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VALORACIÓN Y CUIDADOS DE ENFERMERÍA EN LAS ÚLCERAS

POR PRESIÓN: CONCEPTO, FACTORES DE RIESGO,


LOCALIZACIÓN. PROCESOS DE FORMACIÓN Y ESTADIOS.
ESCALAS DE VALORACIÓN. MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y
TRATAMIENTO

TEMA 0
TEMA 0 1

SUMARIO
1. INTRODUCCIÓN

2. ULCERAS POR PRESIÓN. CONCEPTO

3. FACTORES DE RIESGO

4. LOCALIZACIONES DE LAS UPP

5. PROCESOS DE FORMACIÓN Y ESTADIOS. CLASIFICACIÓN DE LAS UPP

6. ESCALAS DE VALORACIÓN

6.1 Generalidades en valoración de riesgo en distintas tipologías de paciente


6.2 Escalas habituales

7. MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO

7.1 Deterioro de la movilidad física


7.2 Higiene
7.3 Nutrición

8. TRATAMIENTO DE LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN

8.1 Valoración de la úlcera por presión


8.2 Cuidado de la úlcera
8.2.1 Limpieza
8.2.2 Desbridamiento
8.2.3 Aislar la herida, “cura húmeda”.

9. BIBLIOGRAFÍA

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1 INTRODUCCIÓN

Las úlceras cutáneas crónicas (UCC) pueden definirse como cualquier interrupción en la continuidad de la
piel que requiera largo tiempo para curar, no cura o recurre.

La pérdida de sustancia puede afectar a la epidermis, dermis y en ocasiones a la hipodermis y la


reparación va a ser con cicatriz.

Las úlceras cutáneas crónicas pueden clasificarse según el grado de pérdida epitelial, según su morfología
o según su etiología.

Tipos de úlceras según su etiología:

• Ulceras por presión.


• Ulceras vasculares, arteriales o venosas.
• Ulceras secundarias a neuropatía diabética, tumores o mixtas.

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2 ULCERAS POR PRESIÓN. CONCEPTO

Una úlcera por presión es una lesión de la piel y de los tejidos adyacentes producida cuando se ejerce una
presión prolongada sobre un plano o prominencia ósea, lo que provoca un colapso sanguíneo en esta
zona que, si se mantiene, puede producir una isquemia y, por tanto, la muerte de los tejidos afectados.

La definición de UPP más utilizada en el ámbito internacional es la aportada por la Agency for Healthcare
Quality and Research estadounidense (AHQR) (Agencia para la Investigación y la Calidad en Cuidados de
Salud): “una UPP es cualquier lesión producida por una presión constante que produce una lesión de los
tejidos subyacentes”.

Sin embargo, esta definición no deja claro el origen isquémico de la lesión. Quizá por ello la siguiente,
dada por Colina y que además es la más extendida en el medio sanitario, sea más completa: “la UPP es la
lesión de origen isquémico producida por el daño tisular debido a una compresión prolongada de la piel
entre una prominencia ósea y un plano duro”.

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Otra definición utilizada es la publicada por Almendáriz (1999): “la UPP es una lesión de origen isquémico
localizada en la piel y tejidos subyacentes con pérdida de sustancia cutánea producida por presión
prolongada o fricción entre dos planos duros”. Así, además de considerarse el origen y la localización de
las lesiones, se valoran las fuerzas de fricción como otra posible causa de las UPP.

Ilustración 1. Fisiopatología de las UPP

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3 FACTORES DE RIESGO

En relación con la etiopatogenia de las UPP, como consecuencia de la presión mantenida sobre la piel
y los tejidos blandos, es posible hacer referencia a tres grandes tipos de fuerzas que intervienen en su
génesis: presión, fricción y pinzamiento vascular (cizallamiento).

• Presión

Una UPP es consecuencia del aplastamiento de los tejidos entre dos planos duros, uno
perteneciente al paciente (generalmente una prominencia ósea o, en algunos casos, zonas
cartilaginosas como la nariz o los pabellones auriculares) y otro normalmente externo a él (camas,
silla, sillón, etc.).

Dicho aplastamiento se produce cuando la presión que soporta la piel es superior a la presión
capilar de cierre (presión capilar máxima: 20 mmHg). De acuerdo con los estudios de Landis
(1930), la presión capilar media oscila entre 16 y 32 mmHg, según se trate del espacio capilar
venoso o el arterial, por lo que presiones superiores a estos niveles sobre un área concreta
y durante un tiempo prolongado provocan un proceso de colapso capilar con la consiguiente
reducción del flujo sanguíneo capilar, lo que dará lugar, si no se alivian, a un proceso de isquemia
local.

Por efecto de la presión se produce una lesión de la membrana capilar y aumenta la


permeabilidad, con la consiguiente vasodilatación, extravasación de líquidos (edema) e
infiltración celular. De este modo se inicia un proceso inflamatorio activo que origina hiperemia
reactiva manifestada por un eritema cutáneo.

