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CONVIVENCIALIDAD 3

Montserrat Gordillo Esquivel

Una sociedad convivencial es la que ofrece al hombre la posibilidad de ejercer la acción más autónoma y más creativa,
con ayuda de las herramientas menos controlables por los otros.

La productividad se conjuga en términos de tener, la convivencialidad en términos de ser.

Todo objeto tomado como medio para un fin se convierte en herramienta.

En tanto actúo como hombre, me sirvo de herramientas.

En tanto que yo domine la herramienta, yo doy al mundo mi sentido; cuando la herramienta me domina, su estructura
conforma e informa la representación que tengo de mí mismo.

La herramienta convivencial es la que me deja la mayor latitud y el mayor poder para modificar el mundo en la medida
de mi intención.

La herramienta es a la vez medio de control y elemento transformador de energía.

El hombre dispone de dos tipos de energía, la que genera de sí mismo (o energía metabólica) y la que extrae del
exterior. El hombre maneja la primera y manipula la segunda.

Lo que importa es que semejante sociedad logre un equilibrio entre, por una parte, la instrumentación concebida para
satisfacer la demanda que produce y, por otra, los instrumentos que estimulan la realización personal.

El planificador en su intento por demostrar que sus principios aseguran a una sociedad el máximo de productividad.

Una sociedad en donde la vida cotidiana no es más que una serie de pedidos sobre catálogo al gran supermercado
universal, se considera avanzada.

Privado del impulso de sus actividades, el hombre se ha vuelto inepto para el trabajo: la sociedad puede moldearlas,
pero no puede suprimirlas, para destinar a otras tareas la energía que requieren.

Poco a poco tomó la forma de la creación de robots para que trabajaran por el hombre, y de la educación del hombre
para trabajar a su lado.

En el siglo XII, la palabra trabajo significaba una prueba dolorosa. Hubo que esperar al siglo XVI para poder emplear la
palabra `trabajo' en lugar de obra o de labor.

En seguida la palabra `trabajador' desliza su sentido hacia `labrador' y `obrero': a fines del siglo XIX los tres términos
apenas se distinguen.

Ninguno de los tipos de instrumentos fabricados en el pasado posibilitaba un tipo de sociedad y un modo de actividad
marcados a la vez con el sello de la eficiencia y de la convivencialidad.

En nuestros días, el avance científico se identifica con la sustitución de la iniciativa humana por la instrumentación
programada

Ha llegado la hora de elegir entre la constitución de una sociedad hiperindustrial, electrónica y cibernética, y el
despliegue en un amplio abanico de las herramientas modernas y convivenciales.

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