Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
los problemas y
los autores
Ramon Alcoberro i Pericay
PID_00215340
© FUOC • PID_00215340 El conocimiento: los problemas y los autores
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea éste eléctrico,
químico, mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
de los titulares del copyright.
© FUOC • PID_00215340 El conocimiento: los problemas y los autores
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 7
Resumen....................................................................................................... 46
Actividades.................................................................................................. 49
Bibliografía................................................................................................. 51
© FUOC • PID_00215340 5 El conocimiento: los problemas y los autores
Introducción
Desde que Sócrates y los sofistas polemizaron sobre las condiciones de posibi-
lidad del conocimiento hasta hoy mismo, nunca han dejado de estar en discu-
sión ni la misma coherencia del acto de conocer y su fundamentación (el pro-
blema del escepticismo y del irracionalismo), ni el estatuto del conocimiento
o la diferente valía de sus diversos niveles o grados (el problema de la relación
opinión-saber), ni la cuestión del método que se tiene que seguir en el cono-
cimiento (racionalismo, empirismo, criticismo, etc.).
En este módulo nos plantearemos tan sólo la primera de estas cuatro grandes
cuestiones, la del conocimiento, que sirve de base o fundamentación en todas
las otras, ya que sin capacidad de conocer no tendríamos posibilidad de obrar
moralmente, lo que presupone el conocimiento del bien. A lo largo del módulo
nos aproximaremos al problema tradicionalmente llamado epistemológico (del
griego episteme, 'conocimiento' o 'ciencia', y logos, 'razón', 'teoría', 'tratado') casi
en forma de círculos concéntricos. Después de una presentación de cariz muy
general sobre el sentido y la estructura del acto de conocer, analizaremos las
tres teorías que niegan, con más o menos intensidad, la posibilidad del cono-
cimiento (escepticismo, relativismo, irracionalismo) y discutiremos su signifi-
cado. Posteriormente nos cuestionaremos algunas de las aproximaciones más
clásicas al problema del conocimiento, planteando algunos de los problemas
centrales de la tradición filosófica (dualismo, idealismo, holismo, etc.). Final-
mente, en un último apartado, intentaremos "poner rostro" a las teorías con
una referencia introductoria a los autores más significativos de la temática.
© FUOC • PID_00215340 7 El conocimiento: los problemas y los autores
Objetivos
Con este módulo didáctico el estudiante tiene que alcanzar los objetivos si-
guientes:
5. Conocer herramientas para valorar los retos abiertos en teoría del conoci-
miento.
© FUOC • PID_00215340 9 El conocimiento: los problemas y los autores
1)�De�los�griegos�a�la�edad�media
2)�El�racionalismo�y�la�modernidad�poscartesiana
a)�Descartes�y�Hume
b)�Kant
© FUOC • PID_00215340 10 El conocimiento: los problemas y los autores
A partir de final del siglo XVIII, y concretamente con Kant, apareció el criticis-
mo, en el que conocimiento objetivo y la autonomía de la razón intentaron
encontrar un punto de síntesis y de colaboración.
c)�Hegel�y�Darwin
Con Hegel y la conciencia histórica y con Darwin y la reflexión sobre la sig- Web recomendada
nificación de la evolución la epistemología entró en un momento histórico
Sobre epistemología consultad
nuevo (de tipo constructivista) del cual todavía somos partícipes. la web siguiente:
http://www.monografias.com/
trabajos/epistemologia2/
El escepticismo, que en Grecia fue una posición marginal, centra el debate de epistemologia2.shtml
la modernidad. Descartes se preguntaba cómo encontrar una primera verdad
capaz de superar la duda escéptica. Hume, por su parte, identificaba la provi-
sionalidad de conocimiento con la misma naturaleza de los humanos, y Kant
replantea la pregunta en la Crítica de la razón pura, preguntándose "cuáles son
las condiciones que hacen posible (o significativo) el conocimiento", buscan-
do una síntesis entre Descartes y Hume. El mundo y la concepción del tiempo
y del espacio de la modernidad antes de Hegel y de Darwin era, sin embargo,
aun muy estático. Hasta la llegada del romanticismo hay en epistemología
muy poca conciencia del cambio histórico y el conocimiento, como la ciencia,
presuponían una naturaleza humana eterna e inmutable.
Mientras que para griegos y modernos en el conocimiento había tan sólo dos
elementos perfectamente diferenciados, el mundo (el ser, el objeto) y los hu-
manos (el conocer, el sujeto), en la filosofía contemporánea, en cambio, ha
interesado más el proceso constructivo en que se nos hace inteligible la reali-
dad: valoramos la representación, más que la�esencia del fenómeno. Así, el
hecho de conocer se ha ido pensando cada vez más en términos sociales y ge-
nerativos. Desde la revolución que significó la aparición en escena de perso-
najes como Darwin –y la evolución–, Freud –y el inconsciente– y Wittgenstein
–y la conciencia lingüística–, la epistemología está experimentando un cam-
bio significativo y radical. Cada vez más nos preguntamos cómo se genera y se
transforma el conocimiento. La cuestión de la epistemología ahora está muy
marcada por la conciencia histórica y, en líneas generales, por la idea misma de
mutación y de cambio que es en el corazón mismo de nuestro mundo tecno-
científico.
© FUOC • PID_00215340 11 El conocimiento: los problemas y los autores
Ejemplo�de�constructivismo
Aunque no sea tan obvia como parece a primera vista, la afirmación de Aristó-
teles, para quien el hombre "tiende por naturaleza al saber" es algo que pocos
filósofos han discutido con profundidad y que sólo los escépticos han querido
negar radicalmente. Que el hombre habla y, en consecuencia, tiene la capaci-
dad de conocer (de acercarse a la verdad, hacer ciencia, razonar con lógica,
etc.) parecía bastante difícil ponerlo en duda, al menos hasta que los progresos
de las ciencias cognitivas han puesto de manifiesto que todo conocimiento es
un proceso, es decir, que se desarrolla de forma gradual y que tiene, como
mínimo, tanto de "natural" (biológico, genético, etc.) como de elaboración
social.
Cuando nos planteamos aquí el tema del conocimiento nos referiremos bási-
camente a la capacidad humana de "saber", es decir, de poder elaborar propo-
siciones y usar el lenguaje con sentido. El lenguaje configura (socialmente) la
naturaleza humana. Es correcto decir que todos los animales "conocen" porque
tienen un sistema nervioso más o menos complejo que les permite interactuar
con su entorno a través de los sentidos perceptores (en este sentido se habla
de comunicación animal), pero sólo los humanos disponen de un lenguaje ar-
ticulado en sentido estricto. Y por lo tanto, en este sentido, sólo a través del
lenguaje aparecería plenamente el saber. El saber, pues, tiene un sentido de
exactitud y adecuación�a�la�realidad muy superior al del conocimiento.
Pero podría muy bien resultar que la diferenciación entre saber y conocimiento
fuera sencillamente una cuestión de nombres y que mediante esta distinción
se convirtiera en real lo que tan sólo nace de un juego de lenguaje.
