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Quintero Otálvaro, Jose Yamid

Derecho Laboral Colectivo

Docente Rendón González, Carolina

18 de agosto de 2017

Análisis del Artículo 53 de la Constitución Política de Colombia De 1991

El presente escrito, es un ejercicio personal de comprensión lectora, con el propósito de

determinar la voluntad del constituyente, impregnada en el artículo 53 de la Constitución Política

de Colombia, en adelante, EL ARTÍCULO, con el objeto de delimitar y caracterizar lo que con este

se expresa; de tal forma que podamos comprender, con el mayor grado de certeza posible, lo que

establece su mensaje.

Para tal empresa, es conveniente iniciar plasmando lo que EL ARTÍCULO de manera tex-

tual señala:

El Congreso expedirá el estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en cuenta por lo menos

los siguientes principios mínimos fundamentales: Igualdad de oportunidades para los trabajadores;

remuneración mínima vital y móvil, proporcional a la cantidad y calidad de trabajo; estabilidad en el

empleo; irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales; facultades para

transigir y conciliar sobre derechos inciertos y discutibles; situación más favorable al trabajador en

caso de duda en la aplicación e interpretación de las fuentes formales de derecho; primacía de la

realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales; garantía a la se-

guridad social, la capacitación, el adiestramiento y el descanso necesario; protección especial a la

mujer, a la maternidad y al trabajador menor de edad.

El Estado garantiza el derecho al pago oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales.

Los convenios internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen parte de la legislación in-

terna.

La ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la dig-

nidad humana ni los derechos de los trabajadores.


En EL ARTÍCULO, podemos fácilmente identificar cinco apartes, claramente separados

por la utilización, por parte del redactor, de signos de puntuación reconocidos como “punto y se-

guido” y “punto y aparte”, los cuales; según el diccionario panhispánico de dudas, emitido por la

Real Academia Española (2005), recibe uno u otro apelativo, según marque el final de un enun-

ciado, un párrafo o un texto; sin embargo, al margen de la situación, los puntos, separan dos enun-

ciados distintos, que suelen desarrollar, dentro de la unidad del texto, ideas o contenidos diferentes.

Es menester, puestas así las cosas, referenciar la voluntad del constituyente para cada uno

de los enunciados propuestos, si queremos comprender, realmente, EL ARTÍCULO en pleno.

En un primer aparte, se nos indica que “El Congreso expedirá el estatuto del trabajo”, del

cual se puede inferir, sin dificultad, la potestad otorgada por la constitución al Congreso, para ex-

pedir el estatuto del trabajo, mandato constitucional que, pasados 26 años, no se ha cumplido, otra
(?)
evidencia de la negligencia política de los soberanos de la tierra en que me tocó nacer.

Al respecto, desde la promulgación de la Carta Magna de 1991, el Ministerio de Trabajo

afirma, tajantemente, que este enunciado es una ratificación constitucional a la reforma laboral

conocida como la ley 50 de 1990, por la cual se introducen reformas al Código Sustantivo del

Trabajo de 1950; conclusión a la que llegaron [el Ministerio de Trabajo] después de realizar un

análisis de los alcances de la Constitución Política de 1991, sobre el orden jurídico en materia de

trabajo y seguridad social, toda vez que de acuerdo con Francisco Posada de la Peña, Ministro de

Trabajo de la época, “¡la Constitución de 1991 reafirma y clarifica todos los conceptos que se

consagraron en la reforma laboral aprobada [Ley 50] por el Congreso!”.

Esta posición del Ministerio de Trabajo ha perdurado en el tiempo, tomando más fuerza, en
(?)
una absurda legitimación otorgada por el congreso, mediante la expedición de leyes que versan
sobre la materia, al parecer, sin la más remota intención de hacer un único estatuto, el cual, con-

tenga la totalidad de la normatividad al respecto.

Con todo, resulta grotesco, pensar que en 1990 se dio cumplimiento al mandato constitu-

cional de 1991, mediante la reforma al estatuto laboral colombiano, en una aparente “visión de
(?)
Anáhuac” (Reyes, Alfonso, 1519) de los congresistas, al actuar con una figurada capacidad de

precognición que los condujere a la defensa de los derechos de los trabajadores sin la necesidad de
(?)
la promulgación de la constituyente, una afabilidad memorable , de no ser por el hecho que el

enunciado es claro en especificar el mandato de un hecho futuro [expedirá], así mismo, dado que

este órgano estatal expide leyes, exige la creación de una ley en materia laboral, que opere como

código sustantivo del derecho laboral, y no el despacho de una escueta reforma a la cual se ha

tenido que adicionar distintas normativas para suplir vacíos y falencias, a saber, Ley 100 de 1993,

