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.•• originlII: l.

8S origines de la petIsée grecque


PIMc'" _ fnD:éS por PresseS \.JniVerSit8ire de France, Parrs

T••••••• de liIIñIO Ayena


1iatoW.:i6n de la inIJO(IuC:ción a la nueva edici6n
e.tos G6meZ GonZáIeZ

Prólogo a la nueva edición 9


Introducción .
•••••••••• 0 .•••••••••
............................................ .. 23
1. El cuadro histórico 27
2. La monarquía micéni~~'" .
3. La cri.sis de la soberanía . 35
51
4. El universo espiritual d l······················
5 L .. e a «polis» . 61
. a cnSIS de la ciudad L . . .
6 L " . os pnmeros sabios 81
. a orgaruzacIón del cosmos human 95
7. Cosmogonías y nu't dO .
0Jedan rigurosamente prohibidas. sin la autorización escrita de los titulares del .copy-
righto. bajo las sanciones establecidas en las leyes. la reproducción total o parcial de esta
os e soberanía 115
8. La nueva imagen del mundo .
CIIInl por cualquier método o procedimiento. comprendidOS la reprografla y el tratamiento
inIonnético. y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo pIlbUCOS.
.................................. 133
Conclusión ................ .................................... •. ................ 143
e>1962 by Presses Universltaires de France, Par(s
Q de todas las ediciones en castellano
Ediciones Pald6s Ibérica, S. A .•
Mañano Cubro 92 - 08021 Barcelona
y Editorial Paid6s, SAICF.
Defensa, 599 - Buenos Aires.

en Indugraf, S. A.,
145 - 08018 Barcelona
Este libro apareció hace veinticinco años. George Dumézil
me lo encargó para la colección «Mitos y religiones» que él
dirigía en las Presses Universitaires de France. Todos los vo-
lúmenes de dicha serie -en la que el propio G. Dumézil ha-
bía publicado Les dieux des Indo-Européens (Los dioses de
los indoeuropeos) y posteriormente Les dieux des Germains
(Los dioses de los germanos), y, donde, en el mismo año que
yo, Claude Lévi-Strauss había dado a conocer Le totémisme
aujourd'hui (El totemismo hoy en día)- estaban sometidos
a determinadas normas: se quería.una obra corta, que no ex-
cediera, en principio, las ciento treinta páginas, accesible al
"".blico en general, y que abordaría de manera a la vez sinté-
1_ '1 Ypersonal, un gran tema, un problema controvertido, sin

;urrír a un gran aparato de notas, ni hacer un alarde de eru-


ción.
Intentar la empresa en el sector que yo tenía por misión
explorar era una tarea que no estaba exenta de cierta impru-
dencia. ¿No .era demasiado pretender clarificar en unos po-
cos capítulos los orígenes del pensamiento griego, es decir bos-
quejar el cuadro de las mutaciones intelectuales que habían das por el culto, las prácticas rituales establecidas y las
tenido lugar entre el siglo XII a.C., cuando desaparecen los narraciones sagradas, de las que los poetas «teólogos}) como
reinos micénicos, y el siglo v, momento en que se sitúa el pun- ~bían fijado, en su canto, la tradición.
to álgido de una ciudad como Atenas? Setecientas años que. ~undo lugar.¿argió la idea de un 2Wffif'Mupico que
babía QJleexaminar rápidamente, de los que la mayor par:e 1-ya no descansaba, como en las teogonías tradicionales, sobre
-del siglo XII al siglo vm- correspondén at péIfodo bau~- •
el poder de un sijos s9bemR~ sobre su monarchia, su basi-
-;(10 por los historiadores de la Antigüedad como «los Sl-_. teia, sino sobre una l~ inmanente al universo, u~a"'regla de
¡los 9JSJl%W oorsu5 ~90 desaparecidQentonc,g l,a reparto nomos) e impone a todos ~s elementos que cons-
~etjCil mente
deja e.s..mtJlta~.}~<:l.s.~~~J'...?~~J»D&lIQi gra- tituyen la na e n- n i u ltano,
. lea, de ningún texto. ninguno puede ejercer sobre los otros su dominio (kratos).
POr lo tanto ñó era posible proceder, sobre este largo pe- /J Finalmente, este pensawjePkt tiene un,parácter profunda-
ríodo de tiempo, a la manera de un historiador o un arqueó- 7 ~en~ jeométrico. Yase trate de geografía, astronomía o cos-
logo, que moviliza para su investigación todos los recursos mologIa,sgnctGé y proyecta el mundo físico en un marco es-
de su disciplina. Bajo la forma de un simple ensayo, cuya am- ~al que ya no se defiite por sus cualida~s réligiosas de
bición no era la de cerrar el debate por medio de un estudio asto o nefasto, de celeste o infernal, sino que está hecho
exhaustivo, sino de relanzarlo, orientando la reflexión por una de r ciones recíprocas, simétricas, reversibles.
vía nueva, intenté trazar las grandes líneas de na evolución Estos tres rasgos: caracter pro y POSItIVO,noción de
e de la realeza .ca a la ciudad democrática, m un orden de la naturaleza concebido de manera abstracta y
el ocaso del mito y el advenirnientQ de conOClIDlentosrado- fundado sobre relaciones de estricta igualdad, visión geomé-
uaIes. De dicha revolución intelectual propuse ~na interpre- trica de un universo situado en un espacio homogéneo y si-
tación global, que me parecía, en su coherencta, conforme métrico, están estrechamente relacionados. Definen solida-
a los principales datos que poseemos. riamente lo que la racionalidad griega, en su forma y en su
¿Cuál es -me pregunté- el origen del pens~ento racio- contenido, comporta de nuevo con relación al pasado y de
nal en Occidente? ¿Cómo nació en el mundo gnego? Me pa- original en comparación con las civilizaciones del Próximo
reció q~mi Uil2W ~aracterizaban, en lo e~en.ci~, el n~evo Oriente que los griegos habían podido conocer.
tipo de reflexión cuya aparición marca, a pnnclplos del sIglo ¿A qué están vinculadas estas innovaciones? ¿Por qué se
VI, en la colonia griega de Mileto, en Asia Menor, el comien- produjeron en el mundo griego? Responder a estas pregun-
zo de la filosofía y de la ciencia griegas. tas significaba investigar el conjunto de condiciones que con-
En primer lugar, se constituye una e!iÍera de Qens!Wiento - dujeron a Grecia de la civi1i7pciónpalada! wicéniga¡,,¡¡¡,u~
.. erior y extraña a la reli .ón. Los :~i~o~}) de Jonia~ .4 -:Qimaa los reinos orientales de aquel tiewpo ;¡JI llDiversosocial
delagétíesis del cosmos y de los fenomenos naturales explt- .",-:.
.. y espirituiif d.eJa P~lis.El advenimiento de la s!edad ~o solO"-'
caciones de carácter profano,. de espíritu plenamente pOSlt1- marca una serie de transformaciones económicas y po íticas:
~. Ip'WD deliberadamente ~s Potencias divinas reconoci-
-
implica un cambio de mentalidad, el descubrimiento de otro
boñzoote intelectual, la elaboración de un nuevo espacio so- dad toma entonces la forma de un cosmos circular y centra-
cial. centrado en el ágora, la plaza pública. D?!&íón del do: cada ciudadano, semejante a todos los demás, obedecien-
personaje del Anax micénico, ese príncipe éU1O'
la: ~
~r=~- do y mandando ppr turno, deberá sucesivamente, siguiendo
el orden del tiempo, ocupar y ceder todas las posiciones si-
nente controla y regma, a través de sus escribas, toda la vída
social;J?romgción de la I •• que se convíerte, en su em- métricas que componen el espacio cívico. Esta es la imagen
_pleo profano, e'ii'ianto que libre debate, en discusión, argu- del cosmos social, regulado por la iso~omÍfk que en el alba
.mentación contradictoria..il el arma polítkf por exc,<:~ucia, de la- Mosofía encont 0$ . roye~~ª por los Jómos éiBtk,
en el instrumento de la supremacía erieLEstado; earácrc::rde ~vC;;~}~~~'
a
t":: Iguas eogomas esta an 10 egra as en
O;mJtos de sof1eranía enraizados en los rituales reales. El
~a publicidad rlilda tant? a las m~~:stacione;de ~§t. nuevo modelo del mundo que elaboran los físicos de Jonia
§Qi'a) camo a las prodUCCIOnesder espJritu, en lo sucesivo
expuestas, bajo la forma de escritos, a las miradas de todos es solidario, en su marco geométrico, con las formas institu-
los ciudadanos, tanto si se trata de leyes y decretos, someti- cionales y las estructuras mentales propias de la Polis.
dos a la crítica y la controversia, como si se trata de obras Esta es, grosso modo. tesis expuesta, en 1962, en este pe~
indivíduales; ..ijlstituci~n..delas antiguas relaciones jerár ui~ queño volumen. ¿Qué permanece en a a u Ida? La pre-
..•.cas de dominación y de sumision por nu gunta conlleva dos aspectos. En primer lugar, ¿qué nuevos
ción social fundada en la sim~a, la reversibilidad, la reci- elementos de información, qué diferentes interpretaciones pro-
procidad entre ciudadanos definidos como «semejantes» o puestas entre tanto hay que tomar en consideración? A con-
«iguales»; Wandono d~a antigua;estitud relativa a la tradi- tinuación, ¿en qué puntos he de completar, matizar' o modi-
ción Quaya no se consi era como una verdaa inamovible:' CWe:;. ficar mi punto de vista?
- ..hay que respetar y repetir sin cambiar nada; p(;hl contrario, Comencemos por el principio: el mundo micsinico. Es el
esfuerzo individual para lig;rars¡, Dara afirmar su origina- ...a~rranpento. J:~:d. o P?r J. ~hadwick y M. Ven-
lidad tom..,andosus distanc~-rton relación a los antepasa- tns. de las;rol ~ i de \alo, MIcenas, Cnosos, Th-
dos, cuyas afirmaciones se ámplían, rectifican o rechazan por bas, Tirinte y Orcómeno, lo qüe brüscamente háIDllpliado
completo: todos estos rasgos muestran que la secularización, y transformado por completo nuestro conocimiento del pa-
a racionalización, !a.geometrización del I?fJ)§awjepte, 111 igual sado griego más remoto: a partir de aquel momento los hele-
que el desarrollo de un espíritu de invención y crítica, se efec- nistas disponían, con relación a las instituciones sociales y ~
aron a través de la praxis social en el mismo _r militares, la actividad técnica y económica, los dioses. y los
FYJt~sd~19s aqueos entre los siglos AIX y xy de ~na dQ~
que se expresa an, e s ISICOS de la. esc ::;: t Jj
'%'1' i

. -
en una teoría de la naturaleza. La~'
bios» de Grecia, fue una f . exión mor
'"'&aiñit
era sofía, la de los ~~a
ítica. Intentó
los fundamentos de un nuevo orden umano ue sus-
tituiría el poder absoluto del monarca. o de los nobles y de ~
~~tac~~.~ e!fQta: por lOcompleta y, en numerosos puntos,
lDSeguraque fuese, hacía surgiruas:iyjJiza~gn p¡,¡)¡,¡cial com-
,A?letamente diferente de la que con anterioridad se imagina- •••.•..

~tenor
cuand?~ estaba limitado al únil19te~tjmQDiQ!!lttJillile;>
en al menos .cuatro siglos. Pero, si bien los .
_poderosos, por una ley igualitaria, común a todos. La ciu-
estudios de filología micénica se han desarrollado, ningún des- dios recientes relativos al plano de las ciudades arcaicas, la
cubrimiento de un nuevo corpus de textos ha venido, desde organización de 1 on . oriorural de las ci
entonces, a perturbar el cuadro que, a continuación de otros y sobre todo, la impor cia de las fundaciones"cotmfi
me" - - - - -
Y'!!<i:
es,
... .

estudios, creí poder esbozar de los reinos micénicos, ni po- más alejadas de las antiguas tradiciones urbanas, y que cons-
ner en cuestión las conclusiones a las que había llegado. tituyen, para la emer encia de modelos espaciales m
Sin embargo, utilic~e me parece, por lo me- ...{os02.un ~t~, de ex~e~men~l n L
e mnovación.
nos ~ Con relación al soberano micénico, e1••1n:17"1lS'; Iguiliñente, 1as 05servaciones que iortnult para 3estacar
<~'----'_._"~_""'''''''' -'-,- ..
:; . --.-,:'~
h~~dj~J)~ ¡;le Qpgl:J iupmbu¡nano. En ii actua- el papel que pudo representar, comomstrumento de muta-
lida~no diría lo mismo. Sólo escribiría que el Anax, al ción intelectual, por una parte, la escritura fonética, y, por
lado dé"S'üs otñiSñíncroifeS,"ásume un papel religioso, lo que otra parte'2.~.•r~~ci?~.! ~~.e,~~!~c1dad de,I~encuen-
no implica necesariamente que su persona esté divinizada ni tran su necesana prolongamrapifilfjiiTiaPJl{ 0, 'en el curso
que se pueda identificar con la figura del Rey-mago, sefior de las últimas décadas, entre 10Sñélenistas, sobre las COnse~
del tiempo y de la fecundidad del suelo, tal y como J. G.Fra- --etlen~as QUeha tenido, para la racionalidad gríe~aso
zer lo definió en La rama dorpda y que, a través de la antro- de üna civilización oral a una cultura en la que la e;¡¡
pología inglesa, se encuentra en ciertos textos de helenistas, '&!tlmi,§tgñií iM seC'f8FM ae la vida SOCliíYlo~~e -
en los que, en este punto, me he inspirado, en particular en _ la creación literaria, ftlosófica y científica, un lugar más o
los de mi maestro, Louis Gernet. menos~~~~'E;: .,
Sobre el periodo de los siglos oscuros, solamente los ar- Sobre la #kmoo~ la cgncomitancia de lo~ temas de la
queólogos tienen algo que decir. No se han privado de ello. m
ley, el orden, IguCiad en el pensamiento.J!!oral y político,
En un cuarto de siglo se ha realizado una serie de descubri- por una parte, en la ftlosofía de la~)Iraleza- .por otra parte;'"
mientos que han permitido precisar la manera en que, tras habría que desarrollar, más de lo que yo he hecho, las a ro-
decadencia que si ue al hundimiento de la civilización mi="""' tre Solón, legislador ateniense,
connenzan, os Slgos XI y VIII, os cam lOStéc- ad . también habría
IDcOS,demográ ICOS,económicos, las nu formas de ocu- que -para ilustrar el pape c ave que asumen, en el curso del
Clon y e agricu tura que co siglo VI, las nociones de isonomía y de depósito de poder en
«reY n es ructuraI» de la que habla el inglés A. Snod- el centro, en meso;' para que nadie domine a nadie- afiadir
grass y de la que ha salido la Ciudad-Estado clásica. !-a wu-_ al ejemplo de Menandro (Herodoto, III, 142), al que me re-
. . intelectual e . conduce a lo racional y que fería, los paralelos de Demónax de Círene, hacia 550 (IV, 61),
-4 el objeto de mi propll iny~tig~iQI!a. se encuentra aSI - Arístágoras de Mileto (V, 37), de Cadmo de Cos (VII, 164)
en un . claramente defiIrido:·~"'""-"'"'--_- y, claro está, Salón, que celebra, a principios del siglo VI, ha-
Para continuar en el plano de los atos, mISobservaciones ber sabido preservar lo ison, el igual.
sobre el advenimiento, con la.f<U;.s¡de un nU~Q eS12¡¡s;iQ liP- Pero volvamos a los problemas de fondo sobre los que es
.••. ?orlo y eentragp .cIebenn~todos los·estu- bueno explicarse, bien porque su enfoque ha sido modifica-
do por los progresos de la investigación, bien porque otros veles diversos. La palabra mito nos viene de los griegos. Pero
e:stQdiososlos han abordado desde una perspectiva diferente. no tenía par1'los que empleaban en los tiempos arcaicos el
Alleerme~~~l!_~Jr que el destino de~pensamien- sentido que hoy le damos.Nlthos quiere decir «palabra>~,
to grieg0,k,cw<>curso y&~ba trazar.:J,.eha JUg~O entre «narr c" ». No se o one eñ iiiiclfRo, a logos cu o se -
doSi~rminos: el mito y la razón. Bajo esa forma sifupley re- op~mero es:también «palab _)curso», antes de desig-
suelta, la interpretación comportaría, en mi opinión, u~ con- --- a razono .s en el marco de
trasentido. Yoindicaba entonces muy claramente qun6s'grie- la exposición ftlosófica o la inveiligacióÍ1hi~tórica que, a par-
g$'no haSian inventado la Razón, cOlllo cate orí tir del siglo :yT1íos,puesto en oposición a logos, o
UIll.vers ,smo una razon, ague a e a que ellen ua' e es el cargarse de un matIz peyorativo y eSlg •una .afirmación
~en o e liar so re os . m , no trans- a~
&a; C.fesprovlsfa ftrhdMfi8ifrJ Rhiopoder a ovarse sobre-
formada naturaleza, unarazonpólítica en el sentido en que -unadem.6sÚ'ición ngurosa omo lable. Pero in-
Aristóteles define el hombre como animal político. ¿Pero te- cluso en este caso mythos, descalificado desde el punto de
nemos el derecho de hablar de una razón griega, en sinjLu:.- vista de lo verdadero.e.~ su contraste con logos, .~ s; ilQ]i¡,;g
~esde el mome:o en que uno ya no se detiene, como a una categoría precisa de nªPa~i2nes sagradas relativas a los
yo lo he hecho, en la filosofía milesiana del siglo VI, sino que 5 ._.. .!*..... .... ..
..
dioses o los héroes. MultifoQ!l&.como Proteo, desIgna reali~
toma en consideración los desarrollos posteriores de la refle- dades muy diversas: 'ieogonías y cosmogonías, ciertamente,
xión filosófica, el corpus de los tratados médicos, la redac- pero también todo tipo de fábulas, genealogías, cuentos in-
ción de indagaciones históricas con Herodoto y Thcídides, las fantiles, proverbios, moralejas, sentencias tradicionales: en re-
investigaciones matemáticas, astronómicas, acústicas, ópti- sumen, todos los se-dice que se transmiten espontáneamente
cas, se tiene que matizar fuertemente el cuadro y-b~FrfW:-;'" de boca"'é'i'i~éa. El myíñM1e presenta, por consiguiente, eI\
rencia a tipos distintos de racionalidad, diferentemente aten- ~oirtexto g;iegO::¡'1.cs>mouna . . de ens ~
]s a laj>Ee_~;pn.im ttW"fJll ~ tt'ñYS' ~treimfm:fI~es miento, sino como el conjunto que vehicula
<(lela demostración, y de los que el progreso, los procedimIen- c tac en tos, las conversaciones, ese po~
tos intelectuales, los principios, los objetivos no son los der sin rostro, anónimo, siempre evasivo que Platón llama
mismos. Pheme, el Rumor.
Lo que es verdad de la razón no lo es menos del mito. Los - Mora bien, no podemos aprehender este Rumor del que
recientes trabajos de los antrop610gos nos ponen en guardia está hecho el mythos griego. Este es un motivo suplementa-
contra la tentación de erigir el mito en una suerte de realidad rio para tener prudencia. En las..c.iyilizq-2iprti§tJj?diciu\tHe5
mental inscrita en la naturaleza humana y que se encontraría que han conservado su caráctett.2{~~s, cuando
en todas partes y siempre, sea delante, sea al lado, sea en el llevan a cabo su investigación sobre el terreno, pueden escu-
trasfondo de las operaciones propiamente racionales. Dos ra- ~
char narraciones de todo tipo que forman, por surepetlClon,
~ en el caso griego, nos incitan a la prudencia y nos re- i; trama"'de~lossaberes comunes de los miembros del grupo.
•.••• iendan distinguir en el pensamiento mítico formas y ni~ Pero para Grecia sólo poseemos y únicamente poseeremos tex-
•••••
, .••••..•. >. F._._,
o : :::"~. 44i>P< __ .a. ~~
3i. ~~tn'Nuestro smitos no nos llegan vivos a través de $80 VI Lprincipo~ de~glo m, i~ciar?n una dire~ció~ que
ras retomadas- i'81odificadas sin cesar por el Rumor; conduce, con Euclides; a"m constltuclon de una CIenCIad -
están definitivamente fijados en las obras de los poetas épi- mostrativa, que hace referencia a~ objetos «ideales» y qu
~cos, trágicotqm; 1M dtilfZáli en funcióñdesus pro:? ____ ' 'limita~-cie"postulados"
.,P1as exIgencias estéticas y que les confieren de este modo, en mas y defiñicioñes:-por encadenamiento de proposiciones ri
¡la perfección de su forma, una dimensión literaria, Las co- ~-slUñeñie de I as as unas de
, lecciones que en la época helenística confeccionan los erudi- G"Viíldez dé"ci'da una esié"'áS'eg'úrada';;r el carácter formal
tos compilando de manera sistemática, transcribiendo, clasi- •• láS pñíe5~ltlll!, en: la eentinueiGif'6et'r!2Ofi'anueft o,
ficando las tradiciones legendarias para reagruparlas y '1fuíi esiáI>IecícTó."'''''''=~-._,'<#7'''''-''''''''''''
ajustarlas juntas bajo forma de repertorios mitológicos, tie- - ñigáIDoslo"'Clemanera clara: no he abordado directal1lente
nen el mismo carácter de una obra escrita, elaborada por este ese problema. La razón no es sólo que, al no tener las com-
o aquel autor, petencias de un historiador de las matemáticas, no estaba pre-
Por lo tanto se trata, hoy en día,.D.2 de ponSJUIQ fsePl~ parado para resolverlo. Sino que, preocupado sobre todo. por
~. e.~~ como dos ag~(~os bien diferenCitldos, cada uno comprender las condiciones que habían presidido a un cam-

~
:fi;~;l::i:~
;_~ :~~ ~r=
con sus armas propias, a1witº y lil ~, sino de comparar,
mediante un análisis preciso de los textos, ~mo«funcioua»
teológi~ deun·poeta co~
s de 10S'tilósofos o de los his-
..·....•lade_ c1;·identificar las divergencias en los modos e
bio general de mentalidad e introducido como un corte en
la historia del pensamiento, he dirigido el proyector sobre el
advenimiento de una forma completal1lente nueva de refle-
xión moral y política al mismo tiempo que de investigación
sobre la naturaleza, de manera que se destacasen bien los VÍn-
composición, la organización y el desarrollo de la narración, cnlos entre estos dos órdenes de mutación. Desde este punto
los juegos semánticos,· las lógicas de la narración, de vista, las matemáticas no estaban en el centro de mis preo-
Es lo que, desde 1962, me he esforzado en hacer, junto con cupaciones; no exigían tampoco un tratamiento especial.Es-
muchos otros, para discernir mejor, en su especificidad, las taba inclinado a considerar, con los historiadores de las cien-
vías que, en la antigua Grecia, poco a poco llevaron a liberar cias, como A. Szabo, de Hungría, o como G, E. R. Lloyd,
las figuras de un mythos, pensado como fábula, en clara opo- de Inglaterra, que el curso dado por los griegos a esta disci'"
sición a las de un logos, pensado como razonamiento válido ~insc~bía eIl ~~fl!fti~¡ªriÓPninte-
y fundado, ~~yóínrenr~ precisar el punto de partida.
De las observaciones precedentes relativas a las formas de En este sentido mi perspectiva estaba próxima a la que A.
lo mítico y de lo racional se desprende un ~blema, l. Zaitzev recientemente ha desarrollado en el volumen co-
y no de lo~ ~enores, i.Q,!:",lpreserva mi interpretaCTmra lectivo publicado en Leningrado en 1985, bajo la dirección
lasmatematicas y en que me da puede dar cuenta de las in- de E. D, Frolov, Zaitzev observa, siguiend() a Karl Jaspers,
..;kaones qü'e los griegos han aportado en este ámbito? Di- que entre el siglQyn y el sjglo u a el ~eproducen en civiliza-
- CIl otros términos, por qué y cómo los griegos, entre el ciones~jad~ntre sí como China, India, Irán, Juaea:
~ ... ~ -~ .
1

20 LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENlO GRIEGO


II
zado entre los historiadores de las matemáticas gracias a la
r~.fjcacigne§ pmflWdas ge! upiyerso religioso tra~ obra que uno de sus más grandes estudiosos, E. fh~g,~L. __
@ : ~l confucianismo, el budismo, el zoroastrismo;-é ! Waerden, .Q..ublicó~on el título de~ry ana~
profetismo judío, ~~?recia la b~squeda filos?fica de la.Ver- . l.• ~hm in ~n~,c~tions: ~l autor seDasa"Sl5~~TO
ro dicha aPT<mm.acÚ~il poné ·ae reltéve 111"'@'Sl5€efftet.;.~, l
que denomina uI\JJ.J.Bíiªe~n~~. Se trata en pm~er
del caso 'e o. No es en el ro i s de la esfera reil ¡ lugar de las conclusiones a que A. Semdenberg ha creldo
a on e se mani lestan otcambios.EsaI m.arge y ra 1 poder llegar a partir de las instrucciones que, en los manuales
e a re IglOn, ocaslOnesellopbsíción abierta con ciertas ¡ indios del 500 al 200 a. C., fijan las reglas de construcción
creencias o prácticas oficiales, donde se instituye una forma i de altares de sacrificio; el lugar que ocupa en esa reglamen-
de pensamiento cuya ambición es la de""ced~ra la y.~ tación el «teorema de Pitágoras» implica según Seidenberg,
por medio de un~squeda personal, de carácter acumulati- que_ a I onia,la eometría griega, ~ ge.ometfÍ
vo~futando cada indiViCluó:a:Sh$pw~e¡;;r.iP'esYoponién- india tienen un ongen común. La com n e los tra-
doles árgumemos que podrán, debido a su naturaleza racio- mos eMnm 'tu!m'1tfffemfa"'~~orpus de problemas ba-
nal, prestárse ellos mismos a discusión. ~ Zaitz~, para bilomos haría emerger semejanzas tales que se impondría
~car: ~ste cambio, po~e el ac:nto, en primer lugar, sobre una fuente común en la que el teorema de Pitágoras repre-
lawrlislOn de la alurgta del hIerro, que reemplaza a la del sentaría un papel central. Finalmente, las observaciones de
bronce, y sobre el estremeclmlen o· e las e~ucturas sociales A. Thom y A. S. Thom sobre la disposición de los monu-
que se derivan de la misma, también subraya que la 9..r.mna~-' mentos megalíticos en el sur de Inglaterra y en Escocia apor-
!idaslde~se debe a la forma particular que ha revestt-:- tarían la prueba de que dichas construcciones aplican los
do el poJehferESfládo, a la constitució~, de esta Polis anti- «Pythagorean Triangles», es d~cir, triángulos rectángulos cu-
gua que implica p~pación d.s,todos los ciudaltt1'aHlISen la ,os lados son mültiplos enteros de una sola y misma unidad
gestión de los asuntos comunes y plena publicidad de las ac~ de medida.
Ji,vidad!itf?l~ . A partir de este conjunto de estudios B. L. Van del' Waer~
Claro está que esta tesis general no podría dispensar a los den se considera autorizado a proponer la si uien e . ,
especialistas de una investigación comparativa sobre los co- . 'ó una «ciencia matemática» en a_.epocaneolíti
nocimientos geométricos y algebraicos de los griegos, sobre el 3 e ., . ; a misma se
los procedimientos de demostración que utilizaban, para con- . propagó por Gran Bretana, Próximo Oriente, India y China.
frontarlos con los de los egipcios y de los babilonios, de los ¿Es necesario decir que la mayor parte de los espec.!:!istas
indios y de los chinos, para establecer eventualmente las in- han acogido esta elaboración -que quizá tenía, alos oJoS'
fluencias o las filiaciones. Es a este tipo de investigación que de su autor, la doble ventaja de atribuir a nuestros lejanos
se ha dedicado, en Francia, Maurice Caveing; sus conclusio- antepasados europeos la invención de las matemáticas y de
lMlS,. en lo referente a la originalidad de las matemáticas grie- vincular dicho descubrimiento a fines rituales- con el ma-
••• confirman y reafirman, al precisarla, mi interpretación. JOr de los escepticismos, al parecerles las bases sobre las que
,,,,~iNoobstante, el debate se encuentra en la actualidad relan-
descansa de lo más frágil? W. R. Knorr, en particular, ha pre-
sentado una crítica precisa y densa.
No tengo capacidad para intervenir en esta discusión. Sólo
subrayaría un punto que me concierne. B. L. Van der Waer-
den hace notar que también los griegos tuvieron algún cono-
cimiento de dicha «ciencia neolítica», pero afiade que «la
transformaron completamente creando una ciencia deducti-
va fundada en definiciones, postulados y axiomas». Me pa-
recía que precisamente esta «completa transformación», para
ser explicable, debería situarse en el contexto intelectual del
que he intentado analizar los rasgos principales, señ.alando
su relación con las formas de pensamiento y de vida sociales
que caracterizan la Po/is griega.
Julio de 1987.
Desde e~<:if~amiento de la escritura lineal B micé~
J.-P. VERNANT
la data de 10SP1'tnt~s "textos griegos de que disponemos ha
~do m~dio milerrl;--Esta proftIndización de la pers-
~d6ff8f3""~OdifiC1' todo el cuadro dentro del cual
se sitúa el problema de los orígenes del pensamiento heléni-
co.. FJ..tlYedo gri:e2,~ás antiguo, tal como lo podemos evo-
CH" a través de rasta:ti~,Q.t~mcas, se halla4iWpareWpde..a
e:a.muchos de susr;asgos, ~ ,los reinos contemporáneos del
.ssem~~ente. Un D,Ji~lPQ:.!~orGíí1á¿J9íf§Órar, ttñ~
!léoero de W1'a~·antil,.ogo,una humanidad similar, se revelan
en los escritg:¡~tt]~1L~,:.Enosos, Filos 9 MicevflS y en
los archivos en cuneiforme encontrados· en l:Jgarit, en Ala-
Iath. en Mari o eñni"mif{'ü;á hitit~. Por el contrario, cuan-
do se encara la lectura de ~ el cuadro cambia:
~ad, un mul!2.2JU!!!1~~.5!~K:~nteel que se.desC'V'in•
lJ~si desde la~rica los ne .
:~co~[¡¡: ...c...t_~~.e..._.t.:.~róstro"de la siwyzaciQP
~.....
" "ea ~ la c· SS>XÜ1~~Q.~ y~. el
".,&D:;Íaa._··resw:m-~~~rl?~!:.99-~
Thnemos que tratar de comprender, de situar con exactitud ~ilizaciones que habían persistido inalteradas, ciertos aspec-
este corte en la historia del hombre griego. ~religiÓn y la tos de su propia vida pasada en la Edad del Bronce, no se
IUitglogíade la G~ia clásica hunden sus raíces muy directa- limitan, como lo hicieran los micenios, al recurso de la imi-
mente, según lo ha demostrado en particular M. P, Nilsson, I tación y la asimilaciÓn. En plena renovaciÓn orientalizante,
•..
en el pasado micénico. Pero en otros dominios se\evidencia
..
una profunda ruptura. Cuando en el siglo XII antes de nues- ,
d helenismo se afirma como tal frente al Asia, cual si al rea-
l....

nudar su contacto con Oriente adquiriera más conciencia.$;.....


tra era el egg!5TÍP mi~ico se quiebra bajo el avance de las i
sí. Greci"¡i se reconoce en una cierta forma de vida sociaI y
t,¡ibll~ slór~§ Que irrumpen en la Grecia continental, no es í
-en UlltiPo de reflexión que definen a sus propios ojos su ori-
'iina simple dinastía lo que sucumbe en el incendio que devo- , ginalidad, su superioridad sobre el mundo bárbaro: en lugar
ra sucesivamente a Pilos y Micenas, sino que es lÍn tipo de 1de que el Rey ejerza su ominipotencia sin control ni límites
monarquía lo que se destruye para siempre; es toda ~ fD' ,.,f
. ma de vi~cial, que tenía como ;~ntro al ~cio,
queda definjtiYamente ahp1jd8; es un personaje, el Rey divi- 1
lo que Ien el secreto de su palacio, la vida política griega quiere ser
objeto de un debate público, a plena luz del día, en el ágora,
por parte de unos ciudadanos a quienes se define como igua-
no, lo que desaparece del horizonte griego. El hundimiento l les Y de los cuales el Estado es ocupación común; en lugar
del sistema micénico desborda ampliamente, en sus conse- ide las antiguas cosmogonías asociadas a rituales reales y a
cuencias, el dominio de la historia política y social. Repercu- ~ mitos de soberanía, un nuevo pensamiento trata de fundar
te sobre el hombre griego mismo; modifica su universo espi- td orden del mundo sobre relaciones de simetría, de equili-
ritual, transforma algunas de sus actitudes psicológicas. La f
desapariciÓn del Rey pudo desde entonces preparar, al térmi- ~
bño, de igualdad entre los distintos elementos que integran

