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Indice
1. Justificación
2. Introducción
3. Objetivos
4. Marco Teórico
5. Caracterización de amenazas
6. ¿Qué es vulnerabilidad?
7. ¿Qué es un desastre?
8. ¿Cuál es la escala espacio-temporal de los desastres?
9. ¿Puede hablarse de "desastres naturales"?
10. ¿Qué es riesgo?
11. ¿Qué son líneas vitales?
12. ¿Qué es mitigación?
13. ¿Qué es prevención?
14. ¿Qué es atención?
15. Eventos naturales relacionados con desastres
16. Terremotos
17. Erupciones Volcánicas
18. Maremotos (Tsunamis)
19. Inundaciones
20. Huracanes
21. Incendios
22. ¿Y, las amenazas tecnológicas y ambientales?
23. ¿Anticiparse al futuro? ¿Mitigar los riesgos?
24. Las amenazas en el contexto regional
25. Nuevas ideas y políticas nacionales e internacionales
26. El papel de la ingeniería sanitaria
27. Abastecimiento de agua
28. Historia
29. Erupciones Volcánicas
30. Incendios
31. Huracanes
32. Inundaciones
33. Peligros en Concentraciones de Personas
34. Deslizamientos
35. Maremotos
36. Hambrunas
37. Metodologia
38. Análisis de la informacion
39. Conclusión
1. Justificación
Desde un punto de vista científico, América latina y el Caribe presentan una gran variedad de
riesgos naturales. Como parte del cinturón de Fuego que corre alrededor del Océano Pacífico,
la costa occidental de América Latina es altamente propensa a las amenazas geológicas. Los
terremotos y los tsunamis han cobrado muchas victimas y han ocasionado la pérdida de miles
de millones de dólares desde México hasta Chile. Los volcanes, que han destruido ciudades
enteras y arruinado muchas sociedades, continúan siendo una amenaza para la supervivencia
de los asentamientos urbanos que se ubican en sus laderas. En la costa del atlántico, la
estación de huracanes dictamina el estilo de vida del Caribe, dejando en segundo plano otras
amenazas naturales como los terremotos y las erupciones volcánicas que, a lo largo de los
siglos también han dejado su huella en estas naciones insulares. Así, las amenazas naturales
como los desastes en que se pueden convertir son una parte integral de la historia de la región
de las Américas. El citado cinturón de fuego es un continuo factor de preocupación para las
civilizaciones orientales que por muchos siglos han tenido que enfrentar sus embates, creando
mecanismos de defensa tan especializados que en Japón por ejemplo los temblores de tierra y
maremotos no causan efectos más desastrosos por la preparación y tecnología desarrollada
para ajustarse a la naturaleza de estos más no luchar contra ella. De la misma manera el Mar
Mediterráneo es el punto de unión de diferentes placas tectónicas como la africana, la árabe, la
de anatolia y la euroasiática afectando el extremo norte del continente africano y razón
suficiente para que los países que se extienden hacia el Mar de Mármara y el Mar Negro estén
en constante alerta.
Básicamente existen tres tipos de personas cuando se habla del manejo de los desastres:
• Aquellos con poder que generan vulnerabilidad, a veces sin tener conciencia de sus
acciones.
• Aquellos con poder que están tratando de hacer algo sobre las amenazas pero quizás
no lo hacen muy eficazmente debido a que no consideran el efecto de la vulnerabilidad.
• Aquellos que están operando en la base y que sufren las consecuencias de los
desastres o están trabajando con la población para reducir su vulnerabilidad e incrementar su
poder.
Las primeras crónicas de desastres datan del siglo XVI y desde ese momento, la forma en que
la población y las autoridades han actuado frente a las emergencias ha entrañado una
combinación de improvisada generosidad con abusos oportunistas. Ocurría un desastre
importante y sus efectos se iban olvidando con el paso de los años hasta que nuevamente la
naturaleza mostraba su cara tenebrosa y la gente se veía obligada a sumergirse en la acción,
como si las actividades meramente físicas de desenterrar de entre los escombros a muertos y
heridos, ayudar a los vecinos a reconstruir y plantar de nuevo los campos, pudieran suavizar en
hecho de que seria cuestión de tiempo hasta que la adversidad llamara a la puerta y hubiera
que enfrentar un próximo desastre.
La realidad muestra que esta era la manera como se manejaban los desastres en las Américas
hasta los primeros años de la década de los setenta. La mayor parte de las veces en socorro
se prestó con mucha generosidad y solidaridad, pero adoptando medidas improvisadas y poco
coordinadas, con lo que se presentaron problemas de competencia entre sectores y
adicionalmente una respuesta internacional de ayuda que no era la más apropiada
técnicamente o la mas sensible culturalmente. Esta respuesta o fase de socorro que incluía la
rehabilitación y reconstrucción inmediata, cada vez se hizo mas frecuente y mas compleja
debido al crecimiento de la población expuesta al riesgo y a la dependencia en aumento de la
sociedad respecto a servicios indispensables como agua, electricidad, comunicaciones,
carreteras y puertos.
Estas experiencias traumáticas mostraron a los países la necesidad de organizarse con el fin
de responder mejor a los diferentes problemas que generalmente acompañan a un desastre, es
decir: rescatar a los sobrevivientes, atender a los heridos, apagar los incendios y controlar los
escapes de sustancias peligrosas, brindar albergue, agua y alimentación a los damnificados,
evacuar a las personas a lugares más seguros, establecer comunicaciones, resguardar la
seguridad y el orden público, e identificar y disponer de los cadáveres, entre otros.
Varias catástrofes pusieron de relieve las deficiencias de una respuesta organizada. Asignar
toda la responsabilidad a las fuerzas armadas u otro órgano similar, sin inversión previa de
recursos y participación del resto de la nación, trae consigo una fase caótica en la que los
sobrevivientes enfrentan además de la recepción de la asistencia, a veces contraproducente,
de una multitud de organismo e instituciones locales, nacionales e internacionales que actúan,
no sólo por mandato, sino también porque por buena voluntad quieren brindar ayuda a los que
sufren los efectos del desastre.
En todos los tiempos y culturas el ser humano generalmente ha tenido una actitud pasiva y
facilista o ignorante frente a las dinámicas del medio ambiente físico. Aún está profundamente
arraigado el considerar las manifestaciones violentas de la Naturaleza como designios de Dios
o asuntos ineludibles de la Naturaleza misma. Es común que ello se exprese en actitudes
fatalistas, de resignación y postración, o simplemente de rechazo frente a un tema en el cual el
bienestar o incluso la vida están comprometidas en un futuro incierto.
