y preservación de la tradición oral nige-
ciones impuestas por el eurocentrismo de los teóri- riana; es conocido por su estudio sobre la poesía
cos y los investigadores de campo. Poco a poco, oral yoruba llamada ìjalá (3) (1966) y sus traduccio-
los folklorólogos africanos han logrado hacerse un nes de cuentos. Gracias a su labor, las lenguas ni-
sitio en este mundo de la folklorística, aunque tam- gerianas, en especial la yoruba, se convirtieron en
bién hay que afirmar que gran parte de la investiga- áreas de estudio en las instituciones nigerianas
ción sobre el folklor africano se ha desarrollado en –sobre todo en la Universidad de Lagos– y en ins-
los centros universitarios de los Estados Unidos, trumentos válidos para su estudio metalingúístico,
más que nada por razones económicas y gracias a venciendo así la tendencia a depender de las len-
la presión que los afroamericanos ejercen sobre guas hegemónicas. Dentro de este acercamiento a
los centros que controlan el saber (2). los productos culturales africanos desde dentro, el
profesor de filosofía ghaniano Kwame Gyekye, au-
En países como Sudán, Nigeria o Ghana se han tor de An Essay on African Philosophical Thought:
desarrollado sociedades para el estudio del folklor. The Akan Conceptual Scheme (1987, edición revi-
La Nigeria Folklore Society cada año ofrece una sada en 1995), afirma que la filosofía africana nace
serie de conferencias. En Ghana existe una socie- del pensamiento y de la cultura africanas, y no es
dad parecida que organizó un simposio internacio- sólo producto de los filósofos africanos, es decir, es
nal sobre tradiciones orales en 1996. En 1998 se más un producto del saber comunitario que de la
celebró otro en Ciudad del Cabo (Sudáfrica). La erudición individual, y es que una de las caracterís-
Universidad de Jartún en Sudán tiene un departa- ticas de lo africano es el sentido tradicional de co-
mento de folklorística donde se guardan y estudian munidad, que no excluye los valores individuales,
materiales; este departamento ofrece diplomatura, sino que los abarca. Esta forma de pensar tan dife-
licenciatura y máster en folklorística. En este país rente de la europea, que favorece la individualidad
se han celebrado simposios sobre folklor en 1968, del creador, se puede llegar a comprender por me-
1970 y 1981. En Nigeria, Ghana, Kenya, Malawi y dio del análisis de los proverbios africanos. Sobre
República Sudafricana se imparten cursos sobre ellos se han hecho estudios en Ghana, Kenia, Cos-
folklor y oratura. Los estudios y convenciones de ta de Marfil y Sudáfrica; en la Universidad de Gha-
folklorística se hacen de forma interdisciplinaria y na se celebró un simposio sobre proverbios a fina-
participan en ellos estudiosos dedicados a la lin- les de 1999. Gran parte de esta labor está realiza-
güística, la literatura, la sociología, las ciencias po- da por investigadores locales. Eso es lo que ha he-
líticas, la religión o la etnomusicología. En África cho Kwesi Yankah, profesor del departamento de
hay más interacción entre los depositarios activos y Lingüística de la Universidad de Ghana, que ha es-
los investigadores que en otras regiones del mun- tudiado el habla proverbial de su país en The Pro-
do; esta interacción llega hasta las universidades, verb in the Context of Akan Rhetoric: A Theory of
que invitan a recitadores profesionales a sus aulas Proverb Praxis (1989).
