De Vicente García Alhelí Filosofía en México.

¿Cuál es la aportación de Melchor Cano a la Teología de la Escuela de Salamanca?

Después de 1525 la teología positiva obra un papel importante en la Escuela de Salamanca,
la renovación del pensamiento teológico permitió que éste cobrara fuerza en las aulas de la
universidad. Para esto fue crucial la aportación de Melchor Cano, ya que es él el teólogo que
reformula el discurso teológico y realiza un tratado de metodología teórica que codifica las
inquietudes epistemológicas lo cual “supondría una renovación total y sin precedentes en la
teología católica.”1

Influenciado por el humanismo, al igual que Vitoria, es capaz de asumir las

aportaciones de esta corriente sin restricciones, por ello aparecen en su obra tanto la filosofía
como lugar teológico y una apertura a la logia y a la nueva tecnología. Unifica y condensa
las principales fuentes de argumentación de la Teología, las cuales sirven como fundamento
para la dialéctica teológica. Afirma que la teología tiene dos tareas: la primera es encontrar
sus principios y la segunda consiste en valorarlos para saberlos utilizar, además señala que
ambas actividades son parte de la acción propia del teólogo “la teología es una ciencia y por
lo mismo establece unos principios obteniendo posteriormente unas conclusiones2

Al ser una ciencia, la Teología requiere de un discernimiento cierto, el cual lo

relacionará con el conocimiento divino, así mostrará que la autoridad de Dios complementa
aquello que el hombre no es capaz de ver. Asimismo, la dialéctica humana, en donde se
cruzan la Retórica, la Oratoria y la Lógica, se convertirá en la herramienta más eficaz del
teólogo, ya que éste se convierte en una figura de referencia obligatoria en la sociedad, mucho
más en la época de la Reforma.

Su obra De Locis Teologias es de suma importancia para la Teología de la época, así

como para su desarrollo posterior, debido a que en dicho texto la concepción teológica de
Vitoria fue reformada y convertida en teoría. Lo que Cano buscaba era el estudiar las fuentes
de donde se debían tomar los argumentos para la demostración teológica, la necesidad de un
método como este es impulsada por el concilio de Trento contra la reforma luterana. Dicho

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2
ibídem
método debía ser firme y sin fisuras, válido en todo el eje católico, es decir, que apuntara a
un sentido de universalidad.

Podemos observar como la obra retrata un interés distinto a los de Soto y Vitoria,
pues estos se habían concentrado en temas de sociedad y teología, poniendo un énfasis muy
especial en la justicia, mientras que lo que trata Cano es la creación de un método que abarque
una reflexión sistemática. “De esta manera, casi se puede afirmar que Cano es ya un segundo
momento en lo que podríamos entender como secuela de Salamanca, en razón de la misma
evolución que podemos determinar en su teología.”3

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