Planificar con el factor riesgo es, fundamentalmente (y el término mismo lo implica) un proceso
de toma de decisiones frente a incertidumbre. Cada vez más, se espera de la Ingeniería un
estrecho compromiso entre la búsqueda de mejor calidad de vida, de opciones de desarrollo y
de la menor influencia adversa sobre el Medio Ambiente, lo que conduce a la necesidad de
entender la complejidad del problema del manejo de riesgos, tratando sus diversas facetas:
culturales, históricas, antropológicas, científico-naturales, técnicas, económicas, entre otras.
Gran parte del riesgo asociado a los fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de
percepción. Así como el riesgo de los fenómenos de evolución rápida (p. ej. sismos) no se
percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo que causan fenómenos de evolución lenta,
generalmente no es percibido adecuadamente por esa característica, su lento y poco violento
desarrollo. La escasa percepción de riesgos también puede deberse a negaciones individuales
y colectivas que, incluso en lapsos de pocos años, pueden borrar de la memoria la ocurrencia
de fenómenos amenazantes.
Esta información, o la más reciente sobre los centenares de eventos desastrosos, desde los
que afectan a individuos y pequeñas comunidades hasta los que producen víctimas fatales,
reportados en los últimos meses, serían motivo suficiente para que en la Ingeniería colombiana
se pensara más en la responsabilidad que le cabe frente a su interacción con la Sociedad y con
la Naturaleza, siempre dinámica y actuante según leyes que a veces se nos olvidan, incluso en
el salón de clase.
En Valparaíso caían
Alrededor de mi las casas
Y desayune en los escombros
De mi perdida biblioteca
Entre un Baudelaire sobrevivo
Y un Cervantes desmantelado"
Pablo Neruda
De "desastres"
Del Corazón Amarillo
3. Objetivos
General
Redactar un documento de fácil entendimiento que refleje claramente la cronología de los
desastres y sus efectos sobre los grupos humanos afectados dentro de un contexto global,
considerando la función de la Ingeniería Sanitaria en las actividades de recuperación.
Específicos
• Hacer un recuento de algunas de las catástrofes que han ocurrido durante la historia de la
humanidad.
• Explicar los conceptos básicos referidos a los desastres.
• Identificar el papel del Ingeniero Sanitario frente a los desastres.
4. Marco Teórico
Todavía no existe una unificación clara en el manejo del vocabulario y conceptos relativos al
problema de riesgos. En el marco de esta monografía se adoptan los siguientes, tratando de
ilustrar los alcances de cada uno de ellos:
¿Qué es amenaza?
Estrictamente, ningún fenómeno es inherente a una amenaza o peligro. Aunque por profundas
razones antropológicas o psicológicas algunos, como los terremotos, jamás
dejarán de ser así. Este carácter se lo da nuestra percepción, y más específicamente nuestra
vulnerabilidad y exposición al fenómeno.
Amenazas frecuentes. Los procesos y fenómenos periódicos y con lapsos de retorno cortos no
son, en general, considerados como amenazas. Casi siempre las estrategias de adaptación a
fenómenos estaciónales, a las mareas oceánicas, a las inundaciones en llanuras o a las lluvias
periódicas, son eficaces. Sin embargo, en ocasiones, la intervención humana sobre el medio
ambiente físico desconoce aún estas manifestaciones tan frecuentes; como por ejemplo,
cuando se obstruyen, mediante procesos de urbanización, los canales naturales de drenajes
permanentes o intermitentes.
5. Caracterización de amenazas
Un fenómeno natural puede caracterizarse como amenaza en relación con tres variables que
permiten identificarlo como peligroso:
a. Ubicación.
b. Severidad.
c. Recurrencia.
Cada una de estas variables básicas puede ser reducida a componentes. Esta reducción,
generalmente, es necesaria para la evaluación misma de la variable, en función de responder,
mediante investigaciones pertinentes, a preguntas como las siguientes:
a. Ubicación: ¿Cuáles son sus fuentes, cuáles sus extensiones, cuáles sus manifestaciones
(sus áreas de ocurrencia), cuáles sus zonas de influencia?.
c. Recurrencia: ¿Cuáles son los lapsos de tiempo en que el fenómeno puede ocurrir, con un
tamaño e intensidad definidos?.
La severidad también puede ser evaluada mediante registros naturales y documentales, por
extensión y tipo de efectos observables o por comparación con regiones similares.
Pero la recurrencia está sujeta a múltiples limitaciones. Muchos de los fenómenos ocurren en
lapsos de tiempo promedio que pueden abarcar desde varias generaciones hasta miles de
años, frente a los cuales el conocimiento científico todavía no puede establecer anticipaciones
seguras de ocurrencia.
Gran parte del riesgo asociado a los fenómenos naturales puede atribuirse a problemas de
percepción. Así como el riesgo de los fenómenos de evolución rápida (p. ej. sismos) no se
percibe bien por su escasa ocurrencia, el riesgo que causan fenómenos de evolución lenta, no
es percibido adecuadamente por esa característica, su lento y poco violento desarrollo. La
menguada percepción de riesgos también puede deberse a negaciones individuales y
colectivas que, incluso en pocos años, puede borrar de la memoria colectiva la ocurrencia de
fenómenos amenazantes.
Ejemplo típico de esto es el fenómeno El Niño, la anomalía climática global más importante
conocida hasta hoy. Sólo después del "Súper Niño" de 1982/1983, cuyos efectos sobre la
economía del Perú fueron desastrosos (en donde su impacto es más directo), recibió la
atención científica y de los medios que merecía. Aún cuando este Niño también afectó a
Colombia, el fenómeno solo llegó a percibirse como grave para el país cuando su ocurrencia,
en 1991/1992, lo dejó -entonces dependiente de la energía hidroeléctrica como nunca antes-
sumido en una prolongada y muy costosa crisis de racionamiento eléctrico. La falta de
previsión en sectores modernos y estratégicos de la economía -pesca industrial en el Perú y
generación eléctrica en Colombia- causó pérdidas socio económicas de largo alcance.
