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LÓGICA JURÍDICA

SEGUNDO PARCIAL

1. El silogismo jurídico

El silogismo jurídico es el razonamiento para la aplicación de los preceptos del derecho.

Un silogismo se integra por una premisa mayor, una menor y una conclusión. La premisa mayor

es la constituida por la norma genérica.


La premisa menor se encuentra formada por el juicio que declarará realizado el supuesto (la norma).

La conclusión se deriva de la relación establecida entre la premisa mayor y la premisa menor.

Ejemplo:

1.1 Premisa mayor


Al que cometa el delito de homicidio se le impondrá la pena de quince a cuarenta años de prisión.62

1.2 Premisa menor


Silvio ha cometido el delito de homicidio. 63

1.3 Conclusión
Debe aplicarse a Silvio la pena de quince a cuarenta años de prisión. El silogismo
proporciona el conocimiento por sus causas, expresa rigurosamente una deducción ordinaria y
facilita el procedimiento para fundamentar por causas y razones alguna afirmación controvertida.

2. El razonamiento jurídico y la lógica

Es usual para las Abogadas y Abogados contestar preguntas referidas a su profesión, o sobre tareas que
realizan como profesionales. Estas preguntas buscan respuestas del derecho en torno a conocer las leyes y
poder entenderlas, o en su defecto, interpretarlas.

En efecto, el análisis, la reflexión, o finalmente la argumentación que se presente para sustentar una
determinada situación, no es más que una muestra de “poder” aplicar las normas jurídicas bajo una
determinada posición que obedece a un interés particular; en el caso de los Defensores o Defensoras,
buscan proteger el interés de la persona a quien defiendan.

62 Artículo 123 del Código Penal Guatemalteco


63 Silvio es nombre supuesto
La posibilidad de poder argumentar nuestra posición y de dar razones de nuestra convicción, no es
otra cosa que la capacidad desarrollada para presentar de manera objetiva y en aplicación de las normas
jurídicas vigentes, una cadena de argumentos que tienen como fin sustentar sólidamente una posición.

Este proceso de razonamiento, denominado razonamiento jurídico, implica considerar la aplicación de


reglas de la lógica que permitan garantizar la coherencia lógica interna del conjunto de argumentos que
relacionados entre sí, permiten arribar a una conclusión; estamos frente al concepto de inferencia.

Entiéndase a la inferencia como una operación lógica que se efectúa en el razonamiento, la cual
consiste en derivar o inducir una conclusión a partir de una o varias premisas.

Cuando el grado de generalidad de la conclusión es mayor que el de las premisas se ha realizado una
inductiva; pero cuando la generalidad es menor o igual a las premisas, entonces es una inferencia deductiva.

Las inferencias se pueden clasificar de acuerdo con el número de premisas que contenga el
razonamiento. Cuando solo existe una premisa, entonces se les llama inferencias inmediatas y cuando
parten de dos o más premisas, se les conoce como inferencias mediatas, pues entre una premisa y la
conclusión, existe otra u otras que la mediatizan.

El rol de la lógica en el razonamiento de los abogados ha sido materia de discusión durante mucho
tiempo. A mediados del siglo veinte, una tendencia dominante emparentada con el refinamiento de la tesis
positivistas clásicas, representadas en la teoría pura del derecho, llega a postular que la estructura del
derecho y la validez de sus normas tenían relación directa y estaban condicionadas estricta y únicamente con
procesos de derivación lógica.

De igual forma, para aquellos autores estudiosos del silogismo jurídico, el único modelo correcto de
razonar para los Abogados o Abogadas y demás operadores del derecho era la subsunción normativa, es
decir, la construcción de una inferencia (silogismo jurídico) en la que la premisa mayor correspondía al marco
normativo vigente y la premisa menor a los hechos verificados en la realidad, a los cuales la norma les era
aplicable, siendo la conclusión, la consecuencia jurídica prevista; también consideraban que la justificación
o motivación jurídicas se agotaba en esta operación lógica. Está fuera de discusión que el rol de la lógica
ocupa una posición muy importante en el momento de analizar la validez del razonamiento de un operador
del derecho. Ello, por cuanto el razonamiento jurídico no escapa del razonamiento contrario, los
planteamientos y conclusiones a las que lleguen los Abogados y Abogadas y otros operadores jurídicos
serían arbitrarios, sin llegar jamás a satisfacer las necesidades de objetividad y racionalidad que la ciudadanía
exige en la aplicación de las leyes.
Como regla general, la aplicación de la lógica al razonamiento de los juristas se ha representado con
un modelo de raciocinio. Este modelo denominado “silogismo jurídico”, al que ya hemos hecho
referencia, es resultado de dos premisas y una conclusión derivada de aquellas. Se dice que la
conclusión es válida si las premisas lo son, pero desde un punto de vista formal. No importa aquí la
corrección o verdad material de las premisas, sino simplemente que la conclusión se derive de ellas.

