CURSO DE FORMACION SOCIOPOLITICA 11

CURSO DE FORMACION SOCIOPOLITICA 11

VENEZUELA Y SU PETROLEO
El destino de la Renta
Luis Pedro España

CENTRO GUMILLA
Edificio Centro Valores
Esquina de la Luneta - Apartado 4838
Tlfs. 563.50.96, 563.60.96 y 563.87.94
CARACAS 1010 -A - VENEZUELA
1988
ISBN 980-250-000-3
 Los cambios ocurridos en Venezuela durante los últimos cincuenta años de su historia han sido de unas
dimensiones tales que rebasan cualquier hecho semejante ocurrido en otros países del continente
Latinoamericano.
Venezuela cambió en medio siglo lo que a otras sociedades les costó mucho más tiempo, con su
correspondiente saldo de muertes y conflictos sólo comparable con lo que fue nuestra propia historia del siglo
pasado.
Todos esos cambios, que pueden ser verificados por la cuantificación de las variables clásicas del
desarrollo (urbanización, mortalidad, ingreso per cápita, consumo alimenticio, etc.) entre 1930 y 1980,
muestran el tránsito de un país pobre y atrasado a otro modernizado pero con profundas desigualdades que
hacen coexistir el presente y el pasado.
El petróleo es sin duda uno de los grandes responsables de nuestra actual situación. Al margen de cómo
se le evalúe, no fue sino con petróleo como se ha fraguado nuestra historia reciente.
Sin embargo, los ingresos petroleros o la renta no han sido una categoría externa a nuestra sociedad.
De ninguna manera “las circunstancias" o la pretendida “perversidad oculta del petróleo” es el responsable
de aquello que hoy percibimos como injusto o escandaloso. Más de una vez, con descarada simpleza, se le
achaca al petróleo la supuesta fuente de nuestros males: la corrupción, el facilismo, el derroche y la flojera,
son calificativos que se le atribuyen al petróleo, como origen de nuestros males, cuando son otras las
verdaderas causas.
Preguntarse qué se ha hecho con la renta petrolera desde su aparición puede ser un buen intento para
desmitificar al petróleo. Es un actor social, con intereses y expectativas, quien decide sobre su uso. Hombres
particulares, fechas y lugares son sólo expresiones concretas de todo un sector de la sociedad que ha
decidido qué hacer con la renta petrolera, guiado por un proyecto que, asumido implícita o explícitamente, le
da destino.
El objetivo de este trabajo será entonces describir cuál ha sido el destino de la renta petrolera según los
grandes lineamientos que surgen de los Proyectos Nacionales formulados por aquellos que han hecho uso
del poder del Estado.
Con esto se completa, en dos folletos, el destino y el origen de la renta petrolera, lo que creemos da una
visión globalizante y resumida del problema petrolero en Venezuela. Labor ésta que sólo fue posible con la
ayuda de Ramón Espinasa, estudioso del tema, quien con su asesoría y paciencia en las correcciones
permitió que ambos trabajos estén hoy disponibles para los interesados en conocer sobre Venezuela y su
petróleo.

3
 La palabra renta está muy relacionada con la historia reciente del país. Continuamente decimos o escuchamos decir
que Venezuela es un país rentista. Esta afirmación está asociada a la aparición del petróleo, a principios de éste siglo,
cuando compañías extranjeras de origen europeo y norteamericano llegaron al país con la finalidad de extraer petróleo.
A partir de entonces Venezuela ha contado con una serie de ingresos que provienen del pago que hacían estas
compañías al Estado, dado su carácter de propietario de los yacimientos. A esto se le conoce normalmente con el nombre
de renta petrolera, palabra ésta que, a pesar de ocupar un lugar común en el lenguaje del venezolano, engloba una serie
de elementos que deben ser diferenciados y analizados para acercarnos a su justa comprensión.
En la renta petrolera hay que diferenciar, en primer lugar, dos tipos de procesos: uno tiene que ver con el origen de
la renta, es decir, con los procesos históricos que han venido determinando cuál es la magnitud de la renta percibida por
los países petroleros, entre ellos Venezuela (1); el otro tiene que ver con el destino de la renta y sus repercusiones en la
economía interna del país. Esto último es lo que pretendemos analizar en el presente trabajo.
Hecha esta primera diferenciación, la renta, además, tiene una serie de especificidades en el orden económico que
son particularmente relevantes para el caso que nos ocupa. Por ello antes de adentrarnos en lo que será el estudio del
destino de la renta, debemos reconocer el significado de ella en la economía petrolera.

1.1. Significado económico de la renta

La renta es la retribución o pago que recibe el propietario de un factor productivo particular, como por ejemplo la
tierra, al igual que el trabajador recibe un salario por su trabajo y el capitalista un beneficio por su capital invertido. Así, la
tierra, el trabajo y el capital forman los factores productivos de toda actividad económica. Estos factores productivos no
son más que la representación abstracta y conceptual de los múltiples elementos y relaciones que vemos en cualquier
empresa económica.

Entre estos tres factores, unos adquieren más a desaparecer.

importancia que otros, dependiendo del lugar donde se
inserten, sea en el área extractiva o primaria (agricultura
y minería), sea en la industria o en el comercio y los
servicios.
Para las dos últimas son el capital y el trabajo los
principales agentes de la producción (y por lo tanto es
donde privan los conflictos entre asalariados y
capitalistas), relegando a un segundo plano al factor
productivo tierra. De hecho, en una economía moderna,
con un sector fabril desarrollado y preponderante sobre
los demás sectores, la clase terrateniente tiende
Sin embargo en el sector primario, donde la relación
hombre-naturaleza es directa, el factor tierra y su
retribución (la renta) adquieren importancia, por ser el
acceso a los recursos naturales y las condiciones en que
se encuentran esos recursos quienes determinan, en
buena medida, la productividad de la actividad, sea ésta
un campo de cultivo, una mina o un yacimiento petrolero.
De esta manera es como en las actividades
extractivas los conflictos tierra-capital son los
predominantes, enfrentándose terratenientes
y capitalistas: unos en procura de obtener la mayor renta
posible y los otros por disminuirla.
Los elementos componentes de este conflicto,
entre capitalistas y terratenientes, serán en definitiva los
términos en que se dé el acceso del productor al
yacimiento, a. Acceso al recurso natural:
La renta petrolera, su monto y, por tanto, los
términos de acceso de los productores a los
yacimientos, tomó distintos matices dependiendo del
lugar donde se desarrollara la actividad. Dos escenarios
son relevantes para a- preciar sus diferencias: EE.UU.,
como país precursor de la producción petrolera, y Vene-
zuela, quien representará el potencial petrolero del
Tercer Mundo así como el atraso de sus economías.
Mientras que en EE.UU. la renta tiende a reducirse
en favor de las compañías, en Venezuela la renta
crecerá progresivamente en beneficio del Estado
terrateniente. Si bien lo que explica esto es el desarrollo
mismo de la lucha entre las compañías y los
terratenientes (tierra vs. capital)(2), las formas de
propiedad y el o- rigen de las compañías condicionan el
tipo de acceso otorgado a los productores en estos dos
países.
La propiedad sobre los yacimientos puede ser de
carácter público o privado. En la mayoría de los países
petroleros (en particular Venezuela), a excepción de los
EE.UU. y Gran Bretaña, donde se asocia la propiedad
de un terreno con las riquezas que pueda haber en el
sub-suelo , es el Estado quien monopoliza la propiedad
sobre los yacimientos, independientemente del régimen
de propiedad que impere en la superficie del terreno. Por
otra parte, y dadas las desigualdades de desarrollo
económico, las compañías que extraían petróleo en
EE.UU. eran de origen nacional, mientras que en
Venezuela (y el resto de los principales países
petroleros del mundo) eran compañías transnacionales.
Este carácter público o privado de los yacimientos
y el origen mismo de las compañías petroleras, son
variables que contextualizan los términos en que se da
el conflicto tierra-capital
propio de las actividades petroleras. Por ello, en
EE.UU., donde los propietarios de los yacimientos eran
terratenientes privados y las compañías eran de origen
nacional, las legislaciones fueron favoreciendo
progresivamente el interés de los productores,
reduciendo el nivel de renta y evitando de este modo la
transferencia de beneficios desde los productores
(clase dinámica del capitalismo) a la clase ociosa del
sistema, los terratenientes.
Sin embargo, en Venezuela, al ser los yacimientos
propiedad del Estado y compañías extranjeras quienes
operaban en el país, el Estado iba a tratar de elevar la
renta petrolera al máximo posible una vez que se
tuviera conciencia de la importancia de la renta como
la forma más importante de participación con la que iba
a contar el país petrolero.
Como se ve eran dos procesos distintos. En el
primero (EE.UU) la expansión del capitalismo debía
favorecer al motor económico de esa sociedad: los
productores. En Venezuela, ante la ausencia de una
clase que se incorporara a la actividad petrolera, sería
el Estado, quien en su carácter de terrateniente, partici-
paría del petróleo a través de la renta.
Hecha esta diferenciación sobre los términos en
que se dio el acceso a los yacimientos petroleros en
esos dos escenarios, la renta propugnada por el
terrateniente e impugnada por las compañías puede
dividirse conceptualmente en dos tipos: renta absoluta
y renta diferencial.
a. La renta absoluta
El pago que exige el Estado propietario por el
simple hecho de permitir el acceso de las compañías
al yacimiento, es la renta absoluta. Esta no tiene
criterio específico para la determinación de su monto,
y-por tanto su nivel dependerá del poder que tenga el
terrateniente a la horade negociar con el productor la
cuota de acceso. El poder del terrateniente provendrá
del control que éste tenga sobre los yacimientos y,
además, de lo atractivo del producto en el mercado.
5
 Según lo anterior, el mayor o menor nivel de
renta absoluta está sujeto al control monopólico que
sobre los terrenos tenga un terrateniente. Mientras
mayor sea éste, el propietario podrá presionar más en
favor de una renta más alta.
Históricamente esto ocurrió en los años sesenta,
cuando los principales países petroleros se unieron
en torno a la OPEP, logrando de ese modo el control
de más del 70% de las reservas mundiales de
petróleo. Así fue como al constituirse en un oligopolio
de propietarios los países de la OPEP pudieron
aumentar la renta (a pesar del descenso en los
precios del petróleo) por cada barril de petróleo
extraído en sus territorios. (3)
b. Renta diferencial
La renta absoluta, entonces, no es más que la
cuota que el propietario negocia con el productor por
permitirle el acceso al yacimiento.
Sin embargo, hay otro tipo de renta, y es la que
se deriva de las condiciones naturales de cada
yacimiento y que condiciona la productividad del
mismo. Es decir, un yacimiento petrolero será mucho
más productivo en la medida en que su extracción
requiera de menor inversión de capital y trabajo, y ello
depende de sus características naturales.
Como en la industria petrolera la productividad
natural del pozo es un elemento que contribuye o no
con la rentabilidad de la actividad, la retribución al
propietario de la tierra, el pago de la renta petrolera,
debe considerar (además de la cuota de acceso) esa
posible ventaja que determinados yacimientos le
ofrezcan al productor. Cuando se toma en cuenta la
productividad de un yacimiento en comparación a otro
menos productivo, hablamos entonces de la
existencia de renta diferencial en el primero. Veamos
esto a partir de un ejemplo.
El precio por barril de petróleo está compuesto
por el monto de renta, el beneficio al capital y los
salarios con los que debieron ser retribuidos los
factores productivos (tierra, trabajo y capital) que
permitieron extraer ese barril.
La retribución a cada uno de los factores depende de
múltiples elementos, pero en particular, en el caso de la
renta, ésta es al principio sólo una cuota de acceso, es decir,
se calcula sin ningún otro patrón que el resultado de las
negociaciones entre productores y terratenientes.
Con esto la renta absoluta, los costos de producción
(incluyendo los salarios) más la tasa de beneficio al capital,
darán el precio por barril según un nivel de oferta y demanda
en el mercado petrolero internacional.
Supongamos que un primer cálculo de esas variables dé
como precio de un barril de petróleo dos dólares;
supongamos además que las necesidades de petróleo vayan
aumentando y se necesiten descubrir más yacimientos para
con ellos satisfacer los aumentos en la demanda. Los nuevos
yacimientos que se descubran podrán tener mejores o
peores niveles de productividad natural que los que hasta
ahora han estado operando. Pensemos que los niveles son
mejores, es decir, se requiere de menor cantidad de capital y
trabajo (y por tanto menor remuneración a estos factores)
para extraer el mismo barril de petróleo que en los
yacimientos menos productivos.
Esto hará que se reduzcan los costos y el beneficio al
capital, por ejemplo aun dólar. Como el mismo barril (de igual
calidad) de petróleo no puede costar un dólar en un caso y
dos en el otro, éstos se homogeneizarán a un sólo precio, y,
como los precios del más costoso no pueden bajar porque
sus costos de operación no se lo permiten, y, por otra parte,
la satisfacción de la demanda requiere de la producción de
los dos yacimientos, lo que ocurrirá es que el precio se
mantendrá en 2$/b, aun para aquel que es más barato de
producir.
Esta nueva situación hace que en los yacimientos más
productivos el monto de dinero a repartir entre los tres
factores se haya incrementado el doble, sin que por
contrapartida los factores hayan contribuido el doble para su
producción. Entonces ¿a quién pertenece esta ganancia?
Obviamente el incremento se debe a las diferencias
 entre las condiciones naturales de cada pozo. Por lo tanto
este excedente proviene del factor productivo “tierra”, lo
que hace suponer que debe ser retribuido en renta. Este
fenómeno, que hemos explicado a partir de este extenso
ejemplo, es lo que se conoce como renta diferencial.
La lucha entre las compañías extranjeras y los
Estados propietarios es en un principio por la renta
diferencial. De hecho, toda la historia de Venezuela como
país petrolero, hasta la nacionalización, consistió en una
lucha entre los propietarios del capital y de la tierra por
apropiarse de la renta diferencial que provenía de las
mejores condiciones naturales de los yacimientos
venezolanos frente a los peores yacimientos de EE.UU.,
siendo además estos últimos los que fijaban el precio del
petróleo en el mercado internacional.
La adición de renta absoluta y la porción de renta
diferencial que el terrateniente logra apropiarse en su
pugna con las compañías, es en resumen el monto total
de renta petrolera.
Podríamos decir entonces que cuando el Estado
venezolano exigía más renta de parte de las
transnacionales y argumentaba para ello
la escasez de petróleo y su característica de recurso no-
renovable, lo que pedía era (sin saberlo explícitamente)
más renta absoluta. Pero cuando esgrimía la mayor
productividad de nuestros yacimientos como razón por la
cual debía aumentar la renta, entonces se reclamaba el
derecho del terrateniente de apropiarse de la renta
diferencial que arrojan las mejores condiciones naturales
de producción de los yacimientos venezolanos.
Si bien esta diferenciación entre renta absoluta y
diferencial no es una categoría consciente que utiliza el
Estado venezolano explícitamente en sus luchas por
alcanzar mayores niveles de renta, sus acciones se
ajustan al incremento de estos dos tipos de renta. En
resumen, el crecimiento progresivo de renta (indis-
tintamente del tipo que ella sea) va a representar una
pugna política entre compañías y propietarios de la tierra,
donde el mayor poder relativo que tenga cada uno
inclinará la balanza a su favor. La evolución de esa lucha
ha quedado registrada en lo que es la historia del mer-
cado petrolero internacional por más de 70 años.

