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Universidad de La Laguna
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Comunicación
Convocatoria de Junio 2015/2016
Fecha 17 de junio de 2016
RESUMEN .......................................................................................................................... 5
ABSTRACT ......................................................................................................................... 5
INTRODUCCIÓN ................................................................................................................ 6
OBJETIVOS .................................................................................................................. 34
HIPÓTESIS ................................................................................................................... 35
MÉTODO....................................................................................................................... 36
5.1. TIPOS DE DISEÑO.......................................................................................... 36
RESULTADOS ............................................................................................................. 39
CONCLUSIONES ........................................................................................................ 55
ANEXOS ....................................................................................................................... 62
11.1 CUESTIONARIO:................................................................................................... 62
4
RESUMEN
El presente estudio trata sobre la dependencia emocional en las
relaciones de pareja de los/las adolescentes del Puerto de la Cruz, así como la
repercusión del consumo de drogas en la pareja, y, además la influencia de la
dependencia emocional, hablando en términos generales, sobre todo ello.
ABSTRACT
This study deals with the emotional dependence on relationships of
adolescents from Puerto de la Cruz, and the impact of drug use on the couple,
and also the influence of emotional dependency, generally speaking, on all.
5
INTRODUCCIÓN
Este documento es un trabajo de fin de grado, llevado a cabo por una
alumna de 4º de Trabajo social de la Universidad de La Laguna cuyo título es
‘'La dependencia de las relaciones de pareja en los/las adolescentes del puerto
de la cruz’’.
6
MARCO CONCEPTUAL Y TEÓRICO
2.1 DEPENDENCIA EMOCIONAL
Del mismo modo Castelló (2005, 2006), por otro lado, amplía el concepto
mencionando que la necesidad es exclusivamente de carácter afectivo y no de
ningún otro tipo; es Cid (2011) quien apoya la propuesta de Castelló ya que,
afirma que ésta necesidad afectiva es un patrón que podría repetirse en sus
7
diferentes relaciones de pareja, y que además éste patrón de necesidad hace
que se cree una construcción de sí mismo diferente en donde se percibe la
relación como el eje central de la vida.
8
una importancia excesiva a una separación puntual o al recuerdo de
amenazas de abandono, y sin duda la tienen, pero sólo si son un
aspecto más de unas relaciones familiares perturbadas o
insatisfactorias. Autores como M.Rutter (1993), han expuesto muy
acertadamente que lo patógeno no es en sí una separación temporal,
sino la pérdida de vínculos afectivos creados, y mucho más cuando no
hay oportunidad para crear otros nuevos o se producen situaciones de
indefensión (peligros, soledad, entorno desconocido). El mencionado
autor llegó a la conclusión fundada empíricamente de que tanto las
experiencias repetidas de desamparo como la deficiente calidad de la
relación previa podían ser por sí mismas determinantes de la ansiedad
de que se produzca una separación, y por tanto del apego ansioso
posterior. Esto explicaría las diferencias individuales en las reacciones
ante la separación, observadas por el propio Bowlby (1998).
b) Sociotropía: existen dos grandes tipos de estilos cognitivos en los
pacientes deprimidos: uno de ellos, centrado en la dependencia
interpersonal, la necesidad imperiosa de afecto, o el temor y la
sobrevaloración del rechazo; el otro, más independiente y perfeccionista,
con rumiaciones sobre el fracaso o la inutilidad. Al primero de los estilos
cognitivos se le denominó “sociotropía” y al segundo “autonomía”,
pasando después a considerarse como rasgos de personalidad
predisponentes a la depresión, que interactuaban con eventos vitales
que los pacientes percibían como estresantes de acuerdo con sus
creencias, y que poseían perfiles sintomatológicos diferentes. En la
sociotropía, los acontecimientos desencadenantes estarían más ligados
al rechazo, y en la autonomía a los logros personales. Podemos afirmar
que la sociotropía ha tenido más aceptación y evidencia empírica
favorable que la autonomía, encontrándose en este constructo hallazgos
contradictorios sobre su validez. Sin duda, la sociotropía es uno de los
conceptos más parecidos a la dependencia emocional. Los lamentos y
las creencias subyacentes en un caso de depresión sociotrópica son
fieles exponentes del sufrimiento que puede llegar a padecer un
dependiente emocional, hasta el punto que podemos hablar de
conceptos solapados. La dependencia emocional, no podemos
9
considerarla únicamente como un rasgo de personalidad que predispone
a la depresión. Un concepto que ha de tener relevancia propia no debe
estar subordinado a otro; sería como concebir a la evitación solamente
como un rasgo que predispone a padecer ciertos trastornos de
ansiedad. Situar un rasgo de personalidad en la perspectiva de la
depresión trae como consecuencia descuidar su existencia en pacientes
asintomáticos, al margen de que el término “dependencia emocional”
sea mucho más adecuado que el de “sociotropía” para referirse a los
componentes fundamentales de necesidad y anhelo profundo. Castelló
(2001).
c) Personalidad autodestructiva: Actualmente este concepto, se considera
como un trastorno de la personalidad, caracterizado por: mantenimiento
de relaciones interpersonales de subordinación; rechazo de ayuda o
elogios; estado de ánimo ansioso; minusvaloración de los logros;
tendencia a emparejarse con personas explotadoras; escasa evitación
del dolor; asunción del papel de víctima; etc. Además, poseen escasas
habilidades sociales como el asertividad, tienden a padecer trastornos
depresivos, además, su autoestima es muy baja, y apenas experimentan
placer en sus vidas.