Gráfico 2. presiones prominencias óseas 2

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Si se reduce completamente la presión, la hiperemia es reversible, lo que permite la perfusión de


los tejidos y la eliminación de los productos de desecho. En ese caso habría que hablar de una
hiperemia reactiva normal, entendida como el efecto visible de la vasodilatación localizada que se
produce en respuesta a la falta de irrigación del tejido; la zona palidece al presionar con el dedo y
vuelve a enrojecer al liberar la presión, si bien la duración de dicha hiperemia es de menos de 1 h
(30 minutos aproximadamente).

Sin embargo, si no se reduce o no desaparece la presión, se produce en primera instancia


una liberación continuada de radicales libres de oxígeno, los cuales son tóxicos para el entorno
celular.

Posteriormente se presentará una isquemia local intensa en los tejidos, lo que forzará una
hiperemia reactiva anormal, entendida como eritema cutáneo que no palidece ante la presión,
persiste una hora después de liberarla y suele ir asociado a induración.

Esto desencadena fenómenos de microtrombosis venosa y alteraciones degenerativas


irreversibles que desembocan en fenómenos de necrosis tisular y necrosis y ulceración de la piel.

La presión y el tiempo son inversamente proporcionales, es decir, a mayor tiempo, menos presión
se necesita para producir la lesión. En la formación de las UPP parece tener más importancia la
continuidad de la presión en el tiempo, incluso aunque ésta sea moderada, que la intensidad de
la misma, tal como estableció Kosiak en los años sesenta. Si bien, como puede deducirse, las altas
presiones provocan necrosis tisular en poco tiempo.

• Fricción

La fricción es una fuerza que actúa paralelamente a la piel y se desencadena por el


desplazamiento del paciente sobre un plano duro al producirse roces o arrastre en los
movimientos.

Se puede dar este fenómeno en situaciones como el desplazamiento del paciente en la cama sin
tener la precaución de separar el cuerpo del colchón, ante la presencia de arrugas ocasionadas
por una mala postura o ante las arrugas de la piel del propio paciente (personas ancianas), o
cuando la sujeción de un paciente le impone la necesidad de permanecer en una postura fija.

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Ilustración 3. Úlcera talón por fricción

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Ilustración 4 Úlcera talón por fricción

• Pinzamiento Vascular o Cizallamiento

Se denomina pinzamiento vascular o cizallamiento a las fuerzas tangenciales que combinan los
efectos de presión y fricción y que se ejercen en sentido contrario al desplazamiento del paciente
sobre un plano duro. Esta situación tiene lugar con frecuencia cuando un paciente está en la
posición de sentado y resbala lentamente hacia abajo; la piel queda entonces adherida en cierto
modo a la cama o al sillón.

Estas fuerzas tangenciales originan una angulación en los vasos sanguíneos locales, lo que
provoca hipoperfusión e hipoxia, así como importantes daños en la zona de la unión entre la
epidermis y la dermis que está muy vascularizada, de ahí la palabra cizallamiento o pinzamiento.

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4 LOCALIZACIONES DE LAS UPP

Las UPP pueden aparecer en cualquier localización del cuerpo, dependiendo de la zona de piel que esté
sometida a mayor presión y de la postura más habitual del paciente. Por ello, habitualmente, se producen
sobre zonas de apoyo, que coinciden con prominencias o máximo relieve óseo.

Según la posición que el paciente adopte, las distintas prominencias del cuerpo irán sufriendo la presión
y por consiguiente el riesgo de iniciarse un UPP pasadas 3 horas sin cambiar la postura. Las localizaciones
que tienen una mayor incidencia son:

• Sacro.
• Talón.
• Glúteos.
• Trocánter.

Ilustración 5 Localizaciones habituales presión UPP 5

No debemos de olvidar, que las UPP no se producen solamente en pacientes encamados, sino que se
pueden producir siempre que se ejerza una presión mantenida sobre una misma superficie de la piel.

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5 PROCESOS DE FORMACIÓN Y ESTADIOS.


CLASIFICACIÓN DE LAS UPP

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Ilustración 6. Clasificación de las UPP 6

En ocasiones, solo al retirar la placa de tejido necrótico, somos capaces de valorar el estadio en que se
encuentra la úlcera.

No existe una regresión en el estadiaje de las úlceras en su evolución favorable. Es decir una U.P.P estadio
IV, que evoluciona favorablemente, no pasa a ser grado III, grado II, etc., hasta su curación. Por tanto
seguirá siendo U.P.P grado IV con las características definitorias que consideremos oportunas (con tejido
de granulación, libre de esfacelos, etc.).

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6 ESCALAS DE VALORACIÓN

6.1 GENERALIDADES EN VALORACIÓN DE RIESGO EN DISTINTAS TIPOLOGÍAS DE PACIENTE

La actividad sanitaria debería estar priorizada en la prevención de úlceras por presión y de ahí la
importancia que cobran, las medidas preventivas.