1.2. La renta petrolera como transferencia internacional

La renta, como lo hemos dicho, es la ganada que obtiene el propietario del yacimiento por el hecho de permitirle la
entrada al productor al sitio donde se encuentra el recurso. El terrateniente se apropia de un beneficio sin haber invertido
en la actividad o haber creado nuevo valor; por lo tanto, su retribución debe provenir del trabajo de otros que no son ni los
trabajadores directos de la industria ni las inversiones hechas por el capital.
Como la renta termina reflejada en el precio por barril que los consumidores de petróleo deben cancelar, son éstos
últimos quienes finalmente deben desembolsar las cuotas que los países petroleros obtienen de los productores por
concepto del acceso otorgado (renta absoluta) y por la mayor rentabilidad que ciertamente tienen los yacimientos del
tercer mundo (renta diferencial).

Este pago hecho por los consumidores puede
considerarse como una transferencia internacional de
recursos monetarios que estos hacen a los países
petroleros por concepto de renta. Las compañías son el
intermediario en esta transferencia cuando son de o-
rigen externo; cuando las empresas son nacionalizadas
se da un enfrentamiento directo entre el capital
internacional y los países propietarios de petróleo .
Ya hemos asomado la idea de que el nivel que
alcanza la renta es producto de un proceso histórico que
está condicionado por múltiples factores; los más
importantes serían:

7
 1. La conciencia que las élites de cada país
petrolero .desarrollen sobre la renta, al entender que el
cobro de una renta será la forma más importante con la
que contará el país para insertarse a una actividad que le
es ajena, dada la disparidad de desarrollo económico
entre el productor y el país terrateniente. Por otra parte,
del aumento de la renta dependerá el crecimiento y
desarrollo de los países petroleros.
2. El fortalecimiento de los principales países
petroleros del mundo (los situados en el Golfo Pérsico)
como Naciones-Estado, libres de ataduras*coloniales
que le impidan desarrollar su conciencia nacional (tal y
como lo hizo Venezuela después de iniciada la actividad)
y por tanto su interés de participar del negocio petrolero
a través de la renta.
3. Por último, la alianza entre los principales
propietarios de los yacimientos del mundo, en la OPEP,
pudo estructurar un oligopolio de propietarios que dio por
resultado el control por parte de la organización de 2/3
partes de las reservas mundiales, con lo cual estuvieron
en capacidad de exigir más y más renta.
La evolución de estos tres elementos culminó
en 1973, momento en el cual la OPEP logró el control en
la producción de sus yacimientos, quedando las
compañías sólo como ejecutores de las decisiones de los
países petroleros. A partir de esta fecha, entonces, la na-
cionalización de las compañías extranjeras fue un
proceso inevitable. Ahora, productor y terrateniente serán
ambos de origen nacional y por tanto percibirán dos tipos
de remuneración: la renta por ser propietario y las ganan-
cias por ser productor.
El control oligopólico de los Estado petroleros,
organizados en la OPEP, sobre el principal recurso
energético del mundo, les permite seguir imponiendo una
renta a ser pagada por los consumidores de petróleo sin
la presencia de las compañías extranjeras como interme-
diarias en este proceso.
La renta y su nivel dependerán en la actualidad de
cuánto más por encima de los costos de operación y de
la ganancia media del capital estarán dispuestos a pagar
los consumidores de energía. Este techo parece
depender de los costos actuales de otras fuentes de
energía como el carbón, la energía solar, nuclear, etc.

1.3. Una pregunta: el destino de la renta

Hasta aquí hemos analizado conceptualmente lo que significa la renta petrolera dentro de las relaciones del mundo
capitalista. De alguna manera con esto se pretendió dar una visión de la renta en términos teóricos. Pero lo que aquí
vamos a desarrollar es la discusión sobre lo que se ha hecho con la renta petrolera a lo interno del país desde por lo
menos 1936 hasta hoy (la magnitud de esos ingresos aparece en el cuadro No 1).(4)

La renta petrolera quien la recibe es el Estado
venezolano en su condición de propietario; es decir, les
pertenece a todos los venezolanos; sin embargo su
destinatario es un sujeto concreto, particular. A la mayoría
de los venezolanos el Estado no nos entrega anualmente
"la parte de renta que nos corresponde”; pero no por ello
la renta deja de tener un destino. Ciertamente la renta
petrolera ha ¡do a manos de distintos sectores de la
sociedad, favoreciendo más a unos que a otros, en
procura de lograrla modernización de Venezuela. A-
sí, aunque no se aprecie con claridad quiénes han sido
los destinatarios concretos de la renta, el deseo de las
élites (encargadas hasta a- hora de decidir sobre esto)
de modernizar al país según una lógica capitalista ha sido
el criterio que ha privado para decidir cuál es el destino y
a través de qué mecanismos se hará su distribución.
La rentase distribuye a través de varios me-
canismos, y, aunque sobre esto volveremos con más
detalle, es bueno mencionarlos de un vez: 1. El
Presupuesto Nacional (los gastos
Cuadro No. 1

INGRESOS DEL ESTADO: PETROLEROS Y TOTALES (1936-19840 -en millones de bolívares-

Años Ingresos Ingresos Porcentaje del Años Ingresos Ingresos Porcentaje
Totales Petroleros Totales Petroleros
Petrol. del Petrol.
1936 232 64 27.59 1961 5792 3129 54.02
1937 303 82 27.06 1962 5910 3103 52.50
1938 336 119 35.42 1963 6597 3474 52.66
1939 349 110 31.52 1964 7133 4654 65.25
1940 329 98 29.79 1965 7265 4720 64.97
1941 360 122 33.89 1966 7751 4912 63.37
1942 287 88 30.66 1967 8539 5666 66.35
1943 319 139 43.57 1968 8775 5791 65.99
1944 534 434 81.27 1969 8661 5443 62.84
1945 660 398 60.30 1970 9496 5708 60.11
1946 843 416 49.35 1971 11634 7643 65.70
1947 1262 600 47.54 1972 12187 7884 64.69
1948 1776 1017 57.26 1973 16048 11182 69.68
1949 1976 1079 54.61 1974 42557 36448 85.65
1950 1917 886 46.22 1975 40880 31655 77.43
1951 2267 1258 55.49 1976 38107 28024 73.54
1952 2408 1347 55.94 1977 40474 29421 72.69
1953 2534 1420 56.04 1978 40123 25810 64.33
1954 2632 1408 53.50 1979 48339 33377 69.05
1955 2970 1619 54.51 1980 62697 45331 72.30
1956 4371 2905 66.46 1981 92672 70885 76.49
1957 5405 3612 66.83 1982 78247 49223 62.91
1958 4706 2560 54.40 1983 71797 40546 56.47
1959 5442 3103 57.02 1984 99181 60561 61.06
1960 4968 2892 58.21 1985 107857 62103 57.58
FUENTE: MOMER.B. "La renta petrolera y su distribución", p.30

anuales del gobierno), que es el modo directo de
introducir la renta en la economía nacional; 2. El subsidio
al tipo de cambio de la moneda nacional con respecto a
las extranjeras (específicamente el dólar), con el que se
pretende favorecer la importación de bienes para la
industrialización; y 3. El subsidio al Impuesto sobre la
Renta, como una fórmula para permitir la acumulación y
estimular la inversión.
Los mecanismos van dirigidos a favorecer a un
sector de la sociedad preferencialmente sobre otro. La
burguesía nacional y un asalariado que sea a su vez
consumidor de los productos nacionales, serán en
general dos posibles destinatarios de la renta. Ahora,
decidirse
sobre lo anterior requiere trascender el hecho económico
mismo para encontrar la respuesta en el mundo político.
La razón de esto se encuentra en que la lógica
capitalista supone que la distribución dé la riqueza es
proporcional a la contribución que estos sectores
(capitalistas, trabajadores y terratenientes) han hecho en
el acto productivo mismo. Pero la actividad productiva del
petróleo era realizada por relaciones económicas que no
formaban parte de la dinámica interna del país. Sólo la
renta le corresponde al Estado por su carácter de
propietario. Si bien, en el origen el cobro de una renta
podía explicarse como una remuneración al factor
productivo
tierra, su destino sólo podrá ser explicado y justificado en
base a una legitimación política, ya que las fuerzas
productivas nacionales estaban ausentes del proceso.
La historia de la distribución de la renta (su destino)
comprende dos aspectos: 1. El planteamiento político de
lo que debe hacerse con la renta, es decir, la propuesta
de los Proyectos Nacionales que en estos últimos años
(1936-76) han elaborado las élites que han hecho uso del
poder del Estado que centraliza la renta y; 2. Los
mecanismos utilizados para la distribución de la renta
según el Proyecto Nacional vigente en cada momento.
El análisis de esto, dividido en cuatro apartados, es
lo que ocupará el espacio de esta entrega.
 Iniciar la discusión sobre lo que ha sido el destino de la renta petrolera en Venezuela, pasa por entender los términos
en que se dieron las relaciones entre las compañías extranjeras y el Estado venezolano. Paralelamente al proceso de
definición en las relaciones compañías-Esta- do, se da también el proceso discursivo de qué hacer con la renta petrolera,
es decir, cuál de los sectores de la sociedad venezolana será el destinatario último del ingreso petrolero.
La elaboración como tal de Proyectos Nacionales que formulen cuál debería ser el legítimo destinatario de la renta
petrolera, no aparecerá hasta que el desarrollo de la actividad petrolera en el país, a través de compañías extranjeras,
muestre la importancia del petróleo como un sector productivo generador de riqueza.
De hecho, la clase dirigente del país no verá las dimensiones que adquirirá la industria hasta por lo menos finales de
los años veinte, donde por primera vez el café es desplazado por el petróleo como principal producto de exportación. Será
entonces, a partir del momento en que se perciba al país como petrolero y que se encuentre una forma de inserción en
esa actividad, cuando se comenzarán a formular planes y propuestas, dada la nueva situación creada por el petróleo.

2.1. Las transnacionales y la conciencia nacional del petróleo

Las compañías extranjeras transnacionales, europeas y norteamericanas, comenzarán a explorar y explotar los
yacimientos del territorio venezolano a partir de 1907, según convenios de concesión que entregaba el Estado a estas
compañías sobre los terrenos donde se presumía había petróleo.

La legislación venezolana de minas que regía para
estos primeros años y que regulaba los términos en los
cuales se otorgaban las concesiones, preveía el bajo
impuesto de explotación (así se llamaba a la renta
petrolera) de cuatro a cinco bolívares sobre tonelada de
petróleo extraído. Con esto las leyes venezolanas
pretendían favorecer ampliamente al productor directo
(quien aportaba capital y contrataba trabajo), más que al
ausente propietario de los recursos naturales. Esta inten-
ción de las primeras leyes de minas del país se ve en la
exposición de motivos de la ley de minas de 1909:
“...la bondad de una ley de minería ha de a- preciarse
por la mayor seguridad que se dé a los explotadores
en su concesión; por la extensión de la libertad que se
les conceda
para obrar, pues cuantas menos trabas mejor... ”(5)
Finalizada la Primera Guerra Mundial (1917), el
interés por el petróleo venezolano se incrementará por
parte de las economías desarrollada§, debido a que en
el transcurso de la guerra el petróleo mostró toda su
importancia como recurso energético estratégico para las
grandes potencias.
El afán por el control de los territorios donde se
presumía había petróleo, se tradujo en u- na fuerte
competencia entre las principales compañías petroleras,
las que a su vez representaban los intereses de
abastecimiento de sus países de origen: Holanda,
Inglaterra y E- E.UU. La competencia entre compañías
(que se expresó en mayores y mejores ofertas a favor del
Estado venezolano, en procura de obtener
 la concesión) hizo que las élites gobernantes
comenzaran a ver en la actividad petrolera algo más que
una mera inversión extranjera que podía dar algunos
escasos recursos, como había ocurrido en el pasado con
la entrega de otras concesiones mineras (explotación del
asfalto, por ejemplo).
El petróleo comenzará a verse, dada su apetencia
creciente por parte de los países industrializados, como
una fórmula para incrementar la capacidad financiera de
la economía nacional.
2.2. La renta como forma de participación
A la actividad que estaban desarrollando las compañías extranjeras en Venezuela, el país no podía integrarse de la
misma forma como lo hacían éstas y sus países de origen, es decir, a través de la producción de petróleo y consumo
respectivamente.
Producir y consumir petróleo, supone la existencia de una industria moderna que técnicamente haga posible la
extracción y refinación del petróleo, con el fin de abastecer energéticamente a una economía industrial productora de
bienes manufacturados.
Venezuela, por carecer de una dinámica
económica moderna, no podía integrarse a la industria
ni como consumidor ni como productor. El desarrollo de
una estructura fabril era el primer paso antes de
participar en la industria en términos semejantes a como
lo hacían las compañías y sus países signatarios.
De este modo, el cobro de una renta petrolera por
ser el país propietario del recurso natural, será la forma
como Venezuela podía sacar provecho de una actividad
que en términos estrictos le era ajena. Esta va a ser
entonces la forma más importante cómo el país
participará del negocio petrolero por lo menos desde
1920 hasta 1976.
Ahora el interés del propietario del suelo estará por
encima del interés del productor directo (a la inversa a
como decía la ley de 1909). Según esto, la legislación
minera anterior a la aparición del petróleo, debía
reformularse, buscando ahora el reconocimiento
legítimo del derecho del propietario de cobrar una renta
del suelo.
En esto consistió la disertación de Torres. Para él,
y tal como ocurría con la producción de
Quien inicia el debate sobre cómo integrar al país a
la industria petrolera, manejada por y para los capitales
extranjeros, va a ser el entonces Ministro de Fomento
Gumersindo Torres. Este, refiriéndose a las legislaciones
de minas de los EE.UU., propulsará la primera legislación
específicamente sobre petróleo que se formuló en el país
(1920). Esta ley de hidrocarburos significó la síntesis del
debate de cómo participaría el país de la actividad
petrolera.
petróleo en EE.UU., el productor directo que operaba en
yacimientos privados o del Estado, debía cancelar una
renta que podía variar dependiendo de los acuerdos y
arreglos entre el productor y el propietario privado del
suelo.
De inmediato surge una pregunta: ¿quién sería el
beneficiario inicial de la renta o a quién se le debe pagar la
renta, al propietario privado de un terreno en el que
eventualmente se esté extrayendo petróleo o al Estado?
En otras palabras, ¿quién es el propietario de las riquezas
del subsuelo venezolano?
Desde hacía ya algún tiempo y siguiendo la tradición
de las legislaciones de minas europeas, las leyes
venezolanas otorgaban al Estado la propiedad del
subsuelo y sus riquezas, quedando bajo propiedad privada
sólo la superficie del terreno. Por lo tanto, el beneficiario
inicial de la renta petrolera debía ser aquel que era dueño
del yacimiento.
Por el régimen de propiedad propio de los EE.UU., el
propietario de la superficie lo es a su vez del subsuelo, de
modo que las compañías petroleras que operaban en
parcelas privadas de ese país debían cancelar una renta al
propietario
 particular y, además, pagar el impuesto normal que
cualquier empresa entregaba al fisco. De esta situación,
que se presentaba en el país precursor de la
explotación petrolera, Torres tomará el ejemplo y tratará
de reconocerle algún derecho, como beneficiario de la
renta, al propietario de la superficie.
La entrega de renta a favor del terrateniente
privado, no se debe interpretar como una fórmula
ensayada por el Ministro para aumentar la riqueza de
éstos. Quizás la idea que subyace es que estos
terratenientes podrían convertirse en la futura clase
capitalista del país, ya que dispondrían, gracias a la
acumulación de la renta, de capitales con los cuales
invertir en otras áreas productivas, como por ejemplo la
agricultura.
A esta tesis de Gumersindo Torres se opondría
otra, la del Presidente del Banco de Venezuela, Vicente
Lecuna. Para éste último la renta debía ser apropiada
por el Estado, dado que éste es el auténtico propietario
de los yacimientos.
La fuerza de las circunstancias del país favorecerá
la tesis de Lecuna. El que la renta se hubiese distribuido
entre los terratenientes no hubiera garantizado su
inversión y estimulado la productividad nacional. De
hecho, el terrateniente venezolano distaba mucho de
ser el empresario emprendedor de otras latitudes; de
allí que, de ser el dueño de la parcela el destinatario
inmediato de la renta petrolera, la inversión de ese
capital hubiese sido muy dudosa (6). Pero si la renta se
concentraba en manos del Estado había más garantías
de que ésta fuera puesta al servicio de la
modernización' del país, lo que efectivamente ocurrió a
través de los proyectos y mecanismos de distribución
de la renta, que veremos más adelante.
Con esto quedaron definidos dos primeros
aspectos sobre el destino de la renta:
1. El país debía obtener una renta del suelo por
permitirle a las compañías extranjeras la extracción de
petróleo.
2. Esa renta petrolera debía ser cancelada al
Estado venezolano por su condición de propietario.