Lo que sí que se ha planteado muy a menudo es el problema de los grados Web recomendada
del saber en relación, muy especialmente, con la cuestión de la verdad. Para
Para ampliar sobre el concepto
la modernidad parece fuera de duda que existe un modelo de saber objetivo, de conocimiento (origen, posi-
universal y necesario: lo que nace de la ciencia, del modelo matemático. Eso, bilidad y límites), consultad la
web siguiente:
sin embargo, no es tan obvio, por poco que pensemos. El arte, la poesía, etc. www.xtec.es/aulanet/ud/filo-
sofia/coneixement/index.htm
ofrecen también formas de conocimiento que, incluso, pueden tener una cier-
Incluye ejercicios (en catalán).
ta capacidad consoladora que muy a menudo la ciencia no tiene. Pero sólo a
partir del siglo XX y del final del XIX, Darwin, Freud y Wittgenstein replantea-
ron la cuestión.
2) Pero como la creencia puede ser falsa, o nuestra información puede resultar
incorrecta, hace falta que se justifique de alguna manera su verdad (sea por un
cálculo lógico, sea por una contraste empírico, etc.). Si, por ejemplo, alguien
creyera que la Tierra es redonda porque ha soñado, esta creencia no sería un
conocimiento.
Gilbert Ryle (1900-1976) propuso, además, otra posibilidad distinguiendo en- Web recomendada
tre saber�qué (knowing that) y saber�cómo (knowing how). Saber qué es conocer
Si queréis saber más so-
alguna cosa y sería equivalente a saber dónde, saber cuándo, etc., mientras que bre Gilbert Ryle y su pensa-
saber cómo equivale a poder hacer, a ser capaz de realizar acciones, movimien- miento, podéis encontrar
información en Wikipedia
tos, etc. Para algunos epistemólogos el saber qué es un saber cómo verbal. Así, http://en.wikipedia.org/wi-
ki/Gilbert_Ryle (en inglés)
en el acto de conocimiento o de saber el elemento más determinante sería el
de poder establecer líneas de demarcación entre una cosa y otra. Saber consis-
te, así, en una capacidad de discriminar entre tipo de entidades diferentes de
una manera convincente. Destacamos, pues, que a nivel del conocimiento no
siempre se pueden deslindar claramente la verdad y la opinión. La opinión
sería, sencillamente, una especie de afirmación subjetiva o débil, sin preten-
siones cognoscitivas profundas.
"Lo que distingue a los actos sensatos de los tontos no es su parentesco, sino su procedi-
miento. Esto tiene aplicaciones no sólo para las acciones intelectuales, sino también para
las prácticas. «Inteligente» no puede definirse en términos de «intelectual», ni saber hacer
en términos de saber que... «Pensar en lo que estoy haciendo» no connota «pensar en
lo que debo hacer y hacerlo». Cuando hago algo inteligentemente, pensando en lo que
estoy haciendo, hago una cosa y no dos. Mi actuar presenta una modalidad o proceder
especial pero no antecedentes especiales."
Gilbert Ryle (1949). El concepto de lo mental (pág. 46). Barcelona: Paidós, 2005.
Un theorós era una especie de embajador que cada ciudad enviaba a las com-
peticiones deportivas para hacer de jueces y observadores, pero sin participar
directamente en el juego. A partir de ahí la teoría fue pensada en el mundo
© FUOC • PID_00215340 15 El conocimiento: los problemas y los autores
• Explicar es determinar las causas de lo que pasa y justificar por qué sucede
aquello y no otra cosa ("hay un frente de bajas presiones").
Unidad de la ciencia
• "Hay que convencerse de que todas las ciencias tienen un encadenamiento tan estre-
cho entre ellas que es mucho más fácil aprenderlas todas juntas que separar la una
de la otra. Quien quiere buscar seriamente la verdad de las cosas no tiene que escoger
una ciencia en particular, porque todas están unidas con un vínculo de dependencia
recíproca." (regla I)
• "Así, toda la filosofía es como un árbol cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la
física y las ramas que salen de este tronco son todas las otras ciencias que se reducen
a tres principales, es decir, la medicina, la mecánica y la moral." (regla VIII)
"[...] La clave para comprender el significado es esta: el significado es una forma de in-
tencionalidad derivada. La intencionalidad original o intrínseca del pensamiento de un
hablante es transferida a las palabras, las frases, las marcas, los símbolos, etc. si se expre-
san con significado, esas palabras, frases, marcas y símbolos tienen entonces una inten-
cionalidad derivada de los pensamientos del hablante. No tienen tan sólo significado
lingüístico convencional, sino también el significado que ha querido darles el hablante.
El hablante puede utilizar la intencionalidad convencional de las palabras y frases de un
idioma para realizar un acto de habla. Cuando un hablante realiza un acto de habla im-
pone su intencionalidad a esos símbolos."
John Searle (1998). Mente, lenguaje y sociedad (pág. 127-128). Alianza ("Ensayo").
Teoría�de�lo�borroso
Imaginemos que queremos definir el conjunto de las personas que son cal-
vas o viejas; es fácil ver que este concepto sólo se puede definir de una mane-
ra muy ambigua. Siempre nos podemos preguntar: ¿a partir de qué número
de pelos en la cabeza se es calvo?, ¿a qué edad se es viejo?. La respuesta siem-
pre será difusa, borrosa. Los conjuntos borrosos son aquellos formados por ele-
mentos graduales, matizados, dependientes del contexto semántico, etc. Ex-
presiones como muy simpático o bastante cierto, etc. son ejemplos de lo borro-
so. Todo lo borroso es aproximativo y, sin embargo, lo comprendemos inme-
diatamente a condición de conocer el contexto semántico en el que se pro-
nuncia una proposición. Así, "añade un poco de sal" significará cosas diferen-
tes si estamos en casa con la familia o en una paella popular.
Esta teoría –dotada de un aparato matemático importante– ha tenido un gran Web recomendada
éxito cuando se trata de construir sistemas expertos con reglas de inferencia
Zadeh es el matemático que
difusas: por ejemplo, navegadores para los aviones en condiciones de niebla, inició la teoría de la lógica
refrigeradores, etc. De hecho, en la vida cotidiana el presupuesto lógico aris- fuzzy, que tiene aplicaciones
tan variadas como la gestión
totélico: "si A es verdad, no-A tiene que ser falso" (en el que se apoya el fun- de conflictos, el cálculo de la
trayectoria de un avión en la
damentismo en busca de evidencias indudables) se cumple relativamente po- niebla o la gestión de la refri-
geración.
co y la mente parece actuar por mecanismos coherentistas y borrosos. Para la
www.alcoberro.info/V1/
teoría del conocimiento, optar entre una concepción fundamentista u otra zadeh0.htm (en catalán)
de cariz coherentista significa una opción fundamental: una teoría del arte
o una filosofía de la historia, por ejemplo, resultarían difíciles de explicar en
una concepción fundamentista.
1)�Criterio�fundamentista�moderado
2)�Criterio�consecuencialista
Estas tres posiciones comparten la crítica en lo que se ha llamado el mito del Web recomendada
marco: pueden aceptar, al menos en algunas de sus formulaciones, que hay co-
Para ampliar conocimientos
nocimiento, pero no que exista un marco general de comprensión que devuel- sobre temas de filosofía mo-
va significativos estos conocimientos y que nos permita integrarlos de manera derna y contemporánea, con-
sultad el enlace siguiente:
coherente. Careceríamos, pues, de criterios epistémicos de justificación uni- http://www.defezweb.net
1)�Como�problema�ontológico
© FUOC • PID_00215340 21 El conocimiento: los problemas y los autores
2)�Como�problema�epistemológico�(o�gnoseológico)
El irracionalismo nos lleva, sin embargo, a un callejón sin salida. Se cuál sea la
estructura de la realidad, esta es la que es y no cabe otra. Wittgenstein propor-
cionó la respuesta más fuerte al irracionalismo al afirmar que no hay lenguajes
mal construidos si son comunicativos. Si el planteamiento irracionalista ha
podido tener un cierto éxito en la filosofía es por su cariz consolador ante la
adversidad y porque confunde los criterios de correspondencia y de coheren-
cia en el conocimiento. Que el conocimiento y el lenguaje no siempre tengan
una correspondencia exacta con la realidad (porque palabras como justicia son
de cariz borroso y no describen un estado físico, sino un concepto mental) no
niega que la razón no pueda ofrecer una explicación coherente del mundo.