La prevención estaría encaminada a establecer una serie de medidas para evitar la aparición de UPP
o detectarlas en estadios iniciales. Como no sería correcto universalizarlas, sino lo adecuado es
individualizarlas, es fundamental realizar una selección de pacientes de riesgo y adoptar medidas para
evitar o mejorar los factores de riesgo de aparición

A la hora de realizar una valoración del riesgo de presentar una úlcera por presión, además de las
fuerzas externas (presión, fricción y pinzamiento vascular) que propician la posible aparición de úlceras
por presión, debemos valorar los siguientes factores que pueden propiciar un riesgo de alteración de la
piel:

a. Fisiopatológicos. Son alteraciones propiciadas por problemas de salud que repercuten en la


evolución insatisfactoria de la piel:

• Lesiones cutáneas: Edema, sequedad de la piel, falta de elasticidad...


• Trastornos en el transporte de oxígeno: Trastornos vasculares periféricos, éstasis venoso,
trastornos cardiopulmonares.
• Deficiencias nutricionales (por defecto o por exceso): Delgadez, desnutrición, obesidad,
hipoproteinemia, deshidratación.
• Trastornos inmunológicos, cáncer, infección.
• Alteración del estado de conciencia: Estupor, confusión, coma.
• Deficiencias motoras: Paresia, parálisis.
• Deficiencias sensoriales: Neuropatías, pérdida de la sensación dolorosa.
• Alteración de la eliminación (urinaria/fecal): Incontinencia urinario o fecal.

b. Derivados del tratamiento. Como consecuencia de determinadas terapias o procedimientos


diagnósticos.

• Inmovilidad impuesta, resultado de determinadas alternativas terapéuticas: dispositivos/


aparatos como escayolas, tracciones, respiradores, etc.
• Tratamientos o fármacos que tienen acción inmunosupresora: radioterapia, corticoides,
citostáticos.
• Sondajes con fines diagnósticos y/o terapéuticos: sondaje vesical, nasogástrico, etc.

c. Socio- económicos (algunos autores lo denominan situacional y del entorno). Resultado de


modificaciones de las condiciones personales.

• Hábitos higiénicos inadecuados o insuficientes.


• Desconocimiento de los factores que amenazan la integridad de los tejidos y la forma de
evitarlos: movilización activa y pasiva, evitar arrugas en ropa y cama.
• Bajo nivel económico: con baja calidad alimenticia.

Una vez valorado en nuestro paciente las fuerzas y estos factores mencionados, debemos utilizar unas
escalas de valoración de riesgo para simplificar la catalogación en nuestro paciente del riesgo de
presentar una ulcera.

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6.2 ESCALAS HABITUALES

Una escala de valoración del riesgo de UPP (EVRUPP) es un instrumento que permite cuantificar el riesgo
de un paciente de sufrir UPP y, por tanto, definir y adaptar la intensidad de las medidas preventivas a la
magnitud de este riesgo. De esta forma se evita tanto la aplicación de medidas preventivas a pacientes
que no las necesitan como dejar sin prevención a aquéllos con riesgo elevado.

Existen multitud de escalas para valorar el riesgo de padecer UPP. Aunque todas ellas utilizan parámetros
similares para evaluar el riesgo, solamente algunas escalas han sido correctamente validadas y sus
valores de sensibilidad, especificidad, valor predictivo positivo y negativo están dentro de los limites
aceptados por la comunidad científica.

Escalas de valoración de riesgo de UPP más habitualmente usadas:

• Norton modificado por el insalud


• Braden.
• Nova.
• Knoll.
• Emina.
• Waterlow.

Vamos a detallar las 2 más utilizadas:

Ilustración 7 Escala de Braden 7

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Ilustración 8 Escala de Norton modificada 8

Estas escalas se realizarán al ingreso del paciente y de forma periódica durante su estancia. En función
del riesgo obtenido en la primera valoración se ejecutarán:

• Cada 24 horas en riesgo alto


• Cada 72 horas en riesgo moderado
• Cada 7 días en riesgo bajo

Si el paciente presentase alguna de las siguientes situaciones habría que reevaluarle:

• Intervención quirurgica mayor a 10 horas


• Isquemia por cualquier causa
• Hipotension
• Disminucion de la movilidad
• Anemia
• Pruebas diagnosticas que requieran reposo durante al menos 24 horas
• Cambio en las condiciones del estado del paciente y su entorno

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7 MEDIDAS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO

Prevención de las úlceras por presión

Las actividades preventivas deberán tener en cuenta los siguientes aspectos:

1. Movilidad.

2. Higiene.

3. Incontinencia.

4. Nutrición.

5. Iatrogénica.

6. Protección de las zonas de riesgo.

Cuidados específicos en la prevención de las UPP

La experiencia sanitaria habitual y la revisión de diversos estudios bibliográficos nos indican que la
nutrición, la humedad (falta de higiene de la piel) y las limitaciones de movilidad son los factores
predisponentes más importantes de padecer UPP, obvio es, que los cuidados han de centrarse en el
control de ellos como eje fundamental de la prevención.