La característica más similar de este concepto con la dependencia
emocional es, sin duda, el interpersonal, puesto que, La descripción de
las relaciones de sumisión que llevan a cabo, el anhelo por preservarlas
a cualquier coste, o el emparejamiento con personas narcisistas y
explotadoras, son también la esencia de la dependencia emocional, que,
ciertamente, es autodestructiva.
Por otro lado, la diferencia más fundamental, es de perspectiva. Se han
postulado numerosas hipótesis para explicar este comportamiento,
desde las psicoanalíticas tradicionales sobre la génesis del masoquismo,
hasta otras más modernas de diversa procedencia teórica. Desde el
punto de vista del conductismo se ha afirmado que el comportamiento
autodestructivo pudo haber sido reforzado con cuidados y atención en la
historia de las personas que lo padecen, pero se ha encontrado que es
más bien todo lo contrario: cuando estas personas estaban enfermas
recibían una mayor desatención, inconsistencia y falta de cariño. Por
10
otra parte, desde el punto de mira de la psicología, se considera que
estas personas persisten en las situaciones de sufrimiento para
acostumbrarse mejor al dolor, expían sus culpas por deseos no
reconocidos, y asocian el sometimiento con la aceptación. Según
Castelló (2001), la mayoría de las hipótesis sobre la personalidad
autodestructiva, parten del supuesto de que estos sujetos son
masoquistas (es decir, gozan del dolor) o por lo menos
“autodestructivos”, término que continúa recordándonos su procedencia
psicoanalítica y que sigue teniendo connotaciones peyorativas, como la
de inculpar a la víctima.
d) Codependencia: Este concepto, un tanto impreciso, se creó para dar
cuenta de las diversas perturbaciones emocionales que ocurrían en las
parejas de personas con trastornos relacionados con sustancias.
Aunque no se puede definir claramente un patrón de personalidad
codependiente, sí existen ciertas características identificativas de estas
personas: se obsesionan y preocupan más del trastorno relacionado con
sustancias –generalmente alcoholismo y toxicomanías- que la propia
persona que lo padece, con la consiguiente necesidad de control de su
comportamiento presentan una gran comorbilidad con trastornos del eje;
se descuidan o autoanulan; tienen baja autoconfianza y autoestima; y se
involucran continuamente en relaciones de pareja dañinas y abusivas.
los paralelismos con la dependencia emocional son incuestionables:
baja autoestima, subordinación, desarrollo de relaciones interpersonales
destructivas, temor al abandono, o falta de límites del ego. No obstante,
analizando más en profundidad este concepto, surgen algunas
discrepancias. La primera es de perspectiva, y es que la codependencia
está condicionada por otra persona, generalmente un alcohólico o un
toxicómano, aunque también se haya extrapolado este concepto a otras
situaciones como la convivencia con enfermos crónicos. Los
dependientes emocionales no están vinculados necesariamente con
personas que sufran enfermedades o condiciones estresantes crónicas
como las mencionadas, e incluso pueden estar solos. El concepto de
codependencia se sitúa en la perspectiva de los trastornos relacionados
con sustancias.
11
La segunda diferencia es de contenido. Aunque, como hemos dicho, no
podemos configurar un patrón homogéneo de la personalidad de los
codependientes, sí es frecuente en ellos la autoanulación para
entregarse y cuidar a la persona con problemas. Ciertamente, un
dependiente emocional puede realizar los mismos actos, pero con una
diferencia notable de fondo: lo hará únicamente para asegurarse la
preservación de la relación, y no por esa continua entrega y
preocupación por el otro que caracteriza a los codependientes. Castelló
(2001).
e) Adicción al amor: conceptualmente, podemos confrontar la adicción
amorosa con la dependencia emocional. Se trata de una de las nuevas
“adicciones sin sustancias”, aunque es posiblemente tan antigua como el
propio ser humano. Algunos trabajos han estudiado este fenómeno
comparándolo con el modelo tradicional de los trastornos relacionados
con sustancias encontrando numerosas coincidencias que han
justificado su denominación de “adicción”: necesidad irresistible
(“craving”) de tener pareja y de estar con ella; priorización de la persona
objeto de la adicción con respecto a cualquier otra actividad;
preocupación constante por acceder a ella en caso de no encontrarse
presente (“dependencia”); sufrimiento que puede ser devastador en caso
de ruptura (“abstinencia”), con episodios depresivos o ansiosos, pérdida
aún mayor de autoestima, hostilidad, sensación de fracaso, etc.; y
utilización de la adicción para compensar necesidades psicológicas.