Ley 361 de 1997, Ley 789 de 2002, Ley 962 de 2005, Ley 1010 de 2006, Ley 1280 de 2009, Ley

1429 de 2010, Ley 1468 de 2011, Ley 1496 de 2011, Ley 1822 de 2017, Decreto 1295 de 1994,

Decreto 917 de 1999; además de los retazos de inexequibilidades y exequibilidades condicionadas

por la Corte Constitucional, tales como, Sentencia C-051 de 1995, Sentencia C-310 de 2007, Sen-

tencia C-470 de 1997, Sentencia C-622 de 1997, Sentencia C-299 de 1998, Sentencia C-655 de

1998, Sentencia C-686 de 2000, Sentencia C-1369 de 2000, Sentencia C-1443 de 2000, Sentencia

C-1507 de 2000, Sentencia c-247 de 2001, Sentencia C-273 de 2003, Sentencia C-781 de 2003,

Sentencia C-897 de 2003, Sentencia C-019 de2004, Sentencia C-170 de 2004, Sentencia C-035 de

2005, Sentencia C-1235 de 2005, Sentencia C-823 de 2006, Sentencia C-543 de 2007, Sentencia

C-174 de 2009, Sentencia C-543 de 2010, Sentencia C-593 de 2014, Sentencia C-931 de 2014.

En resumen, el primer enunciado, hace referencia a un mandato del constituyente, incum-

plido por el legislador en un acto de vehemente negligencia.


En un segundo aparte, podemos apreciar una enumeración de lo que en el mismo se deno-

mina, principios mínimos fundamentales, de entrada se puede señalar que la comprensión de estos

principios no son el objeto del presente escrito, más allá de señalar que el propio se enumeran 9

principios identificables por el uso del “punto y coma” como separador de cada elemento.

Seré reiterativo en que no pretendo, con este texto, profundizar en el sentido de aplicación

de los principios, en EL ARTÍCULO señalado, dado que el enfoque argumentativo radica en res-

ponder lo que en este se ESTABLECE y detallar la cantidad de PRINCIPIOS estimados, conside-

rando que EL ARTÍCULO dispone de tres enunciados adicionales a los dos ya tratados, los cuales,

pueden acarrear al intérprete en el error, al pretender responder estas dos cuestiones.

Es importante anotar en este momento, la molesta e innecesaria redundancia, del constitu-

yente, al tratar de predicar el uso obligatorio por lo menos de un marco de principios mínimos, pues

más allá de la intencionalidad de proteger un mínimo de derechos, no hace falta repetir para dejar

en claro un mensaje, no obstante que variadas expresiones redundantes sean aceptadas por la RAE,

por lo tanto podemos concertar que se aduce llanamente a principios mínimos.

Sin perder el rumbo, nos detendremos en el tercer enunciado, “El Estado garantiza el de-

recho al pago oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales”, mediante el cual se

afirma el compromiso del constituyente con un derecho en específico, en el que se relacionan dos

situaciones jurídicas, a saber, el pago oportuno y el reajuste periódico de las pensiones legales.

El interrogante a resolver, para la tarea que nos atañe, radica en la posibilidad de conside-

rarse un DERECHO CONSTITUCIONAL como un PRINCIPIO CONSTITUCIONAL, esta idea

de reconocer que los derechos son principios ha sido un tema bastante confuso y difícil de com-

prender en la basta doctrina constitucional que se ha forjado sobre el tema. No obstante, existe un
consenso en que son los principios los que sirven para constituir el concepto de valor, clave para

resolver la colisión de derechos, por lo tanto, a mi parecer, difícilmente podemos asumir tal equi-

valencia.

Para fundamentar mi posición recurro a lo sentado al respecto por la doctrina Constitucio-

nal; a mi juicio, el ente más importante en un Estado Social de Derecho, y el más sabio en la

actualidad; propiamente en la Sentencia C-546 de 1992 y en la Sentencia C-247 de 2001, en las

cuales se cita lo dicho por la Honorable Corte mediante la Sentencia C-367 de 1995 "el pago cum-

plido de la remuneración del trabajo, (…) está consagrado en la Constitución como garantía para

el trabajador” garantía de un derecho.

Empero, ¿Qué es una Garantía? No haciendo con esto referencia a garantías civiles, sino

meramente al significado de Garantías Constitucionales, para este fin acudo al Abogado Jorge Ma-

chicado, quien expresa que:

Una garantía constitucional es una institución de Derecho Público de seguridad y de protección a

favor del individuo, la sociedad o el Estado que dispone de medios que hacen efectivo el goce de los

derechos subjetivos frente al peligro o riesgo de que sean desconocidos (…) Entonces, una garantía,

puede proteger al individuo de la potestad de castigo del Estado, o puede también proteger a la so-

ciedad o al Estado de las actitudes del individuo que pudieran perturbar el régimen establecido. De

ahí una garantía puede ser: una garantía individual, una garantía social y una garantía estatal.