7.1 DETERIORO DE LA MOVILIDAD FÍSICA

Líneas generales de actuación

• Permanecer encamado el menor tiempo posible.


• Animar a la deambulación y los interciclos de movilización, por lo menos dos veces al día.
• Realizar cambios posturales cada 2-3 horas en pacientes encamado y cada hora en pacientes
con silla de ruedas (respetando el descanso nocturno, movilizando, cada 3-4 coordinado con
actividades asistenciales).
• Evitar el roce de prominencias entre sí.
• Aliviar la presión con: almohadas, colchón neumático (agua o aire), cojines de gel de frotación,
protector de talones y codos.
• Evitar levantar la cabeza de la cama más de 30º.
• Intentar mantener en todo momento la alineación corporal.

Objetivos del paciente

El paciente mantendrá una óptima capacidad de movilización.

El paciente demostrará habilidades en la realización de actividades que mejoran sus limitaciones físicas.

El paciente y/o cuidador colaborarán en el plan de cuidados establecido.

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Actuaciones de Enfermería

A) Actuaciones para disminuir la presión.

• Proporcionar dispositivos como trapecio, barandilla en el lateral de la cama, andador, muleta, etc.
• Levantar de la cama para deambular o levantar al sillón al menos dos veces al día (si la situación
del paciente lo permite).
• Instaurar medidas, ayudas mecánicas o personales para disminuir la presión: colchón de presión
alternante, almohadillado especial de la cama, protecciones de codos, talones, etc.
• Realizar cambios posturales frecuentes. Si es posible enseñar al paciente y/o cuidador los modos
de cambiar la posición en la cama. Aprovechar los cambios posturales, en pacientes con problemas
de incontinencia, para invitarle a miccionar o defecar.
• Valorar los puntos de presión en cada cambio postural.
• En pieles oscuras los eritemas se pueden presentar en tonos rojos, azules o morados, por tanto la
valoración también podremos realizarla por palpación del calor corporal presente en la zona.

B) Fomentar la movilización en pacientes encamados:

• Cambios posturales según plan de cuidados: por turno, cada 2-3 horas. Su frecuencia dependerá
de la superficie sobre la que reposa el paciente.
• Realizar movilizaciones pasivas.
• Colocar al paciente en un ángulo no superior a 30º y el mínimo tiempo posible. No usará posición
de Fowler alta. Evitar el pie equino.
• Mantener al paciente en posición funcional: cuerpo alineado y extremidades apoyadas para
prevenir deformidades. Utilizar las posiciones terapéuticas adjuntas.

Se seguirá un orden rotatorio en función de la tolerancia del paciente según su estado hemodinámico.
Por ejemplo:

1º Decúbito supino

2º Lateral derecho

3º Lateral izquierdo

4º Prono supervisado

Cuando se realicen cambios posturales, hay que procurar NO ARRASTRAR al paciente. Realice las
movilizaciones reduciendo las fuerzas tangenciales

Evitar el contacto directo de prominencias óseas entre sí.

Evitar colocar al paciente sobre el trocánter femoral directamente u otras prominencias óseas que
presenten eritemas no blanqueantes.

Comprobar en cada cambio que la cama esté limpia, seca, sin arrugas y sin ningún objeto olvidado en la
cama.

SEMP

Puede ser útil para protocolizar la movilización de un paciente encamado, dispositivosespeciales de


manejo de presión (SEMP) que pueden actuar como superficies que reducen la presión o como sistemas
de alivio de presión, produciendo una reducción del nivel de la presión en los tejidos blandos por debajo
de la presión de oclusión capilar, además de eliminar la fricción y cizallamiento.

Con ello logramos mejorar la viabilidad del tejido blando y promover la cicatrización de la UPP, si esta se
ha producido.

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Según GNEAUPP, define los SEMP, "como una superficie o dispositivo especializado, cuya configuración
física y/o estructural permite la redistribución de la presión, así como otras funciones terapéuticas
añadidas para el manejo de las cargas tisulares, de la fricción, cizalla y/o microclima, y que abarca el
cuerpo de un individuo o una parte del mismo, según las diferentes posturas funcionales posibles".

Se pueden clasificar según sus propiedades y características en varios grupos:

A) Según el tipo de dispositivo (sobrecolchón, colchón de reemplazo, cojín y camas especiales)

B) Según el modo de actuación (estáticas, mixtas, dinámicas, fluidificadas y rotatorias)

C) Según sus prestaciones (con/sin ventilación por flujo de aire y sistemas con/sin posibilidad de manejo
térmico).

