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Rodríguez Martínez Nadia

Análisis de Coyuntura
Febrero 27, 2018

A un día de la aprobación de la Guardia Nacional, ¿quién ganó además de Morena?

“Se creará, si lo aprueba el pueblo y el Congreso, una Guardia Nacional para


garantizar la seguridad pública en el país”, dijo Andrés Manuel López Obrador a solo unas
horas de su investidura como presidente constitucional de México el uno de diciembre en el
Zócalo capitalino; en San Lázaro se afinan detalles para aprobar el dictamen sin cambios
enviado por el Senado el próximo jueves, pero ¿y la aprobación del “pueblo”?
El remedio para la inseguridad y violencia que padece el “pueblo”, que es más bien una
sociedad donde nueve mujeres son asesinadas cada día por razones de género (indica ONU
Mujeres), donde 21 mil 602 personas desaparecieron en la administración de Enrique Peña
Nieto (según cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas), donde 123 periodistas
han sido asesinados de 2000 a la fecha (apunta Artículo 19) es, justamente, aglomerar a
elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina y Policía Federal,
todas ellas corporaciones señaladas por violaciones a los derechos humanos, para crear la
Guardia Nacional. Mismo personal… ¿Nueva corporación?
Como si fuera un asunto casi simbólico, Morena presentó la iniciativa de la Guardia Nacional
en la Cámara de Diputados el día de la conmemoración de la tercera transformación de
México, es decir, el 20 de noviembre. Si todo sale como se prevé en el Congreso el dictamen
sería aprobado sólo 100 días después de que el proyecto fue presentado, es decir, en ese
tiempo la maquinaria del partido con mayoría en ambas cámaras pudo negociar con las
bancadas de la oposición, no por una deseable mayoría calificada, sino por una arrasadora
unanimidad. Claro es que el legislativo aprueba la Guardia Nacional, pero insisto ¿y la
aprobación del “pueblo”?
Los principales cambios desde el primer documento enviado a San Lázaro se han celebrado
como un triunfo de la sociedad civil, pero ¿es el “pueblo” un sinónimo de esta?, no. La
sociedad civil, es un cúmulo de intelectuales, organizaciones, personas con poder político no
institucional, que, en el mejor de los casos, son una parte de lo que López Obrador llama
“pueblo”, porque las víctimas de feminicidio, los desaparecidos y los periodistas asesinados
no pueden hablar y porque la sociedad civil reclama para sí más poder político y menos
Estado.
Lo que sucedió en las audiencias públicas, que arrancaron desde el 8 de enero pasado son
prueba de lo anterior, porque en la política hay espacios designados para la sociedad civil, y
esos son los asientos al lado de los legisladores, los grandes debates, mientras que para el
“pueblo” son, en el mejor de los casos, los (desastrosos) Foros por la Pacificación y la
Reconciliación Nacional y en el peor de los casos el silencio, la omisión, la extrañeza.
Rodríguez Martínez Nadia
Análisis de Coyuntura
Febrero 27, 2018

Entre las modificaciones que ha sufrido la iniciativa presentada por Morena en estos casi 100
días destacan, su adherencia a la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana
(SSPyPC); que tendrá un mando civil, del que la oposición y el titular de seguridad, Alfonso
Durazo, aún no se ponen de acuerdo sobre si puede o no ser un militar activo, inactivo o con
licencia; que los delitos cometidos por la Guardia Nacional serán juzgados en instancias
civiles, en un país donde existe un índice de 99.3 por ciento de impunidad, de acuerdo con el
CESIJ; que hasta por cinco años podrán seguir las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad
pública, pero con una doctrina policial y sin uso de armas exclusivas del Ejército.
La primer y segunda modificación que enlisto marcan una pauta fundamental, pues las
acciones de los que se convertirán en ex Fuerzas Armadas, al menos temporalmente, pasan a
ser responsabilidad directa de la SSPyPC que pondrá a prueba su capacidad de reeducar a
militares y marinos, a la vez que un mando civil, que podría ser de carrera militar, reta la
eficiencia para coadyuvar esfuerzos en seguridad, una vez que se nombre a quien va a liderar
la Guardia sabremos a dónde se inclina la balanza y si en realidad fue posible evitar la
militarización a la que Morena se opuso.

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