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en Indugraf, S. A.,
145 - 08018 Barcelona
Este libro apareció hace veinticinco años. George Dumézil
me lo encargó para la colección «Mitos y religiones» que él
dirigía en las Presses Universitaires de France. Todos los vo-
lúmenes de dicha serie -en la que el propio G. Dumézil ha-
bía publicado Les dieux des Indo-Européens (Los dioses de
los indoeuropeos) y posteriormente Les dieux des Germains
(Los dioses de los germanos), y, donde, en el mismo año que
yo, Claude Lévi-Strauss había dado a conocer Le totémisme
aujourd'hui (El totemismo hoy en día)- estaban sometidos
a determinadas normas: se quería.una obra corta, que no ex-
cediera, en principio, las ciento treinta páginas, accesible al
"".blico en general, y que abordaría de manera a la vez sinté-
1_ '1 Ypersonal, un gran tema, un problema controvertido, sin
. -
en una teoría de la naturaleza. La~'
bios» de Grecia, fue una f . exión mor
'"'&aiñit
era sofía, la de los ~~a
ítica. Intentó
los fundamentos de un nuevo orden umano ue sus-
tituiría el poder absoluto del monarca. o de los nobles y de ~
~~tac~~.~ e!fQta: por lOcompleta y, en numerosos puntos,
lDSeguraque fuese, hacía surgiruas:iyjJiza~gn p¡,¡)¡,¡cial com-
,A?letamente diferente de la que con anterioridad se imagina- •••.•..
~tenor
cuand?~ estaba limitado al únil19te~tjmQDiQ!!lttJillile;>
en al menos .cuatro siglos. Pero, si bien los .
_poderosos, por una ley igualitaria, común a todos. La ciu-
estudios de filología micénica se han desarrollado, ningún des- dios recientes relativos al plano de las ciudades arcaicas, la
cubrimiento de un nuevo corpus de textos ha venido, desde organización de 1 on . oriorural de las ci
entonces, a perturbar el cuadro que, a continuación de otros y sobre todo, la impor cia de las fundaciones"cotmfi
me" - - - - -
Y'!!<i:
es,
... .
estudios, creí poder esbozar de los reinos micénicos, ni po- más alejadas de las antiguas tradiciones urbanas, y que cons-
ner en cuestión las conclusiones a las que había llegado. tituyen, para la emer encia de modelos espaciales m
Sin embargo, utilic~e me parece, por lo me- ...{os02.un ~t~, de ex~e~men~l n L
e mnovación.
nos ~ Con relación al soberano micénico, e1••1n:17"1lS'; Iguiliñente, 1as 05servaciones que iortnult para 3estacar
<~'----'_._"~_""'''''''' -'-,- ..
:; . --.-,:'~
h~~dj~J)~ ¡;le Qpgl:J iupmbu¡nano. En ii actua- el papel que pudo representar, comomstrumento de muta-
lida~no diría lo mismo. Sólo escribiría que el Anax, al ción intelectual, por una parte, la escritura fonética, y, por
lado dé"S'üs otñiSñíncroifeS,"ásume un papel religioso, lo que otra parte'2.~.•r~~ci?~.! ~~.e,~~!~c1dad de,I~encuen-
no implica necesariamente que su persona esté divinizada ni tran su necesana prolongamrapifilfjiiTiaPJl{ 0, 'en el curso
que se pueda identificar con la figura del Rey-mago, sefior de las últimas décadas, entre 10Sñélenistas, sobre las COnse~
del tiempo y de la fecundidad del suelo, tal y como J. G.Fra- --etlen~as QUeha tenido, para la racionalidad gríe~aso
zer lo definió en La rama dorpda y que, a través de la antro- de üna civilización oral a una cultura en la que la e;¡¡
pología inglesa, se encuentra en ciertos textos de helenistas, '&!tlmi,§tgñií iM seC'f8FM ae la vida SOCliíYlo~~e -
en los que, en este punto, me he inspirado, en particular en _ la creación literaria, ftlosófica y científica, un lugar más o
los de mi maestro, Louis Gernet. menos~~~~'E;: .,
Sobre el periodo de los siglos oscuros, solamente los ar- Sobre la #kmoo~ la cgncomitancia de lo~ temas de la
queólogos tienen algo que decir. No se han privado de ello. m
ley, el orden, IguCiad en el pensamiento.J!!oral y político,
En un cuarto de siglo se ha realizado una serie de descubri- por una parte, en la ftlosofía de la~)Iraleza- .por otra parte;'"
mientos que han permitido precisar la manera en que, tras habría que desarrollar, más de lo que yo he hecho, las a ro-
decadencia que si ue al hundimiento de la civilización mi="""' tre Solón, legislador ateniense,
connenzan, os Slgos XI y VIII, os cam lOStéc- ad . también habría
IDcOS,demográ ICOS,económicos, las nu formas de ocu- que -para ilustrar el pape c ave que asumen, en el curso del
Clon y e agricu tura que co siglo VI, las nociones de isonomía y de depósito de poder en
«reY n es ructuraI» de la que habla el inglés A. Snod- el centro, en meso;' para que nadie domine a nadie- afiadir
grass y de la que ha salido la Ciudad-Estado clásica. !-a wu-_ al ejemplo de Menandro (Herodoto, III, 142), al que me re-
. . intelectual e . conduce a lo racional y que fería, los paralelos de Demónax de Círene, hacia 550 (IV, 61),
-4 el objeto de mi propll iny~tig~iQI!a. se encuentra aSI - Arístágoras de Mileto (V, 37), de Cadmo de Cos (VII, 164)
en un . claramente defiIrido:·~"'""-"'"'--_- y, claro está, Salón, que celebra, a principios del siglo VI, ha-
Para continuar en el plano de los atos, mISobservaciones ber sabido preservar lo ison, el igual.
sobre el advenimiento, con la.f<U;.s¡de un nU~Q eS12¡¡s;iQ liP- Pero volvamos a los problemas de fondo sobre los que es
.••. ?orlo y eentragp .cIebenn~todos los·estu- bueno explicarse, bien porque su enfoque ha sido modifica-
do por los progresos de la investigación, bien porque otros veles diversos. La palabra mito nos viene de los griegos. Pero
e:stQdiososlos han abordado desde una perspectiva diferente. no tenía par1'los que empleaban en los tiempos arcaicos el
Alleerme~~~l!_~Jr que el destino de~pensamien- sentido que hoy le damos.Nlthos quiere decir «palabra>~,
to grieg0,k,cw<>curso y&~ba trazar.:J,.eha JUg~O entre «narr c" ». No se o one eñ iiiiclfRo, a logos cu o se -
doSi~rminos: el mito y la razón. Bajo esa forma sifupley re- op~mero es:también «palab _)curso», antes de desig-
suelta, la interpretación comportaría, en mi opinión, u~ con- --- a razono .s en el marco de
trasentido. Yoindicaba entonces muy claramente qun6s'grie- la exposición ftlosófica o la inveiligacióÍ1hi~tórica que, a par-
g$'no haSian inventado la Razón, cOlllo cate orí tir del siglo :yT1íos,puesto en oposición a logos, o
UIll.vers ,smo una razon, ague a e a que ellen ua' e es el cargarse de un matIz peyorativo y eSlg •una .afirmación
~en o e liar so re os . m , no trans- a~
&a; C.fesprovlsfa ftrhdMfi8ifrJ Rhiopoder a ovarse sobre-
formada naturaleza, unarazonpólítica en el sentido en que -unadem.6sÚ'ición ngurosa omo lable. Pero in-
Aristóteles define el hombre como animal político. ¿Pero te- cluso en este caso mythos, descalificado desde el punto de
nemos el derecho de hablar de una razón griega, en sinjLu:.- vista de lo verdadero.e.~ su contraste con logos, .~ s; ilQ]i¡,;g
~esde el mome:o en que uno ya no se detiene, como a una categoría precisa de nªPa~i2nes sagradas relativas a los
yo lo he hecho, en la filosofía milesiana del siglo VI, sino que 5 ._.. .!*..... .... ..
..
dioses o los héroes. MultifoQ!l&.como Proteo, desIgna reali~
toma en consideración los desarrollos posteriores de la refle- dades muy diversas: 'ieogonías y cosmogonías, ciertamente,
xión filosófica, el corpus de los tratados médicos, la redac- pero también todo tipo de fábulas, genealogías, cuentos in-
ción de indagaciones históricas con Herodoto y Thcídides, las fantiles, proverbios, moralejas, sentencias tradicionales: en re-
investigaciones matemáticas, astronómicas, acústicas, ópti- sumen, todos los se-dice que se transmiten espontáneamente
cas, se tiene que matizar fuertemente el cuadro y-b~FrfW:-;'" de boca"'é'i'i~éa. El myíñM1e presenta, por consiguiente, eI\
rencia a tipos distintos de racionalidad, diferentemente aten- ~oirtexto g;iegO::¡'1.cs>mouna . . de ens ~
]s a laj>Ee_~;pn.im ttW"fJll ~ tt'ñYS' ~treimfm:fI~es miento, sino como el conjunto que vehicula
<(lela demostración, y de los que el progreso, los procedimIen- c tac en tos, las conversaciones, ese po~
tos intelectuales, los principios, los objetivos no son los der sin rostro, anónimo, siempre evasivo que Platón llama
mismos. Pheme, el Rumor.
Lo que es verdad de la razón no lo es menos del mito. Los - Mora bien, no podemos aprehender este Rumor del que
recientes trabajos de los antrop610gos nos ponen en guardia está hecho el mythos griego. Este es un motivo suplementa-
contra la tentación de erigir el mito en una suerte de realidad rio para tener prudencia. En las..c.iyilizq-2iprti§tJj?diciu\tHe5
mental inscrita en la naturaleza humana y que se encontraría que han conservado su caráctett.2{~~s, cuando
en todas partes y siempre, sea delante, sea al lado, sea en el llevan a cabo su investigación sobre el terreno, pueden escu-
trasfondo de las operaciones propiamente racionales. Dos ra- ~
char narraciones de todo tipo que forman, por surepetlClon,
~ en el caso griego, nos incitan a la prudencia y nos re- i; trama"'de~lossaberes comunes de los miembros del grupo.
•.••• iendan distinguir en el pensamiento mítico formas y ni~ Pero para Grecia sólo poseemos y únicamente poseeremos tex-
•••••
, .••••..•. >. F._._,
o : :::"~. 44i>P< __ .a. ~~
3i. ~~tn'Nuestro smitos no nos llegan vivos a través de $80 VI Lprincipo~ de~glo m, i~ciar?n una dire~ció~ que
ras retomadas- i'81odificadas sin cesar por el Rumor; conduce, con Euclides; a"m constltuclon de una CIenCIad -
están definitivamente fijados en las obras de los poetas épi- mostrativa, que hace referencia a~ objetos «ideales» y qu
~cos, trágicotqm; 1M dtilfZáli en funcióñdesus pro:? ____ ' 'limita~-cie"postulados"
.,P1as exIgencias estéticas y que les confieren de este modo, en mas y defiñicioñes:-por encadenamiento de proposiciones ri
¡la perfección de su forma, una dimensión literaria, Las co- ~-slUñeñie de I as as unas de
, lecciones que en la época helenística confeccionan los erudi- G"Viíldez dé"ci'da una esié"'áS'eg'úrada';;r el carácter formal
tos compilando de manera sistemática, transcribiendo, clasi- •• láS pñíe5~ltlll!, en: la eentinueiGif'6et'r!2Ofi'anueft o,
ficando las tradiciones legendarias para reagruparlas y '1fuíi esiáI>IecícTó."'''''''=~-._,'<#7'''''-''''''''''''
ajustarlas juntas bajo forma de repertorios mitológicos, tie- - ñigáIDoslo"'Clemanera clara: no he abordado directal1lente
nen el mismo carácter de una obra escrita, elaborada por este ese problema. La razón no es sólo que, al no tener las com-
o aquel autor, petencias de un historiador de las matemáticas, no estaba pre-
Por lo tanto se trata, hoy en día,.D.2 de ponSJUIQ fsePl~ parado para resolverlo. Sino que, preocupado sobre todo. por
~. e.~~ como dos ag~(~os bien diferenCitldos, cada uno comprender las condiciones que habían presidido a un cam-
~
:fi;~;l::i:~
;_~ :~~ ~r=
con sus armas propias, a1witº y lil ~, sino de comparar,
mediante un análisis preciso de los textos, ~mo«funcioua»
teológi~ deun·poeta co~
s de 10S'tilósofos o de los his-
..·....•lade_ c1;·identificar las divergencias en los modos e
bio general de mentalidad e introducido como un corte en
la historia del pensamiento, he dirigido el proyector sobre el
advenimiento de una forma completal1lente nueva de refle-
xión moral y política al mismo tiempo que de investigación
sobre la naturaleza, de manera que se destacasen bien los VÍn-
composición, la organización y el desarrollo de la narración, cnlos entre estos dos órdenes de mutación. Desde este punto
los juegos semánticos,· las lógicas de la narración, de vista, las matemáticas no estaban en el centro de mis preo-
Es lo que, desde 1962, me he esforzado en hacer, junto con cupaciones; no exigían tampoco un tratamiento especial.Es-
muchos otros, para discernir mejor, en su especificidad, las taba inclinado a considerar, con los historiadores de las cien-
vías que, en la antigua Grecia, poco a poco llevaron a liberar cias, como A. Szabo, de Hungría, o como G, E. R. Lloyd,
las figuras de un mythos, pensado como fábula, en clara opo- de Inglaterra, que el curso dado por los griegos a esta disci'"
sición a las de un logos, pensado como razonamiento válido ~insc~bía eIl ~~fl!fti~¡ªriÓPninte-
y fundado, ~~yóínrenr~ precisar el punto de partida.