La equivalencia de contenido con la dependencia emocional es total. No
podemos afirmar lo mismo en el caso de la perspectiva de ambos
conceptos, y es que en la adicción amorosa el punto de vista se focaliza
en las relaciones interpersonales, es decir, en la existencia de una
dependencia real hacia un objeto de adicción: la pareja. En este
momento, reiteramos lo expuesto en la revisión de la codependencia, y
es que el dependiente emocional no necesariamente tiene que estar
involucrado en una relación para serlo. Podemos clarificar esta
matización manifestando que el dependiente emocional puede estar
“asintomático” -entendiendo la adicción como el síntoma- pero por
supuesto continuar siéndolo, y que sólo se convertirá en un adicto al
12
amor cuando esté involucrado en una de sus numerosas relaciones
destructivas. Esta diferencia de perspectiva es fundamental, porque si se
nos presenta en la consulta una persona con tendencia a ser “adicta al
amor” pero que actualmente se encuentra sola, quizá pensemos que nos
baste con una prevención de recaídas dentro de un planteamiento
cognitivo-conductual; mientras que si entendemos al paciente como a un
dependiente emocional, enfocaremos la intervención en la comprensión
y reestructuración de su personalidad, utilizando técnicas
interpersonales, psicodinámicas, o de reestructuración cognitiva sobre
sus creencias nucleares. Castelló (2001).
13
estuviera “enganchado” a ella, aspecto similar al del apego ansioso.
Llamará continuamente a su pareja al trabajo, le pedirá que renuncie
a su vida privada para estar más tiempo juntos, demandará de ella
atención exclusiva y todavía le parecerá insuficiente, etc. Debemos
tener en cuenta que el motivo subyacente no es la posesión o el
dominio, sino la enorme necesidad afectiva que tienen estos
individuos. En cualquier caso, es comprensible la sensación de
agobio que produce en sus parejas.
Su anhelo de tener pareja es tan grande, que se ilusionan y
fantasean enormemente al comienzo de una relación o con la simple
aparición de una persona interesante. Schaeffer, compara este
fenómeno con la intoxicación de los alcohólicos o
drogodependientes, puesto que posiblemente, son uno de los pocos
momentos verdaderamente felices de sus vidas: cuando empiezan
una relación o al menos tienen posibilidades de que esto ocurra. La
excesiva euforia que manifiestan se refleja en expectativas irreales
de formar pareja con alguien a quien no conocen bien.
- Adoptan posiciones subordinadas en las relaciones, que se pueden
calificar de “asimétricas”. Su baja autoestima, y la elección frecuente
de parejas explotadoras, generalmente conducen al dependiente
emocional a una continua y progresiva degradación. Normalmente,
soportan desprecios y humillaciones, no reciben verdadero afecto, y,
además, en ocasiones pueden sufrir maltrato emocional y físico.
- Sus relaciones no llenan el vacío emocional que padecen, pero sí lo
disminuyen. Las parejas que forman, los dependientes emocionales,
suelen ser tan insatisfactorias como enfermizas porque no se
produce intercambio recíproco de afecto, a consecuencia del
incremento de la autoestima y de la calidad de vida de sus
componentes. No obstante, estas personas están tan poco
acostumbradas a quererse y a ser queridas que no esperan cariño de
su pareja, simplemente se enganchan obsesivamente a ella y
persisten en la relación por muy frustrante que ésta sea.
- Presentan cierto déficit de habilidades sociales. La baja autoestima
que presentan, así como la constante necesidad de agradar impide
14
que desarrollen una adecuada asertividad. Además, si su demanda
de atención hacia otra persona alcanza ciertos límites, pueden
manifestarla sin importarles demasiado la situación o las
circunstancias, mostrando así falta de empatía.
15
satisfacción de las necesidades de la otra persona, deseos o incluso
indulgencias. Hace referencia al deseo de exclusividad por la persona
emocionalmente dependiente, igual que el deseo de su pareja se sienta
de la misma manera que el mismo (Castelló, 2005).
4. El miedo a la soledad: consiste en el temor por no tener una pareja;
necesita una pareja para así sentirse equilibrado y seguro; por el
contrario, siente que estar solo es como algo muy aterrador. Esta área
de dependencia se podría llegar a confundir con la de Ansiedad por
separación, aunque hace referencia a un miedo totalmente diferente.
5. Límite de expresión: La posible ruptura de la relación de una persona
emocionalmente dependiente es algo tan catastrófico que en muchos
casos conduce a esa persona a cometer acciones y expresar el deseo
de hacerse daños a sí mismos, lo cual se relaciona con las
características que tiene una persona con trastorno límite de la
personalidad. Este comportamiento, puede ser visto como una
estrategia para aferrarse a la relación; la persona dependiente es capaz
de hacer cualquier cosa, incluso hacerse daño a sí mismos para evitar
la ruptura de relación.
6. La búsqueda de atención: la persona dependiente tiene una necesidad
psicológica de atención por parte de su pareja, para intentar que su
relación se convierta en el centro de sus vidas (Castelló, 2005). La
búsqueda de atención puede ser visto como una tendencia histórica que
se manifiesta en algunas personas dependientes emocionales.
16
2.2 ADOLESCENTES Y ADICCIONES
2.2.1 LA ADOLESCENCIA
A. Droga:
17
droga es toda sustancia química que, introducida voluntariamente en el
organismo de un sujeto, posee la propiedad de modificar las condiciones físicas
y/o químicas de éste. (De la Garza y Vega, 2005, p.11)
Las que crean dependencia con Las que crean dependencia con
mayor rapidez menor rapidez
Las que poseen mayor toxicidad Las que poseen menor toxicidad
18
- Tercer grupo: coca-cocaína, anfetaminas y derivados.
