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LEANDRO PRIETO YEGROS
La verdad sobre
la vida en tiempos
de Stroessner
5ª Edición ampliada
2005
Edición a cargo del
Instituto Nacional Republicano
de Estudios Políticos.
5~ Edición ampliada
Año 2005
Tirada: 2.000 ejemplares
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IC»edücatoria:
El autor.
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PRÓLOGO A LA QUINTA EDICIÓN AMIPliADA
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edición -y otras que probablemente le seguirán- no hace
otra cosa que dar satisfacción a una recóndita voluntad de
la paraguayidad.
Conviene preguntarse al llegar a este punto: ¿A qué
fenómeno de volición colectiva responde tamaño éxito? En
parte, porque los 16 años de la llamada transición, son un
inocultable fracaso. Sus principales personeros están gra-
vemente imputados por actos y hechos deshonestos y cri-
minales, ante la justicia ordinaria. Vale decir, son tenidos
por presuntos delincuentes políticos. En consecuencia, las
instituciones jurídicas del más alto nivel, han colapsado. Los
tres poderes del Estado ostentan la mancha indeleble de la
corrupción en su más vasto sentido. Nada ni nadie escapa
al hecho objetivo de que están imputados. De modo que en
nuestro país puede haber cualquier cosa, menos gobierno
legal y justo.
¡Qué estupendo contraste con el período histórico pre-
cedente, vale decir, el lapso comprendido entre 1954 y 1989!
Los griegos, tan idóneos en llamar a las cosas por su nom-
bre, calificaban de oclocracia a regímenes de esta natura-
leza. La oclocracia es el gobierno de los peores, el imperio
de la corrupción, la ejecutoria de los falsarios, la vigencia
de la impunidad, el mando de los depravados y la hegemo-
nía de los perversos. Y cada compatriota, allá en lo más
profundo de su conciencia, sabe que esta es una dolorosa
verdad y añora un pasado de esplendor, al que quiere re-
tornar cueste lo que cueste, para que el Paraguay no sea
puesto en almoneda y vendido al mejor postor.
Para corroborarlo, es suficiente echar un vistazo a la
primera plana de los medios masivos de comunicación so-
cial, donde consta con machacona repetición, cuánto se ha
robado desde 1989, qué institución pública o privada ha sido
desvalijada, quiénes son los responsables directos y encu-
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biertos, en la certeza de que las noticias de mañana serán
mucho peores que las de hoy. Y así todos los días, durante
los 16 años que nos separan del golpe asestado por el ham-
pa, aquel fatídico 2 y 3 de febrero de 1989. Lo que vino
después ya lo sabemos. Es el escandaloso e impúdico re-
parto del botín, en que se embarcaron los "demócratas" que
nos liberaron de la dictadura.
Precisamente, nuestro breve y modesto trabajo "Con-
tra la mentira", arrancó las máscaras a los depredadores
del poder. He ahí la explicación más simple de su extraordi-
nario éxito. Con el agregado de que nadie osó contestarnos
jamás. En realidad, no hay respuesta posible, porque la ver-
dad de los hechos es tan evidente y la mentira tan contun-
dente, que ni el más cínico de los hombres podría salirnos
al paso. Caería en el más completo ridículo. Porque el pue-
blo paraguayo no tiene nada de cretino, como un desubica-
do pretendió llamarlo. Por el contrario, la adversidad vivida
a lo largo de los últimos 16 años, es una dura lección, que
tiene autoridad de cosa juzgada. Y le ha otorgado una enor-
me madurez granítica, que desanima de antemano a los
mejor pintados demagogos, y a los corruptos, corrompidos
y corruptores de todos los matices.
Como telón de fondo, resplandece como portaestan-
darte del imbatible coloradismo histórico, nacional y po-
pular la figura del General Alfredo Stroessner, que se
agranda con el paso del tiempo, convirtiéndose en un em-
-blema de esperanza para todos los paraguayos. Esta ver-
dad la piensa, la siente y la manifiesta públicamente cada
paraguayo en la modestia de su hogar, en su lugar de
trabajo y en la conversación franca de todos los días. A
esos paraguayos, que han optado por la verdad y han
desechado definitivamente la mentira, está dedicada esta
quinta edición.
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PRÓLOGO A LA CUARTA EDICIÓN
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posible por desacreditar al gobierno del Presidente Alfre-
do Stroessner.
Por lo visto, esa propaganda no ha logrado conven-
cer a nadie, y mal que les pese a los detractores del gran
Conductor, ellos sí, están cayendo en el olvido, mientras
la obra de aquel "gran Gobierno" -como dijo el señor
Aldo Zuccolillo, cuando inauguró su diario ABC Color-
ha ido salvando los escollos de múltiples campañas de
desprestigio, para dejar el triunfo en manos de quienes
predicamos la verdad y nada mas que la verdad. Y si ello
no fuera suficiente, bastaría decir que todo lo que tiene
en el Paraguay, el sello de la construcción intelectual y
material, es un himno de homenaje, en loor del Presidente
Stroessner.
Ni bien salimos de nuestros hogares, vemos los gran-
des edificios públicos, transitamos las rutas troncales, dis-
ponemos de servicios de luz, telecomunicaciones y aguas
corrientes, admiramos la represa de ltaipú y somos testi-
gos del ingreso del país a la modernidad, todo eso y mu-
cho más, obras del Presidente Stroessner. Entonces la
realidad misma, es máximo testigo de que la grandeza
paraguaya, hasta 1989, fue fruto del genio patriótico y cons-
tructivo del Presidente Stroessner. Y comprobamos, de
igual modo, que el deterioro de todo este vasto complejo
levantado a pulmón por aquel gran Estadista, es la obra
destructiva en que se empeñaron los gobiernos de la mal
llamada "transición", cuya caracterización precisa sería
calificarla de involución, concepto basado en el sentido
profundamente sociológico de la degradación, en todas sus
formas y modalidades.
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Declaman nuestros detractores contra ciertos casos
concretos de corrupción, que sí los hubo, y se produjeron
entre 1954 y 1989.
¿Pero qué proporciones guarda, con la corrupción co-
lectiva y en gran escala, desatada en lo que se denomina
"post-stronismo"? Dicha relación podría definirse como una
comparación entre una galaxia, en el amplio espacio side-
ral, y un opaco asteroide, perdido en el cosmos.
Más aún cuando vemos desfilar con olímpico despar-
pajo a los actuales zares del contrabando, del narcotráfi-
co, de las sobrefacturaciones y otras "bellezas" similares,
no solamente en nuestro país, sino en las grandes ciuda-
des europeas y norteamericanas, dorándose juntamente
con sus cómplices en las playas más caras del mundo y
depositando sumas siderales en dólares, en los paraísos
financieros, en donde la oligarquía paraguaya derrocha lo
que roba al Estado y a los trabajadores, con una impudicia
que no tiene precedente en nuestra historia. Estos datos
forman parte también del discurso "contra la mentira", que
nosotros modestamente desarrollamos, en contacto directo
con el pueblo oprimido y sufriente del Paraguay contem-
poráneo.
Hemos aseverado y ahora lo reiteramos, que todas
las actuales fortunas del país, sin olvidar a las que ya han
sido radicadas en el exterior, tienen origen doloso. De modo
que esta temible casta de "nuevos ricos", es considerada
bajo sospecha. Cuando advenga la gran revolución nacio-
nal y popular del coloradismo eterno, en una nueva etapa
de recuperación de su identidad moral e ideológica, sabe-
mos que serán implacablemente encausados ante la justi-
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cia ordinaria, que estará integrada por magistrados impo-
lutos, absolutamente diferentes a los mercenarios de hoy,
que ponen en remate sentencias y providencias, como dig-
nos personeros que son del Poder Judicial de su "transi-
ción a la democracia". Éstos están cuidadosamente identi-
ficados y fichados en un Libro Negro, que es el verdadero
archivo del terror. Porque hay una diferencia abismal entre
los abusos reales o presuntos de funcionarios policiales
sin jerarquía, y la acción corrupta, corrompida y corruptora
de "hombres de Derecho", que responden a la mafia, que
integraron el vil escalafón burocrático de la judicatura, des-
de 1989, hasta nuestros días. Afortunadamente, somos
hombres de buena memoria. Y como reza un aforismo de
los grandes jurisconsultos de la antigua Roma, "daremos
a cada uno lo suyo". Todo es cuestión de tiempo, de muy
poco tiempo.
Sintetizando, esta cuarta edición de nuestro empren-
dimiento "Contra la mentira. la verdad sobre la vida en
tiempos de Stroessner", es un hecho significativo en sí
mismo. De un lado, es un homenaje al gran Presidente de
la Segunda Reconstrucción Nacional, continuador pa-
triota de la línea histórica de Francia y los López, y here-
dero directo del invicto General Bernardino Caballero, Pri-
mer Reconstructor Nacional, tras la hecatombe en que
nos sumieron los aliados de 1864 en combinación con la
tristemente célebre "Legión Paraguaya", cabeza de proce-
so del liberalismo en el Paraguay. Del mismo modo que al
proclamar la nación, puesta de pie, Segundo Reconstruc-
tor Nacional al Presidente Stroessner, quería dejar cons-
tancia expresa de que el descalabro de los gobiernos libe-
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rales desde 1904 a 1936, según expresiones del Dr. Euse-
bio Ayala, necesitaba también de una gran obra redento-
ra, llamada a restaurar la grandeza de la patria. Y Stroes-
sner cumplió con creces tan magno cometido. Sin embar-
go, algunos seres insignificantes, a quienes en notas su-
cesivas vamos desenmascarando en "Contra la menti-
ra", pretendieron mancillar aquella época, que fue la me-
jor de nuestro siglo XX, y que por ende, exigía una res-
puesta adecuada, nada mas que para poner las cosas en
su lugar. Que le dimos al pueblo paraguayo una satisfac-
ción enorme, lo evidencia las cuatro ediciones de nuestro
alegato, triunfo editorial pocas veces visto en nuestro país.
En previsión de que esta cuarta edición pueda volver
a agotarse muy rápidamente, estamos concibiendo la idea
de elaborar una versión aumentada de la obra, en la cual
podríamos incluir a otros tránsfugas con sus respectivos
prontuarios. Si Dios quiere y nos da fuerzas para asumir
esa nueva tarea, la ciudadanía puede tener la certeza de
que cumpliremos con lo prometido. Pensamos en una lec-
tura abarcante de los años 1989 a 2002, en cuyas páginas
describiremos el circo y sus payasos, para que quede un
testimonio a la posteridad, de la confrontación entre dos
épocas históricas, a saber, lo que fue la Segunda Recons-
trucción Nacional, en contraposición a lo que ocurrió bajo
la involución integral y la quiebra generalizada, que
comprende la presunta "transición a la democracia", y por
supuesto, a los que la perpetraron, con nombre y apellido.
Amigo lector: Ponemos en tus manos la cuarta edi-
ción de este alegato de fuego "Contra la mentira", que
es al mismo tiempo, una descripción aproximada de lo que
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fue "La verdad sobre la vida en tiempos de Stroess-
ner". El veredicto popular nos ha sido favorable. No obs-
tante, es tan grande la demanda popular, que nos compro-
mete moralmente a satisfacerla. Eso explica esta cuarta
edición, dedicada a quienes habiendo sabido rechazar fa-
lacias e infundios de la peor naturaleza, han sabido man-
tenerse fuertes y fieles a una gran ejecutoria histórica, que
se ennoblece con el paso del tiempo.
E/ Autor
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RAZÓN DE SER DE ESTA RESPUESTA
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co todos los involucrados deben ser calificados dentro de
un solo rubro. Dicho de otro modo, todas las personas,
por el simple hecho de su condición humana, no son án-
geles, ni demonios; inclusive, en muchos casos, esos con-
ceptos vienen tan entrelazados entre sí, que la discrimina-
ción entre lo angelical y lo demoníaco es prácticamente
imposible.
En los tiempos en que ocurrieron los acontecimientos
narrados por González Delvalle, un espía comunista, cap-
turado en los Estados Unidos -por ejemplo- en este país
era un perverso traidor; pero en Moscú era declarado hé-
roe de la Unión Soviética. Lo mismo sucedía a nuestro
alrededor, sea en Buenos Aires, Montevideo, Santiago de
Chile o Brasilia, donde por imperio de la "guerra fría", que
en esta parte del continente era bien caliente, el maniqueís-
mo era la norma decisiva para enjuiciar los actos huma-
nos. El maniqueísmo, precisamente, es el criterio prevale-
ciente en tiempos de lucha enconada, donde las cuestio-
nes son de vida o muerte.
¿Podía el Paraguay, concretamente, el gobierno de
Stroessner, evadirse de esta realidad? Nuestro amigo Gon-
zález Delvalle, por haber sido largo tiempo miembro de la
Policía de Stroessner, sabe perfectamente que dicha posi-
bilidad escapaba al criterio imperante en ambos bandos,
vale decir, el Gobierno de un lado, y del otro, la oposición.
Dicen los tratadistas de dos ramas específicas de la ciencia
jurídica, el Derecho Constitucional y el Derecho Político, que
el primer deber de todo gobierno, es defender su conti-
nuidad, por los medios legales en los casos en que sea
factible hacerlo; y, por cualquier medio, incluyendo la
fuerza, cuando no resta otra alternativa.
Lo que ocurre es que, en determinadas contingencias,
un grupo está en el poder y otro en la oposición; pero las
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propias vueltas de la vida hacen que tales situaciones se
inviertan, y la minoría de ayer, sea la mayoría de hoy o
que los del llano vayan arriba. Y cada uno a su turno, de-
bería emplear el procedimiento jurídico enunciado, salvo
que prevalezca una visible vocación de suicidio, algo in-
frecuente en la historia humana. Pero ese no fue ni es
nuestro caso.
Basados en estas premisas, resolvimos comentar,
amistosamente, el libro de González Delvalle, pero sin
deponer el espíritu crítico, inherente a la razón personal y
colectiva, ya que en caso contrario, veríamos solamente
una cara de la moneda; y, entonces, el esfuerzo intelec-
tual resultaría muy disminuido. Y nuestro método consisti-
rá en develar, caso por caso, qué fue lo que sucedió en
realidad, y por qué se obró como hubo que hacerlo duran-
te el gobierno del General Stroessner, libre nuestra mente
de todo fanatismo, que para nosotros, no existe en nues-
tra composición de lugar.
En suma, vamos a recrear aquellos sucesos como si
fuesen de hoy mismo, convocando a protagonistas, testi-
gos, politólogos, periodistas, en fin, a todos cuanto tengan
algo que aportar, con una sola condición, a saber, que ha-
yan sido partícipes, de uno u otro lado, en el periodo 1954-
1989 y no repetidores de versiones de segunda mano,
que no vienen al caso. Y entonces sí haremos una verda-
dera tarea de acercamiento a la realidad, que es el carácter
primordial de toda investigación, sea del carácter que fue-
re, y mucho más aún, cuando se trata de acontecimientos
políticos nacionales, respecto de los cuales tenemos un im-
portante número de sobrevivientes.
Aquí termina nuestra postura, sobre la Razón de ser
de esta respuesta. En lo sucesivo, la palabra queda a
disposición del pueblo soberano, única autoridad ante la
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cual nos inclinamos los que practicamos a cabalidad el
sistema republicano y democrático, en su entera dimen-
sión.
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EL CASO DEL SEMANARIO "COMUNIDAD"
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sino un llamado al orden al patrón, por no respetar la legis-
lación laboral vigente.
Un año después (1969), "Comunidad" dejó de apare-
cer, por motivos nunca explicados por la Conferencia Epis-
copal Paraguaya (CEP), nunca dados a conocer para no
desmoralizar a los fieles. La verdad es que el hasta enton-
ces Padre Gilberto Giménez colgó los hábitos y se desvin-
culó de la jerarquía eclesiástica. Vuelto al estado civil, el
señor Giménez viajó a Europa y no se supo más de él. Vale
decir, no hubo represión, sino deserción.