De las observaciones precedentes relativas a las formas de En este sentido mi perspectiva estaba próxima a la que A.
lo mítico y de lo racional se desprende un ~blema, l. Zaitzev recientemente ha desarrollado en el volumen co-
y no de lo~ ~enores, i.Q,!:",lpreserva mi interpretaCTmra lectivo publicado en Leningrado en 1985, bajo la dirección
lasmatematicas y en que me da puede dar cuenta de las in- de E. D, Frolov, Zaitzev observa, siguiend() a Karl Jaspers,
..;kaones qü'e los griegos han aportado en este ámbito? Di- que entre el siglQyn y el sjglo u a el ~eproducen en civiliza-
- CIl otros términos, por qué y cómo los griegos, entre el ciones~jad~ntre sí como China, India, Irán, Juaea:
~ ... ~ -~ .
1
I
d cosmos.
no del largo y sombrío período de aislamiento y retracciÓn ..•. Si queremos levantar el acta de nacimiento de esta RazÓn
que se denomina la Edad Media griega, una doble y solida- i 8riega. seguir el camino por donde ella ha podido despren-
ria innovaciÓn: la instituciÓn de la Ciudad y el nacimiento J ckr'se de una mentalidad religiosa, indicar lo que debe al mito
de un pensamiento racional. De hecho, cuando hacia el fin de ¡
y cómo lo ha superado, deberemos ~par.ar...confrontrar con
la época geométrica (900-750) los griegos reanudan en Euro- I d
telón de fondo <l!rJ pasado micénIco, este viraje del1iglo
pa y en Jonia las relaciones interrumpidas durante varios
siglos con Oriente; cuando redescubren, a través de las ci-
I
vm al si~Q yn en que Grecia toma una nuev~rientación y
. "esplora los caminos que le son propios: época de ~utaciÓn
I
decisiva que, en el momento _mismo en q~ triunfa el estilo _
1. MAKrfN P. NILSSON, The Minoan-mycenaean religion and its survivál
i
wjegtaljzaute sienta los fu"ñdamentos del régimen de la Po-
I
in greek religion, 2.' oo. Lund, 1950; cf. también: CHARLES P¡CARD,Les re-
ügions préhe//éniques, París, 1948, y «La formation du polythéisme helléni- r lis y asegura, meditite esta laicizacion del pensanuento POll- ,..
que et les récents problemes relatifs au linéaire B», en Elements orientaux tiro. advenimiento olítico, el advenimiento de la filosofía.
dims ÚI religion
grecque ancienne, París, 1960, pp. 168-177;G. PuOLlESE CA-
titAn!UJ, «Riflessi di culti micenei nelletabelle di Cnosso a Pilo», en Stu-
tli iIr onore de U E. Pooli, Florencia, 1965, pp. 1-6; 1. S. STELLA, «La reli-
l,ioBe zreca Dei testi micenei», en Numen, 5, 1958, pp. 18-57.
CAPtruLoI
EL CUADRO HISTORICO
-.:a
En los albores del segundo milenio, el Mediterráneo nos
todavía, a una y otra orilla, una factura entre Oriente
y Occidente. El JIlllPdp e~ Yla península griega~-
_ sin discontinuidad ni étnica ni cultural: por \W ladA- con
-la *niciet\ñatoh~ través del collar de perlas de las Ci-
dIdas y las Espóra ;, ~por el e¡p:!~a través de Rodas, Cilí-
cia" Chipre y la costa norte de Siria, •.con la Mesopotamia y
d 11ft Cuando Creta se separa del cicládico, en el Ca<d M
iitia pn:dominado las relaciones con Anatolia, y construye
ea fi:sto. Malia y Cnosos su primera civilización palatina
(JDOO-l100), queda orientada hacia los grandes reinos del Cer-
aIIIO Oriente. Entre los palacios cretenses y los que recientes
~ han descubierto en Alalakh, en el bucle del Oron-
a yen Mari, sobre la ruta de caravanas que une la Mesopo-
.-es
l8IIÜa con el mar, las semejanzas han parecido tan impresio-
que se ha podido ver en ellas la obra de una misma
es:uda de arquitectos, pintores y fresquistas.1 Por la costa si-
L Cf. Ü3ONAIU> WOOLLEY. A forgotten Kingdom, Londres, 1953, y ANo
••. PAIIIlOf, Mission archéologique de Mari, n, París, 1958.
ña los cretenses entraban igualmente en contacto con el Egipto Otro rasgo de civilización. subraya las afinidades de ambos
del Nuevo Imperio, cuya influencia sobre ellos, aun sin ser ~ sobre las dos 'beras de editerráneo. El ca6atlo apa-
tan decisiva como se podía suponer en la época de Evans, aa:e en 1ioya con os om res VI. «Rica en caba-
está, sin embargo, bien testimoniada. ••• es todavía, en el estilo formu ista que Hornero recoge
Entre los años 2000 y 1900 a. C. irrumpe en la Grecia con- una antiquísima tradición oral, el epíteto que recuerda la
iinllRfttl 'tt'fta 1 ción nueva. Sus casas, sus sepulturas, sus apdeDcia del país dárdano. La reputación de los caballos de
hachas de guerra, sus armas e bronce, sus útiles, su cerámi- ...,.. como la de sus tejidos, no fue sin duda extraña al in-
ca -esas vasijas grises minianas, tan características- son Iai.s que llevaba a los aqueos a aquella región, incluso antes
otros tantos rasgos que caracterizan la ruptura con los hom- .Ia e:q>edición guerrera que, al destruir la ciudad del Pría:.
ivilización de la edad anterior, la llel -.(1iuya VII a), sirvió de punto de partida pára la leyenda
Los i s mInI forman a va ardia de las tribus ipica._Como los minios de Tróade, los de Grecia con"gcían
que en olt:adas mC8shus \'endrán a fijarse en la Hélade, se .I! 'ÑéI! el cabatio: de5Üti't haBer practIcado su domestica6ón
instalarán en las islas, colonizarán el litoral de Asia Menor, ea las estepas en que se habían detenido antes de su llegada
crecerán en dirección al Mediterráneo occidental y hacia el a GRcia.. La prehistoria del dios Poseidón muestra que, an-
-
Mar Negro y llegarán a cQp§titujr el mundo griego tal como
lo conocemos en la edad histórica. Hayan descendido de los
Balcanes o llegado de las estepas de la Rusia meridional, esos
_ de reinar sobre el mar, un Poseidón equino (Hippos o Hip-
jIIIiIII) asociaba en el espíritu de los primeros helenos, como
.-.ria también con otros pueblos indoeuropeos, el tema del
te asados <lelhombre griego pertenece 'ndoeu- • ' '. a todo un complejo mítico: caballo-elemento líqui-
peos, ya I erencla os por su idioma y que hablan un dia- 61; CilbaJk>..aguas subterráneas, mundo infernal, fecundidad;
1ecto go arcaico. Su aparición en las playas del Medite- ~,huracán, nube, tempestad ... 2
rráneo no constituye un fenómeno aislado. Un empuje B Iupr. la importancia, el prestigio del caballo en una so-
paral~o se manifiesta por la misma época al otro lado del áatad. dependen en gran medida de su utilización para fi-
mar, on la llegada de los hititas indoeuropeos al Asia Me- •• &Iitares. Los primeros documentos griegos que nos ilus-
~
nor y su expansión a través de la planicie anatolia. Sobre el ••• a este respecto datan del siglo XVI: en estelas funerarias
litoral, ~ 'Itóade, la continuidad cultural y étnic"a que se ha- ••• iIbiertas en el círculo de tumbas en fosas de Micenas
bía conservado 'auraii'te cerca"de un. milenio. desde la Troya ....,....5(0). escenas de batalla o de carrera representan a un
1 hasta la 'Itoya V (comienzo de Troya 1: entre 3000 y 2600), --;::tíiiiiiJepie en su carro, que llevan al galope dos caba-
se ha roto súbitamente. El pueblo que edifica la Troya V ••. En esta época hace ya mucho tiempo que los minio~
~udad pnnclpa'ca, más rica y poderosa que nunca, Sltdidinente p1ezclados con la población l~de origen
es~ent~róximo d¿.los minios de Grecia. Elabora la mis- . 5 • o, están establecidos en la Grecia continental, donde
mace"fálíifcil gris, torneada y cocida en horn6's cerrados, que
se difunde por la Grecia continental, las islas jonias, Tesalia
2. a. F- SoiAcHERMEYER, Poseidon und die Entstehung des Griechis-
y Calcídica. ••• ~ Berna, 1948.
la vida urbana ha comenzado a desarrollarse al pie de las for~
talezas que son residencia de los jefes. Han entrado en con-
tacto con la Creta minoica, en pleno auge tras a renovación
4\ie Slgwera a la i&onSh acción de los palacios destruidos por fWwao. reina de Pisa, en la Élida. Tiene una hija, Hipodamia.
rimera vez hacia 1700. Creta les ha revelado un mod vid quie[a casarse con ella, tendrá que ganársela a su padre en
de pensamiento ent~éñte ~ nara,SiUOS:a¡Seha inicia- .-.::ra de caballos. La derrota significará la muerte. Se hanpre-
esa cretización ro esiva del mundo micénico que CiiI- lDUCbospretendientes. Todos ellos han sido derrotados por
••• CIIJOI5 caballos son invencibles, y sus cabezas decoran los mu-
d s ues e 1450, en una ClVl zaclOn p atma común
las islas y a la Grecia confmen
el carro ligero tirado por dos ea
. Pero e arro e ra,
os,J!f> E>dría ser un aporte
j_ tipalacio. Con la ayuda de Hipodamia, Pélope soborna a Mir-
d amiga del rey, y obtiene su complicidad: el carro de Eno-
•••
aIJO eje ha sido estropeado, se rompe en plena carrera. Pélope
así en la prueba del carro, y, en una sola victoria, gana a
dIa domadora de caballos y alcanza la soberanía real. En
serían más"bien los .d;!!dores en este terreno. Por el contra-
;e-, a Mirtilo. auriga demasiado hábil y demasiado emprende-
~~~§aQ, todavíalaSatlalo ' •••. JI80pe se desembarazará de él en el momento oportuno. Los
...
?nkili]( en vías de edificarse, y el reino delo lo convertirán en la constelación del Auriga, que brilla en el
_~"~~ adopta hacia el sigló~ estrtáctica de combate, to- iíiIIIt -mrno.
mándola de sus vecinos del este, los hurritas de Mitanni, po- "'JdIto de habilitación para la realeza coloca la prueba del ca-
blación no indoeuropea, pero que reconocía la soberanía de _lIIjod patrocinio de Poseidón, el antiguo dios-caballo, que apa-
una dinastía indoirania. A los pueblos familiarizados ya con ~ •• ala fase de la civilización micénica, no ya en su aspecto
la cría del caballo, la carretería hubo de plantearles nuevos S iI. !iIIo como un señor del carro, guerrero y aristocrático. En
problemas de selección y adiestramiento. Un eco de esto se ·••••• cs d altar de Poseidón en Corinto (un Poseidón Hippios y
encuentra en el tratado de hipología redactado por un tal n -). d que. elegido para señalar el término de la carrera, con-
Kikkuli, del país de Mitanni, y que fue traducido al hitita. ...-. ~r a su llegada. Por otra parte, Pélope está estrecha-
En las relaciones que se establecieron a principios del si- ~asocjado en su leyenda a Poseidón. El joven, después de la
.•••• di: iniciación en que muere despedazado y cocido en el cal-
glo XIV entre los hititas y los que ellos llaman los achaiwoi
•••••• padre. renace e inmediatamente es «raptado» por Posei-
Oos aqueos o micenios), tuvieron parte las preocupaciones
.•.. El dios hace de él su «copero», según una práctica cuyo ar-
de orden ecuestre. Los archivos reales hititas de Hatussa,
~ se ha conservado en las sociedades guerreras de Creta y que
entre otras naciones de la Ahhiyawa Oa Acaya), consignan
DOS la da a conocer tomándola de Éforo:3 El rapto está
¡_
•••• 7 ••
la residencia de príncipes aqueos, entre ellos Tawagalawas __ '-IiIlI'ID' a un protocolo riguroso, con regalos ofrecidos por el rap-
(¿Etéocles?), llegados a la corte para perfeccionarse allí en CII)a ftIa \la a compartir el adolescente durante un retiro de dos
la conducción del carro. ¿Habrá que relacionar con el nom-
bre del rey hitita Mursilis el del auriga de Enomao, Mirti- 1 ~ X. 483, C; cf. LOUIS GERNET, «Droit et prédroit en Gréce
lo? De éste se conoce el papel que representó en la leyenda - • .I: AJIIIie Sociologique. 1951, pp. 389 Y ss.
en nóade sobre todo, con la cual las relaciones fueron es-
meses. En el momento de su liberación el joven recibe un conjunto tr~has y, .~or w'tImo, sobre la costa meridional, . en Cilicia
de obsequios reglamentarios: su equipo bélico, un buey y una copa.
y. en ~fIlia. También a principios del siglo XIV los mice-
A Pélope le ofrece Poseidón también el regalo que simboliza los po-
mos .se mstalan por la fuerza en Chipre y construyen en En-
deres que adquirió en su trato con el dios: un carro.
