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CLASE N°1 17 de Julio de 2017

TEOLOGÍA SISTEMÁTICA
PROLEGÓMENOS.

A. Elementos introductorios.

1. Significado del término.


La palabra teología viene de los términos griegos Theos (Dios) y Logos
(palabra), podemos decir que la teología es el estudio de Dios y de sus
obras.
Millard Erickson en su Teología Sistemática afirma: “Una definición
preliminar o básica de teología es “el estudio o la ciencia de Dios.” No
obstante, el Dios del cristianismo es un ser activo, y por eso esta definición
inicial debe ampliarse para incluir las obras de Dios y su relación con ellas.
Por tanto la teología también busca entender la creación de Dios, en
particular los seres humanos y su condición, y la obra redentora de Dios
para con la humanidad.”
Una definición más completa de teología, se puede expresar como:
“aquella disciplina que intenta desarrollar una exposición coherente de
las doctrinas de la fe cristiana, basándose principalmente en las Escrituras,
situándose en el contexto de la cultura en general, expresándose en un
idioma contemporáneo y relacionándose con los temas de la vida.”
(Erickson)

El Dr. Conner en su libro “La religión cristiana en su expresión doctrinal”


utiliza el equivalente “doctrina” para referirse a los conceptos teológicos,
siguiendo esta modalidad utilizaremos de manera intercambiable los
términos teología y doctrina. La Escritura en 1 Timoteo encarga “ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina…” Conner declara cinco
indicaciones respecto de la necesidad de conocer la doctrina o enseñanza
teológica correcta.

2. Necesidad del elemento doctrinal en el cristianismo.

a. La naturaleza del hombre necesita de la doctrina.


El ideal verdadero de la religión envuelve toda la naturaleza del ser
humano. Una religión sesgada, no puede esperar seguidores
integrales. Los hombres pensarán acerca de la religión; y cuando un
hombre piensa acerca de la religión, lo que él piensa es su doctrina
religiosa.

b. El cristianismo del Nuevo Testamento pone marcado énfasis en la


enseñanza doctrinal.
Alrededor de cuarenta y cinco veces en los Cuatro Evangelios, se le
llama a Jesús Maestro, y cerca del mismo número de veces se dice que
él enseñaba.
Pablo, los apóstoles y otros líderes del Nuevo Testamento fueron
maestros. Lo mismo podemos afirmar acerca de los profetas del
Antiguo Testamento. Los que creen que el Nuevo Testamento debe ser
nuestra guía, probablemente estarán de acuerdo en que la enseñanza
o doctrina es necesaria en el cristianismo. La enseñanza o doctrina era
esencial en el cristianismo del Nuevo Testamento. Para nosotros es
necesaria todavía.

c. Es necesario un conocimiento de la verdad en la vida cristiana.


La vida cristiana es una vida de fe. Se llega a ser cristiano por un acto
de fe. Por gracia sois salvos por la fe (Efesios 2:3). Y todo lo demás que
sea la fe, reclama ser un reconocimiento de la verdad y un acto de
confianza basada en ese conocimiento. Es un acto de aventura basada
en la promesa del evangelio. La fe se basa en la Palabra del evangelio.
El evangelio es buenas nuevas, buenas nuevas de algo que Dios ofrece
a los hombres en Cristo Jesús. La fe es la aceptación de ese
ofrecimiento. Por la fe nosotros entramos a la vida cristiana; por la fe
crecemos en la vida cristiana. La fe es un acto de confianza basada en
la promesa del evangelio, y alimentándose en la Palabra del evangelio,
crece la fe. Sin un conocimiento desarrollado de la verdad, puede
haber poco y aun nada de crecimiento en la vida cristiana. La vida
espiritual depende tanto del conocimiento de la verdad para su
desarrollo como la vida física depende del alimento.

d. Un conocimiento de la verdad es necesario para compartir


correctamente el Evangelio.
Uno de los impulsos fundamentales en la vida cristiana es el impulso
a propagar el evangelio. El llegar a ser cristiano es un acto racional y
voluntario basado en un conocimiento del evangelio. El que propaga
el evangelio, entonces, debe ser capaz de darle al que desea ganar a la
vida cristiana, un concepto inteligente de lo que significa ser cristiano.
El llegar a ser cristiano no es un asunto de dar un salto ciego en la
obscuridad. El propagador del evangelio debe, de consiguiente, tener
un alcance inteligente del significado del evangelio y debe estar en
capacidad de dar una afirmación inteligente acerca del mismo.

e. Un conocimiento de la verdad es necesario para la defensa del


Evangelio. Algunas veces el evangelio debe ser defendido. Pero no se
puede defender aquello que no tiene significado alguno. Una religión
sin doctrina sería una religión sin significado. Y tal religión no podría
ser propagada ni defendida. En el Nuevo Testamento, especialmente
hacia la última parte, encontramos a Pablo y a otros defendiendo
vigorosamente el evangelio en contra de los que lo negaban o
pervertían. Pablo empleó gran parte de su vida y energía oponiéndose
a los judaizantes, y tanto Pablo como Juan defendieron vigorosamente
el evangelio en contra de los gnósticos. Para actuar así ellos tenían que
afirmar el evangelio en términos de significado definido.
Es posible dar demasiado énfasis sobre el lugar de la doctrina.
Necesitamos recordar también que la doctrina no existe por su propia
causa: no es ninguna cosa que deba tenerse en la mente y pensarse
solamente. Es un programa de actividad. Todo el Nuevo Testamento
recalca el hecho de que oír la Palabra no es suficiente; debe ponérsela
en acción. La doctrina no es un sistema de ideas sólo para
contemplarse; es una invitación a vida y actividad. No solamente debe
oírse la Palabra, también se debe practicar.

3. Importancia de la Teología.

Importancia de la teología. Si la Teología es el estudio de Dios,


entonces para el creyente debe ser lo más importante. Recordemos las
palabras de Jesús “y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único
Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”(Juan 17:3).

i. La teología es importante porque las creencias doctrinales


correctas son esenciales para la relación entre el creyente y
Dios. Una de estas creencias doctrinales trata de la existencia y
el carácter de Dios. El autor de Hebreos cuando describe a los
que, como Abel y Enoc, complacían a Dios, dice: “Pero sin fe es
imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se
acerca a Dios crea que él existe y que recompensa a los que lo
buscan.” ( Heb. 11:6). El autor no quiere decir que el que intenta
aproximarse a Dios puede verse rechazado por falta de fe, sino
que uno ni siquiera intentaría aproximarse a Dios sin esta
creencia.
Creer en la deidad de Jesucristo también parece esencial para la
relación.
Después de que Jesús preguntara a sus discípulos lo que la
gente pensaba de él, también preguntó: “Y vosotros, quien decís
que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tu eres el Cristo,
el hijo del Dios viviente.” Lo cual recibió la plena aprobación de
Jesús (Mt. 16:13-19). No es suficiente tener hacia Jesús un
sentimiento cálido y positivo. También se debe tener una
comprensión y una creencia correcta. La humanidad de Jesús es
igualmente importante. 1 Juan se escribió para combatir las
enseñanzas de algunos que decían que Jesús no era realmente
humano. Estos “docetistas” mantenían que la humanidad de
Jesús sólo era una apariencia. Juan señaló la importancia de
creer en la humanidad de Jesús cuando escribió: “En esto
conoced el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios.” (1 Jn.
4:2-3). Finalmente en Romanos 10:9-10, Pablo une la creencia en
la resurrección de Cristo (que es a la vez un hecho histórico y
una doctrina) directamente con la experiencia de la salvación:
“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu
corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo,
porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se
confiesa para salvación”. Estos son algunos ejemplos de la
importancia de la creencia correcta. Por lo tanto la teología, que
se preocupa por definir y establecer la creencia correcta, es
importante.

