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Boletín N° 4689-11
Vistos:
Los artículos 63 y 65 de la Constitución Política de la República; La ley N° 18.918,
Orgánica Constitucional del Congreso Nacional; el artículo 127 del Código
Sanitario; El reglamento de la H. Cámara de Diputados.
Considerando:
El Código Sanitario se refiere a ella sólo en el artículo 127, que señala lo siguiente:
Lo dispuesto en este artículo no obsta para que las farmacias puedan dar a
conocer, para fines estadísticos, las ventas de productos farmacéuticos de
cualquier naturaleza, incluyendo la denominación y cantidad de ellos. En ningún
caso la información que proporcionen las farmacias consignará el nombre de los
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pacientes destinatarios de las recetas, ni el de los médicos que las expidieron, ni
datos que sirvan para identificarlos''.
Con el objeto de dar eficacia a las normas que establecen los requisitos sobre
recetas médicas, se propone incorporar en el Código Penal –en el párrafo 14 del
Título VI del Libro Segundo del Código Penal, sobre crímenes y simples delitos
contra la salud pública, un tipo penal que sancione la falsedad en el otorgamiento
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de recetas médicas, su falsificación y el uso malicioso de ellas, con penas
equivalentes a las establecidas para la falsificación de instrumento público
cometida por particulares, contempladas en el artículo 194 del Código Penal, esto
es, presidio menor en sus grados medio a máximo.
En segundo lugar, hoy es práctica habitual que quienes trabajan en las farmacias
modifiquen el contenido de las recetas, suministrando otros medicamentos o
productos distintos a los prescritos por el profesional que emitió la receta. A este
respecto, es necesario tener presente que la prescripción de un medicamento
forma parte de la relación terapéutica y sólo puede ser efectuada por el médico
tratante y, por consiguiente, la modificación de esta prescripción por una persona
distinta es contraria a derecho y éticamente inaceptable. La elección y selección
del medicamento no puede dejar de estar bajo su control, pues ha sido el médico,
en el marco de la relación clínica, quien ha entregado al paciente la información
pertinente, manifestando este último el consentimiento para una determinada
terapia, que ha sido, por tanto, la que ha autorizado.
A mayor abundamiento, debemos recordar que el artículo 113 del Código Sanitario
señala que se considera ejercicio ilegal de la profesión de médico cirujano todo
acto realizado con el propósito de formular diagnóstico, pronóstico o tratamiento
en pacientes o consultantes, en forma directa o indirecta, por personas que no
están legalmente autorizadas para el ejercicio de la medicina.
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serios riesgos sanitarios para la población y, con toda seguridad, desmedro
económico para los pacientes.
Los estudios de bioequivalencia deben ser realizados de acuerdo con las normas
internacionales, en centros debidamente acreditados, disponiendo de todos los
recursos técnicos y profesionales que den garantía de su idoneidad. En atención a
las limitaciones existentes en nuestro país para realizar estos estudios, una
correcta política sanitaria debería considerar los medicamentos prioritarios,
definidos por técnicos competentes, con el objeto de mejorar el acceso de la
población a medicamentos esenciales de alto costo. Sin embargo, es éticamente
inaceptable, por el riesgo sanitario que ello conlleva, modificar los estándares y
protocolos sobre bioequivalencia con el objeto de dar cabida a otros intereses
distintos a los estrictamente sanitarios.
Por último, resulta del todo indispensable aumentar las penas actualmente
establecidas para los crímenes y simples delitos contra la salud pública,
contemplados en el párrafo 14, del Título VI del Libro Segundo del Código Penal,
especialmente para el delito de ejercicio ilegal de la profesión, por cuanto se trata
de conductas que pueden afectar gravemente la integridad física y psíquica de las
personas, y su salud. En la actualidad, el ejercicio ilegal de la profesión de médico
cirujano tiene asignada las penas de presidio menor en grado medio y multa de
seis a veinte unidades tributarias mensuales. La entidad del bien jurídico protegido
reclama un aumento de las mismas. En este sentido, se propone establecer un
rango mayor para que el juez pueda aplicar la pena en concreto.
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Por las consideraciones antes expuestas, proponemos el siguiente:
PROYECTO DE LEY
“La receta médica sólo podrá extenderse por los profesionales de la salud
legalmente autorizados para ello, en formularios confeccionados con los
requisitos que establezca el reglamento respectivo, debidamente autorizados
por las entidades públicas o privadas que aquél determine.
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El reglamento deberá señalar, además de los requisitos externos de estos
formularios, los elementos de resguardo que deberán incorporar las entidades
que los autorizan, tales como timbres, códigos de seguridad u otros. Asimismo,
deberá señalar los requisitos exigidos a las imprentas que confeccionen dichos
formularios.