komI una fortaleza semejante a las de Argólida. De allí pa-
san a .la co~ta de Siria, vía de tránsito hacia la Mesopotamia
La técnica del carro, que exige un aprendizaje difícil, de- y h.acIa EgIpto. En Ugarit, que hace comercio de cobre con
bió reforzar la especialización de la función guerrera, rasgo Chipre, una colonia cretense, en el siglo xv influyó en la cul-
característico de la organización social y de la mentalidad de tu~a y hasta en la arquitectura de la ciudad. En el siglo si-
los pueblos indoeuropeos. Por otra parte, la necesidad de dis- gwente ~ede el puesto a una población micénica suficiente-
poner de una reserva numerosa de carros a fin de concen- ~ente bIen equipada como para ocupar. un barrio de la
trarlos en el campo de batalla, supone un Estado centraliza- CIUdad.En la misma época, Alalakh, a orillas del Orontes
do, suficientemente extendido Y poderoso, en que los aurigas, ~uerto del.Éufrates y de la Mesopotamia, pasa a ser un cen~
cualesquiera que sean sus privilegios, estén sometidos a una ro ~~ueo Im~ortante. Más al sur, los aqueos penetran hasta
autoridad única. FemcIa,.e?BIb!?s, y Palestina. En toda esta región se elabo-
Tal debió ser, en efecto, la i!lerza militar del reino~ ra un~ cI~zacIon común chipromicénica, en que los elemen-
~e, desde 1450 -lo sabemos desde el desciframiento de tos mm?ICOS,micénicos y asiáticos se funden íntimamente,
la escritura lineal B- Dud,gdomjpar (reta, ~taJ>lecerseen e~ y ~~e .dIspone de una escritura derivada, como el silabario
~acio de Cnosos y ocuparlo hasta su destrucción final, - ~cemco, de la lineal A. Egipto, que había sostenido, espe-
el incendio de T400, provocado tal vez por una sublevación aalmente a lo largo del siglo xv, un comercio ininterrumpi-
indígena. ~ expansión wWénica, que se prolongó desde el do con los cretenses, se abre a los micenios, a quienes acoge
sigln.~asía d liWe yt'J J1eva a dAS ª9YiBji.W20derar~ libre:ente entre 1400 y 13~. ~ también los keftiou, IQS cre-
eu.el Mediterráneo oriental, de las ~.s;W de postas de los oc a oco ehrmnados en ben Ici de sus riva-
aetenseV qUieneSen mayor o menor medida reem~lazan ,Jp;:freta 7a no desempe a, como en el período anterior, el
por todas partes, con ciertos desplazamientos en el tiempo ~~zde mterméCIlarlrJenne ~gtP[eJ'1 el contineníe iía;;;.-
según los lugares. Desde la aurora del siglo XIV colonizan a ay una co oma rmcemca en arna cuando Ame-
Rodas. Th1 vez haya que situar en esta isla, al abrigo de los lI!JDleP, IV, conocido por el nombre de Akhenatón, se estable-
ataques del continente, el reino de Ahhiyawa, cuyo monarca alh entre 1380 y 1350, abandonando la antigua capital de
es tratado por el~reyhitita con las consideraciones debidas
a un igual. Desde Rodas el rey de Acaya podía controlar los í ~~es, en todas las regiones adonde los ha conducido
distintos puntos de la costa anatólica en que sus hombres se .. ~pmtu aventurero, los micenios aparecen estrechamente
habían establecido Y habían fundado colonias. La presencia . dos a las grandes civilizaciones del Mediterráneo orien-
aquea está testimoniada en Mileto Oa Milawunda o Milawa- w.tegra asen ese mlln o del Cercano Oriente que, pese
ta hitita), en Colofón, en Claros, más al norte de Lesbos,
a su diversidad, constituye un conjunto por la amplitud de
sus contactos, intercambios y comunicaciones.
V. GoRDON CHILDE, The dawn 01 european civilization, 6.- ed., Londres, CAPÍTUWO
1957; H. L. LoRIMER, Homer and the monuments, I..ondres. 1950; A. SE- LA MONARQUIA MICENICA
VERYNS, GTice et Proche-Orient avant Homere, Bruselas. 1960; STEI~LING
Dow, <<Thegreeks in the bronze age», en R'!pp,0rts du XIe. Congres mter~
national des sciences historiques, 2. Antlqulté, Upsala. 1960, pp. 1-34,
DENYS L. PAGE, History and homeric ¡liad. Berkeley y Los Angeles, 1959;
The Aegean and the Near &st, Studies presented to Hetty Goldman, Nue·
va York, 1956.
quifirO'ceder,' nó se.encuentra testimonio de forma alguna ~nculan a la 'sociedadmicénica con e 'mun Ó:In oeuro ...
n
de.pago enoroo. en plata O de una equivalencia establecida 11analogía 'esImpresionante sobre todo 'conlos hititas, q\rir-
entre mercancías. y metales preciosos. Aparentemente, la ad- nes, aun orientalizándose, han conservado ciertas institucio-
ministtaciónrealreglamentaba la distribución y el intercam· nes características ligadas. a su organización militar. Alrede-
dor del rey, la gran familia hitita agrupa los personajes más misión que une a los distintos dignatarios del palacio con el
próxiInos al soberano. Son dignatarios del palacio. cuyos tí~ rey: éstos no son funcionarios al servicio del Estado sino ser-
tulos destacan sus elevadas funciones administrativas pero que vidores del rey, encargados de manifestar, dondequiera que
ejercen también comandos militares. Junto con los comba- su confianza los haya colocado, aquel poder absoluto de man-
tientes que están bajo sus órdenes, forman elpankus, asam- do que se encarna en el monarca. Se comprueba también, den-
blea que representa a la comunidad hitita, es decir que agru- tro del cuadro de la economía palatina, junto a una división
pa el conjunto de los guerreros con exclusión del resto del a menudo muy detallada de las tareas y a una especializa-
pueblo, según el esquema que contrapone, en las sociedades ción funcional con una verdadera catarata de vigilantes y su-
indoeuropeas, el guerrero al hombre de la aldea. pastor o agri- pervigilantes, cierta fluctuación en las atribuciones adminis-
cultor. En esta nobleza guerrera, constituida en clase separa- trativas, que se superponen unas a otras, ejerciendo cada
da y, por lo menos en lo que a los más grandes concierne, representant~ del rey, por delegación y en su propio nivel, una
alimentada en sus feudos por paisanos afincados en las tie- autoridad cuyo principio cubre sin límites to"doel campo de
rras, se reclutan los aurigas, fuerza principal del ejército hiti- la vida social.
ta. La institución del pankus puede haber dispuesto, en su El problema no está, pues, en oponer el concepto de mo-
origen, de poderes amplios: la monarquía habría comenza- narquía burocrática al de monarquía feudal, sin~n señalar,
do por ser electiva; posteriormente, a 1m de evitar las crisis por detrás de los elementos comunes al conjunto d?I~~
de sucesión, se habría sustraído a la asamblea de los guerre- ciedades de economía palatina, ,,:..los rasgos que definen más
-.••.•.•
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ros la ratificación del nuevo rey; lmalmente, el pankus, del precisamente ~j;a80 micénico y que tal vez expliquen~ .••• q.•••
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que se habla por última vez en una proclama del rey Telepino este ti o de soberanía no sobrevivió en Grecia al'
de fm~s del siglo XVI, habría caído en desuso; la monarquía :. ~ •.diJ!!s!jas .ague2;
hitita se habría aproximado así al modelo de las monarquías En esta perspectiva resulta frustífero el parangón con los
absolutas orientales, apoyándose menos en una clase de no-
bles cuyos servicios militares fundaban sus prerrogativas po-
líticas, que en una jerarquía de administradores directamen-
-
hititas, porque destaca en todo su relieve las diferencias ue
se aran al mundo micénico de la civilización alatina e e
Sluele ha servido de modelo. El contraste entre esas dOi IRQ,.
te dependientes del rey.1 ar uías se ma en la arquitectura de sus al . .2 Los
El ejemplo hitita ha sido invOCadopor los eruditos que opo- ~reta.y,dédalos de ha ltaclO es lspuestas en aparente de-
nen a la interpretación «burocrática» de la monarquía micé- sorden en derredor de un patio central, están edificados en
nica un esquema de rasgos «feudales». En realidad, ambas el DJisroo plano que la tierra circundante, sobre la que se abren
expresiones parecen ser igualmente inadecuadas y, en su mis- sin defensa por medio.de amplias calles que terminan en el -
ma oposición, anacrónicas. En efecto, en todos los peldafios
de la administración palatina hay un vínculo personal de su-
2. J. D. S. PENDLEBURY, A handbook, to the Palace 01 Minos. Knosos
with its dependencies, Londres, 1954; GEORGE E. MYIDNAS, Ancient Myce-
nae, Londres, 1957.
palacio •.Lámánsiónmicéniéa., con d megaron yJa sala del quema de la corte y del palacio ,micénicos.cEn¡Jacima decla
trono;en.d"centro; eS'uñi'fort~demuros, una organización social, etr~lleva eLtítlllo. dcwa~n¡hka, 4QllJí, .....
~da dej~fesl..q~domma yvigttlt el nCñí6que séexuenne ~u autondadpárectirer~rseen todosJos ni,v:eles~
de la vida
a8m pies, Construida,para resistir un asedio, esta fortaleza • ¡p1Utaii::;;rpalacio el'que regiiiñein~ll:1r&ih'ftU1ms:>-de;ar--
res~uarda; junto a la residencia principesea y sus dependen~ mas, el equipamiento deJos carros, las levas, l:asubordin.a~
das,las casas delos familiares del rey, jefes militares:ydig- ción, composición y movinúento.de las unidades. Perolacolll~
natariospalatinos. SuJunción militar parece, sobre todo, de- petencia del rey no queda limitada ni al dominio delaguerra
fensiva:' preserva eltes:oro real.,en el cual, junto cón las mal de la. economía ..Elánax gobierna también la vida l'elit
reservas normalmente .cóntroladas, acumuladas y repartidas gicsa: ordena. conpredsiónsucaIen3ano, vekpor la, obse'f!""
por el palacio dentro del cuadro de la economía del país; se vancia del ritual y la ~lebración de las fiestas en honor de
acumulan bienes preciosos de otra clase. Se trata deproduc~ los distintos dioses. Fija los sacrificios, las.oblacionesvege-
tos de una industria suntuaria:sortijas, copas, trípodes,cal- tales, las tasas de las ofrendas etigibles.a cada cual según su
deros, piezas de orfebrería, armas artísticamente trabajadas, categoría. Cabe pensar que si el poderío real se ejerce así en
lingotes .de,metal, ,tapices; telas bordadas. Símbolos de poder todos los dominios, es porque el soberano, como tal. se en.,
dhstrumentos de prestigio personal expresan enJariqueza cuentra especÍa.1alenteenrelacÍón con el mundo religioso,aso~
un aspecto propiamente regio. Constituyen la níateriadeun ciado a una clase sacerdotal que se presenta nume,rQsa,yPQ~
comercio' generoso que desborda ampliamente las fronteras tente¡4 En apoyo de esta hipótesis, nótese .que en Grecia se
delrein.o~Objeto de dádivas y contradádivas,sellan alianzas ha perpetuado; hasta dentro del cuadro mismo de la ciudad,
matrimoniales ypólítÍCas, crean obligaciones de servicio;_re- el recuerdo de una función -religiosa,de, los'Teyes, y que ese
compensan a los vasallos, establecen, hasta en países lejanos, recuerdo ha sobrevivido bajo. una fQrnuunítica,Jadel rey di-
vínculos de:hospitalidad; son también objeto de,competición vino, mágico, señordeLtiempo. dispensadordela fertilidad. '
y de conflicto: como se los recibe de regalo, se los conquista A la leyenda cretense. de Minos,. que se.,.soIRet.ecada nlieve
también armasen mano; se organiza una expedición guerre- afios en la caverna deUda aJa prueba que tiene que-renoyar;
ra o se destruye una ciudad para apoderarse del tesoro. Fi~ IRediante un contacto directoconZeus,su .poder real,s res-
nalInente,,-seprestan, más que' otras formas de riqueza, a una ponde· en Esparta.laordalíaque cadanueve.·aÜQs,imponen
apropiación individual que podrá perpetuarse más allá de la los éforosasus dos reyes, escrutando el cielo en eLsecreto
muerte: colocadas al lado. del cadáver como «pertenencias» de la noche, para leer en él si los soberanos no habrán come-
del:difunto, 10, seguirán a, su tumba. 3 tido tal vez alguna falta que los descalifique para el ejercicio
de la función r~at:piénseseJaIllbién' eh el rey bitita,que aban-
J~Cf.laoposición deJos Ktemata, bienes adquiridos por el individuo y 4.Cf.M. «P!:étres etprete$$esdans les documents.myceniens»,
·LE)El)NE,
ile los cuales tiene él la libre disposición '---enparticular su parte de botÍIi"-', ~n Hommage iiGeorgesDumézj~ Latomus, 45, pp . .t29-139,
y de los patróa, bienes adscriptos al grupo familiar, quesoninalienables. '. 5,Odiseq, XIX, 179. ·
dona en plena campafia la conducción de sus ejércitos si sus fructo, parece haber implicado, como contrapartida,servi-
obligaciones religiosas le exigen retomar a la capital para rea- cios y prestaciones múltiples. Es a menudo difícil resolver si
lizar en ella, en la fecha prefijada, los ritos a su cargo. un término tiene una significación puramente técnica (tierra
AlIado del wa-na-ka, el segundo personaje del reino, el la- inculta, tierras privadas con propietarios, a diferencia de las
wa-ge-tas; representa al jefe dellaós, propiamente el pueblo tierras de labrantío, tierra de mayor o menor dimensión), o
en armas, el grupo de los guerreros. Los e-qe-ta. hepetai (cf. si designa un ordenamiento social. Sin embargo, se perfila
el homérico hetairOl), los compafieros que llevan como uni- claramente una oposición entre dos tipos de tenencia de las
forme un manto de modelo especial, son, como la gran fa- tierJJ!.sque designan las dos formas diferentes que puede te-
milia hitita, dignatarios del p:,lacio que constituyen el séqui- ner una ko-to-na, un lote o porción de tierra. Las ki-ti-me-na
to del rey, al mismo tiempo que jefes puestos al frente de una ko-to-na son tierras privadas con propietarios, a diferencia
okha, de una unidad militar, u oficiales que aseguran las re- de las ke-ke-me-na ko-to-na, adscriptas al damos, tierras co-
laciones de la corte con los comandos locales. Tal vez corres- munales de los demas aldeanos, propiedades colectivas del
pondan igualmente al laós los te-re-ta. telestái, si se admite grupo rural, cultivadas según el sistema del open-field y que
con Palmer que se trata de hombres del servicio feudal, de tal vez son objeto de una redistribuciónperiódica. También
barones feudales. 'fres de ellos serían. según una tablilla sobre este punto L. R. Palmer ha señalado una semejanza
de Pilos, personajes tan importantes como para poseer un té- sugestiva con el código hitita, que distingue, asimismo, dos
menos, privilegio del wa-na-ka y della-wa-ge-tas.6 El téme- formas de tenencia del suelo. La del hombre del servicio feu-
nos designa en la epopeya, en la cual es el único de todos los dal, el guerrero; depende directamente del palacio. y retorna
términos del vocabulario micénico relativo a bienes raíces que a éste cuando se interrumpe el servicio. Por el contrario, los
se ha mantenido, una tierra, de labrantío o vitícola, ofreci- «hombres de las herramientas», esto es los artesanos, dispo~
da, con los campesinos que la ocupan, al rey, a los dioses o nen de una tierra llamada «de la aldea» que la colectividad
a algún pe~sonaje importante, en recompensa de sus servi- rural les concede durante un tiempo y que recupera cuando
cios excepcionales o de sus hazañas bélicas. ellos se van.8 Recuérdense también los hechos indios que dan
. LaJenencia del~lo se presenta como un sistema cRW!!l~ prueba de una estructura análoga. Al vaiC)'a,el agricultor (vil;,
....,l2 . g~hace más oscura aún la ambigüedad de muchas ex-
'presiones.7 La plena posesión de una tierra, así como su usu-
sar en qué formas se la realizaba. Cabe pensar, por otra parte, que en lo
que concierne a la tierra comunal del damos, las tablillas no mencionan
6. La interpretación de esta tablilla es discutida. Otros documentos pare- más que las enajenaciones que se han hecho de ella, a título transitorio o
cen, por el contrario, asociar estrechamente los te-re-ta al damos. Se trata- defInitivo. ¿Había, fInalmente, aparte del damos y de los esclavos, una po-
ría, entonces, de campesinos sometidos a prestaciones. blación servil adscripta a la tierra? No podríamos decirlo.