Colombia, otrora orgullosa de ser el primer país en la utilización de fuentes de energía "limpias"
(agua), tuvo que reorientar su política energética, incorporando el diseño y construcción de
importantes proyectos de generación de energía a partir de combustibles fósiles .
6. ¿Qué es vulnerabilidad?
Los desastres ocurren en una gama amplia de escenarios del territorio y en períodos de tiempo
variables. Por ejemplo: un pequeño deslizamiento que afecta a una familia y que puede ocurrir
en cosa de pocos minutos; un terremoto que afecta a una gran región, causando muchos
daños y que salvo excepciones, no se percibe por más de un minuto; una inundación que dura
horas, días o incluso meses, afectando a una comunidad, a una ciudad o a una extensa región;
una sequía o déficit de lluvias que conduce a racionamientos de energía y que puede durar
meses o años.
Todavía es común que esta palabra se utilice solamente para aquellos fenómenos que generan
muchos muertos, heridos y destrucción de bienes materiales. Esta idea parece haber surgido
de las agencias y organismos internacionales especializados en el socorro y la asistencia
postdesastre, para quienes se trata por ejemplo, de "una perturbación ecológica abrumadora
que excede la capacidad de ajuste de la comunidad afectada y, en consecuencia, requiere de
asistencia externa" (OPS-OMS, 1994). Sin embargo, una investigación reciente en varios
países de América Latina, partiendo de hipótesis tales como que los pequeños y medianos
desastres son cada vez más frecuentes por las condiciones crecientes de vulnerabilidad de los
pobladores y que tras un gran desastre realmente existen múltiples desastres, dependiendo de
cómo sean afectados los diferentes territorios municipales y las diferentes comunidades, ha
recopilado y evaluado la ocurrencia de más de 25.000 en un período promedio de 15 años en 9
países de la región de Las Américas (OSSO - LA RED, 1996).
Emergencia. Se denota con ello situaciones en las cuales se requieren operaciones fuera de
las actividades normales, para volver a la normalidad. En este sentido, no existe un límite
definido entre las emergencias y las situaciones de desastre, aunque estas últimas se
diferencian porque en ellas se produjeron pérdidas directas asociadas a un evento.
9. ¿Puede hablarse de "desastres naturales"?
No. Hay fenómenos de origen natural (amenazas), que por sí mismos no son desastres. El
desastre ocurre cuando el fenómeno encuentra un núcleo social (comunidad, ciudad, región,
etc.) al cual las manifestaciones físicas del fenómeno pueden hacerle daño, es decir, cuando
ese núcleo es vulnerable.
10. ¿Qué es riesgo?
Riesgos primarios. Son aquellos que pueden ocurrir como efecto directo de las manifestaciones
físicas de un fenómeno (licuación de suelos y consecuente destrucción de edificaciones y
ruptura de tuberías; daños en equipos de control de una industria o de un sistema de línea vital;
destrucción de viviendas por deslizamientos o por crecientes torrenciales de un río, etc.).
Riesgos secundarios son aquellos que los efectos directos pueden inducir, o sea, impactos
sobre la salud, sobre el hábitat, sobre el medio ambiente, sobre los costos y rentas de la
operación de un sistema social productivo. El conjunto de riesgos constituye una cadena,
distribuida en el espacio y en el tiempo.
Es una decisión sobre el nivel de pérdidas esperables que se asume como resultado de
aceptar que ocurrirán fenómenos naturales o tecnológicos, los cuales incidirán sobre las vidas
y bienes expuestos. En la toma de esta decisión para cada tipo de riesgo es óptimo que se
balanceen los conocimientos disponibles sobre las amenazas (ubicación, severidad y
recurrencia), y los costos de medidas preventivas y de mitigación (reducción de las
vulnerabilidades).
Se utiliza el término línea vital (del Inglés lifeline) para referirse a los sistemas y redes que
proveen bienes y servicios públicos imprescindibles para las formas de vida modernas
(sistemas y redes de acueducto, alcantarillado, energía, hidrocarburos, transporte y
comunicaciones). Por su carácter esencial se considera que el nivel de riesgo aceptable debe
ser comparativamente muy bajo, es decir, todas sus componentes deben ser virtualmente
invulnerables a influencias adversas probables, como por ejemplo, fenómenos naturales
peligrosos.
12. ¿Qué es mitigación?
Todas las acciones dirigidas a controlar los efectos de un fenómeno desastroso, desde el
momento de su ocurrencia (o si ello es posible, desde el instante en que se prevé su
inminencia), hasta la superación de las consecuencias más graves y básicas (atención de
heridos, alojamiento provisional de damnificados, suministro de elementos de supervivencia
tales como carpas, raciones de alimentación, etc.).
Estas medidas están, principalmente, a cargo de organismos como la Defensa Civil, la Cruz
Roja y los Cuerpos de Bomberos, y del Sector Salud.
• A raíz del terremoto que afectó a la Ciudad de México en 1985, en el cual el caos fue
mayúsculo y las comunidades afectadas actuaron por sí solas durante horas y días, se
reconoció que en complejos urbanos, los pobladores mismos juegan un papel determinante,
incluso en contra de instituciones paternalistas del Estado, de las ONGs, o de organismos
internacionales (Carbó, et al, 1987).
• Después del terremoto de Loma Prieta en California (Estados Unidos, 1989),
instituciones técnicas de planificación y de socorro, difundieron ampliamente un documento
conjunto en el cual los conceptos de mitigación y de prevención priman sobre los de atención
(USGS, American Red Cross, United Way, 1990).
15. Eventos naturales relacionados con desastres
De tipo geológico:
Deslizamientos
Las causas naturales son: excesivas pendientes, naturaleza de los terrenos (grado de
alteración), planos de debilidad, saturación por infiltración de aguas a partir de lluvias fuertes o
prolongadas, socavación de orillas de drenajes naturales y movimientos sísmicos.
Las causas humanas son, principalmente, el uso urbano de deslizamientos antiguos que
pueden removilizarse, deforestación y urbanización que facilitan la escorrentía y la saturación
por agua de masas de suelo; construcción inadecuada de banqueos y pozos sépticos;
vertimiento de aguas por fallas en redes de acueducto y vertimientos de aguas servidas, sobre
las laderas.
Los procesos erosivos pueden ser superficiales, tales como la erosión laminar o arrastre de
partículas en superficie por acción del agua, o erosión concentrada en forma de surcos y
cárcavas; también pueden ocurrir en masa, en forma de desprendimientos de bloques, coladas
de barro, y deslizamientos que pueden ser rápidos (de varios metros por segundo) o lentos (de
hasta centímetros por año).