2.3. Una primera propuesta: Alberto Adriani (1931-1936)

El café representó para Venezuela el principal producto de exportación, casi desde el nacimiento mismo de la
República. La historia económica del s.XIX, sus auges y crisis, estarán asociados (en parte) a los vaivenes de los precios
del café en el mercado internacional. Ciertamente cada crisis del café desencadenaba más conflictos en la ya inestable
situación política de una sociedad que buscaba consolidarse como nación.

Con la aparición del petróleo y la participación
del país a través de la renta, el futuro de las
relaciones políticas económicas y sociales de
Venezuela se verán trastocados en unas di-
mensiones que no podrán ser previstas en lo
inmediato y menos aún en estos primeros años.
Alberto Adriani (personaje influyente en el
gobierno de López Contreras como Ministro de su
gabinete) propuso un proyecto para sacar al país del
atraso en el que se encontraba. Para él, el futuro de
Venezuela se encontraba en el desarrollo del agro y
no en el petróleo.
A inicios de los años treinta la economía del
café entrará en un gran declive del cual no saldrá más;
las causas de ello son los problemas que se derivaron
de la Gran Recesión de 1929 para colocar el café en el
mercado internacional, fenómeno éste que coincidió con
el auge del petróleo en esos años.
a. La Gran recesión de 1929
Conocida como la mayor recesión que ha vivido el
capitalismo mundial en todos los tiempos, esta caída de
las economías industrializadas (principales
compradoras de las materias primas que exportaban los
países latinoamericanos)
hizo que descendieran abruptamente sus compras en el
exterior, lo que se traducirá en una crisis para los países
del continente debido a “no tener” a quién venderle sus
productos de exportación.
Por su parte, la industria cafetalera en Venezuela se
encontraba muy atrasada en comparación a otros países
igualmente dependientes del café, como era el caso de
Brasil. Sus métodos de producción consistían en técnicas
tradicionales, lo que le restaba competitividad a la
producción nacional en un mercado internacional ya
deprimido.
b. Auge del petróleo
En comparación a la precaria situación del café, el
petróleo logró una rápida expansión en pocos años,
debido principalmente a causas exógenas; entre ellas, y
quizás la más importante, la Primera Guerra Mundial. El
rápido crecimiento de la actividad petrolera en Venezuela
permitió que, llegados los años de la Recesión Mundial,
la industria ya estaba bastante desarrollada en el país.
Estas dos causas llevarán a que el café pierda
progresivamente toda importancia como actividad
generadora de divisas, para darle paso al petróleo.
Los importantes cambios registrados en la transición
hacia el país petrolero van acompañados de otros a nivel
político, tras la muerte de Gómez. De esta forma, a partir
de 1936 se abre un intenso debate con el fin de proyectar
un rumbo a la sociedad venezolana y a la economía en
particular, debiendo otorgarle un puesto al petróleo en el
contexto de este debate.
El pensamiento de Alberto Adriani muestra un primer
intento por interpretar la economía nacional y de diseñar
un proyecto de lo que ésta debería ser, insertada dentro
del objetivo de modernización capitalista que, de aquí en
adelante, va a caracterizar a todos los Proyectos
Nacionales que veremos.
El proyecto de Adriani puede resumirse en los
siguientes puntos:
a. La agricultura como pilar de la economía
Adriani verá en la agricultura la base de la economía
del país. Si bien considera que su nivel de atraso
conspiraba para este fin, sólo en ella y en su desarrollo la
estabilidad y crecimiento económico estaban
garantizados.
“Es en el campo de la agricultura donde se abren amplias
oportunidades de actividad y de riqueza para el país,
mediante la modernización y perfeccionamiento de los
cultivos actualmente practicados y la introducción de
otros nuevos. Ya se ha indicado lo que se podría hacer
con la industria cafetalera. El cacao es otro de los cultivos
que podría tomar incremento (...) También podría
extenderse el cultivo del tabaco (...) Las maderas, el
caucho, el chicle, el balatá, etc., constituirán durante
mucho tiempo u- na partida importante de nuestras
exportaciones. (...) Sobre estas bases podría de-
senvolverse una industria agrícola floreciente, capaz de
asegurar un alto nivel de vida a nuestra población...’’(7)
Su tesis consistía en el aumento, diversificación y
modernización de la economía agrícola. Para ello se
necesitaba la superación de ciertas trabas que hacían a
la producción agrícola ineficiente e incapaz de sortear las
dificultades que la situación de un mercado internacional
en depresión imponía.
Así, buena parte de su trabajo, bien fuera desde los
cargos que ocupó en el gobierno o desde sus artículos
de prensa y cartas, iba dirigido a formular propuestas
tendientes a modernizar y diversificar al sector agro-
exportador.
b. Su visión del petróleo:
Para Adriani, el petróleo no era más que u- na
actividad efímera, en base a la cual no podía sustentarse
el futuro del país. En primer lugar porque ella no dependía
de las fuerzas de la economía nacional, sino de enclaves
extranjeros, lo que nos hacía dependientes de
sus decisiones y criterios; y, en segundo lugar, porque
consistía en una actividad minera, la cual tarde o
temprano llegaría a su fin, dejando entonces al país igual
o peor a como se encontraba antes del descubrimiento
de la mina. No sería más que un sueño pasajero de rique-
za que al agotarse haría renacer nuestras viejas y nuevas
carencias.
"No debemos equivocarnos en la apreciación de
los cambios que han seguido al auge de la industria
petrolera en Venezuela; esta industria es precaria;
está en manos extranjeras; es, desde el punto de vista
económico, una provincia extranjera enclavada en el
territorio nacional, y ejerce una influencia
relativamente insignificante en la prosperidad
económica de nuestro pueblo. No insistamos sobre lo
del petróleo... "(8) Con estas dos posiciones, Adriani
veía sólo en el desarrollo de la actividad agro-
exportadora la forma cómo Venezuela podía superar sus
carencias económicas. El petróleo era, como tantas otras
“Fiebres del Oro”, sólo una riqueza pasajera que
culminaría con el agotamiento de los yacimientos o con
el abandono de la actividad por parte de las compañías
extranjeras.
Si bien ya para 1935-36, la riqueza petrolera
comienza a dar sus primeros impactos de abundancia en
la economía interna, su uso en consumo suntuario ya se
observaba. Según su posición y sin esconder visos
xenofóbicos: "En general, el latinoamericano, al
adquirir
un capital más o menos considerable, se preocupa
sólo en transformarlo en cosas de uso de lujo, y en
goces y otros empleos extraeconómicos. La persona
que ha acumulado el capital, o en todo caso, sus hijos,
se retiran a su pueblo, a la capital o a París, a vivir de
sus rentas, y desertan la producción” (9)
En Venezuela se había abierto una alternativa
distinta (al tradicional sector agro-exportador) a través del
cual adquirir divisas. Sin duda, de no haberse iniciado la
explotación pe: trolera y con ella la inserción del país a
través de la renta, el proyecto de Adriani hubiera sido la
única salida del país para su modernización. Pero esta
otra alternativa (el petróleo) existía y, lo que es más,
progresivamente sus dimensiones superaban cualquier
expectativa hecha en base a la explotación agrícola. De
allí que el proyecto de Adriani, en lo que se refiere a su
indiferencia hacia el petróleo, quedará de lado.
En los años siguientes la idea de Adriani sobre la
actitud productiva más que consumista que debe existir
en la población y en el destino del excedente venido de
los productos de exportación, prevalecerá; sólo que ahora
la renta petrolera no podía ser ignorada, pasándose así a
una reinterpretación del proyecto original de Adriani, pero
ahora en términos de la necesaria vinculación entre renta
petrolera y economía interna.
15
 La inserción de la actividad petrolera a través de la renta y el progresivo desarrollo de la industria, se tradujo en que
los ingresos fiscales por concepto de petróleo aumentaran 6,7 veces entre 1926 y 1938, mientras que los ingresos
provenientes del resto de las actividades de la economía sólo crecieron el doble para ese mismo período. Por otra parte,
ya desde 1935 los ingresos petroleros representaban por sí solos más de la mitad de los ingresos fiscales totales del país.
De este modo, el petróleo no sólo había desplazado en importancia al resto de las fuentes de ingresos del país (en
particular la agro exportación), sino que además le había otorgado al Estado un potencial financiero nunca antes visto en
la historia republicana. Venezuela contaba por primera vez del excedente necesario para intentar avanzar en un proyecto
de modernización siempre y cuando las condiciones políticas y sociales lo permitieran.

3.1. El capitalismo en Venezuela: el destino deseado (1936-1945)

A partir de 1936 el proyecto de Adriani, quien simplemente había dejado de lado la actividad petrolera otorgándole
un papel efímero en la economía nacional, ya no podía seguir sosteniéndose. La importancia del petróleo era evidente y
de ningún modo se debía excluir de los planes de desarrollo; sin embargo, algunas de sus ideas fundamentales serán re-
interpretadas por otros ideólogos de nuestra historia contemporánea.