7. La complejidad del régimen territorial se advierte en el vocabulario, 8. Cf. la interpretación, propuesta por P~MER, del término griego de-
sumamente diferenciado, muchos de cuyos términos continúan oscuros. Se miurgós: no «el que trabaja para el público», sino «el que cultiva una tierra
discute acerca del sentido de palabras como ka-ma, lro-to-no-o-ko, wo-wo, de la población»; contra cf. KEN1'ARÓ MURAKAWA, «Demiurgos», en Histo-
o-na-to. Este último término designa una locación, sin que se pueda preci- ria, 6, 1957, pp. 385-415.
cf.latín vicus;griego oikos, grupodecasas),· es decir alhom~ de los Ancianos, la;ke7ro-si-ja (gerousia), con,firmaes.ta rela-
brede la aldea, se opone el kSatrya, el guerrero (de ksatram: tiva autonomía de .lac.omunidadaldeana. Ene$ta asamblea
poder, posesión), el hombre de la pOSesión individual, como intervienen, sin duda, los j efes de las casasm.ás: poderosas. Los
el.barónmicénicoeselhombre de la ki-ti-me-na ko~to~na, simples .villanos •.hombres p,eldamos en sentido propio, que
de la tierra de propiedad individual, en conttapOsicióhala . proveen de peonaje alejércitoy-que,paraadoptaJ laJóJ'IJlula,
tierra comunaldelaaloea.En consecuencia, las dos fomás homérica,nocuentan más en el consejo que en laguerm, son,
diferentes de tenencia del sueknesponderian en la sociedad en el mej.or de losccasos, espectadores, es-cuchanen silencio;
micénica, a una polaridad más fundamental: frente al pala- alosque tienen título para hablar yno .expresan ·sus;senti-
cio, a la corte, a todos; los que de él dependen, ya dirécta- mientos más que con un rumor de aprobación o descontento,
mente;.ya en cuanto a la tenencia de sus feUdos,seentrevé Otmpersonaje,el ko-re~te, asociado· al: basiléus, aparece
un mundo rural, organizado en vllwrrios con vida propia. como ulia suerte de prefecto deJa aldea. Cabría, preguntarse
Esos· «demos» aldeanoSc disponen de una parte de las tierras si esta dualidad de direcciones en el nivellQcalnocorrespon~
en las cuales se asientan; reglamentaD; de conformidadcori de a la que hemos comprobado en el cuadro del palacio: como
las tradiciones y las jerarqtIf$locales, los problemas que plan- elánax, el basi/éu$ tendría prertogativasprincipalme,llte reli-
teaIl)en su nivel, los tfabajoScagtÍcolas, las actividadespas- giosas (piénsese enlos phylobasiléis de la Grecia clásica); el
torilesylas relaciones de VéCindact Es en ese cuadro proviri- ko-re-te, conioella~wa-ge~tas;ejerceríatma funciónmilitar~
ciW dQDdeaQj)nis;~inespéIadamente, . ·najequellevá""" Habría que ·relacionarel término ~on koiros, ;tropa wina~
eltítulo pua nourialmente· . os ttaduci o da; tendría el sentido; del k6iranoshomérico, cél$isinónimo
~i:e-u, clhl1§,iléus homérico. No esp de· hegemon, .pero -que, asociado a·basiléus •.pareCe indicar.
su palacio; s1no un simple señol dueñ&dJytu dominio' rnral si·no una oposición, por lo. menos una-.popularidad, una di~
y vasallo del ánax~ Este· Vínculo de wsallaje, en unsistellla ferencia de planos. Porlo·demás,el llamado Klumenos,ko~
de' economía en"Q'üetodo .está contabiliZado,· reviste también re"te de la aldea de, l-te-re-wa dependiente del palacio de Pi-
la .forma de una responsabilidadadminiStrntiva: vemos al b'a- los,figura en .otra tablilla como.comandantede Ullaunidad
s#éus queVÍgila la distribución de las asigI1acÍon.es en bronce militar; una terceraJe da el calificativo· de mo~to~pa (mQirQ~
destinada a los herreros que, en su territorio, trabajan para pas), poseedor de una moira, de un lote de tier.raJo
el palacio. Y, naturalmente, él mismo contribuye, con otros Por incompleta que sea nuestra información, pareceposi~
ricos señores del lugar; según una cuota debidamente fijada, bleextraer de ella algJlnas ~nclusionesgenerales.referente§
á ésos suministros de metal.9 Junto al basiléus, un Consejo a los rasgos característicos de las monarquías. miéénicl;\S:.
~
9.. La asimilación del pa-si-re-u albÍlSiléus hasido recientemente discuti- 10. MARI1Ns. RUlPÉREZ,«KO-RE-TE et PO-RO-KO-RO.:rE-RE, Remar-
da. Según P ALMER, se trataria de un oficial provincial que controlaba los quessilr l'organisationmilitaire mycénje!)cne»,en Études M;yeér¡irm"es.Ae-
equiposdemetaIúrgicos que trabajaban para el palacio. C[ LoR. PAtMER, tes du Coiloque inter:(lfltionalsur les t~ myeéniens. pp. 10S-12Q;c:ontra:
«LinearB textsofecoriomic interes6>, SerftlPhilologiea Aenipontana, 7-8, J.TAILLARDJU, «Notules mycéniennes. MycénienKe-recteet homéJique, ~n
1961, pp. 1-12. Revue des ÉtUdes.grecques,· 73, 1960. pp. ;1-S.' _
1. ~te todo, su aspect2 tlS¡UCQljo.j)}Ínqxse apoya en ua-a tenida dentro de grupos estrictamente cerrados. A los reyes
éijjffitocr,aciagllgreQz lps aurigas, sometidos a su autoridad, .,!!ticé~;.2s, aq1!~s cenws espe~ados de..~b~ crete~
pero' que constituyen, dentro del cuerpo social y de la orga- se~ lt;s s'l~1És!raron! al mismoJkm.RQJlY,slll.§~~~Wf-*d.Q~
nización militar del reino, un grupo privilegiado, con su or- _esguelll~~~2.~~~.2!~!!l!ción. g~.§.yt.palacios.
ganización particular, su modo de vida propio.
/ 2. Las comunidades rurales no están, respecto del palacio, Para los monarcas de Gre,ga, el sistS:W,aJ2&atino represen-
en una dependencia tan absoluta que no puedan subsistir sin taba un notable instrumento de poder. Daba la posibilidad
él. Suprimido el control real, el damos continuaría trabajan- de e~ªblecer un control riguroso del Estado sobre un exten-
do las mismas tierras con las mismas técnicas. Como en el .J.?territorio. Absorbía y les permitía acumclar toda la rique-
pasado, pero en un marco en adelante ya puramente aldea- za del pros" (!l)ncentraba,,"-bajounadirección
r; ii:1'!. _O'~~'~_"",'W"''''''''"
..••••
única, recursos
_
no, tendría que alimentar a los reyes/ya los ricos sefiores del •.. y fuerzas milit~rtantes. Posibilitaba también las gran-
lugar por medio de entregas, obsequios y prestaciones más des aventurásen países lejanos, para establecerse en tierras
o menos obligatorias. nuevas o para ir a buscar, allende los mares, el metal y los
3. La organización del ~~ci9~ con su personaladminis- productos que faltaban en el continente griego. Se advierte
trativó~sus téCnIcas de ctmtabilidad y de control, su regla- una estrecha relación entre el sistema de economíapalatina,
mentación estricta de la vida económica y social, presenta un la ~ansión ijiicéDj~~a través del ~edit~~o y el desWo- ,
carácter de imitación. To,d.oel ~is!ema reposa sobre el empleo 110eDArecia misma, junto a la vida agrícola, de IAPdI ªUesa~ .~
critura"ti~ con~!!~~ ~ archjy,,9.s...Son
los escribas~ ,.]Jía ya muy eSPi'ci?1j~a, organizada en gremios según el mo-"':>
retenses, asados al servicio de 1 . . . nicas, quie- delo oriental.
s, transformando la escritura lineal usad acIO e La invasión dórica destruye todo este conjunto. Rompe, por
nosos mea! A fin de a al dialecto de los nuevos ._. ~íiQ; sjg1os.los vinculosde9recla C?~ Orie~pm-con¿
sefiores (lineal B), les han aportado los medios de implantar .a barreIi:'AiS'!ftdb;"'rep1"egad7)sóbresí mismo,
~ta GNsia e6i1tintntallos métodos administrativos propios el continente rie o retó a a un
de la economía palatina. La extraordinaria fijeza del idio- _me9-te agrícola. El mundo homérico no conoce. ya una.dj~
ma de las tablillas a través del tiempo (más de 150 afios sepa- ;¡¡z; lIal Ira6jjjQ coñiE,arable a la del mundo micénico ni el
ran las fechas de los documentos de Cnosos y de Pilos)u,y , empleo en una escala tan vasta de la mano de obra servil.
del espacio (Cnosos, Pilos, Micenas, pero también Tirinto, .DeSCQnoce¡as mj1tiplescorporaciones de «~ttS de lftos
Thbas, Orcómeno), muestra que se trata de una tradición man- ~munientas», ;,grupadas en las cercaniá'S"'ttelpalacio o si~
tuadas en las aldeas para ejecutar allí las órdenes reale&:Al
caer._~t~~1.~.,Wistema,p.alªtm~~:.derrumba P..2!"
11. Si se acepta, en cuanto a los documentos de CNosos, la datación de en.tg,.Q;,..j~y?~~ levantarse. El término 7fn~a-
A. J. EVANS. Sobre la controversia que han planteado a este propósito L.
R. PALMER Y S. HOOD, cC. J RAISON, «Une controverse sur la chronologie rece del vocabulariopropraiñeñte¡;~iítico. 10 reempJa~a, en
cnossienne», en Bul/ de /~ss. Gui/laume Budé, 1961, pp. 305-319. su empleo técnico, para designar la funeióñTéal, la palabra
't::~1CUyo.valor estrictamente local hemos' visto y. que, S. RUIPÉREZ, «Myeenaean land-division and livestock grazing», en Minos,
5, pp. 174-207; G. THOMSON, «On greek land tenure», en Studies Robin-
más quea.una persona única que concentre en sí todas las
son, 11, pp. 840-857; E. WILL, «Aux origines du régime foncier grec», en
formas del poder.designa,empleiidaen plural, una ·catego~ Revue des Etudes Anciennes, 59, 1957, pp. 5-50.
ría de grandes que sesitúan,.tantoun6s"comO.otros, en la
cúspide de la jerarquía social.~rimido el reinado de~
oseencuentrán h,,!!elluyádeuncontrol org~~ªd? pp! el
; de. Un a arato ádmimstrativo, ni de una clase .dees¿a-
La escritura misma desáparece, como arr or el
errumbe e OSplOS .. •uan. o. os'~egos vuelveii'a~~
rU6nfllt, n:mléSl1el'Sl81~~,fomanaola eSulvezde 'k,s1elu~~
griega. "," ' , ' '" . " " GOn otros un descubrimiento o una,opiniónpersona~
- ,Secomprende así el alcance de unfl~xindicas.~t¡que sur- les; quieren, al deposltarsu..m.en~aJe lo mesonjhacer de
gió. desde el nacimiénto de 1~IIQad,:;Ji& ~accióR.~e las~j él elbten comJÍn de la, ci2dad; una noma suscepiI5Ie; como
~i·41E§sIibidlli'PQse hace más que asegurarlespérmanen~ la ley, d.eimponerse a todos.3 Una vez divulgada, su sabidu;.
cia yfijeza;á la autoridad privada delos basiléis, ría adquiere una ronsistencia y una objetividad nuevas: se
-cuya función era la dé «decir» e ere,c o; se'e constituye a sí misma como verdad. ,No .setrata ya de un se·
bienconIÚn, en regla general,:susceptible ,de ser aplicada por cretúreligoso, reservado -1:\. unoS cuantos ,elegidos. fav.oreci.