Una garantía no es un principio. Un principio es el fundamento, es la base de una garantía.

Una garantía no es un derecho subjetivo, ya que éste es una facultad o poder reconocido a una persona

por la ley vigente y que le permite realizar o no ciertos actos.


De otro lado, encontramos variadas definiciones de garantía constitucional, para unos es un

medio jurídico-institucional que la propia ley señala para hacer posible la vigencia de los dere-

chos y libertades reconocidos y otorgados (Romero, César) o el medio para de (sic) poner en mo-

vimiento a la autoridad para que restablezca el derecho subjetivo cuando este ha sido vulnerado

(Bielsa, Rafael).

Es por lo anterior, que considero evacuado el tercer aparte, con la conclusión necesaria, de

que EL ARTÍCULO consta de, hasta el momento, un mandato constitucional, nueve principios

constitucionales y una garantía constitucional.

El siguiente inciso, expresa: “Los convenios internacionales del trabajo debidamente rati-

ficados, hacen parte de la legislación interna”, haciendo referencia a un marco de aplicabilidad de

los convenios de trabajo en Colombia, situación profundamente estudiada por el Abogado Juan

Guillermo Sánchez en su libro “Aplicabilidad de los convenios de trabajo en Colombia”(115-131)

en el cual expresa que este apartado otorga la calidad de Ley a los Convenios Internacionales,

situándolo, aún, por debajo del bloque de constitucional, presunto, de un tratado internacional,

temerario sería, ergo, calificar este inciso como la declaración de un principio.

Ampliando la referencia, expongo un aparte del mencionado:

(…) Se quiere en dicho texto significar que tales convenios pasan a engrosar el acervo legislativo del

país y en consecuencia habrán de tenerse en cuenta como una normatividad más al lado de la existente

y en forzoso acatamiento y cumplimiento (…).

En este orden de ideas, lo que quiso el constituyente fue garantizar la aplicación de los

convenios una vez ratificados y que su eficacia no quedara supeditada a la voluntad política de

las ramas ejecutiva o legislativa del poder público (116).


Es notoria, la postura, del constituyente, de calificar este inciso como acervo del Bloque de

Legalidad; exportando la noción de Bloque de Constitucionalidad, con frecuencia utilizado en el

gremio Jurídico y Legislativo, sin embargo, sin hacer alusión, con esto, al Principio de Legalidad

o Principio de Juridicidad. Lo que me conduce a determinar que se intenta con dicho Bloque per-

mear este párrafo de una exclusiva fuerza de Ley; la cual, por estar plasmado en la Constitución se

respecta del Bloque de Constitucionalidad, siendo, por tanto, de obligatorio cumplimiento, adicio-

nando que en caso de confrontaciones legales, una norma doméstica no tiene potestad para modi-

ficar un convenio o tratado internacional.

Para reforzar el análisis, acudo al análisis del artículo 9° de Nuestra Constitución, realizado

por la Corte Constitucional en la Sentencia C-276 de julio 22 de 1993, con ponencia del Honorable

Magistrado VLADIMIRO NARANJO MESA: (…) los individuos no son los sujetos, propiamente

hablando, del derecho internacional público, sino los Estados, (…) la Constitución la suprema

norma jurídica. El poder del estado prima en el interior, esto es frente a los súbditos; el Estado es

así soberano en su jurisdicción, de manera que para los súbditos es la última instancia.

Adicional, acudo a la Sentencia C-401 de 2005, en la que se aduce la necesidad de identi-

ficar parámetros objetivos para indicar en el futuro los convenios internacionales del trabajo que

ingresan al bloque de constitucionalidad, la cual RESUELVE declarar EXEQUIBLE la expresión

“los convenios”, contenida en el artículo 19 del Código Sustantivo del Trabajo, en el entendido

de que (i) no exista convenio aplicable directamente, como fuente principal o prevalente, al caso

controvertido, y (ii) el convenio que se aplique supletoriamente esté debidamente ratificado por

Colombia. Como otra muestra de la subordinación de los Tratados y Convenios Internacionales no

ratificados, a las leyes domésticas, dando un valor adicional a la ratificación, que versa sobre hacer

parte de la legislación interna como miembro del Bloque de Constitucionalidad.


