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Sus platos son el arroz y las judías, que es lo mismo que las habichuelas y
demás legumbres en sus diferentes presentaciones. Su dieta básica consiste
en alimentos con un alto contenido en almidón y carbohidratos.
En las zonas más rurales tienen otras opciones como el maíz molido, un
compuesto parecido a la harina de maíz que puede ser comido con salsa pois,
con salsa hecha con uno de los diferentes tipos de judías como la riñón, la
pinta, garbanzos y frijoles de palo (conocidos en otros países como gandul).
El vudú es una religión traída de las esencias africanas, combina elementos del
cristianismo primitivo, del catolicismo y de religiones tribales. Los cultos vudú
veneran un dios principal, el Bon Dieu; a los ancestros o, más en general, a los
muertos; a los gemelos y a los espíritus llamados loas. Esta es una religión que
se practica de manera reservada en Haití, no como las demás, sino más bien
en lugares apartados y se dice que sus devotos rara vez pregonan su
inclinación.
Música típica de Haití. El compás (en francés) o kompa (en el criollo haitiano)
es una música compleja, proveniente de ritmos africanos y el baile de salón
europeo, surtida con la cultura de la burguesía haitiana. Este género tiene
cierta relación entre la bachata y el merengue dominicano, pero con ritmos más
suaves, el cual se baila de una manera sensual, con movimientos atrevidos en
algunos casos.
“Los cantantes son elegidos porque han participado en el carnaval durante años. Luego
tratamos de seleccionar el merengue (música tradicional haitiana) más popular para
amenizar el recorrido. E, inevitablemente, luego está la intervención de los políticos para
decir este o aquel grupo. El carnaval es muy político”, lamenta Prophet.
Esta politización del carnaval se ha multiplicado desde que Michel Martelly, alias Sweet
Micky y estrella de la fiesta en los últimos 20 años, fue presidente de 2011 a 2016.
Para la edición de 2018, la participación del grupo de Michel Martelly ha cristalizado las
pasiones. Su legendaria actitud áspera y su propensión a insultar a quienes criticaron su
política empujaron a dos ciudades provinciales a vetarlo en sus desfiles.
El espíritu carnavalesco de libertad total divierte a una mayoría y muchos de los temas
compuestos para la ocasión no son indulgentes con los líderes ni con la sociedad.