I
d cosmos.
no del largo y sombrío período de aislamiento y retracciÓn ..•. Si queremos levantar el acta de nacimiento de esta RazÓn
que se denomina la Edad Media griega, una doble y solida- i 8riega. seguir el camino por donde ella ha podido despren-
ria innovaciÓn: la instituciÓn de la Ciudad y el nacimiento J ckr'se de una mentalidad religiosa, indicar lo que debe al mito
de un pensamiento racional. De hecho, cuando hacia el fin de ¡
y cómo lo ha superado, deberemos ~par.ar...confrontrar con
la época geométrica (900-750) los griegos reanudan en Euro- I d
telón de fondo <l!rJ pasado micénIco, este viraje del1iglo
pa y en Jonia las relaciones interrumpidas durante varios
siglos con Oriente; cuando redescubren, a través de las ci-
I
vm al si~Q yn en que Grecia toma una nuev~rientación y
. "esplora los caminos que le son propios: época de ~utaciÓn
I
decisiva que, en el momento _mismo en q~ triunfa el estilo _
1. MAKrfN P. NILSSON, The Minoan-mycenaean religion and its survivál
i
wjegtaljzaute sienta los fu"ñdamentos del régimen de la Po-

I
in greek religion, 2.' oo. Lund, 1950; cf. también: CHARLES P¡CARD,Les re-
ügions préhe//éniques, París, 1948, y «La formation du polythéisme helléni- r lis y asegura, meditite esta laicizacion del pensanuento POll- ,..
que et les récents problemes relatifs au linéaire B», en Elements orientaux tiro. advenimiento olítico, el advenimiento de la filosofía.
dims ÚI religion
grecque ancienne, París, 1960, pp. 168-177;G. PuOLlESE CA-
titAn!UJ, «Riflessi di culti micenei nelletabelle di Cnosso a Pilo», en Stu-
tli iIr onore de U E. Pooli, Florencia, 1965, pp. 1-6; 1. S. STELLA, «La reli-
l,ioBe zreca Dei testi micenei», en Numen, 5, 1958, pp. 18-57.
CAPtruLoI
EL CUADRO HISTORICO

-.:a
En los albores del segundo milenio, el Mediterráneo nos
todavía, a una y otra orilla, una factura entre Oriente
y Occidente. El JIlllPdp e~ Yla península griega~-
_ sin discontinuidad ni étnica ni cultural: por \W ladA- con
-la *niciet\ñatoh~ través del collar de perlas de las Ci-
dIdas y las Espóra ;, ~por el e¡p:!~a través de Rodas, Cilí-
cia" Chipre y la costa norte de Siria, •.con la Mesopotamia y
d 11ft Cuando Creta se separa del cicládico, en el Ca<d M
iitia pn:dominado las relaciones con Anatolia, y construye
ea fi:sto. Malia y Cnosos su primera civilización palatina
(JDOO-l100), queda orientada hacia los grandes reinos del Cer-
aIIIO Oriente. Entre los palacios cretenses y los que recientes
~ han descubierto en Alalakh, en el bucle del Oron-
a yen Mari, sobre la ruta de caravanas que une la Mesopo-

.-es
l8IIÜa con el mar, las semejanzas han parecido tan impresio-
que se ha podido ver en ellas la obra de una misma
es:uda de arquitectos, pintores y fresquistas.1 Por la costa si-
L Cf. Ü3ONAIU> WOOLLEY. A forgotten Kingdom, Londres, 1953, y ANo
••. PAIIIlOf, Mission archéologique de Mari, n, París, 1958.
ña los cretenses entraban igualmente en contacto con el Egipto Otro rasgo de civilización. subraya las afinidades de ambos
del Nuevo Imperio, cuya influencia sobre ellos, aun sin ser ~ sobre las dos 'beras de editerráneo. El ca6atlo apa-
tan decisiva como se podía suponer en la época de Evans, aa:e en 1ioya con os om res VI. «Rica en caba-
está, sin embargo, bien testimoniada. ••• es todavía, en el estilo formu ista que Hornero recoge
Entre los años 2000 y 1900 a. C. irrumpe en la Grecia con- una antiquísima tradición oral, el epíteto que recuerda la
iinllRfttl 'tt'fta 1 ción nueva. Sus casas, sus sepulturas, sus apdeDcia del país dárdano. La reputación de los caballos de
hachas de guerra, sus armas e bronce, sus útiles, su cerámi- ...,.. como la de sus tejidos, no fue sin duda extraña al in-
ca -esas vasijas grises minianas, tan características- son Iai.s que llevaba a los aqueos a aquella región, incluso antes
otros tantos rasgos que caracterizan la ruptura con los hom- .Ia e:q>edición guerrera que, al destruir la ciudad del Pría:.
ivilización de la edad anterior, la llel -.(1iuya VII a), sirvió de punto de partida pára la leyenda
Los i s mInI forman a va ardia de las tribus ipica._Como los minios de Tróade, los de Grecia con"gcían
que en olt:adas mC8shus \'endrán a fijarse en la Hélade, se .I! 'ÑéI! el cabatio: de5Üti't haBer practIcado su domestica6ón
instalarán en las islas, colonizarán el litoral de Asia Menor, ea las estepas en que se habían detenido antes de su llegada
crecerán en dirección al Mediterráneo occidental y hacia el a GRcia.. La prehistoria del dios Poseidón muestra que, an-

-
Mar Negro y llegarán a cQp§titujr el mundo griego tal como
lo conocemos en la edad histórica. Hayan descendido de los
Balcanes o llegado de las estepas de la Rusia meridional, esos
_ de reinar sobre el mar, un Poseidón equino (Hippos o Hip-
jIIIiIII) asociaba en el espíritu de los primeros helenos, como
.-.ria también con otros pueblos indoeuropeos, el tema del
te asados <lelhombre griego pertenece 'ndoeu- • ' '. a todo un complejo mítico: caballo-elemento líqui-
peos, ya I erencla os por su idioma y que hablan un dia- 61; CilbaJk>..aguas subterráneas, mundo infernal, fecundidad;
1ecto go arcaico. Su aparición en las playas del Medite- ~,huracán, nube, tempestad ... 2
rráneo no constituye un fenómeno aislado. Un empuje B Iupr. la importancia, el prestigio del caballo en una so-
paral~o se manifiesta por la misma época al otro lado del áatad. dependen en gran medida de su utilización para fi-
mar, on la llegada de los hititas indoeuropeos al Asia Me- •• &Iitares. Los primeros documentos griegos que nos ilus-
~
nor y su expansión a través de la planicie anatolia. Sobre el ••• a este respecto datan del siglo XVI: en estelas funerarias
litoral, ~ 'Itóade, la continuidad cultural y étnic"a que se ha- ••• iIbiertas en el círculo de tumbas en fosas de Micenas
bía conservado 'auraii'te cerca"de un. milenio. desde la Troya ....,....5(0). escenas de batalla o de carrera representan a un
1 hasta la 'Itoya V (comienzo de Troya 1: entre 3000 y 2600), --;::tíiiiiiJepie en su carro, que llevan al galope dos caba-
se ha roto súbitamente. El pueblo que edifica la Troya V ••. En esta época hace ya mucho tiempo que los minio~
~udad pnnclpa'ca, más rica y poderosa que nunca, Sltdidinente p1ezclados con la población l~de origen
es~ent~róximo d¿.los minios de Grecia. Elabora la mis- . 5 • o, están establecidos en la Grecia continental, donde
mace"fálíifcil gris, torneada y cocida en horn6's cerrados, que
se difunde por la Grecia continental, las islas jonias, Tesalia
2. a. F- SoiAcHERMEYER, Poseidon und die Entstehung des Griechis-
y Calcídica. ••• ~ Berna, 1948.
la vida urbana ha comenzado a desarrollarse al pie de las for~
talezas que son residencia de los jefes. Han entrado en con-
tacto con la Creta minoica, en pleno auge tras a renovación
4\ie Slgwera a la i&onSh acción de los palacios destruidos por fWwao. reina de Pisa, en la Élida. Tiene una hija, Hipodamia.
rimera vez hacia 1700. Creta les ha revelado un mod vid quie[a casarse con ella, tendrá que ganársela a su padre en
de pensamiento ent~éñte ~ nara,SiUOS:a¡Seha inicia- .-.::ra de caballos. La derrota significará la muerte. Se hanpre-
esa cretización ro esiva del mundo micénico que CiiI- lDUCbospretendientes. Todos ellos han sido derrotados por
••• CIIJOI5 caballos son invencibles, y sus cabezas decoran los mu-
d s ues e 1450, en una ClVl zaclOn p atma común
las islas y a la Grecia confmen
el carro ligero tirado por dos ea
. Pero e arro e ra,
os,J!f> E>dría ser un aporte
j_ tipalacio. Con la ayuda de Hipodamia, Pélope soborna a Mir-
d amiga del rey, y obtiene su complicidad: el carro de Eno-

~ense. SJ1.1a.isla el ce-ballo !.12-~arece ,S!l~el


reclemeU!J~,1~i
Minoico
ha habido préstamo, los minoicos
..-.fa
--.