ii. La teología es importante porque la verdad y la experiencia


están relacionadas. Aunque algunos niegan o al menos
cuestionan esta conexión, a la larga afecta a nuestra experiencia.
Una persona que cae del décimo piso de un edificio puede gritar
al pasar por cada ventana “todavía estoy bien” y ser verdad,
pero al final los hechos alcanzan a la experiencia de la persona.
Podemos vivir felices durante horas e incluso días después de
que alguien muy amado, sin nosotros saberlo, haya fallecido,
pero una vez más la verdad llegará con efecto devastador sobre
nuestra experiencia. Como el significado y la verdad de la fe
cristiana al final tendrán importancia en nuestra experiencia,
tenemos que llegar a aceptarlas.

iii. La teología es importante debido al gran número de


alternativas y retos que hay en la actualidad. Las alternativas
seculares abundan, incluido el humanismo que considera al ser
humano el objeto de más valor, y el método científico que busca
la verdad sin recurrir a la revelación de un ser divino. Otras
religiones compiten ahora con el cristianismo, incluso en la que
una vez fue considerada la segura civilización occidental. No
solo se exportan automóviles, aparatos electrónicos y cámaras
a Occidente procedentes de Oriente. Las religiones orientales
también están retando hoy en día a lo que virtualmente era
dominio del cristianismo y las sectas no han quedado
restringidas a las grandes y conocidas (como los testigos de
Jehová o los mormones). Muchos grupos que practican el
lavado de cerebro y el control mental atraen ahora a individuos
que desean encontrar una alternativa al cristianismo
convencional.

Finalmente, también existen muchas enseñanzas distintas,


algunas de ellas contradictorias, dentro del cristianismo. La
solución a la confusión no es solo determinar cuáles de esos
puntos de vista son falsos y refutarlos. Los empleados de banca
aprenden a detectar dinero falso no estudiando los billetes
falsos sino examinando muchos ejemplos de dinero auténtico.
Lo miran, lo tocan, lo analizan desde todos los puntos. Así
cuando les llegan billetes falsos reconocen la diferencia
inmediatamente. De la misma manera, entender correctamente
las enseñanzas doctrinales del cristianismo es la solución a la
confusión creada por los que pretenden tener la verdad consigo.
En palabras de Pablo Hoff: “La mejor defensa contra la falsa
doctrina, es el buen conocimiento de la sana doctrina”.

4. Teología y áreas afines:

a. Teología y Religión.
Recordemos que la teología es el estudio que trata directamente de
Dios y de sus obras, relacionadas con el mundo y con el hombre. La
palabra «religión» viene del latín religare, que significa «atar
firmemente». Religión no es sinónimo de teología. La religión quiere
decir comúnmente la serie de creencias, actitudes, y prácticas que
indican y expresan los sentimientos y las convicciones de un grupo de
personas que se consideran comprometidas con algo que para ellas es
supremo.

La palabra «culto», estrechamente relacionada con la palabra


«religión», indica un complejo de actividades dirigidas a rendir
adoración y reconocimiento a aquello a lo cual se le atribuye valor
supremo. Una religión es, pues, cualquier conjunto de prácticas,
creencias, y actitudes por medio de las cuales los hombres se sienten
ligados a cualquier objeto o ideal al cual consideran como el supremo
valor. Según esta definición, el comunismo y algunas otras
manifestaciones del ateísmo pueden ser considerados como religiones,
bien que falsas religiones.

Es necesario diferenciar entre el cristianismo como una religión y la


teología cristiana. Como religión, el cristianismo comprende ciertas
creencias y prácticas alrededor de la persona de Cristo y de aquellos
que se tienen a sí mismos por sus adoradores. El cristianismo tiene una
teología, de la misma manera que de cualquiera otra religión que
incluya la creencia en lo sobrenatural puede decirse que tiene una
teología; pero el cristianismo como religión es un concepto más amplio
que el de teología, ya que incluye costumbres, prácticas, hábitos, e
instituciones (la más importante de las cuales es la iglesia), cosas todas
que, aunque sean expresiones de la teología cristiana, no constituyen
en sí mismas teología.
Por otra parte, hay una serie de ciencias del espíritu que por tener
relación con la experiencia religiosa es necesario mencionar.

i. La filosofía de la religión, que se ocupa de estudiar, con


métodos propios de la filosofía, los aspectos más generales del
fenómeno religioso. Como lo expresa muy bien Ismael Quiles:
“El filósofo debe intuir, raciocinar, describir, fundamentar,
guiándose por lo que el mismo puede comprobar y no el
testimonio de una autoridad, así que sea la de una iglesia o la
de una revelación divina. Esta actitud es esencial en la filosofía
de la religión para que no se convierta en teología o en una
simple apologética”. Los temas que se hallan, por lo común, en
un tratado de este tipo son: Dios, la oración, el concepto de lo
profano y lo sagrado, los símbolos religiosos y el culto. Un autor
que bordea este campo es Mircea Eliade.

ii. La Psicología de la religión. Según Conner, “la psicología de la


religión es el estudio científico de la conciencia religiosa”. Trata
de explicar, con criterio científico y sin recurrir al contenido de
la revelación, los procesos que llevan al hombre a sentir, por
ejemplo, una experiencia de culpa o de salvación, o de tener
comunión con un Dios trascendente. El valor de un tratado
sobre el tema dependerá de si el autor es cristiano o no.

iii. La Sociología de la religión. La religión es un fenómeno


humano en el sentido que tiene que ver con la respuesta que el
hombre da a la revelación de Dios. Pero el hombre mismo, que
es el sujeto de la religión, es un ser social, vive sus experiencias
religiosas en un medio comunitario, se asocia para el culto y la
promoción de la fe y crea diversas instituciones para llevar a
cabo sus propósitos. La sociología de la religión estudia estos
aspectos y otros, pero desde un punto de vista general que
incluye a todas las religiones. Esta área de estudio ayudará a
comprender mejor lo que es el cristianismo, viendo cómo se
diferencia en aquellas cosas que comparte con otras religiones.

iv. La Fenomenología de la religión. Es la ciencia de las diversas


formas de aparición de la religión. Su nombre mismo,
fenomenología, ya está sugiriendo que es fundamentalmente
descriptiva; abarca a todas las religiones en todas sus
manifestaciones procurando dar una exposición global del
fenómeno religioso. Como cristianos, puede parecernos muy
pobre su contenido, pero es una herramienta más a considerar
para apreciar mejor nuestra fe cristiana.

b. Teología y filosofía

De todas las disciplinas de la investigación y el conocimiento humano,


la que ha tenido una relación mayor con la teología a lo largo de la
historia de la iglesia es la filosofía. El teólogo y el filósofo han sido con
frecuencia compañeros de diálogo. Hay varias razones para esto, pero
quizá la principal sea que tienen muchas cosas en común entre ellos.
Por ejemplo, comparten algunos temas de estudio. Ambos tratan
objetos que no se pueden ver o que van más allá de lo empírico, al
menos en la formulación tradicional de la filosofía. Ambos están
preocupados por los valores. Y ambos han enfocado al menos parte de
su atención en los seres humanos.
Esta coincidencia era particularmente cierta en los inicios de la historia
de la filosofía antes de que sus muchos hijos abandonaran el hogar.
Porque al principio muchos temas que ahora tratan otras disciplinas
distintas eran parte de la filosofía.
Una indicación de esta variedad son las obras de Aristóteles:
matemáticas, psicología, ciencias políticas, etc. Uno a uno, sin
embargo, estos niños maduraron e hicieron sus propias casas, donde
formaron familias. Aunque la psicología, la sociología y otras ciencias
del comportamiento hace tiempo que dejaron el nido filosófico,
todavía discuten el tema filosófico y teológico clave de la naturaleza y
el propósito de la existencia humana, al menos en conexión con la ética.
Y en un sentido u otro tanto la filosofía como la teología intentan dar
un enfoque integrador a la realidad, algún entendimiento de la vida.