Por aquel entonces, el semanario "La Libertad" tam-
bién se imprimía en el mismo taller gráfico. Dicho semana-
rio, dirigido por el Doctor Waldino Riveros, Diputado del
Congreso por el Partido Liberal, presidido por el Doctor
Carlos Levi Ruffinelli, también parlamentario, tomó a lacha-
cota ciertas simpatías hacia el socialismo, imputadas a Gi-
ménez; y en la sección "La política en sorna" a cargo de un
tal "Satanás", le dedicó a Giménez este estribillo:
"Frei, Creydt, Moro,
Gilberto es un tesoro".
El aludido Gilberto Giménez, salió de circulación, co-
mentándose que visitaba las principales capitales europeas.
Nunca se supo quién financió tan costoso turismo. Luego
se borró del mapa. Tuvimos noticias que se casó. Díganos,
amigo Alcibiades, ¿qué tuvo que ver Stroessner en este cir-
co de colgadura de sotana y deserción vocacional? Nada,
absolutamente nada. De modo que el primer caso presen-
tado en "Contra el Olvido", con su picaresco final, queda
descalificado. Don Gilberto Giménez tiene la palabra.
A propósito, como simple comentario, nos viene a la
memoria que el Seminario Metropolitano se cerró, por aban-
dono masivo de todos los seminaristas, a raíz de otro caso,
ahora masivo, de abandono de hábitos. Se sintieron de-
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fraudados los seminaristas, por el ejemplo poco o nada edi-
ficante de su Director, perdiéndose así numerosas vocacio-
nes sacerdotales. Al mismo tiempo, la mitad de la congre-
gación de las Hermanas Dominicas se unió a la estampida.
Y como si fuera poco, el Seminario de la Congregación de
Sacerdotes Bayoneses (del colegio San José), dirigido por
el padre Miguel Rigual, cerró sus puertas por falta de ins-
cripciones. Vale decir, la crisis vocacional fue general y asu-
mida plenamente por las autoridades eclesiásticas. Reite-
ramos, ¿qué tuvo que ver Stroessner con la deserción de
seminaristas?
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EL FAMOSO EDICTO N2 3
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ante el avance inmisericorde del alcoholismo, la drogadic-
ción, el tráfico sexual de niñas y niños y el patoterismo.
Sería de sumo interés que el buen amigo Alcibiades
se ratifique o se rectifique al respecto de esta cuestión, en
el seno de una sociedad harta de violencia que pide a gri-
tos seguridad. Oímos hablar así de "los buenos tiempos
de Stroessner", en una especie de plebiscito diario, para
poner fin al libertinaje, al menos tenerlo bajo control. Y
hacemos votos porque el Alcibiades, padre de familia, sea
coherente con el Alcibiades periodista, si es que no es
mucho pedir.
A este respecto, hay que escuchar a las Comisiones
de Padres, quienes tienen idoneidad y experiencia en la
materia por sentirla en carne propia. Aquí, lo único que
todos anhelamos es preservar a la juventud de un even-
tual derrumbe moral. Stroessner vio el problema veinte
años atrás. Y hoy nos damos cuenta que también en este
ámbito, tenía la verdad y la razón de su parte. ¿O no es
así, amigo Alcibiades?
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LAS LEYES 294 Y 209 SE JUSTIFICARON
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teriales, policiales y judiciales, hecho que resta credibili-
dad a las conjeturas de Alcibiades. Tanto que ni el propio
Partido Comunista Paraguayo hace suya la hipótesis. Tal
es la endeblez de algo que no es una información, sino
apenas un rumor. Y como sabemos, los rumores son siem-
pre irresponsables.
Más adelante, también con aprobación del Congreso
Nacional, se sancionó la Ley Nº 209, de "Defensa de la
paz pública y la libertad de las personas", correspondiente
al año 1970. A este respecto, cabe mencionar -de acuer-
do al Diario de Sesiones del Parlamento- que el senador
Carlos Alberto González, figura de primera línea del Parti-
do Liberal Radical, dio su voto a favor de dicha normativa,
legitimando así aquel instrumento jurídico, en prevención
de valores tan caros como la paz pública y la libertad. Se-
gún Alcibiades, esta ley permitió el arresto de los dirigen-
tes comunistas Miguel Angel Soler, Derlis Villagra y Octa-
vio Rubén González.
Este último, obrando como testigo único, hecho que
quita valor a su testimonio ("testis uníos, testis nullius")
hace una macabra descripción, absolutamente antojadi-
za, en el sentido que vio colgados los cadáveres de Soler
y Villagra, "en la escalera de Investigaciones". La
truculencia del relato le priva de toda credibilidad. Infortu-
nadamente las querellas planteadas ante los tribunales,
por las partes afectadas, están allí durmiendo el sueño
eterno, en los cajones de algún escritorio del Palacio de
Justicia. ¿Puede creerse que si la versión de Octavio
Rubén González fuera exacta, los familiares de dichos di-
rigentes comunistas, dejarían de activar la querella? Eso
no es admisible ni factible en la realidad. Luego estamos
ante un máximo embuste. Una más de las grandes menti-
ras con las que agreden a la verdad histórica.
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Miguel Angel Soler fue entregado por su chofer, de él,
cuando en una camioneta cerrada, en movimiento, realiza-
ba reuniones del Partido Comunista. Al verse rodeado y sin
esperanza de escapar y para evitar la posibilidad de dar
informaciones acerca del Partido, tragó una pastilla de cia-
nuro que lo mató en forma instantánea. El cadáver llegó
rígido a Investigaciones. Fue un gran error del gobierno no
dar la información y someterlo a una autopsia. Por el con-
trario, fue enterrado en secreto.
De otra parte podría ser que, en efecto, Soler y Villagra
hubiesen pasado a la categoría de desaparecidos. Pero,
desde un punto de vista cuantitativo, se trata solamente de
dos personas. En cambio en la Argentina, el Uruguay, el
Brasil y Chile, los muertos se cuentan por millares. Ade-
más, las víctimas han sido identificadas y los procesos fue-
ron llevados adelante. ¿Por qué aquí no ocurre lo mismo,
amigo Alcibiades? Le pedimos una respuesta concreta y
creíble. Después de ella, volveremos a tocar el asunto.
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El CASO BAREIRO Y SILVA QUINTANA
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209 y 294. Ante el juez que entendió en la causa que le fue
promovida, declaró espontáneamente "ser marxista pero no
activo", como puntualiza nuestro amigo Alcibiades, dicien-
do la verdad. Vale decir, no hubo arbitrariedad alguna en su
caso; todo lo contrario, compareció ante un juez, tuvo abo-
gado defensor y se dictó su sentencia. Su esposa, Tina,
eficiente colaboradora de su marido, estuvo detenida unos
días. Pero ambos salieron en libertad e ingresaron en el
anonimato. Nunca reclamó nada. Tanto es así que la gente
ya ni los recuerda.
Nos hubiéramos olvidado de ellos, si nuestro buen Alci-
biades no los hubiera exhumado del olvido, hecho que le
agradecemos, porque nos permite decir la verdad.
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lOS SERVIDORES PERSONALES
DE STROESSNER
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ClAUSURA DEl DIARIO ABC COLOR
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los grupos políticos a quienes les brindaba los mayores es-
pacios periodísticos. Fue así que se quedó solo. Entonces
solo bastó una orden verbal del General Brítez, para que
"Acero" se llamara a silencio.
Ambas Cámaras del Poder Legislativo debatieron el
asunto y se pronunciaron memorables discursos, explican-
do y justificando las medidas adoptadas por el Poder Eje-
cutivo. "Acero" fungió de perseguido político y algunos sec-
tores del hemisferio le hicieron coro. Pero quienes sabían
la verdad, no soltaron prenda, por la sencilla razón que se
imputaba al grupo familiar involucrado, supuestos grandes
negociados, que nosotros no podemos probar, pero que
según muchos, existieron, desde la guerra del Chaco, has-
ta 1984, fecha de su pasajero silencio.
Un notable periodista, afiliado al Partido Revoluciona-
rio Febrerista, tenaz opositor a Stroessner, nos referimos a
don Humberto Pérez Cáceres, escribió la negra historia de
esa familia y de sus negociados con todos los regímenes
pasados y presentes, que nadie salió a desmentir. Esto in-
fluyó para que la opinión nacional e internacional fuese muy
cuidadosa, en su enjuiciamiento del caso comentado.
A mayor abundamiento, dos políticos eminentes, a sa-
ber, el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia, el
finado Prof. Dr. Luis María Argaña, por un lado; y el ex vice
presidente de la República, Dr. Angel Roberto Seifart, por
otro lado; increparon duramente a Zuccolillo y su claque,
pintándolo con los peores colores que cabe imaginar. El alu-
dido, dio el silencio por respuesta, dando pie a que se pien-
se que "el que calla, otorga". Tales fueron algunas de las
complejidades que rodearon la salida de circulación del diario
ABC Color. Se comentó también en aquellos días, que un
hermano de "Acero", apodado "Tuco", consuegro y gran
amigo de Stroessner y de su gobierno, que fuera embaja-
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dor en Inglaterra, se manifestó contrario a la actitud de su
"fratello", al que tachó de extremista.
No nos corresponde a nosotros abrir la causa a prue-
ba, pero cuando alguien lo haga, saldrán a relucir detalles
sumamente embarazosos, que sorprenderán a muchísi-
mos contemporáneos. Probablemente nuestro gran Alci-
biades conoce todo esto y mucho más; no obstante, como
él trae el caso a colación, debemos aportar lo nuestro.
Porque, en resumen, en lo concerniente aABC Color, hubo
de por medio negocios, política y cuestiones privadas de
diversa índole, que alguna vez serán devalados. Y por
ahora, basta.
Solamente queremos añadir algo muy breve. Un anti-
guo proverbio reza lo siguiente: "Quien dice lo que no debe,
oye lo que no quiere". De modo que ciertos personajes de-
ben tomar al pie de la letra tan buen consejo, para que el
asunto no se les vuelva en contra y salgan lastimados.
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DESPUÉS SE NOS MENCIONA
A NOSOTROS
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modo que los legionarios con su Benigno Ferreira a la ca-
beza, lo son del entreguismo y de la antipatria. El General
Bernardino Caballero retomó aquella bandera nacionalista,
luego del gólgota de Cerro Corá, y levantó sus girones, para
guiar al pueblo paraguayo hacia su reconstrucción. Todo
paraguayo o extranjero, que tiene una idea aunque sea
aproximada de nuestra historia, acepta esta verdad. De
modo que cuando nosotros nos referimos al nacionalismo,
encarnado en Francia y los López, no hacemos otra cosa
que ratificar un axioma.
Además, Alcibiades lo sabe muy bien, porque fue afi-
liado a la ANR, que el General Bernardino Caballero, por-
taestandarte del nacionalismo caído pero no vencido en
Cerro Corá, fundó precisamente el 25 de agosto de 1887,
la Asociación Nacional Republicana, para que el gran par-
tido nacional sea heredero de la patria vieja y la reconstru-
ya y engrandezca, al servicio de la posteridad. Y así lo
hizo.
De modo que Francia, los López y Bernardino Caballe-
ro, son de la misma línea ideológica, histórica y política,
cual es el nacionalismo. Y nosotros los colorados, al decla-
rarnos herederos de aquellos próceres y héroes, no hace-
mos otra cosa que reafirmarnos como descendientes direc-
tos del nacionalismo, que en su hora encarnaron aquellos
padres de la patria.
A mayor abundamiento, los liberales nunca preconiza-
ron que Francia y los López eran sus precursores; por el
contrario, pretendieron colmarlos de barro (como si eso fuera
posible), declarándose descendientes de aquellos que com-
batieron a Francia y los López en todos los terrenos. Por
algo fue que exaltaron a Benigno Ferreira a la primera ma-
gistratura y lo presentaron al pueblo como "modelo" de go-
bernante liberal, enfrentándose así con el General Caballe-
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ro y todos los dignos colorados que lo combatieron a Fe-
rreira hasta el fin. Y conste que el afecto de los liberales,
hacia los legionarios, nos parece coherente.
Pero los colorados de todos los tiempos -los de ayer y
los de hoy- seguimos el camino trazado por Francia y los
López y nos agrupamos en torno al rojo pendón levantado
por el General Caballero, designado su heredero por el
Mariscal López en persona, en las remotas orillas del arro-
yo Gazory, cuando los días de la patria vieja llegaban a su
fin, en el glorioso camino a la eternidad y la gloria en el
anfiteatro de Cerro Corá.
Nos sorprende que a nuestro amigo Alcibiades le mo-
lesten estas antiguas como actuales verdades. Inclusive es
probable que él, cuando vistió el honroso uniforme de la
Policía, décadas atrás, haya pregonado esta misma inter-
pretación de nuestra historia, ajustándose a una lógica de
hierro, que no hay paraguayo bien nacido, que ose contra-
decirla. Por si acaso él hubiese cambiado de postura para
congraciarse con Zuccolillo, le comprendemos; porque ha-
bría obrado así para asegurar su fuente de trabajo. Y el
trabajo es siempre sagrado, aunque a veces exija coyuntu-
rales claudicaciones.
Pero -lo reiteramos- nos alegra que se nos haya
brindado esta oportunidad, para remachar nuestras con-
vicciones históricas y políticas. El Coloradismo fue, es y
será el gran partido del nacionalismo paraguayo, herede-
ro ideológico de Francia, los López y Bernardino Caballe-
ro. "Veritas liberare vos". La verdad os hará libres. Esta es
la consigna de Jesús de Nazareth. Que con toda humildad
la hacemos nuestra.
39
EL HUMORÍSTICO CASO DE
FEDERICO MOSCIARO
40
jamas; pero si por las dudas desea conocer su epílogo, le
invitamos a trasladarse a La Habana, para consumar dicha
experiencia. Veremos qué le ocurre.
No, amigo Alcibiades, debemos ser serios y no incurrir
en bufonadas como ésta. Así no se escribe la historia, pero
sí la historieta. Tarea en la cual, en ningún caso, quisiéra-
mos ver a nuestro amigo, a quien le deseamos mayor altu-
ra intelectual.
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RUBÍN Y LOS DOS TOMOS DE
MENSAJES DE STROESSNER
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sotros no disponemos de un aparato llamado "sincerógra-
fo", mal podemos terciar en el asunto. Lo cierto es que
Rubín ganó mucha plata, "trabajando" como opositor a
Stroessner; y esto último es lo que vale, diría algún cofra-
de, como a Alcibiades le consta. Y, a gente así, sería apro-
piado mandarla a la basura.
43
CRÍTICA A LOS ARTISTAS
AGUAYO Y CARDOZO OCAMPO
44
lA IPOIBRIE MOINJ~TA MAR~A DE JESÚS
CAIND~A
45
derechos humanos, es tan humano como todos los restan-
tes derechos. Pero, por lo visto, para todos no es así. Alci-
biades reprocha una sincera emoción que parte de una santa
mujer, que está al servicio de los humildes. Tamaña aberra-
ción no tiene precedente. Le sugerimos a Alcibiades que
reflexione sobre su resentimiento. Le hará mucho bien, se
lo aseguramos.
Pero nada dice del poema adulador de Augusto Roa
Bastos para Stroessner y hacer esto lo descalifica.
46
OTRO ASPECTO DE lA "REPRESIÓN"
47
NUEVA LONDRES PASA A llAMARSE
HUGO STROESSNER
48
CRÍT~CAA lA "HISTOR~A DEl PARAGUAY"
49
UN RECORDATOR~O IPAIRA ROA BASTOS
50
Guido Rodríguez Alcalá, eminente intelectual de la nueva
generación paraguaya, víctima de una maligna campaña
de marginamiento impulsada por Augusto Roa Bastos,
mercader de las letras nacionales.
51
los, sino más bien de dos cartas escritas por Augusto Roa
Bastos en 1953 y publicadas en "La Unión": 1) la dirigida a
Epifanio Méndez (7-VIII-53); 2} la dirigida a Esteban Ló-
pez Martínez (22-VIII-53). "La Unión" era un periódico ofi-
cialista; López Martínez, jefe de Policía; Epifanio Méndez,
más tarde líder de la oposición, entonces pertenecía al
gobierno. Leyendo las dos cartas y el poema "¡Eternamente
hermanos!", publicado en "El País" (20-VIII-54), con la fir-
ma de Roa Bastos y dedicado a Stroessner y Perón, uno
puede comprender mejor la trayectoria política del escri-
tor, trayectoria sobre la que mucho se ha mitificado.