~fod();¡ En el mundo de Hesíodo, anterior al régimen dos por una gracia divina. Cierto es que la verdad del sabio,
como el secreto religioso; es revelación dejo, esencial;descu.,
brimientode una realidad superior que sobrepasa en mucho
,2,. ,JOHI'I FoRSDYKE,', Q.reecebeforeHomer,', Ancient" cllronoJogy and al común de los hombres; pero alconfiarla',a laescntura,se
m)'tliologj,l-Omires, 1956, pp. 18 y ss.; cf.tanibién las observacion'es de eL,
PRÉAUx, «Du linéáiie;Bcréto-mycemen' aux ostnica grees d'Egypte», en
ChrtmiquóJ'Egypte, 34, 1959; pp_ 79-85,
tos secretos, las fórmulas ocultas, se despojan de su misterio
)~~:; f!c:~ol:éí~2::;;;~-i~~~g~~c: y de su poder religioso, para convertirse en las <<verdades»que
reconocer que ella es, de derecho, accesible a todos, admitir
gue se la someta, como en el debate político,..¡d juicio de to-
~os! cgn la esperanza de que en definitiva será aceptada y r;---
~._~e~
debatirán los Sabios.
es.§iD difih'JlHuJ Di liill resj$~a
vida social se ·a entregado así a unaJ?ublicigad cpmeJeta
que la
cÓnocida por todos. El proceso de divulgación se realiza por etapas; en t040s los
Esta transformación de un saber secreto de tipo esotérico terrenos encu stáculo In-
en un cuerpo de verdades divulgadas públicamente, tiene su cluso en e 'tico, ciertas prácticas de gobierno se-
paralelo en otro sector de la vida social. Los antiguos sacer- creto conservan s-npleno perlodo clásico una f()f!!la de po-
<k>ciospertened~!~c. en J2ropiedad a ciertos &eñ~y seftalab;n ~r g'iie 0Eera por vías misteriosas ~ IJledicis'sobrenatuHiI~~:-
su familiarización especial con una potencia divina; cuando El.régimen de ESJ2artaofrece los mejores ejemplos de tales
se constituyel~olts:.,ésta.lQs C:Q~.sa ~I!.suprovecho y hace procedimientos secretos":"Pero la utilización, como ~cni~_
de ellas los cultos oficiales de la ciudad.~La protección que de gobierno,je san'Qs~gQQ\¡' disoricJ1J2§Qrivados,~-
la divinidad reservaba ~~~~"?ó~xa:a ejer- 'I:61uslvamentereservados a ciertos magistrados o de coleccio-
Q~_~'''~'' y_o. Mt! "
cerse, en adelante, e.D be.tlpfichd.e la coro.unidad eDteta ~o nes adivinatonas no divulgadas que se apropian ciertos diri-
quien dice cult&de ciudad dice culto público. Todos los anti- ._/é gentes, está también testimoniada en otras partes. Aclemás,
guos sacra, signoNte iiIV%stidura,símbolos ret~osos, 61~ / muchas ciudades cifran su salvación en la posesión de reli-
ñei: :wzmzrde madera, celosamente conservados como talis- quias secretas: osamentas de héroes, cuya tumba, ignorada
manes de poder en el secreto de los palacios o en el fondo del público, no debe ser conocida, bajo pena de arruinar al
de las casas sacerdotales, emigrarán hacia el templo, residen- Estado, más que por los úIlicos magistrados calificados para
cia abi~Uic flc;dancia
--.r-~~,., --,
.. pública.Ertéste""e§t'tlC1lSiIdpersonal,
'--'''''''''''''\o-=:'' .:.:..),,~,,~~~
recibir, al tomar posesión del cargo, tan peligrosa revelación.
vuelto hacia afuera, y que proyecta ahora hacia el exterior El valor político atribuido a dichos talismanes secretos no es
el decorado de sus frisos esculpidos, los antiguos ídolos se una simple supervivencia del pasado ..Responde a necesida-
transforman a su vez: pierden, junto con su carácter secreto, des sociales definidas. ¿La salvación de la ciudad no pone
su virtud de símbolos eficaces; se convierten en «imágenes», necesariamente en juego fuerzas que escapan al cálculo de
sin otra función ritual que la de ser vistos, sin otra realidad la razón humana, elementos que no es posible apreciar en un
religiosa que su apariencia. De la gran estatua cultural aloja- debate ni prever al término de una deliberación? Esa inter-
da en el templo para manifestar en él al dios, se podría decir vención de un poder sobrenatural cuyo papel es finalmente
que todo su «esse» consiste desde este momento en un «per- decisivo -la providencia de Heródoto, la tykhe de Thcí-
cipi». Los sacra, cargados antiguamente de una fuerza peli- dides-, debe tomarse muy en cuenta, reconociendo su parte
grosa y sustraídos a la mirada del público, se convierten bajo en la economía de los factores políticos. Ahora bien, el culto
la mirada de la ciudad en un espectáculo, en una «enseftanza público de las divinidades olímpicas no puede responder más
sobre los dioses», como bajo la mirada de la ciudad ios rela- que en parte a esa función. Se refiere a un mundo divino de~
masiado general y también demasiado lejano; defme un or- vilegios inaccesibles al común. Pero, contrariamente a las ini-
den de lo sagrado que se opone precisamente, como lo hierós ciaciones anti as a ue se sometía a~bl$ gri!KuerosF::>
a lo hosios, al dominio profano en que se sitúa la adminis- a los kouro', que les conferían U!Ulhabilitación para elpo-
tración de la ciudad. La laicizació!Wle todo un plano de la <Jg. la&QJll,Ws agrupaciones ~ec{e~ ~stai-áíi~enaClelame¿cm:~
vid;l lítica tiene com~contrapartida una religión oficial que f1naaas a un terreno puram~nte. r~ligioso. Dentro del CU;iQrO
a establecido sus stancias en relación con os asuntos h__- de la ciudad, la iniciación no puede ap~rtar más que una
~noest re . - transformac" . i . ., . Los
!!i.Yi~~J~~~'.:-k:!!.~Sin embargo, cual~squiera que sean e epoptés, son puros, santos; emparentados con
la lucidez de ios1clésPO!íticos y la sabiduría de los ciudada- lo divino, están ciertamente consagrados a un destino excep-
nos, las decisiones de la asamblea se refieren a un futuro que cional, pero que ellos conocerán en el más allá. La promo-
continúa siendo fundamentalmente opaco y que la inteligen- ción de que han sido objeto pertenece a otro mundo.
cia no puede captar completamente. Por lo tanto, es esencial A todos cuantos deseen conocer la iniciacjó,p, el misterio
poder dominarlo en la medida de lo'posible, con otros recur- les ofrece, sin restricción de nacimiento ni de categoría, l~ pro-
sos que pongan en juego no ya medios humanos, sino la efi- mesa de u a inmortalidad bienavent da que en S'l: 9Á!tlI'
cacia del rito. El «m?9!HYi~mo» eolític0,j,ue preside las ins- era pri e c ; divulga, en el círculo más
tituciones de la ciudad se..oR<;>e.e~induda, a la¡. ªptiID!~ amplio de los iniciados, los\ecretos religiosos que antigua-
proc~imientos
»ih ...
relilri0sos de 60bierno, };lerosin
¡:v..)l¡.q¿IE ,n ". - - I- -
exeluidoli, no
- - - - !l\:!j¡
mente pertenecían como propiedad a familias sacerdotales,
obstante, radicalmente.4 como los Kérykes o los Eumó/pides. Pero, a pesar de esta de-
-Por lo demás, en el terreno de la religión se desarroll<yh mocratización de un privilegio religioso, el misterio ennin-
al margen de la ciudad y paralelamente al culto públic~~
.'2 i"
-
la cual se expresa su naturaleza paradójica: entrega al públi- ""d~enunca del todo de esaambj3WMad que marca su origen.
co un saber que ella proclama al mismo tiempo inaccesible El filÓ5~f2 OSQJará siempre entre dos actit],ldes,titubeará en-
a la mayoría. ¿No tiene por objéto revelar lo invisible, hacer tre dos tentaciones contrárias. -4I!.l!-~yep~s afiwa¡á que es el
ver ese mundo de los ádela que se oculta tras las apariencias? ..J,Ínj&g caliúc,u;lg ~~~l Estado y, tomando orgullo'i'a-
!¿ sabiduría revela una verdad, tan preWW9sa ~ue debe pa- mente el puesto del rey divino, pretenderá, é;ll nombre de ese
garse al precio de duros esfuerzos y que continúa estando, «saben> que lo eleva QW".~I).~i.tnªM~~J~S, reformar
como la visión de losepoptés, oculta a las miradas del vulgo; toda la vida socl'áfyordenar soberanaÍnente la ciudado)Qtras ..••
aunque expresa el secreto y lo formula con palabras,..,d,gl;..- xeces se retirará del mundo para replegarse en1Wa~bjdHtía.
mún d 1 es no puede captar su sentido. Ll5Xª-.s:I;
mis.te- rputam~~~~-agrupmrctlJen aerte(lo;:de sí a unos cuan-
,rio a la plaza pÚlWsa; o ace o ~..' de un tos dis.::; ~Hi instaurar con ellos, en la ciudad, otra
estudio, pero ~gJ.le geislk ~er...:sinembargo, un tnisterio. ~ ciudad al margen de la primera y, renunciando a la vida pú-
Los ritos de iniciación tradicionales que protegían el acceso blica, buscará su salvación en el conocimiento y en la con-
a revelacionesprohibidas, la sophía y la philosophía, los reem- templación.
plazan por otras pruebas: una regla de vida un camino de as-
cesis, una senda de investigación que, junto a las técnicas de A los dos aspectos que acabamos de sefíalar -prestigio de
discusión y argumentación o de nuevos instrumentos menta- la palabra, desarrollo de las prácticas públicas-, se agrega
les como las matemáticas, siguen manteniendo las antiguas
•.
•••~() raslt0 para caracterizar el universo espiritual de la polis .
Los que componen la ciudad, por diferentes que sean en ra- mía pudo adquirir a fines del siglo VI una fuerza tan gran-
. zon de su origen, de su categoría, de su fuilción, aparecen lie; SIPUQOlustificar la reivindicación popular de un libre ac-
en cierto modo «similares» los unos a los otros. Esta simili- ceso del démos a todas las magistraturas, fue sin duda por-
tud funda la unidad d~ Ía po/ls, ya que para los griegbs s610 que h2!1?ía SUS ~es e~un.;_~9ición i "alitaria antiquísima,
~m)!iíítes pu&ren ~ncontrarse mutuamente unidos por porque respondía, incluso, a Ciertas actitudes pSICOOgI e
...laj=)hi/í!i.:.oCiados en uha miWa, c"~mqnid~d.Ellín~1 la aristocracia de I~P!.ee/~ ~.!1efecto, fue aquella ~obleza
hombre con el hombre adoptará así, dentro del esquema e $Wliwr J@,* estableció por primera vez, entre la califi~ci8n
la ciudad, la forma de una relación recíproca, reversible, que guerrern'y el derecho a participar en los asuntos públicos, una
r~phy;aráA 1'» r;!acjQJ)es jetáwnicªs de sumiSIón y dQ~ equivalencia que no se discutirá ya. En la po/is el estado de
n~~ción.Todos cuantos participen en el Estado serán defini- soldado coincide c~n el de ciudadan"O:"'qúieñ'tlenesa pué§to
dos comoH6moio~ semejantes, y, más adelante en forma más en la formación militar de i~ci~dad,lo tiene asimismo en
abstracta, como Isoi, iguales. A pesar de todo cuanto los con- su organización política. Ahora bien~ mediados del si-
trapone en lo concreto de la vida social, se concibe a los ciu- ~lo VIIJasbWQgificac:iQ~del amJªwlaU0 ;';na ~evoluc:i&t'
dadanos, en el plano político, como unidades intercambia- de la tecmca del combate t ans el ersonaje del gue-
bles dentro de un sistema cuyo equilibrio es .la ley y tUY1:! _rrero. cambian su puesto en el orden social y su es pSI-
norma es la igualdad. Esta imagen de! W!wda humano en: cológico.6
contrará en el ¡¡igJaVIsu expresión rigurosa en un concepto, I¿t aparición,skl hoplita, ~~sadam~nte ar~ado, q~e S!lm
:sca;:(....
,. •
el dxJisonolifn¡deml1 RartjciEag,ónde tgdQs los ciud~s batIendo en fila, en form~1J cenada, siguiendo el princi -e:;...-.