- Cuarto grupo: LSD, cannabis y derivados, etc.
Por otro lado, desde el punto de vista jurídico, las drogas se han
clasificado en legales e ilegales, lo que ha suscitado grandes diferencias por
países: según la prohibición, despenalización o legalización de su elaboración,
distribución y consumo y según las sanciones en las que incurren quienes
trafican con ellas.
TIPO EJEMPLOS
19
Aerosoles, sprays, colas, tolueno,
Inhalantes
gasolina, disolventes
20
consumo de drogas puede producir los siguientes trastornos clínicos:
abuso, dependencia, intoxicación, síndrome amnésico, trastorno del
estado de ánimo, trastorno sexual, trastorno del sueño, trastorno
perceptivo, etc. Efectivamente, se pueden dar todos estos efectos y
trastornos, aunque van a depender del tipo de sustancia que se
consuma.
1.2.3 Adicción: Se define como una enfermedad crónica del cerebro, con
recaídas, caracterizada por la búsqueda y el uso compulsivo de
drogas, a pesar de las consecuencias nocivas. Se considera una
enfermedad del cerebro porque las drogas cambian al cerebro:
modifican su estructura y cómo funciona. Estos cambios pueden
durar largo tiempo y llevar a los comportamientos peligrosos que se
ven en las personas que abusan de las drogas. (National Institute on
Drug Abuse, 2008, p. 5)
21
Por último, vemos como cada vez es mayor el deseo entre los jóvenes
de consumir de drogas con la finalidad ya no solo de sentirse bien, sino que
además está la necesidad de rendir mejor, con ello surge la nueva moda de los
Nootropicos, conocidos también como las drogas inteligentes. Estos son
"potenciadores cognitivos" que cada vez son más usados ya no solo entre la
población joven, sino que, además, se utiliza en población adulta, puesto que
en los ambientes laborales competitivos priman el intelecto por encima de
cualquier otra cualidad. En general, estas drogas inteligentes, se utilizan
esencialmente por que ayudan a estar en alerta, mantener la concentración,
mejorar la memoria e incrementar la creatividad y productividad.
Desde hace varias décadas encontramos que las modas han venido
cambiando en cuanto a la expresión de las adicciones, y que cada una
presenta matices, peculiaridades y formas adictivas diferentes. Así, en los años
ochenta apareció oficialmente la ludopatía; después las líneas 906; a
continuación, las compras, el sexo, el tamagochi y, a partir del 2000, se
popularizó la adicción a Internet, a los móviles, a las nuevas tecnologías que,
22
en suma, se presentaron como vehículos del deseo adictivo. Algunos clínicos
esgrimen que los síntomas cambian de envoltura y se desarrollan acordes con
cada época. Esto quiere decir que hay algunas personas que presentan nuevas
formas conscientes o inconscientes de expresar su malestar. La psicología del
ser humano también se adapta y acusa los nuevos tiempos. Inventamos
nuestros propios síntomas adaptándolos a las nuevas realidades individuales y
socioculturales. Parece claro que cada época tiene sus propios relatos y mitos,
que se transforman en rituales y desarrollan sus propios síndromes, dolencias y
enfermedades.
2.3 DROGODEPENDENCIAS
En primer lugar, cabe decir, que existen numerosos documentos en los que
se recogen los conceptos básicos en materia de drogodependencias. Para este
apartado tomaremos como referencia principal el Plan Nacional Sobre Drogas
(2003), el manual de Drogodependencias de Lorenzo, Madera, Leza, y
Lizasoain (2009), el glosario sobre prevención del abuso de drogas de Alonso,
Salvador, Suelves, Jiménez y Martínez, (2004) y el capítulo sobre conceptos
básicos de drogas de Puyol y Tosco (2007). Además, aunque no se tomen
como referencia para este apartado, se debe tener en cuenta que el propio
marco legislativo existente en materia de drogodependencias también
contempla definiciones sobre dicha materia, como son la Ley 5/ 2002 de la
Comunidad de Madrid, de 27 de junio, sobre Drogodependencias y otros
Trastornos Adictivos y la Ley Canaria 9/1998, de 22 de julio, sobre prevención,
asistencia e inserción social en materia de drogodependencias.
23
medicina, es “cualquier sustancia con capacidad para prevenir o curar
enfermedades o mejorar el bienestar físico o mental” (Alonso, Salvador,
Suelves, Jiménez y Martínez, I., 2004, p. 64) y para la farmacología es
“cualquier agente químico que altera los procesos fisiológicos bioquímicos de
tejidos u organismos” (Alonso, Salvador, Suelves, Jiménez y Martínez, 2004, p.
64).