Fue Friedrich Hegel quien no señaló que lo que determina un uso racional de
las proposiciones no es el recurso a la realidad, sino la coherencia de lo que
la razón nos muestra con las otras proposiciones que ya conocemos. Y si el
mundo fuera irracional, entonces el lenguaje no sería significativo. Pero si el
mundo es coherente, entonces el lenguaje nos lo puede mostrar de manera
adecuada.
Como teoría filosófica, el relativismo ha tenido sobre todo una gran vigencia En el argumento del homo
en la filosofía moral y en la concepción de la verdad como criterio abierto. mensura...
Fueron los sofistas y, especialmente, el conocido argumento de Protágoras so- ... la palabra hombre puede
bre el homo mensura los primeros en plantear esta cuestión. Si como quiere significar 'individuo' (Luis) o
'humanidad' ('los humanos').
la tradición clásica "el hombre es la medida de todas las cosas", entonces en Pero posiblemente el significa-
do griego más propio identi-
una interpretación relativista el mundo tiene que ser una fuente inevitable de ficaba hombre con ciudadano,
que es quien en el ágora "to-
conflictos, puesto que lo valioso para unos puede no serlo para otros y lo im-
ma medidas" sobre todas las
portante hoy puede ser insignificante mañana. Dejando de lado los diversos cosas.
Algunas teorizaciones del relativismo consideran que los enunciados que tie-
nen como referente las prácticas sociales (morales, históricas, etc.) son imposi-
bles de universalizar y, todavía más, incomparables entre ellos. Así, por ejem-
plo, cuando en una sociedad esclavista se habla sobre justicia, la palabra sim-
plemente significa una cosa diferente de lo que significa en una sociedad de-
mocrática y postindustrial.
El problema del escepticismo es, sin duda, el que plantea más interrogantes
en nuestra tradición cultural. De hecho, el escepticismo sólo resulta fácil de
argumentar cuando se le enfrenta al dogmatismo. Mientras que para los dog-
máticos existe una verdad evidente por sí misma y al alcance de todo humano
racional (tanto si son las ideas de Platón como el cogito cartesiano...), para los
escépticos resulta imposible un conocimiento firme y seguro sobre cualquier
cosa.
12. Decimos que la causa originaria del escepticismo es la esperanza de alcanzar la imper-
turbabilidad. Pues los más grandes talentos, confundidos por el carácter contradictorio
de las cosas y dudosos respecto a cuáles de ellas era mejor asentir, se vieron obligados a
indagar qué es lo verdadero y qué lo falso, buscando alcanzar, a través de este examen,
la imperturbabilidad. Sin embargo, el principio básico de la disposición escéptica es el
que a cada razón se le opone otra razón equivalente; pues creemos que de ahí se sigue
el no dogmatizar.
Una imagen de Sexto Empírico (Adversus matematicos, II, 480-481) que fue tam-
bién utilizada por Wittgenstein nos puede aclarar un poco la pretensión de
fondo del escéptico: el escepticismo sería como una escalera que se usa para
subir al barco. Una vez se ha utilizado, podemos darle una patada y lanzarla.
De la misma manera, el escepticismo sería la manera más inmediata de lle-
gar al conocimiento. El escepticismo antiguo usaba argumentos del tipo de
la brevedad de la vida y la complejidad de la realidad con el fin de justificar
la imposibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad. En cambio, el
escepticismo moderno ha puesto el énfasis en la ciencia como conocimiento
imperfecto y falible, mientras que para el escepticismo contemporáneo el ar-
gumento nuclear es de la relatividad del lenguaje y su radical distancia con
respecto al mundo.
Conviene tener presente que la palabra escepticismo puede ser entendida co-
mo un planteamiento�global, según el cual no sería imposible no justificar
ninguna de nuestras creencias, o de una manera más restringida, como una
concepción� relacional. Se es escéptico por referencia a aquello a lo que se
enfrenta o se cuestiona, sobre la base del hecho o por relación con el hecho
que... Así, el escepticismo sería una teoría restringida a un aspecto del conoci-
miento o a otros (se podría poner en duda la capacidad de conocer el mundo
o de poder captar la mente de otros, etc.), pero un escepticismo radical sólo
nos llevaría directos al silencio.
tiempo era representada por Montaigne, y que se puede resumir con el título
de una obra dramática de Calderón: "la vida es sueño". Lo que pretende mos-
trar Descartes es que, en cambio, hay buenos argumentos para suponer que
tenemos conocimiento indudable y bien fundamentado. El cogito ("yo pienso,
ergo existo") es para el cartesianismo un criterio tan evidente que puede superar
todas las acometidas del escepticismo. Nacemos con ideas innatas, y es porque
son universales y necesarias que resultan autoevidentes. Para el racionalismo,
la existencia de algunas verdades, que consideran "claras y diferentes", es in-
negable sin caer en contradicción (con el fin de negar que yo pienso tengo que
pensar). Pero incluso si aceptamos que tenemos ideas innatas, un escéptico –
como fue el caso de Hume– siempre podría objetar que no resulta clara ni di-
ferente la manera en la que se derivan el resto de los conocimientos humanos
a partir de las ideas claras y diferentes.
Hay una clara confusión entre la defensa del falibilismo y la del escepticismo.
Que todo conocimiento sea imperfecto (falibilismo) no niega –sino más bien
al contrario– que resulte perfectible. Que la verdad sea un horizonte, es decir,
una línea imaginaria, no niega que pueda haber un progreso evolutivo. Que
no se tenga un conocimiento perfecto sobre el significado de los conceptos no
quiere decir tampoco que no los pueda usar de manera coherente. La falta de
criterios verificativos de cariz absoluto y total no significa que no se puedan
hacer progresos en el conocimiento, por modestos e insuficientes que a la larga
nos puedan parecer. Tan sólo nos obliga, y no es poco, a evitar el dogmatismo
y a estar abiertos a la crítica.
Muy a menudo los partidarios del escepticismo pretenden una certeza total
con el fin de dejar de dudar –es lo que Putnam llamaba "el punto de vista del
ojo divino", que pide un conocimiento de la realidad que sea el conocimiento
de la realidad en sentido lleno–, y, como eso resulta imposible, optan por un
"todo vale". Pero una teoría de la ciencia sería no puede aceptar posiciones de
lo que se ha llamado anarquismo epistemológico. La ciencia de una manera es-
tricta no indica lo que es posible hacer, sino lo que no es posible o resulta con-
tradictorio hacer. Más que afirmar casos y leyes, rechaza –o "falsifica"– deter-
minadas posibilidades u opciones. En todo caso, que la base del conocimiento
sea débil no significa, de ninguna manera, que sea inexistente. Por ello, los
pragmatistas han considerado que en realidad el problema del escepticismo
sólo sería significativo si sus consecuencias nos llevaran a la inacción.