..1~el eje~ciciodel pod~~.~o antes de adquirir ese vliiOrple- pio de la falange, ét!.'!L1~o~j§!Y~UtLa:> J?r.er!,2ativ
namente deínocrático y de inspirar en el plano institucional militares de los ~~.Jodos cuantos pueden costearse su
reformas como las de C/ístenes, el ideal de isonomía pudo equipo de hoplitas -es decir, los pequeños propietarios li-
traducir o prolongar aspiraciones comunitarias que remon- bres que forman el demos, como son de Atenas los Zeugites-,
tan mucho más alto, hasta los orígenes mismos de la po/is. están situados en el mismo plano que los poseedores de ca-
Varios testimonios muestran que los términos de iso'Jomíª-- ballos. Sin embargo, la democratización de la función mili-
y de.iwcratía han servido para definir, dentro de los círculos tar -antiguo privilegio aristocrático- implica una renova-
aristocráticos, cmcontraw§icign.w I2Qger absah¡tg di' vas solo ción completa de la ética del guerrero. El . oe homérico, el
(la !J1onarkh.ía O JafJ'rm¡jlff6trun régimen oligárquico en que buen conductor de carros, Doaía.§Qbrevi~un so-
Íaarkhé se reservaba para un pequeño número con exclusión na del j¡.!pwfu~:¡.a,p2.tic;,n,~
~~h2_2s.somún con el hoIili1a,
de la masa, pero era igualmente compartida por todos los
miembros de ese"selecta minoría. 5 Si la,Jxigencia de .is!!.!!f!::--7 6. Cf. A ANoREWS, The greek tyrants, Londres, 1956, c. 3: «The military
factor»; F. E. ADCOCK, The Greek and macedonian art 01 war, Berkeley y
5. Cf. V. EHRENBERG (Origins 01 democracy, 1. c.), quien recuerda que Los Angeles, 1957: sobre la fecha de aparición del hoplita, cf. P. COURBIN,
el poema de Armodio y Aristogitón glorifica a estos eupátridas por haber «Une tombe géométrique d'Argos», en Bulletin de correspondance helléni-
hecho a los atenienses isonomous; cf. también TuCíDIDES, III, 62. que, 81, 1957, pp. 322-384.
este soldado-ciudadano. Lo que contaba para el primero era entre los espartanos, a Aristódamo: el hombre que formaba
la proeza individual, la hazaña realizada en combate singu- parte de los trescientos lacedemonios que habían defendido
lar. En la batalla, mosaico de duelos individuales en que se las Termópilas; sólo él había regresado sano y salvo; ansioso
enfrentaban los prómakhoi, el valor militar se afirmaba en de lavar el oprobio que los espartanos atribuían a aquella su-
forma de una aristeia, de una superioridad enteramente per- pervivencia, buscó y encontró la muerte en Platea, realizan-
sonal. La audacia que permitía al guerrero realizar aquellas do admirables hazaiias. Pero no fue él a quien los espartanos
acciones brillantes, la encontraba en una suerte de exaltación, otorgaron, con el premio al valor, los honores fúnebres tri-
de furor bélico, la lyssa, a que lo arrojaba, poniéndolo fue- butados a los mejores; le negaron la aristeia porque, comba-
ra de sí, el menos, el ardor inspirado por un dios. PerQ el ho~_ tiendo furiosamente, como un enajenado por la lyssa, ha.bía
plita no conoce ya el combate singular; tiene que rechaz.ar, abandonado su puesto. 7
~ se Ieolf~~ ~atémaclon dé mr,!]~[g~~J~~~el\te: iE~~:- Este relato ilustra en forma sorprendente una actitud psi~
dual. el hombre de la batalla codo a codo de la lucha hQm- cológica Que no se manifiesta sólo en el do~ióde'ia gue-
. ,~~
bró a hombro. e o a.a lestr o para guardar la fda, para rra, sino que, en todos los planos de la vida social, acusa un
marchar en orden, para lanzarse a un mismo paso con los viraje decisivo en la historia de-la.poltt,.Llega un momento
demás contra el enemigo, para cuidar, en lo más enconado ~ ~ue la ciudad rec~~ las conductas tra ..
del combate, de ~o abandonar su puesto.4:! virtud gU~uera <""
tocrada tendentes a .,tar el pr9i..E~~fo er
...pO es ya fruto de la.-ordendel thymós; es re~u1tadode la soPh.- t(Jé los individuos y élé1O~~~!~por en<;i!!H!,ge
. s ne: un ominio completo de sí, üna constañ"i'eVl -:aa
Data SQwetcf§ea u.na SCl!?.na comlID, la sangre fría nec.c-,
~un.: N,iwm [q:~glili:i'f,~~r~.y I~IÍ e
--- . ... 1 ._
oombate de una gloria puramente pnvada, s~QDdenaD tam-
saria ~ refrenar los impulsos instintivos 9ueamen¡;tYJl con bién como desorbitancias, ~~2Jz.Ele"~4~la~~ZS1-4,"c¡l.!p.¡g
_, t!e~!~••ba,r el o~den~neral c:hi la fg¡:macióu: La falange. hace _.en el ]rili~i" la s\lJl.t:uos.idad..~lQs.i~.~.§"J~s manifestacio-
del hoplita, como la ciudad del ciudadano, una unidad mter- nes excesivas de dolor en caso de duelo y el comportamiento
cambiable, un elemento similar a todos los otros y cuya aris- muy llamativo de las mujeres, o el demasiado seguro de sí,
teia, cuyo valor individual, no debe manifestarse ya nunca demasiado audaz, de la juventud noble.
sino dentro del orden impuesto por la maniobra de conjun- Todas eS!as grácticas sQQ..ella4t.flMte~ch¡w)da&of)9HfUe
to, la cohesión de grupo, el efecto de masa, nuevos instru- .JlcJlsan las desiglla)da~§,y el seIltimiento de d~~~-
mentos de la victoria. Hasta en la guerra, la Eris, el deseo
.•• da CJ;;~los individuos, provocan litenvr~onan-. U.'
de triunfar sobre el adversario, de afirmar la superioridad so-
bre los demás, tiene que someterse a la Philía, al espíritu de
cias en e grupó;"'ponen en peligro su equilibrio, su unidad, J".
y dividen la ciudad contra sí misma. Lo que ahora se enco-
comunidad; el poder de los individuos tiene que doblegarse mia es UD ideal austemde.reseLYa,~contención, un estilo.de
ante la ley del grupo. Heródoto, al mencionar, después de cada vida severo, casi ascético, que ~sfuma entre los ciudadanos
-- "".,~~-,
...
,;. ".~~_,.~ t . ..
relato de batalla, los nombres de las ciudades y los indivi~
duos que se mostraron más valientes en Platea, da la palma,
.las.diferencias de costumbres y condición a 1m de aproximar- reforma que suprimía la antigua oposición entre ellaós y el
los los unos a los otros y unirlos como a miembros de una démos para constituir un cuerpo de soldados-ciudadanos, de-
sola familia. finidos como hómoioi, todos los cuales disponían en princi-
;f:npsparta f.we el fag¡Qf militar el que parece haber repre- pio de un lote de tierra, de un kleros, exactamente igual al
sentad'o, en el advenimiento de la nueva mentalidad, el papel de los demás. A esta primera forma de isomoiría (tal vez hubo
decisivo. La Esparta del siglo VII no es todáViá aqr¡el Estado entonces un nuevo reparto de tierras) hay que agregar el as-
cuya originalidad provocará entre los demás griegos un asom- pecto comunitario de una vida social que imponía a todos
bro con mezcla de admiración. Está por ahora incorporada un mismo régimen de austeridad, que codificaba, por aver-
al movimiento general de la civilización que lleva a las aris- sión al lujo, hasta la manera de cómo debían construirse las
tocracias de las distintas ciudades al lujo, haciéndoles desear casas particulares y que instituía la práctica de las syssitíai
una vida más refinada y buscar las empresas lucrativas. La o comidas en común, a las que cada cual aportaba todos los
ruptura se produce sobre sí misma, se cuaja en instituciones meses su escote reglamentario de cebada, vino, queso e hi-
que la consagran, enteramente a la guerra. NQ sólo [e,pugja...- gos. Hay que hacer notar, finalmente, que el régimen de Es-
la ostentación de la riguez¡, sino que se aerra a todo ~ parta, con su doble monarquía, la apella, los éphoroi y la ge-
. io con el extranjero, comercio, artesañra:; prolÍí- rousía, logra un «equilibrio» entre elementos sociales que
be el uso de los met es preCIOSOS; después, hasta el de las representan funciones, virtudes o valores opuestos. En ese
monedas de oro y plata; queda al margen de las grandes co- equilibrio recíproco se funda la unidad del Estado, ya que
rrientes intelectuales; desdeña las letras y las artes, en las que cada elemento está contenido por los otros dentro de límites
antes se había distinguido. La filosofía, el pensamiento grie- que no debe trasponer. Plutarco asigna así a la gerousía una
go parece, pues, no deberle nada. función de contrapeso, que conserva, entre la apella popular
Pero sólo se puede decir eso: «parece». Las transformacio- y la autoridad real, un constante equilibrio, colocándose, se-
nes sociales y políticas que determinan en Esparta las nuevas gún los casos, de parte de los reyes para oponerse a la demo-
técnicas de guerra y que culminan en una ciudad de hoplitas, cracia o de parte del pueblo para dificultar el poder de uno
traducen, en el plano de las instituciones, aquella misma exi- so10.8 Asimismo, la institución de los éphoroi representa en
gencia de un mundo humano equilibrado, ordenado por la el cuerpo social un elemento guerrero, «junion> y popular,
ley, que los Sabios, hacia la misma época, formularán en el en contraposición a la gerousía aristocrática, caracterizada,
plano propiamente conceptual cuando las ciudades, a falta cual conviene a.los «seniores», por una ponderación y una
de una solución de tipo espartano, pasen por sediciones y con- sabiduría que deben compensar la audacia y la pujanza gue-
flictos internos. S&JJa iPSi¡~r;l.g, con razón, en e.l ,!!caísmo doS rreras de los kouroi.
las institucio~§
•.•• u. .'
~Jª:¡cnaJ,e¡ESI\lirta permaneció obstinada- En artano la sociedad ya no forma, como en
mente aferrada: clases de edades, iniciaciones guerreras, e ocu a el rey.
kryptía. Pero hay que destacar t~b,~0J.r2:~,r.,asgOS LWr~
~~ales sd11Tbf:'ntóa su época: el espíntu igualitario de una
- ~~~~~''''F~~''''~i:;:!;~",t'~''''''' ·~~~""'d""¡.4"'_.••
¡ •••
dictorios las fórmulas sentenciosas y definitivas. La palabra
lbdos cuantos, habiendo recibido el adiestramiento militar
11>nla serie de laS pruebas y las irnciaclO'iieSlt\leimp11ca:PQ-
.:;se'enun klerw.:¡ Itm~iww en las sy~JJifJi,.,.f!,f;.
~
encuentran ele- Q~cJJJares -*,5 qJle_se someteD
-., . ..
continúa siendo para ellos aquellas. rhetrai, aquelmi'leVe.s ca~j'F
.. -
--
e~ids.~,fasplOs~ >.: <\e~c¡!"doMde
za aj.mJ!¡;¡,dQ ~
la hr¿f¡¡osyne, que caracteri-
3 La/ostentación de la riqueza pasa a
.,
3. Cfr. SANIO MAzzA!uNo, Fra oriente e occidente. Ricerche di storia gre-
fines del siglo VIII,reemplaza a la del bronce en cuanto a los
objetos de producción corriente);junto con los enderos y la
gente que, tanto en la costa como en el puerto, vive del mar,
~~[t:~/
I>-~ "'- /;'" .
./11/ Ir;;
/' te ~.e.::.t.' t
,,~(~ ·ro! .
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«
allogos, de los «sacerdotes que se ocupan de los t etái». En e es Ql!ieredemostrar el como
de
ea esos magos purificadores, la figura d EplDléni . una familia ampliada, ya que se forma agrupando aldeas que
es destaca con partí uly relieve. Plutarco o e me como 1eúnen, por su parte, núcleos familiares. Hace notar que el
"" a· io en cuestiones fvinas. dotado de una SOphÚl «entu- oikos, la familia doméstica, es una comunidad natural, una
siasta e iniciática»;6 es a él a quien se Bama a Atenas para koinonía; y recuerda a este propósito los nombres con que
arrojar de ella la míasma que pesa sobre la ciudad después han sido designados los miembros del oikos por Carondas
del asesinato de los Cilónides, Promotor de ritos catárticos ..", . y por Epiménides; la aproximación es, en sí misma, intere-
es también un adivino inspiradO'éúyo saber, nos dIce Aristó- sante. Carondas es el legislador de Catania; como Zaleuco
teles, descubre el pasado, no el futuro; su don de doble vista de Loc.res,a quien se considera su maestro y al que se ha aso--
descubre, efectivamente, las faltas antiguas; desvela los crí- ciado comúnmente su nombre, habría hecho preceder sus Le-
menes ignorados cuya impureza engendra, tanto en los indi- yes de un preludio análogo al que Platón introduce como pró-
viduos como en las ciudades, un estado de perturbación y de logo a su capítulo IX dedicado al derecho criminal: se trata
enfermedad, el delirio frenético de la manía, con su cortejo de un verdadero encantamiento, de una ep6dé, que debe ser
de desórdenes, de violencias y de asesinatos. Pero e~.refQJie- cantado y que se dirige a aquellos cuyo espíritu está obsesio-
mador reli 'oso, fun or de santuarios y de ritos, ~e nado por el pensamiento de actos impíos y criminales. Antes
'. ' o como un consejero político 'lue So1Qnaso- de sancionar las penas represivas, los legisladores quierenac-
cia a su obra legislativa. Eñ"m'fondo se trata, :g ambos ca- tuar preventivamente sobre los malvados por medio de una
sos, 4E;qna .~ctividad oDentid~ 1(0 el mismo .§$inti<lo y Que magia purificadora, una suerte de goeteia, que utilice la vir-
. .. •• . tud sedante de la música y de la palabra cantada; se presenta
iud n la Vida de Solón, Plutarco, subrayando la parte al criminal como un «posesQ), o como un furioso, a quien
i:ltle-cupo~aEpiménides en la reglamentación del duelo, al que enloquece un mal daimon, encarnación de una impurezaan-
hace más equilibrado y más apacible, y en las medidas con- cestral. En esa alma perturbada, enferma, la kátharsis mági~
cernientes al recato de las mujeres, concluye: «Habiendo, pues, ca del legislador restablece el orden y la salud, lo mismo que
como al término de una iniciación, santificado y consagrado los ritos purificatorios de Epiménides restablecen, en la ciu-
la ciudad mediante ritos expiatorios, purificadores y funda- dad trastornada por las disensiones y las violencias causadas
ciones, la hizo obediente al derecho y más dócil (más fácil por crímenes antiguos, la caltna, la moderación, la homónoia.
de persuadir: eupeide), en el sentido de la homónoia». Pero la observación de Aristóteles va más lejos. Carondas
Una observación de érjstó.t.eles, breve pero sugestiva, nos y Epiménides designan a los miembros del oikos con los tér-
e:::::~...