Por otro lado, el Plan Nacional Sobre Drogas (2003) define la dependencia
cuando “se prioriza el uso de una sustancia psicoactiva frente a otras
conductas consideradas antes como más importantes. El consumo de drogas,
que quizás empezó como una experiencia esporádica, pasa a ser un eje de la
vida del sujeto. Este dedicará la mayor parte de su tiempo a pensar en el
consumo de drogas, a buscarlas, a obtener dinero para comprarlas, a
consumirlas, a recuperarse de sus efectos, etc.” (Plan Nacional Sobre Drogas,
2003, p. 13). Este mismo plan define la tolerancia y que comienza cuando “a
medida que el organismo se va adaptando a la presencia regular de la
sustancia, se necesita una mayor cantidad para producir los mismos efectos.”
(Plan Nacional Sobre Drogas, 2003, p. 9). Para Puyol y Tosco (2007, p.125) es
“el estado de adaptación, caracterizado por la disminución de la respuesta a la
misma cantidad de droga o por la necesidad de una dosis mayor para provocar
el mismo grado de efecto. Por lo tanto, la tolerancia es la necesidad de
consumir cantidades cada vez mayores de una droga para alcanzar los mismos
efectos y sensaciones”.
En cuanto al uso de drogas, este se entiende como “aquella relación con las
drogas en la que, tanto por su cantidad, como por su frecuencia y por la propia
24
situación física, psíquica y social del sujeto, no se producen consecuencias
negativas sobre el consumidor ni sobre su entorno”. (Plan Nacional Sobre
Drogas, 2003, p. 11) Por otra parte, se recoge que el abuso se concibe como
“aquella relación con las drogas en la que se producen consecuencias
negativas para el consumidor y/o para su entorno” (Plan Nacional Sobre
Drogas, 2003, p. 12). Además, para Puyol y Tosco (2007, p. 125) el abuso es el
“uso continuado de una droga. El consumo se prolonga en el tiempo, dando
lugar a un deterioro físico, familiar, laboral y social, pero sin llegar a establecer
una dependencia”.
Por otro lado, Laespada, Iraurgi y Aróstegi (2004, p.29) también manifiestan
que “son múltiples las teorías que han surgido en torno a la conducta desviada
y muchas de ellas las aplicables a la conducta de consumir drogas” y que
“estas teorías pretenden crear un cuerpo explicativo que dé respuesta a la
relación que se establece entre determinadas variables y factores, y la
conducta que pretenden explicar”.
Por un lado, Becoña en 1999 (s.r.f. Becoña y Martín, 2004) realizó una
extensa revisión de los modelos y teorías, quien las ha clasificado en tres
grandes grupos: 1) Teorías y modelos parciales o basados en pocos
componentes que se basan o inciden en su nivel de explicación en los estadios
25
o en el desarrollo evolutivo de las personas respecto a su madurez y el
consiguiente consumo de drogas. 2) Teorías y modelos de estadios evolutivos
que se basan o inciden en su nivel de explicación en los estadios o en el
desarrollo evolutivo de las personas respecto a su madurez y el consiguiente
consumo de drogas. 3) Teorías y modelos integrativos y comprensivos que
explican la conducta del consumo de sustancias mediante la integración de
distintos componentes de diversas teorías, o bien plantean una teoría
comprensiva que permite explicar por sí sola dicha problemática.
Cuadro (número 3)
26
Teorías basadas en la familia y en el enfoque sistémico
27
comprensivas Bandura
Por otra parte, encontramos que Herrera (2007) distingue entre seis
modelos explicativos diferentes: 1) Modelo jurídico en el que se criminaliza el
problema. 2) Modelo de la distribución del consumo que reduce el asunto a un
problema de disponibilidad. 3) Modelo médico que medicaliza el problema. 4)
Modelo sociológico que estigmatiza a las clases más deprivadas. 5) Modelo
psicosocial que individualiza el problema del consumo. 6) Modelo ecológico
que pretende superar la visión parcializada de los modelos anteriores.
28
social. 3) Teorías del apego social. 4) Teorías de las características
intrapersonales que juegan un papel esencial y las que integran constructos
cognitivo-afectivos. 5) Teorías de aprendizaje, compromiso y apego e
intrapersonales.
Cuadro (número 4)
29
papel esencial Robbins, 1982, 1984)
30
articula en sucesivas estrategias de intervención, que se estructuran en
programas de atención y que, a su vez, se realizan en centros de tratamiento
para drogodependientes. Todas ellas van dirigidas a la consecución de un fin
genérico que es la normalización del drogodependiente y su reinserción social”.
Por otro lado, en lo relativo a la metodología básica para llevar a cabo una
intervención social, ésta se articula en varias fases con un orden lógico y que,
además, hay una estrecha relación de unas a otras. Castanyer (1998, s.r.f.
Gutiérrez, 2007, p. 173) refiere que “este método de avanzar por etapas
permite una actuación ordenada y no casual y favorece la profesionalidad de la
intervención”. Para Gutiérrez (2007) basándose en Castanyer, las tres fases del
proceso metodológico de intervención son las siguientes:
31
2. Valoración: “se trata del estudio y análisis de las condiciones y
características de la persona usuaria, familia y entorno relacionadas con el
consumo abusivo de drogas. Esta valoración debe de tener como objetivos
fundamentales: establecer los factores de riesgo que los profesionales han de
tener en cuenta, reconocer los puntos positivos del entorno, señalar las áreas a
trabajar y establecer una evaluación del caso” (Gutiérrez, 2007, p. 173-174).