•••
aIJO eje ha sido estropeado, se rompe en plena carrera. Pélope
así en la prueba del carro, y, en una sola victoria, gana a
dIa domadora de caballos y alcanza la soberanía real. En
serían más"bien los .d;!!dores en este terreno. Por el contra-
;e-, a Mirtilo. auriga demasiado hábil y demasiado emprende-
~~~§aQ, todavíalaSatlalo ' •••. JI80pe se desembarazará de él en el momento oportuno. Los
...
?nkili]( en vías de edificarse, y el reino delo lo convertirán en la constelación del Auriga, que brilla en el
_~"~~ adopta hacia el sigló~ estrtáctica de combate, to- iíiIIIt -mrno.
mándola de sus vecinos del este, los hurritas de Mitanni, po- "'JdIto de habilitación para la realeza coloca la prueba del ca-
blación no indoeuropea, pero que reconocía la soberanía de _lIIjod patrocinio de Poseidón, el antiguo dios-caballo, que apa-
una dinastía indoirania. A los pueblos familiarizados ya con ~ •• ala fase de la civilización micénica, no ya en su aspecto
la cría del caballo, la carretería hubo de plantearles nuevos S iI. !iIIo como un señor del carro, guerrero y aristocrático. En
problemas de selección y adiestramiento. Un eco de esto se ·••••• cs d altar de Poseidón en Corinto (un Poseidón Hippios y
encuentra en el tratado de hipología redactado por un tal n -). d que. elegido para señalar el término de la carrera, con-
Kikkuli, del país de Mitanni, y que fue traducido al hitita. ...-. ~r a su llegada. Por otra parte, Pélope está estrecha-
En las relaciones que se establecieron a principios del si- ~asocjado en su leyenda a Poseidón. El joven, después de la
.•••• di: iniciación en que muere despedazado y cocido en el cal-
glo XIV entre los hititas y los que ellos llaman los achaiwoi
•••••• padre. renace e inmediatamente es «raptado» por Posei-
Oos aqueos o micenios), tuvieron parte las preocupaciones
.•.. El dios hace de él su «copero», según una práctica cuyo ar-
de orden ecuestre. Los archivos reales hititas de Hatussa,
~ se ha conservado en las sociedades guerreras de Creta y que
entre otras naciones de la Ahhiyawa Oa Acaya), consignan
DOS la da a conocer tomándola de Éforo:3 El rapto está

¡_
•••• 7 ••

la residencia de príncipes aqueos, entre ellos Tawagalawas __ '-IiIlI'ID' a un protocolo riguroso, con regalos ofrecidos por el rap-
(¿Etéocles?), llegados a la corte para perfeccionarse allí en CII)a ftIa \la a compartir el adolescente durante un retiro de dos
la conducción del carro. ¿Habrá que relacionar con el nom-
bre del rey hitita Mursilis el del auriga de Enomao, Mirti- 1 ~ X. 483, C; cf. LOUIS GERNET, «Droit et prédroit en Gréce
lo? De éste se conoce el papel que representó en la leyenda - • .I: AJIIIie Sociologique. 1951, pp. 389 Y ss.
en nóade sobre todo, con la cual las relaciones fueron es-
meses. En el momento de su liberación el joven recibe un conjunto tr~has y, .~or w'tImo, sobre la costa meridional, . en Cilicia
de obsequios reglamentarios: su equipo bélico, un buey y una copa.
y. en ~fIlia. También a principios del siglo XIV los mice-
A Pélope le ofrece Poseidón también el regalo que simboliza los po-
mos .se mstalan por la fuerza en Chipre y construyen en En-
deres que adquirió en su trato con el dios: un carro.
komI una fortaleza semejante a las de Argólida. De allí pa-
san a .la co~ta de Siria, vía de tránsito hacia la Mesopotamia
La técnica del carro, que exige un aprendizaje difícil, de- y h.acIa EgIpto. En Ugarit, que hace comercio de cobre con
bió reforzar la especialización de la función guerrera, rasgo Chipre, una colonia cretense, en el siglo xv influyó en la cul-
característico de la organización social y de la mentalidad de tu~a y hasta en la arquitectura de la ciudad. En el siglo si-
los pueblos indoeuropeos. Por otra parte, la necesidad de dis- gwente ~ede el puesto a una población micénica suficiente-
poner de una reserva numerosa de carros a fin de concen- ~ente bIen equipada como para ocupar. un barrio de la
trarlos en el campo de batalla, supone un Estado centraliza- CIUdad.En la misma época, Alalakh, a orillas del Orontes
do, suficientemente extendido Y poderoso, en que los aurigas, ~uerto del.Éufrates y de la Mesopotamia, pasa a ser un cen~
cualesquiera que sean sus privilegios, estén sometidos a una ro ~~ueo Im~ortante. Más al sur, los aqueos penetran hasta
autoridad única. FemcIa,.e?BIb!?s, y Palestina. En toda esta región se elabo-
Tal debió ser, en efecto, la i!lerza militar del reino~ ra un~ cI~zacIon común chipromicénica, en que los elemen-
~e, desde 1450 -lo sabemos desde el desciframiento de tos mm?ICOS,micénicos y asiáticos se funden íntimamente,
la escritura lineal B- Dud,gdomjpar (reta, ~taJ>lecerseen e~ y ~~e .dIspone de una escritura derivada, como el silabario
~acio de Cnosos y ocuparlo hasta su destrucción final, - ~cemco, de la lineal A. Egipto, que había sostenido, espe-
el incendio de T400, provocado tal vez por una sublevación aalmente a lo largo del siglo xv, un comercio ininterrumpi-
indígena. ~ expansión wWénica, que se prolongó desde el do con los cretenses, se abre a los micenios, a quienes acoge
sigln.~asía d liWe yt'J J1eva a dAS ª9YiBji.W20derar~ libre:ente entre 1400 y 13~. ~ también los keftiou, IQS cre-
eu.el Mediterráneo oriental, de las ~.s;W de postas de los oc a oco ehrmnados en ben Ici de sus riva-
aetenseV qUieneSen mayor o menor medida reem~lazan ,Jp;:freta 7a no desempe a, como en el período anterior, el
por todas partes, con ciertos desplazamientos en el tiempo ~~zde mterméCIlarlrJenne ~gtP[eJ'1 el contineníe iía;;;.-
según los lugares. Desde la aurora del siglo XIV colonizan a ay una co oma rmcemca en arna cuando Ame-
Rodas. Th1 vez haya que situar en esta isla, al abrigo de los lI!JDleP, IV, conocido por el nombre de Akhenatón, se estable-
ataques del continente, el reino de Ahhiyawa, cuyo monarca alh entre 1380 y 1350, abandonando la antigua capital de
es tratado por el~reyhitita con las consideraciones debidas
a un igual. Desde Rodas el rey de Acaya podía controlar los í ~~es, en todas las regiones adonde los ha conducido
distintos puntos de la costa anatólica en que sus hombres se .. ~pmtu aventurero, los micenios aparecen estrechamente
habían establecido Y habían fundado colonias. La presencia . dos a las grandes civilizaciones del Mediterráneo orien-
aquea está testimoniada en Mileto Oa Milawunda o Milawa- w.tegra asen ese mlln o del Cercano Oriente que, pese
ta hitita), en Colofón, en Claros, más al norte de Lesbos,
a su diversidad, constituye un conjunto por la amplitud de
sus contactos, intercambios y comunicaciones.

V. GoRDON CHILDE, The dawn 01 european civilization, 6.- ed., Londres, CAPÍTUWO
1957; H. L. LoRIMER, Homer and the monuments, I..ondres. 1950; A. SE- LA MONARQUIA MICENICA
VERYNS, GTice et Proche-Orient avant Homere, Bruselas. 1960; STEI~LING
Dow, <<Thegreeks in the bronze age», en R'!pp,0rts du XIe. Congres mter~
national des sciences historiques, 2. Antlqulté, Upsala. 1960, pp. 1-34,
DENYS L. PAGE, History and homeric ¡liad. Berkeley y Los Angeles, 1959;
The Aegean and the Near &st, Studies presented to Hetty Goldman, Nue·
va York, 1956.

El desciframiento de las tablillas en lineal B ha resuelto cier-


tas cuestiones planteadas por la arqueología y ha suscitado
otras nuevas. A los problemas ordinarios de interpretación
se agregan dificultades de lectura, ya que la lineal B, deriva-
da de una escritura silábica no creada para representar el grie-
go, expresa muy imperfectamente los sonidos del dialecto
hablado por los micenios. Por otra parte, el número de do-
cumentos que poseemos es reducido todavía: no se dispone
de verdaderos archivos, sino de algunos inventarios anuales
escritos sobre ladrillos crudos, que indudablemente haprían
sido borrados para volver a utilizarlos si el incendio de los
palacios, al coeerlos, no los hubiera conservado. Un solo ejem-
plo bastará para demostrar las lagunas de nuestra informa-
ción y las precauciones que se imponen. La palabra te-re-ta,
que aparece frecuentemente en los textos, ha recibido no me-
nos de cuatro interpretaciones: sacerdote, hombre del servi-
cio feudal; barón, hombre del damos obligado a prestacio-
nes, sirviente. Por lo tanto, no se puede tener la pretensión
de dar el esquema de la organización social micénica. Sin em-
bargo, aún las más opuestas interpretaciones concuerdan en bio, así como la produccióndelosbienes.Por intermediodcl
algunos puntos que quisiéramos destacar y que se pueden con- palacio, que, en el centro de la red'ejerce el control del doble
siderar suficientemente establecidos en el estado actual de circuito' de' prestaciones y pagos, circulan y se intercambian
nuestras fuentes1 los productos, ·los trabajos, los' servicios, igualmente. codifi·
La vida social aparece centrada en tomo del palacio, cuya . cados y contabilizados, ligando entre sí los distintos elelllen-
Ción es rehgIos, o 1 1, 1 eco-_ tos del país.
mlc ' .......•
'.. -IS emae econonlÍa que se denomi- Este régimen se ha'podido denominar monarguía burocrá"
na palatina, ei.nfi AAn~eiítr~yréÓne ensh persoS~~;:v Jica.· El término;quetiene.resonancias.Jemasiado.moClernáS.
••elementos de! pQder, todos los aspectos de la soberam . subrayá'unode los aspectos del sistema, pues su lógica lo lle-
intermedio de Sl1Ji eSQAbaS, ilue constituyen una clase profe- va a:un control cada vez más riguroso, cada .vezmás'amplio,
sional enraizada en la tradición, merced a una jerarquía com- hasta' detalles que hoy nos parecen insignificantes. Se lo debe
pleja de dignatarios de palacio y de inspectores reales, el rey-::;:; comparar con los grandes Estados fluviales del Cercano<

<319$:3 aeglamenta minuciosamente todos los sectores de/


1
Oriente, cuya organización parece responder. en parte al me~
.Ju!da económis, todos los dominios de la actividad social. nos, a la necesidad de coordinar en una vasta escala de tra •
bajos de.desecamiento, .irrigación y conservación de. canales
. Los escribas contabilizan en sus archivos lo amcemicnte al ganao indispensables para la. vida agrícola. ¿Los reinosmicénicos
do y a la agricultura:, la tenencia qe las ti~evaluadas en medi- tuvieron. que resolver problemas análogos? Efectivamente, el
o
d~ de'cereales (monto de los tnbutos raciones de semillas) ~los desecamiento: dellagoCopaísse emprendió en la época mi"
diStiri.tosoficios especi.iilizados,con lás asignaciones de materias pii-
IllasYlosencargosde productos elaborados-, la mano de obra; cénica" Pero, ¿qué ocurrió con las planicies de Argólida, Me-
dispoítible u ocUpada-los esClaVos,hombres; mujeres y niños, los senia y Atica? No parece que las necesidades técnicas del apro-
de los .particularesy los.del rey-; las contribuciones de t9da índole vechamientO' delsuelo según un plan de conjunto hayan
illlPuestaspor el palacio a los individuos y a las colectividades, los podido suscitar o favorecer en Grecia unacentralizaciónadnii-
bie~es,Yaentregados,los que quedan pqrpeIcibir -las IéYas de hoIÍJ,~
nistrativaavanzada. Laeconomíarural.de la Greciaantigila
bresenciertas pobláCioIies, a fin deeqwpar de remeroslos navíos
reales-", la coinposiciÓll, los comandos,' el moVimiento dejas um- aparece dispersada en la escala de la:aldea; la coordinación
dadesmilitates, los sacrificios' a los·dioses; las tasas previstas para de los trabajos no va más allá delgrupo·delosvecinos.
lasofrendas;etc. No sólo el1el dominio de laagiicultura~distineelmun-
domicénic de las.civilmacionesfluviales del Cercano Oriente
En lUla economía de esta clase no earece haba: Jn&ar palP,. reconociendo la función del palacio como eje de la vida
el comercio privado. Si existen términos que significanad- social, L. R.Palrnerseñaladoclaramentelosrasgosque
I .. ."

quifirO'ceder,' nó se.encuentra testimonio de forma alguna ~nculan a la 'sociedadmicénica con e 'mun Ó:In oeuro ...
n

de.pago enoroo. en plata O de una equivalencia establecida 11analogía 'esImpresionante sobre todo 'conlos hititas, q\rir-
entre mercancías. y metales preciosos. Aparentemente, la ad- nes, aun orientalizándose, han conservado ciertas institucio-
ministtaciónrealreglamentaba la distribución y el intercam· nes características ligadas. a su organización militar. Alrede-
dor del rey, la gran familia hitita agrupa los personajes más misión que une a los distintos dignatarios del palacio con el
próxiInos al soberano. Son dignatarios del palacio. cuyos tí~ rey: éstos no son funcionarios al servicio del Estado sino ser-
tulos destacan sus elevadas funciones administrativas pero que vidores del rey, encargados de manifestar, dondequiera que
ejercen también comandos militares. Junto con los comba- su confianza los haya colocado, aquel poder absoluto de man-
tientes que están bajo sus órdenes, forman elpankus, asam- do que se encarna en el monarca. Se comprueba también, den-
blea que representa a la comunidad hitita, es decir que agru- tro del cuadro de la economía palatina, junto a una división
pa el conjunto de los guerreros con exclusión del resto del a menudo muy detallada de las tareas y a una especializa-
pueblo, según el esquema que contrapone, en las sociedades ción funcional con una verdadera catarata de vigilantes y su-
indoeuropeas, el guerrero al hombre de la aldea. pastor o agri- pervigilantes, cierta fluctuación en las atribuciones adminis-
cultor. En esta nobleza guerrera, constituida en clase separa- trativas, que se superponen unas a otras, ejerciendo cada
da y, por lo menos en lo que a los más grandes concierne, representant~ del rey, por delegación y en su propio nivel, una
alimentada en sus feudos por paisanos afincados en las tie- autoridad cuyo principio cubre sin límites to"doel campo de
rras, se reclutan los aurigas, fuerza principal del ejército hiti- la vida social.
ta. La institución del pankus puede haber dispuesto, en su El problema no está, pues, en oponer el concepto de mo-
origen, de poderes amplios: la monarquía habría comenza- narquía burocrática al de monarquía feudal, sin~n señalar,
do por ser electiva; posteriormente, a 1m de evitar las crisis por detrás de los elementos comunes al conjunto d?I~~
de sucesión, se habría sustraído a la asamblea de los guerre- ciedades de economía palatina, ,,:..los rasgos que definen más
-.••.•.•
*~
ros la ratificación del nuevo rey; lmalmente, el pankus, del precisamente ~j;a80 micénico y que tal vez expliquen~ .••• q.•••
ui _
que se habla por última vez en una proclama del rey Telepino este ti o de soberanía no sobrevivió en Grecia al'
de fm~s del siglo XVI, habría caído en desuso; la monarquía :. ~ •.diJ!!s!jas .ague2;
hitita se habría aproximado así al modelo de las monarquías En esta perspectiva resulta frustífero el parangón con los
absolutas orientales, apoyándose menos en una clase de no-
bles cuyos servicios militares fundaban sus prerrogativas po-
líticas, que en una jerarquía de administradores directamen-
-
hititas, porque destaca en todo su relieve las diferencias ue
se aran al mundo micénico de la civilización alatina e e
Sluele ha servido de modelo. El contraste entre esas dOi IRQ,.
te dependientes del rey.1 ar uías se ma en la arquitectura de sus al . .2 Los
El ejemplo hitita ha sido invOCadopor los eruditos que opo- ~reta.y,dédalos de ha ltaclO es lspuestas en aparente de-
nen a la interpretación «burocrática» de la monarquía micé- sorden en derredor de un patio central, están edificados en
nica un esquema de rasgos «feudales». En realidad, ambas el DJisroo plano que la tierra circundante, sobre la que se abren
expresiones parecen ser igualmente inadecuadas y, en su mis- sin defensa por medio.de amplias calles que terminan en el -
ma oposición, anacrónicas. En efecto, en todos los peldafios
de la administración palatina hay un vínculo personal de su-
2. J. D. S. PENDLEBURY, A handbook, to the Palace 01 Minos. Knosos
with its dependencies, Londres, 1954; GEORGE E. MYIDNAS, Ancient Myce-
nae, Londres, 1957.
palacio •.Lámánsiónmicéniéa., con d megaron yJa sala del quema de la corte y del palacio ,micénicos.cEn¡Jacima decla
trono;en.d"centro; eS'uñi'fort~demuros, una organización social, etr~lleva eLtítlllo. dcwa~n¡hka, 4QllJí, .....
~da dej~fesl..q~domma yvigttlt el nCñí6que séexuenne ~u autondadpárectirer~rseen todosJos ni,v:eles~
de la vida
a8m pies, Construida,para resistir un asedio, esta fortaleza • ¡p1Utaii::;;rpalacio el'que regiiiñein~ll:1r&ih'ftU1ms:>-de;ar--
res~uarda; junto a la residencia principesea y sus dependen~ mas, el equipamiento deJos carros, las levas, l:asubordin.a~
das,las casas delos familiares del rey, jefes militares:ydig- ción, composición y movinúento.de las unidades. Perolacolll~
natariospalatinos. SuJunción militar parece, sobre todo, de- petencia del rey no queda limitada ni al dominio delaguerra
fensiva:' preserva eltes:oro real.,en el cual, junto cón las mal de la. economía ..Elánax gobierna también la vida l'elit
reservas normalmente .cóntroladas, acumuladas y repartidas gicsa: ordena. conpredsiónsucaIen3ano, vekpor la, obse'f!""
por el palacio dentro del cuadro de la economía del país; se vancia del ritual y la ~lebración de las fiestas en honor de
acumulan bienes preciosos de otra clase. Se trata deproduc~ los distintos dioses. Fija los sacrificios, las.oblacionesvege-
tos de una industria suntuaria:sortijas, copas, trípodes,cal- tales, las tasas de las ofrendas etigibles.a cada cual según su
deros, piezas de orfebrería, armas artísticamente trabajadas, categoría. Cabe pensar que si el poderío real se ejerce así en
lingotes .de,metal, ,tapices; telas bordadas. Símbolos de poder todos los dominios, es porque el soberano, como tal. se en.,
dhstrumentos de prestigio personal expresan enJariqueza cuentra especÍa.1alenteenrelacÍón con el mundo religioso,aso~
un aspecto propiamente regio. Constituyen la níateriadeun ciado a una clase sacerdotal que se presenta nume,rQsa,yPQ~
comercio' generoso que desborda ampliamente las fronteras tente¡4 En apoyo de esta hipótesis, nótese .que en Grecia se
delrein.o~Objeto de dádivas y contradádivas,sellan alianzas ha perpetuado; hasta dentro del cuadro mismo de la ciudad,
matrimoniales ypólítÍCas, crean obligaciones de servicio;_re- el recuerdo de una función -religiosa,de, los'Teyes, y que ese
compensan a los vasallos, establecen, hasta en países lejanos, recuerdo ha sobrevivido bajo. una fQrnuunítica,Jadel rey di-
vínculos de:hospitalidad; son también objeto de,competición vino, mágico, señordeLtiempo. dispensadordela fertilidad. '
y de conflicto: como se los recibe de regalo, se los conquista A la leyenda cretense. de Minos,. que se.,.soIRet.ecada nlieve
también armasen mano; se organiza una expedición guerre- afios en la caverna deUda aJa prueba que tiene que-renoyar;
ra o se destruye una ciudad para apoderarse del tesoro. Fi~ IRediante un contacto directoconZeus,su .poder real,s res-
nalInente,,-seprestan, más que' otras formas de riqueza, a una ponde· en Esparta.laordalíaque cadanueve.·aÜQs,imponen
apropiación individual que podrá perpetuarse más allá de la los éforosasus dos reyes, escrutando el cielo en eLsecreto
muerte: colocadas al lado. del cadáver como «pertenencias» de la noche, para leer en él si los soberanos no habrán come-
del:difunto, 10, seguirán a, su tumba. 3 tido tal vez alguna falta que los descalifique para el ejercicio
de la función r~at:piénseseJaIllbién' eh el rey bitita,que aban-

J~Cf.laoposición deJos Ktemata, bienes adquiridos por el individuo y 4.Cf.M. «P!:étres etprete$$esdans les documents.myceniens»,
·LE)El)NE,
ile los cuales tiene él la libre disposición '---enparticular su parte de botÍIi"-', ~n Hommage iiGeorgesDumézj~ Latomus, 45, pp . .t29-139,
y de los patróa, bienes adscriptos al grupo familiar, quesoninalienables. '. 5,Odiseq, XIX, 179. ·
dona en plena campafia la conducción de sus ejércitos si sus fructo, parece haber implicado, como contrapartida,servi-
obligaciones religiosas le exigen retomar a la capital para rea- cios y prestaciones múltiples. Es a menudo difícil resolver si
lizar en ella, en la fecha prefijada, los ritos a su cargo. un término tiene una significación puramente técnica (tierra
AlIado del wa-na-ka, el segundo personaje del reino, el la- inculta, tierras privadas con propietarios, a diferencia de las
wa-ge-tas; representa al jefe dellaós, propiamente el pueblo tierras de labrantío, tierra de mayor o menor dimensión), o
en armas, el grupo de los guerreros. Los e-qe-ta. hepetai (cf. si designa un ordenamiento social. Sin embargo, se perfila
el homérico hetairOl), los compafieros que llevan como uni- claramente una oposición entre dos tipos de tenencia de las
forme un manto de modelo especial, son, como la gran fa- tierJJ!.sque designan las dos formas diferentes que puede te-
milia hitita, dignatarios del p:,lacio que constituyen el séqui- ner una ko-to-na, un lote o porción de tierra. Las ki-ti-me-na
to del rey, al mismo tiempo que jefes puestos al frente de una ko-to-na son tierras privadas con propietarios, a diferencia
okha, de una unidad militar, u oficiales que aseguran las re- de las ke-ke-me-na ko-to-na, adscriptas al damos, tierras co-
laciones de la corte con los comandos locales. Tal vez corres- munales de los demas aldeanos, propiedades colectivas del
pondan igualmente al laós los te-re-ta. telestái, si se admite grupo rural, cultivadas según el sistema del open-field y que
con Palmer que se trata de hombres del servicio feudal, de tal vez son objeto de una redistribuciónperiódica. También
barones feudales. 'fres de ellos serían. según una tablilla sobre este punto L. R. Palmer ha señalado una semejanza
de Pilos, personajes tan importantes como para poseer un té- sugestiva con el código hitita, que distingue, asimismo, dos
menos, privilegio del wa-na-ka y della-wa-ge-tas.6 El téme- formas de tenencia del suelo. La del hombre del servicio feu-
nos designa en la epopeya, en la cual es el único de todos los dal, el guerrero; depende directamente del palacio. y retorna
términos del vocabulario micénico relativo a bienes raíces que a éste cuando se interrumpe el servicio. Por el contrario, los
se ha mantenido, una tierra, de labrantío o vitícola, ofreci- «hombres de las herramientas», esto es los artesanos, dispo~
da, con los campesinos que la ocupan, al rey, a los dioses o nen de una tierra llamada «de la aldea» que la colectividad
a algún pe~sonaje importante, en recompensa de sus servi- rural les concede durante un tiempo y que recupera cuando
cios excepcionales o de sus hazañas bélicas. ellos se van.8 Recuérdense también los hechos indios que dan
. LaJenencia del~lo se presenta como un sistema cRW!!l~ prueba de una estructura análoga. Al vaiC)'a,el agricultor (vil;,
....,l2 . g~hace más oscura aún la ambigüedad de muchas ex-
'presiones.7 La plena posesión de una tierra, así como su usu-
sar en qué formas se la realizaba. Cabe pensar, por otra parte, que en lo
que concierne a la tierra comunal del damos, las tablillas no mencionan
6. La interpretación de esta tablilla es discutida. Otros documentos pare- más que las enajenaciones que se han hecho de ella, a título transitorio o
cen, por el contrario, asociar estrechamente los te-re-ta al damos. Se trata- defInitivo. ¿Había, fInalmente, aparte del damos y de los esclavos, una po-
ría, entonces, de campesinos sometidos a prestaciones. blación servil adscripta a la tierra? No podríamos decirlo.
7. La complejidad del régimen territorial se advierte en el vocabulario, 8. Cf. la interpretación, propuesta por P~MER, del término griego de-
sumamente diferenciado, muchos de cuyos términos continúan oscuros. Se miurgós: no «el que trabaja para el público», sino «el que cultiva una tierra
discute acerca del sentido de palabras como ka-ma, lro-to-no-o-ko, wo-wo, de la población»; contra cf. KEN1'ARÓ MURAKAWA, «Demiurgos», en Histo-
o-na-to. Este último término designa una locación, sin que se pueda preci- ria, 6, 1957, pp. 385-415.
cf.latín vicus;griego oikos, grupodecasas),· es decir alhom~ de los Ancianos, la;ke7ro-si-ja (gerousia), con,firmaes.ta rela-
brede la aldea, se opone el kSatrya, el guerrero (de ksatram: tiva autonomía de .lac.omunidadaldeana. Ene$ta asamblea
poder, posesión), el hombre de la pOSesión individual, como intervienen, sin duda, los j efes de las casasm.ás: poderosas. Los
el.barónmicénicoeselhombre de la ki-ti-me-na ko~to~na, simples .villanos •.hombres p,eldamos en sentido propio, que
de la tierra de propiedad individual, en conttapOsicióhala . proveen de peonaje alejércitoy-que,paraadoptaJ laJóJ'IJlula,
tierra comunaldelaaloea.En consecuencia, las dos fomás homérica,nocuentan más en el consejo que en laguerm, son,
diferentes de tenencia del sueknesponderian en la sociedad en el mej.or de losccasos, espectadores, es-cuchanen silencio;
micénica, a una polaridad más fundamental: frente al pala- alosque tienen título para hablar yno .expresan ·sus;senti-
cio, a la corte, a todos; los que de él dependen, ya dirécta- mientos más que con un rumor de aprobación o descontento,
mente;.ya en cuanto a la tenencia de sus feUdos,seentrevé Otmpersonaje,el ko-re~te, asociado· al: basiléus, aparece
un mundo rural, organizado en vllwrrios con vida propia. como ulia suerte de prefecto deJa aldea. Cabría, preguntarse
Esos· «demos» aldeanoSc disponen de una parte de las tierras si esta dualidad de direcciones en el nivellQcalnocorrespon~
en las cuales se asientan; reglamentaD; de conformidadcori de a la que hemos comprobado en el cuadro del palacio: como
las tradiciones y las jerarqtIf$locales, los problemas que plan- elánax, el basi/éu$ tendría prertogativasprincipalme,llte reli-
teaIl)en su nivel, los tfabajoScagtÍcolas, las actividadespas- giosas (piénsese enlos phylobasiléis de la Grecia clásica); el
torilesylas relaciones de VéCindact Es en ese cuadro proviri- ko-re-te, conioella~wa-ge~tas;ejerceríatma funciónmilitar~
ciW dQDdeaQj)nis;~inespéIadamente, . ·najequellevá""" Habría que ·relacionarel término ~on koiros, ;tropa wina~
eltítulo pua nourialmente· . os ttaduci o da; tendría el sentido; del k6iranoshomérico, cél$isinónimo
~i:e-u, clhl1§,iléus homérico. No esp de· hegemon, .pero -que, asociado a·basiléus •.pareCe indicar.
su palacio; s1no un simple señol dueñ&dJytu dominio' rnral si·no una oposición, por lo. menos una-.popularidad, una di~
y vasallo del ánax~ Este· Vínculo de wsallaje, en unsistellla ferencia de planos. Porlo·demás,el llamado Klumenos,ko~
de' economía en"Q'üetodo .está contabiliZado,· reviste también re"te de la aldea de, l-te-re-wa dependiente del palacio de Pi-
la .forma de una responsabilidadadminiStrntiva: vemos al b'a- los,figura en .otra tablilla como.comandantede Ullaunidad
s#éus queVÍgila la distribución de las asigI1acÍon.es en bronce militar; una terceraJe da el calificativo· de mo~to~pa (mQirQ~
destinada a los herreros que, en su territorio, trabajan para pas), poseedor de una moira, de un lote de tier.raJo
el palacio. Y, naturalmente, él mismo contribuye, con otros Por incompleta que sea nuestra información, pareceposi~
ricos señores del lugar; según una cuota debidamente fijada, bleextraer de ella algJlnas ~nclusionesgenerales.referente§
á ésos suministros de metal.9 Junto al basiléus, un Consejo a los rasgos característicos de las monarquías. miéénicl;\S:.
~

9.. La asimilación del pa-si-re-u albÍlSiléus hasido recientemente discuti- 10. MARI1Ns. RUlPÉREZ,«KO-RE-TE et PO-RO-KO-RO.:rE-RE, Remar-
da. Según P ALMER, se trataria de un oficial provincial que controlaba los quessilr l'organisationmilitaire mycénje!)cne»,en Études M;yeér¡irm"es.Ae-
equiposdemetaIúrgicos que trabajaban para el palacio. C[ LoR. PAtMER, tes du Coiloque inter:(lfltionalsur les t~ myeéniens. pp. 10S-12Q;c:ontra:
«LinearB textsofecoriomic interes6>, SerftlPhilologiea Aenipontana, 7-8, J.TAILLARDJU, «Notules mycéniennes. MycénienKe-recteet homéJique, ~n

1961, pp. 1-12. Revue des ÉtUdes.grecques,· 73, 1960. pp. ;1-S.' _
1. ~te todo, su aspect2 tlS¡UCQljo.j)}Ínqxse apoya en ua-a tenida dentro de grupos estrictamente cerrados. A los reyes
éijjffitocr,aciagllgreQz lps aurigas, sometidos a su autoridad, .,!!ticé~;.2s, aq1!~s cenws espe~ados de..~b~ crete~
pero' que constituyen, dentro del cuerpo social y de la orga- se~ lt;s s'l~1És!raron! al mismoJkm.RQJlY,slll.§~~~Wf-*d.Q~
nización militar del reino, un grupo privilegiado, con su or- _esguelll~~~2.~~~.2!~!!l!ción. g~.§.yt.palacios.
ganización particular, su modo de vida propio.
/ 2. Las comunidades rurales no están, respecto del palacio, Para los monarcas de Gre,ga, el sistS:W,aJ2&atino represen-
en una dependencia tan absoluta que no puedan subsistir sin taba un notable instrumento de poder. Daba la posibilidad
él. Suprimido el control real, el damos continuaría trabajan- de e~ªblecer un control riguroso del Estado sobre un exten-
do las mismas tierras con las mismas técnicas. Como en el .J.?territorio. Absorbía y les permitía acumclar toda la rique-
pasado, pero en un marco en adelante ya puramente aldea- za del pros" (!l)ncentraba,,"-bajounadirección
r; ii:1'!. _O'~~'~_"",'W"''''''''"
..••••
única, recursos
_
no, tendría que alimentar a los reyes/ya los ricos sefiores del •.. y fuerzas milit~rtantes. Posibilitaba también las gran-
lugar por medio de entregas, obsequios y prestaciones más des aventurásen países lejanos, para establecerse en tierras
o menos obligatorias. nuevas o para ir a buscar, allende los mares, el metal y los
3. La organización del ~~ci9~ con su personaladminis- productos que faltaban en el continente griego. Se advierte
trativó~sus téCnIcas de ctmtabilidad y de control, su regla- una estrecha relación entre el sistema de economíapalatina,
mentación estricta de la vida económica y social, presenta un la ~ansión ijiicéDj~~a través del ~edit~~o y el desWo- ,
carácter de imitación. To,d.oel ~is!ema reposa sobre el empleo 110eDArecia misma, junto a la vida agrícola, de IAPdI ªUesa~ .~
critura"ti~ con~!!~~ ~ archjy,,9.s...Son
los escribas~ ,.]Jía ya muy eSPi'ci?1j~a, organizada en gremios según el mo-"':>
retenses, asados al servicio de 1 . . . nicas, quie- delo oriental.
s, transformando la escritura lineal usad acIO e La invasión dórica destruye todo este conjunto. Rompe, por
nosos mea! A fin de a al dialecto de los nuevos ._. ~íiQ; sjg1os.los vinculosde9recla C?~ Orie~pm-con¿
sefiores (lineal B), les han aportado los medios de implantar .a barreIi:'AiS'!ftdb;"'rep1"egad7)sóbresí mismo,
~ta GNsia e6i1tintntallos métodos administrativos propios el continente rie o retó a a un
de la economía palatina. La extraordinaria fijeza del idio- _me9-te agrícola. El mundo homérico no conoce. ya una.dj~
ma de las tablillas a través del tiempo (más de 150 afios sepa- ;¡¡z; lIal Ira6jjjQ coñiE,arable a la del mundo micénico ni el
ran las fechas de los documentos de Cnosos y de Pilos)u,y , empleo en una escala tan vasta de la mano de obra servil.
del espacio (Cnosos, Pilos, Micenas, pero también Tirinto, .DeSCQnoce¡as mj1tiplescorporaciones de «~ttS de lftos
Thbas, Orcómeno), muestra que se trata de una tradición man- ~munientas», ;,grupadas en las cercaniá'S"'ttelpalacio o si~
tuadas en las aldeas para ejecutar allí las órdenes reale&:Al
caer._~t~~1.~.,Wistema,p.alªtm~~:.derrumba P..2!"
11. Si se acepta, en cuanto a los documentos de CNosos, la datación de en.tg,.Q;,..j~y?~~ levantarse. El término 7fn~a-
A. J. EVANS. Sobre la controversia que han planteado a este propósito L.
R. PALMER Y S. HOOD, cC. J RAISON, «Une controverse sur la chronologie rece del vocabulariopropraiñeñte¡;~iítico. 10 reempJa~a, en
cnossienne», en Bul/ de /~ss. Gui/laume Budé, 1961, pp. 305-319. su empleo técnico, para designar la funeióñTéal, la palabra
't::~1CUyo.valor estrictamente local hemos' visto y. que, S. RUIPÉREZ, «Myeenaean land-division and livestock grazing», en Minos,
5, pp. 174-207; G. THOMSON, «On greek land tenure», en Studies Robin-
más quea.una persona única que concentre en sí todas las
son, 11, pp. 840-857; E. WILL, «Aux origines du régime foncier grec», en
formas del poder.designa,empleiidaen plural, una ·catego~ Revue des Etudes Anciennes, 59, 1957, pp. 5-50.
ría de grandes que sesitúan,.tantoun6s"comO.otros, en la
cúspide de la jerarquía social.~rimido el reinado de~
oseencuentrán h,,!!elluyádeuncontrol org~~ªd? pp! el
; de. Un a arato ádmimstrativo, ni de una clase .dees¿a-
La escritura misma desáparece, como arr or el
errumbe e OSplOS .. •uan. o. os'~egos vuelveii'a~~
rU6nfllt, n:mléSl1el'Sl81~~,fomanaola eSulvezde 'k,s1elu~~

·<?Sl. n() ~!f.f!.~~q'~.


'~.'.".';!..
, ..roducto. ·-=.u.'"".·
..n.~.a
.....F....~•~·~r.~.i.tu.ii.
··.;
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de una civilización ra.:._
... ~::2..
...• radicalmente
ge.. tro._..J.....
iOi;:.: láiW. no
distinta:, ~a.:_.'. "'laes-
i. .-'.'.~",~,'
'.=c,
OO. .
....

,i ~m.clai~~Sino el elem~;io dt:~~ña'-"


cul~ Sruignificación sriclarypsltblógica-se"haOñt
kM)JIJJ.,
transformado ~podríamosdecir invertido-:!íLe"critma P"-::;:/
tendrá ya'porobjeto la creación de archivos para..Ytg del rey
en el secreto de un palacio •.sino que responderá en aoéiau • .-
a_unaftJ.b.ciónde,p:ublicidad; va a permitir div:u!gar,colocar
por igual ante los ojos de todos, los dlVt!nOSaspecfos de la
visocl ypo'tica.'

JOHN CHADWICK, The decÍphermenf 01Linear B,CarilbÍidge, 1958; Études


mycéniennes, ACtes du Colloque inte'riuJtidnalsudes textes mycéniens; Pa-
rís, 1956; L. R. PALMER, Achaea~ an!llndo--eurppeaflS, OxfQrd, 1955; M.
YENTRISY J. ClIAPWICK,Documents,in mycena~angreek,Cambridge, 1956.
Sóbre las estructuriís sociales y él régimen terntórial: W. E. BROwN,
«Landtetiure in niyeenaéah Pylos»¡ en HiStoria, 5, 1956, pp. 385-400;E. L
B~,,<ffhe landq()lde1'$ of Pylos»,enAmerican Journal olArchaeo-
lqgy,6(), 1956, pp. 103-133; M. LFINIJ;Y, ~<Homer andMycenae: Property
and tenure»; en HiStoria, 6, 1957, pp: 133-159 y <(fhe mycenaean tablets and
econoiníc historY}), en The ecoitomic historyreview, 2.' serie, 10, 1957, pp.
128-141 (eoIl unarépli~de L. R. PALMER,ibíd., 11,1958, pp. 87c96); M.
CAPÍTUI.O nI
LA CRISIS DE LA SOBERANIA

~caída del poderío mjcépjG~ y la sión de los dorios


en el Peloponeso, en Creta y hasta en Rodas, inauguran un
nueva edad de la ciyjlizaciól! griega. La metalur .
....".sucede
a la del bronce. La incineración de los cadáveres reem-
plaza en amplia medida a la práctica de la inhumación. La
cerámica se transforma profundísimamente: abandona las es-
cenas de vida animal y vegetal y adopta la decoración geo-
métrica. División neta de las partes de la vasija, reducción
de las formas a modelos claros y simples, obediencia a prin-
cipios de aridez y de rigor que excluyen los elementos místi-
cos de tradición egea: tales son los rasgos del nuevo estilo geo-
métrico. T. B. L. Webster llega a hablar, incluso, a este
respecto, de una verdadera revolución:) en este:]e despoja-
~p! reducido a lo esencial, reconoce una actitud,eS¡;¡¡mu
-que,en su opinión, caracteriza por igual las demás innova-
ciones del mismo período: los hombres han tomadoconcien-
cia ya de u~~do sep~ado del presente, diferente de él (la
.(?aQdcJit.,!,~e~~ de .los4hé~9~~lsontrasta con los ti~!.l1- nas y, deJa otra, una aristoeraciaguerrera,cuyas;fan1iliasm~
~~~.4~~aclados en hierro);' el mundo de los muertos se nobles conservan por igual,como privilegio delgeflQS,cier,..
ha alejado, sé~ mundo de los vivos Oa crema- tos monopolios religiosos ••Entre esaS fUer7;as.opuestas,. que
ción ha roto el nexo del cadáver con la tierra); se interpone pone en libertad elbundimiento del sistema palatino y que en
una distancia infranqueable entre los hombres y los dioses ocasiones van. a enfrentarse con violencia. la búsqueda,cle un
Oa personalidad del Rey ,divinoha desaparecido). Así, en mu- equilibrio,de un· acuerdo,' hará nacer, en un período de .tur..:
chos terrenos, una. ~eliníitac,iónmásrigurosa, de los distintos bulencias.la reflexión moral y las especu.lacionespolíticas qu~
planos de lo real prepara la obra de Homero, de la poesía épica definirán una primera forma de«sabiduría»humaIla., Esta
que, en el seno mismo de la religión, tiende a descartar el sophía aparece desde el alborear del siglo VII; va unidaal,lna
misterio. . pléyadecle personajes bastanteextraños,aquienesaureQla
En este capítulo quisiéramos destacar sobre todo el ~/ una gloria casi legendaria yqueGr~iano;c:esaráde celebrar
e de las transformaciones sociales que más directamente han como sus primeros¡,c:omosus verdaderos«Sabios»,.,Notiene
re er ti O s ensamiento. nmer por>objeto el universo.de laphys~sino ,elmundodeJos¡hOII1-
testimonio de tales t es el de a lengua. De bres: qué elementos lo compoJ].en, qué·fuerzas le>dividen y
Micenasa,Hoinero;elvocabulariodelos tít os, - e los '- lo enfrentan Consigomismo, cómo armonizarIM,unific:arlas.
dos, de las fUIicioneJciviles y militares, de latenencia del sue- para que .de su conflicto nazc:a ·el<orden humano" <:lela·.ciu:-
lo,.desaparece casi por entero. Los .pocos términos que sub- dad. Esta sabiduría será el fruto de una larga bistoria,diffcU
sisten,comobasiléuso témenos, no conservan ya, una vez .y llena de altibajos, en la cual. intervendrán factores .Illúlti~
destruido el antiguo sistema, exactamente el mismovalór. pIes, pero que, desde sus comienzos, se ha desviadQde la .COJ.'k
¿Quiere,ello.decir quen.s.;bav Slptreel mundomicéllj~<? yel cepción micénica del. Soberano para orientarse por. otro~a:-
undo homériconingunacontim.lidad,. ninguna comparación mino. Los prol>lemas.del poder, de sus·fuerzas, de Sl,lS
/" 1se a'preten 0.2 Sin embargo, e cua ¡rde:un componentes, se ban planteado deprontCJentérnrinos nuevos.
pequeño reino como Itaca,con su basiléus,su asamblea, sus En efecto'-ilob~ta decir que a lo largo deeseperíodü;la
nobles turbulentos, su demos silencioso en segundo plano, monarAllÍi~e fe pe~poj.a.ann Grecia ~e sus prjyik'giosy que,
prQlonga y.aclara, evidentemente, ciertos aspectos de la mo- aunaIlídondetodavía subsiste, ~,g, gape.cllo elpuestoau,n,
narquía micénica~Cierto es que son aspectos provinciales que est.ado,..~stocráticQ; .hay que, agregar que abClSí(eigQOera
quedan al margen del palacio. Pero precisamente la desapa- ya·~amonar91Úamicénica.· El rsx"",Il9Sóloha c:ambiado;d.e
ricióndelánaxparece haber dejadósubsistir en forma simul- nO.lllbre;hacanÍbÚidó también den;tur.lkza7:1¡9i .Qíec1a
tánealas' dos',fuerzas s()ciales con las cuales había tenido que nien !<Wia,.a.hnde.ña rdpa estabÍ~~e. una'nueya·oIa· de
.transigir su poder: de una. parte, .las comunidades aldea- .••enloDes ijt'C buÍ'Ul ~,!a invasión qpr:ica,.§S..sll~uemrnDhm:-
~de un poderío real deltipo micénic:~ Aun suponiendo
2. Cf. especialmente M. 1. FINLEY, «Homer and Mycenae»: Property and que i;TIgijOñíCaCTef srgw \'1 profóngara en la. forma de un
tenure», en Historia; 1957, pp. 138-159. agrupamiento de,ciudades-éstados ,iIidepen¡:lientes,una.orgl¡t-
nización más antigua en la cual los reyes locales reconocie- co, que adopta forma de magistratura, tiene una contrapar-
ran la soberanía de una dinastía que reinaba en Éfeso, l se tida: la basl1eia se ve relegada a un sector específicamente re-
trataría de una supremacía análoga a la que Agamenón ejer- ligioso. El Qas:ilé'#rHlo es ya aquel personaje casi divino cuyo
ce en la llíada sobre reyes que son sus pares y cuya depen- poder se manifestaba en todos los planos; su cargo se limita
dencia se linrita al ámbito de una campaña hecha en común al e' erci . ciertas funciones sacerdotal~"""""'"
bajo su dirección. Distinto es, evidentemente, el predominio La imagen del rey, ue o y seftor de to o poder, se reem-
que impone en todo momento, sobre todas las personas, las Piaza por la idea de tunclOnes socláles espéctmádm, mr.
actividades y las cosas, el ánax micénico por intermedio del _ @les unM tt~()l1M f!tt'd ajaste t'SIalitanlifídfes'próbTém'-as--·-=--
palacio. de equilibrio. Las leyendas reales de Atenas son significati-
En lo que se refiere a At,eUas.¡Único punto de Grecia en vas a este respecto. Ellas ilustran un tema muy diferente del
que la.-¡;;ontinuidadcon la época nricénica PQ~ ha .mío erus- que se encuentra en muchos de los nritos indoeuropeos de so-
~ente, el testimonIo de 'Aiístóteles, apoyado en la tradi- beranía. s Para poner un ejemplo característico, las leyendas
Cíñ aéiós atidógrafos, nos presenta las etapas de lo que po- reales escitas, relatadas por Heródoto, muestran en el sobe-
dríamos denominar el estallido de la soberanía.4 La rano un personaje que se sitúa fuera y por encima de las dis~
presencia, alIado del rey, del polemarca, como jefe de los ejér- tintas clases funcionales de que se compone l~ sociedad; pues-
citos, separa ya del soberano la función militar. La institu- to que las representa todas, puesto que todas ellas encuentran
ción del arcontado, que Aristóteles sitúa en tiempos de los igualmente en él el origen de las virtudes que las defmen, él
codridas -es decir, en el momento en que se embarcan·para no pertenece ya a ninguna.6 El rey es el único que posee si-
Jonia los aqueos de Pilos y los del Peloponeso refugiados en multáneamente las tres clases de objetos de oro -la copa de
el Ática-', marca una ruptura más decisiva. Es la noción nris- libaciones, el hacha de armas y el arado (reja y yugo)-, que
ma de arkhé -de mando- la que se separa de la basl1eia, simbolizan las tres categorías sociales (sacerdote, guerreros,
conquista su independencia y va a definir el donrinio de una agricultores) en que están distribuidos los escitas. Las activi-
realidad propiamente política. Elegidos al principio por diez
años, después los arcontes son renovados cada afto. El siste- ,
5. Sobre los problemas de la soberanía en el nivel humano, sobre las rela-
ma de la elección, aunque conserva o tras unta ciertos rasgos ciones del rey con las distintas clases y la asamblea del grupo social, léanse
de procedinriento religioso, implica una concepción nueva del las observaciones de GEORGESDUMÉZIL,«Religion indo-européenne. Exa-
poder: la arkhé es delegada de año en año, en virtud de una men de qu~lques critiques recentes», en Revue de /'Histoire des re/igions,
152, 1957, pp. 8-30.
decisión humana, de una elección, que supone enfrentamiento 6. HERóooro, IV, 5-6, cf. E. BENVENISI'E,<ffiaditions ind~iranien-nes sur
y discusión. Esta delinritación más estricta del poder políti- les classes socials», Jouma/ asiatique, 230, 1938, pp. 529-549; G. Dmmz1L,·
L'ideologie tripartie des lnd~ropéens, Bruselas, 1958, pp. 9-10; «Les trois
3. Cf.MICHAEL SAKELLARIOU,La migration grecque en lonie, Atenas, 'trésors des ancetres' dans l'~pée Narte», Revue de /'histoire des religions,
1958. 157, 1960, ~p. 141-154. Se enéontrará en la leyenda regia de Orcomeno un
4. ARIsrórELES, Constitución de Atenas, IlI, 2-4; cf. CHESI'ERG. STARR, tema análogo; cf. F. VIAN, «La triade des rois d'Orchomene: Eteocles, Pbleg-
<<I'hedecline of the early greek Kings»,en Historia, 10, 1961, pp. 129-138. yas, Minyas», en Hommage a G. Dumézil, pp. 215-224.
dades humanas :qu~s~contraponenen la sociedad se hallan Erecteo,lá línea de'los quecrópidas, Egeo(éIue,dividirá asu
integradas -yunidas eIlla personadelsoberano. ~enrJªs,_ vez laarkhé en cuatro, guardando para sí todo el Kratos);un
criben un prOceso inverso: unacrisísd~ suce~
" "- - - ""s __ l,", •• ~- -'0 iR~ principio vinculado al suelo y a sus virtudes: Ctonia; Pánd(}-
.u· .en Iu ardearreglarsemediantela' victoria de uno ro (a quien hay que relaeionarcón Pandóra);unprincipióde
los retendientessobre .1osaemas 'yr;con'Ceñ1r"ációQ Cle poder mágico; personificado por la diosa Metis;espoSade
un'yisi~dela
,...~......,...,.".-- sobera::-
,-- ..... Zeus, y que interesámás eSpecialmente a las' artes delfuego~
oca ee e. puesta bajo la protección de Hefesto yde Ate-na, dioses de
sas ectos del pacler, dejando los~emás a susherma- la metis, patronos delós artesanos. Sesientelfilo tentado dé
OS, ,se pone ya e ac~to en Uí:Cpefson meo :que o~ relacionar estoS cuatro principios con las éualro- tribus' Jóni-
. a la vida social sino en una multiplicidad de funciones cas que pueden .haber tenido -y ·los griegos' se lo atribuye-
que. contraponie.ndose unas a otras, ,necesitan-deuna distri- ron •explícitamente-'-· valor' funcional: 8
bución y una delimitación recíprocas. Lo que eln:ritosugiert ínedianteel relatbde un conflicto
>A lamuertedePandión, sus dos hijos se reparten la.be~ entre hermartos;lahistoriay la teoría política 10 expondrán,
rellcia pateOla.Erecteo recibeJa basllea; J3utes, esposo de Ct(}- a sUvez, enfotmá sistematica, presentando el ,cuerpó social
nia,. hija de.suhellllano,toma la hierosyne:elsacerdócio.· La como un compuesto integrado pordernentóshetetogéneos,
oa$l1eiade Erecteo.radica en el poderío bélico: Ereeteo es un .dé partes -'-/1lóirai o mére...:...separadas,·declases en funcio-
combatiente •.el il),ventordel carro, muerto_ en plena batalla. nesque se excluyen recíprocamente, pero cuya rnezclay fú-
Esta,prim~ra división no basta 'para reglamentar, el problema sión,sin embargo, .debe. realizarse.~
din~tico. Erecteo. dej.a.a su vez, tres hijos: Quécrope., Me- Desaparecido elánax,~ que, poda virtud de un poderrnás
tiqn y Pándoro.A partir deJos dos mayores,fundadores de qü~lültl1ano; UHiftcatm y ordenaba los distintos elernentosdel
estirpes. rivales, el conflicto por el trono salta de generación
reino"s~~~~~rób~~~~~~~E Utl7M elpr~;p
en generación hasta Egeo, sininterrumpir" por lodemás,ún .del' confhetó entre grupos 'f'iViJesjd~l_enfrentamlento de las
circuito regular de intercambios matrimoniales entre las dos prertbg;ii~áS:"Y~?;·¿c~edeuna
r~as familiares. Según 10 ha demostrado H Jeanmaire, la ""Áda común ap0yYse en elementos dispar~?; o -para adop-
lucha de los quecrópidas ,Y los'metiónidasexpresalá tensión, tar la fórmula n:risma de los órhcos-, ¿cómo, en .el plano
, .... ,', .'.-", " .- - .,'"',,. - .. '. ,',- -'-, .. - - ,-

én .~l.seriQmismo de bi basl1eia, de dos aspectos oPUeestos,7


sise sitúa este episodio en el conjunto'del.relat()~ucesorio; 8,' Las, cuatro tribus joniáS llevan las' denominacionessiguientés: Hópe-
se comprueba que la crisis dinástica descubre cuatro princi= /es,Argades,Ge/éontes, AigikaréiS, queH; JEANMAlREinterpreta respecti-
p1()sCQric~ntes' en ia~obernnía:un principio eSPecíficaQlen- vamente, como los artésanos, los agrlcu1tores, la clase real (con función reli-
giosa) y los gUerreros (Couroi -etcouretes,Lilá, 1939). COntracf; M:.P.
te religioso, con Buíes; un principio deJuerzaguerr~ra,con NILSSON, Cults, myths, oraclesand politicin andent Greece, L.und,1951,
.' App. 1: <<I'heIonian Phylae»; d.· también O.'DOMÉZIL, «Métierset classes
fonetíonnelleschez divers- peuples ind<HUropéeris. en Anna/es. Economies,
.. 7.: H, JEANMAIRE,«La naissance d'Athena et la royauté tIlagique de Societés, civilisation.s, 1958; pp. 716-724.
Zeus», en Revuearehéologique,' 48, 1956, pp. 12-40. 9. En particular, ARISTárELES, Política, n, 1261 a,
social, puede surgir lo uno de lo múltiple y lo múltiple de lo entre familias, constituye en sí una suerte de agón, un com-
uno? 10 bate codificado y reglamentado, en el cual se enfrentan gru-
Poder de conflicto-poder de unión, eris-phlía: estas dos en- pos, una prueba de fuerza entre gene, comparable a la que
tidades divinas, opuestas y complementarias, sefialan como disputan los atletas en las carreras de los juegos. Y la políti-
los dos polos de la vida social en el mundo aristocrático que ca, a su vez, adopta también forma de agón: una justa orato-
sucede a las antiguas monarquías. La exaltación de los valo- ria, un combate de argumentos, cuyo teatro es el ágora, pla-
res de lucha, de concurrencia, de rivalidad, se asocia al senti- za pública lugar de reuniones, antes de ser un mercado.u. Le~ _
miento de pertenencia a una sola y misma comunidad, a una jM sS enfrenta!!.conP&.3b~!2.~e c9JJIW2.Q!1eU gjicur- _
exigencia de unidad y de unificación sociales. El espíritu de 50S, forman :'I!.~~J!l2~~a~ ie~~~<!.'!"Y!UWI.go, de igui!-
agón, que anima a los genes nobiliarios, se manifiesta en to- :es: C°1l!2 Hesíodo lo_~ará notar, toda riv~a rris,
dos los terrenos. En la guerra, antes que nada: la técnica del 'supone relaciones de igualdad: la concurrencia no puede darse
carro ha desaparecido, con todo lo que ella implicaba de cen- jlmÜ\S sí ñOes elILIc iguale¡;;u'ffife'é1¡)ífiñi"rgtíaliTáñO:ertel
tralización política y administrativa; pero el caballo no ase- seno mismo de úiiacoñCepctón ag1mística de la vIaa
social,
gura menos a su poseedor una calificación guerrera excep- es uno de los rasgos que caracterizan la mentalidad de l~ aris-
cional; los hippéis, los hippoboles, definen una elite militar ~cia· guerrefu de Grecia ¡ <:ontribiiyt~dar a ia ~~ci¿;;-
y, a la vez, una aristocracia terrateniente, ya que la imagen el poder un nuevo contenido. La a~día ser ya la
del caballero asocia el valor en el combate, el lustre del naci- propiedad exclusiva de lJJl:ipdlldLhIoQ !;uaklu.i@· el ~s,
miento, la riqueza en bienes raíces y la participación de dere- precisamente, el que se hadespojadodet?docarácter PITYA-
cho en la vida política. Después, en el plano religioso: cada @..particular; el qu~' escapanaoata-rnciiñioencíacte'IOi'g§
genos se afirma duefio de ciertos ritos, poseedor de fórmu- ~aparece ya entonces co~uirtoae··toCIQs:d'~"""'9""'~'
las, de relatos secretos, de símbolos divinos especialmente efi- Las. .",..- .•.
exl2resiones que uilliZa ·~.I¡¡re;;;~ este respecto son
caces, que le confieren poderes y títulos de mando. Todo el notables: dirá que ciertas deliberaciones, ciertas decisiones,
dominio del «prederecho», en fin, que gobierna las relaciones deben ser planteadas es lo koinón; que los antiguos privile-
gios del rey, que l~t2!~sma".,~~,§,l<i~
10. V. EHRENBEROcomprueba que hay, en el núcleo de la concepción grie-
J!l~n el medi~ en el$e~~ recurso de una imageº-~-,.
ga de la sociedad, una contradicción fund~ental: el Estado es uno y ho- ~W~, ,~s,~.c!~, conciencia de un gruQO)humano
mogéneo; el grupO humano está formado de partes mútiples y heterogéneas. adquiere de sí mismo, el sentulliento de su existencia como
Esta contradicción se mantiene implícita, no formulada, porque los griegos unidad política, no tiene ~imple valor comparativo. Refleja
no distinguieron claramente nunca entre estado y sociedad, entre plano po-
lítico y plano socia!. De ahí la dificultad, por no decir la confusión, de Aris-
tóteles cuando trata de la unidad y de la pluralidad de la polis (Y. ERREN· 11. El término perpetúa el recuerdo de la asamblea de los guerreros, del
BERO, The greek state, Oxford, 1960, p. 89). Vivida implícitamente en la laos reunido en formación militar. Entre la antigua asamblea guerrera, la
práctica socia!, esta problemática de lo uno y de lo múltiple, que se mani- asan¡blea de los ciudadanos en los estados oligárquicos y la Ecc/esia demo-
fiesta igualmente en ciertas corrientes religiosas, se formulará en todo su ri- crática se advierte como una línea continua.
gor a! uivel del pensamiento filosófico. 12. REstoDO, Los trabajos y los días, 25-26.
eladvemnuento de.un espacio social enteramente nUevo;Efec'"
ti.yam.en.t~...!as7onmpcc}ópeiiiWlñál~ e~~~adas_
comoanti amente endecredor de un palaclOre •,cercado
de,fonifjcaciones;clu a' -es o ~
r.,
-;'~::es¡;;ci.'~·épmtñ.,§.X! de ..la .hestía koiné; espacio público
~,el quesé?t!ebaten los pro6lem1iSde mterés. general: Es la
~ CAPÍTU1.O IV . ..~
ciwjad e se rodea demurall ara proteger y . - ,- ',. . .

de,. 'tarensutotalldadelgrupo humano quela constituye. I:LUNIVERSO ESPIRlTIJALl)E LA «P()I,I~>~,


All(dondese alzabala ciudadela real-residenciaeprivada,
privilegiada",:",""edificaell~ templos. que abreali cultopúbli~
co.$ol:;re las ruinas del palacio, en esa Acrópolis qUe consa-
grará cm ~delante a sus .dioses, es la comunidad como talla
qu.ese proyecta asímisma en elplanode lo sagrado. así como,
en el p1anoprofa,no;.se.teallzaasí misma en la amplitud deL
qgQ1:q. Este cuadro urbanodef"me; de hecho,unespaciome~
tah.desl;:ubre.un nuevo horizonte espiritual; DesdequeJadu~
dadseceI:ltra enla plaza pública, es ya, en el pleno sentido
del térlnino, una po/is.