Habitualmente la clasificación más utilizada es modo de actuación:

• Las superficies estáticas. Se caracterizan por disminuir o reducir la presión sobre los tejidos.
Su eficacia radica en la capacidad de aumentar la superficie de contacto del paciente lo que
proporciona una disminución de las presiones, si bien éstas seguirán estando por encima de las
de cierre capilar (20 mmHg).

Se fabrican con materiales diversos (agua, aire, espumas de poliuretano especiales, siliconas en
gel o fibras de silicona)

Los sistemas estáticos están destinados a pacientes que pueden realizar cambios de posición por
sí solos; en general, pacientes de bajo a moderado riesgo para el desarrollo de upp.

• Las superficies dinámicas proporcionan un alivio de presión durante periodos de tiempo


determinado. Se trata de presiones alternantes de aire o pulsátiles que generan valores
máximos y mínimos de presión sobre un área determinada en un periodo de tiempo concreto.

Este tipo de superficie está indicada para los pacientes con riesgo medio a alto, generalmente no
pueden realizar reposicionamiento de forma independiente y/o son portadores de upp.

• Los dispositivos locales reductores de presión (DLRP) engloban un nutrido grupo de


productos que tienen la capacidad de reducir la presión, impedir la fricción y disminuir las
fuerzas tangenciales, y tienen como misión proteger determinadas zonas de especial riesgo
(talones, codos, maléolos…) así como reducir la presión ejercida por distintos dispositivos
terapéuticos (mascarillas de oxígeno, tubos orotraqueales, sondas, yesos, férulas…) El GNEAUPP
recomienda que la utilización de DLRP sea compatible con la inspección diaria de la piel, la
aplicación de productos coadyuvantes como los ácidos grasos hiperoxigenados y que no
lesionen la piel a la hora de su retirada.

Respecto a este tipo de apósitos existe evidencia de que sólo algunas espumas poliméricas tienen
capacidad para el manejo de la presión y son compatibles con otras medidas del cuidado diario
de la piel

7.2 HIGIENE

La higiene 6 diaria mantiene la piel limpia y seca pero si no se realiza correctamente puede convertirse
en un elemento perjudicial y agresivo. Se recomienda el uso de jabón neutro, agua tibia, un aclarado
minucioso y un secado por contacto de las zonas de riesgo evitando el arrastre-fricción que deteriora la
capa córnea de la epidermis. Además, una intervención de prevención muy importante, especialmente
en pieles delicadas y en las personas mayores, es la utilización de cremas hidratantes que aumentará el
potencial de resistencia de la piel a las agresiones externas.

Los ácidos grasos hiperoxigenados (AGHO) fomentan la resistencia de la piel, favorecen la


microcirculación y están indicados tanto en la prevención de las mismas como en el tratamiento de las
upp en estadio I.

Los productos que contienen alcohol (colonias…) resecan la piel predisponiéndola a la pérdida de su
integridad, por ello deben evitarse...

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Otro elemento a vigilar es la lencería pues, especialmente la hospitalaria, suele caracterizarse por su
elevada aspereza, lo que genera, a través de la fricción, el deterioro o pérdida de la capa córnea de la
epidermis. Es importante evitar dicha aspereza.

El exceso de humedad sobre la piel favorece que el estrato córneo pierda su impermeabilidad, aumente
el tamaño de cada placa de queratina y se degrade la sustancia hidrófoba que las une, haciéndola más
susceptible a los traumatismos y a las agresiones bacterianas y micóticas.

Esta humedad puede derivar de un cuadro de incontinencia, de niveles elevados de exudado en las
heridas, de una sudoración profusa o ser secundaria a una ostomía.

Si existe incontinencia, debemos realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado de ese proceso. Tanto
las heces como la orina actúan como compuestos químicos agresivos para la piel, además sus efectos se
potencian cuando se presentan juntos.

En la actualidad distintos autores hablan de lesiones por incontinencia distinguiéndolas de las upp al
tener una etiología y características diferenciadas.

La presencia de heridas exudativas o fístulas que generen un exudado abundante favorece la maceración
de la piel perilesional dando lugar a un estancamiento del proceso de cicatrización o a un aumento de la
lesión a expensas de la degradación de dicha piel perilesional.

Además, existen distintas situaciones clínicas que pueden cursar con una sudoración profusa; cuando
ésta aparezca, se cambiará la ropa del paciente y de la cama tantas veces como sea necesario.

En el caso de las ostomías, a los efectos negativos que generan las heces se les suman los derivados de
los pegamentos propios de los dispositivos de ostomía.

El control del exceso de humedad, en cualquiera de las situaciones antes mencionadas, implica el
abordaje de la causa que lo origina y la utilización de productos barrera (pomadas con óxido de zinc,
películas barreras, cremas de silicona, etc.) cuya función es aislar a la piel y evitar el contacto prolongado
con la humedad y con distintos productos agresivos.

