En contacto con un objeto conocido: Ramiro se encuentra en su corralito;
esta rodeado por distintos juguetes (un autito de plástico, una pelota de goma; un animalito de goma; sonajeros de distintas formas). El niño esta sentado cerca de uno de los extremos del corralito; se mueve hacia delante para tomar los objetos, y por momentos asienta la espalda para descansar. Por la información recibida de su madre, le entregamos el que es su juguete favorito (un sonajero de plástico, formado por numerosas llaves de colores). Lo toma en sus manos, lo observa y lo lleva a la boca; se lo pasa de una mano a la otra, lo agita y, nuevamente se lo lleva a la boca. Cuando le quitamos el juguete, lo sigue con la mirada, hasta que lo colocamos a una corta distancia, en frente de él. Se empieza a estirar para alcanzarlo; en ese momento le tapamos el juguete con el extremo de la manta sobre la que está sentado. Si bien observa el movimiento, y se queda mirando el bulto formado por el juguete, no intenta acercarse, sino que se queda mirando hacia allí, y luego mira hacia otros lugares, para finalmente tomar el primer objeto que roza con su mano. Sacamos el sonajero de debajo de la manta y lo colocamos a su costado izquierdo; el niño que se encuentra mirando constantemente hacia todos lados, ve el juguete y se estira para tomarlo, en ese momento lo colocamos del otro lado, en su costado derecho. Al ser un movimiento muy rápido que no pudo seguir con la mirada, se queda mirando hacia el lugar vacío; nos observa, se golpea las piernas con las manos, grita, gorjea, hasta que divisa nuevamente su sonajero de llaves, y lo toma nuevamente con ambas manos, llevándoselo repetidamente a la boca.
En contacto con objetos desconocidos: Le sacamos el sonajero del
corralito, y lo colocamos fuera del alcance de sus manos, y de su vista. Entonces se queda rodeado por sus otros juguetes. A estos le agregamos objetos llevados por nosotras: un pequeño perrito de peluche, un cubo de colores llamativos y una campanita. Mientras tanto Ramiro continua con su rutina de mirar hacia todos lados, tomar los objetos en sus manos, llevárselos a la boca, gorjear, etc. Al ver los nuevos objetos ( los que colocamos al alcance de su mirada), el primero que le llama la atención es el cubo de brillantes colores; pero cuando lo agarra y lo lleva a la boca, inmediatamente se lo saca, lo mira, lo lleva nuevamente a la boca, y repite la acción de sacárselo y mirarlo; entonces solo empieza a manipularlo con las manos. En ese momento le acercamos el peluche, Ramiro lo mira, deja el cubo y toma el perrito entre sus manos, lo aprieta, se lo lleva a la boca, lo babea, y así se mantiene durante un instante, hasta que hacemos sonar la campana. Sin soltar el peluche, mira la campana atentamente, pero no demuestra intención de tomarla. Finalmente, mientras él continúa con el perrito entre sus manos, colocamos nuevamente su sonajero, a una corta distancia, pero no frente a él. Como uno de sus movimientos repetitivos es mirar hacia todos lados, en un momento alcanza a divisar el sonajero, entonces suelta el peluche y se estira para tomar su juguete. Durante los minutos siguientes, toma y deja distintos juguetes, pero siempre con la preferencia marcada hacia el sonajero; a todos sin excepción los manipula con sus manos, los mira atentamente y se los lleva a la boca.
Análisis de la Observación
Para Jean Piaget el desarrollo se hace mediante grados sucesivos: por
“Estadios” o etapas. Distingue cuatro grandes etapas: 1. Estadio de la Inteligencia Sensorio Motriz: Esta es una etapa que precede al lenguaje. Dura desde el nacimiento hasta los 24 meses aproximadamente. (es en esta etapa en la que se ubica, por su desarrollo, el niño de la observación) 2. Estadio de la representación Pre-operatoria: Esta etapa empieza con el lenguaje. Se extiende desde los 2 – 2/ 1/2 años hasta los 7 u 8 años, aproximadamente. 3. Estadio de las Operaciones concretas: Se extiende desde los 7 años hasta los 12 – 13 años. 4. Estadio de las Operaciones formales: Período que se desarrolla a partir de los 12 – 13 años. Estos estadios, se caracterizan por su orden de sucesión fijos; no son etapas a las que se pueda asignar una fecha cronológica constante. Por el contrario las edades pueden variar de una sociedad a otra. Pero el orden de sucesión es constante: para llegar a un cierto estadio, es necesario haber construido las pre-estructuras, las sub.estructuras previas, que permiten avanzar más lejos.