L Cf. V.. EHRENIlERG, «Wh¡:ndid the Pqlisri.se?» •. c:n J0/.VfUllo! He//e-


nic studiés, 57, Í937, pp. 147-159; «brigins ofdemocracy», en Historia,),
1950, pp. 519-548. . . . .. ...
palabra -del cual los griegos harán una divinidad: Peitho, vida social. Hasta se puede decir que la po/is ~s1t. única-
la fuerza de persuasión- recuerda la eficacia de las expre- mente en la medidae!!.9ue se ha separado un dominio públi-
siones y las fórmulas en ciertos rituales religiosos o el valor -~,.
co. en lQ~dos sentidos, diferentes peró soliaarlOs, ae1 t~rrni-
no: un sector de interés común en contraposición a los asuntos
atribuido a los «dichos» del rey cuando soberanamente pro-
nuncia la themis; sin embargo, en realidad se trata de algo privados; prácticas abiertas, establecidas a plena luz del día,
enteramente distinto. La palabra no es ya el término ritual, en contraposición a los procedimientos secretos. Esta exigencia
~"-"~ ..•.\~.,.~,,~
la fórmula justa, sino el debate contradictorio, a SCUSl ~ de publicidad lleva a confiscar progresivamente en benSEfi-
1:.-
ar~~!~S~2!!' u one un pu lico al cu se dirige como cio del grupo y a colOcarall.!ti~JllL~E~ todo.s-t..a~o~
a ~e decide en líltjm¡ in~tancia, levantando la mano to qe las conductas, de los procedimientos, de los conocimien-
entre las dos decisiones .que se le presentan; es esta elección tos, que~on¿tituían ori"gimiriaiñeiitéel privilegio exclusivo del
puramente humana lo que mide la fuerza de persuasión res- basi/éus, o de los gene detentadores de la arkhé. Este doble
pectiva de los dos discursos, asegurando a uno de los orado- movimiento de democratización y de divulgación tendrá de-
res la victoria sobre su adversario. cisivas consecuencias en el plano intelectual.~ultura grie-
Todas 1~~~~2~~2;:lH~ré~ ••g~~~ que e.L~ob~wo te-
ga se constituye .eP¿i~I.!!i<l-l\.tyl(;ír.8,l~o
cada vez mayor -?
nía por función reglamentar y que defmen el campo de la ark- -"'!' finalmente al demos en su totalidad- ~ª,<;:cesoa un mundo
hé, están l:lltO¡ª4~etidas.a! ~~i~x..~el'.~rcin zaI)jarse espiritual res~rva4Q..~1l..l9,.§..COmieQ;zQs:WJDa ~cracia Qpo
~r.miJ;w de.JIJldebate; es preciso, pues, que se las pueda carácter guerrero y sacerdotal (la epopeya homérica es un pri-"
formular en discursos, plasmarlas como demostraciones an- merejempl'Oaeeslep'meeso: una poesía cortesana, que se
titéticas y argumentaciones opuestas. EPtre la pglítjca X el ~ canta antes que nada en las salas de los palacios, después sale
~.. ~.~s.~ así, una realización estrecha, una tta1z.~ón recípro- de ellos, se amplía y se transforma en poesía de festival). Pero
. e político es, en lo esencial, un ejercicio ~ esta ampliación implica una transformación profunda. ~.,
yel ~as;"Jm su origen, adgyi@!sconciepGia de sí mismo. ~ convertirse en elementos de una cultura común les CQp~i-
~
ficacia, a través de su función olítica. His~ Iii¡enros, los valores, laS teciucas menÚües, son llevadas. a !~
tóricamente, son la retonca y a so lstica las que, mediante plaza míblica y sQmetidQs. a ~tic.a ~ contr<Ñetif¡. No se l~s
el análisis que llevan a cabo de las formas del discurso como conserva ya, como garantías de poder, en el secreto de las tra-
instrumento de victoria en las luchas de la asamblea y del tri- diciones familiares; ~c.3cióJJ ª
~J;á lU&it exéges~, a in-
bunal, abren el camino a las investigaciones de Aristóteles y terpretaciones diversas, a contraposiciones, a debates apasio-
definen, al lado de una técnica de la persuasión, las reglas nados. En adelante, la discusión, la argumentación, la
de la demostración; sientan una lógica de lo verdadero, pro- polémica, pasan a ser las reglas del juego intelectual, así como
pia del saber teórico, frente a la lógica de lo verosímil o de del juego político. La supervisión constante de la comunidad
lo probable, que preside los azarosos debates de la práctica. se ejerce sobre las creaciones del espíritu lo mismo que sobre
Un sgundo rasgo de la po/is es el carácter de plena puhli...-:? las magistraturas del Estado. La ley de lapalis. ep g9MFaf)9c.
~ se da a las manifestaciones más importantes de la ~:~tP.2~~~~~,?-g,~J.JP:9i~~exige que las unas y
las~otrasseanjgua1tnente spmetidasa «rendiciones de cuen- de la Ciudad, la dikéactuaba tOdavía en dos planos;,como
- . .- - -#'
, 'ud Mi. No se i o~a por la fuerza" de Wl presti'- dividida' entre el cielo yla ,tierra: para el peqtieñocultivador
gio personalo'religioso;.fen" ue' emostrarsu reetitud me~ beocio,'la diké es,' aquí abajo; una,decisión de hecho que-de~
diante procedimientos de ordendÍaléctico.' pende del arbitrio deJos reyes, «devoradoresde dones»; en
p
7""il' aiatmconSfifliíll" detftro delel'lmfto' deJa' ciudad,el el cielóes una divinidad soberana pero remota e inaccesible.
instrumentodelavidapolítica; laescriturasUill:ini~en Por el contrario, en virtud de la publicidad que le confiere
él plano propiamente intelectual;eI'medio de una CUlturacú~ la escritura; la diké., sin dejar de aparecer como un valorideal,
múpy permitirá UIíadivulgación completa de 19s:kOIl~n- podrá encarnarse en un planopropiamentehulnano,realizán~,
\_., -.f._ --~~--'-----

~~~~nt~.JY§.:~Q·~r~hibi99§!Tomadadelos fe- doseen la .ley,;;regla común a todos' pero superior, a,todos.


nicios y,modiricada, p1fr<Uña transcripción más precisa de norma racional, .sometida a discusión y modificable por de~
los:fonenias' griegos, la escritura podrá cumplir con estafuu'- cretopero que eXpresa un orden concebido comosagrádo.
ción de publicidad porque ha llegado a ser, casi -con el mis;. CuandCl:lQsindividu~¡ a.su vez,decid.:.n~úbljCC)~
moderecho quelalengna hablada, ,el hiencúmúndetodos uhermediante la escritura, Sea en forma de libro,comolos
los ciudadanos. Las iriscripcionesmás' antiguas enalfabetú que Anaximandro y 'Ferécides.serían los, primero.s en haber
griegoqueconocemosntuestran que, desde 'el siglo VIII,nd eserito o como el que Heráclito depositó'enel templo de Ar.,
se trata ya deuu..saberx~pecializado, reservadoau1íos -escri- temisa en Éfeso,.sea enforma de párápegmá; inscripción,mo.,
bas, aim> una técnica .deamplio UsO"Jibrom m IXC') jfQildteÍaen".. numentalenpiedra,' artálogaa las que la ciudad hacía grabar
d Wli22,;Junto a la recitación memorizada de textos de en nombre de .susmagistrados, o de:sus sacerdotes (los,ciuda.,
Homero ,o de Hesíodo· -que continúa siendo·tradicional •...... , danos particulares inscribían en ellas.observaciones;astronó.,
la escrituraeonstituiráeJelemento fun~amental de la paidei!!..-, micas o tablascronológicas),súambición
,.......-1
".íl¡='_
no es la de1lU:~
..
dar. a
-,_w0:t:4-

griega. "," ' , ' '" . " " GOn otros un descubrimiento o una,opiniónpersona~
- ,Secomprende así el alcance de unfl~xindicas.~t¡que sur- les; quieren, al deposltarsu..m.en~aJe lo mesonjhacer de
gió. desde el nacimiénto de 1~IIQad,:;Ji& ~accióR.~e las~j él elbten comJÍn de la, ci2dad; una noma suscepiI5Ie; como
~i·41E§sIibidlli'PQse hace más que asegurarlespérmanen~ la ley, d.eimponerse a todos.3 Una vez divulgada, su sabidu;.
cia yfijeza;á la autoridad privada delos basiléis, ría adquiere una ronsistencia y una objetividad nuevas: se
-cuya función era la dé «decir» e ere,c o; se'e constituye a sí misma como verdad. ,No .setrata ya de un se·
bienconIÚn, en regla general,:susceptible ,de ser aplicada por cretúreligoso, reservado -1:\. unoS cuantos ,elegidos. fav.oreci.
~fod();¡ En el mundo de Hesíodo, anterior al régimen dos por una gracia divina. Cierto es que la verdad del sabio,
como el secreto religioso; es revelación dejo, esencial;descu.,
brimientode una realidad superior que sobrepasa en mucho
,2,. ,JOHI'I FoRSDYKE,', Q.reecebeforeHomer,', Ancient" cllronoJogy and al común de los hombres; pero alconfiarla',a laescntura,se
m)'tliologj,l-Omires, 1956, pp. 18 y ss.; cf.tanibién las observacion'es de eL,
PRÉAUx, «Du linéáiie;Bcréto-mycemen' aux ostnica grees d'Egypte», en
ChrtmiquóJ'Egypte, 34, 1959; pp_ 79-85,
tos secretos, las fórmulas ocultas, se despojan de su misterio
)~~:; f!c:~ol:éí~2::;;;~-i~~~g~~c: y de su poder religioso, para convertirse en las <<verdades»que
reconocer que ella es, de derecho, accesible a todos, admitir
gue se la someta, como en el debate político,..¡d juicio de to-
~os! cgn la esperanza de que en definitiva será aceptada y r;---
~._~e~
debatirán los Sabios.
es.§iD difih'JlHuJ Di liill resj$~a
vida social se ·a entregado así a unaJ?ublicigad cpmeJeta
que la

cÓnocida por todos. El proceso de divulgación se realiza por etapas; en t040s los
Esta transformación de un saber secreto de tipo esotérico terrenos encu stáculo In-
en un cuerpo de verdades divulgadas públicamente, tiene su cluso en e 'tico, ciertas prácticas de gobierno se-
paralelo en otro sector de la vida social. Los antiguos sacer- creto conservan s-npleno perlodo clásico una f()f!!la de po-
<k>ciospertened~!~c. en J2ropiedad a ciertos &eñ~y seftalab;n ~r g'iie 0Eera por vías misteriosas ~ IJledicis'sobrenatuHiI~~:-
su familiarización especial con una potencia divina; cuando El.régimen de ESJ2artaofrece los mejores ejemplos de tales
se constituyel~olts:.,ésta.lQs C:Q~.sa ~I!.suprovecho y hace procedimientos secretos":"Pero la utilización, como ~cni~_
de ellas los cultos oficiales de la ciudad.~La protección que de gobierno,je san'Qs~gQQ\¡' disoricJ1J2§Qrivados,~-
la divinidad reservaba ~~~~"?ó~xa:a ejer- 'I:61uslvamentereservados a ciertos magistrados o de coleccio-
Q~_~'''~'' y_o. Mt! "

cerse, en adelante, e.D be.tlpfichd.e la coro.unidad eDteta ~o nes adivinatonas no divulgadas que se apropian ciertos diri-
quien dice cult&de ciudad dice culto público. Todos los anti- ._/é gentes, está también testimoniada en otras partes. Aclemás,
guos sacra, signoNte iiIV%stidura,símbolos ret~osos, 61~ / muchas ciudades cifran su salvación en la posesión de reli-
ñei: :wzmzrde madera, celosamente conservados como talis- quias secretas: osamentas de héroes, cuya tumba, ignorada
manes de poder en el secreto de los palacios o en el fondo del público, no debe ser conocida, bajo pena de arruinar al
de las casas sacerdotales, emigrarán hacia el templo, residen- Estado, más que por los úIlicos magistrados calificados para
cia abi~Uic flc;dancia
--.r-~~,., --,
.. pública.Ertéste""e§t'tlC1lSiIdpersonal,
'--'''''''''''''\o-=:'' .:.:..),,~,,~~~
recibir, al tomar posesión del cargo, tan peligrosa revelación.
vuelto hacia afuera, y que proyecta ahora hacia el exterior El valor político atribuido a dichos talismanes secretos no es
el decorado de sus frisos esculpidos, los antiguos ídolos se una simple supervivencia del pasado ..Responde a necesida-
transforman a su vez: pierden, junto con su carácter secreto, des sociales definidas. ¿La salvación de la ciudad no pone
su virtud de símbolos eficaces; se convierten en «imágenes», necesariamente en juego fuerzas que escapan al cálculo de
sin otra función ritual que la de ser vistos, sin otra realidad la razón humana, elementos que no es posible apreciar en un
religiosa que su apariencia. De la gran estatua cultural aloja- debate ni prever al término de una deliberación? Esa inter-
da en el templo para manifestar en él al dios, se podría decir vención de un poder sobrenatural cuyo papel es finalmente
que todo su «esse» consiste desde este momento en un «per- decisivo -la providencia de Heródoto, la tykhe de Thcí-
cipi». Los sacra, cargados antiguamente de una fuerza peli- dides-, debe tomarse muy en cuenta, reconociendo su parte
grosa y sustraídos a la mirada del público, se convierten bajo en la economía de los factores políticos. Ahora bien, el culto
la mirada de la ciudad en un espectáculo, en una «enseftanza público de las divinidades olímpicas no puede responder más
sobre los dioses», como bajo la mirada de la ciudad ios rela- que en parte a esa función. Se refiere a un mundo divino de~
masiado general y también demasiado lejano; defme un or- vilegios inaccesibles al común. Pero, contrariamente a las ini-
den de lo sagrado que se opone precisamente, como lo hierós ciaciones anti as a ue se sometía a~bl$ gri!KuerosF::>
a lo hosios, al dominio profano en que se sitúa la adminis- a los kouro', que les conferían U!Ulhabilitación para elpo-
tración de la ciudad. La laicizació!Wle todo un plano de la <Jg. la&QJll,Ws agrupaciones ~ec{e~ ~stai-áíi~enaClelame¿cm:~
vid;l lítica tiene com~contrapartida una religión oficial que f1naaas a un terreno puram~nte. r~ligioso. Dentro del CU;iQrO
a establecido sus stancias en relación con os asuntos h__- de la ciudad, la iniciación no puede ap~rtar más que una
~noest re . - transformac" . i . ., . Los
!!i.Yi~~J~~~'.:-k:!!.~Sin embargo, cual~squiera que sean e epoptés, son puros, santos; emparentados con
la lucidez de ios1clésPO!íticos y la sabiduría de los ciudada- lo divino, están ciertamente consagrados a un destino excep-
nos, las decisiones de la asamblea se refieren a un futuro que cional, pero que ellos conocerán en el más allá. La promo-
continúa siendo fundamentalmente opaco y que la inteligen- ción de que han sido objeto pertenece a otro mundo.
cia no puede captar completamente. Por lo tanto, es esencial A todos cuantos deseen conocer la iniciacjó,p, el misterio
poder dominarlo en la medida de lo'posible, con otros recur- les ofrece, sin restricción de nacimiento ni de categoría, l~ pro-
sos que pongan en juego no ya medios humanos, sino la efi- mesa de u a inmortalidad bienavent da que en S'l: 9Á!tlI'
cacia del rito. El «m?9!HYi~mo» eolític0,j,ue preside las ins- era pri e c ; divulga, en el círculo más
tituciones de la ciudad se..oR<;>e.e~induda, a la¡. ªptiID!~ amplio de los iniciados, los\ecretos religiosos que antigua-
proc~imientos
»ih ...
relilri0sos de 60bierno, };lerosin
¡:v..)l¡.q¿IE ,n ". - - I- -
exeluidoli, no
- - - - !l\:!j¡
mente pertenecían como propiedad a familias sacerdotales,
obstante, radicalmente.4 como los Kérykes o los Eumó/pides. Pero, a pesar de esta de-
-Por lo demás, en el terreno de la religión se desarroll<yh mocratización de un privilegio religioso, el misterio ennin-
al margen de la ciudad y paralelamente al culto públic~~
.'2 i"

gún momento se coloca en una perspecti,vack publicida? PoT


.:...
-4rcjQnes basadas en el sec~et<>;, Las sectas, cofradí~ y m;.s~~ el contrario, lo que lo define como misterio es la pretensión
..q;{9s sop ;ñmos cerrados>cJer~iii~iWs, que lmphcan esca- de alcanzar una verdad inasequible por las vías normales y
las y grados. Or.s!Pizad<5Ssobre el modelo de las sociedades que no podría en modo alguno ser «expuesta», obtener una
de iniciación, su función es la de seleccionar, a través de una revelación tan excepcional que abre el acceso a una vida reli-
serie de pruebas, una minoría de elegidos que gozarán de pri- giosa desconocida en el culto del Estado y que reserva a los
iniciados una suerte sin paralelo posible con la condición or-
4. Piénsese en la importancia de la adivinación en la vida política de los dinaria del ciudadano. El secreto adquiere de este modo, en
griegos. Más generalmente, obsérvese que toda magistratura conserva un ca- contraste con la publicidad del culto oficial, una significa-
rácter sagrado. Pero lo mismo ocurre a este respecto en lo político y en lo
jurídico. Los procedimientos religiosos, que en su origen tenían valor por ción religiosa particular: ~ne una reli~ónde salvación per-
sí mismos, se convierten, dentro del cuadro del derecho, en introductores ~D~J gue ¡spira a transfóññir al iZdiVWuo con independen-
de instancias. Asimismo, ritos como el sacrificio y el juramento, a los cuales cia del orden social, a realizar en él una especie de nuevo
quedan sometidos los magistrados cuando toman posesión del cargo, cons-
tituyen el esquema formal y no ya el resorte interno de la vida política. En nacimiento que lo arranque del nivel común y lo haga llegar
este sentido, hay verdadera secularización. a un plano de vida diferente.
Pero en este terreno, las investigaciones de los primeros ~- prácticas adivinatorias, los ejercicios espirituales de concen-
bios iban a continuari'jas preogmadones de las sectas .hasta tración, de éxtasis, de separación del alma y del cuerpo.
t'y ·ei'pÚnto de.c;onfundirse a veces con ellas. Las ensefíanzas de La filosofía se encuentra, al nacer, en una ~siciónambi-
i/\ la Sabiduría lOnes de los misterios, preten- :z ';archa y por s~ inspiración está eItiftcrrentada
evar n- ~ a ía vez con las ini· . n s e los misterios' -::: I
didÓV superjot;-hacer de él un ser único, casi un dios, un , on . flota entre el espíritu de secreto, propio de las
V'
theios ánér..si la ciudad se dirige al Sabio cuando se siente sectas y la publicidad del debate contradictorio que caracfe- '\
presa del desórdenyla impureza, sjJe. me;; la solución para riza a la actividad política. Según los medios, los momentos,
sus males, es precisamente porqu~le presenta como un las tendencias, se la ve, como a la secta pitagórica en la Mag-
§er.aparte, ¡l{cepcioDWcomo un hombre divino a quien todo na Grecia en el siglo VI, organizarse en cofradía cerrada y re-
su género de vida aísla y sitúa al margen de la comunidad. husarse a entregar a la escritura una doctrina puramente eso-
Recíprocamente, cuando el Sabiq S~g~ a la ciudad, de pa- térica. Así podrá, como lo hará el movimiento de los sofistas,
labra o por escrito, es siempre para tWJ§witirle yna ver,ga9-~ integrarse plenamente en la vida pública, presentarse como
que viene de lo alto y que, aun divul~ada, no deja de perte- una preparación para el ejercicio del poder en la ciudad y ofre-
necer a otro mundo, ajl;;UQ.ala vida ordinaria. La primera cerse libremente a cada ciudadano por medio de lecciones pa-
sabiduría se constituye así en una suerte de contradicción, en gadas en dinero. Acas<l..klilg§ºfíamega no Dudo desprell~

-
la cual se expresa su naturaleza paradójica: entrega al públi- ""d~enunca del todo de esaambj3WMad que marca su origen.
co un saber que ella proclama al mismo tiempo inaccesible El filÓ5~f2 OSQJará siempre entre dos actit],ldes,titubeará en-
a la mayoría. ¿No tiene por objéto revelar lo invisible, hacer tre dos tentaciones contrárias. -4I!.l!-~yep~s afiwa¡á que es el
ver ese mundo de los ádela que se oculta tras las apariencias? ..J,Ínj&g caliúc,u;lg ~~~l Estado y, tomando orgullo'i'a-
!¿ sabiduría revela una verdad, tan preWW9sa ~ue debe pa- mente el puesto del rey divino, pretenderá, é;ll nombre de ese
garse al precio de duros esfuerzos y que continúa estando, «saben> que lo eleva QW".~I).~i.tnªM~~J~S, reformar
como la visión de losepoptés, oculta a las miradas del vulgo; toda la vida socl'áfyordenar soberanaÍnente la ciudado)Qtras ..••
aunque expresa el secreto y lo formula con palabras,..,d,gl;..- xeces se retirará del mundo para replegarse en1Wa~bjdHtía.
mún d 1 es no puede captar su sentido. Ll5Xª-.s:I;
mis.te- rputam~~~~-agrupmrctlJen aerte(lo;:de sí a unos cuan-
,rio a la plaza pÚlWsa; o ace o ~..' de un tos dis.::; ~Hi instaurar con ellos, en la ciudad, otra
estudio, pero ~gJ.le geislk ~er...:sinembargo, un tnisterio. ~ ciudad al margen de la primera y, renunciando a la vida pú-
Los ritos de iniciación tradicionales que protegían el acceso blica, buscará su salvación en el conocimiento y en la con-
a revelacionesprohibidas, la sophía y la philosophía, los reem- templación.
plazan por otras pruebas: una regla de vida un camino de as-
cesis, una senda de investigación que, junto a las técnicas de A los dos aspectos que acabamos de sefíalar -prestigio de
discusión y argumentación o de nuevos instrumentos menta- la palabra, desarrollo de las prácticas públicas-, se agrega
les como las matemáticas, siguen manteniendo las antiguas
•.
•••~() raslt0 para caracterizar el universo espiritual de la polis .
Los que componen la ciudad, por diferentes que sean en ra- mía pudo adquirir a fines del siglo VI una fuerza tan gran-
. zon de su origen, de su categoría, de su fuilción, aparecen lie; SIPUQOlustificar la reivindicación popular de un libre ac-
en cierto modo «similares» los unos a los otros. Esta simili- ceso del démos a todas las magistraturas, fue sin duda por-
tud funda la unidad d~ Ía po/ls, ya que para los griegbs s610 que h2!1?ía SUS ~es e~un.;_~9ición i "alitaria antiquísima,
~m)!iíítes pu&ren ~ncontrarse mutuamente unidos por porque respondía, incluso, a Ciertas actitudes pSICOOgI e
...laj=)hi/í!i.:.oCiados en uha miWa, c"~mqnid~d.Ellín~1 la aristocracia de I~P!.ee/~ ~.!1efecto, fue aquella ~obleza
hombre con el hombre adoptará así, dentro del esquema e $Wliwr J@,* estableció por primera vez, entre la califi~ci8n
la ciudad, la forma de una relación recíproca, reversible, que guerrern'y el derecho a participar en los asuntos públicos, una
r~phy;aráA 1'» r;!acjQJ)es jetáwnicªs de sumiSIón y dQ~ equivalencia que no se discutirá ya. En la po/is el estado de
n~~ción.Todos cuantos participen en el Estado serán defini- soldado coincide c~n el de ciudadan"O:"'qúieñ'tlenesa pué§to
dos comoH6moio~ semejantes, y, más adelante en forma más en la formación militar de i~ci~dad,lo tiene asimismo en
abstracta, como Isoi, iguales. A pesar de todo cuanto los con- su organización política. Ahora bien~ mediados del si-
trapone en lo concreto de la vida social, se concibe a los ciu- ~lo VIIJasbWQgificac:iQ~del amJªwlaU0 ;';na ~evoluc:i&t'
dadanos, en el plano político, como unidades intercambia- de la tecmca del combate t ans el ersonaje del gue-
bles dentro de un sistema cuyo equilibrio es .la ley y tUY1:! _rrero. cambian su puesto en el orden social y su es pSI-
norma es la igualdad. Esta imagen de! W!wda humano en: cológico.6
contrará en el ¡¡igJaVIsu expresión rigurosa en un concepto, I¿t aparición,skl hoplita, ~~sadam~nte ar~ado, q~e S!lm
:sca;:(....
,. •
el dxJisonolifn¡deml1 RartjciEag,ónde tgdQs los ciud~s batIendo en fila, en form~1J cenada, siguiendo el princi -e:;...-.
..1~el eje~ciciodel pod~~.~o antes de adquirir ese vliiOrple- pio de la falange, ét!.'!L1~o~j§!Y~UtLa:> J?r.er!,2ativ
namente deínocrático y de inspirar en el plano institucional militares de los ~~.Jodos cuantos pueden costearse su
reformas como las de C/ístenes, el ideal de isonomía pudo equipo de hoplitas -es decir, los pequeños propietarios li-
traducir o prolongar aspiraciones comunitarias que remon- bres que forman el demos, como son de Atenas los Zeugites-,
tan mucho más alto, hasta los orígenes mismos de la po/is. están situados en el mismo plano que los poseedores de ca-
Varios testimonios muestran que los términos de iso'Jomíª-- ballos. Sin embargo, la democratización de la función mili-
y de.iwcratía han servido para definir, dentro de los círculos tar -antiguo privilegio aristocrático- implica una renova-
aristocráticos, cmcontraw§icign.w I2Qger absah¡tg di' vas solo ción completa de la ética del guerrero. El . oe homérico, el
(la !J1onarkh.ía O JafJ'rm¡jlff6trun régimen oligárquico en que buen conductor de carros, Doaía.§Qbrevi~un so-
Íaarkhé se reservaba para un pequeño número con exclusión na del j¡.!pwfu~:¡.a,p2.tic;,n,~
~~h2_2s.somún con el hoIili1a,
de la masa, pero era igualmente compartida por todos los
miembros de ese"selecta minoría. 5 Si la,Jxigencia de .is!!.!!f!::--7 6. Cf. A ANoREWS, The greek tyrants, Londres, 1956, c. 3: «The military
factor»; F. E. ADCOCK, The Greek and macedonian art 01 war, Berkeley y
5. Cf. V. EHRENBERG (Origins 01 democracy, 1. c.), quien recuerda que Los Angeles, 1957: sobre la fecha de aparición del hoplita, cf. P. COURBIN,
el poema de Armodio y Aristogitón glorifica a estos eupátridas por haber «Une tombe géométrique d'Argos», en Bulletin de correspondance helléni-
hecho a los atenienses isonomous; cf. también TuCíDIDES, III, 62. que, 81, 1957, pp. 322-384.
este soldado-ciudadano. Lo que contaba para el primero era entre los espartanos, a Aristódamo: el hombre que formaba
la proeza individual, la hazaña realizada en combate singu- parte de los trescientos lacedemonios que habían defendido
lar. En la batalla, mosaico de duelos individuales en que se las Termópilas; sólo él había regresado sano y salvo; ansioso
enfrentaban los prómakhoi, el valor militar se afirmaba en de lavar el oprobio que los espartanos atribuían a aquella su-
forma de una aristeia, de una superioridad enteramente per- pervivencia, buscó y encontró la muerte en Platea, realizan-
sonal. La audacia que permitía al guerrero realizar aquellas do admirables hazaiias. Pero no fue él a quien los espartanos
acciones brillantes, la encontraba en una suerte de exaltación, otorgaron, con el premio al valor, los honores fúnebres tri-
de furor bélico, la lyssa, a que lo arrojaba, poniéndolo fue- butados a los mejores; le negaron la aristeia porque, comba-
ra de sí, el menos, el ardor inspirado por un dios. PerQ el ho~_ tiendo furiosamente, como un enajenado por la lyssa, ha.bía
plita no conoce ya el combate singular; tiene que rechaz.ar, abandonado su puesto. 7
~ se Ieolf~~ ~atémaclon dé mr,!]~[g~~J~~~el\te: iE~~:- Este relato ilustra en forma sorprendente una actitud psi~
dual. el hombre de la batalla codo a codo de la lucha hQm- cológica Que no se manifiesta sólo en el do~ióde'ia gue-
. ,~~
bró a hombro. e o a.a lestr o para guardar la fda, para rra, sino que, en todos los planos de la vida social, acusa un
marchar en orden, para lanzarse a un mismo paso con los viraje decisivo en la historia de-la.poltt,.Llega un momento
demás contra el enemigo, para cuidar, en lo más enconado ~ ~ue la ciudad rec~~ las conductas tra ..
del combate, de ~o abandonar su puesto.4:! virtud gU~uera <""
tocrada tendentes a .,tar el pr9i..E~~fo er
...pO es ya fruto de la.-ordendel thymós; es re~u1tadode la soPh.- t(Jé los individuos y élé1O~~~!~por en<;i!!H!,ge
. s ne: un ominio completo de sí, üna constañ"i'eVl -:aa
Data SQwetcf§ea u.na SCl!?.na comlID, la sangre fría nec.c-,
~un.: N,iwm [q:~glili:i'f,~~r~.y I~IÍ e
--- . ... 1 ._
oombate de una gloria puramente pnvada, s~QDdenaD tam-
saria ~ refrenar los impulsos instintivos 9ueamen¡;tYJl con bién como desorbitancias, ~~2Jz.Ele"~4~la~~ZS1-4,"c¡l.!p.¡g
_, t!e~!~••ba,r el o~den~neral c:hi la fg¡:macióu: La falange. hace _.en el ]rili~i" la s\lJl.t:uos.idad..~lQs.i~.~.§"J~s manifestacio-
del hoplita, como la ciudad del ciudadano, una unidad mter- nes excesivas de dolor en caso de duelo y el comportamiento
cambiable, un elemento similar a todos los otros y cuya aris- muy llamativo de las mujeres, o el demasiado seguro de sí,
teia, cuyo valor individual, no debe manifestarse ya nunca demasiado audaz, de la juventud noble.
sino dentro del orden impuesto por la maniobra de conjun- Todas eS!as grácticas sQQ..ella4t.flMte~ch¡w)da&of)9HfUe
to, la cohesión de grupo, el efecto de masa, nuevos instru- .JlcJlsan las desiglla)da~§,y el seIltimiento de d~~~-
mentos de la victoria. Hasta en la guerra, la Eris, el deseo
.•• da CJ;;~los individuos, provocan litenvr~onan-. U.'
de triunfar sobre el adversario, de afirmar la superioridad so-
bre los demás, tiene que someterse a la Philía, al espíritu de
cias en e grupó;"'ponen en peligro su equilibrio, su unidad, J".
y dividen la ciudad contra sí misma. Lo que ahora se enco-
comunidad; el poder de los individuos tiene que doblegarse mia es UD ideal austemde.reseLYa,~contención, un estilo.de
ante la ley del grupo. Heródoto, al mencionar, después de cada vida severo, casi ascético, que ~sfuma entre los ciudadanos
-- "".,~~-,
...
,;. ".~~_,.~ t . ..
relato de batalla, los nombres de las ciudades y los indivi~
duos que se mostraron más valientes en Platea, da la palma,
.las.diferencias de costumbres y condición a 1m de aproximar- reforma que suprimía la antigua oposición entre ellaós y el
los los unos a los otros y unirlos como a miembros de una démos para constituir un cuerpo de soldados-ciudadanos, de-
sola familia. finidos como hómoioi, todos los cuales disponían en princi-
;f:npsparta f.we el fag¡Qf militar el que parece haber repre- pio de un lote de tierra, de un kleros, exactamente igual al
sentad'o, en el advenimiento de la nueva mentalidad, el papel de los demás. A esta primera forma de isomoiría (tal vez hubo
decisivo. La Esparta del siglo VII no es todáViá aqr¡el Estado entonces un nuevo reparto de tierras) hay que agregar el as-
cuya originalidad provocará entre los demás griegos un asom- pecto comunitario de una vida social que imponía a todos
bro con mezcla de admiración. Está por ahora incorporada un mismo régimen de austeridad, que codificaba, por aver-
al movimiento general de la civilización que lleva a las aris- sión al lujo, hasta la manera de cómo debían construirse las
tocracias de las distintas ciudades al lujo, haciéndoles desear casas particulares y que instituía la práctica de las syssitíai
una vida más refinada y buscar las empresas lucrativas. La o comidas en común, a las que cada cual aportaba todos los
ruptura se produce sobre sí misma, se cuaja en instituciones meses su escote reglamentario de cebada, vino, queso e hi-
que la consagran, enteramente a la guerra. NQ sólo [e,pugja...- gos. Hay que hacer notar, finalmente, que el régimen de Es-
la ostentación de la riguez¡, sino que se aerra a todo ~ parta, con su doble monarquía, la apella, los éphoroi y la ge-
. io con el extranjero, comercio, artesañra:; prolÍí- rousía, logra un «equilibrio» entre elementos sociales que
be el uso de los met es preCIOSOS; después, hasta el de las representan funciones, virtudes o valores opuestos. En ese
monedas de oro y plata; queda al margen de las grandes co- equilibrio recíproco se funda la unidad del Estado, ya que
rrientes intelectuales; desdeña las letras y las artes, en las que cada elemento está contenido por los otros dentro de límites
antes se había distinguido. La filosofía, el pensamiento grie- que no debe trasponer. Plutarco asigna así a la gerousía una
go parece, pues, no deberle nada. función de contrapeso, que conserva, entre la apella popular
Pero sólo se puede decir eso: «parece». Las transformacio- y la autoridad real, un constante equilibrio, colocándose, se-
nes sociales y políticas que determinan en Esparta las nuevas gún los casos, de parte de los reyes para oponerse a la demo-
técnicas de guerra y que culminan en una ciudad de hoplitas, cracia o de parte del pueblo para dificultar el poder de uno
traducen, en el plano de las instituciones, aquella misma exi- so10.8 Asimismo, la institución de los éphoroi representa en
gencia de un mundo humano equilibrado, ordenado por la el cuerpo social un elemento guerrero, «junion> y popular,
ley, que los Sabios, hacia la misma época, formularán en el en contraposición a la gerousía aristocrática, caracterizada,
plano propiamente conceptual cuando las ciudades, a falta cual conviene a.los «seniores», por una ponderación y una
de una solución de tipo espartano, pasen por sediciones y con- sabiduría que deben compensar la audacia y la pujanza gue-
flictos internos. S&JJa iPSi¡~r;l.g, con razón, en e.l ,!!caísmo doS rreras de los kouroi.
las institucio~§
•.•• u. .'
~Jª:¡cnaJ,e¡ESI\lirta permaneció obstinada- En artano la sociedad ya no forma, como en
mente aferrada: clases de edades, iniciaciones guerreras, e ocu a el rey.
kryptía. Pero hay que destacar t~b,~0J.r2:~,r.,asgOS LWr~
~~ales sd11Tbf:'ntóa su época: el espíntu igualitario de una
- ~~~~~''''F~~''''~i:;:!;~",t'~''''''' ·~~~""'d""¡.4"'_.••
¡ •••
dictorios las fórmulas sentenciosas y definitivas. La palabra
lbdos cuantos, habiendo recibido el adiestramiento militar
11>nla serie de laS pruebas y las irnciaclO'iieSlt\leimp11ca:PQ-
.:;se'enun klerw.:¡ Itm~iww en las sy~JJifJi,.,.f!,f;.
~
encuentran ele- Q~cJJJares -*,5 qJle_se someteD
-., . ..
continúa siendo para ellos aquellas. rhetrai, aquelmi'leVe.s ca~j'F
.. -