5. Clasificación o divisiones de la teología.


Se han presentado distintas divisiones del campo total que cubre el
estudio teológico. Hallamos divisiones como: Teología fundamental,
bíblica, dogmática, moral, pastoral, histórica. Otras divisiones como:
Teología exegética, histórica, sistemática y práctica.
Con el fin de identificar las principales ramas y dar una somera
descripción, exponemos lo que sigue:

a. Teología exegética. El vocablo griego traducido «exégesis" quiere


decir «extraer". En la teología se refiere a extraer el sentido del texto
bíblico, en vez de meter un significado en un pasaje (eiségesis). La
teología exegética es importante pues establece la verdad divina
extrayéndola de la revelación escrita de Dios.

a. Teología bíblica.
Es la exposición de las doctrinas bíblicas tales como se encuentran en
la Palabra de Dios, considerando a ésta, no en su totalidad sino en las
diversas partes que la componen. Así se encuentra una Teología del
Antiguo Testamento, otra del Nuevo Testamento, una teología del
Pentateuco y otras de los distintos autores bíblicos. Según José Grau:
“La Teología Bíblica recoge los resultados dispersos de la exégesis
particular con el objeto de conocer mejor cada una de las etapas de
dicho proceso revelacional y salvador que se da en la historia, que es
progresivo, inteligible y coherente constituyendo un todo bien
estructurado por medio de todas sus partes”

b. Teología sistemática.
La palabra «sistemática», aplicada a nuestro tratamiento del tema,
conlleva implicaciones en extremo amplias. Se deriva de sunistano, un
verbo griego que significa organizar, o componer una pluralidad de
cosas en un todo. En nuestro caso el empleo de la palabra implica que
el estudio de Dios en su relación con el mundo y el hombre es
susceptible de ser organizado como un todo sistemático. La palabra
«sistemático» sugiere así un grado relativamente elevado de
integración, coherencia, y correspondencia entre las afirmaciones y los
hechos.
La teología sistemática como doctrina didáctica implica, pues, un alto
grado de integración. La importancia de la teología sistemática de la
religión cristiana se basa en la premisa de que «Dios [existe]... y es
galardonador de los que le buscan» (Heb 11.6), o en otras palabras, que
existe un cuerpo de verdad susceptible de conocimiento, y que es
posible expresar esta verdad en forma ordenada.
Al sistema de doctrinas de la religión cristiana se llega desde muy
diferentes direcciones. En la experiencia de un niño criado en un hogar
cristiano, el conocimiento se adquiere a través del ejemplo y la
instrucción paterna. En el caso de alguien que venga al cristianismo
desde afuera, el medio puede ser un tratado, una porción de la
Escritura, o, con frecuencia, la observación de la vida y la conducta de
una persona cristiana.
El sistema de la verdad cristiana es un todo estrechamente integrado,
en el que cada parte guarda una íntima interdependencia con cada
otra. Esto no es simplemente algo inherente a la naturaleza formal de
las proposiciones lógicas, sino que forma parte de la naturaleza de las
doctrinas tal como han sido reveladas. Si se niega al Cristo que es
revelado en la Biblia, hay que negar también la Trinidad y negar
asimismo a la Biblia. Si se asume que el Cristo de la Biblia es verdadero,
la Trinidad queda también como verdadera, y asimismo la Biblia, etc.
En la sistematización de la verdad que da lugar a la teología cristiana,
si se niega cualquier doctrina básica, todas las demás resultan
implícitamente negadas. A su vez, la afirmación de cualquier parte
importante del sistema de la doctrina cristiana conduce lógicamente a
la afirmación de cada una de las demás partes.
La cuestión entonces no es por donde nos dice la lógica que debemos
empezar sino por donde es práctico empezar. Por dondequiera que se
empiece habrá de hacerse dando por sentada la verdad de cualquiera
otra parte esencial del sistema.

a. Teología Dogmática.
Se distingue esta teología de la sistemática, enfatizando, aquí; el
estudio de los credos, símbolos y confesiones de fe que el cristianismo
ha ido produciendo en distintos momentos de su historia.

b. Teología histórica.
Como disciplina es de origen reciente, aunque los cristianos siempre
han demostrado interés en conocer sus raíces. Desde el siglo II de
nuestra era, se han escrito obras históricas. Eusebio de Cesarea (siglo
IV), famoso historiador cristiano escribió una Historia Eclesiástica,
descriptiva y narrativa, no tan teológica. Juan Calvino, en sus
Instituciones de la Religión Cristiana, hizo el esfuerzo más serio por
organizar el pensamiento de los padres de la iglesia y el de los
escolásticos. En los siglos siguientes, los teólogos se preocuparon cada
vez más por estudiar el desarrollo del pensamiento cristiano. De esa
preocupación han surgido varias obras de la Historia del dogma o
historia de las doctrinas.

Se le llama Teología Histórica al estudio del desarrollo de la teología


cristiana a través de los siglos. Consciente del desarrollo, crecimiento
y cambios de la teología cristiana, examina la formulación de las
doctrinas fundamentales del cristianismo. Investiga lo que otros
cristianos han dicho en otras épocas, tocante a la revelación bíblica.
Reconoce que la formación de las doctrinas cristianas ha evolucionado.
Considera importante conocer las circunstancias sociales, políticas,
económicas y religiosas en las que se hicieron las diferencias
formulaciones de doctrina Cristina.
Su propósito es: “Describir el origen de la doctrina de la Iglesia y trazar
sus subsecuentes cambios como sus desarrollos”.

Divisiones de la teología histórica.


i. La Teología Antigua. Los escritos de los Padres de la iglesia o
Padres apostólicos, son importantes debido a que ellos vivieron
cerca de los eventos de la vida de Cristo y de los apóstoles.
Abordaron temas importantes como la trinidad, la deidad y
eternidad de Cristo, y la salvación. Los así llamados
Apologistas fue otro grupo del segundo siglo. Defendieron al
cristianismo contra la crítica y debatieron vigorosamente la
doctrina bíblica frente a filósofos y emperadores.

ii. La Teología Medieval. En este periodo se desarrolló, en su


mayoría, la Teología Católica. Varias controversias se dieron en
este periodo. La controversia iconoclástica surgió cuando el
uso de imágenes se hizo parte integral de la Iglesia occidental.
Durante la edad Media se desarrolló, el Escolasticismo, que
entrenaba a eruditos para defender la fe desde un punto de
vista racional. El mayor de los escolásticos fue Tomás de
Aquino. Además, en este tiempo, la doctrina católica se apartó
de la doctrina Agustiniana. En antropología, por ejemplo, el
hombre podía cooperar con Dios para su salvación. Las obras
se convirtieron en importante parte de la salvación,
principalmente al aparecer los sacramentos. Finalmente, el
Papado como institución fue uno de los logro de esta época.