para fomentar de este modo el diálogo con los
alumnos y acercar a estos a la realidad de la crea- Algunos investigadores interesados en el folklor
ción verbal artística. Cada año se producen en las africano son de origen europeo. El eruditísimo in-
universidades africanas varias tesis sobre folklor, vestigador holandés Jan Knappert (1927–2005), de
pero estas, por desgracia, no han llamado la aten- la universidad de Lovaina, se especializó en el es-
ción de los investigadores occidentales, en parte tudio de las lenguas y literaturas africanas, sobre
debido al eurocentrismo y en parte a la falta de me- todo las de las culturas islámicas. Enseñó en diver-
dios de difusión de las universidades africanas, cu- sas universidades africanas y fue autor de una se-
yos presupuestos son muy exiguos (Yankah, 2000; rie de colecciones y estudios del folklor africano,

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sobre todo en swahili. El profesor de educación Tendemos a considerar que todos los gé-
comparada de la Universidad de Varsovia Ryszard neros de la oratura pertenecen al complejo
Pachocinski publicó en Minnesota Proverbs of Afri- homogéneo del folklore. Si observamos con
ca: Human Nature in the Nigerian Oral Tradition más cuidado, encontramos una distinción
(1996). En esta obra analiza dos mil seiscientos clara entre los géneros que pertenecen al
proverbios de diversas culturas africanas. El profe- folklore y los que son característicos del
sor de estudios africanos de la Universidad de complejo de la tradición cortesana […]. Las
Winsconsin, Madison, David P. Henige, ha tratado características comunes de comunicación
la temática de la oralidad en artículos como “The oral por una parte y su posición respecto a la
Problem of Feedback in Oral Tradition: Four Exam- “lengua hegemónica de los amos”, acompa-
ples from the Fante Coastlands” (1973), “Oral, but ñada de la “literatura de los amos” puede ha-
Oral What?: The Nomenclatures of Orality and ber causado la catalogación de estos géne-
Their Implications” (1974) y en su libro The Chro- ros funcionalmente distintos bajo el término
nology of Oral Tradition: Quest for a Cimera (1988). común de “folklore” (1996, p. 78) (4).
En los años sesenta se debatía en las universi- La profesora de la Universidad de Saskatche-
dades de Makerere en Uganda, de Nairobi en Ke- wan (Canadá) Susan A. Gingell, que ha estudiado
nia y de Dar as Salam en Tanzania sobre el proble- la oratura en relación con la descolonización en di-
ma de la hegemonía de las lenguas europeas so- versos países y la literatura que en ellos se produ-
bre las africanas, y fue a raíz de este debate que ce, también ha llamado la atención sobre el prejui-
cio que existe en las sociedades occidentales con-
se creó un término sin duda importante para la fol-
tra la oratura y a favor de la literatura en la jerar-
klorística internacional, aunque poca atención se le
quía de las producciones verbales (2004, p. 285).
ha dado fuera del Tercer Mundo (cf. Thiong’o 1998,
pp. 103–128). La palabra oratura (orature en inglés La investigadora noruega y antropóloga de la
y francés) fue creado, al parecer, por el lingüista Universidad de Upsala, Ingrid Björkman (1927–),
ugandés Pio Zirimu y usada por los keniatas Ngugi que ha estudiado, bajo una perspectiva feminista,
Wa Thiong’o, novelista y profesor de literatura com- la oratura en Kenia, señala que en el concepto de
parada de la universidad de California en Irvine, y oratura, la actuación debe tener un lugar privilegia-
Micere Mugo, profesor universitario de arte, para do, ya que es su modo natural de transmisión:
evitar el uso de expresiones como “literatura folkló- La oratura es un amplio fenómeno que in-
rica”, “literatura oral” o “literatura primitiva”, todos cluye no sólo la literatura oral en sus varias
ellos incorrectos o contradictorios. Este término po- formas, tales como relatos, proverbios, adivi-
dría definirse como la expresión oral de las produc- nanzas y canciones; también se involucra la
ciones creativas de la mente humana. Micere Mugo actuación de la literatura oral y la interacción
usaba el término orature para referirse a las pro- entre el narrador y el público. La oratura afri-
ducciones artísticas verbales que por lo general cana es un arte verbal, dramatizado y actua-
son recitadas, dramatizadas o actuadas de alguna do (1993, p. 109).
manera. Dentro de este concepto se pueden incluir
El concepto de oratura no deja de tener conno-
todos los géneros folklóricos tradicionales: cuentos
taciones políticas y poscolonialistas para algunos.