© FUOC • PID_00215340 27 El conocimiento: los problemas y los autores
La posición más habitual en este sentido es la que afirma que, por un lado, la
realidad existe –es decir, que hay alguna estructura del mundo en sentido fuer-
te, incluso más allá de nuestra capacidad para dudar sobre si su conocimiento
está de veras a nuestro alcance– y que, por el otro, podríamos acercarnos a
la realidad de una manera adecuada. Sin embargo, la epistemología siempre
ha procurado ir más allá de la pura suposición de que existe un sentido común
universalizable. La teoría del sentido común fue defendida en el siglo XVIII por
toda una serie de críticos del empirismo que consideraban incoherente criticar
conceptos como identidad personal o mundo cuando los individuos viven en un
mundo y tienen, por así decirlo, nombre y apellido. Reid y su amigo William
Hamilton –que tuvieron, por cierto, una influencia decisiva en la formación
de la filosofía catalana del juicio a través de Francesc Llorens i Barba en el siglo
XIX– defendían también que conceptos de cariz moral como el amor a uno
mismo y el sentido del deber formaban parte del sentido común en un sentido
primario.
Pero parece difícil que, al menos en este sentido, nos pudiéramos fiar ingenua-
mente del sentido común, un concepto, en suma, lo bastante difícil de definir
y sometido al relativismo cultural, aunque en general la tradición filosófica
ha considerado que la mente humana es una herramienta capaz de un cono-
cimiento que, si no es perfecto, resulta, como mínimo, perfectible y, por lo
tanto, adecuado a la tarea de conocer.
En este sentido, se podría reivindicar el sentido común sólo como una forma
primaria de "situación" del hombre en el mundo, como intentó G. E. Moore
en su clásico artículo: "Una defensa del sentido común" (1925). Cuándo se
dice que la ciencia desafía el sentido común no se quiere decir que niega la
existencia del mundo real, sino que busca formas cada vez más audaces de co-
nocerlo y que rompe los sobrentendidos culturales –e incluso emocionales– en
© FUOC • PID_00215340 28 El conocimiento: los problemas y los autores
los que muy a menudo se basa la tradición recibida, pero de la misma manera
que estrictamente ningún humano "se hace a sí mismo", tampoco ninguna
comprensión del mundo resulta posible sin una serie de presupuestos, entre
los cuales la primera condición es la existencia misma de lo real.
Por ello, se han buscado otros modelos más estrictos con el fin de resolver
el problema del conocimiento. Los que analizaremos en primer lugar son el
inductivismo y el holismo, dejando para más adelante la presentación de la
teoría criticista de Kant, que pide una explicación más amplia.
Wittgenstein Lecturas
complementarias
Wittgenstein comenta sobre Moore en Sobre la certeza (21): "El punto de vis-
ta de Moore tiende a ser este: el concepto "saber" es análogo a los conceptos G.�E.�Moore (1972). Defensa
"creer", "conjeturar", "dudar", "estar convencido", en la medida en que "Yo sé" del sentido común y otros ensa-
no puede constituir un error. Y, si es así, de una manifestación se puede con- yos. Madrid: Taurus.
cluir la verdad de una aserción. Pero se ha olvidado de la forma "Yo creía sa- A.�J.�Ayer (1979). Los proble-
berlo". Ahora, si no aceptamos esta forma, un error en la aserción también se- mas centrales de la filosofía.
rá lógicamente imposible. Y quien conoce el juego de lenguaje se dará cuenta Madrid: Alianza.
de ello; la aseveración de que él lo sabe hecha por un hombre de confianza no
puede contribuir nada."
El inductivismo ha sido una tesis muy discutida contra la que se han presen-
tado dos objeciones contundentes:
Inductivismo
"Con el fin de mostrar los límites más obvios del inductivismo, Bertrand Rus-
sell solía explicar el cuento del pavo real inductivista. Un pavo real llegó a una
granja y, como era inductivista, se dio cuenta de que cada día la campesina lo
alimentaba a las ocho de la mañana. Lo hacía tanto si llovía como si hacía sol,
tanto si era lunes como si era miércoles o domingo, tanto si estaba triste co-
mo si estaba contenta; así que nuestro pavo real elaboró inductivamente dos
leyes: "cada día me alimentan a las ocho" y "la campesina me quiere mucho".
Sin embargo, ¡ay!, esta ley la elaboró el día 23 de diciembre, con tan mala for-
tuna que el día 24, la campesina en vez de alimentarlo, lo mató, y el pavo fue
a parar a la cazuela de la comida de Navidad. ¡Nunca te puedes fiar de una in-
ducción!"
B. Russell (1928). "Los problemas de la filosofía" (1ª edición, Joaquim Xirau).
Barcelona: Labor, 1912.
De una manera muy resumida, podemos decir que en la problemática de la Si para Russell...
inducción lo que está en juego es la distinción entre una cuestión�de�hecho
... un inductivista era com-
(la validez del aprendizaje y de la experiencia) y la cuestión�de�derecho. Que parable a un pavo real, Witt-
una inducción provenga de una experiencia particular (sabemos que si nos genstein (en Sobre la certeza)
comparaba la actitud del in-
pinchamos nos hacemos daño, que las esmeraldas son verdes y que si no va- ductivista con la de una ardi-
lla que prudentemente va ha-
mos a trabajar nos despedirán porque eso ya nos ha sucedido en el pasado) ciendo una pequeña despen-
sa de bellotas para pasar el in-
no significa que sea arbitraria. De la misma manera que sólo muy vagamen- vierno con la esperanza de que
te podemos suponer que lo que tuvo éxito en el pasado continuará teniendo se cumpla la ley física que di-
ce que los inviernos son fríos
éxito en el futuro, podemos suponer que el Universo no es definitivamente y el principio prudente según
el cual el que guarda siempre
caótico. No sólo nos fiamos de que nuestras inducciones sean correctas, sino tiene. Mientras para Russell la
que podemos suponer que, caso de que se manifiesten incorrectos, podemos actitud del gallo era estúpida,
para Wittgenstein, en cambio,
hacer nuevas en el futuro. la actitud de la ardilla era pru-
dente, sencillamente natural e
instintivamente obvia. De he-
cho el inductivista vive en la
4.2. El problema del holismo
esperanza de que el futuro y la
naturaleza serán uniformes y
que lo pasado no será muy di-
La palabra holismo proviene del griego holon, que significa 'todo'. Si para un inductivista
ferente de lo que nos sucede
el conocimiento es siempre particular y concreto y sólo podemos establecer leyes por hoy.
universalización de experiencias, un holista considera, en cambio, que los hechos ató-
micos sólo tienen sentido en la medida que son generalizables y universalizables. Un
organismo o una estructura no deja de ser un conjunto de funciones, la totalidad de las
cuales tiene unas capacidades de las cuales no serían capaces las partes consideradas in-
dividualmente. De hecho, toda una epistemología biológica –y la teoría de la evolución,
muy especialmente– sólo tiene sentido si se considera globalmente. El holismo es, pues,
la teoría opuesta al atomismo y al individualismo metodológico.
Willard van Orman Quine (1908-2000), en el artículo "Dos dogmas del empi-
rismo" –incluido en el libro Desde un punto de vista lógico– consideró que una
teoría tiene que ser considerada como un sistema global, similar a un campo de
fuerzas: la filosofía y la ciencia no se enfrentan, sino que establecen una conti-
nuidad. Es el sistema�global lo que da sentido a cualquier afirmación concreta
y particular. Es la interrelación de las palabras (semánticamente, la frase) lo
que da sentido y valor veritativo a cada una de las palabras. Todo enunciado
es siempre interpretable y depende de un contexto. Para la posición holística,
el lenguaje no tiene una única función descriptiva, sino que depende de toda
una serie de factores que no se limitan a describir o a pronunciar hechos. Los
aspectos sociales, valorativos, etc. del lenguaje son por ellos mismos bastante
significativos y no pueden ser pasados por alto.