7.3 NUTRICIÓN

Debemos asegurar una ingesta adecuada, reconociendo y subsanando los déficits presentes o aportando
una dieta equilibrada en calorías, proteínas, minerales y vitaminas acorde a la situación clínica de nuestro
paciente.

Cuando la nutrición es deficiente (6) disminuye la capacidad de autoregeneración de la epidermis,


disminuyen las competencias del sistema inmunológico, se reduce la movilidad, aumenta la apatía y la
depresión.

La desnutrición en las personas mayores puede suponer nueve veces más de riesgo para desarrollar upp.

Existen en el mercado productos específicos dirigidos a la prevención de upp, en forma de suplementos,


presentaciones que aportan micronutrientes esenciales como la arginina o dietas entérales completas.

No debemos olvidar la normalización del estado de hidratación ya que aumenta la resistencia de los
tejidos a los efectos negativos derivados de la presión.

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8 TRATAMIENTO DE LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN

8.1 VALORACIÓN DE LA ÚLCERA POR PRESIÓN

Lo primero que debemos hacer es una buena valoración de la lesión, para ello determinaremos los
siguientes parámetros:

• Etiología de la herida, localización, tamaño (anchura, longitud y profundidad), forma etc.


• Tipo de tejido: de epitelización, de granulación, esfacelado, necrótico seco o húmedo.
• Exudado: nulo, escaso, moderado, abundante. Determinando la cantidad de exudado.
• Valorar presencia de carga bacteriana: Contaminación/ Colonización/ Infección.
• Valorar aparición de signos clínicos de infección son: induración, fiebre, eritema, mal olor,
exudado purulento, edema, ausencia de evolución en la cicatrización.
• Valorar la piel perilesional: Macerada, lacerada, reseca, íntegra, con eczema y/o con celulitis.
• Valorar cavidades y/o tunelizaciones.
• Valorar la evolución de la herida.

8.2 CUIDADO DE LA ÚLCERA

Para realizar la cura de una U.P.P. hay que seguir unas pautas básicas:

• Elegir la posición más adecuada para el paciente.


• Realizar la cura en condiciones de asepsia.
• Retirar el apósito (si lo tuviera) mediante una técnica no agresiva.
• Valorar la piel perilesional y proteger si procede.
• Utilización de cremas protectoras como vaselina, óxido de zinc, etc. y de ácidos grasos
hiperoxigenados.
• Valorar la lesión y elegir el tratamiento adecuado.

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Ilustración 9. Tipos de tejidos en UPP 9

El cuidado enfermero será la preparación del lecho de la herida mediante la consecución de estos 4
objetivos:

1. Eliminar tejido necrótico. Desbridamiento.


2. Disminuir la carga bacteriana.
3. Mantener el nivel de humedad óptimo (gestión del exudado).
4. Aislar la herida.

8.2.1 Limpieza

Retirar restos orgánicos e inorgánicos presentes en la lesión, exudados y desechos metabólicos.

Procedimiento

La limpieza de las lesiones debe realizarse empleando la mínima fuerza mecánica eficaz. Suele realizarse
con una gasa empapada en suero fisiológico o bien irrigando la herida con suero a presión.

Para que el lavado sea efectivo, la presión ejercida debe ser suficiente para arrastrar los detritus y
bacterias, pero sin dañar el tejido sano ni empujar las bacterias hacia el interior de la UP (limpiando desde
el interior hacia la periferia).

En este sentido, el método que parece más eficaz es el lavado por gravedad a través de una jeringa de 20
ml con una aguja o catéter de 0,9 mm, y ejerciendo una presión de 1-4 kg/cm2

Se desaconseja la limpieza rutinaria de la herida utilizando limpiadores cutáneos o antisépticos locales


(povidona iodada, clorhexidina, agua oxigenada, ácido acético, solución de hipoclorito sódico, etc.) ya que
son citotóxicos para el nuevo tejido, y su absorción sistémica puede causar problemas sistémicos por su
absorción en el organismo.

8.2.2 Desbridamiento

El tejido desvitalizado constituye un obstáculo para que se desarrolle el proceso de cicatrización

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Es una barrera que puede retrasar la cicatrización

Es medio de cultivo ideal para la flora bacteriana, aumentando el riesgo de infección

No se puede hacer una evaluación real de la úlcera

Técnicas de desbridamiento:

1. Quirúrgico o cortante.
2. Enzimático
3. Autolítico
4. Mecánico
5. Biológico

Serán criterios clínicos los que indicarán el tipo de desbridamiento a utilizar, no hay evidencias que
demuestren una mayor eficacia de un sistema a otro. Aunque habitualmente los más utilizados sean el
cortante y el enzimático.