en sus diversos tipos, mitos, leyendas, narraciones En la opinión del profesor Thiong’o, África produce
épicas, historias orales, oraciones, jaleos, himnos, –tanto desde una perspectiva económica como cul-
coplas, canciones, nanas, rimas, lamentos, adivi- tural– y Occidente dispone de esta producción
nanzas, refranes, comparaciones proverbiales, ex- (1998, p. 4). Thiong’o es uno de los intelectuales
presiones formularias o dichos, por ejemplo. Pero africanos que se encontraba en la situación de ela-
también se deben incluir en él las creaciones de borar su producción artística en inglés, impidiendo
carácter más culto e institucional de los poetas cor- a la mayoría de los individuos de su propia comuni-
tesanos que funcionan dentro de la oralidad en su dad el disfrute de ella debido a esta barrera lingüís-
producción: poemas épicos y cortesanos, sagas o tica. Así pues, comenzó a escribir en su lengua
panegíricos, por ejemplo, y las producciones verba- materna, yikuyu (Gikuyu en inglés), y a adoptar téc-
les que encierran la historia local, la religión autóc- nicas procedentes de la oratura en sus obras litera-
tona o la educación tradicional de las comunidades rias. Por otra parte, el poeta, editor y profesor de la
tradicionales del África negra, y de otras naciones, Universidad de Ghana, Kofi Anyidoho (1947–…)
en especial de los continentes americanos. El es- afirma que la poesía africana no es un arte limitado
pecialista en literatura africana Thomas Brückner a la página impresa, sino que vive en la actuación
tiende a pensar que la separación o fragmentación oral, y que de este modo se libera del efecto limita-
del arte verbal en dos categorías, lo folklórico y lo dor de la escritura; Anyidoho, que procede de una
literario, es un constructo occidental que se aviene familia de poetas cantores tradicionales, ha intenta-
mal a la realidad africana: do devolver la poesía africana a sus raíces dramáti-

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cas, por medio de un acercamiento a la poesía a puesta por escrito, entendiendo oratura como el
partir de la oralidad (5). A pesar de ser profesor de trabajo creado y recreado en actuaciones y trans-
inglés, Anyidoho es uno de los poetas africanos mitido oralmente; la oralidad textualizada es la ma-
que defiende el uso de las lenguas vernáculas, nera en que un escritor refleja el habla no estándar,
pues, según él, “no existe realmente justificación diferente de la del grupo socio–cultural dominante
para que tú como poeta africano escribas poesía (2004, p. 286). Para el profesor de arte dramático
que tu propia gente no puede leer” (Corporación de la Universidad de Yale, Joseph Roach, la rela-
de Arte, 2005). Muchos artistas negros de diversa ción entre oratura y literatura va más allá de la di-
procedencia, una vez que han tomado conciencia cotomía oralidad/escritura, puesto que se asume
de la hegemonía occidental y de cómo se ejerce el que hoy día existe una interacción entre esas dos
poder hegemónico, ya sea por su acceso a una cul- categorías; lo que caracteriza a la oratura es su ca-
tura universitaria o por haber emigrado, han dedi- rácter performativo y la continua interacción que se
cado parte de su tiempo a desafiar los terrenos ar- da en ella entre memoria e imaginación creativa
tísticos con sus fronteras y a luchar contra la frag- (Elam 2004, p. 12). La retórica de la oratura posee
mentación y la especialización impuestas por Occi- una riqueza de recursos que la literatura no puede
dente, cuando el quehacer del investigador africa- reflejar. A la poética de la palabra, a sus ritmos y a
no tiende a las artes desde una perspectiva holísti- los recursos propios de la música se añade todo un
ca, y el artista africano tiende hacia la fusión de las sistema de comunicación a través de los gestos y
artes (Thiong’o 1998, pp. 114–115). A este respec- de la entonación de la voz:
to, el profesor del Departamento de Estudios Africa-
Los modos orales de comunicación di-
nos de la San Diego State University Adisa A. Alke-
recta humana –no mediada técnicamente–
bulan afirma que “la oratura no es más que lengua
representan un régimen comprensivo de
usada por el orador o el poeta […]; no se cataloga
cognición, expresión y comunicación que
en categorías separadas y distintas” (2005, p. 392).
definimos como un sistema de retóricas en-
La moderna estética africana acaba siendo un trelazadas llamado “oratura” en oposición a
género de mestizaje, producto de un diálogo entre la “literatura”. Este régimen no descansa so-
la oratura y la literatura, como sostiene el profesor bre signos escritos fijos, sino sobre las varia-
de la Universidad, Fernando Pessoa Salvato Trigo das y flexibles capacidades de la voz huma-
en su libro Luandino Vieira, o Logoteta (1974). Tri- na: textos, entonación, melismas y melodías.