© FUOC • PID_00215340 31 El conocimiento: los problemas y los autores
Quine dice:
Webs recomendadas
"Veo a la filosofía y a la ciencia como tripulantes de un mismo barco –un barco que, para
retornar según suelo hacerlo a la imagen de Neurath, sólo podemos reconstruir en el mar Sobre el holismo y Willard van
y estando a flote en él. No hay posición de ventaja superior, no hay filosofía primera. Orman Quine, consultad las
webs siguientes:
Todos los hallazgos científicos, todas las conjeturas que son plausibles al presente, son,
por lo tanto, desde mi punto de vista, tan bienvenidas para su utilización dentro de la http://es.wikipedia.org/wi-
filosofía como fuera de ella." ki/Holismo
http://es.wikipedia.org/wi-
W. O. Quine (1974). La relatividad ontológica y otros ensayos (pág. 162). Madrid: Tecnos. ki/Willard_Van_Orman_Quine
• Por un lado, un holismo�semántico –defendido por Quine–, que reivin- Lectura complementaria
dica la llamada inescrutabilidad de las referencias. Para comprender una
W.�O.�Quine (1998). Del estí-
teoría habría que comprender el uso de las palabras en un contexto. Por mulo a la ciencia. Barcelona:
eso toda traducción es siempre insatisfactoria, en la medida que no hay Ariel.
• Pero hay también un holismo�epistémico, que reivindica que la totalidad Lectura complementaria
es más que la parte y, sobre todo, que toda ley (sea del mundo físico o
Donald�Davidson (2003).
social) tiene toda una serie de presupuestos o implícitos no declarados, Subjetivo, intersubjetivo, objeti-
pero realmente fundamentadores. La crítica holística se centra en la im- vo. Madrid: Cátedra.
La visión histórica del problema del conocimiento nos lleva a menudo a ca-
llejones sin salida. Recuperar las respuestas, muchas veces contradictorias, que
la tradición filosófica ha aportado a la teoría del conocimiento tiene el peligro
comparable al de contemplar en un museo de ciencias naturales los fósiles
de animales tan terribles y admirables como inexorablemente extinguidos. A
veces se tiene la sensación de que la tradición filosófica es como un camino
perdedor, o que nos lleva tan sólo a una multiplicidad de respuestas abigarra-
das, a menudo tan ingeniosas como poco significativas. Pero valdrá la pena la
excursión por la historia del problema del conocimiento si, a grandes rasgos,
somos capaces de ver en los planteamientos del pasado tanto los caminos que
ya no resulta posible recorrer hoy como las intuiciones profundas que, expre-
sadas en otro vocabulario –y puestas en una perspectiva más dinámica–, nos
tenemos que plantear también hoy porque al fin y al cabo forman parte de
la naturaleza humana.
La idea de método permite, además, superar un concepto griego muy arraigado Se ha comparado a veces...
también en la época medieval: la idea de suerte que para los griegos es tyché y
... el método del filósofo con
para el latín fortuna. El método permite�superar�el�azar e instalar la necesidad el arte del cocinero que prepa-
en el conocimiento. El método a veces se basa en una primera verdad (axioma) ra un determinado plato. En
los dos casos hay que seguir
y, además, produce como efecto secundario el descarte o la eliminación de al- unas reglas claras y en un de-
terminado proceso, paso a pa-
gunas experiencias que se declaran no significativas entre el conjunto de datos so (estos ingredientes, tantos
minutos al fuego, etc.) si que-
empíricos. Si se pretende llegar a alguna verdad, hay que seguir un método, remos disfrutar de un determi-
pero obviamente resulta posible también que una determinada metodología nado plato. Obviamente nos
podríamos saltar las normas,
nos haga incapaces de captar alguna otra experiencia. pero quizás resultaría que el
plato se convierte en un una
bazofia imposible de comer.
Una segunda manera de entender el papel del método es como heurístico, En este sentido, método es or-
den.
palabra que en griego significa 'cálculo'. Todos los seres dotados de capacidad
intelectual y que viven bajo condiciones de incertidumbre calculan probabi-
lidades. El método no nos daría, así, una certeza total y absoluta, como quería Wittgenstein, como ya
hemos visto,...
la tradición que va de Descartes a Kant, pero nos ayudaría a dirigir la acción
en un mundo complejo. ... propuso una extraña me-
táfora para referirse al papel
del método en filosofía que es
adecuado recuperar aquí. Se-
Es en este sentido que puede resultar interesante la historia de la teoría del gún él, el método era como
conocimiento: no sólo por los principios que permite fundamentar, sino por lo una escalera que hay que ir su-
biendo lentamente; sin embar-
que hace imposible o presenta como límite de la razón. Los modelos históricos go –y aquí viene lo interesan-
te–, una vez hecha la ascen-
que presentamos tienen que ser entendidos exclusivamente en este sentido sión, podemos tirar la escale-
ra... ¡y no nos caemos!
como modelos que integran elementos lógicos, psicológicos y ontológicos en
la resolución de un problema.
1)�Conocer�es�ser�capaz�de�definir�el�concepto�o�la�idea�de�la�cosa
2)�Hay�una�distancia�insalvable�entre�el�saber�y�la�opinión
El episteme (en griego, 'saber' o 'mejor ciencia') es uno, eterno y perfecto; las
opiniones, en cambio, son plurales y cambiantes –y como tales, indignas del
sabio. En la opinión vive, inevitablemente, el error; y este dualismo que lo
lleva a suponer la diferencia insalvable (chorismos) entre el mundo sensible
(cosas) y el mundo inteligible (ideas) constituye el drama del conocimiento.
Los humanos aspiramos al saber (somos filósofos, 'amantes de la sabiduría')
pero vivimos en el mundo de las meras opiniones. El proceso de conocimiento
o dialéctica ascendente consiste en el esfuerzo casi siempre fallido para superar
las opiniones y captar la perfección de la idea pura.
3)�El�conocimiento�es�función�del�alma�y�no�del�cuerpo
4)�Conocer�es�reconocer
El dualismo platónico, al diferenciar sensible e inteligible, ideas y cosas o cuer- A partir de Platón, una
po y alma, plantea el reto de cómo explicar la unidad de las ideas a partir de idea es:
la pluralidad de las cosas. Con Platón y sus condiscípulos tardíos aparece y 1) El concepto universal de
se desarrolla el concepto de idea, que no es sólo una especie de "doble" del una cosa, en la definición.
2) La esencia o lo que la cosa
cuerpo (quizás como había pensado la tradición mágica y chamanista), sino el es en sentido lleno.
concepto que servirá a la tradición occidental con el fin de definir el sentido 3) El ideal (el arquetipo o la
forma pura) de la cosa.
de todo conocimiento no puramente material. 4) La causa que hace que una
cosa sea lo que es.