Por ser fenómenos que ocurren en o muy cerca de la superficie, normalmente las primeras
manifestaciones de los deslizamientos, tales como agrietamientos o cambios en las formas del
relieve, pueden ser observados con cierta anterioridad al desplazamiento o deslizamiento de la
masa. Por esta razón, la comunidad puede ser capacitada para la detección temprana del
fenómeno.
Es característico de los terremotos - y esto los distingue de otros fenómenos tales como
deslizamientos, inundaciones e incendios - que sus consecuencias en un ambiente urbano
generalmente pueden abarcar áreas más extensas (en el peor caso, toda la ciudad) y ser más
diversas (víctimas, destrucción de edificaciones, ruptura de líneas vitales, incendios, trastorno
del tráfico vehicular, suspensión de servicios de energía eléctrica, agua y teléfono,
deslizamientos, etc.). Ejemplos recientes en todo el mundo así lo confirman, incluso en
sociedades con larga tradición en mitigación y prevención de los efectos sísmicos (Popayán,
1983; Pereira, 1995; Ciudad de México, 1985; San Salvador, 1986; Los Ángeles en Northridge,
1993, Kobe, 1995, ...). Pero también en pequeñas poblaciones y en regiones de poca densidad
de población y de vivienda (Atrato Medio, 1992; Páez, 1994).
En los últimos cien años se han producido terremotos de gran intensidad en muchos países de
las Américas, provocados por una interacción entre seis placas tectónicas muy activas. La
mayoría de los terremotos han ocurrido en áreas donde se unen estas placas. Llevando a
cuestas la base del Océano Pacífico, la placa de Cocos se emplaza por debajo de la placas
Americana, que es más liviana, esta clase de actividad –la colisión a subducción entre placas
continentales y las placas oceánicas Cocos, Nazca y del Caribe – es la responsable de la gran
cantidad de sismos que ocurren a lo largo de la costa del pacifico en América Central y del Sur.
En Centroamérica las placas de Cocos y del Caribe están fracturadas en distintos segmentos,
en tanto que depresiones estructurales llenas de sedimentos volcánicos y de los ríos, marcan
las interrupciones transversas a los ejes volcánicos. Debido a la riqueza del suelo en tales
depresiones, estas zonas son muy proclives al desarrollo de asentamientos densos, donde
precisamente tienen lugar terremotos con epicentros cercanos a la corteza terrestre.
No se puede saber cuando va a ocurrir el próximo evento, ya que la predicción sísmica es una
meta a largo plazo; tampoco se pueden modificar las características de este fenómeno natural.
En consecuencia, la protección de vidas y bienes, como tarea de mitigación, debe estar
enfocada hacia la reducción de su vulnerabilidad. Esto quiere decir que debe evaluarse el
probable nivel de peligro sísmico, reconocer los terrenos que por su naturaleza y origen son
más susceptibles a efectos locales de amplificación de ondas y de deslizamientos,
asentamientos y licuación de suelos (incluso sin esperar a contar con los necesarios estudios
de micro zonificación sísmica del territorio), evitando en lo posible emplazar allí poblaciones e
infraestructura crítica; hacer las edificaciones e instalaciones resistentes a las fuerzas de las
vibraciones sísmicas (refuerzo de las existentes, diseño y construcción sismorresistente,
redundancia en sistemas de líneas vitales); educar hacia el comportamiento defensivo durante
y después de terremotos y preparar sistemas de comunicaciones de emergencia y a las
entidades encargadas, hacia mejorar la capacidad de socorro y rehabilitación en caso de un
terremoto.
Aún no es posible predecirlos con precisión pero sabemos que seguirán ocurriendo. Lo que si
podemos es reducir sus efectos con construcciones adecuadas y actualizaciones prudentes y
oportunas.
17. Erupciones Volcánicas
Los volcanes son desfogues en la corteza de la tierra a través de los cuales las rocas
derretidas salen como lava o son arrojadas como cenizas o escombros a veces acompañados
de vapor y gases calientes y a veces venenosos. Las amenazas asociadas incluyen terremotos
y derrumbes de lodo y rocas. Las erupciones volcánicas ponen en peligro a cualquier persona
que viva dentro de la zona de alto riesgo. Las erupciones difieren de la mayor parte de las
demás causas de desastres como terremotos, huracanes e inundaciones, por cuanto causan
prácticamente destrucción total de la vida y propiedades dentro de áreas relativamente
pequeñas que se pueden delinear fácilmente.
18. Maremotos (Tsunamis)
Los maremotos son causados por terremotos, actividad volcánica y derrumbes en el suelo
marítimo. Las olas de gran tamaño generadas por los tsunamis tiene características
particulares: tienen una longitud de cien kilómetros o mayor y velocidades en aguas profundas
de hasta 700 Km/h y son difíciles de monitorear y detectar. Las inundaciones costeras
causadas por los maremotos son similares a las provocadas por olas ciclónicas.
Aproximadamente un 805 de los tsunamis ocurren en el océano Pacífico, pero ha habido un
número significativo en el Caribe.
De Tipo Hidrometeorológico
19. Inundaciones
Las inundaciones son, quizás, el tipo de desastre más frecuente y devastador; sin embargo,
casi nunca reciben la misma atención que, por ejemplo, un terremoto.
Pueden ser rápidas o lentas. Las primeras ocurren especialmente en quebradas y ríos que
bajan por las laderas de las montañas. Las segundas afectan especialmente los valles de los
ríos en zonas planas. Evitando la erosión y asentamientos humanos en el lecho de los ríos
disminuirán los efectos de las inundaciones. Las viviendas deben construirse dejando un
margen de seguridad.
Emergencias por inundaciones han estado asociadas primordialmente, a los siguientes factores
físicos, urbanísticos y de uso del suelo:
Los ciclones tropicales son uno de los fenómenos atmosféricos más poderosos. Un huracán en
pleno desarrollo libera la energía equivalente a muchas bombas atómicas del tamaño de la de
Hiroshima. Estas tormentas surgen durante el verano en varios océanos en un cinturón al norte
y sur del Ecuador. Además del daño del viento y la inundación causados por los ciclones, hay
una gran variedad de posibles efectos físicos que incluyen una telaraña de vínculos sociales y
naturales. La acción del viento y las olas tienen impactos inmediatos pero la erosión y la
incursión del agua salada pueden deteriorar la economía por meses o incluso años. El daño en
las carreteras, las telecomunicaciones y las instalaciones de energía pueden tener efectos a
corto y mediano plazo y otros problemas complicados. Incluso en áreas alejadas de la costa las
lluvias torrenciales pueden provocar avalanchas de lodo y otros movimientos masivos.
