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Idealistas se consideran todas aquellas concepciones filosóficas que toman lo ideal como
punto de partida para la explicación de la historia y el conocimiento, con independencia de
la forma particular en que sea descifrado este concepto: como conciencia, voluntad,
pensamiento, psiquis en general, “alma”, “espíritu”, “sensación”, “principio creador” o
“experiencia socialmente organizada”.
Por eso es posible y necesario afirmar que la conciencia, por ejemplo, es ideal, o sea,
pertenece a la categoría de los fenómenos ideales, pero en ningún caso, ni en sentido o
relación alguna, es material. Ahora bien, si, por el contrario, usted afirmara que lo ideal es
precisamente la conciencia (la imagen síquica, el “concepto”, etc.) introduciría una
confusión inadmisible en la comprensión de la diferencia (contradicción) de principio
existente entre lo ideal y lo material en general, y en el propio concepto de lo ideal. Pues
esta inversión conduciría a que este concepto dejara de ser una designación teórica
concebida para una categoría determinada de fenómenos, y se convirtiera en una simple
denominación de algunos de ellos. Así, pues, usted se arriesgaría a pisar en falso: tarde o
temprano, en su campo visual aparecería una nueva variante de idealismo, aún desconocida,
que no encajaría en su definición extremadamente estrecha, adaptada sólo a un caso
especial de lo ideal. ¿En qué corriente de pensamiento incluiría usted, en tal caso, esta
nueva variante del idealismo? En la del materialismo. No tendría otra opción. O bien se
vería obligado a modificar y corregir su comprensión de lo ideal y del idealismo, con la
esperanza de eludir incongruencias evidentes.
Justamente por esta razón, usted está obligado a definir la categoría de lo ideal en su forma
universal y no mediante la indicación de una variedad particular suya, de la misma forma
que es imposible elucidar el concepto de materia a
través de la enumeración de las representaciones científico-naturales de la materia hasta
ahora conocidas.
Entretanto, este modo de razonar acerca de lo ideal puede encontrarse por doquier. Con
frecuencia, lo ideal se comprende como un simple sinónimo (y, por ello, como una palabra
superflua) de otros fenómenos, precisamente de aquellos que en filosofía se determinan
teóricamente a través del concepto de lo ideal. Ante todo, se toman por lo ideal, los
fenómenos de la conciencia.
He aquí un ejemplo típico de semejante inversión de la verdad: “Fuera e
independientemente de la conciencia no pueden existir lo fenómenos ideales y todos los
demás fenómenos de la materia son materiales…”2
Asimismo, los pensadores que toman esta categoría de fenómenos como fundamento de sus
concepciones (Edward Hartman, Sigmund Freud, Arthur Kestler y otros) deberían ser
elevados, de acuerdo a aquella misma lógica, al rango de materialista. Y no diga I. S.
Narskii que entiende la expresión “fuera e independientemente de la conciencia” en “otro
sentido” que el generalmente aceptado.
Artículo Completo
Este ensayo fue traducido del ruso por Eduardo Albert Santos y corregido por Rubén
Zardoya Loureda. La versión original, titulada “Dialiéctika idealnovo”, puede consultarse
en: Evald Iliénkov. Iskusstvo i kommunistícheski ideal, Moscú, Iskusstvo, 1984.
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