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Las cruces que se veneran son: C ruz de Toma, Cruz de Siete Llagas, Cruz de
Mojón, Cruz de Balsas, Cruz de Cárcel, Cruz de Mayo, Cruz de Patarcocha, entre
otras.
Esta fiesta tiene su origen de las épocas de Santa Elena, quien adornó la cruz
de Cristo con flores y joyas.
No solo los lugareños participan de esta jornada, sino todos los turistas y
visitantes también son bienvenidos a concursar en esta competencia.
HUANCAYO
En cada pueblo existen versiones distintas de las historias y creaciones de los actores
sociales, por ejemplo esta es una versión del origen de Huancayo.
Hace ya mucho tiempo, todo el Valle del Mantaro era una inmensa laguna. Desde Jauja y
Concepción, hasta el sur llegando a Sapallanga y Pucara, todos esos lugares estaban bajo
el agua. Los pobladores del valle en aquel entonces tenían sus casas en las alturas de los
cerros, incluso hasta ahora podemos ver vestigios de sus construcciones.
En el centro de la gran laguna se podía observar desde las alturas un enorme peñón oscuro
que salía de las aguas cada mañana. Esta gran peña se llamaba Huanca y estaba donde
hoy esta la Plaza Huamanmarca, junto a la Municipalidad de Huancayo. Paso el tiempo y la
laguna se iba llenando y llenando con las aguas de las lluvias (recordemos que en esta parte
de la sierra las precipitaciones son altas).
Una vez, cuando los pobladores estaban en sus labores del campo, porque ellos siempre
se dedicaron a la agricultura; se escucho un enorme estruendo en una de las quebradas y
tras el sonido pudieron ver que las aguas de la laguna iban disminuyendo rápidamente.
Sucedió que la quebrada de Chupuro se había roto y por allí desaguaba la laguna.
Pasaron pocas semanas y el valle se fue quedando seco, para acortar distancias entre los
pueblos, los pobladores tuvieron que bajar hacia las partes planas; siendo allí en donde
lograron hacer nuevas construcciones para poder habitarlas. Pero la laguna no vació del
todo. En jauja se quedo la Laguna de Paca y en Ahuac la Laguna de Ñahuinpuquio.
Una vez las aguas rompieron la quebrada de Chupuro y por allí desaguo la laguna. El valle
se fue quedando seco y se fundaron pueblos. Pero la laguna no vació del todo. En Jauja
quedó la Laguna de Paca y Chocón; la de Ñahuinpuquio en Ahuac y la de Llulluchas en
Huayucachi.
Existen muchas lagunas en el Valle del Mantaro, posiblemente parte del agua que desaguo
de la gran laguna, hayan quedado dispersas por todo el valle. Ahora la Laguna de Paca es
una de las más reconocidas y visitadas por los foráneos.
El huaylash
El huaylas
Los varones llevan puestos, un sombrero de lana de oveja color negro, camisa
blanca, faja o chumpi, pañuelo para el cuello, un chaleco bordado, pantalón de
color negro con abertura blanca en el botapié, pañuelo de mano y zapatos
negros.
Huaylas moderno
– ¡Está bien, está bien, deja de lloriquear! Esta vez voy a hacer
una excepción y permitiré que te marches, pero más te vale
que jamás le cuentes a nadie lo de mis orejas o no habrá lugar
en el mundo donde puedas esconderte. Te aviso: iré a por ti y
el castigo que recibirás será terrible ¿Entendido?
El dragón de Wawel
Audiocuento
Videocuento
Cuento interactivo
¡BOOOOOOOM!
Y así fue cómo cada uno tuvo que volver a buscar un claro en
el bosque para hacerse una nueva cabaña, eso sí, esta vez de
una sola habitación.
Autor:
A partir de 4 años
Valores:
- Ven, Omar, tenemos que hablar. Es alto secreto -dijo el abuelo Pepe a
su nieto, muy misterioso.
- ¿Dónde estabas abuelo? -le preguntó el niño.
- No importa -dijo. Algo terrible va a pasar. Tienes que hablar con tus
padres y convencerlos para iros pronto de aquí. No sé si podré detener la
invasión alienígena esta vez.
- ¿Otra vez con tus historias de invasiones extraterrestres, eh abuelo? -
dijo el niño-. Mira, cuéntame las historias que quieras, pero no me digas
que tengo que abandonar la ciudad. Eso no tiene gracia.
- ¿Crees que te miento? -preguntó el abuelo-. Lo he visto con mis propios
ojos. Anoche me despertaron. Han venido a por mí. Estáis todos en
peligro.
- ¿Quiénes? -preguntó Omar, incrédulo-. ¿Los alienígenas que intentaron
acabar con todos los satélites de comunicación, o a los que impediste
llevarse todo el agua potable de medio mundo?