Es comprensible. El prestigio literario de un autor sue-
le verse acompañado del desconocimiento de la biografía.
Por efecto de aquella idea tan difundida hace algunos años,
la de la literatura de compromiso, se ha querido hacer de
nuestro compatriota arquetipo de intelectual engagé. Es
decir, el decano de los exiliados latinoamericanos, en el
destierro desde 1947. La verdad es que Roa Bastos salió
como secretario de la Embajada paraguaya en Buenos Ai-
res en 1946 por Decreto firmado por el Gral. Higinio Morí-
nigo y se estableció en la Argentina, donde vivió hasta 1976,
año en que consiguió una cátedra en la Universidad de
Toulouse, donde se jubiló y reside hasta hoy, sin ánimo de
volver al Paraguay. ¿Y el destierro? Y bien, en 1983, en
una de sus frecuentes visitas al Paraguay, el autor fue ex-
pulsado del país; hasta aquel momento había entrado y
salido libremente. Prueba de ello son, además de las car-
tas y el poema, el Decreto Nº 10.162 del 27 de enero de
1955, con el que Alfredo Stroessner le encomendó la mi-
sión "de estudiar en Europa los modernos métodos y mo-
dos de difusión y extensión cultural y de propaganda" (el
Decreto se encuentra en el Registro Oficial de 1955, pági-
na 143).
52
Pero no divaguemos. No es nuestro propósito enjuiciar
la conducta política de Roa sino ofrecer elementos que pue-
dan facilitar una evaluación objetiva de la misma. Para eso,
nos limitamos a transcribir las dos cartas y la poesía. Res-
petamos el texto de las publicaciones hasta donde resulta
posible; vale decir que nos apartamos del mismo al encon-
trar errores imputables, no al escritor, sino al tipógrafo.
Guido Rodríguez Alcalá
Mi apreciado amigo:
He dedicado este fin de semana al interesante material
bibliográfico que tuviste la amabilidad de dedicarme. Tenía
mucho interés en confrontar cuanto antes con tu pensamien-
to escrito la imagen viva y sugestionante que durante estos
últimos tres meses me he venido formando de tu personali-
dad y de tu criterio, en un trato frecuente y directo. La prue-
ba no ha podido ser más concluyente: tus ideas forman una
unidad armoniosa y dinámica con tus actos. Estos nacen
53
necesariamente de aquellas, y no se pueden concebir ideas
como las tuyas sin una actividad íntegramente orientada y
consagrada al servicio de un ideal noble y profundo.
No he resistido por eso al deseo de escribirte estas lí-
neas para sustraer a la emoción fugaz de la conversación y
a la improbable oportunidad de expresártelas personalmen-
te, las impresiones producidas en mi espíritu por la afortu-
nada experiencia de la lectura de tus libros. Ku ya'ejháicha
ña ne ñe 'éme,· ya yuhúro petei mba 'é porá nikó ña
mombe'use oyupé,· iñusái haguá ha ña ne marangatú. ..
No se me oculta, por lo demás, que cualquier opinión
relativa a tu persona, de crítica o de elogio, trasciende el
simple plano personal, pues has construido tu vida y la
orientas con un sentido mucho más amplio, no a la escala
de limitados intereses individuales, nobles o no, sino a la
escala de nuestra propia colectividad. Tu fuerza, Epifanio,
tu gravitación consiste precisamente en este hecho esen-
cial. Y lo que es mejor: tienes conciencia de ello. Te sien-
tes importante no en cuanto individuo, sino porque en cuan-
to individuo expresas a tu colectividad en lo que tiene de
más auténtico y vital, con ideas y actos determinados por
la lógica de la historia. Por eso, aún tus fracasos parcia-
les, si llegan a ocurrir, no serán sino episodios, errores
transitorios en el camino de una sola y larga lucha victorio-
sa en la que los ideales que encarnas acabarán de impo-
nerse con fuerza incontrastable, siempre que no se des-
virtúen en su naturaleza de pueblo y de historia, que es su
razón de ser.
No hay individuos providenciales en la historia de la
sociedad humana, sino en la medida en que realicen este
mandato inapelable. Y el juicio de la posteridad y aún del
inmediato presente es casi siempre infalible. No hay ma-
nera de burlarlo ni de sobornarlo ni a veces de retardarlo.
54
Nuestro Mariscal de Hierro fue un hombre auténtica-
mente providencial, en el sentido de lo necesario. ¿Porqué?
Porque encarnó el afán de supervivencia de nuestra raza y
nuestra nación.
Bolívar y San Martín libertaron pueblos sojuzgados po-
líticamente. Fue una tarea inmensa. Pero Solano López lu-
chó por una causa más penosa y dramática: impedir que el
ejemplo de los Libertadores fuese negado; impedir que
mandatarios falaces, arrastrando a sus pueblos con móvi-
les secretos e inconfesables, en una agresión terriblemente
absurda, volvieran no sólo a esclavizar políticamente, sino
también a destruir a sangre y fuego a una nación cuyo tre-
mendo y único delito era su dignidad y soberanía, su inque-
brantable decisión de independencia. Cuando Solano Ló-
pez, en Cerro Corá, comprendió que ya su vida era impo-
tente para la defensa material de la patria, arrojó su muerte
al paso de los invasores, como un inmenso bloque de pie-
dra untada en sangre gloriosa, y los detuvo allí para siem-
pre, como ante una muralla infranqueable y acusadora.
A ochenta y tres años de su sacrificio, a pesar de la
infame lápida de plomo de los legionarios y del señoritismo
urbano de dentro y de fuera, Solano López, paraguayo ejem-
plar, maravilloso ejemplo americano de fortaleza moral y de
patriotismo militante, no académico ni especulativo, sigue
presidiendo la vida nacional junto con los otros hombres de
nuestra historia, auténticamente providenciales como él, y
sigue reencarnándose en sus descendientes espirituales
más meritorios.
Sé que habita en tí esta certidumbre. Y lo comprobé
hace algunas tardes, cuando la hermosa y monumental
cabeza del Mariscal pintada por Guevara fue conducida
hacia tu habitación del hotel. En la emoción de tus ojos ha-
bía un remoto y metálico fulgor. Y cuando leíste en voz alta
55
la sentencia escrita al pie del cuadro" ... se sintió inmenso,
porque se sintió la Patria ... ", en el conmovido silencio que
siguió a tus palabras, todos los amigos que te rodeábamos
sentimos la indecible y pura sustancia de patria de que es-
tán hechos sentimientos como los tuyos.
Esto es importante, Epifanio; porque solamente pasio-
nes de una naturaleza semejante, sentidas y servidas con
carácter casi impersonal por su intensidad y amplitud, pue-
den anular o, en el peor de los casos, canalizar
benéficamente el fanatismo sectario de eficiencia tan cir-
cunstancial y de efectos tan disolventes en los tejidos más
nobles de la estructura nacional.
Es innumerable la cantidad de cosas buenas que se
han malogrado indefinidamente en nuestro país por la pro-
pia intransigencia sectaria de los paraguayos, en todos los
órdenes: en la política, en la cultura, en las instituciones;
etc.
Parece inevitable que la militancia de un Partido políti-
co suponga, por parte de los afiliados, la tácita y fanática
aceptación de todos los compromisos sectarios, sin discri-
minación alguna. No se puede construir un orden estable,
ni siquiera podría esperarse que surjan condiciones propi-
cias para ello, si se utiliza el poder para convertir a martillazos
verdades relativas en verdades absolutas. El fanático más
poderoso del mundo no podría lograr que lo negro sea blan-
co, salvo por un transitorio fenómeno de sugestión colecti-
va cuyos efectos, por otra parte, además de fugaces, no
alteran la naturaleza de las cosas.
Durante mucho tiempo el país ha·padecido las conse-
cuencias de este mal tremendo. Ha soportado con discuti-
ble estoicismo a hombres empotrados a horcajadas en las
espaldas del pueblo, sobre pretexto de un falso
providencialismo, y cuyo satisfactorio arquetipo podría ser
56
el señor J. Natalicio González. Hombre de cultura tan vasta
y aprovechada como sus apetitos, no vaciló en servirse in-
cluso de las ideas de Platón y Aristóteles para justificar sus
cimarronas especulaciones y adornar con gallardetes filo-
sóficos el soporte de su digestión pantagruélicamente pa-
raguaya. Considerado como el primer intelectual paragua-
yo en el exterior, estafó a la nación y estafó a nuestra cultu-
ra, echando por tierra el respaldo moral y la probidad inte-
lectual de sus libros, algunos de ellos capitales por la im-
portancia de sus temas.
¿Por qué el falso Tendotá fue barrido por los aconteci-
mientos de su aparentemente inexpugnable posición? Des-
de luego, no por el fracaso de la filosofía griega tamizada
por su cedazo criollo y convertida en burdo hu'iti de sus
ágapes intelectuales con reporteros oficiosos y huéspe-
des oficiales más o menos forzosos. Fue barrido porque él
no representaba, como cabeza de un grupo faccioso, la
fuerza histórica de la colectividad paraguaya. Había usur-
pado el sitio respetable de los mandatarios genuinos, iden-
tificando sus sórdidos intereses de medro personal con
los necesarios e inalienables intereses del pueblo y de la
nación. A pesar de su cultura, del prestigio continental de
su publicidad individual, de sus pseudas preocupaciones
indoamericanas, raciales y populares y de la fuerza dis-
crecional del poder, de la que usó y abusó, el falso buda
mestizo de pies de barro, estómago de bronce y cabeza
de papel, cayó bajo el empuje del grupo más débil en apa-
riencia, pero que tenía la íntima convicción de su verdad
republicana.
Qué enorme diferencia entre Solano López y Natali-
cio González, a despacho de ser éste uno de sus
glorificadores. Entre estas dos figuras se extiende la gama
amplísima del mérito y del desmérito. Pero en tanto que
57
Solano López está vivo, su prestigioso y desprestigiado
biógrafo está muerto como un molusco en su salsa de tin-
ta y de billetes de banco. Por haber alimentado esta pre-
sunción y haberla expresado, quizás prematuramente, en
tiempos en que el Tendotá se iba haciendo poderoso, me-
recí el destierro y alguno que otro mote infamante. No hago
pues más que rememorar un juicio que en su hora impli-
caba sus riesgos.
Pero si el fanatismo sectario fundado en grupos políti-
cos es disolvente, no lo es menos el fanatismo fundado en
ideologías o regímenes extranacionales. Es absolutamente
verdadero que el meridiano de la concordia y, por tanto, de
la paz social paraguaya, no pasa por Moscú, ni por Pekín,
ni por Londres, ni por Washington. Pasa exclusivamente
por nuestra comunera, señorial y libertaria Asunción. Un hilo
fino de acero y de jazmines, de glorias y esperanzas, con
los colores de nuestra Enseña, sube desde los ojos profun-
dos de nuestros muertos y ata nuestros ojos vivos en direc-
ción a la meta de nuestro propio destino nacional. Es indu-
dable que este destino no podemos comprarlo hecho, ni de
medida, ni por entregas, en una casa extranjera de rema-
tes. Tampoco podemos conseguirlo como un regalo por
nuestra adhesión incondicional y total, por nuestra satisfe-
cha sumisión a cualquiera de los bloques que se disputan
el predominio del mundo. Nosotros mismos debemos tra-
bajar y luchar por nuestro propio destino. Y para que sea
verdadero, es evidente que este destino debe llevar el sello
de nuestro escudo con su sabio lema: "Paz y Justicia", y no
el sello de la svástica, de la hoz y el martillo y menos, desde
luego, el símbolo monetario de ninguna potencia extranje-
ra. Nuestra paz y nuestra justicia deben producir la concor-
dia de la familia paraguaya y, en lo externo, una pacífica y
justa convivencia con los demás países.
58
Una sola manera tiene el individuo de acertar en la vida:
siendo siempre él mismo. Una sola manera de no errar tie-
nen las colectividades y los pueblos: asumiendo plenamen-
te la verdad natural de su idiosincrasia y la responsabilidad
de su destino.
Esta doctrina es la que surge claramente de tus libros.
Mi larga disgresión inicial, antes que comentarios, ha sur-
gido precisamente de comprobar con satisfacción y con
orgullo nuestros puntos de vista, comunes sobre cuestio-
nes fundamentales de nuestro país; tú como hombre pú-
blico, yo como simple ciudadano del montón, como escri-
tor independiente que tiene la obligación ineludible de acer-
carse a las cosas y a los hombres, a los acontecimientos y
a los grandes temas permanentes de nuestro país sin más
compromiso que decir la verdad pese a quien pese, desde
el punto de vista de los intereses generales de nuestra
cultura.
He leído íntegramente y con mucho detenimiento tu
notable conferencia del Banco Central sobre los problemas
económicos y el desequilibrio monetario que afectan a nues-
tro país. Aunque profano en estas materias altamente es-
pecializadas, el sentido común me asegura que este traba-
jo es un lúcido y exhaustivo análisis de nuestra realidad
económico-financiera, de los males que han quedado como
resabio de la anarquía y del desgobierno anterior, así como
la correspondiente terapéutica que ya se está aplicando en
metódica escala.
Probablemente, es el ensayo más sincero y valiente en
su género que yo conozca. Tu criterio higienizador y purifi-
cador no se detiene en eufemismos para señalar las tachas
y los defectos que se deben corregir de raíz. Ciertos trata-
distas o funcionarios eunucoides, con alma de consejeros
áulicos, hubiesen encontrado la manera de disimular los
59
males con énfasis académico, "para evitar el pánico", se-
gún la fórmula al uso de la cobardía elegante. Tu conferen-
cia no anda con vueltas.
Ñe 'engunte nikó hesáyero va ha oyepokytyva oñe'esero.
Lo más interesante de ella es que, lejos de ser pesimista,
mantiene desde el principio al fin un tono de levantado opti-
mismo creador.
Al mismo tiempo de plantear un programa de vitales
realizaciones dentro de las complejas funciones del Banco,
tu conferencia constituye también, editada en folleto, un
persuasivo manual de ética administrativa, uno de los pri-
meros, si no me equivoco, en todo el país.
Espíritu de responsabilidad, equidad, eficiencia y tesón
son los elementos fundamentales de esta doctrina cuya
aplicación tiene ya antecedentes prácticos encomiables a
través de sus anteriores actuaciones.
He leído también la recopilación de tus editoriales en
"La Razón", de los que juntamente con los de Osvaldo se
publican "in extenso" bajo el título genérico de "Batallas
por la Democracia". Estos artículos escritos al calor de la
lucha diaria y, gran parte de ellos, en el fragor de dramáti-
cos acontecimientos perfilan nítidamente la contextura de
tu temperamento y de tu posición política: una pasión pa-
raguaya al servicio de un ideal íntegramente paraguayo,
sin enconos enfermizos y con la mirada tendida
esperanzadamente sobre amplias perspectivas. Junto a
la rigurosa inteligencia filosófica de Osvaldo y a su brillan-
te capacidad dialéctica, tu talento de profunda y natural
perspicacia, tu sagacidad y tu intuición sorprendentes, así
como tu prosa batalladora y sobria han brindado en estos
editoriales aportes capitales para el estudio de los hechos
políticos más importantes acaecidos en estos últimos años
en el Paraguay.
60
Me encuentro mediando también la lectura de "El Or-
den para la Libertad". Y dejo para el final el libelo contra el
Tendotá, del cual necesito tomar algunos apuntes que me
van a ser muy útiles para adelantar mi novela, cuyo argu-
mento te he referido y cuyo tema central es el triunfo de la
solidaridad de hombres libres. Es decir, el tema de tu vida y
tu obra.
No quiero terminar estas líneas sin decirte que uno de
los aspectos de tu pensamiento y de tu actividad que me
resultan más atractivos, es tu constante y fértil preocupa-
ción en favor de nuestro pueblo campesino.
