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LOS MIEDOS INFANTILES

La mayoría de los niños experimentan muchos temores leves, transitorios y


asociados a una determinada edad que se superan espontáneamente en el curso del
desarrollo. El miedo constituye un primitivo sistema de alarma que ayuda al niño a
evitar situaciones potencialmente peligrosas. Desde esta perspectiva, los miedos son
respuestas instintivas y universales, sin aprendizaje previo, que tienen por objetivo
proteger a los niños de diferentes peligros.

Los miedos o temores infantiles son una parte normal, y probablemente


necesaria, del desarrollo psicológico. El miedo ante un peligro real y la adopción de
medidas para evitar o amortiguar sus efectos son algo necesarios para la
adaptación y la supervivencia. El miedo consiste en la percepción de una amenaza
exterior, real o posible. La ansiedad comprende los sentimientos que produce el
miedo en ausencia de percepción de amenaza exterior inmediata.

Los temores infantiles varían según el niño y las situaciones en que vive. Pero,
en lo general, la mayoría de los miedos son universales. Empiezan alrededor del
primer año de vida, y se presentan con mayor incidencia entre los 4 y los 6 años de
edad.

En ese periodo, el niño empieza a tener miedo a los insectos, a los animales, a
la oscuridad, a las personas desconocidas, a los fuertes ruidos, a juguetes
desconocidos, a los truenos y a las tormentas, a la muerte, etc.
Los principales miedos que aparecen en la infancia son:
o El miedo a los animales
o El miedo a los daños físicos
o El miedo a la separación

evolutivos normales:
Edades Miedos

0 a 1año Llanto ante estímulos desconocidos

2 a 4 años Temor a los animales

Temor a la oscuridad a las catástrofes, y a los seres


4 a 6 años
imaginarios (monstruos y fantasmas)

Temor al daño físico o al ridículo por la ausencia de


6 a 9 años
habilidades escolares y deportivas

Miedo a los incendios, accidentes, a contraer enfermedades


9 a 12 años graves. Aparecen temor a conflictos graves entre los padres
o al mal rendimiento escolar.

Temores relacionados con la autoestima personal


12 a 18 años (capacidad intelectual, aspecto físico, temor al fracaso) y
con las relaciones sociales.
Los miedos infantiles expuestos son frecuentes y pueden afectar hasta el 40-45% de

El miedo, a pesar de lo que comúnmente la mayoría de nosotros como padres


y madres pensamos, ayudan y ayudarán a nuestros hijos e hijas a enfrentar
situaciones difíciles y amenazantes, con las cuales se enfrentarán a lo largo de su
crecimiento.

La función del miedo, en estos casos es proteger a la infancia de posibles


daños. Los miedos son reacciones emocionales que forman parte del desarrollo y
son constantes en la naturaleza humana.
Podemos señalar entonces, que es normal que tanto niños, como niñas
presenten miedos específicos.

El miedo también puede transmitirse de padres a hijos; o sea, si los padres


son muy miedosos, pueden interferir a que sus hijos exploren el entorno para que
el miedo desaparezca, por tanto, la falta de experiencia de los niños y niñas, podría
incidir en que se consoliden sus miedos y que se puedan transformar en fobias.

En cualquier caso, son esenciales la calma, la confianza, el aliento y la ayuda .


PAUTAS DE ACTUACIÓN FAMILIAR

1. No demostrar y manifestar los miedos delante de los niños.


El miedo puede transmitirse de padres a hijos mediante el aprendizaje por
observación. Unos padres miedosos además pueden interfieren en la desaparición
del miedo de los hijos impidiendo que estos exploren su entorno. La falta de
experiencia influirá de forma decisiva en la consolidación de los miedos y su
posterior transformación en las temibles fobias.

2. Seleccionar las lecturas infantiles adecuadas.

3. Contar cuentos agradables, exentos de terror y acontecimientos truculentos.

4. Fomentar la autonomía e independencia.

5. Seleccionar las películas a visionar, evitando las de terror y violencia.

6. Realizar cambios graduales en el entorno para acostumbrarlo a situaciones


novedosas.

7. Reforzar los comportamientos valerosos.

8. Evitar la sobreprotección porque fomenta la dependencia.


9. Enseñar habilidades en relajación y autocontrol.

- Explicarle que cuando se sienta mal debe :

A.- pararse e inspirar aire por la nariz y pensar en algo agradable(con ello
conseguirá sentirse mejor)

B.-pensar en lo que puede hacer para solucionar la situación (con ello consigue
darse cuenta de que realmente él controla el problema

C.-poner en práctica todas aquellas soluciones que ha pensado( con ello consigue
solucionar el problema y reducir su ansiedad)

10. Y sobre todo, saber escuchar y dedicar tiempo suficiente a hablar con él
- Decirle que él puede hacer todo lo que se proponga porque es un chico mayor.

- Intentar que se relacione con niños de su edad, por ejemplo en la escuela o en


actividades lúdicas como los deportes o el parque...

- Compartir con él todos los días un momento “especial” en que pueda contar
todo lo que ha hecho en el día y dónde le podaís valorar sus logros.

EN RESUMEN

.- NO HABLAR DE MIEDO en las conversaciones familiares el niño no ha de oír


la palabra miedo. No se debe hablar de su miedo ni darle consejos para superarlo.

.-PEDIRLE QUE REALICE CONDUCTAS INCOMPATIBLES CON LA


RESPUESTA DE TEMOR cuando está relajado y abstraído no puede sentir miedo.
Podemos aprovechar que está con un amigo, al que se siente muy unido para
pedirle que se enfrente a su miedo.

.- PLANTEARLE PEQUEÑAS ETAPAS PARA ENFRENTARSE A LA


SITUACIÓN y gradualmente en la medida que las vaya superando pedirle un paso
más, hasta finalmente llegar a la conducta esperada.

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