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Lección número uno: Los ricos no

trabajan por dinero.


El Padre Rico le preguntó a Robert, si todavía tenía ganas de aprender a no
trabajar por dinero, y como contestó que sí, regresó al trabajo pero esta vez sin
cobrar un sueldo, no le pagaría nada. Su hijo Mike ya había aceptado la
propuesta, asi que Robert, aunque desconcertado, también accedió.
Al cabo de tres semanas de trabajar sin cobrar nada, el Padre Rico les explicó
que la mayoría de la gente no se da cuenta que está metida en una
trampa. Trabajan por poco dinero, debido a la ilusión de un empleo seguro.
El Padre Rico decidió poner nuevamente a prueba a los niños. Les ofreció
pagarles 25 centavos por la misma hora de trabajo. Mientras ambos pensaban
la propuesta sin decir nada, el Padre Rico fue por más ofreciéndoles un dólar
por hora. Aunque interiormente los niños querían aceptar, ninguno respondió.
El Padre Rico dobló la apuesta y ofreció dos dólares por hora. Los niños querían
decir “SIIII”, pero se las arreglaron para no abrir la boca. Finalmente les ofreció
5 dólares por hora. De repente la tentación se fue y apareció la calma. La
oferta era excesiva y absurda, no habían demasiados adultos que ganaran más
de 5 dólares por hora en Hawai de 1956.
El Padre Rico sabía que el alma tiene un punto débil lleno de necesidad, que
puede comprarse. El miedo a no tener dinero y el deseo de comprar, establecen
la rutina de la Carrera de la Rata. Las personas trabajan para pagar sus
cuentas, y si ganan más dinero, incrementan sus gastos. Pero también el
alma tiene una parte firme que nunca podría ser comprada. Él quería saber
cuál de esas dos partes, era más poderosa en los niños.
Muchas personas trabajan con la esperanza de que el dinero quitará el miedo,
sin embargo esa mentira termina dirigiendo sus vidas. El Padre Rico quería
enseñarles a no caer en esa trampa. Sin embargo, también les explicó:

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