51P d&ikJJflQP Y'1'1' se DJI¡a»


vados al mismo elano. Es ése el plano que define a la ciu- a entregar, escribiéndolas, a una publicación plena. Por mu-
dad.9 El orden social no aparece ya, pues, bajo la ChOque haya podlélo avani'ar, mp"árta(f~plml otros el
dependencia del soberano; no está vinculado al poder crea- honor de expresar plenamente la nueva concepción del or-
dor de un personaje excepcional, a su actividad de ordena- den cuando, bajo el reinado de la ley, la ciudad llega a ser
dor. Es, por el contrario, el orden que reglamenta el poder un cosmos equilibrado y armónico. No serán los lacedem9
de todos los individuos, el que impone un límite a su volun- nios quienes consigan extraer y desarrollar en to
tad <leexpansión. El orden es anterior con relación al poder.
La arkhé p~rtenecé, en realidad, mlusivamente a la ley. Todo
iiidividuo 'o toda facción que pretenda 'iiegurarsé él ñíono-
s
~os p~~ero~, :i1:~n:~~~i:iSiI:~:~~~s.
as nOClO;;;;a
eln~s
polio de la arkhé, amenaza, atentando contra el equilibrio
de los demás poderes, la homónoia del cuerpo social y pone
en peligro, con ello, la existencia misma de la ciudad.
Pero si knuw Ess3':tncs;QUos;;easí la snpremacía ile la
ley y dsJ orden, es Dºr baberge grientadghacia la guerra; la
reforma del Estado obedece, antes de nada, a p-;;~acio-
nes militares. Es para la práctica de los combates, más que
para las controversias del ágora, para lo que se ejercitan los
kómoioi. Tampgcg la palabra podrá ll~~¡ sn.§U>a~
J!.-herramienta. política Que será en otras partes ni adoptará
forma de discusión, de argumentación, de refutación. En lu-
gar de la Peithó, fuerza de persuasión, los lacedemonios ce-
lebrarán, como instrumento de la ley, el poder del Phobos,
ese temor que doblega a todos los ciudadanos a la obedien-
cia. Se jactarán de no gustar en los discurso's más que de la
brevedad y de preferir a las sutilezas de los debates contra-

9. Desde luego, la ciudad comprende, aliado de los ciudadanos y en con-


traste con ellos, a todos aquellos que, en grados diferentes, están privados
de los valores correspondientes a la plena ciudadanía: en Esparta, los hypo-
meiones, los periecos, los ilotas y los esclavos. La igualdad se destaca sobre
un fondo de desigualdad.
CAPÍTUWV
LA CRISIS DE LA CIUDAD
WS PRIMEROS SABIOS

1. Sobre elPerl phi/osophías de ARISTOrELES, cf. A. -J. FEsruGIERE, La


revelation d'Hermes Ti'ismégiste, 11,Le dieu cosmique, París, 1949, pp. 219
ss. y App. 1.
Sobre este dato tradicional de los Siete Sabios sería vano en su origen la forma de una efervescencia religiosa al mis-
apoyar una coñclJÍsijSñ histórica: la lista (te los Siete es ~~ mo tiempo que social, pero que, en las condiciones propias
tante y ~~ble; no se atiene ni a la ~~~~a ni a la veros'f-* de la ciudad, llevó en definitiva al nacimiento de una refle-
"""'militud.Sin embargo, la función política y social asignada xión moral y política de carácter laico, que encaró de un modo
a lo~iete Sabios, las máxiñías que se les han atd6úido, per- puramente positivo los problemas del orden y del desorden
miten conciliar r~íproéaiñeñfe a pl!r~bflájesqm:; en ~anto en el mundo humano.
a lo demás, son enteramente opuestos: un Th1es,que agrega Las tppsformaciones_ $;41económicas -que tenemos que li-
a muchas otras competencias la de ser hombre de Estado; un "1ffitarnos a mencionar aquí- se,son!¡ictaD~QQ un fenómePA
Solón, poeta gnómico, árbitro de las luchas políticas atenien- cuya impQrtWJ~ aparece igualmente decisiva en el plano es-,
ses, que rechaza la tiranía; un Periandro, tirano de Corinto; piritual: la reanudación el desarroll d 1
un Epiménides, el prototipo mismo del mago inspirado, del Oriei:J:S: hahW.t~!2~L2.!~.E,!!.}a'saMA.!kl·· " .
theios anér, que se alimenta de malvas y de asfodelos y cuya ::iicií 7 Grecia continental las relaciones están restableci-
alma se escapa del cuerpo a voluntad. A través de una mez- das en el siglo VIII por intermedio de los navegantes fenicios.
cla de datos puramente legendarios, de alusiones históricas, Sobre las costas de Jonia los griegos entran en relación con
de sentencias políticas y de esquemas morales, laJ;tidición el interior del país anatolio, especialmente con Lidia. Pero
rnáso menos DÚtÍl;:a98 )911 i1ie~eB~s pone a nuestro alcan- sólo en el último cuarto del siglo VII la economía de las ciu-
ce y nos permite CQmprender un mompto de la historia so- dades, tanto en Europa como en Asia, se vuelve resueltamente
cial. Mowentq decrisis, que se inicia a fines del siglo VII y_ hacia el exterior; el tráfico por mar va a desbordar entonces
se desarrolla en elJiglg YJ•.m:ríodo de turbulencias y con- ampliamente de la cuenca oriental del Mediterráneo, vuelto
-=- . --. de los cuales ~íños áiiun~Uíídi~" a su papel de vía de comunicaciones. La zona de los inter-
nes económicas y que los griegos vivieron, en un plano reli- cambios se extiende por el oeste hasta Africa y Espafiay por
gioso y moral, como una puesta en cuestión de todo su sistema el este hasta el Mar Negro.2 Este wrian,;¡bamiegtQ del bfKi-
de valores, como un ataque al orden mismo del mundo, como ~nte marítimo responde, por lo demás, a una exigencia su-
un estado de falta y de impureza. mamente impeñ"¿sa: d:áy;un;e demo&!~fico plantea cQn tan-
Las consecuencias de esta crisis serán, en el dominio del .ta mayor amplitud.~gmb~,<!:~~cuanto qu.ela
derecho y de la vida social, ciertas reformas a las que se en-
cuentran precisamente asociadas a la vez adivinos purifica- 2. Sobre la expansión de los griegos en el Mediterráneo y la reanudación
dores como Epiménides, nomothetes como Solón, aisymne- de los contratos con Oriente, cf. JEAN B~RARD,La colonisation grecque de
l'Ita/ie méridionale et de la Sici/e dans l'Antiquité, París, 1957; «La migra-
tes como Pítaco, o tiranos como Periandro. Será también, tion éolienne», en Revue archéologique, 1959, pp. 1-28; THOMASJ. DuNBA-
dentro del ámbito intelectual, u~esf]]erZo por trazar el cua"....,:. BIN, The Greeks and their eastem neighbours. Studies in the relation bet-
So y elaborar 1ª§ nociont;s f1Wdamen~es de la nueva ét~·, ween Greece and the countries 01 the Near East in the eight and seventh
centuries, Londres 1957; CARL ROEBUCK,Ionian trade and colonization,
griega. Podriamos decir, esquematizando mucho, que"el punto Nueva York, 1959; MICHELB. SAKELLABIOU, La migration grecque en Ionie,
~ '\; ",.
L#t~"':"'''-t!'''g'''~de la,c.d~ ..!!lt;.,!le ~U;1s.u..~con~mic<:,
que ~istió Atenas, 1958.
agricultura helénica tiende en adelante a favorecer los culti- ser desde entonces uno de los elementos del prestigio de los
vos más lucrativos, como la vid y el olivo, cuyos productos (.
gene, lID medio, que se agrega iI--valor e~
. .
y a las califi-
pueden ser exportados e intercambiados. Búsqueda de tierra, caciones. religiosas, estacar a supremacía y asegurar
búsqueda de alimentQ, búsqueda tambié~ me§1. tal es:et' la dominación sobre los rivales. ~j~rcers!?!n el terreno de
triple objeiíVo que se puede asignar a 1asagsjÓn griega a la riquezª;somo en otros terrenos, l~is: wistocrática.PcI!:.~..<l",_
fuvés del Mediterráneo. A lo largo de la
~"ad sowbfía, en Obrar en la sociedad griega a modo de un fermeñiO"ae.disa:>
una Grecia aislada y desprovista de riquezas mineras, e~ lpciQtl,y 1!qsi*n~ ~nqfflí4tiiíe§ iR;;;~ei;. eIl el serio'this- .
..¡la plata se habían rarificado, cuando no desaparG&ieID (lel mo de la nobleza:-et hombre bien nacido, el kiI.Wtt 1m~4~h",s;
'todo. ~ ~ §iglOYIUse abren nuevas~ep.tes de apro- que, por espíritu de lucro o por necesidad, s,e.,l:uu:aaltráJí':o
vision . ciosos; a todo lo largo del sigl~ marítimo; una parte de la aristocracia se transforma: como
VlI la. cantidad de oro, plata y e ectro, pues n circulaciÓn esCfibe rouis· Gemet, pasa del estado de «señ.or feudal» al
en el mundo griego, se acrecienta; su uso se desarrolla en di- de «gentleman farmer».4 Se ve surgir un tipo de propieta-
versas formas: joyas, trabajos de orfebrería, objetos perso- rio de bienes raíces que vigila el rendimiento de sus tierras,
nales, ex votos, riqueza acumulada a título privado o ateso- especializa su cultivo y trata de agrandarlas interesándose en
rada en los templos y, finalmente, acuñada en monedas, esa «reserva» que continúa alIado de las «tenencias de sier-
después de su invenciÓn en las postrimerías del siglo VIIpor vos» y de los kleroi de los pequeñ.oscultivadores libres, abierta
los reyes de Lidia. a las empresas de cultivos; sI nob~ -que Mora es también
No es fácil apreciar exactamente los cambios de estructura ~ extiende su empresa sobre la eskhatiá, a expensas
social que provoca esta orientaciÓn de todo un sector de la de las colectividades aldeanas; puede hasta apropiarse los bie-
economía griega hacia el comercio marítimo. A falta de evi- n;s de sus obligados: clientes o deudores ocasionales. !:!con;-..".
dencia directa, sÓlo cabe inferir su naturaleza y amplitud a tración de la propiedad territoriaJ en un pequefiísimo nú=-'
partir de testimonios literarios concernientes a las nuevas for- mero de manos, v de la mayor parte del
mas de sensibilidad y de pensamiento. La poesía lírica es a demt¿,sl,,!,C;ducido al estado de <<sixenier»~cen de la cues-
este respecto una fuente preciosa. Nos muestra que la influen: tión . . el problema clave de este período ar ·co. Sin .
cia de Oriente no se refleja solamente en la cerámica, en los duda, se ha desarrollado una 'poblaCl n e esanos que pudo
temas representados, en el decorado de la vida. Seducida por ser relativamente numerosa en ciertos sectores, como la cerá-
el lujo, el refinamiento y la opulencia, la aristQcracia lYiegll' mica y la metalurgia (hay que señ.alar a este respecto un he-
..gel sisARYII§, ig§pjml QªPSlUi W'fÍQs Y'su§ cQstymbtesl en cho técnico de máximo alcance: la metalurgia del hierro, a

--
e~ids.~,fasplOs~ >.: <\e~c¡!"doMde
za aj.mJ!¡;¡,dQ ~
la hr¿f¡¡osyne, que caracteri-
3 La/ostentación de la riqueza pasa a

.,
3. Cfr. SANIO MAzzA!uNo, Fra oriente e occidente. Ricerche di storia gre-
fines del siglo VIII,reemplaza a la del bronce en cuanto a los
objetos de producción corriente);junto con los enderos y la
gente que, tanto en la costa como en el puerto, vive del mar,

ca arcaica, Florencia, 1947.


los artesanos forman hasta en la ciudad, residencia aristocrá- en sus leyes y en la que se inspira a veces el tirano; aun desna-
tica, una categoría social nueva cuya importancia irá crecien- turalizándola al imponerla por la ~olencia; es ella la que debe
do. Pero, en el siglo VII, la oposición que se ayiya entre «ur- establecer entre los ciudadanos un justo equilibrio que ga~
b!!!o~» y ,<mlJJ!!es»enfrenta ,todavía contra ,los nobl~s, que rantice la xeunomía: la distribución equitativa de las obliga-
viven en el ásty, en la ciudad, donde se agrupan los edificios ciones, de los honores, del poder, entre los individuos y las
públicos asociados a la arkhé, a una clase campesina encilf- facciones que componen el cuerpo social. La dike, de este
gadadealimentarlos y que pue~alaeaS pertUricás7los modo, concilia y armoniza esos elementos para hacer de ellos
demoi. una sola y misma comunidad, una ciudad unida.
Los cambios técnjcos l' eCQPómicos.qpehemos evocado no Los primeros te§tímonjos del~spíritn Runa 2W'iltana de-
se limitin al mundo griego; las ciudades fenicias, en pleno terminadas ¡p,aterias de d~51W lJt-!;¡is!~ci~~sobre",eJ bAr
auge comercial desde el siglo IX, han conocido transforma~ &'Íí;idiQ m~ca el momento en que el,,~e§,inJ!$o•d• ..sjasleser
ciones análogas.s Lo propio de Greci~.es la rsq;ióp g,pees- a§.YJltopriy~ arreglo de cuentas pendiente entre los gene;
tos cambios suscitan en el grupOííumano: su rechazo de una la venganza de la sangre, limitada a un estrecho círculo, pero
situación que no le a' e y que ~nWls;j~ como un esta::"==-.- obligatoria para los parientes del difunto y que puede engen-
o de anomía, a re a de toda la vida social para organi- drar un ciclo fatal de asesinatos y venganzas, es reemplazada
zarra de conf¿rmidad con aspiraciones comunitarias e igua- por una represión organizada dentro del cuadro de la ciudad,
litarias, tanto más fuertes cuanto que en esa edad del hierro controlada por el grupo y en la que la colectividad, como tal,
en la que los poderosos han perdido todo rubor, en que la se encuentra comprometida. No ~sólo para los parientes
~-<- _ '''~~~laI:,-C--_T''''''-,;W'1
,Aidós ha abandonado la tierra para huir al cielo, dejando el de la ~o pall,I¡,&jPWlJPidad es!", '1'm cJ·¡w;sin9
campo libre a las pasiones individuales desencadenadas y a viene a ser un ()bjeto de impureza. Esta universalización de
la hybris, las relaciones sociales se caracterizan por la violen- lá·ooña.éñá:ci6ñ: ctélcrimeft, del trorror que en adelante inspi-
cia, la astucia, la arbitrariedad y la injusticia. El esfuerzo de ra toda clase de asesinato, la obsesión del míasma que puede
..r.enovación actúa en distintos planos a la vez: es simultánea- representar para una ciudad, para un territorio, la sangre ver-
mente~JiiiQSQaiY!Í¡;tis;ol.polític~ y e';.onómi~; asl?ira siem-~ tida, la ~epctt::!! 11M !DItE'9K'aPe es al mismo tiempo
pre,a liitliptip !!:m:n~2.!!!!~!,_9,piere ~ una purificación del mal, son todas actitudes que están liga-
te a su ambición, a su iniciativa, a su voluntad de poder, das al ~Re¡jar reJiW81i8AtMufestado en las.empafias pasa ...,
sometIénaOíaS a una regla general ~uya obligación se aplique WY?0nerel culto dionisíaco y que reviste, en los medios más
por igual a todos. Esa norma superior es la dike que el mago esp~iaIlzaaonr fbnmr tte un movimiento de 5tas Gemo
invoca como a un poder divino, que el nomoteta promulga la.d~ l~.fi~». A.demás de.una:t~~~JlZ?" ?Wiii!Ss¡I _
,"",5tnl~~.a!Inas, de su CastIgOen el ades, de la heren-
cia de la falta, del ciclo de las reencamaciones y de la comu-
5. Sobre las analogías y diferencias, en el plano social y económico, entre
el mundo fenicio y el mundo griego, cf. las observaciones de G. THOMSON, nidad de todos los seres vivientes, esa renovación religiosa se
Studies in .ancient greek society, Il, The first philosophers, Londres, 1955. caracteriza por la institución de p~ieptQs. purificato-
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LA CRISIS DE LA CIUD 'S\~ 89 ~,/ l


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rios en relación con las nuevas creencias. En el libro noveno permIte captar mejor como, en este reco o ..
deJas Leyes, Platón, al tratar del homicidio, experimenta to- 1 ci d lo . 'oso, lo juridico y lo social pudie
davía la necesidad de referirse explícitamente a la doctrina, trarse unidos en un rmsmo es uerzo de renovaClO

«
allogos, de los «sacerdotes que se ocupan de los t etái». En e es Ql!ieredemostrar el como
de
ea esos magos purificadores, la figura d EplDléni . una familia ampliada, ya que se forma agrupando aldeas que
es destaca con partí uly relieve. Plutarco o e me como 1eúnen, por su parte, núcleos familiares. Hace notar que el
"" a· io en cuestiones fvinas. dotado de una SOphÚl «entu- oikos, la familia doméstica, es una comunidad natural, una
siasta e iniciática»;6 es a él a quien se Bama a Atenas para koinonía; y recuerda a este propósito los nombres con que
arrojar de ella la míasma que pesa sobre la ciudad después han sido designados los miembros del oikos por Carondas
del asesinato de los Cilónides, Promotor de ritos catárticos ..", . y por Epiménides; la aproximación es, en sí misma, intere-
es también un adivino inspiradO'éúyo saber, nos dIce Aristó- sante. Carondas es el legislador de Catania; como Zaleuco
teles, descubre el pasado, no el futuro; su don de doble vista de Loc.res,a quien se considera su maestro y al que se ha aso--
descubre, efectivamente, las faltas antiguas; desvela los crí- ciado comúnmente su nombre, habría hecho preceder sus Le-
menes ignorados cuya impureza engendra, tanto en los indi- yes de un preludio análogo al que Platón introduce como pró-
viduos como en las ciudades, un estado de perturbación y de logo a su capítulo IX dedicado al derecho criminal: se trata
enfermedad, el delirio frenético de la manía, con su cortejo de un verdadero encantamiento, de una ep6dé, que debe ser
de desórdenes, de violencias y de asesinatos. Pero e~.refQJie- cantado y que se dirige a aquellos cuyo espíritu está obsesio-
mador reli 'oso, fun or de santuarios y de ritos, ~e nado por el pensamiento de actos impíos y criminales. Antes
'. ' o como un consejero político 'lue So1Qnaso- de sancionar las penas represivas, los legisladores quierenac-
cia a su obra legislativa. Eñ"m'fondo se trata, :g ambos ca- tuar preventivamente sobre los malvados por medio de una
sos, 4E;qna .~ctividad oDentid~ 1(0 el mismo .§$inti<lo y Que magia purificadora, una suerte de goeteia, que utilice la vir-
. .. •• . tud sedante de la música y de la palabra cantada; se presenta
iud n la Vida de Solón, Plutarco, subrayando la parte al criminal como un «posesQ), o como un furioso, a quien
i:ltle-cupo~aEpiménides en la reglamentación del duelo, al que enloquece un mal daimon, encarnación de una impurezaan-
hace más equilibrado y más apacible, y en las medidas con- cestral. En esa alma perturbada, enferma, la kátharsis mági~
cernientes al recato de las mujeres, concluye: «Habiendo, pues, ca del legislador restablece el orden y la salud, lo mismo que
como al término de una iniciación, santificado y consagrado los ritos purificatorios de Epiménides restablecen, en la ciu-
la ciudad mediante ritos expiatorios, purificadores y funda- dad trastornada por las disensiones y las violencias causadas
ciones, la hizo obediente al derecho y más dócil (más fácil por crímenes antiguos, la caltna, la moderación, la homónoia.
de persuadir: eupeide), en el sentido de la homónoia». Pero la observación de Aristóteles va más lejos. Carondas
Una observación de érjstó.t.eles, breve pero sugestiva, nos y Epiménides designan a los miembros del oikos con los tér-
e:::::~...
~,:~:::;>
minos homosipyo~ omokapoi, que subrayan una «semejan- de los crímenes de sangre es válido también para los demás
za»entre ellos, ilustrada por el hecho de que comparten el delitos ...AtistQ~18" y PhHIIIIO consignan entre las más felices
pan y comen a la misma mesa. Es precisamente el estado de i.QpQxaqww de le sQJ;Iatil1/;agp §QIQpiapael principio en vir-
espíritu. que preside, según hemos visto, la institución espar- tud del cual el.D~rjuicio causado a un indjyjduQ nutjcn]as ir
~~"Q"_;¡lf'" r 1

tana de las syssitíai entre hómoioi. Se trata de dar a los ciu- ~ rel!lldad. un aten!B-docontra t<><:!oSj!Sí,
Solón da a cada
dadanos el- sentimiento de que son, 1n cierto modo líerma- uno el derecho de intervenir en justicia en favor de cualquie-
ra"_--- - _ - •. -'--. - .,.,' __
ra que haya sido lesionado y de perseguir la adikía sin haber-
-m,

nos. N ha ca az de ~ car me·or esta convic' ----.;;:.~


~~sn5os .~~si~. al mismo. fuego y compartidos la sufrido personalmente.
en la misma mesa: el banquete es una comunión que re~a
""emte los cOlllens'1tlesuna identidad de ser, una especie de con- Los diferentes rasgos que los griegos han agrupado para
sanguinidad. Se comprende, pues, que al asesinato de un ciu- componer la figura de un Epiménides no constituyen un tes-
dadano pueda provocar en el cuerpo social el mismo horror timonio aislado. Un personaje como Abaris -que se inscri-
religioso, el mismo seqtimiento de impureza sacrílega, que si be con otros magos: Aristeas, Hermótimo, en la tradición le-
se hubiese tratado de un crimen contra un consanguíneo. Que gendaria del pitagorismo- no es solamente un chamán que
la conciencia social influyó efectivamente en este sentido, lo vuela por los aires con su flecha de oro, que vive sin alimen-
prueba la evolución semántica del término con que se desig- tarse y que envía su alma a vagar lejos del cuerpo; es, a la
na al homicida: audentes, que es primeramente el matador vez que un cresmólogo, un reformador religioso y un purifi-
de un pariente: después, el asesino ajeno a la familia de la cador; funda, dentro del marco de la religión pública,. ritos
víctima, pero considerado en su relación con esta familia, a nuevos: en Atenas, los Proerosia; erige santuarios protecto-
quien corresponde, para los parientes de la víctima que expe- res de la comunidad: en Esparta, el de Kore salvadora; insti-
rimentan hacia él odio y repulsión religiosa, la misma pala- tuye procedimientos catárticos que permiten a los ciudada-
bra fuerte con que se designa el asesino de un consanguíneo; nos impedir el desencadenamiento de un loimós. Un personaje
por último, el asesinato de un individuo cualquiera, sin la idea histórico como Onomacrites, que se .vincula a Museo, cuyos
de relación alguna especial con la familia de la víctima. Cuan- oráculos compila y en caso de necesidad falsifica, ejerce jun-
do se pasa de la venganza privada a la represión judicial del to a los pisistrátidas una función de adivino, coleccionando,
crimen, la palabra que designa al asesino de un pariente y para uso de sus amos, multitud de-oráculos secretos adapta-
después al asesino en relación con los parientes de la víctima dos a las circunstancias; pero es también un consejero políti-
ha podido conservarse para designar al criminal en relación co y hasta un embajador; Aristóteles nos indica que algunos
con todos sus conciudadanos.8 Por lo demás, lo que decimos lo asociaban a Licurgo, a Carondas y a Zaleuco, para hacer
de él uno de los primeros expertos en materia de legislación.
N..g se podrían concebir, pues, los cQIIJiSiPWSde) Qesoobe
8. Cf. L. GERNET, Droit et societé dans la Grece ancienne, París, 1955, fuera de un cierto clima religioso: el movimiento místico -
p. 2050. Véase, sin embargo, contra, P. CHANTRAINE, .«Encore Aootvn¡l;,"
en Hommage ti Mllv6A.TJ TPlllll'tlllpllA.A.lcST¡Atenas, 1960. pp. 89-93. a conCIenCIacomum mas exIgente; traduce
j'
una sensibilidad nueva del grupo en relación con el asesina- perior a las partes puede decidir él mismo, resolver según su
ii'K" ?R '1"1S--- .¡ . . •••
eñ¡eü&a
Q~

$su agiüstta ante las VjalEñCiM t!osJ>2i~s gíÚi =- conciencia y de acuerdo con la ley, son las nOCIOnes rmsmas ..
l~venganza nrjyad3.j~s sentimientos de estar colectivameti- d'é prueba,Testimopio y ·uicio l~"gue se transforman radi-
te comprometida, colectivamente amenazada, cada vez que calme e.En efect.Q el .ue .
corre la sangre; la voluntad de reglamentar las relaciones qe .&iR f~as:ilÍpQ&¡ lj¡l,.Gual b6lhn\ 9.& nrgpl.u¡Qíi\f§' ÑDil~w,)ílgte.No
los gene y de quebrar su particularismo. Sin embargQ, esa efer- pide a los testigos que juren, solidarizándose con una de las
vescencia mística no se prolongará más que en el inteñór de partes, sino que informen sobre los hechos ..~n,virtud de esta
ciertos medios sectarios estrechamente circunscriptos. No da ~~ueva de la prueba y del testimonio, r
ClIDlento a un vasto movifuiento de reovación religIosa que el proceso poñdIá en Juego to a una mca e __
sorba finalmente la polític Ocurre lo cont Gs
.. as- n~aus¡le ' .
tracIOnes comu l- &,p~l¡~:wm~1QS,.~:.4~~:-Y;Ja actividad judicial con-
ente en la realidad social, a orientar un esfuerzo de le- tribuirá a elaborar la noción de una verdad objetiva que, den-
imaclon""""qe
.. ..
rerorma;
-.',,,,,,,,,,.-
- ,
·iliI::;;;¡;¡i=:; .-
pero al remodelar así la tro del cuadro del «prederecho», el proceso antiguo ignoraba.
••
e as rmsmas se trans o en cC;'~
tiros CI :._''-c_ ,
.tán.,a.un trabªÍ2..~;"S!lborecjén eopupWa" Find iJ t'.'H161'-"'· ~
tas al lano de un pensamiento positivo.
liS ernet la mutación inte-
lectual que opera el advenimiento del Derecho propiamente
dicho} En ellroceso arcaico los gene. se enfrentaban, a
pOdO de a1iñ~_cñí\las f6rm@as rituMes y las pruebas pre-
vistas porJ,a costumbre· "el juramento, el juramento solidario
y el testimonio. Estas pruebas tení'an valor decisorio; poseían
un ~er:religiosorásegufa6'im automatIcamenie el éxito en
el cursó del proceso; si eran correctamente utilizadas ~in que el
juez,· en su función de puro árbitro y limitándose a
tompro-
bar y a declarar la victoria al término de la prueba. tuviera
que inve!~igaI' sobre el fondo, que reconstituir el objeto del
litigio ni conocerTrJgft!!~6s en JPtnismos. Pero cuando, con
la ciudad, el·uez representa al cuerpo ciudad-;¡o, ala comu-
nidad en su conjunto, y encarnaIÍ o ese ser a llñ
personal su-
CAPÍTUWVI
LA ORGANIZACION DEL COSMOS HUMANO!