Las premisas de la inferencia del silogismo jurídico requieren, una vez determinadas, la verificación de su
estructura lógica. Surge la necesidad de analizar si la estructura de la premisa mayor de carácter normativo
se ajusta a la forma “supuesto-consecuencia”; y si de otro lado la premisa menor corresponde efectivamente
a un caso especial del supuesto de hecho general contenido en la premisa mayor, en la norma vigente.

Realizada dicha constatación y si encontramos para ambos casos, respuestas afirmativas,


llegaremos a una conclusión que será lógicamente válida, es decir, que corresponderá positivamente a un
análisis de coherencia lógica al ser consecuencia de la subsunción de ambas premisas.

Este tipo de razonamiento servirá efectivamente para garantizar la solidez en la argumentación que
el Abogado o cualquier operador del derecho presente para sustentar su posición, que en el caso de la
defensa, presentará como argumentación y el Juez como fundamentación, sin perder de vista que lo que se
evalúa es la corrección de la conclusión a partir de la estructura lógica de sus premisas de base.

Aún cuando aparece con gran claridad la aplicación y la utilidad de este tipo de inferencia, podría
plantear el siguiente contra ejemplo:

Dada la premisa mayor: “Si una persona es procesada judicialmente, entonces, mentirá para
defenderse”. Y en este caso, X es procesado dentro del tipo penal de robo, en consecuencia, X mentirá para
defenderse. Ante este mismo ejemplo podemos preguntarnos si será cierto que en todos los casos X mentirá
para defenderse. No parece cierto, pero la conclusión de este razonamiento es forzosa, en la medida en que
se le deriva y es sostenida por las premisas mayor y menor. Desde este punto de vista, entonces: ¿será
correcto afirmar que la lógica se ha equivocado al sostener la validez de una conclusión que no es
necesariamente cierta en todos los casos?

En el ámbito de la validez formal de la lógica formal no admite equivocación, simplemente postula


que una conclusión es válida si se deriva de las premisas de base.

Recordemos que la lógica en tanto ciencia formal, no se preocupa por la verdad material de las
premisas, sino solo de su validez formal. En consecuencia, el silogismo sobre X es válido formalmente,
aunque la conclusión no sea materialmente cierta. Esta constatación nos da la clave para entender el valor
y al mismo tiempo, los límites del razonamiento lógico en el campo jurídico. La lógica debe ser respetada, pero
su satisfacción no es condición suficiente para que el razonamiento sea jurídicamente correcto, sino que sólo
es una condición necesaria.
Por último, es menester aclarar que la función de la lógica en el razonamiento adquiere gran
relevancia, pues se convierte en una herramienta sumamente útil para elaborar procesos argumentativos
sólidos que contengan una mínima posibilidad de ser refutados, garantizando gran firmeza en la posición
que sea de interés fortalecer para el Abogado o Abogada Defensor (a) o demás operadores del derecho
(Fiscal- Juez, etc.)

3. Funciones del lenguaje

Como medio de comunicación, el lenguaje tiene diferentes funciones, ya sea para informar, deleitar o
persuadir, de tal manera que podemos diferenciar la clase de discurso que llevamos a cabo, examinando la
función que está desempeñando el lenguaje de que hacemos uso.

3.1 Clasificación del lenguaje

- Lenguaje informativo
- Lenguaje expresivo
- Lenguaje directivo
- Lenguaje mixto

3.1.1 Lenguaje informativo

Este lenguaje es el que nos transmite alguna información acerca del mundo, de las cosas, y
por lo tanto, es el único lenguaje que le interesa a la lógica, pues se puede catalogar como verdadero
o falso.

Para que la información sea considerada falsa o verdadera es menester que se utilice la
lógica para contrastarla con la realidad.

Ejemplo en un proceso penal: con la información proporcionada se determina con la lógica, si


realmente el hecho ocurrió o no.