iii. La Teología de la Reforma. Cuatro grandes ramas de la


Reforma aparecen como importantes: El Luteranismo en
Alemania (Martín Lutero), el Calvinismo en Francia (Juan
Calvino), el Anglicalismo en Inglaterra (Enrique VIII), y la
Reforma radical del Anabastismo. En Teología los temas más
importantes fueron la Soteriología y dentro de ella la doctrina
de la Expiación. Otra doctrina importante fue la Eclesiología.

iv. La Teología Contemporánea. Esta teología influenciada


fuertemente por la ilustración, trajo un énfasis en la centralidad
del hombre y en la razón. Los filósofos y teólogos del siglo XIX
llevaron aún más adelante ese concepto. En 1919 la Teología
moderna tomó otro rumbo cuando Karl Barth, entrenado en la
Teología liberal, la rechazó pero no regresó completamente a la
teología conservadora. Con él nació la Neortodoxia que pondría
su énfasis en un encuentro con Dios por medio de un “salto de
fe”. Muchas otras formas de Teología moderna han
evolucionado de la Teología liberal y de la Neortodoxia. Entre
estas, la que más han influido en Latinoamérica es la Teología
de la Liberación. Este nombre se da a una posición teológica
que surgió en Latinoamérica en la década de los 60 del siglo XX.
Comenzó entonces allí, de la mano de teólogos católicos como
Gustavo Gutiérrez (n. en 1928) y Leonardo Boff (n. en 1938). Por
entonces, había muerto en la guerrilla el comunista Ché
Guevara, pero también había muerto en la guerrilla el sacerdote
católico Camilo Torres Restrepo, del que los comunistas decían
que tenía un solo defecto: que «creía en Dios». Hay, pues, en
este movimiento una mezcla de fe «hasta las últimas
consecuencias» y de pasión politicosocial a favor de los pobres,
de los oprimidos y de los desheredados.

v. Teología del proceso. Es la posición filosófica y teológica de


que Dios cambia como lo hace el universo. Por lo tanto, nuestro
conocimiento acerca de Dios debe ser progresivo en la medida
en que aprendemos acerca de Él y que este conocimiento nunca
podrá descansar en algún absoluto, razón por la cual los
teólogos que apoyan esta posición niegan los absolutos de Dios
como Su inmutabilidad y verdad. Aún más, esto significaría
que el conocimiento absoluto de Dios no sería posible y una
misma revelación de Dios, en la persona de Jesucristo y la
Biblia, tampoco. Esto abriría la puerta para la filosofía
humanista y/o sistemas teológicos falsos que serían
“racionalizados” por los teólogos de esta teología. Hablando en
forma lógica, si la teología del proceso sostiene que Dios es
progresivo y cambiante, entonces, dada una cantidad infinita
de tiempo en el pasado, Dios no podría ser realmente Dios.
Además, desde esta perspectiva, podría argumentarse que
existe algo fuera de Dios que obra sobre Él, dándole un mayor
conocimiento e incremento en Su grandeza. Pero esto sería
problemático ya que sería necesario estudiar “eso” que existe
fuera de Dios.
En la teología del proceso, Dios no conoce exhaustivamente el
futuro. Él puede sólo adivinar o lo que podría o no suceder;
pero el conocimiento absoluto no es obtenible hasta que suceda
cierto evento.
Los teólogos del proceso niegan que Jesucristo es Dios en carne
y que por lo tanto, la humanidad no necesita salvación. Niega
además que las Escrituras enseñen que Dios ha sido siempre
Dios (Sal 90:2) y de que Dios es inmutable (Mal 3:6; He 13:8).
Claro está que también niega y contradice la Palabra de Dios
con relación a la necesidad del Salvador y la Deidad de Cristo
(Jn 1:1, 14, Col 2:9).

vi. Teología Práctica. La teología práctica como su nombre lo


indica, es el estudio de la teología en una forma donde se
pretende que sea útil o aplicable. Otra forma de decirlo, es que
es el estudio de la teología para que se pueda usar y que sea
relevante a los asuntos cotidianos. Un seminario describe su
programa de teología práctico, como "estar dedicado a la
aplicación práctica las percepciones teológicas", y que
"generalmente incluye las sub-disciplinas de la teología
pastoral, homilética y la educación cristiana, entre otras". Otro
seminario, entiende el objetivo de la teología práctica como el
ayudar a preparar a los estudiantes para explicar el
conocimiento aprendido en un ministerio eficaz a las personas.
Esto implica tanto la vida personal y familiar, así como los
ministerios de la administración y el educativo en la iglesia.
Afirman que el objetivo de la teología práctica es desarrollar
comunicadores eficaces de las escrituras, que tienen una visión
para el crecimiento espiritual de los creyentes mientras están
siendo líderes siervos.

6. El método teológico. Todas las ciencias tienen su propio método,


determinado por su propia naturaleza. El método teológico tiene como
premisa que la realidad es tanto natural, como sobrenatural y que la
realidad muchas veces trasciende los sentidos. Pretende que el
conocimiento de la verdad no puede reducirse a simple experimentación
y verificación.

Componentes del Método Teológico.

a. Inducción. La revelación, es decir, la Biblia es para el Teólogo lo que


la naturaleza es para el científico natural. La inducción es una forma
de razonamiento que consiste en establecer una ley o conclusión
general a partir de la observación de hechos o casos particulares.

b. Deducción. Forma de razonamiento que consiste en partir de un


principio general conocido para llegar a un principio particular
desconocido. Causas generales sirven para llegar a conclusiones
respecto de efectos específicos.
c. Correlación. Tomando como base los resultados de la inducción y
deducción, estos se organizan, se unifican y sistematizan.

d. Comprobación. A este nivel de la investigación ya se tiene un modelo,


esquema o sistema teológico. Ahora se vuelve a los datos que
originaron el modelo propuesto es coherente

7. Sistemas teológicos
Hace más de cuatrocientos años existen dos sistemas principales de la
teología ortodoxa: el calvinismo y el arminianismo. En la época actual, se
pueden encontrar varias teologías más, pero muchas de ellas se desvían
de la Biblia y cada una tiende a tomar varias expresiones. Consideraremos
brevemente seis sistemas.

