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S E 7 I S T A M E M S M L
de pasó, por disposición de sus padres, á Aran- obedecen á las imposiciones de un deber ine
juez, á recibir la primera educación. Hubo de ludible.
serle simpática la vida del marino, y así se de
dicó á los estudios de pilotaje. No era extra 111.
D irector y C ditor : B . b i0 P E Z I^ IV A S ña la vocación del joven: en su niñez le ha A sentó plaza de aspirante de in
ndrade
De [jadíes notables, así por sus virtudes co (jue en él era innato, fue lleno de entusiasmo á de verse inscrito entre los Vencedores de Bom-
mo por la posición social, vino á la vida J o s é la presencia del Genio de América, dispuesto boná, á las órdenes del Libertador, el 7 de
K s c o i .á s t i c o A n d r a d e , y fue en la ciudad de á ofrendar en aras de la libertad el precioso Marzo de 1822. Más luégo Pichincha y la
Altagracia donde se meció la cuna de aquel ni tesoro de la juventud, renunciando voluntario rendición de Pasto ofrecieron nuevos laureles
ño que debía ser más tarde pundonoroso obre á los goces de esa florida edad y á las' vehtájas- al joven militar ; pues allí, como en Carabobo
ro de la libertad de su Patria, hombre impor que pudiera ofrecerle la carrera marítima en y Bomboná, contribuyó al triunfo de la causa
tante en la política nacional, luego de fijado aquella época, para trocarlo todo por la vida republicana.
en nuestro cielo el sol de la libertad, y siempre de privaciones y azares de una campaña cruda Tan lucidos precedentes le valieron el as
distinguido miembro de la sociedad, donde y por demás difícil, pues era potente el ene censo á teniente, grado con el cual emprendió
quiera (pie la suerte le condujo en situaciones migo á quien había de vencerse en lucha que campaña, incorporado á la expedición que en
varias. / hubiera merecido motejarse de temeraria é inú 1823 organizó el Libertador para enviarla al
En los primeros dias de su vida, fue lleva til, si la fuerza de las convicciones no fuera mando de los generales Jacinto Lara y José
do á l ’erijá y luego tornó á Maracaibo, de don como caudal valioso de recursos, «mando ellas María Córdoba, como auxilio al Perú, solicita
54 EL ZULIA ILUSTRADO
do por el general San Martín. Acto espontá VL fiado, lo ]jasase acompañándole con el carácter
neo del patriotismo de A n d r a d e fue el cambio Poco después, el 7 de Agosto de 1824, ins de edecán. Por disciplina y por gratitud,
de su puésto en la Secretaría del Libertador por cribió su nombre entre los vencedores de Ju- aceptó el agraciado oficial aquella honrosa dis
el que alcanzó en la expedición peruana. Así nín, á las órdenes del Libertador. Como el tinción. y acompañó á Sucre, hasta que, llegado
lo certificó el Secretario del Libertador, según batallón Voltígeros formó parte del ejército el momento de tornar á Colombia, el Mariscal
se verá por el siguiente documento, tan honro puesto al mando del inolvidable Sucre, A n le dio una honorífica certificación relativa á sus
so para aquel joven de 23 años de edad, y con drade fue á continuar sus servicios á las órde méritos y servicios y recomendándole á las
sólo dos años de servicio militar: nes de este jefe, una de las figuras más simpáti consideraciones del Gobierno patrio como po
cas en la historia de la Independencia ameri seedor de todas las cualidades de un buen
JOSÉ G ABRIEL PÉREZ. cana. En Matará tuvo ocasión de hacer nue oficial.