La efervescencia religiosa no contribuyó solamente al na-¡zr-


c· ""'. Derecho. aró también un esfuerzo de refle-
~~P.,m-9ral y oriewsDxculacignes e~~tl~~ El temor a la
impureza, cuyo papel en los orígenes de la legislación sobre
el homicidio ya hemos visto, encontraba su más intensa ex-
presión en la aspiración mística a una vida pura de todo con-
tacto sangriento. Del mismo modo, a! id~JkA,!stmaªg 9!!e
sé afh ma e ii et RI IIDO\(QWoreacción contra el desarrollo· dci
comercio, la ostent .. del lujo, la insolencia brutal de los
ricos, corre e, en una forma extrema.,.el ascetismo pré-í~
conizado en ciertos grupos religiosos. Lo.smedios sectarios~{
. tribuir así a formar una imagen nueva de la
~Lavirt . oc . eraunac -
--<\nrjEstre del nacimien!o: ~u~ se manifestaba por ~ valor

1. Hemos utilizado ampliamente en este capítulo las indicaciones dadas


por L. GERNET en un curso, no publicado, que dictó en la Ecole Pratiqu~
des Hautes Etudes, en 1951,sobre los orígenes del pensamiento político en-
tre los griegos.
..l<D el combat~a ()pU!enciaen el modo de vida. EnJos agIV.;. adoptah.h~ en el mundo. Thl es el tema que se repite ob-
2M'iemAli ~os6s no so o' a reté s pojadó' sesivam~;; en el ~$amjento morilTdel sigló~. Alas fór-
aspecto guerrerg tradicional, sino que se ae inido por mulas de Solón, convertidas en proverbios: «11 nqueza no
.su oposición a todo cuanto represente, como comportamien- tiene término. Koros, la saciedad engendra la hybris», hacen
to y forma de sensibilidad, .ideal de habrosyne: la..xjrtwi-- eco las palabras de ~ognis: «Los que más tienen hoy, ambi-
es fruto de una larga y penos e una sciplina dura cionan para mafiana el doble.. La riqueza, khrémata, llega a
y severa, )¡"meleté; ~QBt en j,¡lCgQJlQót'fPime¿éia, un con- ser en el hombre locura, «aphrosyne». Quien posee quiere más .
trol vigilante sobre sí mismo, unaate~~ión sin desc~~~._- todavía. La riqueza termina por no tener ya otro objeto que
ct$capara las tentaCiones del placer, a .a .... . ne, atractivo a sí misma; hecha para satisfacer las necesidades de la vida,
la
de'Ta moTrcieYde Tá'"sensüaTI'lIad, maklkfiía y la tryphé, simple medio de subsistencia, se transforma en su propio fin, ... ~
para preferir una vida totalmente dedicada al pon os, al es- presentándose como necesidad universal, insaciable, ilimita- .
fuerzo penoso. da, que nada podrá satisfacer jamás. En la raíz, pues, de la
Las as tendencias rigoristas que hemos advertido, en riqueza se descubre una naturaleza vietada, una voluntad des-
-=: q .
cierto modo amplifica as ect . donde de- V1aday malsana, una pleoneJCla: 8'M&f Cl'etener más que los
finen una disciplina de ascesis que permite a los iniciados es- otros, más que la parte que a uno le toca, tenerlo todo. El
capar a las injusticias de aquí abajo, salir del ciclo de reen- Ploutos implica ciertamente a los ojos del griego una fatali-
t\. I carnaciones y retomar a lo divino, las volvemos a encontrar dad, pero no de orden económico; es la necesidad inmanente
'\X. cmJ2.1enavida sociall modificando las conductas, los val~es, a un carácter, a un ethos, la lógica de un tipo de comporta-
las instituciones, al útamen. esta vez, de toda preocupación miento. Koros, hybris, pleonexía, son las formas de sinrazón \/
de..o¡cienescatolólrico:.§.e,rechazanel fausto, la molicie, el pla- que reviste, en la Edad del Hierro, el orgullo aristocrático, ese ~.
cer; se proscribe el lujo en la indumentaria, en la habitación, - espíritu de Eris que, en lugar de una noble emulación, no pue-
en las comidas; se condena la riqueza, ¡y de qué modo! Pero de ya engendrar más que injusticia, opresión, dysnomía.
En cOR~t:cRn 1~.hJ;;lt~.?elrico. s<tesrfHisli&SL~x l¡-e
it{ijii~;c~G~;~c;~~:=rgJ~;;~~~o~::::~ sop"fiiQ;yne. Está hecho de templanza, de proporción, de justa
que suscita en la ciudad, al estado de stasis que provoca como ID'édida.deju~to término medio. «Nada en demasía», tí!1is J\/
por una especie de ley natural. La riqueza ha reemplazado la fórmula de la nuevasabidWía. Esta wpJacióp-lde lo pon-l-}'
a..tq~os los valgres ari8~eenKicos:matrimonio, honor~, pa- d~ra2.o1'le lo moderado, . 1 a.reté griega un as cto «bur-
vilegios, reputación, poder; todo puede procurarlo. En ade- ués»: e~ 1 c ase media que po r e]ercér en la ciu a a
lante es el dinero lo que cuenta, el dinero lo que hace al hom- a.s;si<ID
mo era Ora..,sstableciendo un equilibrio entre los dos
bre. Ahora bien, contrariamente a todos los otros «poderes», 'extremos: la minoría de los ricos que quieren conservarlo todo
la rjeuezaJ&Q iñWliffilímite almo: nada hay en ella que pue- y la multitud de los desposeídos que quieren tenerlo todo.
da señalar su término, su linde, su cumplimiento total. La A uellos a quienes se designa como hoi mesoc no son s~
esencia de la riqueza es la f!!ta de; ID'Iillijl; es la forma que mente os mlem ros e una ca!egona.SO&1g.articular, a igual
~'::~~-_""'.7
distancia de la indigencia y la opulencia: representan ~ ticia, bían kai diken. Kratos y Bía, los dos antiguos acólitos
~hombre. encarnan los v¡!,ores cívicos nuév~t como los ri- de Zeus, que no debían apartarse un instante de su trono por-
cos encarnan la locura de la hybris. En su posición interme- que personifif:aban lo que el ¡>oder del soberano comporta
dia dentro del grupo, ~ mese; tieQen~~!Él~",:~~~- a la vez, de absoluto, e rrreslstl le y de irracion an pasa-
<u una ~ro~orció,n, un vú,t~t~~~~.g,ar:t!,gos que do ahOra~~i2,d:lalcw~,;:~ores d Nom ,
desgarran la ciudad, poriiue.~~~~~~~e~ donfi~'a~eñ 'a' e ant~ en sustitUCIón' 'el rey, en ro de
sí la totalidad de la arkhtEl ~jS~QlI'bre del "StJl':_ la ciudad. Este Nomos conserva, por s2!e!!~.2n con la diké

-
'fto» se pi-esentacomo árbitro, c= 'ador, como conci-
liador ..ijará de la polis..¡íctima de la dy~nomía,.lJ..nkQSm~
armonioso si consigue repartir, propor~(máhñente a sus mé-
unasi~~~eJi21Q§a; pero seECp~~!~bié!4-so-
bre todo en un esfuerzo positivo de le isl .ón una tentativa
racional por poner m a un conflicto, por equilibrar fuerzas
ritos respectivos, la JLarte '9U~cgrresngnde en la «[kM a.Jes sociales a.ñiiióDiéas y ajustir acthl.laes humanas apuestas.
elementos que componenJa, ciudad. Pero esta dis- Eltestimonio de este «racionalismo» político se encuentra en
tribución equilibrada, esta t,g imp e un límite a la el fragmento 4 de So1Ón.2 ¡Qué lejos estamos de la imagen
ambición de aquellos a quienes anima el espíritu de la des- he;¡Zdica deiftuen Rey ~a virtud religiosa es la única que
mesura; traza ante ellos una frontera que no tendrán derecho puede apaciguar las querellas y hacer que florezcan, con la
a trasponer. Solón se alza, en el centro del Estado, "comouna paz, todas las bendiciones de la tierra! ba..justicia a arece,
barrera infranqueable, com un horos que marca, entre dos como un orden enteramente natural que se reglamenta porlr
jaurías adversas, el límite que no pueden traspasar. A la so- sím.ismli. EsÍ~ maldad de los ti~:bres, su esplritu dehJ:.!J,ris,
.ehrosyne, virtud del justo meQ~, ~onde lajmª~,._ ~'iil;~ble de riquezas, lo que produce Datnralmepj.;'
o~tico 9'!.i imm>n,.e,
yn equilibrio a las fuerzas GQQtra~,.__ el desorden según un proceso en el cual ciaa una de las fases
Ríis, qU¡ establec~ un acuerdo entre elementos rivales. Pero, 'tlaetl! ~eñatafse por anticipado: la injusticia engendra la es-
como en el proceso, en su nueva forma, también estearbi~ clavitud del pueblo y ésta, a su vez, produce la sedición.
gone un j~ez 9.ue, para aplicar su dedSiÓií"c;"paraimpo-·
jP¿,ª~i,p~a restab,lec,er",
el,orde,,n,,y,',la.nésYkh,ía,.debe,
nerla en caso nece;mo, se refiera a una ley superior a las par- pues, , smo tIempo q~J!:M~s y
tes, a una diké que debe ser igual e idéntica para todos. «He h,.!S~JUle.~la.,eiClaWUd.deI démos, si!t!~~.~,noobs~
redactado -dirá Solón-, leyes iguales para el kakós y para tante, con la subversión. Thl es la enseñanza que Solón expo-
elagathós, fijando para cada cual una justicia recta.»Preci- ne a 10s"Ojos"dítioaósíos ciudadanos. La lección podrá ser
samente para salvar el reinado de esta ley común a todos, So- momentáneamente desconocida o rechazada; el Sabio con~
lón rehúsa la tiranía, que está a su alcance. ¿Cómo tomar en fía en el tiempo: una vez hecha pública la verdad o, como
sus manos, las manos de un solo hombre, esa arkhé que debe lo dice él mismo, una vez depositada es to meson, llegará
permanecer en meso? 1.0 que Solón ha realizado, lo ha he-
cho en nombre de'la comunidad, en virtud de la fuerza de 2. Cf. G. VLASIOS, «Solonian Justice», en Classical Philology, 41, 1946,
la ley, kratei nomou,uniendo la acción de la fuerza y la jus- pp. 65-83.
e!.i!ía en que los atenienses la reconozcan~ Salón, Diké' se llamaba mnema Lactylou, la tumba del Dedo). En aquel
YSophrosyne, ba'adas del ciel 'erra, se lÍlstaIanen el - lugar, al que se le puso el nombre de Remedio, Ake, encon-
agora. en adelante ten- tró la sophrosyne. Pausanias agrega el siguiente detalle: las
que «re os onti- Furias que poseían a Orestes, durante todo el tiempo en que
nu mvocándolas; pero no dejarán por ello de someterlas lo hacían ekphr6n, demente, le parecían negras; pero se le
ia discusión. mostraron blancas tan pronto como, habiéndose cortado el
A través de esta laicización tan acusada del pensamiento dedo,se hizo sophron, sano de espíritu.s Este mismo con-
mora1"liapddldO ¡¡AAome yprecisarse la imagen de ullj yjr- traste entre impureza-purificación, obsesión-curación, locura-
tud como la so' e. En Homero la §Jp1l1'O~yné'iieneun sensatez, se acusa hasta en el decorado en que opera el adivi-
valor muy general; es el buen sentido: los dioses la devuelven no Melampo, cuando calma, por medio de ritos secretos y
a quien la ha perdido, como pueden hacer que la pierdan los de katharmói, el delirio de las hijas de Proito, enterradas en
espíritus más sagaces) Pero antes de ser interpretada nueva- una caverna: de un lado fluyen las aguas del Styx, río de im-
mente por los Sabio~ en un cont~to político, laitción pan;- pureza, que trae a todo ser viviente la enfermedad y la muer-
ce haber sidó"ya borada en ciertos medios reli iosos. De~ te; del otro, la fuente Ályssos, cuyas aguas bienhechoras cu-
-sIgna en ellos, el retorno, p ción y de ran a los rabiosos y a todos los poseídos por el frenesí de la
obsesión, a un estado de calma, de equilibrio, de control. Los Lyssa.6 Pero al de a una locura que
Illediosutilizados son del tipo de los que hemos ya señalado: es al nnsmo tiempo una im ureza, a pon eraClon e a so-
•. _ . _ , .• . .:_ .__ • e > ...'-_._ •• _"",'

música, cantos; danzas, ritos purificatorios. A veces pudie- p rosyne a optaría, en el clima re 19lOSOde las s. '
ron ser más directos y utilizar como efectos de choque. Pau- coloraClorl"á§cética.~s'una'tiiffitd aé'ríiliibkió~ deabstinen-
sanias vio en el santuario de Heracles, en Thbas, una piedra "'C'Ii, ~ ~o;~iste et"apartar:e '~e!1~al:~ eV[ar.t~sli wapc!lf" .e&;
que se creía que Atenas había arrojado a la cabeza del héroe 110 sQ!º r.echazarlós ÚñpüIsos cnnnn es que un mal demo-
furioso cuando, extraviado por la manía y después de matar nio puede suscitar enñosotr6S, sü.!~,m"§ñte~ersz: Q~~~el. c,,0-
a sus hijos, se aprestaba a matar también a Anfitrión.4 !!1ercigflexn¡ij,..,refrenarlos impüISos del eros y todos los ape-
Aquella piedra, que lo había adormecido y calmado, se lla- titos ~~arnea,,}!:prender a través de las pruebas previstas
maba sophronistér. La curación de Orestes se había operado para ~«camino de la vida» de la iniciación, a dominarse,
en condiciones un tanto diferentes. En pleno delirio, tras el a vencerse a sí mismo. El dominio de sí en que consiste la
asesinato de su madre, el desventurado llega a un lugar de- sophrosyne,parece imp~üaIismQ¡ por lo menos
nominado las Furias, Maníai. Se detiene allí y se mutila un 1iña cierta tensión en el hombre entr;;k;s elémentos Qpues-
...,..... -. I\/'
dedo (en la época de Pausanias el dedo estaba todavía repre- tos: lo que es ael orden de.!JQp la afectividad, las emo~V\
sentado por una piedra depositada en lo alto de Un cerro que ciones, las pasiones (temás prelectos de la poesía lírica), y \

3. Odisea, XXIII, 13. 5. ID., VIII, 31, 1 Y ss.


4. PAUSANIAS, IX, 11,2. 6. ID., VIII, 17, 6 Y ss. Y 19, 2-3.
lo que es del orden de un~mdencja reflexiva, de un cálculo ,,2,C;~~~ente a Sophrosyne.8 Se trata de una noción social
z_.,raciona! Úielebrados por losgnómicos). Estas potencias del y política, del mismo modo qUé1ahomónoia, de la cual cons-
alma no están en un mismo plano. El thymós está hecho para tituye el aspecto subjetivo: ue los .~!1l9.os
obedecer, para someterse. La curación de la locura,. así como sienten e . t.C1rn~el equivalente psico"
tamb~n su prevención, pone en juego los medios que permi- ógico, de la concordia social. En el alma, como en la ciu-
ten «persuadir» al thymos, hacerlo disciplinado, dócil al man- dad, es por la fuerza de esa Pisas Que se ps¡rsuade a los el, .•
dato, a fin de que no se sienta jamás tentado a rebelarse, a mentos inferio~ a que obedezcan a los que tieneii'fa misión -
reivindicar una supremacía que entregaría el alma al desor- ':'fiemandar y acepten someterse i7m orden que los mantiene
den. Estas técnicas constituyen una paideürque no vale úni- en su función subalterna.
camente al nivel de los individuos. Logra en ellos la salud, En conjunto, sin embargo, es fuera de las sectas donde la
el equilibrio; hace sus almas «continentes», sujeta la parte s(J~neadquiere una significación moral y política pre-
que está hecha para obedecer; pero al mismo tiempo adquie- ~a. Muy pronto se opemuna ]:sci1iionen]Os COmentes de
re una virtud social, una función política: los males que su- penmñíento, de orientación IbP difereIit ynase preocupa
fre la colectividad son precisamente la incontinencia de los de la ~yación~4ividUl:}; l~ 1
se interes por"ra.d~aciu-~v
ricos, el espíritu de subversión de los «malvados». Haciendo ..e2; de un laap agrupamientº5 reHgjo§O/i, al margen '3e iajt-
desaparecer lo uno y lo otro la sophros ne realiza una dlf.i .- comlÍll"'ldad,replegados sobre sí mismos en su aspiración a
· .... ~ ad armoniosa ¡ cogS;ggk, donde lo~ejos de desear la pureza; ~i'Stro, me<:tiosdirectamente comprOWetidg§en la
siempre más, sI-anal~ pob~&' 10''1\18 ]¡¡:s ~A1ua,y donde la •.•viga pública, enlfentados con los problemas que plantea
W,,!s;;' lejos de sublevarse en rebeldía, ~gtil SQWt:;te;sa a los la división del Estado y que utilizan nociones tradicionales.
que, por ser mejores, tienen derecho a poseer Iñás. Estas preo- como la de sophrosyne para darles, con un contenido políti-
cupaciones de orden político tal vez no fueron extrafias al es- co nuevo, una forma no ya religiosa sino positiva.
píritu de ciertas sectas: en el santuario de Deméter, en Pérga- Ya en una institución como la agogé espartana, la so-
mo, donde el culto, celebrado por una cofradía religiosa, phrosyne aparecía con un carácter esencialmente social. Era
comprendía el canto de himnos órficos (como debían de ha- un comportamiento obligado, reglamentado, caracterizado
cerlo en Atenas los Licómides), se encuentra, alIado de los por la «contención» que el joven debe observar en todas las
Olímpicos y de las divinidades de Eleusis, una serie de dioses circunstancias: contención en la marcha, en la mirada, en las
órficos que personificaban ideas abstractas; entre ellos, las expresiones, contención ante las mujeres, en presencia de los
dos parejas de Arete y Sophrosyne, Pistis y Homónoia.7 Este mayores, en el ágora, contención respecto a los placeres y de
agrupamiento merece ser destacado. En 'Ieognis, Pistis se aso- la bebida. Jenofonte evoca esta reserva teñida de gravedad
. ~
cuando compara el joven kouros lacedemonio, que marcha
7. Cf. W. K. C. GurHRIE, Orphée et la religion grecque, Étude sur lapen-
en silencio, con los ojos bajos, con la estatua de una virgen.
sée orphique. París, 1956, pp. 228 Y ss.; H. USENER, Giittemamen. Versuch
einer Lehre von der ReligiOsen Begriffsbildund, 8onn, 1896, p. 368.
La dignidad del comportamiento tiene una significación ins- que dan un puesto a la igualdad, a la isokés que aparecía ya
titucional; exterioriza una actitud moral y un modo psicoló- como uno de10s fundamentts deTánueva ~ncepción del or-
gico
.
que se imponen como obligaciones: el""-0::::futuro
.•,..._----
ciudadano
__
den. Sin isotés no hay ciudad, porque no hay phi/ía. «Lo igual
debe estar acostumbrado a dominar sus paSiones, sus emó:' ~~~e.~:~ !!2P!1;~! St2A,~!!f:Jqé!!P,;!t o se trata';
..J9m:i }{;~ iostiiitijJía agoge iáceaemoÍua esta, preCisamen- de una'l~ . a ,~ca o, como dirán l?s gnegos~fj9-
te, destinada a poner a ~rúebaése po<Téfde autodominio). métrica yno aritmética; su noción esencial es, de hec o, la
La sophros ne ada individuo, en sus rel . n s de «proporción». 3' ciudad
r ~
róriñ.:;m co~unto organizado,
'. . ---a-
odelo común de conformidad con la .&n~5.! Que resulta arwomQ§oJi¡;ada,~ <!~s~s com;...
imagen que la ciudad se forma del «hombre político». Por ntes está en su lugar y posee la porción de poder que
su contención, el comportamiento del ciudadano se aleja tanto é corresponde en unClon e propia virtud. «Al démos
de la negligencia, de las trivialidades bufonescas propias del -dirá Solón-, le he dado tanto de kratos (o de geras) cuan-
vulgo, como de la condescendencia y del orgullo altanero de to era suficiente, sin quitar ni agregar nada a su timé.)~ NO
los aristócratas.R nuevo eswJe ~e 'as!:::i1nles hpwava§ obcz:- hay, pues, derecho ¡¡¡¡mI a totilllllni weK1¡tra1.uras,ya.que las
aece a las mismas norm~ ~control, .'!s
equilibrio, de mo- • más eleva;tis están reservadas a los mejores, ni derecho igual
deración, qq~nadtlcl!ñ sentencias como: «conócete a ti mis- a la propiedad territorial: Solón se ha negado a un reparto
mo», «nada en demasía», «lo mejor es el jUsto medio». La de tierras que hubiese «dado a los kakoí y a los esth/oí una
parte igual de la pingüe tierra de la patria». iJ2.wd!lMá, pues,
••.•.
'.••...••.
~.........
•... '. bra de los ~biosha ...sido..la de extraer y expresar Verbalwe.Il
re
...'.·
110
; ...•
•.••. '. . n sus máximas o sus res ue continuaban ~~ Resid~ en el hecho de qU~h]'W PlIG ahora ha
•...... .' .... ,. en las conductas y en la vida soCIar "'SIdofijadi;.es la ffilsma para todos los clúdadanos y en
e lo . adanos. Pero su esfuerzo e re eX10nno culminó todos pueden 9'., s trt úh es como e aasam-
solamente en 'Uirc! t'mlnulación conceptual; situó el problema .... bka. HaS~ces era e «org '0», Cla e corn-
moral en su contexto político, lo ligó al desenvolvimiento de <""""'~j\ft los ricos, lo que regía las relaciones sociales. Solón
la vida pública. Mezclados en las luchas civiles, deseosos fue el primero que se rehusó a desobedecer, a dejarse «per-
de poner término a ellas mediante su obra de legisladores, suadir». Ahora es la dikéla que fija el orden de distribución
fue en función de una situación social de hecho, dentro del de las timaí, son las leyes escritas las que reemplazan la prue-
marco de una historia caracterizada por la lucha de fuerzas ba de fuerza en que siempre triunfaban los poderosos y las
y por el enfrentamiento de grupos, que los Sabios elabora- que imponen ahora su norma de equidad, su exigencia de
ron su positivamente las--¿tJWMCi8nes qtre equilibrio. La homónoia, la concordia, es una «armonía» ob-
ermitieran instaurar el orden en el mun o a tenida mediante proporciones tanto más exactas cuanto que
. - rnpren' er que 'realidades sociales recubren el ideal Solón les da una forma casi numérica; las cuatro clases en
de la s22,ár()S.yQJ?,
cómo ; injertan en lo concreto lashocio- que se distribuyen los ciudadanos y que corresponden a una
nes de métrion, de pistis, de homónoia, de eunomía, es pre- gradación honorífica, se fundan en medidas de productos
ciso recordar Q::formasconstitucionales como las de Solón, . agrícolas: quinientas medidas para la clase más elevada, tres-
e '. '.. . . ... ~
cientas para los hippéis y doscientas para los zeugités. El de es!e esfnerm gcoern! de codificaciél!.,xde 1l1.l?surj.,QmJ.de
-iI?e~<!2,je las distintas partes de la ciudad ha sido posibili- hay que iituar l(lj~t!!ución de la moneda en su sentido pro-
tado .sacias a la ,acción de los mediadores -1¡a clase media-, I>i0.k~,<:l~ dc?¡amoii~(iclE'stado, e'ullrtCM"ygarantIza(J'a
que no querían que ninguno de los partidos extremos se apo- p;;r la &ju~d. El en fenÓmeno
'-
derara de la arkhé. El nomoteta y la 1 que él rom. 1 a son 'C.i@cas por ~ sabidas: en este plano actuará en la socie-
en sí la ex resión e «edia ro- dad griega como un~or de transformaciÓn prgfunda, orien-
p'orcional» que dará a la ciudad su punto de equilibrío. tándola en el sentido del mercantilismo. Pero en sus
El'tteseiiYOrvfniierrtó-d"e1'
pens~ieñiO~moraryae la tefIe-'''< comienzos, por su significación social, moral e intelectual,
.ón política proseguirá en este sentido: se tratará de reem- la institución de la moneda se integra en la empresa de con-
lazar las relaciones or relaciOites de tIpO «raclo- - junto de los «legisladores». Sefiala la confiscación en prove-
al», estableciendo en todos los dominios una ~glamentaC1on cho de la comunidad del privilegio aristocrático de la emi~
a a en la mesura y que aspira a proporCIOnar, a <<Igua- sión de lingotes sellados, la retención por parte del Estado
lar», los distintos tipos de intercambio que constituyen la tra- de las fuentes de metal precioso, la sustitución de los blaso-
ma de la vida social. nes nobiliarios por el cufio de la ciudad; es, al mismo tiem-
Una observación atribuida a Solón aclara la significación po, el medio de codificar, reglamentar y ~ar ],gs.,jpteream
de este cambio operado, como ~ tiNte rmttd'Pl'ttt~.e;=· bios de bienes y de servicios entre los ciudadanos mediante
~~'''-'~'C:'-'-'''''';''l'·'i''jr_~;;';':'-'~''.fi_''''''''''~. .,
la razón y la norma: hypó logou kai nomou metabolé. Ana- una evaluacIOnnumenca precIsa; es tamblen, acaso, como lo
~;-burlaba df:Sa~er¡¡~ sugiere E. Will, una tentativa de !W!ala; .e~ ;:~o. m2"qplas" i·

repriñifr:'iñ.eélra:Í1t~
leyes.escritas, la adikía y la pleonexía de fortunas mediante la distribucióqq~J,ºYJ!1~~JR..9'I:' modifi-
'1trs conciudádaños~ a: f!m"8@ M"ft1{á7:ras~de- c'acióltde'tas'lasasde~v~st~7~~~ii;;>··~~~ .confiscación
tendrían a los débiles y a los pequefios, pero serían desgarra- ilegítima. En e!.21~?,j!,lJSl~, la moneda titulada r~••"", .•.-__
das por los ricos y los poderosos. A lo cual Solón oponía el ~~~.J~!fJJj~~~~feE'~ cargada toda ella de poder afectivo
ejemplo de las convenciones que cumplen los hombres por- y de implicaciones re1igíosas, de una ri&!u;pzaJi,0ductode la
que ninguna de las dos partes contratantes tiene interés en h>:bris,por la noción abstI'acta del n"6misma~~trónSOcial
violarlas.lO Se trata, pues, de promulgar, para la ciudad, nor- ':cref"valo'!' artificio racióñarque pemnt~b ecereñir~ rei-
mas que codifiquen las relaciones entre los individuos según "~ridides""d1re;entesuna -w.medid¡
; _.. COmÚn e igualar así el inter-
:Ai - .

los mismos principios positivos de beneficio recíproco que ins- cambio como relación so ial. ,,_
piran la concertación de un contrato. Es muy notable que 1 ps grandes corriente que se con-
Como lo ha hecho notar E. Will,1I es dentro del cuadro

Corinthe des origines aux guerres médiques, París, 1955, pp. 495-502; «De
9. PwrARCO, Vida de Solón, 14, 5. l'aspect éthique de ¡'origine grecque de la monnaie», en Revue historique,
10. IBID., S, 4-5. 212, 1954, pp. 209 Yss.; «Reflexions et hipotheses sur les origines du mon-
11. R. EZILL, Korinthiaka. Recherches sur l'historie et la civilisation de nayage», en Ri!vrM! murrismatique, 17, 1955, pp. 5-23.
traponen en el mundo griego, 1J.OJLde inspiración aristocráti- han podido ~rtar a la nociót,Ule una ~djda de JaTJa~-
c otra de espíritu democrático, se sitúen en Sii polémica .nes sociales, al evaluar exactamente, de conformidad con los
~ mIsmo rreno dendo aIiibas iguales protestas de equi- pri~ciPios dé la igualdad proporcional, las relaciones entre
a ,

constituido deQr,~~
un orden jerárquico=
nte anstoc ' . nfoca a la ciudad
en la perspectiva de la eunomía soloniana. como un kosmos
que la ley niimtiene dentro de
o?Ó~~!!a.
análoga a un~cuerdo ar-
xpónico. estriba en una relación de tipo musical: 2/1, 312, 4/3.
actividades, funciones, servicios, ventajas y honores de las di-
versas categorías sociales. «Una vez descubierto el cálculo ra-
zonado (logismós) -escribe Arquitas-, pone fin al estado
de stasis y determina la homónoia; pues, desde ese momen-.
to, no hay ya pleonexía y se realiza la isotés; y por ella se efec-
La medida j]lSw tiene que coordinar poderes natural~ túa el comercio en materia de intercambio contractual; gra-
""geSi u¡l1es, asegurando Mí! pwondcraps¡iSjp'ñ
s lb: ' cias a esto, los pobres reciben de los poderosos y los ricos dan
!obre otro. 4marmonía de la e,ynomía.implica. por consiguien- a los que necesitan, ya que tienen unos y otros la pistis de
te, el reconocimiento, tanto en el c,!!erpo social como en el que por ese medio conseguirán la isotés, la igualdad.»
individuo, de Cieno dualismo, de una polaridad enTreel bien Se advierte aquí perfectamente 1 . 'n social asimilada.
E y el mal, la necesidad de asegÜrar la preponderancia de lo a un víncul c aa n estatuto de omma~
~ - ~ '

mejor sobre lo peor. Es esta ~~ li.,gue triunfa en el ción y de sQ,misión,que va a expresarse en termIno -
~Oll~_2 es también la qUe inspira la teoría de la s6- _ );rocidad, de reversibilidad. Según el testimonio de Aristóte-
Jld. rosyné tal como Platón la expondrá en su E!pública. J3~ les sobre la situación en Tarento, el propósito de Arquitas
.•.
es una viñud especial de una de las partes deHUHido, sino
. ,_

