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Neumonía Adquirida en la Comunidad

Enfermedad que se caracteriza por síntomas de infección aguda de las vías


respiratorias bajas y por opacidades en la radiografía de tórax de aparición
reciente y que no son explicables por otras causas (edema pulmonar o infarto
pulmonar). Esta definición no incluye a pacientes con enfermedad neoplásica, en
estado de inmunosupresión, ingresados por neumonía en los servicios de
oncología, hematología, cuidados paliativos, enfermedades infecciosas o de
tratamiento del SIDA, residentes en centros de cuidados y hospitalizados en los 14
días previos al comienzo de los síntomas.

Cuadro clínico

1. Síntomas (en general de inicio agudo): fiebre, escalofríos y sudoración, dolor


torácico de características pleuríticas, tos, expectoración purulenta y disnea (en
algunos enfermos). En pacientes mayores los síntomas suelen ser inespecíficos y
raramente aparece fiebre. Puede aparecer confusión.

2. Signos: taquipnea, taquicardia; sobre el área del infiltrado inflamatorio se puede


apreciar matidez a la percusión, estertores secos, aumento de las vibraciones
vocales, a veces soplo bronquial, en caso de derrame pleural se aprecia matidez a
la percusión, abolición de las vibraciones vocales y disminución de los ruidos
respiratorios.

Criterios clínicos
Patogenia

Desde el punto de vista anatomopatológico, la neumonía se localiza en el


parénquima pulmonar; específicamente en las unidades de intercambio gaseoso
(bronquiolos terminales y respiratorios, alvéolos e intersticio). Al llegar al alvéolo
los microorganismos se multiplican y originan una respuesta inflamatoria.

Los mecanismos de defensa del sistema respiratorio son barreras anatómicas,


células y proteínas, capaces de desarrollar una respuesta eficaz contra
microorganismos invasores y de reconocer y eliminar partículas exógenas, células
neoplásicas y material endógeno. Cualquier proceso que altere estos mecanismos
normales de defensa, condiciona el desarrollo de procesos infecciosos que
afectan el parénquima pulmonar (como la neumonía). En pacientes sanos es
común que el tracto respiratorio superior se encuentre colonizado por bacterias
patógenas, que usualmente precede a la invasión del tracto respiratorio inferior por
éstos microorganismos.

Las vías por las cuales los microorganismos penetran al parénquima pulmonar
son:
a) Descendente: relacionada con un cuadro respiratorio viral alto previo.
b) Por aspiración: debido a alteraciones en la mecánica de deglución, reflujo
gastroesofágico y episodios agudos de epilepsia.
c) Por alteraciones anatómicas, funcionales o inmunológicas: relacionadas
con enfermedades como fibrosis quística, tratamientos inmunosupresores e
inmunodeficiencias.
d) Por diseminación hematógena.

Complicaciones
En un paciente que permanece febril o no mejora dentro de 48 horas luego de
haber iniciado tratamiento, se debe sospechar una complicación.

Las complicaciones de la neumonía adquirida en la comunidad ocurren en tres


niveles:
a) Pulmonar: derrame pleural o empiema, neumotórax, absceso pulmonar, fístula
broncopleural, neumonía necrotizante e insuficiencia respiratoria aguda.
b) Metastásico: meningitis, absceso en sistema nervioso central, pericarditis,
endocarditis, osteomielitis, artritis séptica
c) Sistémico: síndrome de respuesta inflamatoria sistémica o sepsis, síndrome
hemolítico urémico.
Dieta

Alimentos naturales para combatir la neumonía

El ajo es un excelente remedio natural para combatir la neumonía debido a su


acción antibiótica. Además, es capaz de estimular el sistema inmunológico, regular
el ritmo respiratorio y bajar la temperatura corporal. Cuando se combina con la
cebolla, se convierte en un remedio mucho más efectivo contra la neumonía
porque se transforma en un potente antiinflamatorio y descongestionante. Solo
tendrás que mezclar 5 o 6 dientes de ajos bien picados, la mitad de una cebolla
(aproximadamente 50 gramos) y una cucharada de miel en un vaso con 8 o 10
onzas de agua (un vaso de agua o 1/4 de litro). Se recomienda tomarlo en la
mañana pero también puede ser eficaz para descongestionar las vías respiratorias
si se consume en la tarde o antes de ir a la cama, por la noche.

La raíz del jengibre es muy conocida por su efecto antiinflamatorio, antibacteriano


y calmante. Estas propiedades permiten aliviar la tos, regular la respiración y
reducir el nivel de infección durante un cuadro de neumonía. Por eso, los expertos
recomiendan preparar una infusión fuerte de raíces de jengibre. Puedes beberla
dos veces al día, al levantarte y antes de ir a la cama; aunque si los síntomas son
demasiado molestos puedes tomar otra infusión a mitad de jornada. Los efectos
no se hacen esperar y muy pronto el malestar empieza a ceder.

El preparado con semillas de sésamo es un remedio chino muy antiguo para tratar
la neumonía. Ayuda a limpiar los bronquios por lo que es muy eficaz para
descongestionar y estimular la expectoración de la flema. Solo es necesario
preparar una infusión de 20 gramos de semillas de sésamo por cada 250 mililitros
de agua, puedes añadir un poco de sal marina para potenciar su efecto o un poco
de miel para estimular las propiedades descongestionantes del sésamo. Se
recomienda tomar este preparado al menos dos veces al día, sobre todo antes de
ir a la cama. No solo te ayudará a fortalecer al sistema inmunológico sino también
a lograr un sueño más reparador.

Las zanahorias son conocidas por su elevado contenido de vitamina C y


antioxidantes, los cuales ayudan a fortalecer los pulmones y el sistema
inmunológico. Sin embargo, también son ricas en vitamina A y del grupo B,
fósforo, potasio, magnesio, hierro y calcio, que son micronutrientes esenciales
para el funcionamiento metabólico y la reparación de los tejidos dañados. Por eso,
un jugo de zanahorias licuadas en un vaso de agua te puede ayudar a aliviar los
síntomas de la neumonía y contribuirá a reducir la infección en los pulmones.
Puedes conseguir un efecto similar con el jugo de fresas, manzana, arándano,
guayaba y tomate.
Las hojas de olivo son un antibiótico natural que ayudan al cuerpo a luchar contra
la infección pulmonar y a la vez fortalecen al sistema inmunológico, elevando las
defensas naturales del organismo. Su extracto se puede consumir al menos dos
veces al día para contrarrestar los síntomas de la neumonía y acelerar el proceso
de recuperación. Puedes tomar una taza de extracto de hojas de olivo al levantarte
y otra antes de ir a dormir; aunque también puedes lograr el mismo efecto
consumiendo las hojas de olivo en cápsulas, polvo o elixir líquido.

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