a. El calvinismo. Ideado originalmente por Agustín de Hipona (354-430),


debe su nombre y elaboración final al teólogo y reformador francés,
Juan Calvino (1509-1564). A diferencia del luteranismo, la idea central
del calvinismo es la soberanía de Dios (aunque no la mencione por su
nombre), autorrevelado en su Trina Deidad, infinito en toda
perfección, independiente en su trascendencia, manifiesto en su gloria
(que brilla en toda su obra), misterioso en su obrar. Dios esconde su
esencia, pero nos da a conocer su naturaleza. Sus perfecciones se hallan
enumeradas en Éx. 34:6-7 y Jer. 9:24.
Aunque se nos ha revelado de algún modo por medio de la naturaleza,
su revelación se nos da especialmente en la Escritura, única fuente
fidedigna de nuestro conocimiento de Dios y de nuestro encuentro
personal con la Palabra personal, la persona de su Hijo.
La Escritura ha sido inspirada (hasta podría decirse «dictada») por
Dios, tiene autoridad infalible y ha de interpretarse en su sentido literal
histórico, echando mano de las técnicas de una exégesis adecuada
dentro de su contexto, sin alegorizar ni tratar de ver en el texto más de
lo que dice, y sin olvidar el poder de la oración para llegar a una
comprensión cada vez más profunda del sagrado texto. Sobre esta base
ha de construirse una teología sistemática.
Todo procede de Dios por creación. Dios continúa obrando en todo, de
tal forma que las leyes físicas que gobiernan el universo material son
el resultado de la acción continua del E. Santo. En su providencia y
gobierno de los seres racionales, Dios ejerce su poder irresistible, de
forma que incluso el ejercicio del libre albedrío humano está guiado
por Dios, movido por Él y orientado a cumplir el propósito
determinado por Él desde toda la eternidad mediante un decreto que
el propio Calvino llama terrible (lat. horribile).
El hombre, creado a imagen y semejanza de Dios en conocimiento,
rectitud y santidad, fue puesto al frente de la creación como un
lugarteniente de Dios, comprometido a someter la naturaleza
mediante el trabajo, como contrapartida de la comunión con Dios, de
quien recibía tantas bendiciones. Esto es lo que el calvinismo llama
«pacto de obras».
Pero el hombre prefirió la independencia y desobedeció a Dios,
corrompiendo así totalmente su naturaleza y trasmitiéndola
corrompida a todos sus descendientes. Si no obra en todo
pecaminosamente, se debe a la «gracia común», que Dios otorga a
todos. Así se explica la sabiduría que brilló en tantos legisladores y
filósofos paganos de la antigüedad. No por eso se frustró el plan del
Dios soberano. Ya en la eternidad, había escogido un gran número de
seres caídos para que llegasen a ser reconciliados con Él, rechazando a
los demás por sus pecados, sin tener que dar cuenta a nadie de sus
motivos. A los primeros los salvó por su misericordia; a los segundos
los condenó en su justicia.
Para llevar a cabo su propósito eterno, Dios Padre envió al mundo a
su Hijo, Dios como Él, a fin de pagar el castigo por el pecado de los
elegidos y para cumplir perfectamente, en lugar de ellos, la justicia
demandada por la ley de Dios. Fue Calvino el primer teólogo que
entendió sistemáticamente la obra de Cristo en su triple función de
profeta, sacerdote y rey. Respecto a los elegidos, el E. Santo es enviado
a iluminarles sobre el evangelio expresado en las Escrituras y
capacitarles para aceptar la promesa del perdón de Dios. A este fin,
reciben la gracia irresistible con la cual creen en Cristo confiando en Él
como el que ha satisfecho por ellos todo lo que Dios requería de ellos.
Sólo la fe les salva, una vez que han nacido de nuevo mediante el poder
regenerador del E. Santo. Y, como hijos de Dios, su pueblo, han de vivir
una vida que manifieste lo que son y con la que busquen siempre dar
gloria a Dios de pensamiento, palabra y obra.
Los elegidos son el pueblo del pacto de Dios, determinado por Dios
Padre en la eternidad para ser llevado a cabo en Dios Hijo, y por medio
de Él, como representante y sustituto de los elegidos por su vida sin
mancha y su muerte sacrificial en la Cruz. Y, como ciudadanos que son
del reino de Dios, están llamados a servirle en el mundo como Iglesia
que son dentro de ese mundo.
Así como en el AT el pacto de Dios abarcaba a Abraham y a sus
descendientes y tenía por signo la circuncisión, así también este nuevo
pacto es con los creyentes y sus hijos. El signo del pacto nuevo es para
adultos y niños el bautismo de agua, aunque en ambos casos pueden
repudiar más tarde los votos emitidos en el bautismo. La Cena del
Señor es el otro sacramento del que participa el pueblo de Dios en
memoria de Cristo y de la redención llevada a cabo por Él a favor de
ellos, bien entendido que reciben los elementos por fe de que el E.
Santo bendice a quienes reciben el pan y el vino al constituirles
partícipes espirituales del cuerpo y de la sangre del Señor que está en
el cielo. La unidad de la Iglesia debe ser mantenida siempre, mediante
una misma doctrina, la administración de los dos sacramentos y una
forma de gobierno por medio del presbiterio, aunque hay quienes
piensan que la forma de gobierno que mejor representa la unidad es la
episcopal.
Al afirmar, como se ha dicho anteriormente, que el E. Santo influye en
todo lo creado, es decir, en todas las áreas del saber y del obrar, el
calvinismo pone su impronta especial en la teoría del Estado como
institución a favor del pueblo (democracia), en la que los magistrados
tienen el poder de retirar del poder supremo a un tirano (así vio
Cromwell a Carlos I en Inglaterra). También ha influido en unos
determinados criterios en cuanto al arte, la ciencia, la economía y las
reformas sociales, así como en el campo misionero. Ha sido
especialmente en los siglos XIX y XX, cuando el calvinismo ha
resurgido con renovado vigor. En nuestros días, se defiende la
aplicación del término «pensamiento reformado», a «calvinismo».
Debido a las asociaciones polémicas originales del término, parece
más apropiado abandonar el uso del término calvinista por el más
neutral reformado.

En resumen el calvinismo recalca la soberanía de Dios y puede ser


reducido a cinco principios centrales.

i. La depravación total del hombre. Esto no significa que el


hombre sea incapaz de hacer algo bueno y noble, sino que todo
aspecto de su ser está afectado por el pecado (Ef. 2: 1; Col. 2: 13).
Puesto que está muerto espiritualmente, no puede convertirse
por sí mismo o aun prepararse para la conversión (Jn. 6:44, 65;
1 Ca. 2: 14). Desde la "a" hasta la "z" la obra salvífica es de Dios.
"La elección no se funda en la fe o el arrepentimiento previstos,
sino en la gracia soberana ... Las Escrituras representan ... a la fe
y al arrepentimiento como acciones de las almas regeneradas . .
. son el resultado y no la condición del propósito de Dios".

ii. La elección incondicional. Desde el principio del mundo Dios


ha predestinado a algunos para la salvación, y eso aparte de
mérito humano alguno (Ef. 1:5, ll¡ Jn. 15:16-19¡ Ro. 9: 13-18). La
elección de Dios se basa en "el beneplácito» de la voluntad de
Dios. Dios controla y hace todas las cosas, hasta lo malo. Los
calvinistas afirman que Dios ha elegido solamente cierto
número de individuos para la vida eterna.

iii. La expiación limitada. Cristo no murió por toda la humanidad


sino solo por los elegidos. Cristo murió para que se cumpliera
el decreto de elección. Su objeto al hacer la expiación fue
específico: relacionarse con un número definido de personas,
con los elegidos y con nadie más.

iv. La gracia irresistible. Los que son elegidos, también serán


salvos. A todos aquellos a quienes Dios ha predestinado para
vida, y a esos solamente, a él le place en el tiempo señalado y
aceptado, llamar eficazmente (Ro. 8:30; 1l:7; Ef. 1:10) por su
palabra y Espíritu (2 Tes. 2:13,14¡ 2 Ca. 3:3,6). Otras personas no
elegidas, aun cuando sean llamadas por el ministerio de la
palabra (Mt. 22: 14), y tengan algunas de las operaciones
comunes del Espíritu (Mt. 13:20,21), nunca vienen
verdaderamente a Cristo.