El Período de la Inteligencia Sensorio-Motriz, está sub-dividido en seis sub-
estadios: 1) Ejercicios reflejos (0 – 1 mes) 2) Primeros Hábitos (1 – 4 meses y medio) 3) Coordinación de la visión y de la presión (4/1/2 – 8 o 9 meses) 4) Coordinación de los esquemas secundarios (8-9 meses hasta los 11-12 meses) 5) Diferenciación de los esquemas de acción por reacción circular terciaria y descubrimiento de nuevos medios (11-12 meses hasta los 18 meses) 6) Comienzo de la interiorización de los esquemas y solución de algunos problemas con detención de la acción y comprensión brusca (18 meses hasta 24 meses aproximadamente.
De acuerdo a lo observado, y coincidiendo con la edad cronológica, Ramiro
se encuentra contenido en el Estadio del desarrollo de la Inteligencia Sensorio- Motriz; y más precisamente en el tercer sub-estadio (Coordinación de la visión y de la presión). Este sub-estadio se caracteriza por el comienzo de las reacciones circulares secundarias; es decir, aquellas relativas a la manipulación de objetos. Comienzo de coordinación de los espacios cualitativos, hasta entonces heterogéneos, pero sin búsqueda de los objetos desaparecidos; comienzo de diferenciación entre fines y medios, pero sin fines previos en el caso de la adquisición de una nueva conducta. En el texto “El tiempo y el desarrollo intelectual del niño”, Piaget dice que todas las acciones llevadas a cabo durante este período, previo al lenguaje y al pensamiento, son ejecutadas materialmente. Dirá Piaget que “es necesario un largo ejercicio de la pura acción para construir las sub-estructuras del pensamiento ulterior: la noción de objeto, de espacio, de tiempo bajo secuencias temporales, etc”.
Podemos articular lo observado en Ramiro con la noción de objeto
permanente. Durante este período los objetos carecen de las propiedades de conservación cuantitativa, que se alcanzarían años después. Para un niño de esta etapa, el mundo exterior es una serie de cuadros móviles que aparecen y desaparecen, como si todo aquello que no pudiera percibir a través de los sentidos, perdiera sustancialidad, permanencia y localización. Pudimos ver como el niño, manifestaba una marcada preferencia por un objeto sonoro y de colores brillantes, que en cuanto desapareció ante sus propios ojos, sus sentidos se alertaron ante nuevos estímulos; ya que nos solo perdió el interés en el sonajero al dejar de verlo, sino también por el roce de su mano con un objeto que se hallaba cercano y visible. Asimismo, pudimos ver como ante los objetos desconocidos, reaccionaba según cual de sus sentidos perceptivos se hallaba estimulado (interesándose primero por aquel objeto de colores brillantes; luego por el perro de peluche que podía apretar y manipular más libremente, así como llevárselo a la boca con amyor comodidad; y al ahacer sonar una campana cerca, sus ojos no dejaban de mirarla como ntentando descifrar de donde provenáin los sonidos). Otro característica fundamental de este período, es que para los niños, la boca es el centro del mundo durante mucho tiempo. Junto a este espacio bucal, hay un espacio táctil y un espacio auditivo. Pero estos espacios no están coordinados entre sí; se trataría de una multitud de espacios egocéntricos que no comprenden al propio cuerpo a título de elemento de un continente. Pudimos observar, que todo aquello que manipulaba con sus manos, Ramiro se lo llevaba inmediatamente a la boca, como en un intento de “asimilar” a su cuerpo esos objetos, de conocerlos a través de sus sentidos. Por eso, el cubo brillante pero duro fue desechado rápidamente por su imposibilidad de manipularlo con la boca, a diferencia de lo que sucedía con otros objetos, ya sean muy blandos o semi-duros ((objetos de plástico). La campana fue otro estímulo que se le presento, para observar su reacción ante estímulos de diferentes clases. Para finalizar, creemos que es muy importante, que se tenga en cuenta que el desarrollo cognoscitivo del niño no se hace, al decir de Piaget, “por generación espontánea”. El mundo exterior que forma las experiencias del niño, se le presenta este a través de su medio más próximo, que es la familia, en el mejor de los casos. Es a partir de la forma en que este entorno le transmite acerca de como relacionarse con los objetos del medio, como el niño se desarrollará en todas sus capacidades y potencialidades. Es necesario que desde la más tierna infancia, se le provea de estímulos que lo muevan a la exploración del mundo material; y así con un bagaje de experiencias de contacto con el mundo físico, se irá desarrollando en su interioridad. Bibliografía
CASTORINA, José A.: “Algunos aspectos sociales del desarrollo
cognoscitivo” - Temas de Psicopedagogía. Buenos Aires, Septiembre de 1984. PIAGET, Jean: “Los estadios del desarrollo intelectual del niño y el adolescente” – Simposio de la Asociación Psicológica de Lengua Francesa. París, 1956. En Problemas de Psicología Genética. Ed.Ariel. Barcelona, 1975 PIAGET, Jean: “El tiempo y el desarrollo intelectual del niño” – Problemas de Psicología Genética. Ed. Ariel. Barcelona, 1975.