1. Desbridamiento Cortante:

Recortar por planos y en diferentes sesiones empezando por el área central. Es aconsejable la
aplicación de algún anestésico tópico (gel de lidocaína al 2%, EMLA). En caso de sangrado aplicar
compresión directa o apósitos hemostáticos durante las 8 a 24 horas siguientes al desbridamiento,
posteriormente cambiarlos por apósitos húmedos.

Hay que tener especial precaución con las personas que estén recibiendo tratamiento
anticoagulante o con coagulopatías.

El GNEAUPP distingue el desbridamiento cortante del quirúrgico, definiendo el quirúrgico como:

“La retirada completa del tejido necrótico y desvitalizado. Normalmente son resecciones amplias
que implican la retirada de tejido necrótico y parte del tejido sano, pudiendo provocar sangrado.
Generalmente se realiza en una sola sesión por un cirujano, en quirófano o sala quirúrgica bajo
alguna técnica anestésica o de sedación.”

Hay que realizar la técnica con instrumental estéril con las máximas medidas de asepsia y se
recomienda aplicar antiséptico antes y después de la realización de la técnica.

Las úlceras de talón con escaras secas, no precisan ser desbridadas con este tipo de
desbridamiento si no tienen edema periulceral, eritema, fluctuación o drenaje.

2. Desbridamiento enzimático o químico.

Se realiza mediante la aplicación tópica de enzimas (proteolíticos, fibrinolíticos) que inducen la


hidrólisis del tejido necrótico superficial y ablandan la escara.

Las curas deben realizarse al menos cada 24 horas, limpiando la herida previamente con suero
fisiológico.

Pueden causar irritación de la piel perilesional y no deben utilizarse durante la fase de granulación.

Uno de los desbridantes enzimáticos más utilizados es la colagenasa que promueve y protege la
formación de colágeno nuevo. Actúa en condiciones fisiológicas de temperatura y pH neutro, y su
acción se puede ver interferida por jabones, metales pesados y algún antiséptico.

Cuando vaya a ser utilizada, es recomendable proteger la piel periulceral mediante una pasta de
zinc, silicona, etc., al igual, que aumentar el nivel de humedad en la herida para potenciar su acción.

3. Desbridamiento autolítico.

Consiste en la aplicación de un apósito oclusivo que, al crear un ambiente húmedo y anóxico,


favorece que los enzimas, macrófagos y neutrófilos presentes en los fluidos de la herida actúen
eliminando el material necrótico. Es un método de elección cuando no pueden ser utilizadas otras
fórmulas y efectivo en combinación con desbridamiento cortante y enzimático

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Presenta una acción más lenta en el tiempo. Su uso inadecuado puede provocar maceración de la
piel perilesional.

4. Desbridamiento Mecánico:

Son técnicas no selectivas, en la mayoría de los casos lesivas y dolorosas.

La mayoría están en desuso. Son económicas y fáciles de realizar. Las más comunes son:

• Abrasión mecánica. Realizada con gasas estériles al friccionar o frotar la herida causando el
desprendimiento del tejido.
• Gasas húmedas-secas. Se trata de la aplicación de gasas húmedas sobre la zona necrótica de
la herida dejándolas 6 -8 horas hasta que se sequen y se adhieran al tejido, para retirarlas
posteriormente por arrancamiento.

5. Desbridamiento biológico

Utilizado en países anglosajones.

Colocación de un tipo especial de larvas de mosca en el lecho de la herida que se alimentan


selectivamente de tejido desvitalizado

Ilustración 10. Desbridamiento biológico 10

8.2.3 Aislar la herida, “cura húmeda”.

Para que el proceso de cicatrización se desarrolle correctamente debemos conseguir que la herida
mantenga un grado de humedad adecuado. Debemos aislar la herida para que granule y epitelice
escogiendo el apósito según las características de la lesión y los objetivos terapéuticos.

La cura húmeda se realiza conservando el lecho de la herida aislando del medio ambiente exterior, por
un procedimiento oclusivo, manteniendo de esta manera unas condiciones de temperatura, humedad y
oxígeno ideales para la regeneración tisular.

Asimismo se consigue que el exudado de la herida permanezca en contacto con la misma. En él se


encuentran células determinantes para favorecer el desbridamiento y la granulación (macrófagos,
linfocitos, fibroblastos, queratinocitos, etc).

Tipos de apósitos.

El apósito ideal deberá reunir los siguientes requisitos:

• Ser biocompatible
• Proteger la herida de agresiones: física, química y bacterianas.
• Mantener el lecho de la úlcera continuamente húmedo.
• Eliminar y controlar exudados y tejido necrótico mediante su absorción.
• Dejar la mínima cantidad de residuos en la lesión.
• Ser adaptable a localizaciones difíciles.

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• Favorecer la cicatrización.
• Ser fácil de aplicar y retirar.
• Permitir el paso de vapor de agua.

Para evitar que se formen abscesos o se “cierre en falso” la lesión será necesario rellenar parcialmente,
entre la mitad y las tres cuartas partes, las cavidades y tunelizaciones con productos basados en el
principio de la cura húmeda.