la armomN del conjunto lo que hace de la CIUdadun kosmos,


habría sido, en la práctica, conservar la apropiación indivi-
dual de los bienes en manos de los «mejores», a condición
lo que la hace «duefia de sí» en el sentido en que se dice que de que otorgaran el goce de ellos a la masa de los menestero-
un individuo es duefio de sus placeres y sus deseos. Compa- sos, de modo que cada uno encontrase su conveniencia en
rándola a un canto al unísono, Platón la define: «un acorde la situación así reglamentada. Para los partidarios de la euno-
g,atural:ntre.las vQc¡s"delo ~eI]P: but¡.noy lo m-mor sobre lniq!la..•e~\pJil~a introducido en las é aClOÍless .
la cuestIón de saber a quién debe pertenecer el mando, en el ,fJJétas« una conversión moral, a una transfoación psico-j
Estado y en el individuo». Un texto de~ui¡ü¡;li hombre lóitcam1ifiYlmtJfm~etl!:~fi idgar de aspirar a conseguir
de estadopitagórico, nos hace abandonar las alturas filosó- poder y riqueza, los «mejores se han edu<;ado,mediante una
ficas de la República para estrechar de cerca el concreto so- ~de~~ filosófica:"Ií,2:'~!!!~~aekt!T)'.IJ.
cial. Nos muestra lo que la Q!.áctigl de los ~tercambios co- sinó"por el contrario, por espíritu de generosa liberalid~ 2m:•.
u
wnciales}' il1 necesaria reglamentación por vIii.<tecOntratos .,.. ~"-dara los pobres, quienes, por su parte, están en la imposibl-
- lidad materi3i de pleonektéin. 14 De este modo las..glases ba-
jas son mantenidas en la posición inferior que les es propIa, •
12. CC.A. DELATIE, Essai sur la politique pythagoricienne, Lieja y Pa- 6~ > 1:0< ~~:O¡¡¡¡iH'Illjilflíl!$§ __ =••
!ll!!i!!_ •••
rís, 1922.
13. PLAlON, República, IV, 430 d ss.
""'~~~f!lIf- J.
r ::= -~
sin experimentar, no obstante, ninguna injusticia con ello. La todo, solidaridades tribales y territoriales. Cada partido toma
igualdad realizada continúa sie"~do p¡'~;;;~ional-al mérito. su noD'A>re3e una 8t! 1M dftlCg10i1Ss s ,.ue aparece dividi-
~ .comente"emoc tIca va mas- eJo; efine a Wdos los da la tierra del Atica: los p;;;:;a;m" nomBres de la planicie,
4t- CIU a anos, en cu , conSI ración de fortuna ni del pedíon" es decir, de hecho, los habitantes de la ciudad,
de virtud, c~mo «iguales»'r!ct:mente con i~~.n~~os dere- con las ricas tierras que rodean el conglomerado urbano; los
chO$ de partl~ 0$ •• ¡;&rosile la V13a pu6het. parálioi, que pueblan el litoral maritimo; los diácrioi, los mon~~
'''ñlr'ésúndead .. onom( '. ue toma a la igualdad en forma tañeses, los del interior del país; esto es, de los demos penfé-
de la relación más srmp e: 1/1. La única «justa medida» sus- ricos más alejados del centro urbano. A estas divisiones te-
ceptible""Cie"éoordinar las ~es entre. ciudadanos es la " rritoriales corresponden ~iferem:i~~en el géºe;rde .ti!a, en
r igualdad plena t al. No se trata ya, pues, como anterior- '. el status social, en la orientación política: los pediakoí n
. en e, e encontrar 1 e haga proporcionales los po- .wistÓcrntª~que defienden sus privilegios de e átrides y sus
deres al m to y logre entre elementos diferentes y hasta di- intereses de propietarios terratenientes; los p~ráJioi. forman
sonantes un acorde armónico, sino de ig,ualp estrictamente la nueva cl~e.§Qcial de lo~ que tratan de evIr8 el triun-
entre todos la participación en ar't el acceso a las ma- foCie los extremismos; los1Jiácr!0,i,c~n.~illI~J2W1ido,?a::!t
e~is!rat1l1"ªs,,!tacer que desaparezc~ todas -as erencI~ qu .l!ular •..que agrupa una población de pequeños campesinos,
. contraponen mutuamente a las dIversas partes de la CIudad, deudores hipotecarios, carniceros, carboneros, m~os de f8f"
unificarlas por mezcla y fusión, a fin de que nada distinga cuales no tienen lugar en la organización tribal y que no es~
ya unas de otras en el plano político. Este objetivo es el que tán todavía integrados dentro del cuadro de la ciudad aristo-
realizan las r<;f9.Was¡ de . Istenes ponen en pie una organi- crática. Por último, esas tres facciones aparecen como gíU-
zación po'1'itica de conjUnto qüe'
p r coherencia, por la ni- pos de clientela al servicio de grandes familias aristocráticas
tidez de sus rasgos, por' su espíritu plenamente positivo, se cuya rivalidad domina el juego político.
presenta como la solución de un problema: ¿qué ley debe or- Entre esas facciones, que constituyen dentro del Estado
denar la ciudad a fin de que sea ésta una en la multiplicidad como otras tantas «partes» separadas y opuestas, lucha abierta
de sus ciudadanos, a fin de que éstos sean iguales en su nece- y compromisos se suceden hasta el momento en que ClÍste- "v••••
saria diversidad? ~s fYIlga l~l!,olis §9P%lIPilb¡¡S' gn~ 15 .w antigua~rga-
A lo largo del pwodg ;¡PtkQQ[ i Clí§1;pes, que se extiende
desde el arcontado de Solón hasta la tiraní':, y hasta la poste- 15. Una de las soluciones de compromiso parece haber consistido en la
atribuci6n sucesiva del arcontado a cada uno de los jefes de los tres clanes
rior caída de los pisistrátidas, la histor,i¡ ªtl:ipjCPlií'rhabía es- rivales: cf. acerca de este punto, BENJAMíN D. MERm, «Greeck inscription»
tado dominada por el conflictodefres _en «facciones»,
.. __ enfren- _An early archon list», en Hesperia, 8, 1939, pp. 59-65; H. T. W ADE GERY,
tadas unas contra otras en su lucha por el"poder. ¿Qué «Miltiades», en Journal 01 hellenic Studies, 71, 1951,pp. 212-221. Compá-
rese esta tentativa de distribuci6n equilibrada del poder entre «facciones»
s¡resen,aban aquellas facciones? Traducían un conjunto opuestas con la que nos refiere Arist6teles para un período anterior: nom-
complejo de realidades sociales que no responden exactamente bramiento de diez arcontes, de ellos cinco eupátrides, tres agroicoi y dos
a nuestras categorías políticas y económicas. Señalan, ante demiurgoi (Constitución de Atenas, 13, 2).
tando la vida rer' afto admi
a. Pero el 'IIItlfi!,;.-"-"" njstratj',&1I6edivide
nización tribal se suprime. En-4,1ga¡ w;Jij§ ~[Q U:iJ2.w.io- .
en diez erí 36 o 37 días, cada uno de los cuales co-
nias del Atica que delimitan el cuerpo social, CJístenes.crea
rresponde a una de 13$ '. o seJo e os uatro-
un sistema de diez tribus, c~a una de las cuales ~, somo
c ntos se eleva a quinientos miembros, cincuenta por cada
antes, treslñftfei pero entre las que se distribuyen en ade-
tribu, de modo que a lo largo de esos diez períodos del afto,
lante todos los demos del Atica. La ciudad se sitúa así en otro
por turno, cada tribu forme la comisión permanente del Con-
lano distinto del de las relacion;S'e'.utre-géñe'Y'los v{nc~k:"
sejo. Con Clístenes, el ideal igualitari~a la vez, que ~gnre..,.
cons guim a : tn us ae 1" os 0-
sa c:n ~ltóne'i0 ~§tracto de isonomía, queda directamente
il'euna ase puramente geográfica; reúnen habitantes de un
mismo territorio y no a parientes de la misma sangre como liii9.(!ue~~~ra~~sj~~Wn to;
tal de las instituciones. El mundo de las relaCIOnesSOCIales,
los gene y las fratrias, que subsisten bajo su forma antigua,
"'rc,riri::eñ.tOIt'c~ih'a coherente, regulado por relacio-
pero que quedan ya fuera de la organización propiamente po-
nes y correspondencias numéricas que permiten a los ciuda-
lítica. Además, cada una de las diez tribus recientemente for-
danos mantenerse «idénticos», entrar unos con otros en re-
madas realiza la amalgama de las tres «partes» diferentes en-
laciones de igualdad, de simetría, de reciprocidad, y componer
tre las cuales estaba hasta entonces dividida la ciudad. En
todos en conjunto un kosmos unido. La polis se presenta
efecto, de las tres trittyes que comprende una tribu, la prime-
coms>un universo homogéneo, sin jerarquía, sin lanos .
ra tiene que pertenecer necesariamente a la región costera,
la segunda al interior del país y la tercera a la región urbana versos sini er Í1l. .

y a su territorio circundante. Cada tribu realiza de este modo a¡;¡~l[~:¡]l1iJi1~\~WHg. Es~á


J.il~gQ&~!iL:!t~~ésd~odo el dOmInIOde la VIda u~:
la «mezcla» de las poblaciones, de los territorios, de los ti-
blica en ese espacio común~n' ,; u cen-
pos de actividades, de que se compone la ciudad. Según lo
sefiala Aristóteles, si Clístenes hubiese instituido doce tribus
'1:f6~1ü"'ffi~o1.l. a
Según un ciclo reglamentado, soberanía pasa
de \Ín'g~tro, de un individuo a otro, de tal modo que
,en lugar de las diez que creó, hubiera clasificado entonces a
mandar y obedecer, en lugar de oponerse como dos absolu-
lpsciudadanos en las trittyes existentes (en efecto, había doce
~ , se tIáIíSfUIIIIMi en los.. dos términos inseparables de una
trittyes para las cuatro tribus antiguas). Y de este modo no
misma relación reversible. Bajo la lc:y de isonomía, el mundo
hubiese conseguido unificar por mezcla la masa de los ciu-
~cial aéIopta la torma de un kosmos circular y centrado, en
dadanos: anamísgesthai to plethos.16
el que cada ciudadano, precisamente porque es semejante a
La 0l,niZaciÓn ad:l:~ratiYa responde, pues, a una vo- todos los demás, habrá de ~correr la totalidad del circuito..:
!pnta<!lkemai,aii>= de unificación del cuerpo ~oc~
ocupando y cediendo sucesivamenté, segUnel orden del tiem-
Además, una _división artificial del tiem~o dvil.Rermite la
igualación co""mPict~t ter
d~"ti~/Jdrle~tte os 'os grupos se- po, todas las posiciones simétricas que componen el espacio
cívico.
mejantes así creados. EJ.eWOfil¡dabwpr ontinúa reglamen-
'.
CAPÍTUI.O VD
COSMOGONIAS y MITOS DE SOBERANIA

En la historia del hombre, los comienzos suelen pasar inad-


vertidos. Sin embargo, si el advenimiento de la filosofía e»:=>
Grecia señala la declinaciÓn del nm:'iamiento mítico y los co-
mienzos de un saber de tipo racional, se puede fijar la fecha
y el lugar de nacimiento de la razÓn griega y establecer su
estado civil. Fue a principios del siglo VI, en la Mileto jóni-
ea, donde ho~bres como Tales, Aiüixímandro, AhWtimenes,
ú!!qgpran 1M!: nuevo modo de refle¡iÓn acerca de la natural!t:
'~a-' - - que tQ!!laI!J~)or
-'
ollleto de una -.-.-.-~_.--.~"
investigaciÓnsistemáti-
...-,-.,*-,,~_.,--,-,--,--,--;,",--->----
ea y d~UUeresªda, c;!euna historía, y de la cual RreSentan un
cuadro de conjunto, !!!la (heéirifl. Del origen del mundo, de
su composiciÓn, de su ordenamiento, de los fenÓmenos me-
teorológicos, proponen ex~c~nes desembarazadas de toda
la imaginería dramática de l~ leogonías y ~_rnogonías an-
~ las grandes figuras de las Potencias primordiales ya
se han esfumado; nada de a~ntes sobrenat!!fªles,~uyas aven-
turas, luchas y hazañas formaban la trama de los mitos de
génesis que narraban la apariciÓn del mundo y la instaura-
ciÓn del orden; ninguna alusiÓn siquiera a los dioses que la
tribución de los dominios y las funciones entre grandes dio- el nacimiento y la muerte de todo lo que vive: plantas, ani-
ses: a Zeus corresponde la luz deslumbrante del cielo (aithér); males y hombres.
a Hades, la sombra brumosa (aér); a Poseidón, el elemento Pero nO...essolamente el es uema .e,!!i}WJgJ~ que se ha
líquido; a los tres en común, Gaio, la tierra, en la que viven, conse '. senCI . ~l'més, a srmetrí
'--''%._,t",,:;¡:.!-;:¡·~';~';''':'-c.~';o?;''' __:\':';'¡f;i'~W<:h''E

con los hombres, todas las criaturas mortales resultado de la ~-;


e ..~
os , la concordancia de ciertos temas
mezcla. El cosmos de los jonios se organiza mediante una di- a~~la JilQ{sif't;w;i~, en el pensamiento del físico, de repre-
visión de provincias, de las estaciones, entre potencias elemen- sentaciones míticas que nada han perdido de su fuerza de su-
tales que se oponen, se equilibran o se combinan. No se trata gestión.2 La generación sexual, el huevo cósmico, el árbol
de una vaga analogía. Entre la Teogonía de Hesíodo y la fi- cósmico, la separación de la tierra y el cielo, antes confundi~ .
l~ofía de un Anaxim c;l.!.o, el an' ISiS e ornford descU:--=-- dos, y otras tantas imágenes que se transparentan, como en
bre estredtasco~, Cierto es q1ÍeÜno hab i10- fIligrana, tras de las explicaciones «físicas» de un Anaximan-
~ae 'géñémCíOñes~rn;~";;ní donde el otro describe ya dro acerca de la formación del mundo: del;.~~.ii:.1MJ. se-
procesos naturales; es que el segundo se rehúsa a jugar con gregado (apokrínesthaz) una semilla o UIi- germen (gómmon)
la ambigüedad de términos como phúyein y génesis, que sig- capaz de engendrar el calor y el frío; en el centro de ese ger-
nifican a la vez engendrar y producir, nacimiento y origen. men reside el frío, en forma de aér; en su periferia, envol-
Mientras se confundían estos diferentes sentidos, se podía ex- viendo al frío, el calor se desenvuelve (periphyénal) en una
presar el devenir en términos de unión sexual, dar razón de cáscara de fuego semejante a la corteza (phloios) alrededor
un fenómeno nombrando a su padre y a su madre, estable- de un árbol. Llega un momento en que esa envoltura esférica
ciendo su árbol genealógico. Sin embargo, ~te que inflamada se separa por desgarramiento (aporrégnysthaz) del
. a- . ia entre el físico y el teólogo, la organización núcleo al cual estaba unida y, como se quiebra una cáscara
en~ral
.-
de su
~.:~-"----pensamiento continúa §iendo.lañIlsma. Ponen de huevo, estalla en círculos ígneos, que serán los astros. Se
igualmente en el origen un estado de indistinción en el que ha hecho notar el empleo de términos embriológicos que evo-
nada aparece todavía (Khaos, en Hesíodo; Nyx, Érebos, Tár- can, racionalizándolos, temas de generación sexual y de hie-
taros, en ciertas teogonías atribuidas a Orfeo, a Museo y a rogamia; gónimon, apokrinesthai, aporrégnystha~ phloios,
Epiménides; Ápeiron, es ilimitado, en Anaximandro). De esta palabra derivada de phleo, verbo vinculado con la idea de ge-
unidad primordial surgen, por segregación y diferenciación neración y que puede designar la placenta del embrión, la cás-
progresivas, parejas de opuestos -lo oscuro y lo luminoso, cara del huevo, la corteza del árbol y, más generalmente, toda
lo cálido y lo frío, lo seco y lo húmedo, lo denso y lo raro, membrana que envuelva, a manera de velo, el organismo ve-
lo alto y lo bajo ...-, que van a delimitar en el mundo reali- getal o animal en curso de crecimiento. 3
dades y.campos diversos: el cielo, brillante y cálido; el aire
oscuro y frío; la tierra seca, el mar húmedo. Estos opuestos, 2. Cf. MARCEL DE CmITE, «Mythe et philosophie chez Anaximandre»,
en !Aval théologique et phi/osophique, 14, 1958 (1960); pp. 9-29.
que han llegado al ser separándose uno de otro, pueden tam- 3. H. G. BAWRY, «Embryological analogies in presocratic cosmogony»,
bién unirse y mezclarse para producir ciertos fenómenos como en C/assica/ Quarterly, 26, 1932, pp. 27-34.
Sin embargo, a pesar de estas analogías y de estas reminis-
encias,~ay Yerdade,ru:ontitmidad eJ!ire el ~ filo- I
ofía. El __ ' o se conteIltª.con repetir en términº§~ <:::S;:
physis lo que el teólogo ha la exp es o en términos ••••• . y las 00SID0g0I!ÍaS griegas comprenden, como
. .. :-Arc~- e registro, a la util~ón de un laso queleshan
~cedid~ relatos de génesis que
"?.-.-: bulario ~r~fa.n0' corresp~nden una ~_ qL5 • •• ·.;;i. progresiva
_el..,•.
de 00 mundo orrlen~--Peroe
mt un clima mtelectual diferente. Con- - ID . s, por •••• ,-. J'lIIIletoOO. otra cosa: mitos de soberáRía: Biis!r-
rimera vez, el origen y~rd!tº de! DJ,lwdo}doptan la for- s'ir • reina s,9bre todo el univer~ha-
ma de un problema ex.plíeitamente ~~ que hay que •• 6: _ ~ sus luchas, su triunfo. En todos los
dar una respuesta sin misterio, a la medida de la inteligencia .i . -. -tIabUaI, social Y ritual-, el orden es el
Iíüiñáha, sns-eepti81ede ser vpueita y debatida públicamen- • - del dios soberano. Si elIIi: .-
te ante la asamblea de los ciudadanos, como las demás cues- . '·es porque al termi-
.~~_.-
tiones de la vida corriente. De este modo se afirma una fun- ••••• que o que sostener contra
ciónde conocimiento libre de toda preocupación de orden rñaIes y JDODSlr11OS, su supremacía aparece definitivamente
.••.
ritual. ~~»:<IeIr5eradamente, ~O¡¡¡P el wynd() de aw ¡¡e:wla. sin que nada pueda en adelante ponerla en cues-
la~etr§!ón .•~ investigación nada tiene q~e ver COn 1;P;~ ÜÓIL La 1i:ogonía de Hesíodo se presenta así como un him-
cedimientos del culto a los cuales el mito, a pesar de su rela- 110 ala zIoria de Zeus r~. La derrota de los Titanes y la de
tiva autonomía, permanecía siempre más o menos ligado. T~ w:neidos igualmente por el hijo de Cronos, no vienen
Secularización del saber, advenimiento de un tipo de pen- riPrlnte a coronar, como su conclusión, el edificio del poe-
samiento extrafío a la religión, no son fenómenos aislados e ma. Cada episodio resume y compendia toda la arquitectura
incomprensibles. En su forma, la filosofía se relaciona direc- del mito C05JIlogónico. La victoria de Zeus, en cada caso, es
_ tamente con el universo espiritual que hemos creído que de- uoaaeación del mundo. El relato de la batalla que lanza una
finía el orden de la ciudad y caracterizaba precisamente una contIa otIa las dos generaciones rivales de los Titanes y los
Olímpicos. evoca explícitamente el retorno del universo a un
"I;izaCi?'.n,
""(J pendencIa deu.n. araciOnal ..i...zac.io.'.n
.....d..e.la
la..fil.osofía--:respeeto Vid.a...s.
delM O.C.ial.Per:-QJade===.
iJ'!'stjtuGiolUIS QeJ~ estado original de indistinción y desorden. Estremecidas por
- o!.is lLac1!§a igHa~e8a SY BYl1!njdo Si..s> verdad que el combate, las potencias primordiales, Gaia, Ouranós, Pon-
~ mile~m: han paR;WQ del wim...cs verdad también que han tos. Okéanos, Tártaros, que antes estaban diferenciadas y si-
transformado profundamente la imagen del universo, lo tuadas en su lugar, se encuentran mezcladas de nuevo. Gaia.
han integrado en un cuadro espacial, ordenándolo según un y Ouranós. cuya separación había narrado Hesíodo, parecen
-modelo m~. geométrico. ~ara~nst~r las cosmol()gías nue- juntarse y unirse de nuevo, cual si se abalanzaran la una con~
v.aa:Ban JJttl!7~1ª%~o~es 9.u~~Ll?~nsamiento moral y tra el otro. Creyérase que el mundo subterráneo ha irrumpi-
político habían elaboradQ, han proyectá"ao sobre el mundo do a la luz: el universo visible, en vez de afirmar su belleza
e a naturaleza a permanente y ordenada entre los dos límites fijos que lo en-
cuadran, abajo la tierra, residencia de los hombres, y arriba
clamado rey de los dioses, Marduk mató a Tiamat, cortó en
el cielo, donde sesionan los dioses, ha vuelto a tomar su as-
dos su cadáver y arrojó al aire una de sus mitades, que for-
'pecto primitivo de caos;4 un abismo oscuro y vertiginoso,
mó el cielo; estableció entonces el lugar y el movimiento de
una abertura sin fondo, la vorágine de un espacio sin direc-
los astros, fijó el.año y los meses, ordenó el tiempo y el espa-
ciones recorrido al azar por remolinos de vientos que soplan
cio. creó la raza humana y repartió los privilegios y los
en todo sentido. La victoria de Zeus vuelve a poner todo en destinos.
su lugar. Los Titanes, seres ctónicos, son precipitados, carga-
dos de cadenas, al fondo del Tártaro ventoso. En adelante,
Stas §QQejanz~~!!t~w."'"ts:º~ía@li~a.!II ~ mitababUó-
nico de k creación 110sonf()l"tJJ.lt,~,ka hlpotesls, formulada
en el abismo subterráneo en que la Tierra, el Cielo y el Mar
poiCtl~A~~~!;f~~~t;~e aqu~lla, ~~"sido co~-
hunden sus raíces comunes, las borrascas podrán agitarse sin firIIiatla"y también matizada y coñrtmtmtli I50Tel aescllbn-
fin en desorden. Poseidón ha sellado sobre los Titanes las miento "reciente'<Ieln'flt"ao15feseriede documentos: por una
puertas que cierran para siempre las moradas de la Noche.
parte, l~ tab!i.!!l!S.ft?ptci~.d,e..~~.~~~~.~ (principios. del si-
No hay peligro ya de que khaos resurja a la luz para sumer-
gir al mundo visible. glo XIV a. C.) y, por otro, unos textos hititas en cunelforme
que reproducen una antigua saga hurrita del siglo xv. La re-
La batalla contra Tifeo (se trata de una interpolación que
surrección casi simultánea de ambos conjuntos teogónicos ha
data sin duda de fines del siglo VII) retorna temas análogos.
revelado toda una serie de convergencias nuevas que explican
En páginas sugestivas, Cornford ha relacionado este episo-
la presencia, en la trama del relato hesiódico, de detalles que
dio con el/combate de Marduk contra Tiamat. Como Tia-
parecían fuera de lugar o incomprensibles. El problema de
mat, Tifeo representa los poderes de confusión y desorden,
las influencias orientales sobre los mitos griegos de génesis,
el retorno a lo informe, al caos: Lo que hubiera sido el mun-
el de su amplitud y sus límites, así como el de los caminos
do si el monstruo de mil voces, hijo de Ge y de Tártaros hu-
y la fecha de su penetración, quedan así planteados en for-
biese ,conseguido reinar en lugar de Zeus sobre los dio~es y
ma precisa y firme.
los hombres, es fácil de imaginar: de 'sus restos mortales na-
En estas teogonías orientales, como en las de Grecia a las
cen los vientos, que en vez de soplar siempre en la misma di-
cuales pudieron servir de modelos, los temas de génesis que-
rección, en forma fija y regular (como lo hacen el Noto, el
dan integrados en una vasta epopeya real que hacen enfren-
Boreas y el Céfiro), se abaten en enloquecidas borrascas, al
tarse en la lucha, por la dominación del mundo, las genera-
azar, en direcciones imprevisibles, tan pronto para aquí como
ciones sucesivas de los dioses y de las diferentes potencias
para allá. Derrotados los Titanes y fulminado Tifeo, Zeus,
sagradas;.]1~~~~e.~i~!e.J.l;!2gc::..9Il.P~cl.~~.s~be.r~(),tl~fun-
presionado por los dioses, toma para sí la soberanía y se asien-
ta en el trono de los inmortales; luego distribuye las cargas ~!!.".g.~l?~?e~ aparecen como los .,g.?~~~~~!!_
blesde un rnÍsmó'1ftama divino, como el trofeo de una ffilS-
y los honores (timal) entre los OIúnpicos. De igual modo, pro-
"-iñá hícha~como el fruto de una misma victoria. Este rasgo
general marca ~;~?":~:~;
.. ~.:!.~e.!.~!2.IIll!!,~2._~~~pect2
de .4
.¡¡.~-.,..-
10s};j,¡~Yi'!Ñ~
niNes¡ ~e los que constItuye al pnnClplO un ele-
"
me~t~, ~ues viene ~~':¡~,~11¡,j5ompafuuX¡iGntp pro! BJ Q.oema En Grecia, no sólo la 1eogonía de Hesíodo, en su plan ge-
~b~9wC9 ~M •• Ii:.w+UUl'''lis; 'se cant~ neral, se ordena según la misma perspectiva, sino que lo mis-
s os años el cuarto día 'ae la fiesta real de Creación del mo ocurre también con las cosmogonías más tardías y más
Añ.o Nuevo, en el mes de Nisán, en Babilonia. En aquella fe- dabotadas, como la de Ferécides de Siros, a quien Aristóte-
cha, se creía que el tiempo había terminado su ciclo: el mun- les dasifica. entre los teólogos, en el número de aquellos que
do retornaba a su punto de partida. Momento crítico en que han sabido mezclar la filosofía al mito. Contemporáneo de
el orden, en su totalidad, volvía a ponerse en cuestión. Du- AnaDmandro. Ferécides, si conserva las figuras de las gran-
rante el curso de la fiesta, el rey reproducía mímicamente, con- des divinidades tradicionales, transforma, no obstante, sus
tra Un dragón, un combate ritual. Así, repetía cada año la nombres mediante juegos de palabras etimológicas, a fin de
hazaña realizada por Marduk contra Tiamat en el origen del sugerir o subrayar su aspecto de potencias naturales. Kronos
mundo. La prueba y la victoria reales tenían una doble signi- se transforma en Khronos, el tiempo; Rhea en Re, que evoca
ficación: a la vez que confirmaban el poder de soberanía del su flujo, una corriente; a Zeus lo denomina Zas, para expre-
monarca, adquirían el valor de una nueva creación del orden sar tal vez la intensidad de su poder. Pero el mito continúa
cósmico, meteorólogico y social. Por la virtud religiosa del ~tra4Q.en el tema de una lY&~~]'M',ª[QjiJii;e~~
rey, la organización del universo, tras un período de crisis, Hasta donde se puede juzgar por los fragmentos que han lle-
se veía renovada y asegurada para un nuevo ciclo temporal. gado hasta nosotros, Ferécides refería la batalla de Kronos
A través del rito y del~R~~ expresa una con- contra Ofión, el choque de los dos ejércitos, la caída de los
cepción particular de las relaciones de la soberanía y del or- vencidos al Océano, el reinado de Kronos en lo alto del cielo;
d~n. 111;2. rSwdomina, s¡~~amepte.J~J~J!M.9E!~s;iaj;j.!lter- después debía intervenir el asalto de Zeus, su conquista del
VIene t~ en la marcha de los fenóD1eno~sn~tllra1es. El poder, su unión solemne con Khtonía, por intermedio o con
ordenamIento del espacio, la creaci~i~;O, la regula- la ayuda de Eros. Durante el hierós gamos de Zeus rey con la
ción del ciclo atmosférico, aparecen integrados en la activi- diosa subterránea, se producía el surgimiento del mundo vi-
dad real; son aspectos de su función de soberanía. Cwl{un- sible al tiempo que se fijaba por primera vez el modelo del
~das como c..,(mtinúan~~~z~.r}?cie~a~~.~'il~"~~ rito matrimonial de las Anacalypetria, del «develarniento».
~u~ formas y en tod~s sus domlmos, queda ~ Por la virtud de aquellas nupcias, la oscura Khtonía se había
dencla del soberano. NI en el grupo humano ni en el uni- transformado. Se había envuelto en el velo que Zeus había
verso o e·l o todavía, en y por sí mismo, como tejido y bordado para ella, imprimiendo en él el perfil de los
algo aqstracto. Para existir tiene necesidad de ser estableci- mares y la forma de los continentes. Al aceptar el presente
do, y para durar, de ser conservado; siempre supone un agente que Zeus le ofrecía en testimonio de su nueva prerrogativa
ordenador, una potencia creadora, capaz de promoverlo.Den- (geras), la oscura diosa subterránea se había transformado
tro del ASQUttw a .~fI.• sl11 JUft ~mítico nose C0dría ima- en Gé, la tierra visible. Zeus asignaba entonces a las distintas
. ar un do~n!o autónomo de la nát~~e~a 'ni una'kYde divinidades su respectiva porción, su moira, fijando para cada
rganización inmánenie umverso.
una la parte de cosmos que debía corresponderle. Y recluía
(JlI5NOOONÍAS y MITOS DE soBERANíA 127
{/
en el T~o, al cuidado de los vientos y las tempestades, las I .•••••••.de lo cual se han formado las ~ás, lo que
potenCIas de desorden y de hybris.
!E , • ..,. d universo. En. ef~o, yá!a el físico, el
~is el!~entido estri..sto9-lLe4ª,p~~ •••• del -m DO puede haber sJ
~Ias teo&omas, 'YIl> ent~ícj~os - ~ Iia ,.. . ., anent
n un S:gundQ..p~Lroito._nº-S~ caos
~ : la gran ley que rige eflliiiverso temá"qtt. . ....
5 '.~
- ~g¡do un ~und<!.-ordenado; r~~Qº!l~~
j{••• de aJé! modo en el eleme~~ooriginál.~~,2.uesur:
. ..
men. es el .dios. soberano? ¿Qyi~~ ha coñSeguido reinar
un=em, bari/euem) sobre el universo? ]j¡¡-iileieñfialr1:rfnn-
il poco. poco d munditAIñilolarde los antiguos poetas
y de" «teólogos», Arist6teles hará observar en su Metqfí-
cI6n.del mIto es la de establecer un distingo y como una dis- .sial' qIIC para dios no son oi pr6tio las potencias originarias
tancIa e~re loq~C::~~EriIngg.desatre~de 'lista tempo- -Np.'0Id!tm0s, Khaos, Ouranós-, sino un advenedizo tar ..
~X;~~~~e es pnm~ro ~~,~~g~~l:l".~~ta del poder; entre dio,. .za.s, quien ejerce sobre el mundo la arkhé y la basí-
el pnncIplO que esta cronologlcamente en ~l mun- lI!itL 6 Por d contrario, Anaximandro afirma que nada hay
d~ y el soberano que preside a su ordenamiento actual. El que sra arkJIé respecto del ápeiron (pues éste ha existido siem-
It!!!~_~~.~~~~!ituy~ ,e~.~~_~~~cia, que es el objeto mismo pre), sino que el apéiron es arkhé para todo lo demás, que
de su relato, pues este represenfii;"1rrravés de -la serie de las él envuelve (periekhein) y gobierna (kybernán) todo.7 .
generaciones divinas, los avatares de la soberanía hasta el mo- 1iatemos. pues, dé describir a grandes rasgos el cuadro den-
mento en que una supremacía, definitiva ya, pone término tro del cua1las~pí3S ¡ziegas diseñan la imagen del mundo.
a la elabo~ci6.n dramática de la dynasteia. Hay que subra-
yar ~ue el termIno .,!!rkhi..,quehará carrera en el pensamiento
1. El ~~~t:S j~ía del poderes~:n
))Da su
II1o~ofico,no ~rtenece al vocabulario AAlftico de! mito. 5 No ~)['2..a una sociedadJwmana, no podna concebIrselo
e~solo que el mIto quede adherido a expresiones más especí- correctamente mediante un esquema puramente espacial ni
fIc~ent: «~e~es»; ocurre también que la palabra arlílJi, al describírselo en términos de posici6n, distancia, movimien-
e~Ignar Indlst~ntamente el <>,.~ie t~ra1~ el to. Su orden, COJ;p~lejoy riguroso, expresa relaciones entre
Q!llado en la lerar2uíai$W.~!!p~~~lla distancia en agentes; está constituido por relaciones de fuerza, de escalas
a c~~"~:!.~da~. Cuando ~and~~_ adopte este de precedencia, de autoridad7(feCñgnidad, de vínculos de do-
• rnu.n.o: ~onfinéndole por primera ve.z.su sén.tido II1os6fico minaci6n y sumisi6n. Sus aspectos espaciales -niveles c6s-
~.. e nnCl 10 ele eDtal;esta innovaci6.Q.nn..marcarásolamente .micos y direcciones del espacio- expresan menos propieda-
i ~~h~por la II1o.sofíad~LYE..cabulario
«m<mill"m!!.c2» pro- des geométricas que diferencias de funci6n, de valor y de
pIO del mI,to; tradUCIrátambién su voluntad ¡aproximar)o categoría.
que los teologos necesariéJ¿ywe separah~ de " •..:4':_ '1
ediCíad ., ~.M en a 2. Este orden no ha resultado necesariamente en virtud del
m ~ e lo posible lo que es primero cronolQgis;;_nte,
- e ~
6. ARISTórELES, Metafísica, .
5. En HEStoDO, arkhé se usa con un valor exclusivamente temporal.
7. Física, 203 b 7.
i'
i.j
Ii
juego dinámico de los elementos que constituyen el univer-
!l
,!
l.
í,i I
I so; ha si~o instaurado dramáticamente por lajntervengpn
~ageIife.
i f _. b ~undimiento
E' 2k" pndqJraI, han ~antt:l~
•• •••• aa ~oririna¡jiW'ente
~or
de la soberanía, la li-(#'
~ptender. el
estaba enTaJzaQo.LIberado
, - ~l mundo ~dominado por _ e
1 ¡ de la r ifrica cid culto. cuyo comentario oral constituía en
1 j'
ese.agente que aparece único y pri;heglado, en un p ano su-
f

J
1,
.
1.'

j
1
i
ji
Ii
i
I penor a los demás dioses: el mito lo proyecta como soberano
sobre la cúspide del edificio cósmico; ~e.,qr"hÚZ,Ja que
M"é:;¡
WJ:::hii
las •• - •••• d relato pudo adquírir u!l.Earácterm.,Js de-
¡ -Ptid~Lenciertos aspectos prepa-

--n ,... obra del mósofo. Ya en Hesíodo, en algu-


¡j iil mantiene el equilibrio entre las potencias que constituyen el
il
¡ i
I '"
11
1I1
I universo, la que fija a cada una de ellas su puesto en la jerar-
quía y la que delimita sus atribuciones, sus prerrogativas y
su parte de honor. *_.-
••

•••••••
; eL d 0IdIiií COSIDlCO aparece él'ísociadode la función
S<: _,
jPIo de toda vinculación con el rito. El problema
se plantea de manera más independiente. La apa-
riciiía cid BBmdo se describe no ya en término de proeza, sino
___ JIlOCCSO de engendramiento por potencias cuyo nom-
~tos tres rasgos son solidarios; dan al relato mítico su co-
IR CIOCl diJectamente realidades físicas: cielo, tierra, mar,
ere~cia, su lógica propIa. "Marcan también.i!! nexo,4aRtQ &-' _ ~ de. Se ha hecho notar a este propósito el acento
, la c !D9 e~~~?J~~~t;",~s.~e!la~iQI} de JiJ,§,0b8- •••• afista. del comienzo de la Thogonía (versos 116 a 133),
élque POll~~,g,~qQe!J~~i~1~~s que choca con la continuidad del poema. Pero lo que hay tal
a~I -'--'c~i~ y la fecundidad de la w:z de más significativo, en aquel primer intento por descri-
ierra, de los ganados y de las muj~r~s. La imagen del Señor
bir"la génesis del cosmos según una ley de evolución espontá-
del Tiempo, hacedor de la lluvia, dispensador de las rique-
1ft! zas naturales -imagen que pudo en la época micénica tra-
ducir realidades sociales y responder a prácticas rituales-
nea, es precisamente su fracaso. No obstante el esfuerzo de
delimitación conceptual que se acusa en él, el pensamiento

II/j
[ I¡/
se traslucía aun en ciertos pasajes de Hornero y de Hesíodo ~
en las leyendas como las de Salmoneo o de Baco. Pero n~
de Hesíodo continúa prisionero de su cuadro mítico. Oura-
mis". Gaia. Pontos, son realidades perfectamente físicas, en
SIl aspecto concreto de cielo, tierra y mar, respectivamente;
Ir·!
¡/Ir
p.uede tratarse, en el mundo griego, más que de superviven-
pero son al mismo tiempo divinidades que actúan, que se unen
CIas.Tras el hundimiento de la monarquía micénica, una vez
I ir111 I
y se reproducen a la manera de los hombres. Actuando sobre
¡ que han desparecido el sistema palatino y la personalidad del
I j! I uno y otro plano, el pensamiento concibe el mismo fenóme-
I r.11 ~nc:x,no subsist~n ya de los antiguos ritos reales más que ves- no; por ejemplo, la separación de las tierras y las aguas, si-
'1'[ tIgIOScuyo sentIdo se ha perdido. Se ha desvanecido el re-
11q 1 !
l.·

multáneamente como hecho natural en el mundo visible y


cuerdo del rey que restauraba periódicamente el orden del
j¡ i como engendramiento divino en un tiempo primordial. Para
mundo; no aparece claramente el vínculo entre las hazañas
Ir
d
I¡ ~ con el vocabulario y con la 199isªg~l ¡nUp, hubiese
míticas, atribuidas a un soberano, y la organización de los
necesi~do ~J!Pa concepción de conjunto capaz ~
plantar al~e una jerarquía de poderes domI-
8. HOMBRO, Odísea, XIX, 109; HESfODO, Trabajos, 225 y ss.
_
ri1mf'lór un soberano. Lo que le faltó fue pOQer Ieptesemáf-
----.~ _-----
•.. ..
~
130 LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO GRIEGO
I

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11

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11 . ·de4wn@l"~,!L"fb!!É~'1lJjJjbri" "EPP!!ii!!J Y~a.
I
I i!/ I '¡

I
'id)
'! 1
i
,I
1/ j
1, Sobre los orígenes del pensamiento griego y los comienzos de la reflexión
filosófica, cf. JOHN BURNET,Early greekphilosophy, 8" OO.,Londres, 1920;
,111 trad. esp.: La aurora de lafilosofía griega, México, Argos, 1944; E M. CoR-
I i
FORD, From religion to philosophy. A Study in the origins of western spe-

¡Ji! culation, Londres, 1912, y Prindpium sapientiae. The origins of greek phi-
losophieal thought, Cambridge. 1952; H. FRANKEL, Diehtung und
i Philosophie des fTÜhens Grieehentums, Nueva York, 1951, y Wege und For-
r men fTÜhgriechisehen Dennens, Munich, 1955; L. GERNET, «Les origines

!¡I de bl phi!osophie», en Bulletin de /'Enseignement publie du Maroe, 183,


~5;'pp. 9 y ss.; O.GlGON, Der Ursprung der grieehisehen Philosophie von
HeSiód bis Parmenides, Basilea, 1945; W. K. C. GUTHR!E,In the beginning.