Por otro lado, Puyol (2006, s.r.f. Rizo, 2014) constituye un modelo de
intervención terapéutica en drogodependencias que consta de las siguientes
fases:
Cuadro (número 5)
32
El tratamiento tiene varias fases. La primera es
la desintoxicación donde se suprime el consumo
de la droga y se trata el síndrome de
abstinencia y puede ser ambulatoria o
intrahospitalaria. La segunda fase es la
deshabituación que pretende eliminar la
5. Tratamiento
dependencia a la sustancia cambiando el estilo
de vida del paciente. Y la última fase es la de
mantenimiento y otras situaciones que se suele
hacer mediante programas de mantenimiento
con metadona para los consumidores de
opiáceos.
33
OBJETIVOS
34
HIPÓTESIS
35
MÉTODO
36
objetivos de carácter descriptivo, pues nos aportará información sobre la
realidad de la muestra, referidos a la dependencia emocional en general que
presentan.
5.1.1 INSTRUMENTO
37
personas encuestadas como en sus respectivas parejas, en el caso de que las
tuvieran.
38
RESULTADOS
EDAD
29,4%
25,2%
20,6%
15,1%
9,6%
16 17 18 19 20< X >25
39
- Gráfico 2: NIVEL EDUCATIVO:
CURSO
41,3%
37,2%
17,4%
4,1%
SEXO
57,8%
42,2%
HOMBRE MUJER
Comentario: Tal y como podemos ver en este gráfico nº3 el 57,8% de las
personas encuestadas son hombres, y un 42,2% son mujeres.
40
6.2 RESULTADOS SOBRE LA DEPENDENCIA EMOCIONAL (EN TÉRMINOS
GENERALES)
PREGUNTA 1
48,1%
32,1%
19,8%
A B C
41
- Gráfico 5: GRADO DE DEPENDENCIA PARA AFRONTAR LOS
DIFERENTES CONTEXTOS:
PREGUNTA 2
65,8%
26,2%
8,0%
A B C
PREGUNTA 3
42,8%
41,1%
16,1%
A B C
42
- Gráfico 7: GRADO DE TOLERANCIA A LA SOLEDAD
PREGUNTA 4
48,1%
38,4%
13,5%
A B C
PREGUNTA 5
49,4%
43,0%
7,6%
A B C
43
- Gráfico 9: DISTRIBUCIÓN DE LAS PAREJAS DE LOS/LAS
PARTICIPANTES SEGÚN SU GÉNERO:
PREGUNTA 6
50,4%
49,6%
A B
PREGUNTA 7
89,0%
11,0%
A B
44
- Gráfico 11: GRADO DE SUPERVISIÓN DEL TIEMPO INVERTIDO
EN TERCERAS PERSONAS:
PREGUNTA 8
87,5%
12,5%
A B
PREGUNTA 9
87,6%
12,4%
A B
45
- Gráfico 13: NIVEL DE CONTROL SOBRE LA VESTIMENTA:
PREGUNTA 10
96,4%
3,6%
A B
PREGUNTA 11
67,9%
32,1%
A B
46
- Gráfico 15: GRADO DE NECESIDAD DE APROBACIÓN DE LA
PAREJA
PREGUNTA 12
86,8%
13,2%
A B
PREGUNTA 13
91,9%
8,1%
A B
47
- Gráfico 17: NIVEL DE TRATO PATERNAL O MATERNAL
PREGUNTA 14
88,9%
11,1%
A B
PREGUNTA 15
44,7%
33,2%
22,1%
A B C
48
- Gráfico 19: TIPOS DE DROGAS QUE CONSUMEN
PREGUNTA 16
62,2%
34,5%
22,3%
5,0% 0,0% 0,4% 2,1% 0,0% 0,4%
A B C D E F G H I
PREGUNTA 17
44,4%
30,4%
25,2%
A B C
49
- Gráfico 21: TIPOS DE DROGAS QUE CONSUMEN SUS PAREJAS
PREGUNTA 18
49,6%
29,6%
23,7%
A B C D E F G H I
PREGUNTA 19
51,9%
33,3%
13,3%
8,9% 9,6% 2,2% 1,5% 6,7% 1,5% 2,2% 0,7% 4,4%
A B C D E F G H I J K L
50
pasamos un buen rato juntos” (opción B); un 9,6% contestó “Sí, porque, ella/él
no lo hace, pero no le importa que yo lo haga mientras estoy con él/ella”
(opción C); un 2,2% contestó “Sí, ya que empecé a consumir con él/ella”
(opción D); un 1,5% contestó “Sí, aunque a él/ella le molesta, yo lo sigo
haciendo, es algo que me gusta y nadie podrá cambiar” (opción E); un 6,7%
contestó “Otros motivos” (opción F); un 51,9% contestó “No” (opción G); un
1,5% contestó “No, porque ella/él no lo hacen por lo que se enfada si me ve
consumir drogas a mí” (opción H); un 2,2% contestó “No, porque quiere que
deje de consumir” (opción I); un 0,7% contestó “No, porque no sabe qué
consumo, le miento” (opción J); un 4,4% contestó “No, porque es algo que solo
hago con mis amigos/as” (opción K); y por último un 13,3% contestó “Otros
motivos” (opción L).