Las tormentas tropicales son estacionales pero muy impredecibles. Año tras año la severidad y
la frecuencia de las tempestades pueden estar relacionadas con factores que trabajan al nivel
atmosférico global, como cambios de corrientes oceánicas. Hay otra incertidumbre por que la
dirección, velocidad y dinámica del crecimiento de esas tempestades no se han entendido
todavía a pesar de intentos heroicos en modelos computarizados. En consecuencia, la
transmisión de advertencias por los medios a veces dan como resultado evacuaciones
innecesarias, que hacen más difícil convencer al público en ocasiones posteriores.
La posibilidad de que ocurra y su recorrido pueden conocerse con horas o días de anticipación.
Por eso, aunque son inevitables, pueden reducirse sus efectos.
El caso más estudiado, para América, por causas y efectos es el de Brasil. Desde la década de
los años cuarenta, esta zona viene sufriendo sequías cada vez más severas debido al
incremento poblacional y a la mayor destrucción de los recursos naturales e incremento de la
desertificación. Estas sequías periódicas desequilibran cada vez más la economía primitiva de
la región, acaban con las fuentes naturales de vida, queman los pastos, diezman el ganado y
arrasan los cultivos, convirtiendo el paisaje en desértico dejando a sus habitantes desprovistos
de reservas y fallecen por falta de agua y víveres. Muchos emigran en pequeños grupos hacia
las grandes ciudades, donde pasan a formar parte de los cinturones de pobreza.
Los efectos siempre desastrosos, tienen mayor o menor amplitud según se trate de una sequía
parcial que afecta a una zona limitada, o de una que se extienda a toda una zona, o de una
gran sequía excepcional.
Los habitantes de estas zonas generalmente no cuentan con reservas alimenticias y a medida
que progresa el período de sequía todos entran a un régimen de subalimentación al reducir la
cantidad, calidad y variedad de su dieta a un poco de maíz, fríjoles y harina. Cuando estos
productos desaparecen del mercado, recurren a raíces y semillas que resisten el desecamiento
del ambiente, quedando sujetos a una dieta desprovista de proteínas y vitaminas.
De Otros Tipos
21. Incendios
Los primeros instantes en un incendio están caracterizados por una producción grande de
humo, poca disminución de oxígeno en el ambiente interior, poco aumento de temperatura y
pocas llamas de reducido tamaño. Es lógico pensar que dependiendo del tipo de material
combustible sometido al fuego este período puede ser relativamente corto o durar varias horas.
Posteriormente se da la etapa de producción de llamas, acompañada de aumento rápido de
calor, aumento de presiones internas en la edificación y destrucción de materiales en general.
Finalmente, en el período de remoción de escombros se presentan riesgos adicionales debido
a la existencia de humos, gases y vapores nocivos para la salud, asfixiantes, corrosivos o
combustibles.
En muchas ocasiones las explosiones y los incendios, inclusive los forestales, se producen por
descuido. Tener extinguidores adecuados, saber utilizarlos y aplicar las medidas preventivas de
los bomberos ayudan a evitarlos.
22. ¿Y, las amenazas tecnológicas y ambientales?
Acerca de las medidas preventivas y de mitigación afortunadamente se cuenta hoy en día con
nuevos instrumentos: la legislación ambiental a escala nacional y entidades como el SIMPAD,
a escala local, aportan nuevos conocimientos en el ámbito de sus competencias.
23. ¿Anticiparse al futuro? ¿Mitigar los riesgos?
Lucy, uno de los esqueletos de prehomínidos (o prehomínidas, ya que se trataba de una joven)
más famosos en las décadas pasadas, se conservó como registro debido a que, mientras huía
en carrera, un flujo de lodo la sepultó en lo que ahora es un lugar desértico en el norte de
África. La documentación disponible indica que en la época romana un primate podía ir de
árbol en árbol desde el Estrecho de Gibraltar hasta los Pirineos sin tocar el suelo, en lo que hoy
son campos eriales de España. De los bosques de Apaches y Piel rojas de hace 200 años sólo
quedan manchas dispersas en la "Unión de los Estados". La Ciénaga de Santa Marta se viene
muriendo desde hace décadas, gracias a la construcción de una carretera. En Bogotá y en Cali
ya no quedan humedales, ni otros sitios para la vida que pasaba en forma de parvadas
migratorias, ni de las molestas especies autóctonas como las esbeltas garzas caucanas. Las
ciudades devoran territorios de cultivo y nichos ecológicos, y se segregan de tal manera que la
geografía urbana puede ser sectorizada o vista como parcelas diferenciables en una mezcla de
oportunidades ambientales, de "oportunidades" de pobreza y de limitadas oportunidades de
esperanza. Un loco, de esos cuerdos de atar, comentaba hace poco que "¡Definitivamente la
alternativa es fundar a las ciudades en el campo!". Por su parte, Fabio Botero, un viejo erudito,
profesor y conocedor de la problemática citadina en Colombia, ha escrito que nuestro problema
urbano es, ante todo, un problema agrario.
Las proyecciones indican que "para el año 2010 habrá 511 ciudades con más de un millón de
habitantes y por primera vez en la historia el 51.8% de la población del mundo será urbana; 15
años después habrá 639 metrópolis de un millón o más de personas " de tal manera que los
riesgos y las vulnerabilidades sin duda serán crecientes. En Colombia hace rato superaron la
cifra del 50% de población urbana. En su capital, a su vez, se congrega más del 50%
respectivo.
Los retos que este hecho imponen a una ciudad de primera importancia regional y nacional
también deben ser vistos en términos de sus capacidades para optimizar el futuro.
Capacidades para balancear y mantener los frágiles equilibrios entre las posibilidades del
crecimiento armónico u ordenado (que idealmente no debieran significar engorde de población
y extensión de urbanización), de mantenimiento o, mejor, de recuperación, de condiciones
ambientales saludables y de mitigación de las posibilidades de interacción destructiva entre el
medio ambiente y la ciudad, entendida como una construcción histórica de las fuerzas sociales,
económicas, tecnológicas y políticas, con base en la certidumbre acerca de que en el futuro
podrá enfrentar cada vez más frecuentemente y con mayor fuerza el impacto de riesgos
derivados de fenómenos naturales o tecnológicos.