v. La perseverancia de los santos. Dios da a los creyentes el don


de la perseverancia, de modo que aunque pequen, también se
arrepentirán. Ningún elegido se perderá. De ahí salió la frase,
"una vez salvo, siempre salvo». Aunque el sentido de la
seguridad de la salvación de los elegidos sea debilitado o
interrumpido por causas diversas como la negligencia en
conservarlo o por caer en pecado, nunca quedan destituidos de
la "simiente" de Dios. El creyente no puede caer totalmente de
la gracia (Fil. 1:6; 2 Ti. 1:12; Jud. 14; Jn. 16:29). Según este
sistema, todo es predestinado por Dios. La Confesión de Fe de
Westminster define la predestinación así: "Dios desde la
eternidad ... ordenó libre e inalterablemente todo lo que sucede
... Sin embargo, lo hizo de tal manera, que Dios ni es autor del
pecado ... ni hace violencia al libre albedrío de sus criaturas ..."
(Confesión de Westminster, sección I)

b. El arminianismo. La alternativa al calvinismo fue desarrollado por un


teólogo holandés, Jacob Arminio (1560-1609). Él atacó la doctrina
calvinista de que Dios había preordenado algunos a la salvación y
otros a la condenación. Señaló que semejante concepto no presenta "las
buenas noticias", es repugnante a la naturaleza sabia, justa y
bondadosa de Dios y algo contrario al libre albedrío del hombre. Sobre
todo, la predestinación incondicional haría que Dios sea "el autor del
mal". Según Arminio, la predestinación se basa en la presciencia de
Dios: "Porque a los que antes conoció, también los predestinó", y son
"elegidos según la presciencia de Dios" (Ro. 8:29; 1 P. 1:2). Es decir,
sabiendo de antemano a quienes le recibirían libremente y
perseverarían en la fe, Dios los predestinó a ser salvos. La elección se
condiciona a la respuesta del hombre, algo previsto eternamente por
Dios. (El problema para los calvinistas es que piensan que no se puede
separar la presciencia de Dios de su predestinación. Dicen que la
presciencia de Dios dependía de que él había predestinado todas las
cosas.)
Este teólogo holandés, concuerda con Calvino en que el hombre es
depravado e incapaz en sí mismo para agradar a Dios o aun
arrepentirse. Pero Dios le provee gracia para tener fe, volver a Dios y
obedecerle. Si no hubiera provisto tal gracia, las invitaciones
universales carecerían de sentido (Is. 55:1; Mt. 11:28; Hch. 17:30; Mr.
1:14,15).

Punto central en el sistema de Arminio es su preocupación


cristocéntrica. Sosteniendo que Cristo es el fundamento de la elección
de Dios (Ef. 1:4), se sigue que el destino eterno de cada ser humano
depende de si acepta a Cristo como Salvador personal y así se salva, o
rechaza a Cristo y así se condena. Por tanto, la predestinación de los
elegidos no es otra cosa que la presciencia de su aceptación del mensaje
del evangelio. Arminio exaltó el papel del libre albedrío. No es que
fuese pelagiano, pues admitía la caída original y la incapacidad total
de la voluntad humana para hacer ninguna cosa buena. Por otra parte,
admitía también una gracia universal preveniente, suficiente para
poder ejercitar la fe salvífica y ofrecida a todos, y cuya eficacia
dependía enteramente de su aceptación por el libre albedrío, por lo que
el hombre puede resistir siempre a la gracia de Dios. Como
consecuencia, puede también dejar de creer y perder la salvación (así
entendía 2 P. 1:10). Atacaba, pues, la doctrina bíblica de la seguridad
de la salvación, verdad tan querida de la mayoría de los evangélicos.
Por lo demás, usaba bien lugares como Mt. 18:14; 2 Co. 5:14-15; 1 Ti.
2:4-6; Tit. 2:11; 2 P. 3:9 y 1 Jn. 2:2, textos en que se basa también el
amiraldismo. Contra el punto 3º de los cánones del sínodo de Dort
(1618-1619), los seguidores de Arminio sostuvieron, como los
amiraldianos, la redención universal, es decir, que Cristo murió por
todos, no sólo por los elegidos (cf. Dort, Sínodo de). Con el tiempo,
doctrinas típicamente calvinistas han entrado en el arminianismo. P.
ej. que Cristo pagó el castigo que merecían nuestros pecados, cuando
Arminio había sostenido que Cristo nos salvó, no pagando, sino
sufriendo, por nosotros, según se ve en textos como Hch. 17:3; 26:23; 2
Co. 1:5; Fil. 3:10; He. 2:9-10; 13:12; 1 P. 1:11; 2:21; 3:18; 4:1, 13. Cristo no
podía ser castigado porque era inocente (creo que Arminio no
entendió bien 2 Co. 5:21). Otros, como el discípulo de Arminio, Hugo
Grocio, introdujeron la teoría gubernamental de la expiación. Por
medio de J. Wesley, el arminianismo se introdujo en el metodismo, con
todas sus consecuencias doctrinales.
Posteriormente, en el arminianismo, que aceptaba el bautismo infantil,
entró la enseñanza del calvinismo bautista, aceptando así únicamente
como legítimo el bautismo de adultos que ejercitan personalmente el
don de la fe. Finalmente, el arminianismo nunca había tomado una
posición fija en materias de escatología, no se había comprometido con
ninguna forma de milenarismo o amilenarismo, pero también ha
llegado a aceptar con entusiasmo, casi masivamente, el sistema
dispensacionalista.

En resumen los puntos principales del arminianismo, a diferencia del


calvinismo, son:

i. El decreto o propósito de salvación de parte de Dios se aplica a


todos los creyentes en Cristo que perseveran en la fe.

ii. Cristo murió por todos los hombres, y Dios no quiere que
ninguno perezca (2 Ca. 5:14,15; Tit. 2:11; 1 Jn. 2:2; 2 P. 3:9).

iii. El Espíritu Santo ayuda a los hombres a tener fe en Cristo para


la salvación, pero no obliga a nadie en tal sentido.

iv. La gracia salvadora de Dios no es irresistible.

v. Es posible que los cristianos caigan de la gracia y se pierdan


eternamente (He. 6:4-8; 2 P. 2:20...,22; Ap. 3:5).
Notas sobre Amiraldismo. Este vocablo procede del nombre del teólogo francés
Moisés Amyraut (cf. Amyraut). El sistema que se conoce por tal nombre fue
propuesto y defendido por Amyraut y sus colegas de la Academia de Saumur en el
siglo XVII. Se distingue, tanto del calvinismo tradicional como del arminianismo,
especialmente en las doctrinas de la gracia, de la predestinación y de la extensión de
la redención. Amyraut insistía en que la doctrina clave de la teología cristiana no es
la predestinación, sino la justificación por la fe. Cristo no vino a buscar elegidos, sino
pecadores. Amyraut no pensó que encabezaba un nuevo sistema teológico, sino que
sus opiniones reflejaban el verdadero sentido de la doctrina de Juan Calvino*.
Remitiendo a mis lectores a la Parte 1ª de mi libro Curso Práctico de Teología Bíblica,
me limitaré a exponer el punto decisivo en el que Amyraut, sus colegas y seguidores
se apartaron de las decisiones tomadas en el sínodo de Dort (1618-1619 -cf. Dort,
Sínodo de). Sus críticas se centraron especialmente en el punto 3ª de Dort, según el
cual la redención llevada a cabo por Cristo en el Calvario tuvo una extensión
limitada, es decir, Cristo no murió por todos, sino sólo por los elegidos. Los
amiraldianos replicaron que la redención tiene carácter universal, aunque la
salvación está limitada a los que creen; por tanto, a todos provee Dios de los medios
de salvación, pero sólo se salvan personalmente quienes por fe reciben la aplicación
de la redención en virtud de la obra del Espíritu Santo (éste es el sentido obvio de 1
Ti. 2:4-6). Entre los teólogos reformados posteriores, algunos como John Owen,
Charles Hodge, W. G. T. Shedd y B. B. Warfield, rechazaron de plano el amiraldismo
por creerlo una grave desviación del calvinismo, mientras otros como Richard
Baxter*, A. H. Strong y Lewis Sperry Chafer* sostienen que el amiraldismo
representa un auténtico retorno al verdadero sentido de las Escrituras respecto a las
doctrinas de la gracia y a la naturaleza de la predestinación divina.