A raíz de la muerte del dictador Juan V. Gómez
(1935), las fuerzas políticas del país aparecen en escena
y, dentro de un marco de ciertas libertades, se inicia el
debate de qué hacer con la renta petrolera, es decir,
cuál será su destino. En los años que van de 1936 a 1945
un discurso se impone, y es el de Arturo Uslar Pietri.
a. Carácter de la renta y su destino:
Uslar definirá a la renta petrolera como un capital en
sí mismo, obviando el proceso productivo que le da
origen:
" El petróleo no es ni una cosecha ni una renta, sino el
consumo continuo de un capital depositado por la
naturaleza en el subsuelo. ”(10).
Al entender al petróleo como un “capital natural”, su
destino no puede ser otro que la in
versión o, lo que es lo mismo, debe destinarse a la
generación de nuevos capitales. Esta visión, plenamente
identificada con la lógica del capitalismo, se ajusta a la
idea de que el capital de una economía debe reproducir
más capital o, al menos, en la misma proporción de lo
invertido; en caso contrario, de consumirse el capital y no
haberse creado riqueza con él, la economía se ha
descapitalizado teniendo nuevos capitales que
reproducir lo perdido.
En términos concretos Uslar lo que propone es que
el Estado canalice los ingresos petroleros, a través del
gasto público, a la inversión de este "capital natural”
(renta petrolera) en la creación y consolidación de un
aparato industrial capaz de producir bienes y servicios
con los cuales satisfacer las necesidades de la
población. De aquí la frase: sembrar el petróleo.
Destinar la renta a la inversión lleva a que el
Estado financie, a través de créditos y transferencias,
el desarrollo del sector empresarial privado. Esto no es
más que crear una clase burguesa desde el Estado (la
cual propiamente no existía) para que ella fuera la
encargada de consolidar la estructura industrial del
país. En resumen, el Estado debía distribuir... "... sus
ingresos en fomentarla vida económica privada, en
subsidios a industrias, créditos a la producción, y
ayudas y primas a la exportación. Esta forma de
inversión es la que virtualmente podría alcanzar a un
mayor número de venezolanos y la única que tiene la
posibilidad de introducir modificaciones importantes en
el cuadro desolador de nuestra dependencia."(11)
Es en las supuestas características intrínsecas
que Uslar le atribuye al petróleo donde se encuentra la
base justificadora de la inversión como destino. Si la
renta puede entenderse como un "capital natural”,
entonces éste le pertenece a quien es propietario del
capital en una economía de mercado, es decir, a la bur-
guesía. Por tanto este destino, que se deriva (o
legitima) desde la percepción de su origen, no podía
ser otro que la inversión del ingreso petrolero por parte
de la incipiente burguesía nacional.
Estas interpretaciones que hace Uslar en cuanto
al origen y destino de la renta caen en una
contradicción de cierta magnitud. La renta, tal y como
lo vimos en el capítulo 2, tiene un primer destinatario,
y éste es el Estado venezolano, dado su carácter de
propietario; por tanto, en el origen la renta es un bien
público y colectivo. Uslar no cuestiona la propiedad del
Estado sobre los yacimientos; bien entendía que sólo
a unidad que representaba el Estado y su soberanía
permitiría obtener el máximo nivel de renta posible de
la compañías.
Si bien en el origen la renta es un bien público, en
el destino se convertía en un bien privado, más aún, en
propiedad de un sector específico de la sociedad. Por
entender al petróleo como un "capital natural”, Uslar
puede pasar de asumir al petróleo como algo colectivo
en su origen a considerarlo un capital privado
en su destino, categorías éstas por lo demás
excluyentes dentro de las ideologías de la economía
política.
Llegados aquí, cabe hacer un primer juicio de este
Proyecto Nacional. Al entender la renta como un
"capital natural”, la conclusión es que éste debe ser
invertido y no consumido (aspecto éste último sobre el
que volveremos más adelante); en el mismo sentido se
está dejando fuera de la distribución de la renta a todos
aquellos que no participan en la dinámica económica a
través de la inversión, es decir, a los trabajadores, a
pesar de que éstos son mucho más numerosos.
Entonces ¿la propuesta de Uslar no deja de lado a los
grandes grupos nacionales y, por consiguiente, no se
pretende con esto beneficiar a las élites?
En cierta forma lo anterior puede contestarse con
una afirmación; pero las cosas no son tan simples.
En el pensamiento de Uslar, firme creyente de la
virtudes del capitalismo, el destinar la renta a la
inversión permitiría la creación de empresas e
industrias, cuya riqueza se distribuiría en forma de
sueldos y salarios a los obreros de tales industrias, y
podría “alcanzar a un mayor número de venezolanos”.
Sin caer en la discusión de la verdad o no de tales su-
puestos (discusión ésta que nos llevaría muy lejos
rebasando nuestro objeto de estudio), sólo podemos
referirnos a las dudas que se presentan sobre las
"virtudes” de destinar la renta preferencialmente a la
inversión, cuando cincuenta años de esta práctica dan
por saldo un país donde la brecha entre las clases se
ha pronunciado.
Ahora bien, el destino de la renta a la inversión no
se justifica solamente por los “beneficios” que ella
reporta, sino también por los “males que se evitan” al
no destinar la renta al consumo; en otras palabras, al
aumento en los salarios y al mejoramiento en las
condiciones de vida de la población.
b. El trabajo productivo
Buena parte de la preocupación de Uslar
 tiene que ver con las actitudes facilistas y poco ajustadas
a las virtudes del trabajo que la renta petrolera podía
desencadenar en la sociedad venezolana.
Esta idea, ya asomada por A. Adriani, se basaba en
que, al disponer el país de una riqueza tan abundante
como el petróleo y al no provenir ésta de las relaciones
económicas internas del país, el peligro de que la riqueza
fácil corrompiera a la sociedad siempre estaba presente.
Para Uslar todo ingreso adicional que recibiera una
persona, institución o país, que no se derivara del
esfuerzo que precede al ingreso mismo, lleva al
despilfarro.
De esta forma en la medida en que el ingreso
petrolero se destinara al consumo, lo que se estaba
haciendo era corromper a la sociedad y su capacidad de
"sacrificio” en favor del bienestar. Negar la posibilidad de
que el petróleo se destine a solucionar en el corto plazo
las
carencias de la población, dado el prejuicio moral que ello
implicaba, es otra forma de argumentar en favor de la
inversión como único destino posible de la renta petrolera.
En palabras de Uslar:
"El verdadero mal, el mal casi irreparable, (...) está en que
(...) se ha pervertido, Dios sabe hasta qué profundas
fibras, el sentido de economía del pueblo venezolano. Se
le ha enseñado, en todas sus capas sociales, a desdeñar
el trabajo por el maná, a pensar en términos de magia y
no de contabilidad, a perderla noción de los precios, de
los costos y del equilibrio económico...”(12)
Este tipo de comentarios serán frecuentes en Uslar
Pietri, en particular cuando se encuentra en la oposición,
a partir de 1945, cuando la Revolución de Octubre
deponga el gobierno de Medina y se inicie un nuevo
Proyecto Nacional algo distinto al propuesto por Uslar.

3.2. Un recurso de todos, un destino para todos (1945-1948)

Durante el gobierno de Medina Angarita, Uslar Pietri tuvo significación y relevancia como ideólogo de ese régimen.
De hecho sus ideales se habían hecho sentir al variarse las cantidades asignadas del Presupuesto Nacional, del gasto
corriente y de inversión.
Ciertamente, y como se observa en el gráfico N91, a partir de 1941 los gastos de inversión del presupuesto de
gobierno muestran un aumento a costa de los gastos corrientes. Así, mientras el primero crece 27,27% anualmente entre
1941 -1944, el segundo tiene una tasa de crecimiento negativa de -2,94%. Al seguir observando estos datos, vemos cómo
a partir de 1945, momento para el cual llega Betancourt al poder, ambas curvas crecen exponencialmente, y se favorece
más al consumo que a la inversión; esta diferencia entre ambos alcanza los 778 millones de bolívares, dado que el gasto
corriente superaba el 75% del presupuesto total de 1948.

Estos cambios fueron el resultado de la a- parición
de un nuevo Proyecto Nacional, inaugurado por
Betancourt y fortalecido gracias al aumento de los
ingresos petroleros que recibió Venezuela en esos años,
dada la expansión de la industria petrolera luego de
pasada la II Guerra Mundial
a. De la oposición al gobierno:
Los espacios políticos abiertos en los gobiernos que
siguieron a la dictadura gomecista,
permitieron que en el país se organizaran grupos
políticos, de las más variadas corrientes ideológicas,
quienes continuamente participaban del debate político
nacional con sus críticas y propuestas de lo que debería
ser el destino de la renta así como los contenidos de un
nuevo Proyecto Nacional.
Como vimos, los gobiernos anteriores a 1948
propugnaban la siembra del petróleo, entendida ésta
como la utilización del ingreso petrolero para crear y
aumentar la capacidad productiva del país; en otras
palabras, destinar la
 G R A F I CO 1
E V O L U C I O N D E G A S TO C O R RI E N T E V D E I N VE R S I O N E N L O S P R E S U P U E S T O S N A C I O N A L ES D E S D E
1936- 1948

renta exclusivamente a la inversión.
Sin embargo, este proyecto pasaba por alto la
situación de miseria en que se encontraban las mayorías
nacionales. Los grandes problemas de salud, vivienda,
educación, alimentación, etc., mostraban un país pobre y
atrasado, situación que contrastaba con los altos in-
gresos que recibía el Estado por concepto de renta
petrolera. El malestar que esto generaba va a ser la base
sobre la cual se apoyará la o- posición a Medina, que
culminará con el Golpe de Estado de 1945 y la llegada de
Betancourt y su partido Acción Democrática.
El contenido político y programático de este partido,
en su lucha contra los gobiernos militares, se engloba en
la formulación de un nuevo Proyecto Nacional que a la
postre tuvo oportunidad de ejecutar. Sus puntos centrales
eran:
1. La miseria del país es en buena parte producto del
lucro desmedido de las empresas petroleras extranjeras,
quienes se han instalado en el país para extraer la
riqueza que le pertenece al pueblo, dando a cambio un
nivel de renta que nunca se compadece con los enormes
beneficios que ellas obtienen por operar en el país.
2. Los responsables nacionales de la situación
anterior son los gobiernos militares. Al estar el Estado en
manos de una élite, no puesta en el poder por voluntad
del pueblo a través de elecciones libres, el gobierno
simplemente se hacía cómplice de las compañías
extranjeras.
3. Por lo anterior, la oposición adquiere un
discurso nacionalista de gran fuerza que se potencia aún
más con sus críticas y denuncias de las condiciones
económicas de la población.
4. Por último, este proyecto verá a la renta
petrolera como propiedad de todos los venezolanos, ya
que le pertenece al Estado en su o- rigen; de allí que su
destino no puede ser únicamente para un sector social,
sino que además debe utilizarse para solventar las
grandes carencias del pueblo en salud, vivienda, ali-
mentación, etc.
De estos cuatro puntos surge entonces un nuevo
proyecto, una nueva visión de la siembra del petróleo.
 b. La renta para el consumo y la Nacional, que pretendía satisfacer los interés de
inversión trabajadores y a la vez los de la burguesía, dependía de
A partir del diagnóstico de las extremas
condiciones de vida de la población, Betancourt va a
poner en práctica, al llegar al poder, la distribución
popular de la renta petrolera, a través de varios
mecanismos: aumento general de sueldos y
salarios, importación de alimentos y productos
terminados para el consumo, ampliación de las
políticas de salud y vivienda, etc.
" Al asumir el gobierno, encontramos un panorama
económico-social angustioso. El pueblo se sentía
irritado y deprimido, al propio tiempo, por la
desocupación, los bajos salarios, la vida cara y la
escasez de artículos alimenticios.
No se podía esperar (...) por eso la obra a realizarse
afrontó en dos sentidos. Aportarles soluciones
rápidas, algunas de carácter transitorio y
contingente, a las cuestiones más apremiantes, y
planificar e iniciar el concentrado esfuerzo que
tuviera por meta el cambio estructural (...) en la
economía.”(13)
El nuevo proyecto pretende acometer la
modernización del país en dos etapas:
1. Primero, atendiendo las necesidades in-
mediatas de la población, destinando para ello una
parte considerable del ingreso petrolero al consumo.
Con esto se proponía aumentar la calidad de vida del
trabajador y además crear las bases para el
desarrollo de una población numerosa y sana que
aumentara las dimensiones de los compradores en
el mercado nacional,
2. Luego, después de creado un mercado
más amplio, el próximo paso sería desarrollar una
industria nacional que fuera capaz de a- tender la
demanda de bienes /servicios del recién fortalecido
mercado nacional.
La renta petrolera tenía que atender a ambos
sectores de la economía, productores y
consumidores, pero en primer lugar a quien estaba
más desatendido.
De hecho, la viabilidad de este Proyecto
la posibilidad de disponer de un gran volumen de renta,
lo que efectivamente ocurrió en esos años. Entre 1945
y 1948 los ingresos petroleros aumentaron de 43
millones de dólares a 389 millones, como resultado de
los incrementos en la demanda mundial de crudo en los
años de post-guerra y en los aumentos en la
participación del Estado de las ganancias de las
compañías en esos años (14). Así el gobierno de
Betancourt contaba con el excedente necesario para
distribuir renta a todo nivel.
La virtud que se le puede atribuir a esta nueva
forma de entender la “siembra del petróleo” se
encuentra en la visión que tuvo Betancourt al
comprender que de nada serviría crear grandes
industrias si en contrapartida no existía u- na población
que formara un mercado nacional amplio e integrado y
(de aquí la importancia de construir vías de
comunicación para integrar los distintos mercados
regionales del país) que tuvieran poder de compra con
el cual acceder a los productos que esas empresas
producirían.
El desarrollo se orientaba ahora de abajo hacia
arriba, esperándose que con el aumento del mercado
nacional se estimulara la productividad nacional y se
crearan industrias, claro está, con el apoyo financiero
del Estado.
Bien pronto el gobierno de A.D. comenzó a ver en
la realidad los peligros que desde hacía tiempo habían
advertido Adriani y Uslar. Por una parte la burguesía
nacional no reaccionaba a los aumentos en la demanda
tal y como esperaba el gobierno; por el contrario, los
grupos económicas se fortalecían económicamente a
través de la actividad importadora; lejos de fabricar en
el país lo que la población podía ahora adquirir, la
burguesía se insertó en la nueva situación funcionando
como intermediaria entre la demanda nacional, recién
ampliada, y su satisfacción por medio de productos
terminados importados. No se había potenciado la
industria nacional; más bien, las importaciones habían
aumentado más allá de
lo tolerable.
Tres años no podían haber sido tiempo suficiente
para crear industrias, menos aun cuando el país se
encontraba, en este sector, en el más profundo atraso.
Pero las presiones venidas de la burguesía, el
crecimiento en las críticas venidas de la corriente de
Uslar y el valor compartido del lugar excelso dé la
inversión frente al consumo, harán claudicar la distribu-
ción popular de la renta petrolera, disminuyendo su
intensidad.
Esto dará pie para un nuevo discurso o proyecto,
que se inicia a finales del Trienio Adeco, el cual versará
en torno al problema de la dependencia del país
respecto del petróleo por el alto índice de bienes
importados que se consumían en comparación a lo que
se fabricaba en el país. Esta nueva ideologización
sobre el destino de la renta tuvo que esperar algo más
de una década dado el golpe militar que detuvo el
período constitucional de Rómulo Gallegos y que dio
inicio a la dictadura de Pérez Jiménez.
Antes de terminar con este capítulo quisiéramos
hacer una observación más acerca del
contenido de estas dos formas de ver la siembra del
petróleo. En ambos proyectos, al igual que ocurrirá en
los próximos que aquí repasaremos, el carácter que se
le asigna al origen de la renta justifica a sí mismo su
destino.
Vimos cómo en Uslar la característica de “capital
natural” que se le asocia a la renta en el origen lleva a
legitimar la inversión como destino. Igualmente, el
primer gobierno de A.D. y su líder R. Betancourt, al dotar
de un contenido nacionalista a la renta y al denunciar a
las élites dirigentes (de entonces) como cómplices en la
apropiación de la renta que hacían las compañías, el
destinatario no debía ser otro que el pueblo, ya que la
renta (una vez en manos de los auténticos
representantes del país elegidos por voto popular)
solventaría sus condiciones de vida infra-humanas.
Cuando éste proyecto se haga insostenible desde
el gobierno (por las razones ya enunciadas), el petróleo
recibirá una nueva interpretación desde el origen, con lo
cual legitimar un nuevo destino. Un teórico petrolero y
Betancourt nuevamente serán los ideólogos de la renta.
Veremos esto a continuación.
 Hasta aquí hemos analizado la ideologización que hicieron de la renta petrolera y su destino dos períodos políticos
específicos, cuáles fueron los gobiernos militares posteriores a la muerte de Gómez y el gobierno de A.D. entre 1945 y
1948. Como veíamos, el Proyecto Nacional propuesto por R. Betancourt, desde la oposición y en los primeros años del
trienio, va a ir sufriendo algunos cambios que a la postre, y luego de derrocada la dictadura perezjimenista, dará luz a un
nuevo proyecto sobre el destino de la renta con una nueva justificación o legitimación de la misma.
Sin embargo, antes de avanzar en lo que se entenderá como el destino de la renta a partir de 1958 (cuando se da el
restablecimiento de la democracia representativa) y a lo largo de todo el proceso democrático reciente hasta la
nacionalización, debemos ocuparnos de lo que ocurrió con la renta petrolera durante los diez años de la última dictadura.