3.1.2 Lenguaje expresivo

Esta clase de lenguaje es aquel que tiende a deleitarnos o tocar aspectos afectivos.
A la lógica no le interesa este tipo de lenguaje, pues a través de él no nos transmite
información que puede ser calificada como falsa o verdadera.

El ejemplo es un poema.

3.1.3 Lenguaje directivo

A través de este lenguaje únicamente se pretende dar órdenes, instrucciones o normas.


Ejemplo: los menores de dieciocho años no pueden votar.

Este lenguaje transmite información que a mi criterio, puede utilizar la lógica para aclarar si es
falso o verdadero.

3.1.4 Lenguaje mixto

Es cuando se expresa a través de cualquier tipo de lenguaje (escrito, oral, mímico, etc.). Es
entonces cuando se utiliza simultáneamente algunas formas del lenguaje.

Se reitera, que a la lógica siempre le interesará la información y hará abstracción de todas


las demás funciones.

Ejemplo en un fiesta, las personas bailan, hablan de temas de educación, pero también
platican de que al vecino X, le dio muerte la vecina Y.

LAS FALACIAS

1. Definiciones de falacia

Una falacia es un error de razonamiento.65


Es una operación mental, que consiste en aducir elementos ajenos a la lógica y sustituirlos
por elementos psicológicos.

La falacia puede ser considerada como un razonamiento inválido, que pretende su


validez a partir de elementos psicológicos y no lógicos.

Esto es través de la intimidación, la amenaza, el insulto, la apelación a los sentimientos


humanos, o a la retórica.

Ejemplo en un debate, el Fiscal argumenta que debe condenarse al sindicado, porque


existen muchos crímenes en el país. En este caso, el defensor o defensora, debe también
argumentar que esa es una falacia, y que nada tienen que ver sus dichos con la ausencia de prueba.

Las falacias se pueden dividir en:

a) falacia de atingencia
b) falacia de ambigüedad

64 Copi, Irving M. y Cohen, Carl, Introducción a la lógica, Pág. 125


a) Falacia de atingencia

Estas falacias se dan cuando no existen ninguna atingencia lógica, aunque sí psicológica,
entre las premisas y la conclusión; es decir, la verdad o falsedad de las premisas no tiene ninguna
relación lógica con la conclusión, aunque exista un nexo entre premisa y conclusión, la misma es
de carácter psicológico.

Ejemplo: alguien es acusado por el delito de posesión para el consumo y no existe ningún
medio probatorio en su contra; se pretende condenarlo solo porque consume droga con frecuencia y
es reincidente.

Las falacias de atingencias más comunes son:


- Argumentum ad hominem
- Argumentum ad ignorantiam
- Argumentum ad misericordiam
- Argumentum ad populum
- Argumentum ad verecundiam
- La causa falsa
- La pregunta compleja

Argumentum ad hominem (contra la persona)

Esta falacia se comete cuando la refutación lógica de las ideas o razones cede su
lugar al insulto y a la calumnia dirigida a la persona que expone argumentos.

Obviamente esto refleja una falta de conexión lógica entre las premisas y las
conclusiones.

Ejemplo: cuando el abogado del quellante adhesivo, al emitir conclusiones


dentro de un debate, insulta al abogado defensor, argumentando que defiende lo indefendible.

El argumentum ad hominem (contra la persona) tiene dos divisiones:

- Argumento ad hominem ofensivo

Opera cuando a una persona se le insulta directamente, en lugar de demostrar la falsedad


de sus ideas.

- Argumento ad hominem circunstancial

Se produce cuando en lugar de refutar ideas o razones, se aducen elementos circunstanciales


en que se encuentra el interlocutor.
Argumentum ad baculum (apelación a la fuerza)

Se cae en esta falacia cuando en lugar de la conexión lógica de la demostración, hacemos


uso de la amenaza, ya sea velada o abierta, a fin de lograr la validación del argumento.
En algunos casos se recurre a esta falacia, cuando no se tiene la capacidad de vislumbrar
ideas o razones para refutar un argumento. Digamos que es una salida fácil para derrotar
el argumento del adversario. Es como argumento hepático desde mi forma de concebirlo.