24. Las amenazas en el contexto regional
Como en ninguna otra región de Colombia, en el Sur occidente confluyen una serie de
condiciones las cuales hacen de ésta la zona más propensa a fenómenos de origen geológico.
Además de deslizamientos, inundaciones, avenidas torrenciales y condiciones locales
deficientes para cimentación de obras civiles, comunes en casi todas las regiones del país, en
el Sur occidente ocurren con relativa frecuencia terremotos, erupciones volcánicas y los
tsunami o maremotos.
Otros fenómenos como deslizamientos masivos sobre las vertientes de las cordilleras Central y
Occidental que drenan al río Cauca, también tienen potencial de daño. El más reciente
ejemplo, el terremoto de Páez de 1994, produjo efectos principalmente sobre las vertientes del
río Magdalena hacia donde se desplazaron la mayoría de los sedimentos aportados por los
deslizamientos inducidos. Si el epicentro hubiera estado desplazado unas decenas de
kilómetros hacia el Norte, el escenario de efectos habría comprometido enormemente cuencas
como las del río Palo, posiblemente comprometiendo la capacidad de potabilización de las
aguas del río Cauca que abastece la ciudad de Cali.
Por otra parte, las ciudades principales son co-responsables de la contaminación de los ríos
que las cruzan, por el desastre lento que ha significado la pérdida de la calidad de sus aguas y
de su fauna, con repercusiones a lo largo de su curso.
Las ideas acerca de los desastres como producto de la Naturaleza están siendo revaluadas.
Hoy en día éstos son interpretados como el resultado del desajuste entre procesos de la
Sociedad y los del Medio Ambiente.
Se entiende que las vulnerabilidades y los riesgos crecen continuamente, que es necesario
entender, además de los fenómenos naturales peligrosos, cómo operan los procesos mediante
los cuales la Sociedad, sus organizaciones e instituciones, sus habitantes, sus gobiernos, el
sector privado, etc., pueden incrementar o reducir este desajuste. Estas ideas empezaron a
difundirse en nuestro medio con la constitución y con las publicaciones de la Red de Estudios
Sociales en Prevención de Desastres en América Latina (LA RED, 1992). Tales ideas son
ahora parte de los cuerpos doctrinales de las declaraciones internacionales y mundiales de
conferencias y congresos que sobre mitigación de riesgos se han realizado, en el marco del
Decenio Internacional para la Reducción de Desastres 1990-2000, promovido por las Naciones
Unidas.
Las preocupaciones del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo, y de otros
prestamistas internacionales, sobre los riesgos de las inversiones, se habían orientado en las
décadas pasadas hacia los grandes proyectos de infraestructura, tales como centrales
hidroeléctricas, para los cuales exigían (y exigen previamente), estudios conducentes a la
viabilidad material y sostenibilidad de cada obra, para asegurar el pago de la deuda contraída.
Sin embargo, en ésta década diversidad de organismos han reorientado sus visiones y cada
vez están más centrados en los problemas derivados del crecimiento urbanístico y demográfico
en las ciudades, y de las amenazas y riesgos derivados de la interacción entre éstos y otros
procesos de construcción de la Sociedad, con el Medio Ambiente, con las dinámicas propias de
la Naturaleza, vistos como un encuentro inconcluso.
Estas nuevas visiones han surgido de iniciativas como la Conferencia Mundial sobre Medio
Ambiente (Río de Janeiro, 1992), de la Declaración Final de la Conferencia Internacional
"Manejo de Desastres en Áreas Metropolitanas para el Siglo 21" (Aichi/Nagoya, Japón, 1993),
de la Declaración de Cartagena en la Conferencia Interamericana sobre Reducción de los
Desastres Naturales (Cartagena, 1994), y de la Declaración de Yokohama en la Conferencia
Mundial del Decenio para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (Yokohama,
Japón, 1994). Recientemente la Conferencia Mundial Hábitat 1996 celebrada en Estambul,
centró todas sus reflexiones en los problemas urbanos y en particular, en los de las grandes
ciudades.
El Jefe de División para Política Ambiental del Banco Mundial ha sintetizado, en un artículo
publicado en la Conferencia Mundial de Yokohama, la problemática de los desastres en las
sociedades modernas y en particular, en las ciudades de los países en desarrollo (Munasinghe,
1994):
Desastres recientes en grandes ciudades, como por ejemplo los terremotos de Northridge
(California, Estados Unidos, 1994) y Kobe (Japón,1995), han ayudado a crear conciencia sobre
las implicaciones del potencial catastrófico en las aglomeraciones urbanas. En estos casos
también fue evidente que los mayores daños estuvieron asociados a la utilización de terrenos
inadecuados, blandos, con fines de urbanización.
los efectos sobre la salud que causan los desastres están directamente relacionados con le tipo
de evento (lesiones físicas-terremotos, enfermedades transmisibles por vectores-
inundaciones, etc) y las condiciones posteriores a su ocurrencia como el hacinamiento e
higiene insuficiente.
Una buena coordinación de las actividades puede llevar a una pronta recuperación
postdesastre. Un modelo de organización podría ser el siguiente:
(Para ver el gráfico faltante haga click en el menú superior "Bajar Trabajo")
los recursos. Por esta razón es fundamental consideran tres aspectos como son:
Es necesario hacer una revisión de todos los sistemas de distribución de agua potable para
verificar si ha sido contaminada o no y ordenar su pronta reparación o buscar otras soluciones
temporales como carros cisterna, plantas de potabilización privadas y el uso de químicos a
nivel casero para desinfección, esta última solo si se puede acompañada de una correcta
capacitación.
Saneamiento Basico
Control De Vectores
Manipulación De Cadáveres
Los cadáveres no son tan peligrosos como se creería pues es muy improbable que causen
brotes de enfermedades, solo si entran en contacto con alguna fuente de agua podrían
transmitir la gastroenteritis o el síndrome de intoxicación alimentaria. El mejor método es
enterrar a los muertos por que la cremación masiva crearía serios problemas ambientales y de
salud.