5) La finalidad o el sentido últi-
El concepto de idea y el realismo metafísico de cariz platónico presuponen la mo y superior de algo.
noción�de�identidad en sentido fuerte. El concepto de idea se ha revalorizado
en la teoría del conocimiento contemporánea bajo el nombre de designador rí-
gido, propuesto por Samuel Kripke. Un designador�rígido es aquella categoría
lingüística que abarca toda expresión que designa el mismo objeto en todos
los mundos posibles y que, en consecuencia, posee una idéntica propiedad (un
ejemplo sencillo es el nombre propio de cada uno). Sería de cariz necesario,
pero no hace falta que sea conocido a priori. Que el concepto de idea sea pu-
ramente convencional (una construcción lingüística) o que designe una reali-
dad esencial continúa siendo, sin embargo, un tema abierto y apasionante.
© FUOC • PID_00215340 36 El conocimiento: los problemas y los autores
Descartes había defendido que una idea "clara y diferente" tenía que ser de ca-
riz innato; pero resulta fácil ver que algunas ideas que él consideraba innatas
("Dios" o "el mundo", por ejemplo) no lo son en absoluto para un escéptico
e incluso el yo constituido por opiniones y estados mentales cambia profun-
damente a lo largo de la vida de cada uno. En consecuencia, para Locke y Hu-
me, los principales filósofos empiristas, sólo la experiencia sensible es clara y
diferente y, por lo tanto, verdadera. Todos los empiristas son antimentalistas
(los contenidos mentales son secundarios con respecto a la experiencia) y an-
tiinnatistas: defienden que cuando nacemos la mente es una tabula rasa (un
cuadro en blanco) que se va elaborando a partir de la experiencia. Mientras
que para Descartes la mente no se identifica necesariamente con el cuerpo,
para Hume, en cambio, la mente nace del acto de la percepción y es insepa-
rable de este acto.
1)�Consideran�que�la�experiencia�es,�al�mismo�tiempo,�la�fuente�y�el�límite
del�conocimiento. Fuera de la experiencia sensible los estados mentales son
siempre confundidos e indefinibles.
2)� En� consecuencia,� niegan� la� existencia� de� las� ideas� innatas. Todos los
contenidos mentales se adquieren. Sin aprendizaje del mundo no hay acción.
3)�Hay�que�rechazar�las�nociones�metafísicas�de�sustancia,�alma�y�esencia
(y específicamente todo lo que Descartes consideraba probado como ideas in-
natas), pues no están fundamentadas en ninguna experiencia sensible.
© FUOC • PID_00215340 38 El conocimiento: los problemas y los autores
5)�No�hay�ningún�criterio�de�verdad�que�nos�pueda�ofrecer�validez�uni-
versal. Como la realidad es cambiante, también lo son nuestras impresiones e
ideas. De ahí viene que todo conocimiento empírico nos lleve a la necesidad
del escepticismo.
Hume dice:
Webs recomendadas
"[...] Y como la ciencia del hombre es la única fundamentación sólida de todas las demás,
es claro que la única fundamentación sólida que podemos dar a esa misma ciencia deberá Sobre cartesianismo, con-
estar en la experiencia y en la observación [...] sultad la web siguiente:
www.alcoberro.info/planes/
descartes.htm
Me parece evidente que al ser la esencia de la mente tan desconocida para nosotros como
la de los cuerpos externos, igualmente debe ser imposible que nos formemos noción al- Sobre empirismo clá-
sico, visitad también:
guna de sus capacidades y cualidades, sino mediante experimentos cuidadosos y exactos,
www.alcoberro.info/planes/
así como por la observación de los efectos particulares que resulten de sus distintas cir- empirisme.htm
cunstancias y situaciones. Y aunque debamos esforzarnos por hacer nuestros principios
(en catalán y español).
tan generales como sea posible, planificando nuestros experimentos hasta el último ex-
tremo y explicando todos los efectos a partir del menor número posible de las causas –
y de las más simples– es, con todo, cierto que no podemos ir más allá de la experiencia;
toda hipótesis que pretenda descubrir las últimas cualidades originarias de la naturaleza
humana deberá rechazarse desde el principio como presuntuosa y quimérica."
De la misma manera que Copérnico intentó explicar los movimientos del sis-
tema solar cambiando el punto de vista del observador, Kant considera el pro-
blema del conocimiento desde�el�sujeto�que�conoce, y no desde la cosa cono-
cida. En los humanos hay sensibilidad (a través de la cual tenemos intuiciones)
y entendimiento (capacidad de elaborar conceptos o categorías). Mientras la
sensibilidad cambia (y por ejemplo, no es lo mismo un niño que un adulto),
el entendimiento liga a través del concepto la diferencia de la sensibilidad (y
así, niño y adulto son persona como sustancia).
Como ilustrado, Kant considera que es un escándalo que su siglo, que se llama, En un artículo de 1784...
un tanto pomposamente, Siglo de las Luces o Edad de la Razón, tenga dos
... muy conocido, "¿Qué es la
conceptos de razón perfectamente contradictorios: lo que las hace derivar de Ilustración?", Kant propone su
las ideas�innatas (como, siguiendo a Descartes, consideraban Leibniz y Wolff) famosa sentencia: "atrévete a
pensar" ("sapere aude"). En eso
o lo que proviene de la�experiencia�sensible y de las leyes�psicológicas (como consiste el proyecto ilustrado,
y cumplirlo exige ser capaz de
Hume). elaborar un concepto de racio-
nalidad que no sea dogmáti-
co como el de las ideas innatas
En la Crítica kantiana, Descartes tiene razón en un aspecto (hay ideas a priori cartesianas, ni escéptico como
el empirismo. Este es el senti-
en el entendimiento), aunque no la tenga en otros (las ideas innatas no sir- do último de las tres grandes
críticas y específicamente de
ven si no se aplican a la percepción sensible, en el espacio y en el tiempo) y la primera, la crítica de la ra-
Hume tiene también razón en un aspecto (el conocimiento se origina en la zón pura dedicada al problema
del conocimiento y la imposi-
sensibilidad) aunque no lo tenga en otro (además de la sensibilidad pasiva, bilidad de la metafísica como
ciencia.
nos hace falta el entendimiento activo). El proyecto kantiano es, pues, el de
superar las limitaciones de los conceptos de razón que proponían racionalis-
mo y empirismo y poner con la Crítica el cimiento de una racionalidad pro-
piamente ilustrada.
Kant defenderá que la razón se elabora a partir de dos elementos: los a priori
y la experiencia sensible, articulada por las categorías de la razón. Sin la cola-
boración de ambos elementos, ningún conocimiento es posible.
hacen posible la experiencia sin formar parte de la experiencia; son las condi-
ciones de posibilidad de nuestra comprensión de los fenómenos. Una propo-
sición a la cual no se pudiera atribuir una categoría sería absurda.
Para Kant, "conocer" no es otra cosa que aplicar las categorías del entendi- Kant dice:
miento a las intuiciones (sensibles y diversas) de nuestra experiencia. Kant
"Llamo trascendental a todo
resuelve el escepticismo humeano diciendo que la experiencia nos llega por conocimiento que se ocupa no
la sensibilidad, pero la comprensión de la experiencia sólo es posible por el tanto de los objetos como de
nuestra manera de conocerlos,
entendimiento. Comprender es una capacidad intelectual que presupone la en tanto que tal modo tiene
que ser posible a priori. Un sis-
existencia de la sensibilidad. Ni la sensibilidad por sí sola, ni el entendimiento tema de tales conceptos se lla-
maría filosofía trascendental".
por sí solo, pueden resolver el problema del conocimiento. El conocimiento
(Crítica de la razón pura, B 25)
sensible (de los objetos) necesita del conocimiento trascendental.