4.1 Un corte en el hilo democrático (1948-1958)

A raíz del derrocamiento del Presidente Rómulo Gallegos, en noviembre del 48, las Fuerzas Armadas se hacen con
el poder y, luego de una serie de conflictos y sucesos políticos (en los cuales Pérez Jiménez no figura formalmente como
el depositario de todo el poder en las Juntas de Gobierno), el hasta hace poco Cnel. Marcos Pérez Jiménez es nombrado
Presidente Constitucional en 1953, luego del fraude electoral del 52 donde la mayoría popular le había dado el triunfo al
partido URD, primera opción que quedaba luego de la disolución (impuesta por la Junta de Gobierno) de A.D. y el Partido
Comunista.(15)

En estos años (década de los cincuenta) los ingresos
petroleros recibidos por el Estado fueron aumentando año
a año. El mantenimiento de la expansión económica de
los países industrializados consumidores de petróleo
luego de la II Guerra y, cuando ésta comenzaba a entrar
en su curva recesiva, el cierre del Canal de Suez (por
donde circulaba buena parte del petróleo proveniente del
Medio O- riente) entre 1956 y 1957, así como el otorga-
miento de nuevas concesiones a compañías petroleras
norteamericanas en esos mismos años, hizo que los
ingresos por petróleo pasaran de 1.017 millones de
bolívares en 1948 a 3.612 millones en 1957.
Esa gran cantidad de recursos financieros
fueron utilizados por el gobierno militar en la
profundización del proceso modernizador iniciado desde
por lo menos 1936.
Específicamente la renta petrolera se destinó a
consolidar la infraestructura básica necesaria (desarrollo
urbano, vías de comunicación, etc.) para la integración
del mercado nacional, además de iniciarse, en este
período, los primeros planes y proyectos de industriali-
zación.
No en vano el período perezjimenista se entiende
como un proceso de transición entre u- na economía
dirigida al sector externo, del cual obtener las divisas
necesarias para abastecer la demanda del mercado
interno con productos importados terminados, y otra
economía
cuyo norte es el crecimiento económico a través de la
instalación de un parque industrial interno, controlado por
una burguesía nacional, que ofreciera bienes y servicios
capaces de satisfacer las necesidades internas.(16)
En términos comparativos la dictadura no va a
significar un rompimiento con el destino que se le venía
dando a la renta petrolera. De hecho la modernización
continuó como línea directriz de la acción del Estado; ¡a
diferencia estará a nivel del discurso. Este no tendrá una
ideologización expresa sobre el petróleo, sino que "el uso”
de la renta se legitima por las acciones y los planes del
régimen, que son evaluados por sí mismos como
favorables para el país.
El destino de la renta tiene por tanto dos vertientes
en este período:
a. Construcción pública
A través del Gasto Público, el Estado financia
grandes proyectos de infraestructura, para lo cual se
contratan compañías constructoras privadas que se harán
cargo de la ejecución física de los planes del gobierno. El
impulso dado al sector de la construcción se tradujo en la
formación de nuevos grupos económicos privados (o el
fortalecimiento de los ya existentes), que conforme iban
recibiendo más contratos del Estado a su vez acumulaban
más capital, generando más excedente con el cual
reinvertir en otras áreas: industrias productoras de
insumos para la construcción (fabricación de cemento,
bloques, materiales sanitarios, etc.) o posteriormente en
industrias sustitutivas de importaciones.
La importancia de la construcción, como actividad
económica del gobierno militar, llevó a que este sector de
la economía fuera uno de los más importantes después,
claro está, del petróleo. El impulso que ésta recibió
sobrepasó todo límite conocido y de su dinamismo de-
pendió, no sólo la ejecución de grandes obras como un
intento del régimen por mostrar su eficiencia, sino además
la consolidación de la burguesía nacional.
Las grandes vías de comunicación, como la autopista
Caracas-La Guaira-o la Caracas-Valencia, así como
también los complejos habitacionales (El Silencio, los
actuales bloques del 23 de Enero, La Vega, etc., sólo por
nombrarlos del Área Metropolitana), son pruebas (y re-
cuerdos) de una de las vías que tomó el destino de la
renta en la década de los cincuenta.
b. La industrialización
Paralelamente a lo anterior, los recién inaugurados
capitales nacionales privados buscan otras vías de
acumulación. Esta se dirigirá a los primeros pasos en la
formación de industrias sustitutivas, es decir, empresas
ensambladoras y productoras de bienes finales que,
utilizando bienes intermedios (insumos: partes y equipos
de transporte, productos químicos, piezas componentes,
etc.) ejecuten en el país una parte de la cadena
industrial.
Por otra parte, y ya a finales del gobierno militar, el
Estado comienza a trazar planes y proyectos de creación
de industrias básicas en la zona de Guayana, con el fin
de aprovechar sus recursos minerales e hidroeléctricos.
El Sindicato del Hierro (hoy SIDOR) y los primeros
planes para la electrificación del Rio Caroní ya estaban
en la mente del régimen.
Sin embargo, ambos procesos de industrialización
quedarán para ser ejecutados por los gobiernos
democráticos del 58 hasta hoy.
En resumen, la dictadura perezjimenista terminó de
echar las bases de lo que serán los grupos económicos
nacionales, que en la década de los sesenta
consolidarán la industria sustitutiva, y formarán ese
sector de propietarios de los medios de producción en
quienes se sustenta la dinámica capitalista. Burguesía
ésta que, como se puede desprender de lo anterior, es
una creación del Estado a través de la renta petrolera y
el destino decidida para ella.
c. Política petrolera del régimen
Para terminar con este período debemos
 hacer referencia a lo que fue su política petrolera y la
justificación o legitimación que tendrá la renta.
Con respecto a lo primero, lo más significativo fue el
otorgamiento de nuevas concesiones a empresas
petroleras extranjeras en los años 1956-57. Esto, además
de incrementar los niveles de renta del país, va a ser
interpretado por la oposición (en particular A.D. y su líder
R. Betancourt) como una posición entreguista y vendida
a los intereses extranjeros, actitud ésta, según su
apreciación, propia de los gobiernos militares.
En referencia a lo segundo (la justificación del
destino), la renta petrolera no fue objeto de una
ideologización específica (como sí lo fue en los Proyectos
Nacionales anteriores y en los que veremos más
adelante); simplemente ésta formaba parte de una
legitimación más amplia que pretendía el gobierno con un
discurso nacionalista y patriotero (“Nuevo Ideal
Nacional”). Así, las obras físicas ("supera-bloques,
carreteras, acueductos, etc.) eran la prueba del "buen uso
de la renta petrolera”.
De todo lo anterior, si algo queda claro de este
período es que la renta petrolera tuvo por destino el
fortalecimiento de la burguesía nacional y a la vez la
culminación de la dotación
de infraestructura física necesaria para la acumulación
capitalista.
d. Caída de la dictadura
Según este marco, la dictadura llega entonces a
finales de los cincuenta con una estructura económica
fortalecida; por ello no deben buscarse en el lado
económico las causas de su caída (precisamente en los
previos al derrocamiento -1957- los ingresos petroleros
fueron los más altos de entonces), sino en el político.
A finales de 1957 el gobierno militar carece ya de la
fuerza política necesaria para conciliar los intereses
discordantes de la sociedad, más aún cuando el uso de
la represión policial (como mecanismo de fuerza política
del régimen) ha llegado a niveles intolerables.(17)
Se requiere entonces de un nuevo acuerdo político
nacional que siga dirigiendo el proceso de
modernización; de hecho, la actual democracia
representativa es la expresión de las nuevas fuerzas
políticas que emergen tras la dictadura y la encargada de
decidir sobre el destino de la renta petrolera. Rómulo
Betancourt y Juan Pablo Pérez Alfonzo serán los ide-
ólogos del nuevo proyecto.

4.2. El petróleo en la democracia (1958-1976)

A partir del golpe cívico-militar del 23 de enero de 1958 se inicia en el país la etapa democrática según un sistema
representativo de partidos. R. Betancourt, de A.D., llega a la presidencia y es apoyado por otros partidos políticos (COPEI
y URD) dado el compromiso contraído tras el acuerdo del pacto de Punto Fijo, según el cual estos tres cooperarían entre
sí en procura de la consolidación del nuevo sistema político.

Como hemos visto en el capítulo anterior, ya para
1948 la distribución popular de la renta buscaba paliar,
en parte, las carencias inmediatas del pueblo. Ese
aumento en la capacidad de consumo de la población
(hecho éste que motivó la profundización de las críticas
venidas de la corriente de Uslar), habían desviado en
algún grado el "sacrosanto” destino de la renta a la
inversión.
Un nuevo Proyecto Nacional aparecerá entonces,
Ahora la renta petrolera no será distribuida con tanto énfasis
en los sectores populares, sino que se dirigirá a la creación
de industrias nacionales que reduzcan los niveles de
dependencia de las importaciones y de nuestro único
producto de exportación. Efectivamente la tan trillada
afirmación de que somos un país dependiente del
petróleo va a ser parte del nuevo discurso. De este modo,
la inversión de la renta se retomará como "uso
deseado”, pero sin olvidar las presiones venidas de
las masas populares, porque de ello dependerá el
mantenimiento del “orden social”, al reducirse los
conflictos venidos de las carencias de la población.
El resto del proyecto se sustentará en el
problema de la conservación del petróleo, dado el
carácter inconmensurable atribuido a este recurso
por sus propiedades no-renovables. Va a ser J.P.
Pérez Alfonzo quien describirá y desarrollará más
plenamente este nuevo proyecto. La dependencia
de nuestra economía del petróleo y su conservación
serán en primer lugar los ejes centrales de sus ideas
y de este proyecto.
a. La Dependencia Petrolera
Ya desde 1936 la renta petrolera había per-
mitido importar una serie de bienes para satisfacer
el consumo interno. De hecho esta “actitud
consumista” (y por lo tanto no acorde con la moral
capitalista) había sido señalada y criticada por Uslar
Pietri y en alguna medida por A. Adriani.
Rómulo Betancourt evaluará esto de una
manera distinta. El uso de la renta para satisfacer
necesidades inmediatas de la población no va a ser
visto por él como un problema moral sino como
forma en que el país se estaba haciendo
dependiente de un solo producto. Indicadores como
el volumen de exportaciones y el peso del petróleo
en los ingresos fiscales serán algunas de las
pruebas enunciadas. Para 1948 el 96% de la
exportación del país provenía del petróleo y además
los ingresos del Estado estaban constituidos en un
58% por el petróleo. Estas magnitudes crecieron en
la década de los cincuenta al 98% en las exporta-
ciones y 64% en los ingresos del Estado(18). Lo
anterior significaba entonces un aumento en la
dependencia petrolera del país, fenómeno éste que
analizará en detalle Pérez Alfonzo.
Otro problema que diagnostica este proyecto
fue el despilfarro en consumo que se hacía de un
recurso natural no-renovable como el petróleo, dado
que la inyección de renta en la
economía venezolana superaba, en mucho, la
capacidad misma de su población de reproducirlo.
Veamos esto detenidamente.
Comúnmente la teoría económica ha entendido
que ¡a capacidad de absorción de capital de una
economía depende de la capacidad que tenga su
población de utilizar capital- dinero (en nuestro caso
concreto renta petrolera) que resulte, de cada parte de
capital utilizado un crecimiento económico
contabilizable mayor al valor del capital-dinero inyectado
inicialmente en la economía.(19)
Por lo anterior, y según las apreciaciones de Pérez
Alfonzo, el ingreso petrolero había excedido esa
capacidad de absorción que tenía nuestra economía de
transformar ese capital en nueva y mayor riqueza. Por
lo tanto todo ingreso que sobrepasara nuestra capaci-
dad de absorción de capital se convertía en consumo,
es decir, en la compra de bienes importados o, en el
peor de los casos, en fuga de divisas, en forma de
depósitos de particulares de venezolanos en el exterior.
“Quedó demostrado el principio, por lo demás evidente,
de que existe una capacidad fija para emplear útilmente
nuevos capitales. En cuanto se extralimita esa
capacidad de absorción de capital, el crecimiento eco-
nómico deja de corresponderse con las mayores
cantidades empleadas más allá de aquellos límites (...)
En el caso venezolano los exagerados aumentos de
ingresos petroleros (...) condujeron a lo que he venido
destacando como la carrera perdida del petróleo”(20)
Medir cuánto es la capacidad de absorción de
capital del país, es decir, cuánto de la renta petrolera
inyectada derivará en nuevo valor superior al inyectado,
depende de muchas variables (capacidad industrial
instalada, tamaño del mercado, características de la
fuerza de trabajo, etc.); de allí su complejidad.
Pérez Alfonzo estimó la capacidad de absorción de
la economía venezolana en un 4% de! capital existente
en ella para 1968; de allí que su capacidad de absorción
era de unos Bs. 2,8 mil millones, mientras que el ingreso
petrolero de ese año fue de Bs. 5,8 mil millones (21);
por lo tanto, y según estos cálculos, más de 50% del
ingreso petrolero se estaba despilfarrando. Dado
que no podía ser reproducido por la economía
nacional, se convertí- a entonces en consumo
ostentoso de las élites económicas y en depósitos
privados en el extranjero.
“La nivelación y subsiguiente disminución de los
ingresos del petróleo sería lo único capaz de
detener el excesivo despilfarro observado en
Venezuela, con todas sus fatales consecuencias"
(22)
Esta conclusión de reducir los ingresos pe-
troleros para que no superen la capacidad de
absorción de la economía y se logre por tanto la
plena utilización del recurso petrolero, será
complementado con el discurso conservacionista
del petróleo.
b. La Conservación del Petróleo
El petróleo desde su origen será ahora in-
terpretado como un recurso inconmensurable, dada
su doble característica, por un lado, de ser un
recurso natura! no-renovable y, por otro, de tener un
extraordinario valor como insumo energético para el
mundo.
De estas dos razones se desprende entonces:
1. Cualquier nivel de renta que paguen las
compañías extranjeras siempre será menor al valor
mismo del recurso petrolero, ya que cada barril que
se extraiga no podrá ser repuesto nunca.
2. Producto del excelso valor del petróleo, la
renta que de él se obtenga debe ser utilizada en
procura de obtener el máximo beneficio para el
crecimiento económico del país, utilidad ésta que,
por lo demás, nunca será comparable con el valor
mismo del petróleo.
Decir que lo que se obtenga por la utilización de
la renta nunca alcanza el valor mismo del petróleo,
es semejante a decir que la renta petrolera no tiene
destinatario posible, ya que ni trabajadores ni
capitalistas serían capaces de retribuir en
crecimiento económico el inconmensurable
valor del petróleo.
El discurso conservacionista del petróleo le había
otorgado al país la argumentación perfecta para pedir y
exigir de las compañías petroleras más y más renta por
cada barril producido; pero ese mismo argumento se hacía
insostenible en el destino de la renta; el valor tan preciado
del petróleo eliminaba a cualquier sector de la sociedad a
apropiarse de él.
Una solución intermedia al problema teórico anterior
aparece representada por la idea de ajustar los ingresos
petroleros a la capacidad de absorción de capital,
reduciendo los primeros, claro está, a través de
reducciones en la producción de petróleo, dado que los ni-
veles de renta siempre serán evaluados como inferiores a
los que efectivamente merece la nación.
Sin duda, origen y destino de la renta entran aquí en
una contradicción. Por un lado la renta siempre es muy
baja y debe tratar de aumentarse (mayor cantidad de
ingresos petroleros) y, por otra parte, la renta petrolera
“indigesta la economía nacional” llevándola al despilfarro
de una riqueza no renovable.
Estas apreciaciones no pueden quedar sólo en el
marco teórico; deben situarse también en la realidad
concreta. Así, un discurso que lleva a concluir que la renta
petrolera no le pertenece a nadie, no es capaz de atraer
hacia sí a ninguna de las fuerzas sociales, sean estas
trabajadores o capitalistas. Ambos tienen sus intereses y
expectativas sobre la renta. Los primeros verán sus
condiciones de vida en contraste con la riqueza petrolera;
los segundos desearán del petróleo la fuerza financiera
que aumente sus ganancias.
De este modo, inculpar a las compañías extranjeras
como aquellas que le arrebatan al país la renta que le
pertenece y por tanto son ellas las responsables de la no
satisfacción de nuestras expectativas y necesidades, es lo
que le permitirá a este proyecto mostrarse a ambos
bandos (trabajadores y capitalistas).
Las ideas aquí resumidas del pensamiento de Pérez
Alfonzo muestran las contradicciones en que cae a la hora
de señalar el
destinatario de la renta; tan es así que se podría
concluir que no hay ninguno posible. De tal suerte
que es el discurso nacionalista en contra de las
compañías el que adquiere importancia en este
proyecto; de allí, que el paso obligado a dar sea la
nacionalización de la industria, proceso éste que se
concreta legalmente en 1976.
Con la nacionalización de la industria petrolera,
la renta carece de legitimación. La adquisición de la
industria por parte del Estado venezolano eliminará al
supuesto culpable de los males del país: las
compañías extranjeras. Con esto, y como veremos en
el próximo y último capítulo, se agotan por completo
los Proyectos Nacionales formulados desde la apari-
ción del petróleo.
 En 1976 la industria petrolera pasa formalmente a ser una empresa nacionalizada. Con esto terminan siete décadas
de enfrentamiento entre el propietario internacional del capital y el Estado terrateniente, por la distribución del excedente
generado por la industria petrolera, y se crean nuevas condiciones en lo que hasta ahora ha sido el discurso sobre la
renta.
Los cambios que provocan la nacionalización del petróleo, y la misma evolución del desarrollo capitalista en
Venezuela, dan lugar a dudas sobre la vigencia de los Proyectos Nacionales hasta aquí analizados. Los supuestos en los
que se basaban no se presentan tan claros ahora; por lo tanto, la discusión sobre el agotamiento de estos proyectos es
lo que ocupará $l espacio de esta última parte.
Sin embargo, antes de iniciar una revisión sobre el destino de la renta en la actualidad, parece procedente realizar
un resumen que comprenda el análisis global de los distintos “usos” a- signados a la renta; esto con el fin de sistematizar
la información recogida hasta aquí
.
5.1. Varios discursos. Una misma orientación
Los años en los cuales se da la discusión y formulación del destino de la renta se corresponden con el período,
quizás, más importante de nuestra historia contemporánea. Son años donde los distintos grupos organizados de la
sociedad se enfrentan entre sí en favor de implantar cada uno su propia visión de lo que debería ser el país y el papel que
jugaría la renta petrolera.