28. Historia
Terremotos
A lo largo del siglo XX, han ocurrido terremotos notables superiores a los 6.5 grados en las
islas Kuriles (Rusia); Fukui, Kobe y Tokio (Japón); Mindanao (Filipinas); Latur (India); Yunnan,
Gansu, Sanxi, Kinehai (China); Quetta (Pakistán); Erzincan (Turquía); Iran occidental y Norte;
Armenia; Messina (Italia); El Asnam (Argelia); Nueva Zelanda; Norte de Perú; Bolivia; Armenia
(Colombia), Sur de Chile; Guatemala; Nichoacán (mexico); San Francisco, loma Prieta, San
fernando, Northridge, Landers (California); Sur de Alaska, entre muchos otos cientos.
El terremoto y sus efectos posteriores causaron la muerte de más de 10000 personas; otras
30000 sufrieron lesiones o efectos psicológicos y cerca de 150000 quedaron sin hogar. Las
instalaciones del sector salud fueron seriamente afectadas, con muchos hospitales y clínicas
destruidos o seriamente dañados. Con la misma intensidad de daños fueron afectados los
servicios públicos domiciliares.
Uno de los más fuertes terremotos del mundo afectó a gran parte de Colombia y Ecuador.
Produjo un maremoto gigantesco y según investigadores colombianos, 2500 personas
murieron en toda la zona afectada.
1917 Bogota
Ocurrió en la noche. Por cuarta vez cayó la Iglesia del cerro de Guadalupe y la cúpula del
templo de Chapinero. Muchos bienes se perdieron. 90 años atrás la capital sufrió algo parecido
Acababan de conmemorarse 75 años del devastador terremoto de Cúcuta cuando tres fuertes
sismos, en menos de doce horas ocasionaron la muerte a 126 personas y dejaron sin vivienda
a miles de santandereanos.
1967 Huila
Manizales, Pereira y Armenia fueron las ciudades más afectadas por los terremotos del 30 de
julio de 1962, del 23 de noviembre de 1979 y del 29 de enero de 1999 dejando en este último
más de 10000 damnificados y cientos de muertos.
1983 Cauca
300 muertes, 508 heridos. Durante la mañana del Jueves Santo, en pocos segundos el país
perdió cerca de cuatrocientos millones de dólares por un terremoto que sacudió el
departamento del Cauca y semidestruyó a la ciudad de Popayán.
La triple catástrofe del 21 y 22 de mayo de 1960 –dos terremotos y un maremoto- que asoló 13
de las 25 provincias del país, dejaron una profunda huella en el espíritu de la población y
deterioraron la economía. En pocos minutos se perdieron decenas de vidas, arrasaron
viviendas, se destruyeron los servicios públicos, se interrumpieron las comunicaciones, etc.
Ingenieros del país debieron realizar la obra de ingeniería de emergencia más grande
efectuada en Chile, evitando la destrucción de una rica zona agrícola, ganadera e industrial,
que tenia alrededor de cien mil habitantes.
El peor terremoto registrado causó la muerte de unas 240000 personas en 1976 en Tangshan
(China), pero no es mayor cosa frente a las hambrunas que frecuentemente han causado
muertes a más de 2 millones.
29. Erupciones Volcánicas
Algunas de ellas han sido Monte St. Helens (Washington); Parícutin y el Chichón (México),
Santa María (Guatemala); Nevado del Ruiz (Colombia); Quizapú y hudson (Chile); Montes
Soufiere (Montserrat); Monte Pelle (Martinica); Surtsey (Islandia); Bezymyannaya, Kamchatka,
Ksudach (Rusia); Pinatubo, Luzón, Taal (Filipinas); Keludt, Java, Merapí, Agúng, Bali
(Indonesia), Laminogt, Rabaul Caldera (Papua Nueva Guinea) y Ruapehu (Nueva Zelanda).
1899 Nariño
Al mediodía del 13 de noviembre no se podía ver nada. Todo estaba oscuro. El Volcán Doña
Juana había hecho erupción. Nadie estaba prevenido. 50 personas murieron quemadas.
Dos horas demoró en llegar a Armero la avalancha ocasionada por la erupción del volcán –
nevado del Ruiz.
La tragedia que ocasionó esta erupción pudo haberse evitado. Miles de personas murieron.
140 años atrás, mil campesinos murieron cuando una avalancha cubrió los terrenos donde 50
años más tarde se construyo Armero.
30. Incendios
1956 Cali
varios camiones cargados de dinamita explotaron en Cali. Ocho manzanas fueron arrasadas.
Se estima en 5000 las personas afectadas.
1973 Bogota
1975 Barranquilla
Diez mil barriles con productos químicos ardieron en noviembre en el terminal marítimo de esta
ciudad.
1983 Bogota
El 29 de Agosto de 1979 el huracán David, considerado uno de los peores huracanes del siglo,
con vientos que superaron los 250 Km/h, abatió la Isla Dominica, en el Caribe. Como
consecuencia 38 personas murieron y hubo 3000 heridos, aun teniendo en cuenta que la
población había solo alertada a través de los medios de comunicación.
Huracan Mitch
Afecto islas del caribe, Honduras, Guatemala, México y Belice. Se produje a finales de octubre
de 1988, ha sido uno de los huracanes más poderosos registrados con ráfagas mayores a 320
Km/h. Mató más de 11000 personas, dejó sin techo a dos millones y causó daños en la región
por 1000 millones de dólares.
Huracan Linda
Con vientos de 300 Km/h, ha sido una de las tormentas más fuertes jamás registradas en el
pacifico oriental a finales de septiembre del 1997, con capacidad de un millón de bombas
atómicas, causado por el gran episodio del Niño en 1997-1998 que cobro la vida de 2100
personas y provocó daños a inmuebles de por lo menos 33000 millones de dólares.
Ni había sucedido en tiempos modernos: un huracán pasó muy cerca de las islas de San
Andrés y Providencia donde la comunidad fue alertada y pudo prepararse. No se perdió ni una
vida. Afectó además parte de la Costa Atlántica. En el municipio de Carmen de Bolívar, donde
las lluvias huracanadas coincidieron con las fuertes inundaciones, el resultado fue devastador:
5 muertos y 900 viviendas destruidas.