SEC RETARIO G E N E R A L UF. SU E X C E LE N C IA El. vos ensayos de aguerrido, para asistir airoso á Volvió efectivamente A n d r a d e á Colom
LIBERTAD O R ET C. ETC. ETC.
la gran victoria que el porvenir guardaba á los bia. Conocido ya su buen proceder, era natu
obreros de la Lil>ertad en los campos inmorta ral cpie sus jefes hicieran digno aprecio de sus
Certifico que el teniente J o s é E s c o l á s t i c o les de Ayacucho. En efecto, el batallón Vol servicios; en tal virtud fue nombrado, ya al
A ndrade ha servido en la Secretaría General tígeros tomó parte importante en aquella ac finalizar el año de 1828, comandante de armas
de Su Excelencia el Libertador, en clase de ción, y tocó á A n d r a d e romper los fuegos con en la provincia de Mariquita, puésto que ocu
oficial de ella, y se ha comportado con fideli sus guerrillas del ala derecha. ¡ Fortuna envi pó gozando ya del ascenso de coronel gradua
dad y honradez, y ha manifestado aplicación y diable la de haber sido el iniciador de tal jorna do que le fue conferido el 10 de Diciembre de
disposición, y la causa de haberse separado de da ! en que fueron trofeos del ejército liberta dicho año.
ella fue la de haber pedido de ir á hacer la dor, tomados en el campo al enemigo. « 16
campaña del Perú. «generales, incluso el Virrey; 16 coroneles: IX.
Cuartel general en Guayaquil, á 25 de Fe « 68 teniente-coroneles ; 484 sargentos mayo- Principió el año de 1829 en medio de las
brero de 1823. « res y oficiales : más de 2,000 soldados : once luchas cpie desgraciadamente sucedieron á la
Jo sé G a b r ie l Pérez.
« piezas de artillería ; gran cantidad de fusiles ; magna; se necesitaban tanto si no más que
« todas las cajas de guerra; municiones, y antes, hombres de las buenas condiciones de
«cuantos elementos militares poseían los espa- A n d r a d e , que contribuyeran eficazmente á
En Lima ya la expedición, sentó plaza el
« ñoles !» V fue sobre ese campo de imperece conjurár las nuevas borrascas. En esas inevi
teniente A n d r a d e como ayudante mayor del
dera recordación donde A n d r a d e ganó su as tables agitaciones y constante movimiento de
batallón Voltígeros, filas en las que debía tener
la suerte, como adelante se verá, de hacerse ca censo de capitán efectivo de la primera com los hombres importantes, A n d r a d e fue promo
da vez más recomendable á los ojos de sus je pañía del batallón Voltígeros; y en las refe vido el 11 de Febrero á la comandancia gene
fes. Cuando dicho batallón regresó á Guaya rencias históricas de aquella gran jornada, ha ral del departamento del Cauca, donde tuvo
quil por orden del Libertador, después de la merecido el procer zuliano menciones honorí ocasión de lucir gran celo y energía para opo
abdicación de San Martín, A n d r a d e volvió en ficas que justifican más y más el noble orgullo nerse á las anárquicas tendencias de que se
las filas ocupando el puésto indicado y respon con que lució luégo la medalla y el escudo con- veía amenazado; fue luégo ayudante general
decorativos de los vencedores en el renombra del Estado Mayor General del Libertador; je
diendo ya al título de capitán ; puésto y grado
que conservó honrosamente en aquel notable do campo de Ayacucho. fe de Estado Mayor de la división al mando
cuerpo, que vino luégo á formar parte de la se Así distinguido, por los méritos conquista- del general F. Carmona, en el sur de Colom
gunda expedición al Perú, al mando del gene dos en tan breve tiempo, siguió á las órdenes bia ; y luégo ocupó idéntico puésto en la di
ral Manuel Valdés. Apenas llegado el ejército del Mariscal Sucre y fue á segar nuevos laure visión mandada por el general Laurencio Silva
á Lima en esta nueva ocasión, tuvo A n d r a d e les como pacificador de Bolivia ; campaña en en el Cauca, donde se encontraba cuando á
la fortuna de ser escogido por el jefe expedicio que fue totalmente destruido el ejército espa fines del año pensó en él el Libertador para en
nario para el desempeño de una comisión cer ñol y muerto su jefe el general Olañeta, á pesar viarlo con importante cometido al departamen