Los gobiernos militares de López y Medina, el trienio
adeco, la dictadura perezjimenista y, por último, las
observaciones y posturas de Pérez Alfonzo, asumidas
por todos los' gobiernos democráticos hasta hoy, son
expresiones de los proyectos implementados por los gru-
pos que se hicieron con el poder del Estado en más de
cuarenta años de historia petrolera.
Como es de suponer, cada Proyecto Nacional
trataba de diferenciarse del anterior; de allí los esfuerzos
(en mayor o menor grado) de cada proyecto de formular
un destino distinto y, a su vez, mostrar que el proyecto
propio era el más acorde a los intereses de toda la po-
blación.
Sin embargo, todos ellos apuntaban a una misma
dirección y, a pesar de los intentos por diferenciarse, en
verdad todos serán parte de un mismo proceso: la
modernización del país
según una lógica capitalista.
El paso de la Venezuela rural y atrasada (con una
estructura social simple de relaciones serviles entre
campesinos y terratenientes, con poca estabilidad política
y carente de un excedente financiero considerable en su
economía) a la Venezuela industrializada, desigual y
urbana de hoy, va a ser el resultado, entre otros, de los
distintos destinos de la renta.
Los acelerados cambios que ha vivido la sociedad
venezolana se debieron, entre otros, a cambios
importantes en la estructura política y económica del
país. Ahora, a diferencia del siglo pasado, con una
situación política más estabilizada, gracias a la
homogeneización y centralización del poder político que
lograron los caudillos andinos (Castro y Gómez), y al
hecho disponer de un inmenso caudal financiero por la
aparición del petróleo, la modernización
del país podrá ser una realidad.
De este modo, en los diversos Proyectos Nacionales
se observa una regularidad específica: industrializar al
país según la lógica como están organizadas las
sociedades capitalistas de occidente.
De estos proyectos podemos sintetizar lo siguiente:
a. La legitimación ideológica de la renta
Cada uno de estos Proyectos Nacionales parte de
una interpretación de lo que es la renta petrolera en sí
misma, o, mejor dicho, de lo que ésta representa en el
origen. Partiendo de allí, se desprenderá entonces cuál
debe ser su destino.
En principio todo excedente puede invertirse,
destinarse al consumo o ambas cosas. Iigualmente la
reflexión sobre el uso de la renta girará en torno a estas
posibilidades. En o- tras palabras, ¿qué priorizar más, el
consumo o la inversión de la renta? Esta va a ser la pre-
gunta a la que cada proyecto tratará de dar respuesta.
Lógicamente decidirse preferencialmente por una de
las dos vías no es cosa fácil. En el fondo, es escoger
entre destinar la renta a la burguesía o destinarla
mayoritariamente a los trabajadores, quienes son a su
vez los consumidores que crean el mercado necesario
para realizar la producción capitalista. Al optar por uno de
los dos, quien lo hace (en este caso a- quel que disponga
del poder del Estado) debe tratar de argumentar su
decisión de tal forma que no estallen conflictos sociales
que atenten contra el proyecto mismo. A esta forma como
se sostiene la decisión sobre el destino de la renta
(favoreciendo más a unos que a otros) es lo que hemos
llamado ideologización de la renta petrolera, que se funda
en la interpretación del origen de la renta.
La concepción del petróleo como un “capital natural”,
la interpretación populista del petróleo como un “bien que
pertenece a todos los venezolanos” o, por último, el
énfasis hecho en
el carácter “no renovable” del petróleo y por tanto la
necesidad de ser conservado y no despilfarrado, han sido
formas a través de las cuales los destinos propuestos por
cada proyecto se han venido legitimando.
b. Consolidación de una dinámica capitalista
en Venezuela
Fue a través del petróleo como en el país se crearon
las clases sociales propias de las relaciones sociales
capitalistas: Una burguesía nacional que, gracias al
Estado, dispuso del excedente necesario con el cual
acumular e invertir en la industrialización del país
(“sembrar el petróleo” en sus distintas versiones) y un a-
salariado libre que, por su trabajo y la acción distributiva
del Estado, logró ir mejorando sus condiciones de vida, lo
que repercutió en un aumento de la demanda necesaria
para estimular la producción industrial nacional.
En resumen, el ingreso petrolero le permitió al
Estado ir creando una dinámica capitalista en la
Venezuela de entonces, favoreciendo la acumulación
privada de la renta para su inversión y paralelamente su
distribución entre la población, para que en alguna
medida satisficiera sus necesidades primarias de
alimentación, salud, vestido, etc. De este modo el país ha
evolucionado a lo que es hoy, sin que por ello haya tenido
que sortear grandes conflictos sociales propios de
cambios tan bruscos. En o- tras palabras, logró acumular
y distribuir a la vez lo que sólo es posible cuando el
excedente es suficientemente alto como para que la ac-
ción de acumular no excluya a la distribución, y al
contrario.
c. Lo político, eje de la diferenciación
Todos los proyectos analizados tienen como objetivo
final la modernización capitalista. Según esto no habría
diferencias de fondo apreciables en cada proyecto. La
diferencia más notable, además de las variaciones que
cada uno muestra en la legitimación de la renta
y la preferencia que da al consumo (distribuir la renta
para crear fuerza de trabajo y consumidores) o a la
inversión (favorecer la acumulación para crear una
burguesía nacional) según el proyecto del que se trate,
está en la o- posición entre democracia y dictadura.
Aunque el paso de una a otra forma de régimen no
significó cambios significativos en el tipo de relaciones
económicas, dado que ambos apuntaban hacia un
sistema capitalista, la obtención de ciertos derechos
políticos mínimos para los ciudadanos será uno de los
puntos principales de distinción.
Por otra parte, y en materia petrolera espe-
cíficamente, esta oposición entre democracia y dictadura
parte de la acusación de entreguistas al capital extranjero
que los primeros hacen a los segundos, en contraste con
la auto calificación de nacionalistas del lado de la oposi-
ción a los gobiernos militares. Esto y una serie de
reivindicaciones rentísticas atribuidas a la democracia
(aspecto éste que debe verse con detenimiento) son
parte de la diferenciación y legitimación de la que gozará
nuestra democracia y la renta petrolera por ella
administrada.
d. Mecanismos de distribución de ¡a renta
Los mecanismos concretos a través de los cuales la
renta petrolera va a parar a manos del destinatario
propuesto por el proyecto, o la vía que toma la renta
petrolera para llegar a la burguesía o a los trabajadores
según el caso, comprende dos niveles. Uno directo, que
se refiere a los gastos en que el Estado venezolano
incurre cada año a través del Presupuesto Nacional, y
otro indirecto, que son las formas como la renta petrolera
es retenida por la burguesía nacional gracias a las
medidas económicas y tributarias destinadas a estimular
la inversión.
-El gasto público: comúnmente se dice que el
Estado venezolano es el principal empleador e
inversionista y el mayor demandante de bienes y
servicios de las empresas del
país; ello no es en balde. La inmensa capacidad de gasto
que le da el petróleo al Estado es lo que le ha permitido
ser el principal agente de nuestra economía.
Si evaluamos los gastos del Estado según su
clasificación por funciones, vemos cómo aquellos que se
inscriben en el área económica agrupan hasta el 55,2%
del gasto entre 1949- 57 y el 42,6% para los años 1973-
79; luego es el área social el que sigue en lugar de impor-
tancia (17,6% del gasto público en 1973-79); y quedan los
gastos de defensa y administrativos del Estado por debajo
de los dos anteriores (24), (ver gráfico #2). Ello muestra
la intención del Estado de crear un mercado nacional a
partir del gasto, dado que el tipo de egresos que al Estado
le es propio (defensa nacional y administración) queda
relegado a un segundo plano.
Sin embargo, estas “cifras gruesas” no dan suficiente
información para descubrir lo que hasta aquí hemos
venido afirmando, a saber, la concentración de renta en
manos de la burguesía.
Para ello debemos acudir a los mecanismos
indirectos de distribución, entendiendo que no sólo es
importante la entrega directa de renta (por medio del
gasto público), sino también las políticas practicadas por
el Estado que le permiten a la burguesía acumular y
retener la renta petrolera “lanzada” al mercado. Esos
mecanismos indirectos de distribución (inscritos todos
ellos como estímulos a la inversión) son el tipo de cambio
y el impuesto sobre la renta.
-El tipo de cambio: entre la moneda nacional y la
extranjera se establece una relación cuantitativa, o
“precio” del valor monetario extranjero, que se conoce
como tipo de cambio. Así, cada dólar equivalía en
bolívares a 3,90, 4,30 y 8,90 (éste último en promedio,
dados los diferentes tipos de cambio) en los años 1936,
1984 y 1986 respectivamente.
Los elementos que condicionan las decisiones del
Estado con respecto al tipo de cambio tienen que ver con
un conjunto de variables macroeconómicas cuya
explicación nos lleva-
 GRAFICO 2
C L A S I F I C A C I O N D E L O S G A S T O S D E G O B I E R N O C E N T R A L P O R F U N C I O N E S S E G U N P R O M E D I O S D E P E R I O DO S P O L I T I C O S
ría mucho espacio. Baste con decir que Venezuela, a
causa de los fuertes ingresos de divisas, siempre dispuso
de dólares suficientes como para mantener un “precio de
esa moneda” notablemente bajo si lo comparamos con lo
que éste podría haber costado si la actividad
agroexportadora fuera el principal renglón económico, o,
en otras palabras, si no se hubiesen percibido tantas
gracias al petróleo.
Lo cierto es que el “precio del dólar” siempre fue muy
barato o, lo que es igual, el bolívar estuvo sobrevaluado.
Con esto lo que se quiere decir es que con un dólar (que
costara 4,30 Bs.) se podían adquirir más productos en E-
E.UU. que con Bs. 4,30 en Venezuela.
Un bolívar sobrevaluado estimula tres tipos de
comportamientos que permiten la retención de renta:
1. La importación de bienes finales: la
sobrevaluación de la moneda nacional repercute
abaratando las importaciones y, por lo tanto, encarece
relativamente la producción interna respecto a la del
exterior. Esto favoreció a los consumidores de bienes
importados, fundamentalmente aquellos que residían en
centros urbanos, liquidando a las actividades agrícolas
tradicionales y las posibilidades de producir
en el país. Precisamente esta situación fue lo que obligó
a que se trazaran fórmulas proteccionistas de la
producción nacional, quedando entonces ese bolívar
sobrevaluado sólo para la importación de bienes de
capital.
2. Importación de bienes de capital: cuando se
inicia la industrialización sustitutiva, ese “dólar barato” se
restringirá sólo a la importación de bienes de capital e
insumos, es decir, el subsidio del que gozaban los
consumidores de productos importados finales fue limi-
tado a los inversionistas o al incipiente sector
empresarial, en forma de medidas arancelarias que
gravaban muy alto los productos importados dé consumo
directo, dejando en libertad los aranceles para la
importación de maquinarias y equipos.
Con esto y de una manera indirecta, la renta
petrolera estaba subsidiando cada máquina, equipo o
insumo que adquiría el productor privado, todo ello en
favor al estímulo a la inversión.
3. Acumulación en el exterior: un tercer
fenómeno que trajo el tipo de cambio registrado por
nuestra moneda, producto de la renta petrolera, es la
“inversión en dólares”.
El dólar barato estimula la compra (por parte
 de particulares) de esa moneda extranjera con el fin de
colocar en ahorro externo el excedente obtenido en el
país. Así, lo que por un lado es presentado para estimular
la inversión, genera a la vez la descapitalización que
significa para el país la fuga de dólares.
Justamente cuando a partir de la caída en los
precios del petróleo la renta petrolera no puede sostener
más este tipo de práctica, la moneda se devalúa, es
decir, se encarece, reduciéndose de alguna manera este
tipo de distribución.
El subsidio a la compra de moneda extranjera tiende
a superarse cuando la industria nacional, medianamente
consolidada, requiere de un mercado más extenso al
nacional para aumentar su productividad. Necesita
conquistar el mercado externo. Para ello es fundamental
un tipo de cambio más favorable para la exportación, más
alto, con el cual obtener “más bolívares por cada venta
en el mercado internacional” y hacer más competitiva su
entrada en ese mercado.
De hecho ya grupos empresariales del país
comienzan a plantear esa necesidad, más aún cuando la
situación económica actual ha mostrado lo atractivo de
esa vía.
-Impuesto sobre la renta: de los mecanismos
indirectos que permiten retener la renta, una vez
distribuida directamente a través del gasto público, es el
bajo nivel del impuesto sobre la renta en Venezuela el
que quizás más vigencia ha tenido en nuestra economía.
Como se sabe, en todo país capitalista del mundo,
los empresarios y particulares deben pagar un tributo al
Estado, proporcional a sus ingresos. En Venezuela, y al
comparar las tasa de impuestos con las de otros países,
éste resulta significativamente bajo.
Esta diferencia que existe entre los niveles de
impuestos en Venezuela y el de otras naciones se debe a
que en nuestro país es la renta petrolera la que forma la
mayor parte de los ingresos del Estado, sin que las clases
altas de nuestra sociedad tengan que contribuir con parte
de sus ingresos a la resolución de los conflictos sociales
propios de las desigualdades económicas.
La renta petrolera ha subsidiado el impuesto que
deberían pagar los grandes capitales si éstos, en vez de
operar en Venezuela, lo hicieran en Gran Bretaña o
Suecia. Así, es el monto total de este subsidio, otorgado
progresivamente a lo largo de la historia, el destino indi-
recto de la renta petrolera. Todo ello en favor de la
inversión.
Con estos cuatro puntos creemos resumir lo común
de estos proyectos y algunas de sus diferencias; quedan
sólo por ver las razones por las cuales se impone la
necesidad de un Proyecto Nacional que aborde los
cambios y requerimientos nuevos que exige el país, luego
de superados los condicionantes que regularon el
mercado petrolero y ensayado un mismo esquema de
industrialización. A ello dedicaremos el resto de nuestra
exposición.