go también afirma que no es el compromiso social La transmisión oral de significados por me-
lo que define el arte africano actual, sino la oratura dio de la voz y la presencia personal física
que subyace en las obras (1981, pp. 144–148). El trasciende los límites de lo verbalizado al in-
escritor y dramaturgo nigeriano Bode Sowande corporar en proporción variada en los actos
(1948–…) ha destacado que la oratura, al ser un de actuación social tres estrategias de co-
sistema de codificación y descodificación oral, re- municación principales: el lenguaje o los ac-
quiere un uso más riguroso de la imaginación crea- tos del habla usan las palabras de un léxico y
tiva y se convierte en un modelo de gran riqueza un sistema lingüístico; la entonación o la in-
para el arte escrito: flexión del habla usa los recursos líricos de
la poesía y las herramientas prosódicas de
Los mejores escritores africanos contem-
un sistema de entonación particular; las me-
poráneos, en definitiva, se alzan sobre los
lodías aprovechan la potencialidad expresiva
hombros de los maestros de la oratura de
de las estructuras musicales (Maid, Padalg-
épocas pasadas. Esta herencia a menudo es
hare y Poitevin, 2005, p. 398).
infravalorada o sencillamente olvidada. En es-
te contexto, incluso los violentos contactos A otro nivel se incorpora la relación entre el emi-
de las lenguas africanas con las europeas sor y sus oyentes, propia de la actuación oral, co-
dieron como resultado las lenguas criollas, un mo señala Ingrid Björkman en su estudio sobre la
retoño válido de la oratura (1996, p. 20). oratura femenina en Kenia:
El término oratura ha llegado a significar, en pa- El público y la contadora de relatos se in-
labras de Thiong’o, “la fusión de todas las formas fluyen mutuamente, cooperan y controlan la
artísticas” en un juego dinámico de formas que re- actuación. Por medio de preguntas y de lla-
chazan las fronteras entre lo oral y lo escrito (1998, madas la contadora de relatos invita a los
p. 115; cf. Poitevin, 2002). Para resaltar esta inter- oyentes a que participen, pero incluso sin sus
dependencia entre el arte verbal oral y el escrito, el llamadas los oyentes intervendrán en la ac-
dramaturgo y crítico nigeriano Femi Osofisan tuación con preguntas, exclamaciones, aña-
(1946), profesor de arte dramático de la universi- didos, repeticiones enfáticas de palabras y
dad de Ibadan, usó el término lit/orature. Susan todo tipo de comentarios. Esto es lo que se
Gingell usa la expresión “oratura textualizada” (tex- espera, porque la función activa del público
tualized orature) para referirse a la producción oral es parte del drama colectivo (1993, p. 109).

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Dentro de este tipo de relación se deben incluir ña, por el momento, es insignificante. Más acepta-
las estructuras antifonales de muchos actos comu- ción ha tenido en el área lingüística portuguesa,
nicativos, como, por ejemplo, los sermones an- quizá por la influencia de Angola y Mozambique.
glo–afro–americanos. Desde otra perspectiva se
Lynette Hunter, profesora de historia de la retórica
puede hablar de la relación que se da entre la ora-
y la actuación de la Universidad de California en Da-
tura por un lado y la memoria y el imaginario colec-
vis, se pregunta si no es el predominio de la radio, la
tivos por otro.
televisión y el cine lo que nos haya forzado a volver a
Handel Kashope Wright, profesor de estudios mirar las artes orales como una tradición alternativa
culturales de la Universidad de Tennessee, ha ana- a la cultura escrita predominante en la cultura británi-
lizado la problemática de la inclusión del estudio de ca (que nosotros podríamos extender a las occiden-
la oratura en el mundo académico africano como tales), y lo que nos ha hecho volver los ojos a las cul-
parte de un proceso de liberación de los cánones y turas predominantemente orales, especialmente las
paradigmas eurocentristas heredados de las épo- africanas, donde las artes del habla se valoran mu-
cas coloniales. El acercamiento típico de la crítica cho y se encuentran muy desarrolladas, llegando a
literaria no bastaría para estudiar la oratura, ya que niveles de sofisticación desconocidos en Occidente,
esta disciplina se centra sobre todo en el estudio aunque la percepción occidental de estas artes es la
del texto y del autor; un análisis a partir de los estu- de algo infantil y simple (2001, pp. 33–34).