c. Liberalismo o modernismo. Consiste en un cambio radical de actitud


hacia la fe cristiana tradicional, algo que ocurrió en la última parte del
siglo diecinueve. Es difícil definir sus doctrinas porque estas tienen
muchas formas de expresión y tienden a cambiarse a menudo. Sin
embargo, su mayor distintivo es el deseo de adaptar las ideas
religiosas a la cultura moderna y a la manera actual de pensar. Los
liberales insisten en que el mundo ha cambiado desde el comienzo del
cristianismo y que la terminología bíblica y los credos son
incomprensibles al hombre moderno. La fe cristiana debe ser
repensada y comunicada en términos entendibles de hoy.
El segundo elemento del liberalismo es el rechazo de la fe religiosa que
se basa solamente en la autoridad de la Biblia. Todas las doctrinas
tienen que estar de acuerdo con la razón y la experiencia humana. Se
acomodan los conceptos bíblicos a las corrientes de pensamiento
moderno, es decir, al racionalismo, al humanismo, a la crítica literaria
de la Biblia y a las teorías de la ciencia. Un escritor observa que los
liberales describen su actitud como "el espíritu de mentalidad amplia,
de tolerancia, de humildad, de devoción a la verdad dondequiera que
se halle».
Están abiertos a corrientes de pensamiento antagónico a la ortodoxia y
aun a las ideas de las religiones paganas. Sin embargo, su mentalidad
no tiene la amplitud necesaria para aceptar lo sobrenatural del
cristianismo bíblico. Para ellos, la Biblia es la obra de escritores que
estaban limitados por su cultura. No es un registro sobrenatural e
infalible de una revelación de Dios, sino un libro extraordinario que
describe la búsqueda fructífera de Dios por parte de los hombres. Sin
embargo, contiene mitos supersticiones y otros errores. El «espíritu del
cristianismo» reemplaza la autoridad de las Escrituras, los credos y la
iglesia. Se abandonan las doctrinas de la trinidad, la encarnación y
nacimiento virginal de Cristo, los milagros, el pecado original y los
conceptos bíblicos del cielo y el infierno. Todos los seres humanos
comparten la divinidad porque son creados a la imagen de Dios. Pero
en Jesús se encuentra un grado mayor de lo divino. Para hallar a Dios,
el hombre debe mirar adentro de sí mismo y no buscarle solamente en
la Biblia.
La idea central del liberalismo es la inmanencia de Dios, o sea, que él
está dentro del mundo y es inseparable de este. No es un ser por
encima del universo, sino forma el alma y la vida de la creación. Así
que se encuentra Dios en la totalidad de la vida más bien que
solamente en la Biblia y algunos eventos revelatorios. Puesto que Dios
está presente y obra en todo lo que suceda, no hay distinción entre lo
natural y lo sobrenatural.
Para el liberal, no hay milagros pues todo es natural, o sea, la obra de
Dios. La presencia divina se revela en tales cosas como verdad
racional, belleza artística y bondad moral.
Aunque algunos liberales procuran mantener la apariencia de tener un
núcleo de doctrina cristiana, muchos tienden a ser panteístas.
El liberalismo afirma que el hombre es bueno y que la sociedad
progresa inexorablemente a la perfección. Considera que el pecado no
es un principio de maldad en el hombre y el universo, sino la
consecuencia de la ignorancia, una mala adaptación e inmadurez de
los hombres. Estos obstáculos al desarrollo de la naturaleza bondadosa
de los hombres, pueden ser superados por la educación. La salvación
consiste en quitar las imperfecciones humanas y mejorar moralmente
al hombre. El ejemplo y la ética de Jesús, son factores decisivos para
lograrla.

d. Neoortodoxia. Este nombre se aplica a un movimiento teológico del


siglo veinte. Se llama «ortodoxia» porque recalca algunos temas de la
teología reformada, y «neo» (nuevo), pues toma en serio los
desarrollos culturales y teológicos contemporáneos. Se originó con los
teólogos europeos Karl Barth, Emil Brunner, Rodolph Bultmann y
Friedrich Gogarten. No es un movimiento organizado y la doctrina de
cada teólogo difiere a la de los otros.
La neoortodoxia surgió como una reacción en contra del
protestantismo liberal. Se oponía en especial a su racionalismo, su
énfasis en la inmanencia de Dios, su optimismo superficial sobre la
bondad del hombre y su concepto del mejoramiento progresivo de la
humanidad.
Barth y Brunner promulgaron ciertas doctrinas: volver a la Biblia y a
los reformadores para forjar la teología, la trascendencia absoluta de
Dios (para Barth Dios es «el totalmente otro,,), su gracia, la centralidad
de la revelación en Jesucristo, la pecaminosidad del hombre y la
necesidad de un encuentro personal con Dios. Otros teólogos
posteriores, llamados neoortodoxos, Tillich y Bultmann, fueron
influenciados por la filosofía contemporánea y discreparon
doctrinalmente con los fundadores de la nueva teología. Por ejemplo,
según Bultmann, el mensaje del Nuevo Testamento se expresa con
mitos cuyas fuentes fueron la literatura apocalíptica de los judíos y los
mitos gnósticos acerca de la redención. Él niega rotundamente la
posibilidad de la inspiración de la Biblia, la encamación y los milagros.
Su teología es una caricatura del evangelio.

¿Cuáles son las doctrinas de Barth y Brunner contempladas en este


estudio?

i. Barth señala que la palabra de Dios toma tres formas: Cristo la


palabra viva, las Escrituras como el vehículo de la revelación, y
la proclamación (predicación) del evangelio.

ii. La Biblia llega a ser la revelación divina cuando Dios habla a


través de ella. No es la palabra divina en sí misma, sino que es
un medio por el cual Dios puede hablar al individuo en un
encuentro personal. Los autores de la Biblia son testigos de la
revelación de Dios, tal como los discípulos fueron testigos de
Cristo. Así que, las Escrituras son simplemente una revelación
indirecta, porque sirven como testigo o indicador de la
revelación.

iii. Aunque Barth pone gran énfasis en las doctrinas bíblicas y cree
en lo sobrenatural, él acepta las conclusiones de los críticos
modernos que procuran demostrar que la Escritura es un
documento humano, falible y errable. Así socava la autoridad
de la Biblia.
iv. Según Barth y Brunner, las Escrituras emplean el lenguaje de
tiempo y espacio, y Dios está por encima de ellos, de modo que
el lenguaje de ellas es metafórico y analógico. Barth interpreta
la creación de Adán y Eva y su caída como «sagas", o leyendas
con un significado espiritual y no como hechos históricos. No
considera que la segunda venida de Cristo es un
acontecimiento, sino que se refiere al día en que cada hombre
comprenda que Cristo ganó la victoria sobre el pecado.

v. Los dos teólogos neoortodoxos niegan que la revelación de Dios


sea proposicional (que consiste en afirmaciones de verdad, o
sea, conceptos doctrinales). El intento de convertirla en
proposiciones, según ellos, sería "materializarse y
despersonalizar la revelación".