Por mucho tiempo todavía, nuestro pueblo va a seguir
siendo un pueblo esencialmente campesino. Ninguna polí-
tica que olvide esta premisa o que subordine la situación
individual y colectiva del campesinado a los intereses urba-
nos, tiene hoy día en el Paraguay más posibilidades de so-
brevivir que en el pasado. Un justo equilibrio entre la ciudad
y el campo, y aún más: la supremacía del campo sobre la
ciudad desde el punto de vista de la asistencia del gobierno
en cuanto a sus reivindicaciones sociales, económicas y
culturales, es tal vez el desideratum para un progreso ma-
terial de ritmo más rápido y para la consolidación de una
paz estable y fecunda entre todos los paraguayos.
Tu pensamiento, en este sentido, es profundamente
honrado y antidemagógico. Tus libros nos confirman, párra-
fo por párrafo esta certeza. No podía ser de otro modo, pues-
to que tu naturaleza campesina y agraria es la fuente de tus
mejores cualidades y el fundamento de tu probidad como
paraguayo, como patriota, como amigo ...
Mi irrefrenable inclinación de escritor me lleva a obser-
var y a identificarme con los hechos, cosas y personas de
mi contorno; siento especial curiosidad por estas últimas.
He llegado incluso al convencimiento de que un país como
61
el nuestro donde las instituciones no han acabado todavía
de formarse, las personas realmente superiores son lo más
valioso que existe en la escala de los valores jerárquicos;
sobre todo, aquellas personas que desempeñan un rol y
sienten la conciencia y responsabilidad del papel que jue-
gan en la sociedad. Tú estás, evidentemente, en esta situa-
ción. De ti, como clama el personaje de Shakespeare en el
pasaje famoso, también la naturaleza irguiéndose ante tu
presencia podía decir: "Este es un hombre ... ". Hubiera de-
seado conocerte en el llano o en el anonimato del pueblo:
estoy seguro que te hubiera reconocido igualmente como
tal, es decir como un predestinado y que te hubiera apre-
ciado como ahora te aprecio y admiro. Sólo que entonces
mi amistad no hubiera tenido nada de qué avergonzarse.
Con mis felicitaciones, mis votos de ventura personal y
mis deseos de que cada día avances un nuevo paso afortu-
nado en el camino que te has trazado, te estrecho cordial-
mente las manos".
62
amistad y gratitud por las finas atenciones que nos dis-
pensaron aSila Godoy y a mí, durante nuestra estada en
Asunción.
No olvidaremos esos momentos de retorno a la patria
después de una prolongada ausencia. La emoción de recu-
perar tantas cosas queridas, emociones, recuerdos, la vi-
sión de nuestra incomparable Asunción, casi inmaterial de
tan espiritualizada es uno de esos sentimientos inexplica-
bles. A ella se unió el agrado de conocer y apreciar a perso-
nas tan amables como ustedes.
También debemos agradecerle la deferente atención
que nos dispensó usted en su carácter de Jefe de Policía
de Asunción allanando y facilitando la realización de nues-
tras actividades artísticas. Este reconocimiento tal vez pue-
da influir mis palabras y atenuar su imparcialidad, pero de
todos modos siempre será cierto que la institución policial
ha recorrido un amplio trecho de progreso en el camino
que le han trazado sus reformadores. Sobre todo, impre-
sionó vivamente a nuestra sensibilidad de paraguayos y
de artistas su evolución y orientación eminentemente civi-
lista. Cuando su siniestro prestigio represivo de épocas
anteriores, por obra de los hombres que la dirigen, se trans-
forme en una función moralizadora y docente, nuestra co-
munidad tendrá en su policía un respaldo insobornable y
no una fuente de arbitrariedades e injusticias, como ya lo
empieza a tener al completarse y consolidarse sus etapas
iniciales de reorganización.
No resulta por tanto casual el hecho de que al frente de
esta institución se halle un hombre que en la paz demues-
tra ser el mismo patriota, el mismo caballero sin miedo y sin
tacha que en la guerra: aquel heroico y ahora ya casi legen-
dario Capitán López Martínez de los polvorientos cañado-
nes chaqueños.
63
La guerra y la paz constituyen las pruebas cruciales y
simétricas de todo hombre de mérito, pues sólo en un hom-
bre auténticamente valioso el horror de la una, sus sacrifi-
cios y sufrimientos, pueden inspirar el deseo y la convicción
de una paz activa y fecunda basada en el respeto de la ley,
en la armonía y solidaridad de todo el conglomerado social.
Nuestra comunidad necesita prepararse para la convi-
vencia de un orden estable, y este orden será estable y
desde luego perfectible cuando cada uno de los miembros
de la colectividad reconozca no sólo sus derechos sino tam-
bién sus obligaciones, pues que estas últimas son la expre-
sión del derecho del semejante.
Para hombres como nosotros, cuyo campo específico
es el de la cultura, nada puede ser más auspicioso que la
humanización de la Policía y su gradual transformación de
aparato represivo en institución preventiva y orientadora.
La justicia humana, no siempre infalible y muchas veces
implacable y cruel, necesita un abrazo ejecutivo sereno y
equilibrado que coopere positivamente en la higiene social,
pues también aquí más vale prevenir que curar. Sólo así,
los resabios del pasado y los inevitables fermentos del re-
sentimiento y de la intolerancia, que son las toxinas más
ponzoñosas para la salud de la comunidad, se irán disol-
viendo en la mutua comprensión de obligaciones y dere-
chos comunes para todos, con el resultado de que cada
vez habrá menos culpables auténticos, y también menos
víctimas inocentes.
Como paraguayos y como artistas, soñamos con un
Paraguay grande y unido en el que el ser paraguayo, por
sobre todas las cosas, comporte el máximo orgullo pero, al
mismo tiempo, la máxima responsabilidad. Una unión se-
mejante sólo advendrá mediante la paz y el orden basados
en el respeto mutuo, norma ideal de convivencia.
64
La guerra del Chaco nos dio un ejemplo de esta unión y
solidaridad llevadas a extremos heroicos de renunciamien-
to y cohesión. Pero si aquella guerra como acontecimiento
transitorio de prueba nacional logró tales resultados, la paz,
nuestra paz permanente, debe exigirnos mucho más y de
hecho lo exige y espera todo de nosotros. El odio o la vio-
lencia, cualquiera sea su origen y su finalidad, tienen esca-
so o ningún valor de persuasión y estamos seguros de que
ellos no lograrán prevalecer y de que, por el contrario, se-
rán anulados por afanes noblemente constructivos.
A los que militamos en el plano del arte, se nos suele
motejar a menudo de soñadores y utopistas por nuestra ten-
dencia a plantear generalizaciones más o menos vagas
sobre la realidad llena de desniveles y necesidades peren-
torias y cuyos problemas prácticos e inmediatos no se re-
suelven por lo común con soluciones ideales. Pero el sue-
ño o la utopía nunca han estorbado el desarrollo de proce-
sos necesarios, por el hecho de prefigurarlos o anticiparlos
Años atrás hubiera podido parecer absurda utopía el
que la Policía de Asunción concibiera el propósito de
adecentarse para convertirse en un organismo regulador
de una normal convivencia. Ustedes han transformado gra-
dualmente en realidad aquella utopía, y de seguir en este
camino, desde ya se puede asegurar que la paz social pa-
raguaya mucho deberá a la institución policial.
Por todo esto, mi apreciado Coronel López Martínez,
juntamente con sus colaboradores, reciba nuestros pláce-
mes y augurios.
Renovando mis respetuosas expresiones de estima y
gratitud para su señora y mis mejores votos para el peque-
ño Esteban, el niño de extraño y maravilloso destino, peda-
cito vivo de luna asuncena encendido en vuestro hogar, le
estrecho a usted cordialmente las manos".
65
Augusto Roa Bastos, que cantó en versos homéricos a los
Generales Stroessner y Perón en 1954, y que para asumir
la personalidad de un "perseguido político", como Supremo
Farsante de la contracultura mercenaria se autoexilió en
Europa años después de haber integrado embajadas
culturales con jugosos viáticos en representación
del gobierno del General Alfredo Stroessner.
"¡!Eternamente hermanos!"
66
Una es la patria del metal celeste,
del nombre musical como el tañido
de una inmensa campana en la tierra
recuerda el cielo libre de los hombres.
Patria libertadora de otras patrias,
faro y refugio, torre defensora
de la Justicia y la unidad eterna
de los pueblos del mundo,
atalaya celeste coronada
por el fuego inmortal del Sol de Mayo...
Paraguay y Argentina,
dulces patrias profundas con sus pueblos
viriles, enlazados
en dignidad y amor, profundamente!
67
desde el comienzo mismo de las patrias_
mezclaron sus relámpagos,
y mezclaron sus sangres,
y mezclaron sus almas.
68
se agiganta en los zumos de la tierra,
trae elprimero su sabor de pueblo,
su vivienda sustancia nacional;
su condición telúrica de raza
y su fe campesina en el trabajo
que hace el orden fecundo de la vida.
De la Nueva Argentina,
/Oh campana de plata de esta América india,
que suena hacia los puntos cardinales
de/mundo,
viene Perón_ el gran amigo,
el gran patriota, el visionarlo
de la unión fraternal de nuestros pueblos...
69
El Paraguay entero lo recibe
sobre su pecho de madera pura,
sobre su corazón de ardiente púrpura,
como el huésped dilecto de la patria,
ciudadano honorario, hermano nuestro,
compatriota querido y camarada leal...
Asunción Libertaría,
la Ciudad Fundadora de las Indias,
con luz de cuatro siglos de alboradas,
tiende a su paso el Arco de Triunfo
de sus patricias glorias y el follaje
de sus verdes laureles sin eclipse.
Abanderado de la Paz,
insobornable adalid de la Justicia,
rectifica elpasado,
borra el hondo desgarrón de la historia
y nos devuelve, transformados
en el símbolo de paz y de hermandad,
los sagrados trofeos de la guerra.
70
que guarda las cenizas de sus héroes
y el resplandor sagrado de sus almas.
Paraguay y Argentina,
dulces patrias profundas con sus pueblos
viriles, enlazados
en dignidad y amor, eternamente.. ./
71
EL GRAVE ERROR DEL MINISTRO
MONTANARO
72
RAMÍREZ KHON QUISO HACER
MÉRITOS
73
STROESSNER VETA LA LEY
QUE lE DA EL TÍTULO DE MARISCAL
74
El proyecto ya no fue exhumado en lo sucesivo. Que-
dó como precedente histórico y jurídico, del máximo des-
interés político del General Stroessner, quien por este
medio dio un ejemplo de espíritu republicano, que hasta
hoy, al cabo de muchos años, sigue vigente. Fue un golpe
principalmente sobre quienes, arteramente, lanzaron la
intriga de que era el propio Stroessner quien, detrás de las
bambalinas, movía los hilos de aquel acontecimiento. La
patraña quedó al descubierto. Y como resultado, amigos y
adversarios tuvieron que reconocer la profundidad ética
de aquella postura.
Nuestro amigo Alcibiades, que fue protagonista de
aquel suceso, lo tergiversa aviesamente en su libro, y eso
es muy negativo para él, puesto que las colecciones de
periódicos de la Biblioteca Nacional establecen contunden-
te mente la verdad. Y, a mayor abundamiento, en el Regis-
tro Oficial consta el veto ejercido por el Presidente Stroes-
sner contra aquella ley, que él consideró apresurada, ya
que correspondía a la posteridad brindarle tan honrosa
distinción. De consiguiente, nosotros proponemos ahora
que se reabra el caso y se eleve al General Stroessner, al
rango de Mariscal. Será justicia.
75
CRÍTICA A LOS CÓNSULES POR ELEVAR
INFORME AL GOBIERNO
76
te para invadir el territorio nacional, como procuraron ha-
cerlo en diversas oportunidades.
En suma, los informes de los cónsules, de un lado ayu-
daban a controlar los focos sediciosos de extramuros; y de
otro, evitaban incursiones sangrientas, que hubieran costa-
do la vida a numerosos compatriotas, envueltos así en las
redes de la subversión. Lo que significa que la labor de los
cónsules era altamente meritoria y, en muchos casos, gra-
cias a su patriotismo, la nación se salvó de cruentas heca-
tombes. Eran, pues, acreedores de la gratitud del pueblo y
del gobierno.
Torciendo esta irrecusable verdad, nuestro amigo Alci-
biades por poco no pedía que nuestros cónsules se presta-
sen a los insurrectos, traicionando al gobierno que había
depositado en ellos toda su confianza. Esta desubicación
de la realidad, en la que incurre González Delvalle, es muy
peligrosa, porque hace tabla rasa de los valores morales de
los que deben estar imbuidos los funcionarios consulares,
para el mejor cumplimiento de su misión institucional. Ren-
dimos por eso nuestro homenaje a los cónsules, tan agredi-
dos en el libro de marras.
77
¿ERA AQUEL UN SISTEMA POLICÍACO?
78
ciales. Y para mayor conocimiento del asunto, publica un
documento oficial, que ratifica que el supuesto "régimen
policíaco de Stroessner, tenía treinta agentes confiden-
ciales". Si González Delvalle no se da cuenta de la tre-
menda contradicción en que incurre, se descalifica a sí mis-
mo, en una forma realmente bochornosa.
Más aún que leyéndolo, por ejemplo, a Viktor
Kravshenko, nos informamos que en tiempos de Stalin, ha-
bía cincuenta "pyragüé"rusos, por cada cien metros cua-
drados. Y conste que Rusia es, probablemente, uno de los
países más extensos del planeta, a la par que China y la
India. De modo que actuaban en la URSS, millares de agen-
tes de la KGB, diseminados en Rusia y Siberia, cuyo núme-
ro es cuestión de ponerse a calcular. Y llegaremos así a
cifras siderales.
Por todo esto, decir que Stroessner había creado un
sistema policíaco, es una bufonada, indigna de un periodis-
ta y escritor de los kilates de González Delvalle. Por eso le
exhortamos a rectificarse, en homenaje a la objetividad de
juicio que debe poseer un publicista. Es correcto, en cam-
bio, calificar de firme al régimen de Stroessner. Pero nada
más que eso.
79
LA VERDAD SOBRE LAS LIGAS
AGRARIAS
80
pervivencia. En caso contrario, hay claudicación". Y al
General Stroessner jamás debe haberle pasado por la ca-
beza, la debilidad de claudicar. Como todo luchador, él se
jugó entero a favor de la legitimidad y legalidad de su man-
dato. De consiguiente, no cabían dudas ni vacilaciones: La
consigna era desmantelar las Ligas Agrarias, para sal-
var a la Patria de una nueva guerra civil, más feroz que
todas las anteriores.
No obstante, no hubo crueldad ni sadismo, por parte
del gobierno. Nadie ha podido demostrarlo. Y como nues-
tro amigo Alcibiades ofrece el testimonio de un solo pre-
sunto testigo, el de la señora Constancia Mendieta Pérez
de Rojas, que no es válido porque se trata de una sola
declaración; mientras en los archivos del Poder Judicial
existen centenares de pruebas de los propios miembros
de las Ligas Agrarias, que confirman su carácter guerrille-
ro, violento y sobre todo, resuelto a llevar adelante la em-
presa, a sangre y fuego.
Pero también hay que repetirlo. Se actuó con la máxi-
ma prudencia. Cualquier excepción no hace otra cosa que
confirmar la regla. De modo que, amigo Alcibiades, en su
apelación a las Ligas Agrarias como hecho represivo, us-
ted sale perdiendo. Los hechos lo desmienten a Ud. cate-
góricamente. Busque otro repertorio y tal vez tendrá más
suerte. Pero hasta aquí, usted marcha a contrapelo de la
realidad.
81
LOS TESTIGOS DE GONZÁLEZ
DElVAllE
82
prometida con los movimientos subversivos del Río de la
Plata.
5. Heriberto Alegre, actual miembro del Tribunal Elec-
toral Independiente (TEI) del PLRA, fue acusado por sus
correligionarios de haber sido agente confidencial de la
Policía de la Capital, en tiempos del General Francisco Brí-
tez Borges, y cercano colaborador del Comisario Riveros
Taponier. Hoy día es fanático lainista.