En este orden de ideas, a la luz de este servidor, el inciso 4° de EL ARTÍCULO, establece

una Ley-Constitucional que ratifica la supremacía del orden estatal en el interior y su subordinación

al derecho internacional en el exterior, sin embargo, adjudicarle el rango de Principio Constitucio-

nal implica la negación del principio del ius gentium relativo a la autodeterminación de los pueblos,

ibídem. Y en consecuencia, de los individuos. Los cuales, son los subordinados al estatuto del

trabajo que emana en virtud de EL ARTÍCULO y no El Estado, tal idea el siguiente parágrafo de

EL ARTÍCULO, a mi entender, la confirma.

Finalmente, hemos llegado a la última división trazada, a saber, “La ley, los contratos, los

acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la dignidad humana ni los

derechos de los trabajadores”, estableciendo así, las reglas que deben regir la subordinación labo-

ral en Colombia, enmarcando la normatividad en los derechos de Libertad y Dignidad Humana, y

en los derechos de los trabajadores.

Indeterminados derechos, son los que se busca proteger con este acápite, como elementos

esenciales de una justa relación laboral, limitando, con esto, los poderes del legislador, el emplea-

dor y los sindicatos, obligando a estos a acatar los derechos mínimos de los trabajadores, en con-

cordancia con los tratados o convenios internacionales que sobre derechos humanos relativos a la

materia obliguen al país.

Centrándonos únicamente en los dos derechos expresamente mencionados, esto es, Libertad

y Dignidad Humana, Se identifica que el fin constitucional es el de lograr el respeto por la dignidad

de los trabajadores colombianos, en reconocimiento que ante la subordinación, pueda en momen-

tos el mismo verse persuadido o intimidado, a que desconozca ese marco de dignidad laboral, pero

como ya se ha dicho, dichos derechos son irrenunciables y en este sentido, el consentimiento para

que los mismos se desconozcan ante escenarios por ejemplo de temor reverencial que se traslada
a esta pérdida de derechos para no perder su trabajo, o tener algún tipo de ingreso, gozan de total

invalidez jurídica y en cualquier momento pueden ser tutelados por el trabajador (Uprimny y Gar-

cía, 2004).

Lo anterior, nos permite señalar, el afán del Constituyente por proteger, en su criterio, a la

parte más débil, establece un limitante con fundamento constitucional a cualquier normativa en

materia laboral, las cuales deben acogerse a un marco propuesto por EL ARTÍCULO, y en especial,

el inciso 5°, donde se aduce específicamente, a la totalidad de los Derechos propios del asunto, y

dos Derechos constitucionales y, si se quiere, naturales, a saber, Libertad y Dignidad Humana.

Abordando lo que he llamado Derecho de Libertad, indicaré lo que a propósito menciona

la Sentencia C-879 de 2011, en la cual la Corte asume, un triple carácter de la Libertad, esto es,

como un principio, como un valor y como un derecho fundamental. Constituyendo la Libertad, de

esta forma, un presupuesto fundamental para la eficacia de los demás derechos y el instrumento

primario del ser humano para vivir en sociedad.

En este sentido, por Libertad, se hace referencia, a un principio, un derecho y valor, todo

depende de la situación, en el enunciado en estudio podemos aseverar que, el constituyente, esta-

blece un limitante para que no se menoscabe en libertad, configurando un delito contra la libertad

laboral, por tanto, ¿Será acaso esta Libertad un Principio, o quizá un Derecho, o un Valor?, Un

caso concreto que da luz sobre la visión del Magistrado HUMBERTO ANTONIO SIERRA

PORTO, posiblemente, las tres acepciones conviven en un solo concepto, por lo tanto, para efectos

de responder la pregunta con referencia a los principios, podemos asegurar, sin temor a equivocar-

nos, que La Libertad es un principio, en el entendido que tal premisa no es excluyente.


De manera analógica, podemos concluir que la Dignidad es un Principio, más allá que la

Corte así lo señala en Sentencia T-881 de 2002:

Como conclusión, del tema que ocupa a la Sala, en aras de la identificación de las normas constitu-

cionales a partir de los enunciados normativos constitucionales sobre el respeto a la dignidad humana,

se afirmará la existencia de dos normas jurídicas que tienen la estructura lógico normativa de los

principios: (a) el principio de dignidad humana y (b) el derecho a la dignidad humana. Las cuales a

pesar de tener la misma estructura (la estructura de los principios), constituyen entidades normativas

autónomas con rasgos particulares que difieren entre sí, especialmente frente a su funcionalidad den-

tro del ordenamiento jurídico.

En conclusión, para satisfacer nuestra búsqueda, el artículo 53 de la Constitución Política

de Colombia, ESTABLECE una serie de mandatos, garantías y principios mínimos para la crea-

ción, por parte del congreso de la República, de un estatuto en materia laboral, con el propósito de

proteger al trabajador en su Libertad y Dignidad, dicho de otro modo, establece nueve principios

mínimos con el objetivo de salvaguardar dos semejantes.

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