51
ANALISIS DE DATOS Y DISCUSIÓN
Lo mismo ocurre con las tres siguientes cuestiones, ya que en las preguntas
2, 3 y 4, la mayoría responden A y B, siendo éstas las respuestas que
muestran la dependencia emocional. En la pregunta 2, la suma de A y B,
corresponde a un porcentaje de un 73,8%, mientras que C, que es la respuesta
de independencia emocional, es un 26,2%. Por otro lado, en la pregunta 3, la
suma de A y B, muestra un porcentaje de un 58,9%, mientras que C, la cual es
la respuesta de independencia emocional, refleja un 41,1% de los participantes.
Y, por último, en la pregunta 4, en la suma de A y B, vemos un porcentaje de
un 61,6%, en cambio, en la respuesta C de independencia emocional vemos un
38,4%.
52
En tercer lugar, con respecto las preguntas del bloque 3, para saber si las
personas participantes dependen de su pareja, hemos observado que la
mayoría tienen pareja actualmente siendo un 49,4%, o la han tenido en algún
momento siendo un 7,6%, siendo la suma de ambos un 57%, mientras que un
porcentaje correspondiente a un 43% nunca ha tenido pareja. Del porcentaje
total de personas que han tenido pareja o tienen actualmente, es decir, el 57%
de los/las encuestadas, presentan pareja con sexo masculino el 50,4%
mientras que un 49,6% tienen pareja con sexo femenino.
Por otra parte, dentro del mismo bloque, tal como hemos podido comprobar
en las gráficas de los resultados, la mayoría son independientes de su pareja,
aunque presentan ciertos rasgos de dependencia de sus parejas. Las
preguntas específicamente expuestas para determinar la dependencia de
pareja van desde la 7 a la 14. En primer lugar, cabe destacar, la pregunta con
repuesta de mayor porcentaje de dependencia de pareja, la cual es la pregunta
11 (Cuando se han enfadado, ¿la mayoría de las veces cedes tú aun teniendo
la razón porque si no podría estar días sin hablarte o haciéndote el vacío?), que
muestra un porcentaje de un 32,1% de “sí”. En segundo lugar, la pregunta que
presenta mayor porcentaje de dependencia de pareja es la pregunta 12
(¿Sientes que necesitas su aprobación en cada cosa que haces, o incluso
piensas?), que muestra un porcentaje de un 13,2% de respuesta “sí”. Y, por
último, en tercer lugar, las preguntas con mayor porcentaje de dependencia de
pareja son la pregunta 8 (¿Se enfada si inviertes más tiempo libre en tus
amistades o familiares del que considera necesario?) y la pregunta 9
(¿Organiza tu tiempo libre? ¿Sientes que en los ratos de ocio tienes que
consultarle lo que hacer?), las cuales presentan prácticamente el mismo
porcentaje, con un 12,5% y un 12,4% respectivamente.
53
Los cuatro tipos de drogas que más se consumen entre las personas
participantes son: en primer lugar, alcohol con un 62,2%; en segundo lugar,
tabaco con un 34,5%; en tercer lugar, cannabis con un 22,3%; y en cuarto
lugar, cocaína con un 5%.
Por otra parte, del 57% de las personas encuestadas que tienen o han
tenido pareja en algún momento, un 25,2% ha contestado que su pareja “sí”
consume drogas, y un 30,4% ha contestado que su pareja consume drogas “a
veces”, con lo que la suma de ambos corresponde a un 55,6%, lo cual sería la
mayoría de las parejas de las personas encuestadas consumen drogas.
Los cuatro tipos de drogas que más se consumen entre las parejas de las
personas participantes se encuentran: en primer lugar, alcohol siendo un
49,6%; en segundo lugar, tabaco siendo un 29,6%; en tercer lugar, 23,7%; y,
en cuarto lugar, cocaína con un 4,4%.
54
CONCLUSIONES
55
- La mayoría de los/las jóvenes que consumen son dependientes
emocionales.
- La mayoría de las personas encuestas que son dependientes
emocionales, son chicas.
- Las chicas son más dependientes de sus parejas que los chicos.
- La mayoría de las personas encuestas consumidoras de drogas, tienen
pareja que también las consume.
- Existe relación entre la dependencia de la pareja y el consumo de
drogas (codependencia).
- Los chicos consumen más drogas que las chicas.
- Los dependientes emocionales, son más propensos a ser dependientes
de sus parejas.
- Las drogas más consumidas en la actualidad entre los jóvenes del
municipio del puesto de la Cruz, son tabaco, alcohol, cannabis y
cocaína.
56
PROPUESTAS DE MEJORA
57
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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df
61
ANEXOS
11.1 CUESTIONARIO:
EDAD: SEXO:
CURSO: MUJER
HOMBRE
2. Tener al lado a una persona más fuerte que yo para afrontar diferentes situaciones…
A. Es indispensable en mi vida
B. Viene bien, pero con quien tengo que contar es conmigo mismo/a
C. Es importante, pero no indispensable en mi vida
3. Cuando no tengo pareja o persona muy cercana (por ejemplo, un mejor amigo/a):
A. No me siento bien
B. Prefiero encontrarla, pero si no la tengo también estoy bien
C. Me encuentro bien si me va bien
4. ¿Con qué frecuencia sientes malestar (miedo, tristeza) cuando no tienes personas
importantes para ti?