5.2. Fin del país rentista. Inicio del país productor

En enero de 1976 el Estado Venezolano nacionaliza la industria petrolera al adquirir el 100% de las acciones de las
compañías extranjeras que habían operado en el país por 70 años. En realidad el país ya había alcanzado la
“nacionalización política”, gracias a los cambios y reivindicaciones obtenidos por la OPEP y sus miembros en 1974. Esta
consistió en reducir a las compañías extranjeras, de cada país, a simples operadoras sometidas a las decisiones
soberanas de los Estados petroleros en cuanto a la administración de sus recursos petroleros, dado que a partir de 1974
los Estados decidían sobre cuáles serían los volúmenes de producción y los niveles de renta a ser cancelados por las
operadoras. En términos estrictos los Estados petroleros controlaban la demanda mundial de crudo, logro éste que se fue
fraguando durante muchos

32
años de enfrentamiento entre los Estados petroleros y las
compañías transnacionales.
Con esto la “nacionalización económica” de las
empresas a través de la adquisición de sus capitales o,
lo que es lo mismo, el manejo gerencial de la industria
fue el próximo paso obvio a darse luego de 1974. Entre
1974 y 1976 todos los países petroleros nacionalizan sus
industrias. Venezuela es el último país en hacerlo. Las
razones se inscriben en lo que establecían los contratos
de reversión de la industria petrolera al país, los cuales
fijaban al año 1983 como fecha para que la industria
pasara en su totalidad, y sin indemnización alguna por
parte del Estado, a la Nación.
Sin embargo, las empresas petroleras habían
dejado de invertir hacía algunos años, producto de que
sus planes de exploración, mantenimiento y crecimiento
de la industria tenían como frontera el año de la
reversión. Por esta razón la futura industria petrolera
nacional se estaba deteriorando y envejeciendo en sus
equipos e instalaciones, hecho éste que apresuró la
decisión de nacionalizar. Por ello hubo de indemnizar a
las compañías, ya que se adelantó en siete años la
reversión de la industria, con una cantidad que no
representó u- na carga significativa para el Estado.
La nacionalización del petróleo en Venezuela es, al
igual que en el resto de los países de la OPEP, el
resultado de un proceso histórico en el cual los Estados
petroleros fueron ganando fuerza en detrimento de las
transnacionales, las cuales desde el inicio del comercio
internacional del petróleo habían controlado el mercado.
De aquí se desprende que la nacionalización no puede
entenderse como un acto soberano único de un gobierno
específico, sino que es el resultado de múltiples
procesos, no casuales, que Venezuela efectivamente
liderizó, a nivel internacional, hasta por lo menos la
fundación de la OPEP en 1960.
Si bien la nacionalización petrolera cerró
definitivamente un proceso en lo que al origen de la renta
se refiere, ésta también significó la culminación del
discurso político del que habían hecho uso buena parte
de los Proyectos
Nacionales aquí señalados, específicamente aquellos
que tienen que ver con las propuestas democráticas de
Octubre del 45 y Enero del 58, por su percepción
nacionalista o su insistencia en lo ajeno que era para el
país una industria en manos extranjeras.
Como vimos, la última visión del destino de la renta
no era capaz de asignarle a los ingresos petroleros un
destinatario legítimo. El carácter inconmensurable del
petróleo (su valor infinito) restaba cualquier posibilidad, a
trabajadores y capitalistas, de “darle un buen uso”. Por
ello, fue el nacionalismo conservacionista y la acusación
a las compañías extranjeras de ser las responsables de
los males que padecía el país el mensaje ideológico que
dejó el proyecto democrático.
Ahora, tras la nacionalización, "el responsable” ya no
está en el país; fue eliminado entre 1974 y 1976; de lo que
se desprende un vacío en la ideologización de la renta y
la necesidad de elaborar un nuevo proyecto aún no
formulado.
¿Cómo se expresa este vacío?
a. Renta o excedente de producción
Con la nacionalización, el Estado, además de ser
propietario de los yacimientos, es ahora productor. Por lo
tanto en él se funden el ser capitalista y terrateniente y
percibe entonces dos tipos de retribución, ya no sólo la
renta.
De hecho, la industria petrolera nacionalizada paga
una serie de impuestos al Gobierno Central (tal y como
ocurría con las transnacionales), pero ahora el Estado
también debe velar por la solvencia y rentabilidad de la
industria petrolera. Esto le tenía sin cuidado al país
cuando la industria no le pertenecía. Por ello ya no es sólo
la renta, sino también la actividad productiva del petróleo
lo que cuenta. Ciertamente, y a raíz de los últimos
acontecimientos en el mercado internacional, la eficiencia
de la industria es otro elemento que determinará los
niveles de ingresos que requiere el país para mantener y
desarrollar el estado actual de modernización alcanzado
a través de la renta. Detengámonos
un poco más en esto. Históricamente los ingresos
petroleros del país dependían de la capacidad que éste
tuviera de obtener de las compañías extranjeras el mayor
nivel de renta posible. Por su parte, las compañías
garantizaban su rentabilidad gracias a los acuerdos y
manejos hechos a través del Cartel Internacional del
Petróleo (oligopolio formado por siete de las principales
compañías del mundo). Las reivindicaciones rentísticas
fueron en aumento gracias a las acciones emprendidas
desde la OPEP, lo que hizo que la estabilidad en los
precios se trastocara para ir aumentando en el mismo
sentido en que la O- PEP, y sus países miembros, van
asumiendo el control del mercado petrolero.
La expresión última de los aumentos en la renta
petrolera y el definitivo control de los países petroleros
sobre el mercado (nacionalización política y económica)
tiene que ver con el período que va desde 1973 a 1982,
momento en que los precios pasaron de 3$/b a 32$/b.
Luego, y por las acciones defensivas de los países
consumidores (inscritas todas ellas en un descenso de
su dependencia energética a la OPEP), ese precio por
barril descenderá, para llegar en la actualidad a 16$/b
(para el caso de Venezuela), cayendo con él la renta
petrolera.
Las acciones de la OPEP expresan, hoy al igual que
antes de la nacionalización, los intereses del
terrateniente. En el pasado cada logro, cada
reivindicación en la renta representaba una merma en los
beneficios de las compañías extranjeras. Ahora, una vez
nacionalizada la industria, la oposición tierra-capital va a
persistir a pesar que, a raíz de la nacionalización, ambos
intereses residan en un mismo a- gente: el Estado.
Efectivamente mientras las empresas (PDVSA, por
ejemplo) trazan planes para aumentar la producción,
reducir los costos y conquistar nuevos mercados, los
representantes de los Estados petroleros reunidos en la
OPEP asignan cuotas de producción y limitan así las
capacidades de las empresas nacionales, ello con el fin
(claramente rentista) de forzar al mercado
al alza tratando de incrementar la renta.
Son dos políticas distintas que señalan el conflicto
que persiste entre el capital y la tierra, aunque ambos
sean nacionales.
En resumen, lo que ahora condicionará los ingresos
petroleros del país se inscribe en las acciones rentistas
que puedan tener éxito por parte de la OPEP (sin
deteriorar demasiado las operadoras nacionales) y las
mejoras en la productividad que puedan realizar las
empresas petroleras según las limitaciones que el te-
rrateniente (el Estado) le imponga.
b. Conservación de petróleo. Consumo e
inversión de fe renta
Los cambios en el mercado petrolero internacional y
la nacionalización de la industria han cuestionado los
supuestos básicos de los Proyectos Nacionales
anteriormente formulados.
¿Quién se atrevería a afirmar en la actualidad que la
economía venezolana está “indigestada” a causa del
ingreso petrolero, si es la caída de ese ingreso lo que
(entre otros) ha desatado una crisis que no sabemos
cuánto más va a durar? ¿No será más bien que nuestra
economía nunca estuvo “indigestada” y que aquel
“despilfarro” del que se hablaba o se criticaba en los
Proyectos Nacionales (por destinar la renta al consumo
de los sectores populares) era necesario para que la
capacidad de la población de absorber capital (es decir,
incrementarlo) fuera mayor?
Lo anterior son aspectos que cuestionan la vigencia
de estos proyectos y en particular el último de ellos:
1. El valor infinito del petróleo ha sido desmentido por
la misma realidad del mercado petrolero (dicho sea de
paso, realidad ésta que dio al traste con todas las
proyecciones y expectativas nacionales y extranjeras
sobre el valor futuro del petróleo) e inclusive la alerta
sobre su agotamiento debe ser visto con menos
rigurosidad.
La existencia de la Faja del Orinoco y la necesidad de su
explotación, según los requerimientos
de ingresos del país, rebasan toda política
conservacionista. Proteger el petróleo para las próximas
generaciones parece carecer de sentido en el momento
en que el mercado petrolero (con sus altos precios) le
permitió demostrar a la técnica que sería posible sustituir
el petróleo en un lapso no mayor al que se tiene calculado
en reserva.
La conservación del petróleo, como argumento, tuvo
sentido para incrementar la renta; pero los efectos que
este aumento trajo (especialmente en el estímulo que dio
al desarrollo de fuentes alternas al petróleo) repercuten
invalidando ese argumento.
2. Por su parte, destinar la renta no sólo a la
inversión sino también al consumo, convirtiéndose en
bienes importados y subsidios a productos nacionales en
favor de que la población satisfaga sus necesidades, es
lo que ha permitido que la capacidad de absorción de
capital del país se haya incrementado, y esto no ha
podido ir más allá por la terca visión de los Proyectos
Nacionales de favorecer siempre la inversión.
“La decisión histórica y políticamente compartida por
todas las corrientes del país, de que el único destino
posible para el ingreso petrolero es la inversión, dista
mucho de ser la que es la óptima y racional a la luz
del conocimiento económico y de la práctica misma
de los negocios. Tan importante para el crecimiento
económico es la expansión de la capacidad de
producir como lo es la de la capacidad de consumir.
No hay mayor valor y virtud en la frugalidad y en la
parsimonia colectiva que en el consumo masivo
cuando lo que está de por medio es el progreso
material de la sociedad entera, y cuando éste puede
verse limitado por una injustificada valoración de la
inversión y un temor falsamente moralista para
estimular el consumo. (25)
El mejoramiento en las condiciones de vida, la
educación en todos sus niveles, el espacio para la
creación, etc., son factores que impulsan la capacidad de
la población de reproducir capital. Así, el consumo de la
renta, en
sus distintas etapas, ha contribuido, en lo poco que se ha
estimulado, al incremento del capital humano.
c. Privatización de la renta
Otro aspecto importante que señala el agotamiento
de los Proyectos Nacionales hasta a- hora formulados es
que en Venezuela los rápidos y acelerados cambios
observados en el país, desde los años veinte hasta hoy,
han entrado en un momento de enfriamiento.
El crecimiento económico (anárquico, dependiente o
como se le quiera calificar) se ha detenido desde por lo
menos 1979, a causa de factores que parecen trascender
la situación específica de los precios del petróleo en el
mercado internacional. Siete años de estancamiento
llevan a pensar en la culminación del paradigma
sostenido hasta hoy sobre el destino de la renta.
Como se ha podido observar (en el apartado que
tratábamos sobre los mecanismos de la distribución de la
renta petrolera) en la medida en que se avanza en la
modernización del país, paralelamente, la renta tenderá a
ser privatizada en manos de la burguesía nacional
(fundamentalmente por vías indirectas como las ya
señaladas). La burguesía, por su parte, invertirá en el país
en la medida en que su capital sea rentable o, en otros
términos, hasta que la capacidad de absorción de capital
de nuestra economía alcance su techo en cada período.
Al producirse esto, la renta privatiza- da por la burguesía
sale del país en busca de rendimientos más allá de
nuestra economía (fuga de capital) o inclusive se destina
al consumo suntuario, produciéndose el " despilfarro”,
ahora sí, del que se hablaba en los Proyectos Nacionales
vistos.
Continuamente en estos proyectos se ha pretendido
beneficiar más a la inversión que al consumo. El mensaje
moralista que condena el destinar la renta petrolera a
cualquier otra actividad que no fuese la inversión, fue lo
que estimuló la concentración de la renta en pocas
manos. Esto mismo es lo que ha impedido que
35
 los Proyectos Nacionales hayan podido diferenciar entre
dos tipos de consumo: Uno, que aumenta la capacidad
de absorción de capital de la población, es decir, aquel
que se destina al mejoramiento de las condiciones de
vida de la población; y otro tipo de consumo, que sí debe
considerarse como un despilfarro y es a-
quel que se transfiere al exterior o que queda represado
en la banca.
De esta forma, la excesiva insistencia en la
privatización de la renta para su inversión, profundizó un
tipo de consumo que representa el efecto que se quiso
minimizar favoreciendo a la inversión.