~I
, Sofne greek'vi~s on;t~e 'orginis ollife and the early state of mano Londres,
"1957; W. JAEpER, Thetheáiogy of the ear/y greek philosophers, Oxford,
194J; tr¡ld, esp,: 14 teo1og{adI!los primeros fil6sofos griegos, México, Fon-
do de Cultura Econ!Sinica, 1952; G. S. KIRKy J. E. RAVEN,The presoeratie
philosophers. A ~t¡fieal histoty with a seleetion of texts. Cambridge, 1957;

,)
", W. NESTLE, Vom mythos zum logos. Die Selbstentfaltung des grieehisehen
'- . De,!ke!'S von Homer bis auf die Sophistik und Sokrates, Stuttgart, 1940;
trad esp.: Historia' del espíritu griego, Barcelona, Ariel, 1962; R. R. B.
ONIANS,"The origins of european thought about the body, the mind, the
sohl, the world, time and fate, Cambridge, 1951; P. M. SCHUHL,Essai sur
I'UI( , la formation de la pensée greeque. Introduction historique ii une étude de
la philosophie platonidenne, París, 1934, 2" oo., 1948; B. SNELL,Die Entde-
1I
11
I
I [,11
rJ I ekung des Geistes. Studien Zur Entshehung des europiiisehen Denkens bei
den Grieehen 2" OO., Hamburgo, 1948; G. THOMSON,Studies in andent
greek society, 11, The first Philosophers. Londres, 1955; trad. esp.: G. THOM.
1 I /' ¡ I

I 1¡' i ,11.'
i i SON Y otros, Los primeros fil6sofos, Universidad Autónoma de México,
'/"! ,Ijl; 1959, y «From religion 10 philosophr»>, en Journal of Hellenie Studies, 73,
11
I
I i 11,', i 1953, pp. 77-84; J. P. VERNANT,«Du mythe a Ía raison. La formation de
tll ¡ ,11 i la pensée positive dans la Grece, archaique», en Annales. &onomies, Socie-
tés, Civilisations, 1957, Pp. 183-206.
1
1 I1111
¡1
Acerca de las relaciones entre las teogonías griegas y las orientales, cf. R.
,1,1)1, !
D. BARNErr, <<rheEpic of kumarbi and the Theogony of Hesiod», en Jour-
111 i I
nal of hellenie studies, 65; 1945, pp. 100-101; 1. DUCHEMIN,«Sources grec-

~/I_-
VIII
CAPÍTUW
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO

Si se quiere medir la amplitud de la revolución intelectual


realizada por los milesios, el análisis debe fundarse, esencial-
IlI<i
" mente, en la obra de Anaximandro. La doxografía nos da de
ti'
" II~ •
ella una visión más completa,' o menos sumaria, que de las
"
, t
-~
teorías de Talesy de Anaxímenes. Además, y sobre todo, Ana-
ximandro no introduce en su vocabulario un término de la
importancia de arkhl{;al preferir la..r~ºª-~_ciónen prosa, con-j ,.\
suma la rupiura conelestilo poético de las teogonías e inau-:
~g~7á:-e(iiuevo género liie~~i;'p¡'opio de la historía perí
physeos. Es en él, finalmente, donde se encuentra expresado
con mayor rigor el nuevo esquema cosmológico que caracte-
riza profunda y duraderamentela concepción griega del
universo.
Ese esquema continúa siendo genético. Como la physis, f ..,
como la,gé~esis, la ark~é. con~erva '" valor t~mporal: el Oii~~"";~i" .,
gen, el comienzo; Los flSlCOSInvestigan de donde y por que I
camino ha llegado a ser el mundo. Pero esta reconstrucción
genéticaexplica
-
la formación de un (~-,
orden
-'":',--
que se encuentra
ya proyectado ~I1 uncuadro espacial. En esto es preciso po-
134 LOSOJÚGENFS
1>1:1.
I'I:N.';I\~III'NT()
(;RIEGO
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO 135

ner de relieve una cuestión illlporl;llIk. l." deuda de los mil e-


ni a un lado más que al otro. _.Anaximandro sitúa, pues, el
'. sios para. con la a..,trononlí;1 h"hilúlliGI es indiscutible: 'h'~~
cosmos en un espacio.rnatematizado constituido por relacio-
tomado de eJIa las obscrvacio/les .Y los IlIélodos que, según
nes puramente geométrieas. Así queda QPlileIad..aJ.a imagen
la leyenda, habrían perlllilido ;1 'Iilles predecir un eclipse; le'
mítica de un mundo en planos, en que lo alto y lo bajo, en
deben también insl rtlllll'lIlos corno el /;nómón, que Anaxí-
su oposición absoiuta, marcan niveles cósmicos que diferen-
mandro habría lIevado;1 hp;lrl;1. La l'<;alludación de los con-
cian las potencias divinas y en que las dir~cc.iºIl.~s,del espacio
-\~E.~~S~~Il Oric.llkJc,~lIlla ';lIlIhién esta vez de una'importan-
tienen significaciones religiosas opuestas. Además, todg.s),?-s ..
era decisiva para el naci 111 iCllt() de una ciencia griega en la que
explicaciones por las cuales el mito pretendía justificar la, ..t':~-
laspreocupaciollcs de orden astronómico han desempeñado
tabilidad de la tierra, «asiento seguro para todos los vivien-
'\"" . al principio ,lIn l~ap~'1muy imp.ort~r~te. y sin embargo, por tes» (Hesíodo), se revelan inútiles e irrisorias: la tierra no tie-
\ ~su asp~cto gcomct neo, 110 ya antmetJco, por su carácter pro-
ne ya necesidad de «soporte», de «raíces», no tiene tampoco
fano,hbre de toda rdigión astral, la astronomía griega se si-
por qué flotar, como en Tales, sobre un elemento líquido del
túa desde el prilllLT momento eIJ oJrg,.1?lano que la ciencia
que habría surgido, ni por qué reposar sobre un torbellino
r" "b.abilónica en la clI;1Ise inspira: LÜÜQm~~'"~bican en el espa-
o. como en Anaxímenes, sobre un almohadón aéreo. Todo
I t,. !_~!().elorden del cosmos; representan la organización del uni-
l •. está dicho, todo está claro, tan pronto se expone el esquema
1.1;' v~rs.o, las posicioncs, las distancias, las dimensiones y los rno-
l'
'1
espacial. Para comprender por qué los hombres pueden an-
vlmle~to~ de los astros, según esquemas geométricos. Al igual
tI"
dar con toda seguridad sobre el suelo, por qué no cae la tie-
~ue dIbUjan sobre una carta, sobre un pinax, el plano de la
,
rr- rra como lo hacen los objetos en la superficie, basta saber
tierra entera, colocando ante los ojos de todos la figura del
que todos los radios de un círculo son iguales.
mundo habitado, con sus países, sus mares y sus ríos, así tam-
Su estructura.geométrica confiere al cosmos una organij" -l.&::,'
bién construyen modelos mecánicos gel universo, como aque-
zació~ detipo contrario a aquel que el mito le atribuía. Nip ,1::::,-....'"
lla esfera que ~J.\naximandro, según algunos, habría fabrica-¡
gú elemento o porción del mundo .es ya privilegiado a expen..,\ "''\\, 1
do.Hél~i~nEg_~(,,~r~~.t:L9901imosde este modo, hacen de él, en!' .~.;¡ sas de .los demás, ningún poder físico situado en la esta
el pleno sentido de la palabra, ~fl;lheória,Ul1.espectáeuloJ I posición predominante de un i.~r;BlI~::,~
Esta geometrización del universo físico implica u~'ca~bicE j..... .téi/'i'sobié·
que ejerza sudJl.nas-,.
todas las cosas. Si la tierg está situada en el~~ntr.0
to:al de las.~Sp.ediV~c..~!llQlQg!f~~; consagra el ~d~~";ti:;·. . d~~~'universo, perfectamente ~ircular, puede permanecer'in:'
miento de una forma de pensamiento y de un sistema de ex-
móvil.en razón de su igualdad de distancia sin estar sometida o'
p!icación que no tienen análogos en el mito. Para poner un
ejemplo, Anaximandro localiza la tierra, inmóvil, en el cen-
~-~i~g~~a dominación: il11:o ~T]8EVÓ~x.pa'!ol)~tl)T]. EstafQI:.,
mula de Anaximandro, que hace invertir la noción del Kra- ,,:!~',?'" .:',;./
•. ,."
tro del universo. Agrega que si ella está en reposo en ese lu- _ .••• ,-_." •.~'. ~~. ~:--:: :-:'/#1:"',-.;/1-" . .•

tos, d'él poder de dominación sobre otros, JJluestr.a:}:lrersis.~itb'{~/'/~..;.~~


g~r, sin. necesidad de soporte alguno, es porque esl;') ;) igual
tencia de Y.H vocabulario )'.91;:. conceptos políticos .. elJ. e~¡~··~',;<.'
d)st~ncJa de todos los puntos de la circlIlIl'cn'llci;1 n'k.\1c y
no tiene razóu para ir h;lóa arril,;¡ III;ís hi('1I «111'11;1<'1;1
;d';lju,
pe'~saffi¡énio cosmológicode los jonios.~!,ero como lo desta-' \
'cañí~y' justamente Charles H. Kahn en un estudio reciente,

J
136 LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO GRIEGO 137
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO
, "

.-.~Anaximªndro
...., ..,__.. - SO S tilene en este terren . plica un cambio radical en las relaciones del poder y del orden. ¡!
cho más leios de la rn o una teSIS que va mu-
; "'." " ,L_ e a que expone después de él su di ' La basileia, la monarkhia, que en el mito fundaban el orden y?;
xlmenes;,J Para este último la tierr ' sClpulo.An'!~
lo sostenían, aparecen en la perspectiva nueva de Anaximari;;v·
aire que la domina (synk 't';,\ a necesita descansar en el
ra el, como el al d . dro como destructoras del orden. El orden no es ya jerárqui-,
po. Para Anaximandro I . ma onuna al cuero
. . ,por e contrano ningú I co; consiste en la conservación de un equilibrio entre poten-
guIar, ninguna porción del mund ", un ~ ementQ);in-
más. Es la igualdad y la' ,o, podría d()mmara.las de- cias Iguales, sin que ninguna de ellas deba obtener sobre las
Slmetna de los disti t d demás una dominación definitiva que acarrearía la ruina del
constituyen el kosmos lo u . m os po eres que
cosmos. Si el ápeiron. posee la (].rkh,1y gobierna todo lo demás,f<",,' .
la naturaleza. La suprem q, e caractenza el nuevo orden de
.v..

..... . aCla pertenece ex I ' es precisamente porque su :i:leiñad¿excluye la posibilidad, pamtf~<:.: .


ley de e.quilibrio. y' d'e reci id d e usivarnente a una
., v' • . . .. '. IproCI a consta tAl un elemento cualquiera, de apoderarse de la dynasteia.El prd .
la ha sustituido: en la naturalez l . n e. a monarkhta
un régimen de isonomú za o misrno que en la ciudad, mado del ápeiron garantiza la persistencia de un orden igua ..
". mta, litario fundado en la reciprocidad de las relaciones y que, su-
De ahí la negativa a atribuir al a . , perior a todos los elementos, les impone una ley común.
como Anaxí gua, como Tales al aire
1\ menes, o a cualquier ot l ' ,
" ~; la diginidad de arkhé L ,~o e emento particular,
Por lo demás, este equilibrio de poderes dista mucho de' -,
tal y divina . a sustancIa pnmera, «infinita, inmor- ser estático; oculta oposiciones, es el resultado de conflictos]
cibe Anaxi:n,!~~:~:elve y gobier~a}) todas las cosas, la con- Por riguroso turno, cada potencia, sucesivamente, domina: .
dos los elementos que~O una rlealI.dad aparte, distinta de to- adueñándose del poder y luego retrocede, para cederlo en la
, lorma e ongen co . d ' proporción en que antes había avanzado. En el universo, en
1"
la fuente inagotable en que tod ,mun e tOGOSellos,
..»: t 't 1 os se aíímenran por izual Ari la sucesión de las estaciones, en el cuerpo del hombre, un ci-
o e es nos da la razón de esto' si u b • s- clo regular hace pasar así la supremacía de uno en otro, li-
yese la infinitud que pert . I ~o d,e los elementos pose-
enece a aperton los d ' . gando, como dos términos simétricos Y reversibles, la domi-
d estruidos por él' en efe t 1 1 ' emas senan
, l' C o, os e ementos d fi nación y la sumisión, la extensión Y la retracción, la fuerza
oposición recíproca' es necesar se e men por su
, cesarro que se enc t ' y la debilídad, el nacimiento y la muerte de todos los elemen-
los unos con los otro .. uen ren sIempre
tanantia) o como lo ~~n, uAn~re!aclOn de igualdad (isázei aei tos: esos elementos que, para Anaximandro «según el orden
, ira nstoteles en otrat . del tiempo, se dan mutuamente reparación (tisis) y justicia
dad de poder (iso tés les d' • _. . par e, en Igual-
ynameos) 2 No hay . (dike) por la adikia quehan cometido».
ner en duda la pertinencia dI' , razon para po-
y rechazar la interpretación e razonamrenn, de Aristóteles Constituido por:dYnªJ11ei.~ opuestas e incesantemente en
Anaximandro Not . que propone del pensamiento de conflicto, el mundo las somete a una regla de justicia corn-
. ese que la argumentación aristotélíca im- pensatoria, a un orden que mantiene en ellas una exacta iso-
tés. Bajo el yugo de esta diké igual para todos, las potencias
1, CHARLES H " KAHN A naximander
' and th "
elementales se asocian, se coordinan, en una fluctuación re-
Nu~~:'?!.~'"
19~0. .' e ongtns of greek cosmology, gular, a fin de componer, a pesar de su multiplicidad y su
2jARISTóTELE:, FíSic~,-'2ó41b 13-19; Meteorologica, 340 a 16. diversidad, un cosmos único.
138
LOS ORÍGENES DEL PENSAMIENTO GRIEGO 139
LA NUEVA IMAGEN DEL MUNDO

Esta nueva imagen del mundo la ha expuesto Anaximan- . . tá centrado. El ~~atos, la arkhé,
dro con suficiente rigor para que se imponga corno una es- El nuevo espacio social .~~_-,d' n la ~úspide de la escala
. : están situa os e
pecie de lugar común al conjunto de los filósofos presocráti- la dvnasteia, ya no . d meson enél centro, en
- .' , d po SIta os es M' ,
cos así como al pensamiento médico. A comienzos del siglo social, SIllOque estan e tro 10 que ahora se valo-
1 humano Es ese cen .
v, Alcmeón la formulará en términos que acusan tan clara- medio de grupo . . bre aquellos a quienes
mente su origen político, que no parece necesario insistir más riza; la salvaci~n de l~ polis rep~s~l~~dose a igual distancia
en ello, sobre todo después de los artículos que ha consagra- se denomina 01 mesoi, porque, a t fij o para equilibrar la
3 , constituyen un pun o
do A. G. Vlastos a este problema. En efecto, A!fmS;.QQde- de los extremos, el' dividuos y los gru-
1 ., on ese centro, os III .
fine la salud como l~ isonomia ton dynáf11eon corno el equi, ciudad. En re aCIOn e . ,. El ágora que reali-
1 d .ciones símétrrcas. ,
.' ,librio delos pod~res, 10 húmedo y 10 seco, 10 fria y 10 caliente, pos ocupan to os pOSI . to espacial constituye_el
Ío amargo y 10 (flif¿e, etc.; la enfermectad res~1ta, por el con- za sobre el terreno ese ordenamien rn 'r.QdQs~~antos pen.e:::,
. ibli o y comu .~" ,
trario, d.~J§tmQnackhia4e un elemento sobre los otros, pues centro de un esp~cIO pu o:C mismo, como iguales, como
ello
la dominación exclusiva de un elemento particular es des- .tran.en él se defmen, p. spacio político, entran
~tuctiva. JSef' En virtud de su presencia. en esedeereciprocidad perfecta.
. 1 tras en relaciones ,
;/
J Pero
--.. la experiencia
.... _ .• ~.. _ ..• . _social no ha suministrado solamente
. al los unos con os o , k . 'de la mesa pública, es SIm-
I ~':
n esü
La institl,lci9 de la lI ,a, ~!.1}e4" talada" e'n' el Pritaneo, en
pensamiento cosmológico el modelo de una ley y de un or- ._.- id él lítica: ms
1 J~;
"
gen:igUálitárlos:e:n lug~r de la dominación omnipotente del bolo de esa comum a po 'b'li es símbolo de esas rela-
¡It' g 1 ' la mesa pu ica, .
,: I Jnonarca. El t~gimep.de Jaffi!d,!d. QOSha parecido solidatia.~ eneral en.e agora, domé ticas a igual distancia
'Ir 1s mesas ames ,
, 'de una concepción rineva del espacio, al proyectarse Y-~~car- ciones con las mu ~~ e tituyen la ciudad; tiene que
.",
,~
. narse las institucio¿;~de I?P~I7S~éñToquepodríamos deno- de las distintas familias que con.sf.l
t das sin identi icarse
con una de ellas más
minar un esoacío pQlitico.Nótese a este respecto que los pri- representarlas a o, d cio común y público,
E pacio centra o, espa
meros ürbaiii'stas, como Hippodamos de Mileto, fueron en que con otras. s bi espacio laicizado, cons-
. . 't' o pero tarn len
realidad teóricos políticos: la organización del espacio urba- igualitano y sime n~ '', el debate la argumentación, y que
no no fue más que un aspecto del esfuerzo más general por tituido para la OPOSICIO~, , lificado de la Acrópolis
1 .:o religiosamente ea I
ordenar y racionalizar el mundo humano. El nexo entre el es- se opone a espaci . de los asuntos profanos
1d inio de los hosia, .
pacio de la ciudad y sus instituciones aparece todavía muy así como a omi 1d los hierá, el de los íntere-
claramente en Platón y en Aristóteles. de la ciudad humana se opone e e. ,
nciernen a los dioses. .
ses sagrados que co . 1h a favorecido la orienta-
madro espaCIa ay .
3. A. G. VLASTOS, «Equality and justice in early greek-cosmologies», en Que este nuevo e . 1 stranomía griega; que haya
Classical Philology, 42, 1947, pp. 156-178; «Theology and phiJosop/¡y en early ción geométrica que caractenza ata entre el espacio institu-
greek thought», en The philosophical Quarterly, 1952, pp. 97-123; «Isono- una pro funda analogía de estruc ura •
mía», en American Journat of Philology, 74, 1953, pp. 337-366; y su co-
mentario a la obra de P. M. CORNFOND, Principium Sapienfiae, En Gno:
mon, 27, 1955, pp. 65-76. .b r sme po liti
1 iqu e en Grece ancienne: le Fo-
3
4 Cf. L GERNET, «Sur le sym ~ 1 d Sociologie, !l, 1951, pp. 21-4 .
.
yer commun», en Cahiers internat/Onaux e
140 WS ORÍGENES DEL MUNDOES DEL PENSAMIENTO GRIEGO

cional en el cual se expresa el kosmos humano y el espacio


la Tie:rra habitada, con Grecia en el centro y Delfos en el cen-
físico en el cual los milesios proyectan el kosmos natural, es
bodeGrecia. Sabido es que esta concepción había de provo-
lo que sugiere el cotejo de algunos textos.
car la ironía de Heródoto: «Me sonrío -escribe- cuando
Según la doxografía, si para Anaximandro la Tierra puede
..:o los mapas de la Tierra que muchos dibujaron en el pasa-
permanecer inmóvil y fija, es en razón de su situación cen-
do y que nadie ha explicado sensatamente. Dibujan el Océa-
tral (perí meson, mese), de la homoiotes, la similitud, y del
80 fluyendo en derredor de la Tierra y a ésta redonda, como
equilibrio, la isorropía. Encontrándose de este modo en el cen-
tnmHIa a compás, y hacen a Asia igual a Europa».? En otro
tro, no·está,· agrega Anaximandro, dominada (kratoumene)
pasaje. Heródoto nos revela el trasfondo institucional y polí-
por nada. El nexo, tan paradójico para nosotros, que esta-
tito de esta geometrización, a sus ojos demasiado forzada,
blece Anaximandro entre la falta de «dominación», la cen-
cid espacio físico: después del desastre que han sUfri~o, ~o-
tralidad, la similitud, autoriza la comparación con un texto
dos los jonios se hallan reunidos en asamblea en el PanJomo.
político de Heródoto en el que volvemos a encontrar el mis-
mo vocabulario y la misma solidaridad conceptual. Heródo-
to refiere que a la muerte del tirano Polícrates, Meandro, de~
-.a
Bias de Priene, uno de los Sabios, aconseja construir ante todo
flota común para llegar a Cerdefia, y fundar allí una ciu-
dad única panjónica. Th1esde Mileto habla a continuación.
signado por el difunto para tomar después de él el skeptron, _
Propone qu~ se tenga una asamblea única (en Bou/eutherion)
convoca a asamblea a todos los ciudadanos y les comunica
y se fije su sede en Teos, porque esta isla está en el centro
su decisión de abolir la tiranía, y les dice, en síntesis, 10 si-
de la Jonia (meson 16níes); las otras ciudades seguirán sien-
guiente: «Polícrates no teñía mi aprobación cuando reinaba
do habitadas, pero se encontrarán en adelante en la situación
como déspota sobre hombres que eran semejantes a él (des-
de demos periféricos integrados en una única po/is.8
pOzon andron homoion eauto) ... Por mi parte, depongo la
Por lo demás, tenemos una prueba de las interferencias que
arcké es meson, en el centro, y proclamo para vosotros la iso-
nomía».s pudieron producirse entre los valores políticos, geométricos
y físicos del centro concebido como el punto· fijo alrededor
El cotejo parecerá tanto más significativo cuanto que, en-
del cual se ordena, en la sociedad y en la naturaleza, un es-
tre los milesios mismos, la concépción de un espacio físico
pacio igualitario constituido por relaciones simétricas y re·
simétricamente organizado alrededor de un centro reprodu-
versibles.9 Hestía, símbolo en el ágora del nuevo orden hu-
ce ciertas representaciones de orden social. Según Agatéme-
ros, Anaximando de Mileto, discípulo de 1Wes, fue el prime- 7. HERÓDOIO, 4, 36.
ro que dibujó la Tierra habitada sobre un pínax, como había 8. Id., 1, 170. . . .
9. Naturalmente, el pensamiento mítico conoce tambIén la CI~andad
de hacerlo después de él, en .forma más precisa, Hecateo de y el centro; también valoriza la una y el otro. Pero la image~ relIgIosa d:l
6
Mileto. El autor agrega: Los antiguos imaginaban redonda centro no ordena un espacio simétrico; implica, por el contrarIO, un espacIo
jerarquizado que comporta niveles cósmicos entre los cuales el centro per-
mite establecer comunicación. El simbolismo político del Centro (la mesa
5. HERóDOIO, 3, 142. común) aparece como una mediación entre la expresión religiosa del ~entro
6. AGATEMEROS, 1, 1. (ómphalos, Hest(a) y el concepto geométrico del centro en un espaCIo ho-
mogéneo: ec. acerca de este punto L. GERNE't, 1. c., pp. 42 Y ss.
mano, podrá representar en Filolao el fuego cósmico central
y, en otros filósofos, la Tierra que está inmóvil en medio del
universo físico. 10
Platón se mJleg;nament~¿o~i~Ilt,~J.2.~~i~e~_~! si-
gl'&"Pi,de estas cora;§~Q~~~@~laestructura del cos-
Win~~ yla-orm~~J.~~.~~"N~~~íil~~ fI16soro;-~
que hizo Inscribir en el.umbral de la Acácféoíiá: «nadie entre
aquí si no sabe geometría», da testimonio de los vínculos que
un ~smo ori~n y llD'!::E:ÉentaciÓncom~han establecigQ
y conservado d~ug¡o tigyP9 .•_!:Dtf~~~Js.gos, eDl~
pe amiento geométrico y peI1.s.!Uniento político. Fustigando,
en el Gorgias, en rso·-'~--, IC esypmboca de Sócra-
tes, a todos aquellos que rehúsan estudiar la geometría, Pla-
tón asocia estrechamente el conocimiento de la isotes, de la
igualdad geométrica, fundamento del cosmos físico, a las vir- ~elapolis,nacimiento dela filosofía: en- \
tudes políticas sobre las cuales reposa el nuevo orden de la jI~,@1º.oSóig~nes~iQiESvli!1i?~,!<,~~~iiiiSjado
ciudad: la dikaiosyne y la sophrosyne. «Según aseguran los e~tr~cbg~~~~Ue el,~~¡t~~gfg.I~sion~JJo a. arez
doctos, .Calicles, el cielo y la tierra, los dioses y los hombres S!b~~,~V§.ºH~c;:s!
sO~2m:!Q~oJ;
1~""~S~n;~\l~,,,s.?,~l~:S
están vinculados entre sí en una comunidad (koinonía) he- ~dzsjl'd~~. ASllocallzada (fe nue
cha de amistad (philía), de ordenamiento (kosmiotes), de mo- vo en la historia, la filosofía se despoja del carácter de re-
deración(sophrosyne), de justicia (dikaiotes)... pero tú no ha- velación absoluta que a veces se le ha prestado, saludando
cescaso de ello y, aunque lo sabes todo, olvida.,Ulº* la en la joven ciencia de los jonio~~la razón intemporal que
~alda~~o~etrike ..es om~~eñ:---
isO..t.e. s.) vin-;; a eneamars-e::en:eHj~La escuela de ..~~ no
t.' !~• '. al11 es ~~~~!:¡~-= vio nacer la razón; ella constru ó una raz6nuna
etna:»!c
. '~-,.~'
forIlla,~lgjlWidªº~qúélIa raz I!,gpe noiue.,
~erimen.taJ AAJaiiftQGia-d~~~as, orientada hacia
la explotación del medio físico y cuyos métodos, cuyas he-
rramientas intcleCtü¡;)es''"'y'''cuyos
cuadros mentales han sido
elaborados en el curso de los últimos siglos, en el esfuerzo
laboriosamente proseguido a fin de conocer y dominar la na-
10.Cf. R. E, SIEGEL, «On the relation between early scientific thought
andÍnysticism:is Hestia, the central fue, an abstraet astronomical concept'!»
e~ J~.nus. ~960,
11.
P:' 1-20.
ATúN, Gorgias'~
=;:Ít~:~::e~d::~~:=~~
sus
zón de nuestros días. Si el homo sapiens es a
""'_:: ~~~~:~~--<'-~-
ójOs·Uñ-/iomo
o/iticus, es porque la razón misma, en su esencia, es política. nueva dimensión a la·historia del pensamiento humano. Para
De hecho,. es e~ ]fuñqg3!itj~o donde la-razon, en Ore- resolver las dificultades teóricas, las «aporías», que el pro-
ia, grha--=x~resado, constituido y formado primeramente. greso mismo de sus avances iba suscitando, la filosofía tuvo
/ experiencursoClw ha p0Q!do u~ s2ntre lo~gos que formarse poco a poco un lenguaje, elaborar sus concep-
1 objeto de ~eflexión positiva porque se prestaba en la tos, edificar una lógica y construir su propia racionalidad.
iudad a_1!n_~ebateptt~argymentos.La declinación Pero en esta tarea no fue mucho lo que se aproximó a la rea-
. en
ata derd'ffi que í'O'S'Primeros...[~~~ lidad física; fue poco lo que tomó de la observación de los
scu .011 el~den !wman~tªr<m ••.
de..4'J:lo ep si mis- fenómenos naturales; no hizo experiencia. La noción misma
o,.detraduci~ a fófl.!lU1as..accesibles",,ªJ~ int~encia. y de de experimentación le fue siempre extrafia. Edificó una ma-
pllcaf~~~1º'4mero y '!~ª.rn:~a-;-A&i nació y temática sin tratar de utilizarla en la exploración de la natu-
se d-eriíllóüúpemannento propiamente pólítico, exterior a raleza. Entre la matemática y la física, entre el cálculo y la
la religión, con su vocabulario, sus conceptos, sus principios experiencia, faltó aquella conexión que nos pareció unir en
y sus visiones teóricas. Este pensamiento marcó profunda- los comienzos la geometría y la política. Para el pensamien-
mente la mentalidad del hombre antiguo; caracteriza una ci- to griego, si el mundo social debe estar sometido a número
vilización que no ha dejado, mientras vivió, de considerar la y medida, la naturaleza representa más bien el dominio del
~~a-como el gnnnarniento ~e Jyctjyidad J:ul9!-ana... «aproximadamente», al cual no se aplican el cálculo exacto
el griego, el ho no se se ara del ciudadano; la phro- ni el razonamiento riguroso. La razón griega no se ha forma-
nésis, la reflexión, es e IVIeglO ~·-om.br~~'iibres, que do tanto en el comercio humano con las cosas, cuanto en las
ejercen córrelativamente su razón y sus derechos cívicos. De relaciones de los hombres entre sí. Se ha desarrollado menos
este modo, al suministrar a los ciudadanos el cuadro dentro a través de las técnicas que operan sobre el mundo, que por
del cual concebían sus relaciones recíprocas, el pensamiento aquellas que actúan sobre los demás y cuyo argumento co-
político orientó y determinó simultáneamente los progresos mún es el lenguaje: el arte del político, del orador, del profe-
de su espíritu en otros dominios. La
Cuando nace en Mileto, la filosofía está enraizada en aquel s.or'. .Laz
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sVerdad que relativamente pronto se afirma con mayor in-
dependencia. Desde Parménides ha encontrado su camino
propio; explora un nuevo dominio, plantea problemas que sólo
a ella pertenecen. Los filósofos no se preguntan ya, como lo
hacían los milesios, qué es el orden, cómo se ha formado,
cómo se mantiene, sino cuál es la naturaleza del Ser y la del
Saber y cuáles son sus relaciones. Los griegos agregan así una

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