6. Alejandro Mella latorre, periodista chileno de
ultraizquierda, participó en el atentado criminal contra el
General Anastacio Somoza en Asunción, lo que motivó que
permaneciera detenido durante las investigaciones judicia-
les. Además era un sicópata y maniático depresivo.
Las seis personas mencionadas como testigos, por
nuestro amigo Alcibiades, están descalificadas por estar
comprometidas con uno de los sectores en pugna. De modo
que su testimonio está tachado de parcialidad y de falta
de ética. Con testigos de esta clase, no iremos a ninguna
parte.
83
CASO BRACKENRIDGE V VALLEJOS
84
COMENTARIO SOBRE El TEMA
DEL EXIUO
85
guerra fría. Tales organismos disponían sin ocultamiento
alguno, el control sobre las actividades políticas, incluyen-
do por supuesto el de sus dirigentes, puntualizando las
medidas que debían adoptarse en cada caso.
Varios políticos paraguayos exiliados, llegaron a que-
rellar a funcionarios norteamericanos por difamación, ca-
lumnia y represión arbitraria, o prometieron hacerlo, como
es el caso del señor Epifanio Méndez Fleitas, que en su
libro "Lo histórico y lo antihistérico en el Paraguay"
anunció que querellaría en donde sea el "Coronel Thierry",
a quien acusó de ser "fabricante" de comunistas. La orien-
tación impartida por Estados Unidos, en virtud de la doc-
trina de la "seguridad nacional" acarreaba el control
personal, e inclusive, la internación, de muchos exilia-
dos. Por eso mismo, quienes activaban en política, de-
bían asumir conscientemente todos los riesgos, incluyen-
do el apresamiento, la tortura y el exilio. Eso lo teníamos
bien claro, quienes optamos a favor de las luchas cívicas,
en aquellos días preñados de zozobra. De modo que Alci-
biades González Delvalle no puede desconocer esta rea-
lidad, que comprometía por igual a gobernantes y gober-
nados. Esta aclaración es fundamental, para ponernos en
el debido contexto histórico.
86
LA LIBERTAD DE PRENSA
87
cando a veces, caricaturas de pésimo gusto y de perverso
epígrafe.
Personalmente, en su debido momento, discrepamos
con las medidas arbitrarias contra Radio Ñandutí, a la que
se interfería, y con la clausura de periódicos.
Demás está decir que también surgieron muchas otras
publicaciones, además de las mencionadas, pero no lo-
graban sobrevivir, simplemente porque los eventuales com-
pradores preferían adquirir diarios o semanarios de su pre-
dilección. Si nos fijamos en la realidad actual, podemos
hacer esta observación. En tiempos de Stroessner, los
partidos políticos contaban con sus propios voceros;
en cambio, hoy día, ninguno de ellos tiene prensa pro-
pia. ¿Hay que deducir de esto, que en la actualidad
"no hay libertad de prensa"? No, sino simplemente que
hay muy poco interés en la producción intelectual y
periodística de los opositores. Parece que se les aca-
bó la clientela.
88
LA SUPUESTA REPRESIÓN POUCIAL
89
cho, que supo mantener el Presidente Stroessner, desde el
primero hasta el último día de su gobierno. Reiteramos que
si actualmente se convocara a un plebiscito, Stroessner
conquistaría la casi unanimidad de los votos de nuestros
conciudadanos.
90
LA REPRESIÓN POLICIAL Y El
ESTADO DE SITIO
91
asambleas, sus giras propagandísticas y sus convenciones.
Al mismo tiempo, conviene reiterarlo, aparecían órganos de
prensa de los principales partidos de oposición: "El Pueblo"
del PRF; "El Radical" del PLR y "La Libertad" del PL, así
como sus programas radiales, con todas las garantías. En
suma, el estado de sitio era un instrumento nada más que
preventivo, para mantener la paz y el orden público.
Revísese la colección de periódicos independientes y
partidarios de aquel tiempo, y se comprobará que jamás se
abusó del estado de sitio; que éste fue aplicado solamente
en casos necesarios, por graves; y que los detenidos, o
fueron puestos enseguida en libertad, o pasados a la juris-
dicción de la justicia ordinaria. Leer libros en los cuales hay
listas de "muertos que hoy gozan buena salud", indicándo-
se modo de vida y lugar actual de trabajo. Un ejemplo: El
libro de Alfredo Boccia Paz, "La década inconclusa. Historia
real de la O.P.M.". Por estas consideraciones, podemos
concluir que el gobierno del Presidente Stroessner, realizó
una proeza: La de aproximarse, como nunca antes ni des-
pués, a la vigencia del Estado de Derecho. Esto fue reco-
nocido dentro y fuera del país, e hizo posible la Segunda
Reconstrucción Nacional.
92
PREGUNTAS BÁSICAS PARA
LA CiUDADANÍA
93
Stroessner, el mismo prueba lo contrario, es decir, que nun-
ca existieron tales vandalismos. Las víctimas fueron insig-
nificantes y se produjeron en ambas partes, por confronta-
ciones entre los grupos violentos y las fuerzas del orden.
94
yó. Gobiernos que hicieron trizas de fondos públicos, rapi-
ñas e interminable corrupción campearon hasta ahora, año
2005. Pero es bueno recordar que también participamos
de la guerra entre Oriente y Occidente. Moscú, Pekín y La
Habana apoyaban un proyecto de destrucción al cual co-
laboramos en destruir.
95
GONZÁLEZ DELVALLE, HOMBRE. DE LA
SEGUNDA RECONSTRUCCION
96
aparato estatal y en el contexto de la sociedad. Arriba de
medio centenar de conspiradores pudo ser detectado gra-
cias a las eficientes pesquisas llevadas a cabo por Gonzá-
lez Delvalle.
Frente a tan positivos resultados, él ingresó a las fuer-
zas policiales, siendo ascendido muy pronto por su ener-
gía para reprimir conatos estudiantiles que amenazaron
alterar la paz que gozaba la República. Hizo lo propio en
el plano sindical, luego de descubrir focos pro-comunis-
tas en el ámbito laboral. Tales virtudes influyeron para
pasarlo a primer plano, como operador policial de alto
nivel.
97
Además de todo esto, sus colaboraciones en la Re-
vista Policial y en otros medios de prensa, defensores de
la obra de gobierno del General Stroessner, contribuyeron
a promocionarlo legítimamente, como uno de los más con-
notados intelectuales, granjeándose así la simpatía de las
autoridades, que lo presentaron como modelo del policía-
escritor, identificado con una causa noble. He aquí los de-
cretos del Poder Ejecutivo, suscritos por el Presidente
Stroessner y el Ministro Ynsfrán, que sirven de testimonio
frente a quienes ponen en duda el culto que desarrolló en
aras de los valores morales e intelectuales de aquel perío-
do decisivo de nuestros anales políticos.
Y así como hoy rendimos homenaje a Alcibiades Gon-
zález Delvalle, calificado policía-escritor de la Segunda
Reconstrucción, oportunamente lo haremos también con
respeto a numerosos ex parlamentarios y ex funcionarios
judiciales, que hicieron posible la edificación del sólido edi-
ficio institucional, bajo la dirección patriótica e ilustrada del
General Stroessner.
98
DOS DECRETOS QUE MARCAN A FUEGO
A ALCIBIADES GONZÁLEZ DELVALLE
Ministerio de/Interior
99
A/cibiades González De/valle, con antigüedad del 1g de
octubre del año en curso.
Art. 2!2) Comun/quese, pub//quese y dése al Registro
Oficial
Firmado: A. Stroessner
Edgar L. Ynsfrán
Ministerio de/Interior
100
Art. 3!1) Nómbrase Oficial 2 9 de O.P. T./. de la Policía de
la Capital, al señor Julián Pérez Garay, con antigüedad del
19 de agosto del año en curso.
Art. 4!1) Comuníquese, publíquese y dése al Registro
Oficial.
Rrmado: A. Stroessner
Edgar L Ynsfrán
101
CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA EN
NUESTRA POLÍTICA
102
De ahí que si anhelamos realmente elaborar una histo-
ria razonada, crítica y objetiva sobre nuestro pasado políti-
co, es primordial que los cronistas y los protagonistas, co-
miencen haciendo un análisis de conciencia, que haga salir
a la superficie, sus aciertos y sus errores. A este método se
lo denomina autocrítica, que no es otra cosa que el análisis
desapasionado y veraz de los comportamientos individua-
les y colectivos, en el curso del proceso histórico. Mientras
no hagamos autocrítica, seguiremos aferrados al maniqueís-
mo, dividiendo arbitrariamente a las personas en "buenas"
y "malas", con criterios puramente subjetivos, lo que no es
válido para las ciencias sociales, que exigen una máxima
objetividad, como requisito por excelencia, para aproximar-
nos a la verdad.
En resumen, los opositores insisten en sostener la
imagen de un Stroessner satánico, empeñado solamen-
te en obrar el mal; y al otro lado, ellos, los "santos" y
"ángeles", generadores absolutos del bien. Esta grosera
postura seudointelectual, no se compagina con el discur-
so científico, que sólo confiere validez a lo racionalmente
demostrado y probado. Y mientras los opositores no sean
capaces de asumir una valerosa autocrítica, seria, veraz
y responsable, no irán más allá de ser unos vulgares sec-
tarios, maniqueístas trasnochadores y manipuladores de
la realidad.
Es fundamental no seguir envenenando la mente indi-
vidual y colectiva de nuestro pueblo. Para lograrlo, hay
que insistir en la verdad y en nada mas que la verdad. El
periodo gubernativo del Presidente Stroessner, entre 1954
y 1967, nos enseña una gran lección: No existen saltos
en la realidad. El General Stroessner asumió el poder el
15 de agosto de 1954, mediante elecciones reconocidas
por países extranjeros. Como el ambiente estaba enrare-
103
cido por cuestiones internas del partido gobernante -el
Partido Colorado- la primera preocupación de aquel
Presidente fue gestionar la unidad del coloradismo, logro
concretado el 27 de octubre de 1955. Plasmado este pro-
pósito, el Presidente Stroessner acometió la tarea de ha-
cer llegar un mensaje conciliador a los partidos de oposi-
ción. Dicho mensaje podría resumirse así. Aquella etapa
turbulenta de 1947, hizo fracasar el objetivo nacional de
reunir a una Convención Nacional Constituyente, para dejar
atrás la Carta Política autoritaria y fascista de 1940, ela-
borando en su reemplazo una auténtica Constitución de-
mocrática, con la participación activa en sus deliberacio-
nes, de los partidos políticos paraguayos.
Aquel mensaje del Presidente Stroessner tuvo acogida
en el Partido Liberal, iniciándose contactos personales en-
tre directores colorados y liberales, con miras a llegar a una
negociación oficial entre ambas nucleaciones tradicionales.
Infortunadamente, un sector golpista incrustado en filas li-
berales, hizo lo imposible para frustrar aquellas auspicio-
sas conversaciones. Se demuestra que las tratativas fue-
ron serias, por la actuación como nexo y componedor del
Nuncio Apostólico de S.S. el Papa, Monseñor Luigi Punzzolo.
Cuando tales promisorios contactos estaban ya en tiempo
de dar sus frutos, el sector golpista liberal impulsó el levan-
tamiento armado del 4 de noviembre de 1956, que echó a
perder lo que constructivamente se había avanzado hacia
la pacificación del país. Este tema lo desarrollamos en un
libro que ya tenemos concluido.
No fue el gobierno del Presidente Stroessner el que
boicoteó las negociaciones para llegar a un cotejo electoral
entre colorados y liberales; tampoco el Nuncio Apostólico
Monseñor Punzzolo faltó a los compromisos que iban con-
certando; fue el sector golpista del liberalismo, que en abierta
104
rebeldía con el directorio de su partido, intencionalmente
conspiró, para hacer fracasar el plan normalizador, enton-
ces en marcha. Lógicamente, tan abrupta ruptura, demoró
por algún tiempo la reanudación del proceso democratiza-
der. Este se reanudó recién en 1962, cuando el Movimiento
Renovación del Partido Liberal, encabezado por Carlos Levi
Ruffinelli, hizo público su propósito de concurrir a eleccio-
nes, para iniciar así, patrióticamente, la normalización insti-
tucional del país. Y, en efecto, el sector de Levi Ruffinelli
concurrió a los comicios presidenciales y parlamentarios de
enero de 1963, ocasión en que el liberal Ernesto Gavilán
fue derrotado por el candidato colorado General Stroess-
ner. No obstante, los liberales se adjudicaron un tercio de la
Cámara de Representantes. Aquel fue el auspicioso comien-
zo de la concordia nacional.
La concurrencia de aquel sector liberal a las eleccio-
nes, fue curiosamente combatida por el sector oficialista del
Partido Liberal (muy influido por el golpismo) y el Partido
Febrerista. Sin embargo, sin dar ninguna explicación con-
vincente, liberales oficialistas y febreristas (estos últimos
acababan de ser oficialmente reconocidos por el gobierno
de Stroessner), se presentaron a las elecciones municipa-
les de 1965. De este modo, todas las críticas hechas al sec-
tor de Levi Ruffinelli, se vinieron abajo: Todos ya habían de
transitar la ancha ruta de las elecciones. Poco después, ante
el anuncio de que se llamaría a Convención Nacional Cons-
tituyente, el sector liberal que se jactaba de su intransigen-
cia pidió su reconocimiento al gobierno, lo que le fue conce-
dido con el voto de los colorados en la Junta Electoral Cen-
tral, con la oposición de los representantes liberales. Y, en
efecto, fue reconocido como Partido Liberal Radical. Mu-
cho se comentó que para obtener su legalización se ofre-
cieron la reelección del Presidente Stroessner, por conside-
105
rar que así se aseguraba la continuidad del proceso demo-
crático.
Efectivamente, en 1967 se reunió solemnemente la
Convención Nacional Constituyente, con la presencia de
cuatro partidos políticos a saber, la Asociación Nacional
Republicana (Partido Colorado), el Partido Liberal, el Par-
tido Liberal Radical y el Partido Febrerista. El plan patrióti-
co del General Stroessner había triunfado finalmente. El
25 de agosto de 1967 fue sancionada, promulgada y jura-
da la nueva Constitución, que dejaba atrás el autoritaris-
mo fascista de la Carta Política de 1940 con todas las le-
yes liberticidas aprobadas bajo su hegemonía. De este
modo, el Paraguay entró en una era de paz y progreso sin
precedente en los anales históricos de nuestra patria. Que-
da en pie un hecho cierto e irrefutable: Cuatro partidos
políticos elaboraron la Constitución de 1967, estos mis-
mos partidos pasaron a integrar la Cámara de Diputados y
el Senado de la República; y también los cuatro tuvieron
sus respectivos medios de prensa: los colorados el diario
"Patria"; los liberales "La Libertad"; los liberales radicales,
"El Radical" y los febreristas, "El Pueblo". En suma, ¿pue-
de llamarse o no democracia a un sistema que reúne to-
dos estos requisitos? No cabe la menor duda. El General
Stroessner con el Partido Colorado instauraron la de-
mocracia paraguaya y esta gestión nadie puede ne-
gársela.
106
CONCLUSIÓN
107
108
ANEXO DOCUMENTAL
109
110
UN VALIOSO APORTE DEL DIARIO
"LA NACIÓN"
111
"LA ETAPA MÁS CONSTRUCTIVA QUE
HAYA VIVIDO LA REPÚBLICA"
112
tución de 1967 -como logro fundamental de los vein-
te años- traza un programa de acción y determina una
estructura política que entendemos es unánimemente com-
partida por todos los paraguayos". Más adelante puede
leerse el texto completo de este artículo, que no tiene des-
perdicio.
Tal era el pensamiento oficial del diario ABC Color.
Y sus palabras son tan diáfanas, que relevan de todo
comentario. Las conclusiones quedan a cargo de los
lectores.
113
CON DIOS Y CON EL DIABLO {1)
114
Carta del director publicada por La Nación, el 16 de noviembre de 1996.
115
Editorial del diario ABC Color
Director: Asunciólf
"Aldo Zuccolillo Paraguay
Clltii!