5.3. Caminos para la producción en Venezuela

El tipo de industrialización que se ha realizado en el país, gracias al favorecimiento compulsivo a la inversión, es un aparato
productivo que en modo alguno es capaz de atender las necesidades del país y satisfacer sus demandas.
Poseemos una industria dependiente de las exportaciones petroleras, que requiere (Je insumos importados para ponerse
en marcha. La renta, la hasta ahora entrada creciente de divisas, permitió la no integración del aparato productivo nacional, es
decir, no estimuló el que existieran industrias intermedias capaces de proveer de insumos a las fábricas productoras de bienes
finales. Sin duda el crecimiento en las relaciones Ínter-industriales es uno de los fenómenos que comienzan a aparecer una vez
que la renta no alcanza para seguir sosteniendo los niveles actuales de dependencia.

Por ello, esa industrialización creada con el fin de
distanciarnos de la dependencia del petróleo tampoco ha
dado los frutos esperados. De esta manera, y a varias
décadas de distancia, habría que concluir que los
destinos atribuidos a la renta petrolera han mostrado que
no fueron todo lo eficiente que pudieron haber sido. Se
impone entonces la formulación de nuevas vías en la
distribución de Ja renta que a la postre se traduzcan en
un auténtico mejoramiento de las condiciones de vida del
venezolano.
Algunas pistas sobre este “nuevo rumbo” o proyecto
serían:
a. El país petrolero
La industria petrolera nacionalizada es y seguirá
siendo la empresa más importante del país. Ella, junto
con otras industrias periféricas, se mantendrá como la
actividad motor de la economía venezolana.
La razón de esto se encuentra en que Venezuela
posee un recurso natural casi exclusivo y de importancia
fundamental para la industria mundial.
Pocas veces se tiene conciencia de la expansión
que aún sería posible del aparato industrial ligado al
petróleo. Esto que podríamos llamar “inconsciencia
petrolera” se lo debemos a todo el discurso moralizante y
nacionalista que pretendió legitimar la concentración de
la renta en la burguesía, con el fin de crear una industria
nacional distinta al “excremento del diablo”.
El desarrollo de la industria petrolera debería ser un
objetivo en sí mismo, no una fuente temporal de ingresos
que financiara la base de nuestro ingreso permanente,
como se ha entendido hasta ahora.
b. Aprovechamiento de la capacidad instalada
El destino asignado a la renta petrolera ha permitido
que el país disponga hoy de una considerable capacidad
industrial instalada que se ha venido sub-utilizando y más
en estos últimos años de crisis.
La puesta en marcha de ese potencial industrial
debe ser uno de los objetivos para el que el centro de
atención debe ser doble: por
el lado de los productores, eliminar que el Estado siga
subsidiando la ineficiencia de ciertas empresas privadas y
su excesivo enriquecimiento; y por parte de los
demandantes, que los consumidores puedan tener ingresos
suficientes que les permitan adquirir los productos de la
industria nacional garantizando así su rentabilidad.
c. Creación de un nuevo modelo de
industrialización
El mito del petróleo y su valor permitió que cuanta actividad
productiva "se le ocurriera” a algún inversionista privado
(con contactos suficientes del gobierno de turno)
inmediatamente obtuviera recursos y apoyo financiero, por
más que la inversión propuesta estuviera marcada por el
fracaso aun antes de iniciar sus operaciones.
Cientos de industrias que no tienen viabilidad económica en
nuestro país, han recibido amparo del Estado en base a la
prédica de la “siembra del petróleo”. Todo proyecto indus-
trial o de servicios no es bueno en sí mismo; no todo lo que
habitualmente se importa debe ser producido en el país; hay
condiciones y limitaciones propias de cada economía que
permite evaluar qué se debe producir nacionalmente, qué
se debe importar y a su vez qué debemos exportar.
El justo cálculo de estas variables no es precisamente lo
que ha guiado la industrialización en Venezuela; todo lo
contrario, la satisfacción de ciertos intereses particulares es
lo que ha hecho de nuestra industria un sector dependiente
del petróleo, cuando pudo haber sido un sector fabril que
aprovechando la actividad productiva del petróleo (no
solamente la
rentística) se consolidara como industria nacional
eficiente y productiva.
El lastre que ha ocasionado el mito del país rentista, es
el que ha llevado a una “política” de industrialización
compulsiva, que no es capaz ni de generar suficientes
empleos ni de aumentar la calidad de vida de la
población.
De allí que se imponga la necesidad de crear un nuevo
esquema de industrialización que califique ahora al país
no como rentista sino como productor.
d. Ensayar nuevos tipos de propiedad y
acumulación
Toda sociedad conocida, aun antes de la a- parición del
capitalismo, ha acumulado excedente; sin embargo, fue
el capitalismo quien le dio a la acumulación un sentido
más allá de su mera interpretación como ahorro para
enfrentar dificultades futuras previsibles o aleatorias. El
excedente en el capitalismo es para generar más
riqueza.
Pero necesariamente quien acumula (por lo general el
propietario privado de los medios para producir riqueza)
no debe ser un pequeño sector de la sociedad que
constituya grandes empresas monopolizadoras de la
producción. La propiedad puede estar distribuida en
parcelas más pequeñas que con altos grados de
eficiencia puedan atender las necesidades de la
población.
El fortalecimiento de la pequeña y mediana industria
con fórmulas de propiedad cooperativistas y
autogestionarias, dejando para el Estado las empresas
de gran escala, parece ser una vía (aunque incipiente y
no definida) que podría ensayar un tipo de economía
más justa y humana.
 1. Para más detalles sobre este tema ver, de la misma colección, Venezuela y su Petróleo II. El
origen de la renta CFSP. NQ11.
2. Ibid, capítulo IV.
3. Ibid, nota 1.
4. Para desentrañar cuál ha sido el destino de la renta petrolera y sus mecanismos de
distribución se ha recurrido a los trabajos y conclusiones de los Drs. Bernardo Mommer y
Asdrúbal Baptista, quienes se han encargado de darle respuesta a este problema. (Ver
bibliografía)
5. EGAÑA, Manuel.,ob.cit.,p.216.
6. MOMMER y BAPTISTA.,ob.cit.,p.7ss.
7. ADRIANI, Alberto.,ob.cit.,p.187-189.
8. Ibid.,p. 197.
9. Ibid.,p.297.
10. USLAR PIETRI, A; “Sumario de economía venezolana”.p.243. citado en: BAPTISTA Y
MOMMER, ob.cit.,p.14.
11. USLAR PIETRI, A.,ob.cit.,p,27.
12. USLAR PIETRI, A: “Venezuela en el petróleo”.p.117. citado en BAPTISTA Y MOMMER,
Ob.cit.,p.18.
13. BETANCOURT, R., ob.cit.,p.35 í-352.
14. Ver: Venezuela y su petróleo..., ob.cit., cap.ll.
15. Para una profundización en ¡os procesos políticos de la Venezuela de esos años, ver de la
misma colección: SOSA A., Arturo: Democracia y Dictadura en la Venezuela del Siglo XX.
CFSP.#5.,
16. PLAZA, Elena, ob.cit.,p.35 y ss.
17. Ibid, p.213
18. MOMMER y BAPTISTA.,ob.cit.,p.37
19. MOMMER y BAPTISTA., ob.cit., p.3
20. PEREZ ALFONSO, Juan P. “Petróleo y Dependencia.” p.18-19.citado en:MOMMER y
BAPTISTA,ob.cit, p.38.
21. MOMER y BAPTISTA, ob.cit.p.39
22. PEREZ ALFONSO, Juan P., ob.cit.,p.241-2, citado en:lbid, p.39-40
23. MOMMER y BAPTISTA, ob.cit., p.48.
24. MAINGON, Thais y KORNBLITH Miriam, ob. cit., p.202.
25. BAPTISTA, Asdrúbal: “Más alia del optimismo y del pesimismo...” pp.20-39. en: El Caso
Venezuela una ilusión de armonía. IESA. Caracas. 1986.p.36-37.

40
* ADRIANI, Alberto: Labor Venezolanista. Academia Nacional de Ciencias Económicas.Caracas.
1984.
* BAPTISTA, Asdrúbal: “Más allá del optimismo y del pesimismo: Las transformaciones
fundamentales del país” pp. 20-41, en: El Caso Venezuela. Una ilusión de armonía. Ediciones
IESA. Caracas. 1986.

* BAPTISTA, Asdrúbal y MOMMER, Bernardo: La capacidad de absorción de capital en el

pensamiento económico venezolano. PDVSA-IESA. Mimeo. Caracas. 1985.

* ----------- _ — E l ingreso petrolero y la capacidad de absorción de capital: El caso

Venezuela. PDVSA-IESA. Mimeo. Caracas. 1985.

* BETANCORUT, Rómulo: Venezuela Política y Petróleo. Ed. Seix Barral. Barcelona, 1979.

* MOMMER, Bernardo: Petróleo renta del suelo e historiai Universidad de Los Andes. Facultad
de Economía, Mimeo. Mérida.1981.

* ------------------ .: Valores internacionales y términos absolutos de intercambio del

petróleo venezolano. Universidad de los Andes. Facultad de Derecho. Mimeo. Mérida. s/f.

* ---------------- .: La renta petrolera y su distribución. Mimeo. s/d.

* MOMMER, Bernardo y ESPINASA, Ramón: “La conformación ideológica de la Venezuela
petrolera I”,pp. 258-260, en Revista SIC., Caracas, NQ 476, Junio.1985.

* ---------------- ; «|_a conformación ideológica de la Venezuela petrolera II”,pp. 65-67, en

Revista SIC.,Caracas, H- 482, Febrero,1986.
* MONTESINOS, Patricia y ROMERO, Dalia: El Estado interventor y la modernización de
Venezuela en el pensamiento de Alberto Adriani. Tesis de pre-grado,Mimeo, UCAB,
Caracas,1986.

* PEREZ ALFONZO, Juan Pablo: Hundiéndonos en el excremento del diablo.

(Recopilación de ensayos y artículos), Ed. Lisbona, Caracas, 1976.

* PLAZA, Helena: El 23 de Enero de 1958 y el proceso de consolidación de la democracia

representativa en Venezuela., G&T.Editores, Caracas,1978.

* USLAR PIETRI, Arturo: De una a otra Venezuela., Monte Avila Editores. Caracas, 1972.
 PRESENTACION 3
1. ¿QUE ES LA RENTA PETROLERA?

1.1. Significado económico de la renta 4

1.2. La renta petrolera como transferencia internacional 7
1.3. Una pregunta: el destino de la renta 8
2. LA INSERCION DEL PETROLEO EN LA ECONOMIA NACIONAL

2.1. Las transnacionales y la conciencia nacional del petróleo 11

2.2. La renta como forma de participación 12
2.3. Una primera propuesta: Alberto Adriani (1931-1936) 13
3. SEMBRAR EL PETROLEO (1936-1948)

3.1. El capitalismo en Venezuela: el destino deseado (1936-1945) 16

3.2. Un recurso de todos, un destino para todos (1945-1948) 18
4. DEPENDENCIA Y CONSERVACION DEL PETROLEO (1948-1976)

4.1. Un corte en el hilo democrático (1948-1958) 22

4.2. El petróleo en la democracia (1958-1976) 24

5. LA NACIONALIZACION, FIN DE UN DISCURSO

5.1. Varios discursos. Una misma orientación 28

5.2. Fin del país rentista. Inicio del país productor 32

5.3. Caminos para la producción en Venezuela 36
6. NOTAS 38

7. BIBLIOGRAFIA 39

42
1. Venezuela: Análisis y Proyecto
2. Colonia y Emancipación en Venezuela
3. Venezuela Republicana: siglo XIX
4. Democracia y Dictadura en Venezuela: siglo XX
5. La Salud en Venezuela
6. Realidad Social de Venezuela
7. Venezuela en cifras: Indicadores y Estadísticas
8. Análisis Socioeconómico de Venezuela I.
9. Análisis Socioeconómico de Venezuela II. (Agotado)
10. Venezuela y su Petróleo. El origen de la renta.
11. Venezuela y su Petróleo. El destino de la renta.
12. La Agricultura en Venezuela
13. El Productor Agrícola Venezolano
14. La Existencia Campesina I
15. La Propiedad Privada: Iglesia, Capitalismo, Socialismo
16. Los Partidos Políticos en Venezuela
17. El Sindicalismo en Venezuela
18. Proyecto Nacional y Socialismo
19. El Congreso Nacional: funcionamiento y realidad. (En
Preparación).
20. La Justicia en Venezuela. (En preparación).
21. Municipios y Vecinos
22. Las Fuerzas Armadas y la Seguridad Nacional. (En preparad
23. Relaciones entre la Institución Eclesiástica y el Estado.
(En preparación). I
24. La Política Exterior de Venezuela. (En preparación).
25. La Educación en Venezuela
26. Los Medios de Comunicación Social
27. Problemática de la Ciencia y la Tecnología en Venezuela.
(Agotado)
28. Realidad Indígena Venezolana
29. Proceso Cultural de Venezuela I.
30. Proceso Cultural de Venezuela II.
31. Proceso Cultural de Venezuela III.