La frecuencia de cambio de cada apósito vendrá determinada por las características específicas del
producto seleccionado. Será preciso elegir el apósito que permita un óptimo manejo del exudado sin
permitir que deseque el lecho de la úlcera ni lesione el tejido periulceral.

El apósito habitualmente deberá sobrepasar en 2,5 – 4 cm el borde de la herida.

El cambio de apósito se realizará según pauta, salvo que se arrugue o que el exudado supere los bordes
periulcerales.

Recomendación de uso de productos según las características de la herida.

Tipos de productos basadas en la cura húmeda:

Gestión del exudado

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Cuidados y tratamiento de la piel perilesional

Cuidados piel perilesional

No todo lo diseñado para la piel es efectivo ni tolerado por la perilesión de heridas y ostomías.

En el tratamiento de la perilesión, es imprescindible utilizar productos que posibiliten su visualización y


su control periódico.

No se deben introducir líneas de cosmética en el cuidado de la perilesión, ni en el de pieles frágiles o de


riesgo, pues no están indicadas ni elaboradas para este fin.

Que un producto sea natural y de elaboración cariñosamente doméstica no implica que esté libre de
sustancias irritantes ni de gérmenes patógenos.

Los ungüentos de karaya y zinc se deben retirar con soluciones oleosas como el aceite de almendra o
parafina.

Los protectores cutáneos no irritantes (PCNI) son los productos diseñados más específicamente para la
piel que rodea a las heridas agudas y crónicas, y a las ostomías.

Se debe valorar la utilización periódica de PCNI ante apósitos adhesivos.

Los PCNI no se deben aplicar si existe infección en la piel o si se sospecha que puede haberla.

Evaluación de la úlcera

Habitualmente se recomienda una evaluación semanal y un registro de los cambios.

Un sistema utilizado es el PUSH que regula 3 variables:

• Longitud por anchura.


• Cantidad exudado.
• Tipo de tejido

Obteniéndose una puntuación en cada parámetro y en su evolución valoraremos evolución positiva o


negativa.

Otros tratamientos alternativos

La cura húmeda (a la que nos hemos estado refiriendo hasta ahora) es con creces el tratamiento más
recomendado por todas las sociedades científicas en la actualidad, pero no por ello el único tratamiento
posible.

Veamos algunos de los tratamientos alternativos:

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• Tratamiento quirúrgico mediante injertos. Alternativa recomendada ante el fracaso de la cura


húmeda. Precisa de un lecho limpio y buen tejido de granulación.
• Oxígeno hiperbático. Poco utilizado, aunque puede ser tratamiento de primera elección cuando
la herida se infecta con gérmenes anaerobios.
• Terapia con larvas. Las larvas de la moscarda verde (Lucilia Seriata) atacan al tejido necrótico de
las heridas en humanos, produciendo el desbridamiento de la misma. También reduce la tasa de
infecciones.

También debemos mencionar, que en la actualidad estamos asistiendo al nacimiento de nuevas


alternativas terapéuticas, que prometen grandes resultados. Entre ellas debemos destacar:

• Factores de crecimiento. Se trata de muchos y muy variados pépticos multifuncionales con una
gran actividad “in Vitro”. Los estudios publicados en la última década, sobre el tratamiento de
heridas crónicas dejan ver un futuro esperanzador.
• Sustitutos de la piel. Son cultivos de piel o dermoinjertos tratados por bioingeniería y que son
capaces de sustituir a la piel. Las últimas revisiones sistemáticas de los ensayos clínicos llevados
a cabo, no acaban de conferirles una evidencia significativa.
• Terapia VAC. De gran implantación en nuestro sistema sanitario, consiste en una terapia no
invasiva que utiliza presión negativa localizada y controlada sobre la herida para estimular
y promover la cicatrización de heridas agudas y crónicas, en un medio húmedo y cerrado,
favoreciendo la eliminación del exceso de fluidos, estimulando el tejido de granulación y
disminuyendo la colonización bacteriana. Entre sus ventajas encontramos:

• Reducción del edema local


• Estimulación sanguínea local
• Formación de tejido de granulación
• Reducción del número de infecciones
• Favorece el ambiente húmedo
• Mejora la migración epitelial

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9 BIBLIOGRAFÍA

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4. Casanova PL. Heridas: evolución o involución. GNEAUPP.
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6. Martinez Cuervo F SJVJSTGFPP. Cuidados de la piel y prevención de úlceras por presión en el
paciente encamado. Rol de enfermería. 2007; 30(12).
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8. Gamboa VM. Revision de escalas y scores mas ultilizados por enfermería en la atención del
paciente critico.
9. Jose Ps. Cuidados enfermeros en las ulceras cutaneas. 2011. Pendiente de publicación.
10. Hcure. Terapia larval. 2013.

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