Sie sind auf Seite 1von 2

DOCTORADO EN EDUCACIÓN

Asignatura: Educación y Valores

Dios es simple. Todo lo demás es complejo.


No busques valores absolutos en el mundo relativo de la naturaleza. Albert Einstein

“Naturaleza de los Valores”

En siglo XX o tal vez antes, con dolor, se ha vuelto a poner en tela de juicio nuestras
certezas acerca de la sociedad, la historia, la humanidad. La crisis contemporánea de
los valores ya no es sólo la de los marcos morales tradicionales heredados de las
grandes confesiones religiosas, sino también de los valores laicos que les sucedieron.
La monstruosidad, que dejó su huella en el siglo XX, parece de nuevo amenazar nuestro
futuro. Los valores son una cualidad "sui generis" de un objeto. Los valores son
agregados a las características físicas, tangibles del objeto; es decir, son atribuidos al
objeto por un individuo o un grupo social, modificando su comportamiento y actitudes
hacia el objeto en cuestión.
Se puede decir que la existencia de un valor es el resultado de la interpretación que
hace el sujeto de la utilidad, deseo, importancia, interés, belleza del objeto. Es decir, la
valía del objeto es en cierta medida, atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios
criterios e interpretación, producto de un aprendizaje, de una experiencia, la existencia
de un ideal, e incluso de la noción de un orden natural que trasciende al sujeto.
Ahora bien, el idealismo objetivo considera que el valor existe a pesar del valor. El
Idealismo subjetivo, en contraste, considera que el valor es creado en la conciencia de
los individuos y es por lo tanto que los valores son parte de nosotros. Lo importante es
que actualmente la sociedad ya no creé que los valores son parte esencial del individuo,
pues como se han manifestado en varios contextos los valores se han ido a quien sabe
dónde, simplemente la conciencia ya no es parte de la sociedad. De esta forma, la
naturaleza del valor es objetiva, pero el valor es interpretado subjetivamente por
la conciencia.
Por su parte, la axiología no sólo trata de los valores positivos, sino también de los
valores negativos, analizando los principios que permiten considerar que algo es o no
valioso, y considerando los fundamentos de tal juicio.
A partir de ello me surge una pregunta; ¿Cómo podemos, en este todo poderoso
contexto que parece favorecer la frivolidad de los valores, considerarlos serios?, y es
que parece que en la sociedad mexicana ya nada es serio pues hasta los valores parece
ser que se han desvanecido.
Así pues, Aristóteles consideró las disposiciones morales como un género de la
categoría de cualidad, si bien es cierto que no llegó a tenerlas por absolutamente
relativas.
En todo caso resulta evidente que Aristóteles rechazó el objetivismo platónico e inició
una tradición que, si bien no admite siempre el calificativo de relativista, puede
denominarse subjetivista. Los primeros axiólogos parecieron asumir sin discusión que
el valor posee un carácter subjetivo, e incluso psicológico. Sólo un desarrollo posterior
de la axiología, fuertemente influido por el método y la metafísica fenomenológica,
afirmó el objetivismo de los valores.
Al decir que los valores tienen un carácter subjetivo, o que representan una propiedad
relacional de los objetos, les atribuimos un ser relativo, pero ello no significa que se
consideren cambiantes, o dependientes del sujeto que formula el juicio de valor, al
menos no en todas las formas de relativismo. El relativismo en los valores no niega que
éstos existan, ni que las cosas posean un valor, simplemente defiende que tal valor de
las cosas no puede considerarse independiente de los intereses, deseos, o
sentimientos de los hombres; pero en la medida en que tales intereses, deseos o
sentimientos sean constantes o universalizables, es posible desarrollar una axiología
con pretensiones científicas.
¿Y cómo podríamos desarrollar una nueva axiología en el siglo XXI?. El siglo podría
verse abocado a una extraña contradicción: nunca se habrá dado tanto valor a lo
efímero. Sin embargo, el surgimiento de las sociedades del saber, que tienden a hacer
de la educación para todos y a lo largo de toda la vida no sólo un simple sueño, sino un
“proyecto”, parece prefigurar el desarrollo de un nuevo dispositivo de valores duraderos,
a la vez serios, lúdicos y juveniles. Cuando se desvanecen las fronteras, en la vida
parecen surgir nuevos valores, a la vez cognitivos y prospectivos. Se trata de unos
valores menos heredados que inventados, menos reproducidos que creados, menos
recibidos que transmitidos.
Algunos cognitivistas pensaron que el valor es una propiedad metafísica que no puede,
por tanto, ser observada en la experiencia ni ser objeto de una ciencia empírica. En
general, esta posición se ha asociado con la idea de que el valor es una realidad que
se halla en las cosas mismas, con independencia del sujeto cognoscente o “sentiente”.
Los sentimientos y las impresiones serán los que se encarguen de conducir
psicológicamente al hombre hacia la aceptación de la justicia convencional. De este
modo se convierte la simpatía por el interés público en la fuente de la aprobación moral
y de los valores morales, volvamos a ellos.

Das könnte Ihnen auch gefallen