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El acto solidario de la donación de órganos
Si bien los trasplantes se han convertido en una práctica habitual, aún persisten
fuertes temores en la población para donar órganos. Lograr su superación es la clave
para aumentar el número de los dadores solidarios que hacen falta para salvar miles
de vidas. Las razones que dificultan la decisión de ser donante son múltiples. En
muchos casos, arraigan en convicciones de índole religiosa, moral o filosófica que
cuestionan la donación. En otros, se fundan en el temor a la existencia de traficantes
de órganos, o en la desconfianza en el sistema de salud, que llevan a pensar que
alguien podría no ser asistido bien o a tiempo para obtener sus vísceras. También está
el caso frecuente de quienes no pueden sentirse solidarios en el momento en que
atraviesan el dolor por la muerte de un ser querido, que es cuando se les requiere que
dispongan la entrega de los órganos para prolongarle la vida a otros ser humano. Es
preciso, entonces, que se aclaren algunas cuestiones.
RECUERDA QUE:
Superestructura de la argumentación
Introducción: se plantea una situación problemática o un motivo de reflexión con el
propósito de motivar al receptor.
Desarrollo: se ofrece una propuesta de solución al problema planteado, o se asume
una postura ante una cuestión sobre la cual se reflexiona.
Conclusión: contiene una síntesis de las ideas básicas y propuestas de acción, para
apoyar la tesis sustentada por el autor.
Puede ser confundido con una mesa redonda de debate. La diferencia está en que, en
el simposio, los especialistas exponen ideas apoyadas en datos empíricos generados
por investigaciones, mientras que una mesa redonda, es sólo un debate sin mayor
apoyo empírico.
El simposio es una actividad en la cual un grupo selecto de personas expertas en
determinadas ramas del saber exponen diversos aspectos o problemáticas sobre un
tema central ante un auditorio durante un tiempo.
Los ponentes son las personas que se encargan de exponer sus conocimientos en un
simposio. Generalmente se trata de un grupo pequeño de expertos o académicos con
diferentes puntos de vista y conocimientos particulares. Los ponentes no entran en
polémica, sino que participan con el fin de aportar sus conocimientos acerca del tema
que se trata.
El debate: es una técnica o una modalidad de la comunicación oral. Los debates
organizados cuentan con un moderador y con un público que asiste a las
conversaciones. Los participantes se encargan de exponer sus argumentos sobre
el tema en cuestión.
Por lo general, los debates suelen llevarse a cabo en un auditorio con público presente
o en un estudio de televisión y contando con un número reducido de personas, el cual
aumenta exponencialmente una vez que los televidentes sintonizan el evento. Gracias
al desarrollo de la tecnología, en la actualidad es posible organizar debates a través
de Internet, ya sea mediante videoconferencias, chat o foros.
LA ORATORIA
El orador forense debe procurar puntualizar sus opiniones, definiendo sus intereses y
los de los contrarios. De esta manera, los jueces se hacen una idea clara de lo que se
disputa, y sentirán la primera buena impresión favorable de parte del orador. Pueden
disputarse sobre hechos que no consten y sobre hechos que consten, pero cuya
naturaleza delictual sea dudosa. Si constan el hecho y el autor, puede disputarse
sobre si la acción es o no legalmente justa; sobre si el hecho en cuestión está o no
comprendido en tal o cual clase de acciones permitidas o reprobadas por las leyes. En
el primer caso, no se puede hacer otra cosa que conjeturar, puesto que no hay una
base para definir la culpabilidad. En el segundo caso, se trata de calificar, y en el
último caso se trata de definir.
En los temas judiciales hay cuestiones de hecho y de derecho. Son cuestiones de
hecho aquellas en que se trata de averiguar un hecho y su autor; y son de derecho
aquellas en que, constando el hecho y el autor de él, hay que concluir si este debe ser
condenado o absuelto, y en caso de ser condenado, cuál es la pena que le
corresponde. Al entrar en esta parte de su discurso, el orador forense debe esforzarse
en producir en los jueces una impresión favorable a su causa.
Debe enfatizase lo que favorezca la tesis propia y, en general, se deben interpretar los
hechos en una forma favorable, y los hechos contrarios deben trata de atenuarse todo
lo posible, procurando manifestar, en todo, verdad y franqueza, tratando los
argumentos con la máxima fuerza posible.