dios culturales permitirían dar mayor importancia a
Los intelectuales de las culturas subalternas tie-
los contextos y a la relación entre oratura y comuni-
nen mucho que enseñarnos si nos detenemos a
dad. La inclusión del estudio de la oratura en los
escuchar lo que nos pueden decir. No sólo la folklo-
centros educativos implicaría, además, una mayor
rística, sino también las otras ciencias humanas y
implicación de estos en las comunidades y los obli-
sociales pueden aprender de la experiencia de los
garía a abrir las puertas a los depositarios activos
investigadores de los países no occidentales. La
de las múltiples tradiciones para que hagan sus ac-
noción de oratura interesa, por ejemplo, en nues-
tuaciones dentro del entorno educativo, pero tam-
tras sociedades para la mejor comprensión de la
bién que los estudiantes actúen en la comunidad a
producción artística de los sordomudos, que comu-
la que pertenecen. Esto acercaría los centros edu-
nican sus mensajes por medio de una lengua de
cativos a sus raíces tradicionales. Wright resume
signos de características muy diferentes a la len-
sus ideas de este modo: “La noción africana de co-
lectividad debería requerir un abandono de las pre- gua literaria, pues es cinético–visual y requiere una
ocupaciones eurocéntricas por lo individual para comunicación cara a cara. Lois Bragg, profesora de
volver a capturar el poder y la interdependencia del inglés de la Gallaudet University en Washington D.
comunalismo tradicional africano” (2000, p. 194). C., afirma que la cultura de los sordos es una cultu-
ra oral, por paradójico que esto pueda parecer,
Al estudiar la oratura de acuerdo a los paradig- pues su retórica es exactamente la misma que la
mas africanos –tanto los tradicionales como los de la oratura; de todos modos, convendría distin-
que surgen como respuesta a la globalización– se guir entre lengua oral y lengua de signos. De he-
acerca uno a un conjunto de manifestaciones éti- cho, la lengua de signos es el sistema de comuni-
cas, estéticas y filosóficas. Para Björkman, “la ora- cación menos contaminado por la escritura que
tura desempeña un papel importante al mediar la existe en la actualidad (Peters, 2000, pp. 18–19).
información y al transferir normas y valores” (1993, La oratura de los países africanos y americanos
p. 109); Alkebulan precisa: “el propósito de la oratu- nos interesa también pues nos puede servir de re-
ra no es sólo divertir o inducir alguna sensación ro- ferencia para realizar estudios comparados sobre
mántica, sino ilustrar y mover al público hacia algu- las relaciones entre transmisión oral y transmisión
na acción productiva o facilitar la acción espiritual” escrita y otras cuestiones de oralidad y escritura en
(2005, p. 392). las culturas de las que nos sentimos herederos.
El término orature fue popularizado en el Caribe Pero sobre todo, este tipo de estudios debe intere-
anglosajón por el poeta de Barbados, Edward Ka- sarnos porque aporta más luz al conocimiento de
mau Brathwaite, que también utilizó auriture, para la diversidad de la experiencia cultural humana.
incluir los textos musicales, enfatizando la función
del órgano receptor –el oído–, frente a la del emi-
sor –el aparato fonador. Por otra parte, Bode So-
wande mantiene que las lenguas criollas del Caribe NOTAS
son un producto del poder creativo de la oratura y
(1) Una excepción es la que Mary Klipple presentó en la Uni-
una de sus características es que se resisten a una
versidad de Indiana con el título de African Folklore with Foreign
normalización ortográfica (1996, pp. 19–20). En el
Analogues (1938).
área de habla hispana la palabra oratura ha echado
raíces en Paraguay, sobre todo en relación con la (2) La teoría de la oralidad también hizo que se desarrollara
producción artística verbal guaraní; el uso en Espa- bastante interés sobre las creaciones artísticas orales africanas; las

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nuevas orientaciones de la folklorística hacen que África sea una GINGELL, Susan (2004): “Teaching the Talk That Talks on Paper:
fuente de conocimiento. Oral Traditions and Textualized Orature in the Canadian Class-
room”, Homework: Postcolonialism, Pedagogy and Canadian
(3) Los ìjalás son cantos empleados por cazadores, ricos en
Literature, Otawa, University of Otawa Press, pp. 285–300.
material mitológico.
HENIGE, David P. (1973): “The Problem of Feedback in Oral Tra-
(4) La traducción es mía. Lo mismo ocurre en las otras citas
dition: Four Examples from the Fante Coastlands”, Journal of
cuya lengua original es el inglés.
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(5) Para más información véanse Abdulaziz 1977; Achebe
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