Argumetum ad ignorantiam (por ignorancia)

Se da esta falacia cuando se pretende establecer la verdad de un enunciado a partir del hecho
de no poder demostrar su falsedad, o al contrario, de catalogarlo como falso, porque no se
ha podido establecer su verdad. La conexión lógica se evidencia cuando se afirma que
no se conoce la verdad de algo, y por ello se dice que es falso, o por el contrario, se alega
ignorancia respecto de la falsedad de algo, y por lo tanto, se concluye que es verdadero.

En resumen, si se ignora algo, no se tiene derecho a enunciar la verdad o falsedad de ese


algo.

Argumentum ad misericordiam (llamado a la piedad)

Sucede esta falacia cuando se pretende validar o demostrar una tesis a través de los
sentimientos de las personas.

Insisto que la lógica exige demostración, no persuasión.

Argumento ad populum

Consiste en validar ciertas tesis a partir de la persuasión y no de la demostración.

Sin ánimo de ofender a nadie, esta clase de argumento lo utilizan algunos políticos
y demagogos.

Creo que el Abogado Defensor debe utilizar la persuasión, pero con argumentos
que demuestren lo que diga.

Argumentum ad verecundiam

Es también conocido como de apelación a la autoridad.


Consiste en apelar a la autoridad de algún personaje erudito en algún campo
especifico, para demostrar una tesis o argumento atingente a otro campo especializado.
Únicamente se trata de hacer valer la autoridad de ese personaje, que puede ser una
autoridad en su campo, pero no en el argumento que se está discutiendo.

La causa falsa

Suele suceder que en varias ocasiones tratamos de establecer relaciones causales,


únicamente a partir de la observación de unos hechos que son anteriores a otros, o que se
presentan en forma concomitante; a unos les asignamos el carácter de causa y a otros el
de efecto.
Sin embargo, el hecho de la concomitancia y la relación anterior o posterior no constituyen
suficientes elementos de juicio como para establecer una relación causal.

La pregunta compleja

Se comete esta falacia cuando se exige, en una pregunta, una respuesta categórica de un
sí o un no, cuando en realidad ya sea que se conteste con alguna de estas opciones, la
respuesta siempre es la misma. Esto acontece porque la pregunta que se está formulando
es compleja, es decir, supone otras preguntas anteriores y se toma como simple.

b) Falacia de ambigüedad

Definición

Las falacias de ambigüedad se cometen cuando los términos, frases o construcciones


gramaticales cambian de significado o posición en el transcurso del razonamiento, volviéndose
ambiguo y poco claro, pero que de alguna manera tienen cierta relación psicológica que los hace
persuasivos.

Clasificación

Para una mejor comprensión, las falacias de ambigüedad se clasifican de la siguiente


manera;

a) El equivoco
b) La anfibología
c) El énfasis
d) La composición
e) La división
a) El equívoco

Se comete esta falacia en varias instancias, una cuando un término


que tiene dos acepciones se le usa en una sola acepción; otra, cuando se usan
términos que son relativos al contexto en que se están usando y se les toma
en forma absoluta. En ambos casos, la confusión de los términos le da una
significación especial al razonamiento haciéndolo falaz.

b) La anfibología

Ocurre esta falacia cuando se estructura el razonamiento de tal


manera que su interpretación es ambigua, puede interpretarse de una y otra forma
y no existe manera de aclarar cuál es la forma adecuada; por lo tanto, no se sabe
exactamente lo que se está diciendo.

c) El énfasis

La falacia por énfasis ocurre en el caso de destacar ciertos aspectos de


la redacción del razonamiento o proposición, mediante bastardillas o entre
comillas, con lo cual se le da un significado diferente que no lo tendría, si no se
utilizaran dicho recursos tipográficos.

d) La composición

Este tipo de falacia se comete en dos instancias: una, cuando la o las


propiedades de las partes de un todo se le asignan a ese todo; la otra, cuando
se pretende predicar un mismo atributo colectivo como distributivamente a una
misma clase de objetos.

e) La falacia por división

Se comete esta falacia por razones inversas a la de composición. En


este caso, se pretende que lo que se predica del conjunto, necesariamente debe
predicarse de la parte. El razonamiento que se basa en esta relación es inválido,
ya que podemos predicar sobre un conjunto, pero este predicado no se aplica
necesariamente a una de las partes.

Cabe mencionar que existe otro tipo de falacia por división, que
consiste en pretender que lo que se aplica colectivamente, también se predica
distributivamente, al contrario de la falacia por composición, en donde la relación
que se trata de establecer es la aplicación de lo distributivo en lo colectivo.

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