UN DIARIO JOVEN CON FE EN U PATRIA
116
Los veinte años de ejercicio de la primera magistratura
por parte del Presidente Stroessner han sido también años
de cordiales relaciones entre la República y las naciones ve-
cinas X en genera¿ con todas las del mundo libre. Esta con-
ducción internacional- la persistencia en la realización de obras
de infraestructura física y social- la estabilidad monetaria que
también se ha establecido durante su gobierno y la tranquili-
dad interna, han sido factores determinantes para la consi-
deración internacional de nuestro país y para que afluyeran a
él- en apoyo de su propio esfuerzo, créditos y capitales en
busca de inversión.
En lo interno, el gobierno del Presidente Stroessner ha
procurado realizar una evolución progresiva.
Las revueltas militares o civiles, las conspiraciones, han
1do desapareciendo como formas de acción política en el co-
rrer de los años de su gobierno hasta pasar hox y desde hace
años, alplano de las cosas delpasado y ya desconocidas para
las nuevas generaciones. Es de esperar que esta situación
haga escuela de una definitiva modalidad nac1onal que repu-
die por siempre a toda forma de violencia entre los paragua-
yos, cuya concreción también requiere que sean levantadas
medidas restrictivas, como el estado de sitio, que aún perdura
entre nosotros. Ha de decirse aún que dentro de la política
gubernativa en curso han resurgido condiciones que creemos
progresivamente propicias para el diálogo entre los paragua-
yos y para la gravitación de la opinión pública. La Constitución
de 1967 -otro logro fundamental de los veinte años que rese-
ñamos sucintamente- traza un programa de acción y deter-
mina una estructura política que entendemos es unánimemente
compartida por todos los paraguayos.
Nuestro país, como todos, presenta amplios flancos abier-
tos al perfeccionamiento y a la innovación pero es justo que
se consignen y sobre todo que se valoren adecuadamente
los logros alcanzados y las tendencias subyacentes en la
acción gubernativa hasta ahora realizada, por el Presidente
Stroessner.
117
LA CARIDAD COMIENZA POR CASA
118
CON D~OS Y CON !El DIAIBlO (m
119
colillo prosperaban gracias al General Stroessner y por ello
no es nada raro encontrar a ambos en numerosas
"estampitas" de la época.
Aldo Zuccolillo, el ambicioso hombre de acero, a lo
largo de su vida militó en causas muy diversas. En este
contexto, y mientras los negocios de Aldo Zuccolillo estu-
vieran asegurados, cualquier sistema de gobierno era dig-
no de elogio.
La pérdida de privilegios y cuestiones impositivas, su-
madas a una que otra nimiedad, hicieron que Aldo Zuccoli-
llo empezara a remar hacia la otra orilla; un día, el menos
pensado, y ya en vísperas del trigésimo aniversario del go-
bierno de Stroessner, Zuccolillo descubre de pronto la dic-
tadura. A partir de entonces su obsesión fue desvincularse
de sus padrinos de antaño.
Aldo Zuccolillo quería "quemar las naves", desandar
todo su itinerario de complacencias, pero tantas huellas dejó
que no había suficiente leña para ejecutar tan ambicioso
propósito.
Cuentan que asesores y especialistas de fe de erra-
tas le explicaron a Zuccolillo que borrar el pasado no era
tarea fácil, pero que este "desmemoriado" pueblo podía
aceptar que se le cuente el final de la película, así nació
"Hace 1O años".
Releyendo "ABC Color" uno puede constatar los vuel-
cos sufridos a través del tiempo. Un diario cuyo director
pasó a reivindicar para sí la infalibilidad del Sumo Pontífi-
ce. Aldo Zuccolillo decide quién debe ir a la hoguera y quié-
nes han de compartir con él el palco reservado a los dio-
ses del Olimpo, pretensión un tanto exagerada para quien
siempre se puso al servicio de los gobiernos de turno.
120
Editorial del diario ABC Color
!La med.id!a -
.HiJJt:tl ,_,. .... 16 ... ~ ., 1!1 dkl'6 H...
•t,la/,..oa•IHfU4rio d1 ls oplkori&o tiJ (o.,blo
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Dpl8 ti• liS!_, Ealll ~ "'! 6o # ~"!'"' -~'!0 -~ -~-~ ..
121
plata de la República Argentina. Sobre esta base, elpeso
paraguayo hubiera sido equivalente a US$ 1,63 del año
1943. Pero una serie de desvalorizaciones disminuyeron
su valor hasta, al llegar el año 1932_ al dos por mil de su
valor originano.
La creación de la Oficina de Cambios, en 1916, fue
otra tentativa de saneamiento de nuestro régimen mone-
tano, que permitió al Dr. Eligio Aya/a mantener la estabili-
dad de nuestra moneda con respecto al peso argentino
durante una década. Pero a raíz de la guerra del Chaco se
desarrolló una incontenible inflación causada por las con-
siderables emisiones inorgánicas lanzadas durante el con-
flicto, agravadas por el desequi/ibno de las finanzas públi-
cas. Fue as/como la cotización libre delpeso argentino-
nuestro patrón monetario en aquella época- aumento de
$ 18_ 75 a $ 90 de curso legal al dictarse, en febrero de
1941, el decreto-ley que restableció nuestra independen-
cia y soberanla monetaria, e implantó el control de cam-
bios y la polltica de estabilización.
Posteriores medidas legales consolidaron esta situa-
ción. La ley monetaria del año 1943 sustituyó el "peso"por
el "guaranl"y adoptó elpatrón múltiple de divisas que fue
reemplazado por el patrón oro en diciembre de 1945, con
motivo de la adhesión de nuestro pals al Fondo Monetario
Internacional y al Banco Mundial. En el año 1944 se creó
el Banco del Paraguayy el Fondo de Estabilización Mone-
taria que, en diciembre de 1946, ascendla aG. 38 millo-
nes, equivalentes a US$ 11,8 millones, frente a una emi-
sión monetaria de G. 457 millones. En el año 1945 se dic-
tó una nueva ley sobre régimen de cambio a base de un
mercado oficial y un mercado libre.
La estabilidad del valor externo de nuestro signo mo-
netano se mantuvo inalterable desde febrero de 1941 hasta
122
el año 1947. Desde esta fecha se desencadenó una infla-
ción galopante, que elevó el tipo legal del dólar de G. 3. 09 a
12:].60 tipo comprador al restablecerse la estabilidad mo-
netaria en el año 1960. y a G. 126 al adoptarse el tipo único
de cambio en julio de 1975. La causa principal de esta ca-
tástrofe financiera consistió en la dilapidación de la reserva
monetaria internacional con su secuela: la escasez de divi-
sas, que posibilitó el manejo incompetente y deshonesto
del control de cambios, que degeneró en la proliferación de
quienes fueron denominados humorísticamente "importa-
dores de portafolio':
Esta situación_ desde todo punto de vista intolerable,
provocó una tremenda reacción general y el unánime re-
pudio de las fuerzas activas de la economía nacional. que
en un imponente acto público pidieron al gobierno la im-
plantación del régimen de cambio libre y de estabilidad
monetaria. Y el mérito del Presidente Stroessner, que
nadie puede desconocer ni olvidar, consistió en impartir
las instrucciones pertinentes para que el Banco Central
del Paraguay, con autorización del Consejo Nacional de
Coordinación Económica, dictara la resolución en vigen-
cia por la cual todas las operaciones de cambio en elpaís
serán realizadas por el mercado libre de cambios, las ex-
portaciones se concertarán libremente y las importacio-
nes quedan exentas de permisos previos. La liberación se
completó con la creación del mercado libre fluctuante y la
autorización para el funcionamiento de las casas de cam-
bio, sobre la base de los tipos de cambio que resulten de
la libre oferta y demanda de las divisas que no pueden ser
adquiridas en el sistema bancario.
Los magníficos resultados de esta ineludible reforma
institucional están a la vista: el comercio exterior se desen-
vuelve libremente, la economía nacional está crep"endo, así
123
como el ahorro y la inversión productiva, y la estabilidad
monetaria se mantiene con firmeza garantizada por una ade-
cuada reserva institucional.
En este feliz aniversario formulamos fervientes votos
para que la azarosa historia de nuestra moneda nos sirva
de experiencia aleccionadora para que se persista en su
administración competente y honrada, y para que, ade-
más, la misma sea sometida a un perfeccionamiento
constante.
124
ZUCCOLILLO EN SU ETAPA "NACIONALISTA"
125
CON DIOS Y CON El DIABlO (m)
126
UNDKAIUOJOV!EHCONRENLAPA'l!'IUA
.uc...w-~m. tW Mata&le4W ~ l.ópeg
127
propios paraguayos debemos plantear y resolver ex-
clusivamente entre nosotros.
Comenzando, digamos en primer término que en mu-
chas personas de nuestro país persiste una especie de te-
mor, y que ese temor se relaciona directamente con la liber-
tadpersonal. De hecho, tenemos desde muchísimo tiempo
atrás algo asícomo dos formas distintas de enfrentarlo que
en un momento dado es considerado como conducta anti-
social por las autoridades: una que se ciñe a la ley y que
conlleva la garantía de un justo proceso lega¿ y otra por
vías de excepción, que pueden originarse en arbitrarias de-
cisiones de cualquier autoridad, aún de poca jerarquía, o
llegar -como cuando se está bajo la vigencia del estado
de sitio (y lo estamos desde muchas décadas atrás)- a
resultar revestidas de legalidad formal.
Lo esencial. lo que genera la inseguridad en esas per-
sonas y hace que ese temorpersista, es que nunca se sabe
cuál de las dos líneas serán seguidas en un caso dado, que
tanto puede originarse en razones políticas como de cual-
quier otra naturaleza.
Es cierto que en el aspecto que se comenta se están
realizando progresos en el sentido de que cada vez son
menos los atentados a las libertades personales que tienen
un origen espúreo o irracionaly de que se ven esfuerzos en
pro de una fundamental justicia en la represión, pero tam-
bién lo es que este progreso no resulta de un adelanto ins-
titucional sino que es básicamente cuestión de hombres,
no de sistema.
Persiste así una inseguridad que deberíamos tratar
de resolver, porque no ha de haber ningún paraguayo que
no quisiera que esta situación mejore. Es cierto que sobre
el asunto no puede mirarse un solo lado y que éste sea el
del poder público. No obstante, también cabe afirmar que
128
todos, o por lo menos casi todos, los problemas que pue-
den avizorarse desde el lado de personas o de grupos sub-
versivos o de cualquier modo atentatorios a la ley, pueden
también ser encarados por la ley -de hecho ya lo están
en elpresente- y resueltos sin necesidad de recurrírse a
vías excepcionales que, sí acaso, sólo se justifican debi-
damente cuando en realidad medían circunstancias tam-
bién excepcionales. Paralelamente ha de buscarse, ade-
más, elperfeccionamiento del Poder Judicial, a fin de que
sea todo lo que la Constitución quiere de él.
La época excepcional de su historia por la que atra-
viesa nuestro país en el presente, deber/a ser extendida
en todos sus efectos a procurar también el máximo mejo-
ramiento posible de su organización institucional, comba-
tiendo decididamente estas últimas rémoras que nos vie-
nen de épocas pasadas.
129
DECRETO QUE COMPRUEBA LA MISIÓN
QUE ALFREDO STROESSNER
ENCOMENDÓ A ROA BASTOS
EN 1955
130
más amplio conocimiento de la vida cultural, social y eco-
nómica del país. Para lograrlo, nada mejor que "encomen-
dar a personas representativas de la cultura paraguaya, la
divulgación de las informaciones mediante conferencias";
y al mismo tiempo, darle la oportunidad de que Roa Bas-
tos "realice estudios sobre los métodos de difusión y ex-
tensión cultural y de propaganda".
El propio Decreto Nº 10.162 citado, puntualiza el ca-
rácter de la misión encomendada a Roa Bastos, y viene
suscrito por Alfredo Stroessner, Presidente de la Repúbli-
ca, y su Ministro de Relaciones Exteriores Dr. Hipólito Sán-
chez Quell. Todo ciudadano que viaja fuera del país para
hacer propaganda a favor de un gobierno, por una suma
de dinero, se convierte automáticamente en mercenario,
pues no debe plantear cuestionamientos críticos, sino can-
tar loas a su mandante. Esta fue, pues, una de las "perse-
cuciones" que sufrió Augusto Roa Bastos, de parte del
gobierno del Presidente Stroessner.
Como prueba documental de este "affaire", reproduci-
mos la página del Registro Oficial que contiene el menta-
do Decreto del Poder Ejecutivo.
Según comprobamos, los haberes percibidos por Roa
Bastos eran equivalentes a los del rango de Embajador,
con todas las regalías, privilegios, gajes y ventajas del caso.
Nunca se ha visto una "persecución" más salvaje que ésta.
Y conste que nunca jamás otros auténticos escritores pa-
raguayos llegaron a gozar de prebendas de esta naturale-
za. ¿Tiene derecho, en consecuencia, el beneficiario, a
insultar y calumniar al benefactor? Cada uno puede res-
ponder a esta pregunta, apelando a su conciencia. Claro
está que Roa Bastos no tiene conciencia, sino un estóma-
go insaciable para vivir a expensas del Presupuesto de la
Nación.
131
..-&TA OPICIAI. 8ue..11 1te1l•\re Ollclai-A•uncl4n, SI lle l!:niN llo lfSI.
. --~·-------------
132
sentativas de la cultura paraguaya, la divulgación de las in-
formaciones nacionales mediante conferencias;
Que al mismo tiempo, es conveniente que la persona a
quien se encomiende la misión expresada en los anteriores
considerandos, realice estudios sobre los métodos moder-
nos de difusión y extensión cultural y de propaganda.
Por tanto,
Firmado: A. Stroessner
H. Sánchez Quell
133
Decreto a favor de Roa Bastos firmado por el
General Higinio Morínigo.
Así se desarrolló la "criminal persecución" del
gran escritor y poeta, desde 1946.
rw:rm tr:T A:
1\ rl it•nln lo:' N e'• m ht:n~r.' :11 r~··ilnl' A 11.1~11MI n Rn:t B:l$tt\!t, fln.
1 ~nnrl., f;n 1 o·rlnrln rl!' 1:\ lt:mlmJnrln drt Pnrnr:tlltY rn
Bnrltn!l A!r!'~. .
j\ rr. 2Q C'1111tlllhlll"l'IC\, Jlllhll'lll"~'~e y clf'!~n ni Rc•~tl!ttro
Oftcln1.
('':l'ln:llln: HIGINIO ·MORINIGO M
134
Roa Bastos nos habla de su exilio desde 1947.
¿Qué puede decirnos de estos decretos firma-
dos por el Presidente Chaves y Tomás Rome-
ro Pereira? Se le asignó dólares americanos.
l\lht 1.!)!}3
Mlnlolerlo de Hi1clenda
135
El Prnhfente de la Re1•úbflea de 1 P;u··"'J"I1Y
DECRETA:
Mlni:Jt~rlo de Hacienda
136
El Presidente d~ 1:1 R~p(ihtle~. dtl p;,r:aquay
...-
Oi:CRli:TA:
Firmado: CHAVES
137
El NEGOCIO DE LOS DERECHOS
HUMANOS
138
de que el aspecto dominante fue la llamada "Guerra Fría",
que enfrentó al Occidente capitalista, bajo el liderazgo nor-
teamericano y al Este socialista encabezado por la Unión
Soviética, en los años siguientes al fin de la Segunda Gue-
rra Mundial.
En el contexto de la "Guerra Fría", precisamente, se
pensó y se impuso en todo el continente la "Doctrina de la
Seguridad Nacional", que puso a todas las fuerzas públicas
-militares y policiales- al servicio de la verdadera y justi-
ficada cruzada anticomunista.
¿Hubo tal "Guerra Fría"?, ¿cómo se expresaba?, ¿cuá-
les fueron los elementos que hicieron parte vertebral de la
misma? Estas son algunas de las interrogantes que se de-
berían responder con responsabilidad y coraje si se preten-
de avanzar en la comprensión de los hechos. De otro modo,
se arroja un manto de sospechoso olvido sobre los aspec-
tos esenciales, lo cual resulta altamente peligroso y nocivo,
y se reivindican aspectos superficiales, colocando como pro-
tagonistas centrales a personajes con pensamientos extre-
madamente primarios y superficiales.
