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1 Hijo mío, no te olvides de mí ley, y tu corazón guarde 7 No seas sabio en tu propia opinión; teme a
mis mandamientos; Jehová, y apártate del mal;
2 Porque largura de días y años de vida y paz te 8 Porque será medicina a tu cuerpo, y refrigerio para
aumentarán. tus huesos.
3 Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad; 9 Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de
átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón; todos tus frutos;
4 Y hallarás gracia y buena opinión ante los ojos de 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus
Dios y de los hombres. lagares rebosarán de mosto.
5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te 11 No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te
apoyes en tu propia prudencia. fatigues de su corrección;
6 Reconócelo en todos tus caminos, y él 12 Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al
enderezará tus veredas. hijo a quien quiere.
Introducción
Muchas veces nos sentimos fracasados, que todo nos sale mal, nos dan ganas de dejar todo, de irnos lejos, de iniciar de
nuevo. Sabes que Dios te ama, a pesar de tus malas decisiones. Él quiere ayudarte, quiere corregir tu camino, quiere que
andes por sendas de justicia, de paz, por el camino de los vencedores.
Conflictos personales. Fracaso. Dios nos dirige. Nosotros nos equivocamos, pero Dios siempre conoce la mejor ruta;
confiemos en Su criterio para abrir y cerrar puertas, pues Su plan es perfecto. Confiar, heb. Batach, estar seguro y sin
temor, confiar como Abraham, David, Jesús.
Confiar en uno mismo vs confiar en Dios. El corazón es engañoso, y vana la hermosura. Confiar en uno mismo puede
llevarnos al fracaso. Pedro confiaba mucho en él mismo, pero negó a Jesús. Sin embargo, el amor de Jesús lo restauró, y
lo usó para su gloria. El capitán del barco, cuando llevaban a Pablo a Roma, confío en él mismo, pero Pablo confío en
Jesús. A veces confiamos mucho en nosotros, y las cosas salen completamente mal. Salmo 37:3-5, Confía en Jehová, y
haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. 4 Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las
peticiones de tu corazón. 5 Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.
Cuando andamos por dónde Dios quiere que andemos, no resbalamos ni tropezamos. Él nos hace entender por medio
de su Palabra, por medio del sermón, de la clase bíblica, por eso no te duermas en el sermón, está atento en la clase. Ven
a aprender más de Dios, lee tu biblia cada día. Enamórate de Jesús, de su Palabra, aprende sus mandamientos y espera
sus promesas.
Después de un fracaso en nuestra vida, sigue, pues Dios nos levanta de la caída, nos sostiene y nos dirige para que
podamos continuar.
Dios nos levanta. Dios no quiere que usted se quede derrotado. En momentos de debilidad, permita que Él lo levante.
¿Estás derrotado? ¿Sientes que te faltan las fuerzas? ¿ya no puedes con ese problema? ¿Con la preocupación de tus
hijos, de tu trabajo? ¿Crees que todo te sale mal? No dejes que Satanás te engañe, Dios te ayudará en todo momento, y
principalmente sabe que Dios te tiene un lugar hermoso en el cielo.
Conclusión
Fíate de Dios de todo tu corazón, reconócelo en todos tus caminos, en todo lo que hagas, ese negocio, esa tarea, ese
viaje, esa decisión, en todos esos caminos reconoce que Dios es quien te debe guiar. Él va a quitar los obstáculos, para
que andes por sendas de verdad, por ese camino vivo que lleva al Padre, Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida,
nadie viene al Padre si no es por mí. Él es la puerta y es el camino, él te va a llevar por sendas derechas, camino de
rectitud y de verdad. Sólo confía en Dios. El rey David, luego de pecar tan terriblemente contra Dios, escribió un
hermoso salmo, 51, rogando que Dios no le quitara el gozo de la salvación, que renovara un espíritu recto dentro de él, y
Dios lo perdonó, lo levantó de esa caída tan tremenda y le permitió seguir adelante, pagó las consecuencias, pero fue
levantado. ¿Has pecado? ¿Has caído en adulterio? ¿en hechicerías? Dios te perdona, quiere levantarte, sólo confía en él
plenamente, ya no te apoyes en tu propia prudencia, reconoce a Dios en todo lo que hagas, y él va a enderezar tus
veredas, ese camino por donde vas todos los días. Quiero invitarte a entregar tu pecado, tu derrota a Dios, ven a él y
deléitate en su presencia.