32. Inundaciones
En febrero de 1988 se presentó un fuerte frío antártico sobre el sur de Brasil que desencadeno
lluvias torrenciales sobre el estado de Río de Janeiro, depositando 278 mm3 de lluvia sobre la
ciudad de Río de Janeiro y su zona periférica. Las lluvias desbordaron los ríos e inundaron los
barrios de menores recursos que rodean la ciudad, destruyendo hospitales y viviendas y
dejando a 289 muertos, 734 heridos y 18560 damnificados. Los servicios de agua potable,
alcantarillado, energía eléctrica y teléfonos se interrumpieron varios días. La causa directa de
los deslizamientos fue la cantidad de agua de lluvia sobre unas laderas muy pendientes con
suelo inestable saturado de agua y con vías de drenaje insuficientes para el volumen de agua.
La deforestación, cada vez mayor, contribuye a inundar al país. La temporada invernal de 1988
fue más fuerte que de costumbre. 403000 personas de 283 municipios fueron afectadas
directamente. 15000 Km. de carreteras se deterioraron. Cerca de 7000 viviendas fueron
totalmente destruidas y 23000 en forma parcial.
33. Peligros en Concentraciones de Personas
1980 Sincelejo
La alegre fiesta de las corralejas se volvió tragedia por la improvisión. Las estructuras no
resistieron el peso ni el movimiento de tanta gente.
1989 Honda
34 heridos dejó la caída de una plaza de toros provisional porque la estructura no resistió tanta
gente.
34. Deslizamientos
Miles de viviendas han sido construidas sobre laderas inestables usando el sistema de
banqueo y comúnmente con materiales pesados; se contribuye así a erosionar el área, con las
consecuencias ya conocidas sobre la población como es la pérdida de sus vidas y bienes.
1974 Quebradablanca
1983 El Guavio
150 obreros que trabajaban en la represa de El Guavio murieron bajo cien metros de tierra.
Cayó la primera parte a las 7:00 de la noche. Una brigada de rescate murió al caer la segunda
parte, una hora después.
1987 Medellin
199 cadáveres de habitantes del barrio Villa Tina fueron rescatados. Un deslizamiento de la
ladera arrasó con sus vidas y sus casas. Hoy el lugar es camposanto...
35. Maremotos
En ambos años y con características parecidas, a los pocos minutos de ocurrir un gran
terremoto en el océano llegaron varias loas de grandes proporciones que destruyeron una
significativa parte de la ciudad de Tumaco y de otras poblaciones de la costa con
consecuencias fatales para muchos de sus habitantes. En diciembre de 1979 los muertos
fueron más de 400.
Para realizar esta monografía fue necesario recurrir a diferentes fuentes bibliográficas con
información compilada a través de largos años de estudio e investigación de expertos en el
tema, revistas de circulación mundial, documentos y folletos de los organismos dedicados a la
prevención y atención de desastres en nuestro país, mapas de caracterización de riesgos y
amenazas globales.
La pregunta inicial para este tipo de investigaciones es : Hasta donde queremos llegar? Una
vez resuelta se pueden definir los caminos que se van a tomar para conseguir la información y
de que manera se puede depurar hasta obtener un producto de tal calidad que como en este
caso ofrezca una mirada a los desastres a nivel mundial involucrando los conceptos básicos y
el papel que puede desempeñar el Ingeniero Sanitario con la mayor claridad y precisión en los
términos y funciones.
38. Análisis de la informacion
Considerando que para poder hablar con un poquito de propiedad sobre un tema es necesario
conocer los conceptos básicos que lo definen. Entender los postulados inherentes a los
desastres es una gran ventaja especialmente cuando como futuros ingenieros sanitarios
tenemos el deber de ser líderes en la recuperación de las comunidades afectadas durante una
catástrofe. Por estas razones nos atrevemos a opinar sobre algunos términos como amenaza
que no sería estrictamente exacto dado que en muchos casos trae tanto beneficios importantes
como calamidad por ejemplo la irrigación y el cieno fértil de las inundaciones o las lluvias de los
ciclones tropicales sobre tierras propensas a la sequía. Este proceso se ve probablemente
mejor en el caso de los volcanes que en cualquier otro desastre geológico, puesto que no hay
beneficios obvios de deslizamiento y terremotos. Los productos de los volcanes pueden ser
altamente benéficos para cualquier sociedad e incluyen suelos extremadamente fértiles que
resultan de la alteración de las cenizas volcánicas y materiales piroclásticos. Los agricultores a
veces obtienen abundantes cosechas como resultados de una aspersión suave de ceniza
volcánica en sus campos
Se sabe por experiencia que los efectos principales que una inundación produce en la salud
abarcan cuatro áreas. Enfermedades transmisibles, saneamiento del medio ambiente,
alimentación y nutrición, y vectores. En general no se registran brotes de enfermedades
espectaculares y bien definidas como secuelas inmediatas de las inundaciones. En cambio, se
produce un lento y extendido deterioro de las condiciones generales de la salud, que con
demasiada frecuencia se traduce en una disminución crónica del nivel de salud de la
comunidad afectada.
Las amenazas no avisan ni pueden ser acomodadas dentro de una agenda de sucesos por
ocurrir, lo que se hace es una aproximación estadística de su comportamiento para determinar
probabilidades y así definir niveles de riesgo. Los riesgos entonces se relacionan con las
amenazas naturales presentes y las personas expuestas de acuerdo a sus diferentes grados
de vulnerabilidad dentro del marco espacio temporal de exposición a los eventos extremos.
Dentro del contexto de esta monografía es importante entender que a nivel mundial las
condiciones particulares inseguras obedecen a factores como el crecimiento de la población,
urbanización, presiones económicas, deuda externa, degradación de la tierra, cambio
ambiental global y guerras ....
La invitación es a reflexionar en el papel que cada uno juega frente a los desastres, somos
activos? o pasivos?, es hora de tomar partido y actuar.
49. Conclusión
La solución a la alta vulnerabilidad que presentan la mayoría de los habitantes de este planeta
debe implicar reformas radicales del sistema económico mundial, cambios políticos y lograr
entender que nos debemos preparar para proteger antes que explotar a la naturaleza y la
población. Como en casi todas las actividades, la mitigación de un desastre tiene implicaciones
de mayor alcance y contundencia que los actos humanitarios posteriores y el mayor potencial
para esto se encuentra aquí abajo, al nivel que nos encontramos nosotros como estudiantes,
maestros, obreros, ingenieros....solo si podremos sobrevivir a la dinámica planetaria si
realmente lo queremos hacer.