En el caso paraguayo, la era stronista deberá ser eva-
luada como totalidad, y como tal, obviamente, contiene un
abanico de aspectos que van desde los altamente positivos
hasta los altamente negativos, pasando por una inmensa
gama de aspectos intermedios. De ahí que el maniqueísmo
de los falsos profetas de los Derechos Humanos, lleva a un
simplismo irritante, que nada explica que apenas existe para
eludir los problemas reales y hundirse en el mar de expre-
siones y actuaciones mediocres, que nada aportan para dar
solución a las angustias de la sociedad paraguaya.
Cayó Stroessner, hace 16 años, y en ese momento se
lanzó la caza de brujas, apostando a encontrar responsa-
bles de las detenciones, desapariciones y muertes, hacien-
139
do abstracción olímpica de las circunstancias en que se pro-
dujeron tales detenciones, desapariciones y muertes, que
ciertamente las hubieron.
Hubo casos de detenciones y muertes a comienzos
de los años 60. Rotundamente, SÍ. Pero también de ma-
nera categórica hay que dejar expresa constancia sobre
que hubo penetración en el territorio nacional de varios
grupos armados, cuyas intenciones no eran precisamente
proporcionar caricias a las autoridades gubernamentales
de entonces.
En 1960 incursionaron en territorio paraguayo colum-
nas guerrilleras del "Movimiento 14 de Mayo" y del "Frente
Unido de Liberación Nacional", FULNA. Los mismos encon-
traron enfrente a militares y policías cuya función constitu-
cional era emplear la fuerza para la defensa del orden cons-
tituido. Se debe tener en cuenta la gran diferencia del poder
de fuego entre los bandos en pugna. ¿Hubo detenciones?
SÍ; ¿hubo muertes?, SÍ. Pero hubo también enfrentamien-
tos, en cuyo marco las fuerzas leales al gobierno también
experimentaron bajas: muertos y mutilados. ¿Hubo exce-
sos? Probablemente SÍ, pero eso es propio de todo conflic-
to armado, como muestran hoy los abusos de los militares
estadounidenses con respecto a los prisioneros de lrak y al
campo de concentración y tortura de Guantánamo.
La guerra es un ámbito tempero-espacial en donde se
aplica la violencia sin ningún límite, según afirman los en-
tendidos en la materia.
Es decir que las detenciones y muertes, que son pro-
cesos estrechamente vinculados con los hechos de rebe-
lión armada, fueron normales y no podía dejar de serlo, pues
lo contrario significaría lisa y llanamente el abandono del
campo de batalla de uno de los contendientes, en este caso,
del gobierno.
140
Lo que los mercaderes de los Derechos Humanos se
resisten a admitir, justamente, es que las detenciones, des-
apariciones y muertes se dieron en el ámbito de un enfren-
tamiento a nivel planetario entre dos proyectos de socieda-
des irreconciliables, que en los años 50, 60, 70 y parte del
80 tuvieron el rostro duro pero real de la "Guerra Fría, de la
"Doctrina de Seguridad Nacional", de la "Democracia sin
comunismo".
En los años 70 hubo represión, en 1974, en 1975, en
1976. Pero en 1974 se descubrió a un grupo autodenomi-
nado "Ejército Paraguayo Revolucionario", EPR, que trató
de atentar contra la vida de Alfredo Stroessner y cuyos miem-
bros están hasta hoy desaparecidos.
En 1975 fueron detenidos los miembros del Partido
Comunista Paraguayo, PCP, organización proscrita por una
Constitución, la de 1967, que fuera elaborada con el con-
curso de los representantes de los cuatro partidos políticos
más importantes del país en ese entonces, el Colorado, el
Liberal, el Liberal Radical y el Febrerista.
En 1976, se descubrió la operación en el Paraguay de
la Organización Político-Militar, OPM, siendo rescatadas en
los allanamientos material bélico. En esa ocasión hubo
muertes y desapariciones, pero no hay que obviar que hubo
enfrentamientos entre sediciosos y fuerzas gubernamenta-
les. Juan Carlos Da Costa, jefe de la OPM, por ejemplo,
murió al intercambiar disparos con Alberto Cantero, jefe de
la Policía Política, quien perdió parte del estómago y un
pulmón en la ocasión.
¿Hubo excesos en la oportunidad? Probablemente SÍ,
como el caso de las Ligas Agrarias. Pero para sacar conclu-
siones constructivas para la sociedad paraguaya, hay que
hacer un balance imparcial de los hechos, de modo que las
conclusiones permitan que ciertas situaciones no vuelvan a
141
repetirse. Debe tenerse en cuenta la presente tensión eco-
nómica y social que se vive en la República.
La cuestión es más compleja de lo que plantean los
mercaderes de los Derechos Humanos. Cristo fue deteni-
do, torturado y muerto hace un poco más de dos mil años,
pero no por ello los cristianos se han lanzado a una caza
de brujas. En la Unión Soviética, que existió, entre 1917 y
1989, decenas de millones de campesinos y disidentes
fueron víctimas de atrocidades sin nombre, en los campos
de concentración que formaban un archipiélago en la fría
región de Siberia, pero los rusos hoy no se organizan en
"asociaciones de víctimas", ni reclaman al Estado, es de-
cir, al contribuyente, que se le pague algo. Nadie les reco-
noce sus Derechos Humanos, a las víctimas del terror bol-
chevique de los Gorbachov, de los Putin y todos sus ante-
cesores.
De hecho, tampoco habría dinero en el planeta para
indemnizar a las decenas de millones de víctimas del terror
comunista en el Este europeo o asiático. Pero tampoco hay
por qué hacerlo.
En el caso local, no se trata de simples mercaderes
criollos, sino de hipócritas del Primer Mundo, encabeza-
dos por los Estados Unidos y países de Europa, sobre todo,
que han impuesto a la América Latina, sistemas de control
político presuntamente democráticos, que han llevado a
la agudización de la pobreza y a la generalización de la
miseria.
Los hipócritas del Primer Mundo, responsables directos
de la "Guerra Fría", de la "Doctrina de la Seguridad Nacio-
nal", de la "Democracia sin comunismo", apuestan a lavarse
las manos, cual nuevos Pilatos, y culpar de todos los exce-
sos a sus ex aliados latinoamericanos, empleando a los mer-
caderes criollos para "satanizarlos" y perseguirlos, preten-
142
diendo hacer creer a las personas nobles, ingenuas y de
buena voluntad, la historia simplista y maniquea de que los
malos fueron los que apresaron y mataron, y los inocentes,
cuyas actuaciones delictuosas se ocultan olímpicamente,
fueron las inocentes "víctimas".
Hay que hacer un "mea culpa", SÍ. Sobre todo porque
Stroessner tuvo como adversarios a "tigres de papel", con
el agravante de ser tigres de papel soplones, pero no en
todos los casos.
"Tigres de papel" que sin el menor escrúpulo hoy
apuestan a meter la mano en los bolsillos de los contribu-
yentes, a cuento de ser presuntamente indemnizados, ¿in-
demnizados por qué? ¿Por qué sus antiguas convicciones
los llevaron a enfrentar lo que consideraron injusto y per-
verso, sufriendo amargos reveses por entonces contem-
plados como normales, como propias de las reglas del jue-
go? ¿O acaso en una guerra no se gana o se pierde, no se
mata o se muere, no se cae prisionero? "A las guerrillas se
entra para matar o morir''. ¿Recordarán quién pronunció
esta sentencia?
Las reglas de la confrontación son crueles, ciertamen-
te, pero simples de entender. Quienes estuvimos en la ve-
reda de enfrente así lo comprendimos en su momento, y
así lo seguimos comprendiendo.
En rigor, las víctimas de los Derechos Humanos son
los contribuyentes y los victimarios son los derrotados de
ayer. ¿O no se les "indemniza" a las "víctimas" con el des-
pojo a los contribuyentes?, ¿o no se monta una cacería, a
través de una supuesta "Comisión Justicia y Verdad", con
el costeo por parte de los contribuyentes?
Al pan, pan, y al vino, vino. Hay que llamar a las cosas
por su nombre. La violencia en la sociedad paraguaya no
se logrará erradicar mientras exista atraso y miseria. No
143
habrá paz, mientras existan excluidos. No habrá justicia,
mientras existan privilegios. Hay que dejar la hipocresía de
lado y enfrentar los desafíos del adverso presente, concen-
trando la artillería contra los verdaderos enemigos de la
sociedad paraguaya:
- contra las recetas de los centros de poder, que el gobier-
no obedece con mansedumbre de buey viejo.
- contra el hambre extendido en el campo.
- contra el desempleo generalizado.
- contra el robo desenfrenado, en instancias públicas y
privadas.
- contra la impunidad.
144
Transcripción del libro 'Testimonios de mi vida pública" -
Hirán Delgado Von Lepe/. (Página 91).
145
gran destaque de la prensa entregados a la opinión pú-
blica, a través de un planificado sensacionalismo, como
supuesto resultado de una actuación judicial impulsada
por un oscuro y mediocre especulador político, fantasio-
so creador del premio Nobel Alternativo, que contó con
la complacencia de un magistrado que hizo lugar a la in-
cautación de los dichos documentos, a través de una ac-
ción de Hábeas Data, que como sabe un alumno del pri-
mer curso de Derecho, era y es, una vía absolutamente
improcedente para incautar y publicitar datos de perso-
nas obrantes en los archivos públicos o privados, y don-
de por este medio impropio e ilegal, se produjo un resul-
tado radicalmente opuesto a la finalidad del instituto jurí-
dico, al violarse impunemente la intimidad de cientos de
ciudadanos, cuyos antecedentes figuraban en los mis-
mos, y en algunos casos, como informantes de la Poli-
cía, función muy del gusto de los paraguayos, que lo rea-
lizan desde tiempos inmemoriales, y prueba de lo cual,
es que el propio creador del teatro paraguayo JULIO CO-
RREA era uno de ellos, según nos relata nada menos
que el Profesor Salvador Villagra Maffiodo, en la página
cincuenta de su libro "Memorias civiles y militares"
cuando dice que el resultado de la investigación de los
hechos de ametrallamiento de estudiantes frente al Pala-
cio de López en el año 1931, "fue totalmente dilucidada,
gracias al aporte de un agente confidencial' que resultó
ser el mencionado dramaturgo compatriota. Quiere decir
entonces que el "pyrague" como folklóricamente se los
conoce existe desde siempre en nuestro país y uno de
ellos fue nada menos que el creador del teatro paragua-
yo. No lo decimos nosotros.
146
CASO MARTÍN ALMADA
147
inmediata y le dijo a Rubín textualmente: "Viste Humberto,
esta es la estrategia stronista de Von Leppel haciendo ac-
tuar a este llamador profesional para difamarme".
Ante estas manifestaciones, el oyente de inmediato le
responde: "Ni siquiera conozco al abogado del Dictador, pero
sí conozco muy bien al Doctor Hermes Saguier que fue mi
abogado y le dirá quien soy, pues él me libró en más de
quince ocasiones de la prisión a la que era enviado por mi
postura política de frontal oposición al gobierno stronista, y
en una de las cuales, en el Departamento de Investigacio-
nes presencié la discusión relatada y las imputaciones de
su esposa, dicho todo lo cual el oyente se identificó como
CARLOS TALAVERA, colorado de Paraguarí, militante en
filas del MOPOCO.
Cual fue mi sorpresa cuando el Doctor Saguier, confir-
mó totalmente lo aseverado por el mencionado oyente, lo
que evidentemente avergonzó a Almada, que prácticamen-
te enmudeció por el resto de la entrevista. Los menciona-
dos testigos que cito y de cuya objetividad nadie dudaría,
dado el tema, pueden atestiguar la veracidad de lo relata-
do. Estas dos anécdotas, creo suficiente para demostrar la
catadura de nuestro original creador del premio "Nobel Al-
ternativo de la Paz".
En mi carácter de abogado del General Stroessner,
un día me apersoné en el local de los tan mentados Archi-
vos del terror, siendo recibido con recelo por los encarga-
dos del mismo, que me preguntaron a qué se debía mi
presencia en el lugar, a lo que respondí que acudía para
que se me exhibiera tan sea UN SOLO DOCUMENTO de
entre los cientos de miles allí guardados, que justificara el
nombre del archivo. ·
Justo es decirlo, dicho empleado con toda corrección
me dijo no entender mi consulta, ante lo cual le manifesté
148
que deseaba leer, ALGÚN documento que fuera orden o
instrucción de MATAR, TORTURAR, HACER DESAPARE-
CER A UNA PERSONA o cualquier indicación de que algu-
na autoridad superior, se hallase involucrada en hechos o
actos de esta naturaleza. Me respondió textualmente: "Aquí
eso NO EXISTE. Solo tenemos los informes de reuniones
políticas, planes de tales actos, seguimiento de dirigentes
destacados y encuentros realizados por Jos mismos, sus
viajes y retornos al y del exterior, y en fin toda gama de
informaciones típicas de Jos servicios de inteligencia de los
gobiernos, de vigilar y resguardar la seguridad de Estado a
través del control de actividades, de quienes se hallan sin-
dicados como posibles perturbadores de la misma". Testi-
go calificado de mi segunda visita a estos archivos y testigo
de lo relatado, fue un opositor de franca y frontal postura,
exiliado durante años en la Argentina, el ciudadano Mesde
Osta, de casual presencia en dicha oficina.
Los especuladores presumen conocimiento de hechos
aberrantes por parte del Presidente de la República y no
tienen siquiera UN SOLO DOCUMENTO que tenga cons-
tancia de recibo de mesa de entrada del Palacio, de ha-
berse dirigido algún informe al Presidente de la Repúbli-
ca. No hay Jo que administrativa y jurídicamente se llama
cargo.
La aviesa connotación que osan y pretenden dar a
este archivo, es una muestra mas de las groseras fala-
cias, con que vanamente se intenta estigmatizar al gobier-
no, que mal que les pese a sus detractores, ha sido y es
hasta la fecha, el mas patriótico, constructivo y añorado
por Jos paraguayos, según la opinión manifestada hasta el
presente por la inmensa mayoría del pueblo, a través de
encuestas realizadas en toda la República, dando el vere-
dicto inapelable de ese gran juez que es la OPINIÓN PÚ-
149
BLICA NACIONAL. Es inédita en el mundo la violación del
privilegio de inviolabilidad del secreto que protege los ar-
chivos de los servicios de seguridad del Estado.
En resumen, con respecto a esto queremos dejar sen-
tada la evidencia de que todo el aparatoso escándalo mon-
tado en relación a los mismos, no es sino una mera e inútil
manipulación con finalidad claramente política, distorsionan-
do la realidad y tratando inútilmente de envenenar la mente
de los jóvenes que inexorablemente tarde o temprano co-
nocerán la verdad histórica.
Archivos del terror, estoy seguro, es un título que mere-
cerán sin duda, los documentos guardados en los sótanos
de la CIA y el FBI y de los servicios de inteligencia de Is-
rael, donde sí con seguridad se encontrarán órdenes con-
cretas e instrucciones de secuestros y asesinatos políticos
que fueran necesarios, para preservar no solo la seguridad
de dichos países, sino hasta para la mera protección de
sus intereses económicos.
Si el Paraguay fue componente de un grupo de países
que implementaron el famoso Operativo CONDOR, hay que
recalcar que el mismo fue proyectado, dirigido y financiado
por el Gobierno de los EE.UU. de Norteamérica en su lucha
anticomunista, plan al que el nuestro adhirió por simpatía
ideológica con tal postura y porque se combatía un sistema
terrorista y ateo pregonado por el comunismo internacional.
Logrados sus objetivos, el gobierno norteamericano
adopta la farisaica postura de ignorar lo actuado, y tan si-
quiera se anima a abrir sus archivos que aclarara sin duda
la verdad de lo afirmado mas arriba. Una prueba mas de la
manipulación política del desagradable tema.