A. Frecuentemente
B. A veces
C. Casi nunca
62
5. ¿Tienes pareja? En caso de que tu respuesta sea No, pasa a la pregunta 15.
A. Si
B. No
C. No, pero la he tenido
6. Sexo de tu pareja:
A. Hombre
B. Mujer
8. ¿Se enfada si inviertes más tiempo libre en tus amistades o familiares del que considera
necesario?
A. Si
B. No
9. ¿Organiza tu tiempo libre? ¿Sientes que en los ratos de ocio tienes que consultarle lo que
hacer?
A. Si
B. No
10. ¿Te dice cómo tienes que vestirte? ¿Prefieres vestirte como él/ella dice, para evitar
discusiones?
A. Si
B. No
11. Cuando se han enfadado, ¿la mayoría de las veces cedes tú aun teniendo la razón porque
si no podría estar días sin hablarte o haciéndote el vacío?
A. Si
B. No
12. ¿Sientes que necesitas su aprobación en cada cosa que haces, o incluso piensas?
A. Si
B. No
13. ¿Sientes que no puedes ser tú mismo/a cuando estás con tu pareja?
A. Si
B. No
63
C. A veces
16. ¿Cuál/ cuáles de los tipos de drogas de a continuación consumes? Márcala/s.
A. TABACO
B. ALCOHOL
C. CANNABIS
D. COCAÍNA
E. HEROÍNA
F. PSICOFÁRMACOS
G. DROGAS DE SÍNTESIS (ÉXTASIS, MDMA, LSD…)
H. DISOLVENTES Y SUSTANCIAS VOLATILES (PINTURA, GASOLINA…)
I. NOOTROPICOS (Drogas inteligentes)
19. ¿Consumes drogas cuando estas con tu pareja? Elige la respuesta que más se adapte a ti
o escribe si hay algún motivo diferente:
A. SI
B. Sí, porque, ella/él también lo hace no tengo ningún problema, es más me incita
hacerlo
C. Sí, porque, ella/él no lo hace, pero no le importa que yo lo haga mientras estoy
64
con él/ella.
D. Sí, ya que empecé a consumir con él/ella.
E. Sí, aunque a él/ella le molesta, yo lo sigo haciendo, es algo que me gusta y
nadie podrá cambiar.
F. Otros motivos……………………………………………………………
G. NO
EL CUESTIONARIO HA FINALIZADO.
GRACIAS POR TU COLABORACIÓN.
65
11.2 Tablas de resultados de los cuestionarios:
- TABLA DE GRÁFICO 1:
- FRECUENCIA PORCENTAJE
16 64 29,4%
17 55 25,2%
18 45 20,6%
19 21 9,6%
20<X>25 33 15,1%
- TABLA DE GRÁFICO 2:
1º BACHILLER 81 37,2%
2º BACHILLER 38 17,4%
66
- TABLA DE GRÁFICO 3:
MUJER 98 42,2%
- TABLA DE GRÁFICO 4:
A 114 48,1%
B 76 32,1%
C 47 19,8%
- TABLA DE GRÁFICO 5:
A 19 8,0%
B 156 65,8%
67
C 62 26,2%
- TABLA DE GRÁFICO 6:
A 38 16,1%
B 101 42,8%
C 97 41,1%
- TABLA DE GRÁFICO 7:
A 32 13,5%
B 114 48,1%
C 91 38,4%
68
- TABLA DE GRÁFICO 8:
A 117 49,4%
B 102 43,0%
C 18 7,6%
- TABLA DE GRÁFICO 9:
A 70 50,4%
B 69 49,6%
A 15 11,0%
B 121 89,0%
69
TOTAL 136 100%
A 17 12,5%
B 119 87,5%
A 17 12,4%
B 120 87,6%
A 5 3,6%
B 132 96,4%
70
TOTAL 137 100%
A 44 32,1%
B 93 67,9%
A 18 13,2%
B 118 86,8%
A 11 8,1%
B 124 91,9%
71
TOTAL 135 100%
A 15 11,1%
B 120 88,9%
A 52 22,1%
B 78 33,2%
C 105 44,7%
72
- TABLA DE GRÁFICO 19:
A 82 34,5%
B 148 62,2%
C 53 22,3%
D 12 5,0%
E 0 0,0%
F 1 0,4%
G 5 2,1%
H 0 0,0%
I 1 0,4%
73
A 34 25,2%
B 60 44,4%
C 41 30,4%
A 40 29,6%
B 67 49,6%
C 32 23,7%
D 6 4,4%
E 0 0,0%
F 0 0,0%
G 7 5,2%
H 0 0,0%
I 0 0,0%
74
- TABLA DE GRÁFICO 22:
A 45 33,3%
B 12 8,9%
C 13 9,6%
D 3 2,2%
E 2 1,5%
F 9 6,7%
G 70 51,9%
H 2 1,5%
I 3 2,2%
J 1 0,7%
K 6 4,4%
L 18 13,3%
75
TOTAL DE PERSONAS ENCUESTADAS 238 100%
76