El orador forense puede realizar, al final de su discurso, una recapitulación de todo lo
que se ha dicho en el juicio, especialmente de los argumentos de su contrario,
comparándolos con los suyos, para resaltar la debilidad de los primeros y la fuerza de
los segundos. El conocimiento de las leyes hará triunfar siempre al buen orador. Hay
que tener en cuenta que, pese a que la ley es estricta, los que la ejecutan son seres
humanos y están sujetos a los sentimientos humanos, por lo que la elocuencia puede
favorecer al abogado que la desarrolle eficazmente, así no tenga la verdad de su lado.
Partes de un discurso
Las tres partes básicas de un discurso
a. Introducción o Presentación
Características de la voz
El tono: suave, duro, dulce, seco, autoritario, etc.
La altura: grado entre agudo y grave. El primero suele asociarse con un estado de
agitación o alteración, el segundo con climas de mesura y afecto.
El modo de hablar
El modo de hablar incluye el tono, la enunciación, la pronunciación, el volumen y la
corrección de las palabras que se usan. También influyen el aplomo con el que
hablamos, el control que tenemos de nuestros ademanes, y el contacto ocular que
mantenemos con los interlocutores o el público.
Proceso de la disertación
1. Tema: ¿sobre qué voy a hablar?
Mentalizarse sobre la temática.
Significado del tema propuesto.
Comprender las implicaciones y conexiones del tema.
9- Disertación
me oigan
Hablo para que me entiendan
me sigan
Objetivos principales:
Lenguaje apropiado: las ideas y los conceptos deben ser sinceros y sencillos.
Evitar los superlativos: para enfatizar una afirmación basta con usar argumentos
sólidos y ejemplos apropiados.
Fases de la Conferencia:
1º Inicio: Se debe despertar el interés del auditorio desde que se expresa la primera
idea. Se ha dicho que el oyente está casi siempre como a disgusto en la espera del
conferenciante.
2º Aunque a través del exordio se logre despertar curiosidad en el auditorio, pasada la
primera impresión, será necesario tender un puente entre este y el conferenciante.
Esto se logra diciendo algo que afecte a los intereses de los oyentes o que les importe
de manera vital.
3º Desarrollo: Lograda la atención del auditorio y satisfechas determinadas
exigencias de sus intereses específicos, debe pasarse a la exposición del contenido,
aderezado con ejemplos adecuados, porque los oyentes están de oír los mismos
conceptos siempre que estén vestidos con otras palabras.
4º Final: se deben sentar las conclusiones de cuanto se ha expuesto. A través de un
desarrollo preciso, debe concluirse con una exhortación al auditorio para que lleve a
cabo alguna acción específica, que será como invitarlo a que haga el mejor uso de lo
que se le ha transmitido.
RECUERDA:
No hay que hacer increíbles unos hechos ciertos y el abogado que haga creíbles unos
hechos falsos logrará que el jurado vote por su cliente. En este punto la ética no tiene
nada que ver con la retórica. En el mundo literario, el principio de verosimilitud es
importantísimo, ya en estética realista o fantástica. En la exposición se incluye una
serie de circunstancias: quién, qué (quid), cuándo, cómo, dónde, por qué, con qué
medios. Hay que interrumpir la exposición con breves digresiones que impidan la
monotonía aliviando la tensión del auditorio y actuando sobre él de forma
complementaria.
3- Argumentación: es la parte donde se aducen las pruebas que confirman la
propia posición revelada en la tesis de la exposición y se refutan las de la tesis
que sostiene la parte contraria, dos partes que Quintiliano considera
independientes, de forma que para el discurso forense tendría cinco.
Se recurre a una lógica retórica o dialéctica que no tiene gran cosa que ver con la
lógica científica, pues su cometido no es hallar la verdad sino convencer. Se funda
más en lo verosímil que en lo verdadero, de ahí su vinculación con la demagogia.
Perorata viene del vocablo en latín perorare, que quiere decir exponer o explicar. En la
tradición clásica la peroratio era la parte final de un discurso, normalmente de una
intervención de tipo político o del ámbito legal. Se entendía que la peroratio debía ser
la parte más brillante del discurso, pues en ella el orador tenía que demostrar brillantez
para convencer a sus interlocutores. De esta manera, el uso de perorata como término
despectivo no es más que una forma irónica de referirse a los discursos aburridos y
poco estimulantes.