- No es ninguna broma -dijo el abuelo-. Han esperado a que me haga
mayor para vengarse.
El abuelo Pepe se sintió orgulloso de su nieto, y pensó que era una buena
idea contar con su ayuda.
A los pocos minutos, aparecieron por allí unos cuantos seres con formas
parecidas a la humana, pero con diferencias importantes. Unos tenían tres
ojos, otros cuatro piernas, otros cinco brazos, los había de color azul y de
color verde, e incluso algunos tenían púas y pinchos en su cuerpo. Lo
único que tenían todos en común es que se les veía muy viejos.
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Los cuentos son fabulosas herramientas para educar a los niños. También
para favorecer en ellos habilidades, como la comprensión lectora, que después
les será muy útil en el aprendizaje de otras materias.
'El gigante tragón' es un cuento que transmite valores a los niños. Les
explica cómo solucionar problemas con ayuda de los demás, de solidaridad y
colaboración y sobre todo que los 'aparentemente más pequeños' pueden ser
en realidad los más valiosos.
El gigante tragón, un cuento para niños sobre la
cooperación
Érase una vez una abuelita que vivía con sus tres nietas. Las tres niñas
ayudaban en las tareas del hogar por el cariño que sentían a su abuela.
Un día la abuelita les dijo que en cuanto acabaran cada una de ellas su faena
de la casa, podían bajar a la bodega a merendar pan con miel. Al poco rato la
pequeña de las tres hermanas acabó su labor y marchó a la bodega. Nada más
llegar, en la puerta y sin llegar a entrar, escuchó una voz que cantaba:
-Está bien - le dijo la abuelita- y de paso dile a tu hermana que está tardando
demasiado en volver a casa.
-Hazme un favor, déjalo ya, acércate a la bodega a ver que hacen tus
hermanas, se está haciendo muy tarde... Y así lo hizo, pero cuando llegó a la
puerta de la bodega pudo oír a alguien cantar:
Con toda la preocupación del mundo la abuelita salió a buscar a sus nietas,
y al llegar a la puerta de la bodega escuchó cantar:
-Ay Dios mío, mis niñas, seguro que ese gigante Tragón las ha cogido... - Pues
la abuelita ya conocía al malvado gigante.
-Vamos a por ese gigante malvado, hay que darle su merecido, ¡¡¡adelante
compañeras!!!!
En el momento que el gigante Tragón salía de la bodega camino al
bosque, todas las avispas empezaron a picotearle sin parar. Éste salió
corriendo temeroso de los picotazos y olvidándose allá mismo del saco con las
tres pequeñas.
Las niñas pudieron salvarse de las garras del gigante Tragón gracias a
unas avispas muy avispadas. Finalmente, la abuelita y sus tres adorables
nietas marcharon a casa para merendar un rico pan con miel.
FIN
3. ¿Qué hizo la abuela de las niñas al darse cuenta de que el gigante había
atrapado a sus nietas?
Enriqueto era un ratoncito tímido, de pelaje negro, dientes torcidos, ojos bizcos
y oreja maltrecha. Se quedó huérfano de padre y madre y creció en compañía
de otros ratones que hacían lo que podían para sobrevivir en un mercado de la
ciudad de Guatemala.
Enriqueto era un ratoncito tímido, de pelaje negro, dientes torcidos, ojos bizcos
y oreja maltrecha. Se quedó huérfano de padre y madre y creció en compañía
de otros ratones que hacían lo que podían para sobrevivir en un mercado de la
ciudad de Guatemala.
Nuestro amigo Enriqueto, que era muy hábil para detectar olores y sabores,
era el jefe de la cuadrilla de buscadores y el que más y mejor comida
conseguía para la familia ratonil. Esa mañana logró reunir trozos de jamón,
pizza, chorizo, frijoles volteados, nachos, platanitos cocidos, pan francés y unas
cuantas galletas navideñas.
Cuando por fin abrió sus ojos, se vio rodeado de ratones vestidos de blanco, y
dijo - "Entonces sí me morí y debo estar en el cielo" - De pronto uno de ellos le
habló, diciendo:
- ¡Manito Enriqueto...por fin abriste tus ojos...estás vivo! - Un buen susto fue el
que se llevó Enriqueto.
Lo que realmente había pasado fue que, cuando sus compañeros oyeron que
un coche se había estrellado contra el contenedor de basura que registraba
Enriqueto, le vieron tendido en la acera. Inmediatamente lo cogieron y se lo
llevaron a su cueva, le frotaron con alcohol el pecho, le estiraron las piernas y
lo calentaron con mentol y candelas para que entrara en calor. Enriqueto, al
verse vivo, no paraba de llorar de la alegría y juró no volver a portarse mal y ser
tan glotón y comilón.
FIN
(Este cuento nos ha sido enviado por Johanna Martinez de Imeri, Guatemala.)