Pero, por otro lado –y este es uno de los puntos más "fuertes" del kantismo–,
encontramos la afirmación de que esta "cosa en sí misma" no puede ser nun-
ca conocida como tal; porque conocer es aplicar el molde del entendimiento
humano a una experiencia determinada (es decir, a unas determinadas intui-
ciones). Kant será el crítico más radical de la metafísica en la medida que este
tipo de saber propone un imposible: el conocimiento de la idea pura al mar-
gen de las condiciones de la sensibilidad. En otras palabras, nunca podremos
llegar a conocer "qué es el ser en sí mismo", porque no podemos captar nada
que no pertenezca al nivel de lo sensible. La sensibilidad quiere decir que sólo
conocemos en el espacio y en el tiempo. Si alguna cosa (un noúmeno) está
más allá de espacio, tiempo y categorías, se vuelve incognoscible.
Conocer es, pues, hacer relativa la cosa en sí misma, arrancarle el carácter ab-
soluto. Un noúmeno es algo que existe más allá del espacio y más allá del
tiempo; es algo puro y que, en consecuencia, nunca estará al alcance del es-
píritu humano, porque los humanos tenemos, como tales, una limitación en
nuestra capacidad cognoscitiva: sólo podemos conocer lo que está en el espa-
cio y en el tiempo.
Actividad
Ved la película Matrix (Ann y Larry Wachowski, 1999) e identificad los elemen-
tos platónicos, cartesianos, empiristas y kantianos de la teoría del conocimien-
to implícitos. Los hermanos Wachowski definieron su film como una "intellec-
tual action movie". De hecho, el filósofo francés Jean Baudrillard es el origen
de la famosa frase "Bienvenidos al desierto de lo real", las palabras con que
Morfeo explica a Neo Anderson que el mundo que él conoce es una ilusión in-
formática y que la "realidad" es un planeta inhabitable controlado por máqui-
nas (inteligencias artificiales autónomas). Baudrillard rechazó hacer un cameo
en el film y en una escena Neo disimula un disquete prohibido con el libro Si-
mulacros y Simulaciones.
La productora Warner mantiene una página web sobre la filosofía de Ma-
trix, con artículos en inglés: http://whatisthematrix.warnerbros.com/rl_cmp/
phi.html
La versión en DVD ofrece extras sobre el tema.
Hay también una abundante bibliografía en papel sobre el tema. Consultad
Glenn�Yeffeth;�David�Gerrold (2005). Coger la pastilla roja: ciencia, filosofía y
religión en Matrix. Madrid: Obelisco. Concepción�Pérez�García (2005). Matrix:
filosofía y cine. Oviedo: Madú.
Otros filmes ya clásicos y significativos para la teoría del conocimiento son: La
naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), El cielo sobre Berlín (Wim Wenders,
1987) o El show de Truman (Peter Weir, 1998).
A finales del siglo XIX, la teoría del conocimiento de modelo kantiano reci-
bió una sacudida importante con la teoría de la evolución (que obligaba a re-
plantear la supuesta singularidad del conocimiento humano), con los experi-
mentos psicológicos de Wundt y con la crítica nietzscheana del concepto de
verdad. Explicado de una manera esquemática, para Darwin el conocimiento
consiste, básicamente, en una herramienta�de�supervivencia. Las operacio-
nes mentales, una vez convertidas en hábitos, maximizan las posibilidades que
tienen los organismos complejos en un entorno necesariamente inamistoso.
En este sentido, la ciencia, que no deja de ser un reduccionismo con respecto
al mundo real, es una herramienta y no, de ninguna manera, la expresión de
la verdad, sino una construcción azarosa, y sobre todo, conscilient –palabra in-
troducida por el etólogo contemporáneo Edward O. Wilson que significa 'in-
tegradora' o 'capaz de conectar experiencias diversas'.
Dicho de otra manera: las cosas no son exactamente como la conciencia que-
rría hacerlas (contra Kant), sino que para captarlas tenemos que ser capaces de
pasar por encima de nuestros prejuicios, de nuestras interpretaciones, con el
fin de captar lo universal del fenómeno particular.
Con el fin de salir del callejón sin salida al cual nos lleva la fenomenología,
después de la Segunda Guerra Mundial apareció la hermenéutica, de Hans-
Georg Gadamer, discípulo de Heidegger, para quien toda experiencia fenome-
nológica es esencialmente histórica. Ya no se acepta que puedan existir hechos
desnudos, puros, sino que lo que existe son interpretaciones. La conciencia
es una construcción histórica, condicionada por el lenguaje (no en balde, Hei-
degger describe el lenguaje como "casa del ser"). Comprender un hecho es,
pues, un hecho de interpretación (en griego, hermeneia). Así los prejuicios, las
lecturas históricas, más o menos adecuadas o inadecuadas, forman parte tam-
bién de la comprensión del hecho. La dimensión de las cosas, más o menos
© FUOC • PID_00215340 44 El conocimiento: los problemas y los autores
insondable, no se encuentra nunca pura y perfecta, sino que está sujeta a una
"narratividad", en la que el camino recurrido forma parte también del conoci-
miento de la cosa. Nunca pudríamos, ni tampoco no habríamos, de eliminar
la tradición recibida, el peso del lenguaje que construye mundo o los modelos
cognoscitivos que nos permiten prever qué vemos. Con la hermenéutica se ha
querido, pues, revalorar el papel del símbolo, y se ha abierto una concepción
constructivista en el conocimiento.
Durante unos años ha sido clásico distinguir entre un Wittgenstein I (el de los
años en torno a la Primera Guerra Mundial, concretados en el Tractatus) y un
Wittgenstein II (recogido en las póstumas Investigaciones filosóficas de 1953, y
© FUOC • PID_00215340 45 El conocimiento: los problemas y los autores
en Sobre la certeza); pero últimamente parece imponerse una línea que ve más
continuidad que diferencias entre ambos periodos, aunque el mismo autor
los diferenciaba –e incluso entre uno y otro momento llegó a abandonar la
filosofía y trabajó de maestro de primaria, entre otros empleos.
El Wittgenstein del Tractatus parecía no tener respuesta a la pregunta sobre Web recomendada
cómo conocemos conceptos como los de la religión, la moral o el arte, en la
Sobre Wittgenstein, vi-
medida que no tienen un significado esencial, pero ya intuye que la búsque- sitad la web siguiente:
da del significado del significado (que tanto interesaba al Círculo de Viena y www.defezweb.net (en catalán
y español)
a Russell) es un trabajo inútil, porque se fundamenta en la concepción, pro-
fundamente errónea, según la cual el significado sería algo separado del len-
guaje. No tiene sentido preguntarse por la esencia del arte (o de la religión),
ni preguntarnos de qué manera existe este concepto a la mente. Lo importan-
te es que la palabra artes la utilizamos con el fin de referirnos a actividades
y artefactos lo bastante diversos que, sin embargo, comparten semejanzas de
familia. Como dice en Sobre la certeza (65): "Cuando se cambian los juegos de
lenguaje se cambian los conceptos y, con los conceptos, los significados de las
palabras". El significado del lenguaje es su uso. Y todo el mundo usa bien el
lenguaje, independientemente de que cumpla, o no, las reglas académicas que
lo configuran formalmente.
Esta idea de que el lenguaje está constituido por una serie de juegos lingüísti-
cos es muy significativa para una teoría del lenguaje de cariz constructivista.
No habría, finalmente, un lenguaje privado (ni una mente o una conciencia
puramente privada, como pretendía el cartesianismo). La mente es comunica-
ción y construcción de sentido, no esencia ni ontología.