Puesto que la neoortodoxia no se basa en una revelación cerrada e


infalible, su doctrina tiende a evolucionar. Barth empleó el
existencialismo de Kierkegaard para forjar la teología. Rudolf
Bultmann lleva al extremo este existencialismo, rechazando todo
elemento sobrenatural de los Evangelios. Lo tilda de "mito". También
descalifica la historia en el Nuevo Testamento como algo «ambiguo".
Entonces la neoortodoxia comienza a degenerar en neoliberalismo.
A Paul Tillich solo le resta construir un nuevo sistema de teología,
interpretando simbólicamente y distorsionando verdades cristianas.
Para Tillich; la "caída" es alienación cósmica o predicamento
ontológico más bien que un evento histórico; la “salvación" es reunión
ontológica; "la cruz" es autonegación; la «parusía" es el cumplimiento
de la existencia del ser creado en la eternidad; el "infierno" es sólo un
grado de la realización de los propios deseos por esfuerzo propio; y el
"Padre, Hijo y Espíritu" es una descripción metafórica de la triple
dialéctica de separación y reunión. Este sustituto filosófico de la
teología cristiana es algo inentendible para el hombre común, una
forma de gnosticismo o secta falsa.

e. Fundamentalismo. Este término se refiere a un movimiento


teológicamente conservador que surgió en la segunda y tercera
décadas del siglo veinte en los Estados Unidos. Líderes protestantes,
que se preocupaban de la incursión hecha por los liberales en la
ortodoxia, se unieron y contraatacaron.
Reafirmaron las doctrinas ortodoxas y las defendieron contra el
liberalismo, la alta crítica, el darwinismo y ciertos aspectos de la
cultura secular del siglo veinte: En 1910, la Asamblea General de la
Iglesia Presbiteriana Norteña afirmó cinco doctrinas esenciales que
fueron atacadas por los liberales: la inerrancia de la Escritura, el
nacimiento virginal de Cristo, la expiación sustitutiva, la resurrección
corporal de Cristo y la historicidad de los milagros.
Transcurridos los años, los fundamentalistas recalcaban también la
inspiración verbal de la Biblia, la interpretación literal tanto del relato
de la creación como de las profecías bíblicas y la venida premilenial de
Cristo. El dispensacionalismo (el dividir el tiempo en siete dispensaciones:
(1.) de la inocenia, (2.) de la conciencia, (3.) del gobierno humano, (4.) de la
promesa, (5.) de la ley, (6.) de la gracia y (7.) del reino) llegó a ser la
característica distintiva de la mayoría de ellos, y por poco las notas de
la Biblia Anotada por Scofield fueron canonizadas.
El movimiento se caracterizó también por su lucha contra el
modernismo, la evolución, el comunismo, las sectas falsas, la Iglesia
Católica y el ecumenismo. Los fundamentalistas creen que deben
separarse de las congregaciones y organizaciones que no sostienen sus
doctrinas. Su lema es: "Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el
Señor". Como resultado, hubo numerosas divisiones en las
organizaciones evangélicas, y mucha amargura. Sus enemigos
lograron darles la imagen de ser de mentalidad estrecha, belicosos y
separatistas.

f. El Neoevangelicalismo. Alrededor del año 1948, se originó en Estados


Unidos un nuevo movimiento ortodoxo bajo éste nombre. Entre sus
fundadores había distinguidos líderes conservadores, tales como Carl.
F. H. Henry, prominente teólogo y fundador del respetable periódico
Christianity Today, HaroId Okenga, presidente en aquel entonces del
Seminario Fuller, y Billy Graham, famoso evangelista.
Según los que iniciaron el movimiento, querían perpetuar la ortodoxia,
pero con una doctrina purificada de los elementos debilitadores que
habían entrado poco a poco en el fundamentalismo clásico, tales como
los siguientes:
 un espíritu reaccionario negativo;
 la negligencia ante la necesidad de erudición;
 el antidenominacionalismo con referencia a organizaciones
religiosas no conservadoras y pentecostales;
 la identificación con el dispensacionalismo;
 el rechazo absoluto de las teorías de la ciencia;
 la inacción ante los grandes problemas sociales y políticos.

Los resultados de este movimiento no tardaron en aparecer.


El neoevangelicalismo ha estimulado la actividad literaria de parte de
eruditos ortodoxos, lo cual ha tenido por consecuencia la producción
de muchos artículos en revistas y un buen número de libros profundos
sobre doctrina, apologética y la relación entre la fe cristiana y la cultura.
Eso ha logrado disipar notablemente la imagen de oscurantismo e
ignorancia que tenía la ortodoxia en los Estados Unidos en las dos
décadas anteriores al surgimiento del neoevangelicalismo. Entre los
escritores de este movimiento están F. F. Bruce, Lean Morris, Philip
Edgcumbe Hughes, Bernard Ramm y Edward Carnell.

Escritores neoevangélicos aplican principios cristianos a la economía,


a la sociología y a las ciencias naturales. Algunos procuran armonizar
el relato bíblico de la creación con los descubrimientos de la ciencia.
Han desarrollado soluciones tales como la evolución teísta y la
creación progresiva, teorías que reconocen que Dios es el creador de
todo pero que él empleó la evolución corno el proceso de la creación o
creó el mundo por etapas progresivas. Son más tolerantes que los
fundamentalistas referentes a las diversas teorías de la inspiración de
la Biblia; algunos aceptan también las conclusiones de la crítica
racionalista de las Escrituras. Sin embargo, todos permanecen
unánimes en cuanto a creer las grandes doctrinas

Repaso de la unidad.

1. Mencione los términos griegos de los cuales viene la palabra teología.


2. Comente sobre el término teología, según Millard Erikcson
3. El Dr. Conner declara cinco indicaciones respecto de la necesidad de conocer
la doctrina o enseñanza teológica correcta. Comente tres de ellas.
4. Sobre la importancia de la teología. Comente brevemente.
5. ¿Qué significa religión y como se relaciona con la teología?
6. Comente sobre la triada teología-religión-culto
7. ¿De qué trata la filosofía de la religión? ¿y la psicología de la religión?
8. Comente sobre la relación entre la teología y la filosofía.
9. Mencione las divisiones de la teología que se han tratado en nuestro estudio.
10. Comente sobre la teología histórica y sus divisiones.
11. ¿De qué trata la teología de la liberación? Indique su inicio y algunos de sus
representantes.
12. ¿Qué se entiende por teología del proceso?
13. ¿Qué significa la trascendencia y la inmanencia de Dios?
14. Respecto de los sistemas teológicos, indique los elementos principales del
Calvinismo y del Arminianismo.
15. Indique como piensan los liberales o modernistas sobre la Biblia, el hombre
y el pecado.
16. ¿Cuáles son las doctrinas ortodoxas que rechazaron los liberales?
17. Mencione el representante principal de la Neortodoxia e indique las
doctrinas conservadoras que retomó.
18. ¿Qué se entiende por fundamentalismo?
19. Los fundamentalistas afirmaron cinco doctrinas esenciales de la fe cristiana
ortodoxa que fueron atacadas por los liberales ¿Cuáles fueron estas
doctrinas?
20. Mencione las siete dispensaciones, en las que divide el tiempo el
dispensacionalismo e indique el nombre de su organizador.
21. ¿Cuándo y dónde se origina el Neoevangelicalismo? ¿Cuáles son algunos de
sus representantes?
22. Indique los elementos debilitadores que se introdujeron con el
fundamentalismo y que motivaron el surgimiento del Neoevangelicalismo.

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