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La Corte Constitucional determina que existen inconsistencias entre algunos artículos de la Constitución y la ley 30 de 1986 con respecto al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la igualdad, especialmente en lo referente al consumo de drogas. La Corte utiliza métodos históricos, sistemáticos, lógicos e interpretativos para concluir que el Estado no puede interferir en las decisiones individuales sobre el consumo de drogas. Por lo tanto, la Corte declara inexequibles los artículos 51 y 87 de la ley
La Corte Constitucional determina que existen inconsistencias entre algunos artículos de la Constitución y la ley 30 de 1986 con respecto al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la igualdad, especialmente en lo referente al consumo de drogas. La Corte utiliza métodos históricos, sistemáticos, lógicos e interpretativos para concluir que el Estado no puede interferir en las decisiones individuales sobre el consumo de drogas. Por lo tanto, la Corte declara inexequibles los artículos 51 y 87 de la ley
La Corte Constitucional determina que existen inconsistencias entre algunos artículos de la Constitución y la ley 30 de 1986 con respecto al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la igualdad, especialmente en lo referente al consumo de drogas. La Corte utiliza métodos históricos, sistemáticos, lógicos e interpretativos para concluir que el Estado no puede interferir en las decisiones individuales sobre el consumo de drogas. Por lo tanto, la Corte declara inexequibles los artículos 51 y 87 de la ley
¿Existe alguna incongruencia entre algunos artículos de la
Constitución Política como el 5-28-29-34-49 y 95 y los Artículos 2 literal J y los artículos 51 y 87 de la ley 30 de 1986, en cuanto al libre desarrollo de la personalidad, el derecho a la igualdad, ¿derecho a la libertad de los drogadictos y toxicómanos?
2) Tipos de métodos usados por la corte:
“En el caso que ocupa a la Corte, (en relación con el consumo de
estupefacientes) es preciso vincular las normas de la ley 30 de 1986, que se refieren al consumo de las sustancias allí indicadas, con el inciso último del artículo 49 de la Carta, que dispone: "Toda persona tiene el deber de procurar el cuidado integral de su salud y la de su comunidad." (énfasis fuera de texto). Aplicando los lineamientos anteriores al examen de dicho inciso, se tendría:
1). Se trata de un mero deseo del Constituyente, llamado a producir
efectos psicológicos que se juzgan plausibles, pero en modo alguno generador de un deber jurídico genérico, susceptible de plasmarse en la tipificación de una conducta penal. (Histórico, porque se determina la razón de la decisión del constituyente y la intención de este en el momento de crear la norma)
2). El Estado colombiano se asume (en tanto que sujeto pretensor)
dueño y señor de la vida de cada una de las personas cuya conducta rige y, por eso, arrogándose el papel de Dios, en la concepción teológica, prescribe, más allá de la órbita del derecho, comportamientos que sólo al individuo atañen y sobre los cuales cada persona es dueña de decidir. (sistemático y lógico, porque se enfrentan principios constitucionales dándole mayor importancia al de las libertades individuales)
3). Toma en consideración las consecuencias, frente a otros, de la
conducta individual y por esa razón la hace objeto de regulación jurídica, v.gr.: la situación de desamparo en que puede quedar la familia del drogadicto; la privación a la comunidad de una persona potencialmente útil; el peligro que para los demás puede entrañar la conducta agresiva desatada por el consumo de las sustancias indicadas en la ley.( interpretación por concretización, ya que se tiene en cuenta las consecuencias para la sociedad que puede generar en específico , el consumo de drogas)
Pero si, moderando la perspectiva, asumimos que no se trata de un
Estado omnímodo, con pretensiones de injerencia en las más íntimas decisiones del sujeto destinatario, sino de un Estado paternalista y protector de sus súbditos, que conoce mejor que éstos lo que conviene a sus propios intereses y hace entonces obligatorio lo que para una persona libre sería opcional, por esa vía benévola se llega al mismo resultado inadmisible: la negación de la libertad individual, en aquel ámbito que no interfiere con la esfera de la libertad ajena. (sistemático lógico) Téngase en cuenta que en esa norma se consagra la libertad "in nuce", porque cualquier tipo de libertad se reduce finalmente a ella. Es el reconocimiento de la persona como autónoma en tanto que digna (artículo 1o. de la C.P.), es decir, un fin en sí misma y no un medio para un fin, con capacidad plena de decidir sobre sus propios actos y, ante todo, sobre su propio destino. La primera consecuencia que se deriva de la autonomía consiste en que es la propia persona (y no nadie por ella) quien debe darle sentido a su existencia y, en armonía con él, un rumbo. (sistemático lógico)
Poco sirven las prédicas hueras contra el vicio. Tratándose de seres
pensantes (y la educación ayuda a serlo) lo único digno y eficaz consiste en mostrar de modo honesto y riguroso la conexión causal existente entre los distintos modos de vida y sus inevitables consecuencias, sin manipular las conciencias. Porque del mismo modo que hay quienes se proclaman personeros de una cosmovisión, pero la contradicen en la práctica por ignorar las implicaciones que hay en ella, hay quienes optan por una forma de vida, ciegos a sus efectos. (interpretación por concretización)
3) Decisión tomada por la corte:
R E S U E L V E: PRIMERO: Declarar EXEQUIBLE el literal j) del artículo 2o. de la ley 30 de 1986.
SEGUNDO: Declarar INEXEQUIBLES los artículos 51 Y 87 de la
ley 30 de 1986.
Cópiese, notifíquese, comuníquese a quien corresponda,
publíquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitucional y archívese el expediente. Por medio de la sentencia C- 221 de 1994, la Corte Constitucional replantea el modelo de tratamiento jurídico al consumo de drogas, para predicar que en este campo un derecho penal de corte no podrá irrumpir en este campo de acción del individuo, quedando a merced de éste el consumo o no de esas sustancias. Se ve una nueva forma de ver desde lo jurídico el consumo de estupefacientes en Colombia.
Recuerda la Corte, por ejemplo, cómo la educación y la prevención son
los caminos expeditos para controlar el consumo de estas sustancias, pero no la represión desde el Derecho Penal.
El Estado debe replantear su política de manejo del consumo de
sustancias psicoactivas, buscando alternativas más resocializadoras y grupales que individuales y represivas.
Aquí es donde el derecho, que antes se abandonó a la represión y luego
se retiró en respeto de la autonomía personal, debe comprometerse en la formulación de estrategias de regulación del consumo. Dichas estrategias pueden enunciarse así:
Otorgamiento de mayores responsabilidades al individuo y a sus grupos
naturales de asociación, para que, al asumir el riesgo del manejo de su propia vida, salud, bienes y honra, se asuma en un proyecto personal de consuno con un proyecto social.
Reglamentación del tiempo libre, que permita un mejor manejo de este.
El mejoramiento del manejo del tiempo libre no significa aumentar las horas de producción, entendida esta palabra desde el capitalismo, sino proponer sanos esparcimientos, deportes, lecturas, cultivo de la razón, etc. Se resalta la importancia del estudio sociológico y psicológico del tiempo libre. Un ocio mal manejado predispone la vida al sinsentido absoluto y a la irresponsabilidad.
Disminución del índice de desempleo, pues con los niveles de
desocupación que se tienen hoy día no es extraño ver cómo las clases marginales se asumen en una nueva relación identitaria derivada del consumo de estupefacientes.