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rel=mas
Diario El País
Título Terror al miedo escénico. Los artistas se enfrentan a dos aprendizajes: la técnica y
el control emocional
Autor Pérez de Pablos, Susana
Fecha 29 de agosto de 1998

Pérez de Pablos, S. (29 de agosto de 1998). Terror al miedo escénico. Los artistas se enfrentan
a dos aprendizajes: la técnica y el control emocional. El País. Recuperado de
https://elpais.com/diario/1998/08/29/cultura/904341604_850215.html?rel=mas

El pianista David Helfgott, que inspiró la película 'Shine' y que a los 23 años se retiró del escenario
por desequilibrios emocionales

No se trata de recurrir a la brujería. Si una persona dedica su vida a


prepararse para ser profesional, debe dedicarse, de forma paralela, a
prepararse psicológicamente para enfrentarse al público. De otra forma, y
a la mínima de cambio, el artista no podrá superar los nervios. Los
síntomas de esas crisis son: fallos de memoria, mente en blanco y pánico
al escenario (el stage fright). Las consecuencias: la incapacidad de volver
a enfrentarse con el público.

El problema es más grave que en otras profesiones, y, si uno no se ha


preparado para ello, surge cuando menos se lo espera. "Aflora cuando un
músico profesional de alto nivel sufre un problema psicológico o físico, o
una enfermedad. Su forma baja de manera abismal y después de ello le
resulta muy complicado volver a recuperar el nivel de interpretación que
había alcanzado. En ese momento empiezan a aparecer esos síntomas
que le anulan".
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Así lo explicaba esta semana Jean Harvey, decana de la facultad de
cuerda de la Royal Academy of Music, de Londres. Harvey ha impartido el
seminario Exploring teaching methodology in music en la Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, en Santander, junto a otro músico y
también experto en pedagogía musical, el director del Área de Piano del
Radley college of Music, Anthony Williams.

Han sufrido miedo escénico decenas de grandes músicos a lo largo de la


historia y les sigue sucediendo actualmente. Muchos de ellos sufrieron un
bloqueo mental y poco tiempo después volvieron a la música. Pero nunca
fueron los que eran. Y lo peor, eran conscientes de ello. Este síndrome
afecta por igual a toda clase de intérpretes: los violinistas somatizan a
menudo el pánico psicológico en una parálisis en el brazo y los pianistas
ven, por ejemplo, borroso el teclado o se pierden por él.

Harvey destripa la psicología de estos músicos y lo que pasa por su


cabeza cuando entran en la espiral del miedo escénico: "Existe una
frialdad propia del profesional de nivel muy alto. Para conseguir
mantenerse en ese nivel es imprescindible tener un tipo de frialdad que
raya la crueldad. El músico necesita ser distante y debe distanciarse de
los demás, sentirse diferente a los demás para lograr mantener esa
distancia con el público que le permite no dejarse llevar por los nervios".

Los músicos que sufren estas crisis tampoco se sienten capaces de tocar
en privado, "¿Cómo conformarse con hacer de la música un hobby cuando
ha sido lo único importante en su vida?", cuestiona Harvey. "Es lo que
sienten también algunas estrellas de cine cuando un día se ven viejos y no
son capaces de seguir. Los músicos que pasan una gran crisis nunca más
sienten el mismo placer por tocar, son conscientes de que no lo están
haciendo como antes y lo dejan todo".

En la Royal Academy of Music dedican siete u ocho años del aprendizaje


a enseñar, a la vez, a "controlar los nervios", explica Harvey, "porque hay
que cuidar bien, y de forma estricta, la manenera de enfrentarse al
público".

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