Afirmamos categóricamente que si en nuestro país hubo
represión contra esa doctrina totalitaria y violenta, fue en
reacción contra la agresión de las guerrillas, tanto rurales
150
como urbanas, la invasión armada de los años 60 y otros
actos de terrorismo. Esto fue en base a UNA LEY sanciona-
da por un Parlamento legítimo, integrado además, por emi-
nentes dirigentes políticos de la oposición.
Hay que agregar que fue en el marco de un contexto
internacional en el que el comunismo era denostado y re-
pudiado por todo el mundo democrático.
En nuestro país, la violencia desatada fue resultado
de la estrategia e instigación de una dirigencia política or-
ganizada para fomentarla, y atentar contra el gobierno, in-
citando a la subversión planificada y estructurada con la
colaboración solicitada a organizaciones terroristas de
países vecinos, como los Montoneros argentinos y el ERP,
según cínicamente lo confiesan los propios ideólogos y
protagonistas del proyecto, en el libro "UNA DÉCADA IN-
CONCLUSA" de Alfredo Boccia, cuya lectura es ilustrati-
va al respecto.
Nuestro país, es cierto, fue uno mas del continente que
se adhirió a la estrategia de la represión que fue elaborada,
impulsada y financiada -repetimos- por los Estados Uni-
dos de Norteamérica, que hoy tiene en vigencia una Ley
Federal, que podemos afirmar sin equívocos, es mucho mas
represiva que nuestra injustamente vituperada Ley 209. Los
críticos olvidan o no conocen, la LEY 1292 del año 1932
promulgada durante el Gobierno Liberal del Doctor Eu-
sebio Ayala por la cual se proscribía el Comunismo y esta-
blecía penas de prisión y DEPORTACION para los adhe-
rentes de la misma. Si se justificaba aquella por el ambien-
te que se vivía en la época, recuérdese que la Ley 209 fue
promulgada en momentos que arreciaba la violencia extre-
mista en toda Latinoamérica.
En artículo publicado bajo el titulo de LA BARBARIE
en Diario Noticias el 12 de enero del corriente año el pe-
151
riodista Xavier Caño Tamayo, critica el silencio cómplice
de los gobiernos de la Unión Europea, ante las brutales
arbitrariedades cometidas por los EE.UU., como el caso
de cinco personas asesinadas a través de un cohete tele-
dirigido, por ser sospechosos de haber participado en el
atentado contra un acorazado americano en Yemen. Solo
Hungría, advirtió públicamente que no aceptaba la tesis
norteamericana de sustraer de la responsabilidad a solda-
dos y civiles de sus organismos de seguridad que come-
tieran delitos en su territorio, y en cuyo caso serían proce-
sados como criminales.
También cita el mencionado artículo una denuncia del
Washington Post de las bárbaras torturas a que son so-
metidos supuestos terroristas en la base aérea de Bagran
en Afganistán.
Hoy en los EE.UU. no existe "habeas corpus", derecho
a la intimidad, ni debido proceso para quien es sospechado
de pertenecer a movimientos terroristas con doctrinas y
metodologías similares al Comunismo Internacional. Existe
sí, una lista de veinte musulmanes que por orden ejecutiva
a la CIA y al FBI pueden ser eliminados en cualquier parte
del mundo en que se encuentren. Esto ratifica que cual-
quier sistema es bueno para combatir las nefastas ideolo-
gías cuando afectan los intereses o la seguridad de los paí-
ses poderosos.
No hacemos juicio de valor, solo exponemos hechos
que de alguna manera justifican la afirmación de Ortega, de
juzgar las acciones de los hombres teniendo en cuenta sus
circunstancias.
Recomiendo la lectura del libro del eminente Profesor
de la Universidad de Chicago Karl Loewenstein: "Control
Legislativo de los extremismos políticos en las demo-
cracias Europeas" y allí comprobarán que siempre hubo
152
LEYES represivas de doctrinas extremistas en la totalidad
de los países democráticos de todo el mundo.
Recordemos que la esencia de la doctrina comunista
era y es el uso de la violencia como método de lucha
política.
La violencia, decía Marx, "es partera de toda la so-
ciedad vieja, preñada de una nueva" y agregaba en su
visión apocalíptica de la violencia que "arrasa con el mun-
do viejo y barre con él, y al mismo tiempo es creadora
al generar un nuevo orden".
Nietzche decía que "la violencia era el gran estimu-
lante de la vida histórica".
George Sorel definía la violencia como "gimnasia ca-
llejera que restaura la juventud social".
La violencia es el "verdadero antídoto de la deca-
dencia" decía Spengler. Ratificando todo esto LENIN afir-
mando hipócritamente que la violencia "era el paso inevi-
table y necesario a dar para posibilitar su desaparición
definitiva".
Esta es la doctrina que se combatía, la violencia como
método de lucha política y cuyos farisaicos personeros,
hoy integran la nueva pléyade pseudo-democrática, en un
forzoso aggiornamiento ante su rotundo y definitivo fraca-
so. No dudamos que esta actitud sea hipócrita y mera-
mente oportunista, por cuanto que sabemos que para los
comunistas, cualquier método es bueno para lograr su ob-
jetivo.
Por todo esto, no creemos honradamente, que nuestro
Gobierno sea culpable por haber combatido radicalmente
tan nefasta doctrina, y además lo hizo dentro del contexto
legal, previsto para reprimir por todos los medios los ata-
ques a la seguridad del Estado, repeliendo invasiones y re-
primiendo organizaciones subversivas en formación.
153
Aceptamos esos hechos y admitimos que el General
Stroessner, como Estadista y Jefe del Gobierno, era ca-
paz de ordenar una represión equivalente a la agresión
ejercida por la guerrilla, o como en estos tiempos por los
llamados terroristas, que digamos de paso, siendo discre-
cional y no convencional, era ejercida con cruda violencia,
la que era respondida lógicamente con todo el rigor de la
Ley.
Lo que no admitimos ni admitiremos JAMÁS es que el
Presidente Stroessner haya ordenado o instigado crímenes
y crueldades innecesarios contra sus conciudadanos, como
los que le atribuyen el Doctor Filártiga por el fallecimiento
de un hijo, y el logrero Martín Almada en la muerte de su
esposa.
Al respecto quiero relatar el contenido de las conversa-
ciones que mantuve personalmente con el homicida DER-
LIS DUARTE ARREDONDO, a quien tuve como interno
durante seis años en la Penitenciaría Nacional, que es hijo
de un excelente y conocido abogado criminalista de nom-
bre Pedro B. Duarte.
En noches de visitas que yo acostumbraba realizar a
la Penitenciaría, el mismo me relató, en mas de una oca-
sión, lo que verdaderamente aconteció en la noche del
fatal suceso.
Me confesó que, advertido de las infidelidades de su
esposa, por el concubina de su suegra que resultó ser un
policía retirado, fue en compañía del mismo a su domicilio
desde su empleo en el Hotel Guaraní, a la una de la madru-
gada aproximadamente, y comprobado in fraganti, la exis-
tencia del hecho, luego de violenta pelea, descontrolado
por la ira en la lucha, se produjo la muerte de Joelito Filárti-
ga. Siguió su relato contándome que puso en conocimiento
de su padre lo ocurrido y él mismo, profesional de larga
154
actuación en la especialidad del ámbito forense penal, le
aconsejó categóricamente que negara la participación de
su informante en el hecho delictuoso, pues de esa forma se
podía alegar la irresponsabilidad por la muerte, basado en
que el Código Penal de la época, exoneraba de la misma a
quien causara la muerte de su cónyuge sorprendido en fla-
grante adulterio.
Así procedió y tras años de proceso fue liberado por
la razón expuesta. Duarte Arredondo hasta ahora sostie-
ne esa versión de los hechos, m~léficamente distorsiona-
da por el padre de la víctima, de conocida malquerencia
con el General Stroessner a quien gratuitamente sindica
como el responsable de la muerte de su hijo. La preguntas
es: ¿Que interés pudiera tener el General Stroessner de
ordenar el asesinato de un joven de 17 años sin actividad
política de ninguna clase? Es evidente que solo el odio
irracional puede llevar a tal tergiversación de los hechos,
cuya realidad está avalada por los actores mencionados
que actualmente siguen viviendo en el país. Hoy hago co-
nocer estas confidencias en honor a la verdad y porque el
conocimiento público de lo ocurrido ya no puede incrimi-
nar a quien me las brindara.
155
"Sólo a través de la historia
podemos aprenderpara el
futuro'~
l. Kershaw
156
suponen que podría haber una alternancia política. Pre-
tenden ganar impunidad mediante la traición en que están
empeñados, buscando un reacomodo que ponga a salvo
sus funestos intereses.
Pero el cálculo de ellos es básicamente erróneo por-
que los grandes partidos no desaparecen sino que se re-
nuevan, y en este caso concreto el coloradismo sale ga-
nando, ya que al sacarse la máscara detrás de la cual esta-
ban ocultos los criptocolorados personeros de la corrupción,
las filas del republicanismo se purifican y se evapora el aire
viciado, que dañaba su estructura. Aléjense, pues, en bue-
na hora los infiltrados y pervertidos y váyanse a otras car-
pas, como el diario ABC, que en su edición del 28 de mayo
intitula su editorial con la mencionada frase: "El Partido
Colorado pudrió al país", instando al pueblo a votar por el
Partido Liberal Radical Auténtico en las próximas eleccio-
nes para vicepresidente.
Esta truculenta afirmación solo prueba una cosa: Que
la historia como ciencia, es decir, como reflexión razonada
sobre el pasado, todavía no ha llegado al Paraguay. Creo,
sin embargo, que el ingreso a la modernidad pasa por la
aceptación crítica del pasado. Ese trabajo solo puede reali-
zarse respetando el contundente testimonio de los hechos
históricos. Y ellos, desgraciadamente para los falseadores
de la historia, nos revelan todos los errores, desaguisados
y hasta calamidades que se cometieron y a quién corres-
ponde la responsabilidad de los mismos.
En la historia política del Paraguay, los más sangrien-
tos golpes de estado y guerras civiles fueron promovidos
por liberales, cívicos y radicales.
Después de echar a balazos a los colorados, en 1904,
se pusieron a fusilarse entre ellos, con ejemplar entusias-
mo como el caso de Adolfo Riquelme, joven radical. Co-
157
menzaron en 1908, cuando derrocaron a cañonazos al
Presidente Benigno Ferreira, en un combate que destrozó
media Asunción. Después prosiguieron con las guerras ci-
viles del jarismo. Con los fusilamientos de prisioneros colo-
rados ya rendidos, en Laureles, por orden del Cnel. Chirife
con la anuencia del Dr. Alejandro Arce, varias veces presi-
dente del Partido Liberal. La tragedia de Emboscada donde
fueron asesinados jóvenes liberales, cívicos y muchos co-
lorados. El campo de concentración de Fortín Galpón, pri-
sión para colorados. No pudo festejarse el centenario de la
independencia nacional por la anarquía reinante. Esto si-
guió hasta la muerte del Cnel. Albino Jara en 1912. Y la
revolución de 1922 al 23 entre liberales tuvo como saldo la
destrucción del ejército paraguayo y su parque de guerra,
teniendo ya instalado en el Chaco al enemigo boliviano. Sos-
pecho que ningún tribunal histórico será benévolo con el
Partido Liberal Radical por los hechos denunciados y luego
del desconsolado recuento que hizo Eusebio Ayala de los
males que su partido había causado al Paraguay en su li-
bro "Patria y Libertad".
"No hemos hecho nada ( ... ) Busquemos por dónde
empezar( ... ) No hemos sido capaces de instalar aguas co-
rrientes ni cloacas( ... ) En la ciudad capital de la república el
tifus hace estragos cada vez que hay largas sequías (... )
Los médicos corroboraron un 80% de bocio en las escuelas
(... )Lo que cuadra es consultar menos obras exóticas y leer,
en cambio, el libro de la realidad, abierta ante nuestros ojos
( ... ) No hay un solo centavo de capital paraguayo invertido
en caminos, puertos, obras sanitarias, vías de comunica-
ción, grandes empresas de transporte ( ... ) El ahorro del
pueblo no sirve al pueblo". Estas son expresiones del Dr.
Eusebio Ayala que justifican los términos usados por el Dr.
Eligio Ay ala en su renuncia presentada el 1O de setiembre
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de 1929, al solicitar ser considerado "fuera del Partido y
sustraído de toda responsabilidad inherente a los ac-
tos del mismo".
Las expresiones del Dr. Eusebio Ayala fueron dichas en
1935, ante una convención del partido, después de treinta
años de gobierno liberal. Y si eso lo dijo el más eminente
estadista del partido, Presidente de la Victoria, me pregunto
qué harán sus minúsculos y enanos seguidores actuales.
Para enfrentar el futuro, que cada día parece más in-
cierto, lo menos que debemos hacer es dejar de mentir so-
bre el pasado. Acepto que los colorados no somos la guar-
dia celestial del Arcángel Gabriel, pero mucho menos la veo
ataviada de azul o de encuentrera.
Por otra parte, cada uno, en su momento, también ha
realizado contribuciones relevantes a la nación. Y en eso,
sí, no veo que los colorados tengamos que cederle la dies-
tra a nadie. Con sus luces y sus sombras, casi todo, por no
decir todo, lo que ha marcado el progreso del país, tiene el
sello republicano. Desde la universidad hasta la energía eléc-
trica, desde la integración física del país hasta la mecaniza-
ción de la agricultura. En cuanto a los liberales, que reciben
el muy valioso apoyo electoral de Aldo Zuccolillo, sólo de-
bemos decir el desconsolado repaso que hizo Eusebio Ayala
de los males que su partido había causado al Paraguay, en
su libro "Patria y Libertad". Ante tan valiente autocrítica, yo
pregunto: ¿Quién pudrió al Paraguay?
Sugiero que el próximo editorial del diario ABC Color, a
la luz de la verdad histórica, que cualquiera que no sea anal-
fabeto puede conocer, comience con esta frase muy realis-
ta: "Con Yoyito estamos fritos".
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IN DICE
160
• Ramírez Khon quiso hacer méritos ............................ 73
• Stroessner veta la Ley que le da el título
de Mariscal ................................................................. 7 4
• Crítica a los cónsules por elevar informe al
Congreso .................................................................... 76
• ¿Era aquel un sistema policíaco? .............................. 78
• La verdad sobre las Ligas Agrarias ............................ 80
• Los testigos de González Delvalle ............................. 82
• Caso Brackerindge y Vallejos ..................................... 84
• Comentario sobre el tema del exilio ........................... 85
" La libertad de prensa ................................................. 87
• La supuesta represión policial .................................... 89
" La represión policial y el estado de sitio .................... 91
" Preguntas básicas para la ciudadanía ....................... 93
" González Delvalle, hombre de la Segunda
Reconstrucción ............ ... ... ... ... ....... ...... ... .... ... ... .... ... . 96
• Dos Decretos que marcan a fuego a González
Delvalle ...................................................................... 99
• Crítica y autocrítica en nuestra política .................... 102
• Conclusión ............................................................... 107
• Anexo documental ................................................... 109
• El negocio de los derechos humanos ...................... 138
• Archivos del terror .................................................... 145
• ¿Quién pudrió al Paraguay? .................................... 156
161
162
EDITORIAL
CUADERNOS REPUBLICANOS
TíTULOS PUBLICADOS:
• El milagro americano.
Natalicio González.
• Ideología americana.
Natalicio González.
• Letras paraguayas.
Natalicio González.
163
• El Paraguay eterno.
Natalicio González.
164
• Moral política.
Juan León Mallorquín.
• Organización de agricultores.
Esteban Medina.
• Juventud y renovación.
Bacón Duarte Prado.
• Epinicios.
Natalicio González.
165
• Coloradismo para el tercer milenio.
Leandro Prieto Yegros, Víctor Chamorro Noceda y
Osear Paciello C.
• Colorados al poder.
Leandro Prieto Yegros.
• El Ejército de la Epopeya - l.
Benigno Riquelme García.
166
• Mediación pacífica del Paraguay en la disidencia
armada de la Confederación Argentina. Buenos
Aires, 1860.
Reproducción facsimilar.
• Bandeiras paulistas.
Margarita Prieto Yegros.
EN PREPARACIÓN:
167
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