© FUOC • PID_00215340 46 El conocimiento: los problemas y los autores
Resumen
Plantear cuáles han sido los modelos principales del conocimiento, descu-
briendo las tendencias y los autores que han marcado este ámbito, tiene una
importancia primordial, porque de la comprensión del acto y de los límites
mismos del hecho de conocer (y de adoptar un modelo de racionalidad epis-
témica u otro) deriva la acción humana en un sentido muy profundo.
En este sentido, reflexionar sobre nuestra capacidad cognitiva nos lleva a plan-
tearnos tanto la cuestión de la estructura de la realidad misma en sentido me-
tafísico, como el problema de los criterios de certeza, es decir, la de nuestra
capacidad para coger correctamente el mundo y, eventualmente, transformar-
lo. El primer debate sobre el conocimiento es el que cuestiona las razones de
su sustantividad, superando las posiciones del escepticismo, el relativismo y
el irracionalismo que si fueran correctos llevarían a la disolución del acto de
conocer. Sin revisar estas posiciones, no sería posible ninguna teoría episte-
mológica.
Actividades
1. Os proponemos que complementéis el módulo con algunas lecturas de clásicos de la his-
toria de la filosofía que han marcado el ámbito de la teoría del conocimiento.
c)�Hume:�Resumen�de�un�libro�publicado�recientemente�titulado�Tratado�de�la�natura-
leza�humana. Explicad por qué los argumentos de Hume conducen al escepticismo. ¿Cuál
es el papel de la sensibilidad en el conocimiento, según el texto?
d)� Nietzsche:� Sobre� verdad� y� mentira� en� sentido� extramoral. Mostrad por qué sus argu-
mentos se pueden identificar con el perspectivismo y el coherentismo. Explicad por qué la
concepción de la verdad como mentira soportable ha sido tan importante en la modernidad.
2.�Actividades�de�comentario�de�un�texto
a) Comentad estos textos de Russell y Wittgenstein sobre la inducción y explicad qué actitud
los inspira.
"23.9.50
287. La ardilla no concluye por inducción que también el próximo invierno necesitará reser-
vas. Y nosotros no necesitamos tampoco una ley de inducción con el fin de justificar nuestras
acciones y nuestras predicciones."
"Los animales domésticos esperan su alimento cuando ven la persona que habitualmente se
lo da. Sabemos que todas estas expectativas, más bien burdas, de uniformidad, están sujetas
a error. El hombre que daba de comer todos los días a un pavo, a la postre le tuerce el cue-
llo, demostrando con ello que hubiesen sido útiles al pollo opiniones más afinadas sobre la
uniformidad de la naturaleza."
Bertrand Russell (1995). Los problemas de la filosofía (capítulo VI, pág. 61). Barcelona: Labor.
b)�Comentad�este�texto�de�Michel�de�Montaigne�(1533-1592)
"Fantaseaba ahora mismo, como hago a menudo, sobre cuándo la razón humana es un ins-
trumento libre y vago. Veo habitualmente que los hombres, en los hechos que los proponen,
se entretienen más en buscar la razón que en buscar la verdad: dejan las cosas de lado, y
se entretienen en buscar las causas. ¡Divertidos parlanchines! El conocimiento de las causas
pertenece solamente a quien tiene el regimiento de las cosas, no a nosotros, que solo tene-
mos la enduranza, y que tenemos perfectamente el pleno uso, según nuestra naturaleza, sin
penetrar el origen y la esencia. Y el vino no es en absoluto más agradable para quien conoce
las propiedades originarias. Al contrario; el cuerpo y el alma infringen y alteran el derecho
que tienen del uso del mundo mezclando la pretensión de ciencia. El determinar y el saber,
como el dar, pertenecen a la regencia y a la soberanía; a la inferioridad, a la sujeción y al
aprendizaje pertenece el fruto, el aceptar. Volvemos a nuestra costumbre. Pasan por encima
de los hechos, pero examinan esmeradamente las consecuencias. Suelen empezar así: ¿Có-
mo es eso?. Pero habría que decir: ¿Es?. Nuestra razón es capaz de construir centenares de
mundos y de encontrar los principios y la contextura. No le hace falta ni materia, ni base;
dejadla correr: ella construye tanto sobre lo vacío como sobre lo lleno; y de la inanidad como
de la materia:
Dare pondus idonea fumo [Capaz de dar peso al humo'. Persi, V, 20]
"Encuentro casi por todas partes que habría que decir: no es exactamente eso; y me serviría
a menudo de esta respuesta; pero me atrevo en absoluto, ya que dicen que es un descalabro
producido por debilidad de entendimiento y por ignorancia. Y me veo obligado habitual-
mente a hacer el charlatán con los otros, tratando temas y cuentos frívolos en los cuales no
creo en absoluto. En eso hay que añadir que de veras resulta un poco duro y litigioso negar
en seco una proposición de hecho. Y pocos se abstienen, especialmente en las cosas difíci-
les de creer, de afirmar que lo han visto, o alegar testimonios cuya autoridad frena nuestra
objeción. Siguiendo esta costumbre, sabemos los cimientos y las causas de mil cosas que no
existieron nunca; y el mundo litiga por mil cuestiones el pro y el contra de las cuales son
falsos [Ita finitisima sunt falsifica veris, ut in praecipitem locum non debeat se sapiens com-
© FUOC • PID_00215340 50 El conocimiento: los problemas y los autores
mittere - "La falsedad es tan vecina de la verdad que el sabio no tiene que arriesgarse por un
desfiladero tan peligroso."
• En este texto, Montaigne hace una crítica de la razón y una justificación del escepticismo.
Señalad los argumentos principales que utiliza.
• ¿Qué argumentos dio Descartes para combatir el escepticismo de Montaigne?
c)�Comentad�este�texto�de�C.�S.�Lewis�(1898-1963)
• ¿Qué opina el autor sobre la evidencia de los primeros principios en una teoría del co-
nocimiento?
• ¿Con qué posición estudiada en el módulo identificaríais este texto?.
• C. S. Lewis fue un escritor inglés, de origen irlandés, que se convirtió al cristianismo de
adulto. ¿Cuáles os parecen que serían las diferencias básicas entre un escepticismo ateo,
uno de cariz agnóstico y uno creyente?
"Es inútil intentar ver a través los principios últimos. Si uno intenta ver a través de todo,
entonces todo es transparente. Pero un mundo transparente es un mundo invisible. «Ver a
través» de todas las cosas es lo mismo que no ver nada."
d)�Identificad�las�posiciones�que�representan�las�frases�siguientes�en�teoría�del�conoci-
miento�y�comentadlas:
• Nuestro conocimiento puede conocer la esencia inmutable de las cosas y de esta manera
alcanzar lo eterno.
• Todo es según el color del cristal con que se mira.
• Yo soy yo y mis circunstancias (Ortega y Gasset)
• No existe nada. Si existiera alguna cosa no la podríamos conocer. Suponiendo que exis-
tiera alguna cosa y la pudiéramos conocer, no la podríamos comunicar (Gorgias).
© FUOC • PID_00215340 51 El conocimiento: los problemas y los autores
Bibliografía
Blasco, J. L.; Grimaltos, T. (2004). Teoría del conocimiento. Valencia: Publicacions de la
Universitat de València.
Dancy, J.; Sosa, E. (eds.) (1992). A Companion to Epistemology. Oxford: Basil Blackwell.
Pollock, J. L. (1986). Contemporary Theories of Knowledge. Nova Jersey: Rowman & Littlefield.