~,:~:::;>
minos homosipyo~ omokapoi, que subrayan una «semejan- de los crímenes de sangre es válido también para los demás
za»entre ellos, ilustrada por el hecho de que comparten el delitos ...AtistQ~18" y PhHIIIIO consignan entre las más felices
pan y comen a la misma mesa. Es precisamente el estado de i.QpQxaqww de le sQJ;Iatil1/;agp §QIQpiapael principio en vir-
espíritu. que preside, según hemos visto, la institución espar- tud del cual el.D~rjuicio causado a un indjyjduQ nutjcn]as ir
~~"Q"_;¡lf'" r 1
tana de las syssitíai entre hómoioi. Se trata de dar a los ciu- ~ rel!lldad. un aten!B-docontra t<><:!oSj!Sí,
Solón da a cada
dadanos el- sentimiento de que son, 1n cierto modo líerma- uno el derecho de intervenir en justicia en favor de cualquie-
ra"_--- - _ - •. -'--. - .,.,' __
ra que haya sido lesionado y de perseguir la adikía sin haber-
-m,
$su agiüstta ante las VjalEñCiM t!osJ>2i~s gíÚi =- conciencia y de acuerdo con la ley, son las nOCIOnes rmsmas ..
l~venganza nrjyad3.j~s sentimientos de estar colectivameti- d'é prueba,Testimopio y ·uicio l~"gue se transforman radi-
te comprometida, colectivamente amenazada, cada vez que calme e.En efect.Q el .ue .
corre la sangre; la voluntad de reglamentar las relaciones qe .&iR f~as:ilÍpQ&¡ lj¡l,.Gual b6lhn\ 9.& nrgpl.u¡Qíi\f§' ÑDil~w,)ílgte.No
los gene y de quebrar su particularismo. Sin embargQ, esa efer- pide a los testigos que juren, solidarizándose con una de las
vescencia mística no se prolongará más que en el inteñór de partes, sino que informen sobre los hechos ..~n,virtud de esta
ciertos medios sectarios estrechamente circunscriptos. No da ~~ueva de la prueba y del testimonio, r
ClIDlento a un vasto movifuiento de reovación religIosa que el proceso poñdIá en Juego to a una mca e __
sorba finalmente la polític Ocurre lo cont Gs
.. as- n~aus¡le ' .
tracIOnes comu l- &,p~l¡~:wm~1QS,.~:.4~~:-Y;Ja actividad judicial con-
ente en la realidad social, a orientar un esfuerzo de le- tribuirá a elaborar la noción de una verdad objetiva que, den-
imaclon""""qe
.. ..
rerorma;
-.',,,,,,,,,,.-
- ,
·iliI::;;;¡;¡i=:; .-
pero al remodelar así la tro del cuadro del «prederecho», el proceso antiguo ignoraba.
••
e as rmsmas se trans o en cC;'~
tiros CI :._''-c_ ,
.tán.,a.un trabªÍ2..~;"S!lborecjén eopupWa" Find iJ t'.'H161'-"'· ~
tas al lano de un pensamiento positivo.
liS ernet la mutación inte-
lectual que opera el advenimiento del Derecho propiamente
dicho} En ellroceso arcaico los gene. se enfrentaban, a
pOdO de a1iñ~_cñí\las f6rm@as rituMes y las pruebas pre-
vistas porJ,a costumbre· "el juramento, el juramento solidario
y el testimonio. Estas pruebas tení'an valor decisorio; poseían
un ~er:religiosorásegufa6'im automatIcamenie el éxito en
el cursó del proceso; si eran correctamente utilizadas ~in que el
juez,· en su función de puro árbitro y limitándose a
tompro-
bar y a declarar la victoria al término de la prueba. tuviera
que inve!~igaI' sobre el fondo, que reconstituir el objeto del
litigio ni conocerTrJgft!!~6s en JPtnismos. Pero cuando, con
la ciudad, el·uez representa al cuerpo ciudad-;¡o, ala comu-
nidad en su conjunto, y encarnaIÍ o ese ser a llñ
personal su-
CAPÍTUWVI
LA ORGANIZACION DEL COSMOS HUMANO!
-
'fto» se pi-esentacomo árbitro, c= 'ador, como conci-
liador ..ijará de la polis..¡íctima de la dy~nomía,.lJ..nkQSm~
armonioso si consigue repartir, propor~(máhñente a sus mé-
unasi~~~eJi21Q§a; pero seECp~~!~bié!4-so-
bre todo en un esfuerzo positivo de le isl .ón una tentativa
racional por poner m a un conflicto, por equilibrar fuerzas
ritos respectivos, la JLarte '9U~cgrresngnde en la «[kM a.Jes sociales a.ñiiióDiéas y ajustir acthl.laes humanas apuestas.
elementos que componenJa, ciudad. Pero esta dis- Eltestimonio de este «racionalismo» político se encuentra en
tribución equilibrada, esta t,g imp e un límite a la el fragmento 4 de So1Ón.2 ¡Qué lejos estamos de la imagen
ambición de aquellos a quienes anima el espíritu de la des- he;¡Zdica deiftuen Rey ~a virtud religiosa es la única que
mesura; traza ante ellos una frontera que no tendrán derecho puede apaciguar las querellas y hacer que florezcan, con la
a trasponer. Solón se alza, en el centro del Estado, "comouna paz, todas las bendiciones de la tierra! ba..justicia a arece,
barrera infranqueable, com un horos que marca, entre dos como un orden enteramente natural que se reglamenta porlr
jaurías adversas, el límite que no pueden traspasar. A la so- sím.ismli. EsÍ~ maldad de los ti~:bres, su esplritu dehJ:.!J,ris,
.ehrosyne, virtud del justo meQ~, ~onde lajmª~,._ ~'iil;~ble de riquezas, lo que produce Datnralmepj.;'
o~tico 9'!.i imm>n,.e,
yn equilibrio a las fuerzas GQQtra~,.__ el desorden según un proceso en el cual ciaa una de las fases
Ríis, qU¡ establec~ un acuerdo entre elementos rivales. Pero, 'tlaetl! ~eñatafse por anticipado: la injusticia engendra la es-
como en el proceso, en su nueva forma, también estearbi~ clavitud del pueblo y ésta, a su vez, produce la sedición.
gone un j~ez 9.ue, para aplicar su dedSiÓií"c;"paraimpo-·
jP¿,ª~i,p~a restab,lec,er",
el,orde,,n,,y,',la.nésYkh,ía,.debe,
nerla en caso nece;mo, se refiera a una ley superior a las par- pues, , smo tIempo q~J!:M~s y
tes, a una diké que debe ser igual e idéntica para todos. «He h,.!S~JUle.~la.,eiClaWUd.deI démos, si!t!~~.~,noobs~
redactado -dirá Solón-, leyes iguales para el kakós y para tante, con la subversión. Thl es la enseñanza que Solón expo-
elagathós, fijando para cada cual una justicia recta.»Preci- ne a 10s"Ojos"dítioaósíos ciudadanos. La lección podrá ser
samente para salvar el reinado de esta ley común a todos, So- momentáneamente desconocida o rechazada; el Sabio con~
lón rehúsa la tiranía, que está a su alcance. ¿Cómo tomar en fía en el tiempo: una vez hecha pública la verdad o, como
sus manos, las manos de un solo hombre, esa arkhé que debe lo dice él mismo, una vez depositada es to meson, llegará
permanecer en meso? 1.0 que Solón ha realizado, lo ha he-
cho en nombre de'la comunidad, en virtud de la fuerza de 2. Cf. G. VLASIOS, «Solonian Justice», en Classical Philology, 41, 1946,
la ley, kratei nomou,uniendo la acción de la fuerza y la jus- pp. 65-83.
e!.i!ía en que los atenienses la reconozcan~ Salón, Diké' se llamaba mnema Lactylou, la tumba del Dedo). En aquel
YSophrosyne, ba'adas del ciel 'erra, se lÍlstaIanen el - lugar, al que se le puso el nombre de Remedio, Ake, encon-
agora. en adelante ten- tró la sophrosyne. Pausanias agrega el siguiente detalle: las
que «re os onti- Furias que poseían a Orestes, durante todo el tiempo en que
nu mvocándolas; pero no dejarán por ello de someterlas lo hacían ekphr6n, demente, le parecían negras; pero se le
ia discusión. mostraron blancas tan pronto como, habiéndose cortado el
A través de esta laicización tan acusada del pensamiento dedo,se hizo sophron, sano de espíritu.s Este mismo con-
mora1"liapddldO ¡¡AAome yprecisarse la imagen de ullj yjr- traste entre impureza-purificación, obsesión-curación, locura-
tud como la so' e. En Homero la §Jp1l1'O~yné'iieneun sensatez, se acusa hasta en el decorado en que opera el adivi-
valor muy general; es el buen sentido: los dioses la devuelven no Melampo, cuando calma, por medio de ritos secretos y
a quien la ha perdido, como pueden hacer que la pierdan los de katharmói, el delirio de las hijas de Proito, enterradas en
espíritus más sagaces) Pero antes de ser interpretada nueva- una caverna: de un lado fluyen las aguas del Styx, río de im-
mente por los Sabio~ en un cont~to político, laitción pan;- pureza, que trae a todo ser viviente la enfermedad y la muer-
ce haber sidó"ya borada en ciertos medios reli iosos. De~ te; del otro, la fuente Ályssos, cuyas aguas bienhechoras cu-
-sIgna en ellos, el retorno, p ción y de ran a los rabiosos y a todos los poseídos por el frenesí de la
obsesión, a un estado de calma, de equilibrio, de control. Los Lyssa.6 Pero al de a una locura que
Illediosutilizados son del tipo de los que hemos ya señalado: es al nnsmo tiempo una im ureza, a pon eraClon e a so-
•. _ . _ , .• . .:_ .__ • e > ...'-_._ •• _"",'
música, cantos; danzas, ritos purificatorios. A veces pudie- p rosyne a optaría, en el clima re 19lOSOde las s. '
ron ser más directos y utilizar como efectos de choque. Pau- coloraClorl"á§cética.~s'una'tiiffitd aé'ríiliibkió~ deabstinen-
sanias vio en el santuario de Heracles, en Thbas, una piedra "'C'Ii, ~ ~o;~iste et"apartar:e '~e!1~al:~ eV[ar.t~sli wapc!lf" .e&;
que se creía que Atenas había arrojado a la cabeza del héroe 110 sQ!º r.echazarlós ÚñpüIsos cnnnn es que un mal demo-
furioso cuando, extraviado por la manía y después de matar nio puede suscitar enñosotr6S, sü.!~,m"§ñte~ersz: Q~~~el. c,,0-
a sus hijos, se aprestaba a matar también a Anfitrión.4 !!1ercigflexn¡ij,..,refrenarlos impüISos del eros y todos los ape-
Aquella piedra, que lo había adormecido y calmado, se lla- titos ~~arnea,,}!:prender a través de las pruebas previstas
maba sophronistér. La curación de Orestes se había operado para ~«camino de la vida» de la iniciación, a dominarse,
en condiciones un tanto diferentes. En pleno delirio, tras el a vencerse a sí mismo. El dominio de sí en que consiste la
asesinato de su madre, el desventurado llega a un lugar de- sophrosyne,parece imp~üaIismQ¡ por lo menos
nominado las Furias, Maníai. Se detiene allí y se mutila un 1iña cierta tensión en el hombre entr;;k;s elémentos Qpues-
...,..... -. I\/'
dedo (en la época de Pausanias el dedo estaba todavía repre- tos: lo que es ael orden de.!JQp la afectividad, las emo~V\
sentado por una piedra depositada en lo alto de Un cerro que ciones, las pasiones (temás prelectos de la poesía lírica), y \
repriñifr:'iñ.eélra:Í1t~
leyes.escritas, la adikía y la pleonexía de fortunas mediante la distribucióqq~J,ºYJ!1~~JR..9'I:' modifi-
'1trs conciudádaños~ a: f!m"8@ M"ft1{á7:ras~de- c'acióltde'tas'lasasde~v~st~7~~~ii;;>··~~~ .confiscación
tendrían a los débiles y a los pequefios, pero serían desgarra- ilegítima. En e!.21~?,j!,lJSl~, la moneda titulada r~••"", .•.-__
das por los ricos y los poderosos. A lo cual Solón oponía el ~~~.J~!fJJj~~~~feE'~ cargada toda ella de poder afectivo
ejemplo de las convenciones que cumplen los hombres por- y de implicaciones re1igíosas, de una ri&!u;pzaJi,0ductode la
que ninguna de las dos partes contratantes tiene interés en h>:bris,por la noción abstI'acta del n"6misma~~trónSOcial
violarlas.lO Se trata, pues, de promulgar, para la ciudad, nor- ':cref"valo'!' artificio racióñarque pemnt~b ecereñir~ rei-
mas que codifiquen las relaciones entre los individuos según "~ridides""d1re;entesuna -w.medid¡
; _.. COmÚn e igualar así el inter-
:Ai - .
los mismos principios positivos de beneficio recíproco que ins- cambio como relación so ial. ,,_
piran la concertación de un contrato. Es muy notable que 1 ps grandes corriente que se con-
Como lo ha hecho notar E. Will,1I es dentro del cuadro
Corinthe des origines aux guerres médiques, París, 1955, pp. 495-502; «De
9. PwrARCO, Vida de Solón, 14, 5. l'aspect éthique de ¡'origine grecque de la monnaie», en Revue historique,
10. IBID., S, 4-5. 212, 1954, pp. 209 Yss.; «Reflexions et hipotheses sur les origines du mon-
11. R. EZILL, Korinthiaka. Recherches sur l'historie et la civilisation de nayage», en Ri!vrM! murrismatique, 17, 1955, pp. 5-23.
traponen en el mundo griego, 1J.OJLde inspiración aristocráti- han podido ~rtar a la nociót,Ule una ~djda de JaTJa~-
c otra de espíritu democrático, se sitúen en Sii polémica .nes sociales, al evaluar exactamente, de conformidad con los
~ mIsmo rreno dendo aIiibas iguales protestas de equi- pri~ciPios dé la igualdad proporcional, las relaciones entre
a ,
constituido deQr,~~
un orden jerárquico=
nte anstoc ' . nfoca a la ciudad
en la perspectiva de la eunomía soloniana. como un kosmos
que la ley niimtiene dentro de
o?Ó~~!!a.
análoga a un~cuerdo ar-
xpónico. estriba en una relación de tipo musical: 2/1, 312, 4/3.
actividades, funciones, servicios, ventajas y honores de las di-
versas categorías sociales. «Una vez descubierto el cálculo ra-
zonado (logismós) -escribe Arquitas-, pone fin al estado
de stasis y determina la homónoia; pues, desde ese momen-.
to, no hay ya pleonexía y se realiza la isotés; y por ella se efec-
La medida j]lSw tiene que coordinar poderes natural~ túa el comercio en materia de intercambio contractual; gra-
""geSi u¡l1es, asegurando Mí! pwondcraps¡iSjp'ñ
s lb: ' cias a esto, los pobres reciben de los poderosos y los ricos dan
!obre otro. 4marmonía de la e,ynomía.implica. por consiguien- a los que necesitan, ya que tienen unos y otros la pistis de
te, el reconocimiento, tanto en el c,!!erpo social como en el que por ese medio conseguirán la isotés, la igualdad.»
individuo, de Cieno dualismo, de una polaridad enTreel bien Se advierte aquí perfectamente 1 . 'n social asimilada.
E y el mal, la necesidad de asegÜrar la preponderancia de lo a un víncul c aa n estatuto de omma~
~ - ~ '
mejor sobre lo peor. Es esta ~~ li.,gue triunfa en el ción y de sQ,misión,que va a expresarse en termIno -
~Oll~_2 es también la qUe inspira la teoría de la s6- _ );rocidad, de reversibilidad. Según el testimonio de Aristóte-
Jld. rosyné tal como Platón la expondrá en su E!pública. J3~ les sobre la situación en Tarento, el propósito de Arquitas
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es una viñud especial de una de las partes deHUHido, sino
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1,
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I penor a los demás dioses: el mito lo proyecta como soberano
sobre la cúspide del edificio cósmico; ~e.,qr"hÚZ,Ja que
M"é:;¡
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las •• - •••• d relato pudo adquírir u!l.Earácterm.,Js de-
¡ -Ptid~Lenciertos aspectos prepa-
•••••••
; eL d 0IdIiií COSIDlCO aparece él'ísociadode la función
S<: _,
jPIo de toda vinculación con el rito. El problema
se plantea de manera más independiente. La apa-
riciiía cid BBmdo se describe no ya en término de proeza, sino
___ JIlOCCSO de engendramiento por potencias cuyo nom-
~tos tres rasgos son solidarios; dan al relato mítico su co-
IR CIOCl diJectamente realidades físicas: cielo, tierra, mar,
ere~cia, su lógica propIa. "Marcan también.i!! nexo,4aRtQ &-' _ ~ de. Se ha hecho notar a este propósito el acento
, la c !D9 e~~~?J~~~t;",~s.~e!la~iQI} de JiJ,§,0b8- •••• afista. del comienzo de la Thogonía (versos 116 a 133),
élque POll~~,g,~qQe!J~~i~1~~s que choca con la continuidad del poema. Pero lo que hay tal
a~I -'--'c~i~ y la fecundidad de la w:z de más significativo, en aquel primer intento por descri-
ierra, de los ganados y de las muj~r~s. La imagen del Señor
bir"la génesis del cosmos según una ley de evolución espontá-
del Tiempo, hacedor de la lluvia, dispensador de las rique-
1ft! zas naturales -imagen que pudo en la época micénica tra-
ducir realidades sociales y responder a prácticas rituales-
nea, es precisamente su fracaso. No obstante el esfuerzo de
delimitación conceptual que se acusa en él, el pensamiento
II/j
[ I¡/
se traslucía aun en ciertos pasajes de Hornero y de Hesíodo ~
en las leyendas como las de Salmoneo o de Baco. Pero n~
de Hesíodo continúa prisionero de su cuadro mítico. Oura-
mis". Gaia. Pontos, son realidades perfectamente físicas, en
SIl aspecto concreto de cielo, tierra y mar, respectivamente;
Ir·!
¡/Ir
p.uede tratarse, en el mundo griego, más que de superviven-
pero son al mismo tiempo divinidades que actúan, que se unen
CIas.Tras el hundimiento de la monarquía micénica, una vez
I ir111 I
y se reproducen a la manera de los hombres. Actuando sobre
¡ que han desparecido el sistema palatino y la personalidad del
I j! I uno y otro plano, el pensamiento concibe el mismo fenóme-
I r.11 ~nc:x,no subsist~n ya de los antiguos ritos reales más que ves- no; por ejemplo, la separación de las tierras y las aguas, si-
'1'[ tIgIOScuyo sentIdo se ha perdido. Se ha desvanecido el re-
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1/ j
1, Sobre los orígenes del pensamiento griego y los comienzos de la reflexión
filosófica, cf. JOHN BURNET,Early greekphilosophy, 8" OO.,Londres, 1920;
,111 trad. esp.: La aurora de lafilosofía griega, México, Argos, 1944; E M. CoR-
I i
FORD, From religion to philosophy. A Study in the origins of western spe-
¡Ji! culation, Londres, 1912, y Prindpium sapientiae. The origins of greek phi-
losophieal thought, Cambridge. 1952; H. FRANKEL, Diehtung und
i Philosophie des fTÜhens Grieehentums, Nueva York, 1951, y Wege und For-
r men fTÜhgriechisehen Dennens, Munich, 1955; L. GERNET, «Les origines
~I
, Sofne greek'vi~s on;t~e 'orginis ollife and the early state of mano Londres,
"1957; W. JAEpER, Thetheáiogy of the ear/y greek philosophers, Oxford,
194J; tr¡ld, esp,: 14 teo1og{adI!los primeros fil6sofos griegos, México, Fon-
do de Cultura Econ!Sinica, 1952; G. S. KIRKy J. E. RAVEN,The presoeratie
philosophers. A ~t¡fieal histoty with a seleetion of texts. Cambridge, 1957;
,)
", W. NESTLE, Vom mythos zum logos. Die Selbstentfaltung des grieehisehen
'- . De,!ke!'S von Homer bis auf die Sophistik und Sokrates, Stuttgart, 1940;
trad esp.: Historia' del espíritu griego, Barcelona, Ariel, 1962; R. R. B.
ONIANS,"The origins of european thought about the body, the mind, the
sohl, the world, time and fate, Cambridge, 1951; P. M. SCHUHL,Essai sur
I'UI( , la formation de la pensée greeque. Introduction historique ii une étude de
la philosophie platonidenne, París, 1934, 2" oo., 1948; B. SNELL,Die Entde-
1I
11
I
I [,11
rJ I ekung des Geistes. Studien Zur Entshehung des europiiisehen Denkens bei
den Grieehen 2" OO., Hamburgo, 1948; G. THOMSON,Studies in andent
greek society, 11, The first Philosophers. Londres, 1955; trad. esp.: G. THOM.
1 I /' ¡ I
I 1¡' i ,11.'
i i SON Y otros, Los primeros fil6sofos, Universidad Autónoma de México,
'/"! ,Ijl; 1959, y «From religion 10 philosophr»>, en Journal of Hellenie Studies, 73,
11
I
I i 11,', i 1953, pp. 77-84; J. P. VERNANT,«Du mythe a Ía raison. La formation de
tll ¡ ,11 i la pensée positive dans la Grece, archaique», en Annales. &onomies, Socie-
tés, Civilisations, 1957, Pp. 183-206.
1
1 I1111
¡1
Acerca de las relaciones entre las teogonías griegas y las orientales, cf. R.
,1,1)1, !
D. BARNErr, <<rheEpic of kumarbi and the Theogony of Hesiod», en Jour-
111 i I
nal of hellenie studies, 65; 1945, pp. 100-101; 1. DUCHEMIN,«Sources grec-
~/I_-
VIII
CAPÍTUW
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO
J
136 LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO GRIEGO 137
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO
, "
.-.~Anaximªndro
...., ..,__.. - SO S tilene en este terren . plica un cambio radical en las relaciones del poder y del orden. ¡!
cho más leios de la rn o una teSIS que va mu-
; "'." " ,L_ e a que expone después de él su di ' La basileia, la monarkhia, que en el mito fundaban el orden y?;
xlmenes;,J Para este último la tierr ' sClpulo.An'!~
lo sostenían, aparecen en la perspectiva nueva de Anaximari;;v·
aire que la domina (synk 't';,\ a necesita descansar en el
ra el, como el al d . dro como destructoras del orden. El orden no es ya jerárqui-,
po. Para Anaximandro I . ma onuna al cuero
. . ,por e contrano ningú I co; consiste en la conservación de un equilibrio entre poten-
guIar, ninguna porción del mund ", un ~ ementQ);in-
más. Es la igualdad y la' ,o, podría d()mmara.las de- cias Iguales, sin que ninguna de ellas deba obtener sobre las
Slmetna de los disti t d demás una dominación definitiva que acarrearía la ruina del
constituyen el kosmos lo u . m os po eres que
cosmos. Si el ápeiron. posee la (].rkh,1y gobierna todo lo demás,f<",,' .
la naturaleza. La suprem q, e caractenza el nuevo orden de
.v..
Esta nueva imagen del mundo la ha expuesto Anaximan- . . tá centrado. El ~~atos, la arkhé,
dro con suficiente rigor para que se imponga corno una es- El nuevo espacio social .~~_-,d' n la ~úspide de la escala
. : están situa os e
pecie de lugar común al conjunto de los filósofos presocráti- la dvnasteia, ya no . d meson enél centro, en
- .' , d po SIta os es M' ,
cos así como al pensamiento médico. A comienzos del siglo social, SIllOque estan e tro 10 que ahora se valo-
1 humano Es ese cen .
v, Alcmeón la formulará en términos que acusan tan clara- medio de grupo . . bre aquellos a quienes
mente su origen político, que no parece necesario insistir más riza; la salvaci~n de l~ polis rep~s~l~~dose a igual distancia
en ello, sobre todo después de los artículos que ha consagra- se denomina 01 mesoi, porque, a t fij o para equilibrar la
3 , constituyen un pun o
do A. G. Vlastos a este problema. En efecto, A!fmS;.QQde- de los extremos, el' dividuos y los gru-
1 ., on ese centro, os III .
fine la salud como l~ isonomia ton dynáf11eon corno el equi, ciudad. En re aCIOn e . ,. El ágora que reali-
1 d .ciones símétrrcas. ,
.' ,librio delos pod~res, 10 húmedo y 10 seco, 10 fria y 10 caliente, pos ocupan to os pOSI . to espacial constituye_el
Ío amargo y 10 (flif¿e, etc.; la enfermectad res~1ta, por el con- za sobre el terreno ese ordenamien rn 'r.QdQs~~antos pen.e:::,
. ibli o y comu .~" ,
trario, d.~J§tmQnackhia4e un elemento sobre los otros, pues centro de un esp~cIO pu o:C mismo, como iguales, como
ello
la dominación exclusiva de un elemento particular es des- .tran.en él se defmen, p. spacio político, entran
~tuctiva. JSef' En virtud de su presencia. en esedeereciprocidad perfecta.
. 1 tras en relaciones ,
;/
J Pero
--.. la experiencia
.... _ .• ~.. _ ..• . _social no ha suministrado solamente
. al los unos con os o , k . 'de la mesa pública, es SIm-
I ~':
n esü
La institl,lci9 de la lI ,a, ~!.1}e4" talada" e'n' el Pritaneo, en
pensamiento cosmológico el modelo de una ley y de un or- ._.- id él lítica: ms
1 J~;
"
gen:igUálitárlos:e:n lug~r de la dominación omnipotente del bolo de esa comum a po 'b'li es símbolo de esas rela-
¡It' g 1 ' la mesa pu ica, .
,: I Jnonarca. El t~gimep.de Jaffi!d,!d. QOSha parecido solidatia.~ eneral en.e agora, domé ticas a igual distancia
'Ir 1s mesas ames ,
, 'de una concepción rineva del espacio, al proyectarse Y-~~car- ciones con las mu ~~ e tituyen la ciudad; tiene que
.",
,~
. narse las institucio¿;~de I?P~I7S~éñToquepodríamos deno- de las distintas familias que con.sf.l
t das sin identi icarse
con una de ellas más
minar un esoacío pQlitico.Nótese a este respecto que los pri- representarlas a o, d cio común y público,
E pacio centra o, espa
meros ürbaiii'stas, como Hippodamos de Mileto, fueron en que con otras. s bi espacio laicizado, cons-
. . 't' o pero tarn len
realidad teóricos políticos: la organización del espacio urba- igualitano y sime n~ '', el debate la argumentación, y que
no no fue más que un aspecto del esfuerzo más general por tituido para la OPOSICIO~, , lificado de la Acrópolis
1 .:o religiosamente ea I
ordenar y racionalizar el mundo humano. El nexo entre el es- se opone a espaci . de los asuntos profanos
1d inio de los hosia, .
pacio de la ciudad y sus instituciones aparece todavía muy así como a omi 1d los hierá, el de los íntere-
claramente en Platón y en Aristóteles. de la ciudad humana se opone e e. ,
nciernen a los dioses. .
ses sagrados que co . 1h a favorecido la orienta-
madro espaCIa ay .
3. A. G. VLASTOS, «Equality and justice in early greek-cosmologies», en Que este nuevo e . 1 stranomía griega; que haya
Classical Philology, 42, 1947, pp. 156-178; «Theology and phiJosop/¡y en early ción geométrica que caractenza ata entre el espacio institu-
greek thought», en The philosophical Quarterly, 1952, pp. 97-123; «Isono- una pro funda analogía de estruc ura •
mía», en American Journat of Philology, 74, 1953, pp. 337-366; y su co-
mentario a la obra de P. M. CORNFOND, Principium Sapienfiae, En Gno:
mon, 27, 1955, pp. 65-76. .b r sme po liti
1 iqu e en Grece ancienne: le Fo-
3
4 Cf. L GERNET, «Sur le sym ~ 1 d Sociologie, !l, 1951, pp. 21-4 .
.
yer commun», en Cahiers internat/Onaux e
140 WS ORÍGENES DEL MUNDOES DEL PENSAMIENTO GRIEGO