ca del Jefe del ejército español, que se hallaba de la insistencia con que quiso salvar la situa to Zulia. Doble razón tuvo el joven •oficial
al otro lado de los A ndes; comisión que fue ción de los realistas. para aceptar de buen grado este nuevo encar
desempeñada con todo acierto y circunspección, go : lo honroso que era para él, á los 30 años
lo cual valió al joven un mayor grado de apre V IL de edad, venir al Zulia por designación del
cio de parte del general Valdés. Cuando regresó A n d r a d e á Bolivia, des Libertador, con el carácter de comandante ge
pués de una honrosa comisión que le confió el neral de este departamento, y pisar de nuevo,
V. Mariscal Sucre cerca de los gobiernos de las el suelo natal, donde día por día le aguardaban
provincias argentinas del Río de la Plata, con los caros afectos de la familia, de los que vivía
Ni la corta edad, ni la consiguiente falta de privado por amor á la Patria y por noble as
motivo de la deserción del regimiento de Gra
práctica en los arduos manejos de la guerra, piración á la gloria. Púsose al efecto en mar
naderos de Colombia, recibió de Sucre, enton
eran óbice á A n d r a d e para mostrarse hom cha, y de jornada en jornada, anhelante de la
ces en ejercicio de la Presidencia de la Repú
bre de sereno juicio en los casos difíciles. Así última, llegó al fin el momento en que el aguer
blica, el grado de segundo comandante del ba
se le vio procurar con ánimo tranquilo la salva rido viajero vio á lo lejos las azules ondas de\
tallón Voltígeros (*8 de Mayo de 1827).
ción del cuerpo á que pertenecía en ocasión lago nativo. Mas el cumplimiento de sagrados
asaz dificultosa y llena de peligros. Nos referi deberes como hombre incapaz de hacer trai
VIII.
mos al trasporte del batallón Voltígeros del ción á sus convicciones, y como tipo de fideli
Callao para Arequipa, por m ar; cuando á cau En el momento del peligro valerosamente
dad á sus compromisos, ahogó muy en breve
sa de mal viaje y mala nave, después de larga arrostrado por el Mariscal de Ayacucho el 18
las grandes satisfacciones que como hombre de
navegación, se hacía imposible ganar el puerto de Abril de 1828, en Chuquisaca, lanzándose á
corazón debió experimentar al verse en el seno
del destino y ya no se miraba más determina someter el batallón de Granaderos de Bolivia,
de la familia, después de tan larga y fatigosa
ción dable que la de tornar al Callao. Fue que se había sublevado al amanecer de acpiel
ausencia.
entonces cuando A n d r a d e propuso á su jefe día, fue A n d r a d e uno de los pocos cpie le
lanzarse á tierra él á reconocer el lugar y pro acompañaron en acto de tanta entereza, en que
X.
curar recursos, en caso de ser esto posible. Ob el Mariscal recibió como sello conmemorativo
tenido el permiso, A n d r a d e se lanzó en aquella de su arrojo una herida en la mano derecha. Colombia, el rico fruto de tan grandes lae'
voluntaria comisión acompañado de un sargen Mas los pocos vencieron á los muchos; los ñas, el merecido premio de tánto heroísmo y
to de su confianza. Veinticuatro horas des amotinados fueron sometidos, y tocó la suerte sacrificios tántos, estaba amenazada en su inte
pués de fatigosa recorrida en aquellos desiertos al valeroso hijo del Zulia de ser el primero cpie gridad por el fatídico soplo de las pasiones que
lugares, A n d r a d e dio con el pueblo de Chala, penetrara en el cuartel sublevado, dejando tras se agitaban en aquellos días de tan ingrata re
donde se entendió con el Alcalde y el Cura : de sí muerto el caballo por los fuegos dirigidos cordación para la Patria.
de esta manera el batallón vino á tierra, y contra el impávido ginete. Tan brillante com La idea destructora germinaba ya en Mara-
obtuvo recursos para continuar su marcha portamiento fue premiado por el Mariscal con caibo ; por parte del Zulia estaba, puede decir
hasta encontrarse con el resto de la expedición el ascenso á primer comandante del batallón se, resuelta la separación de Venezuela, y de
antes de llegar á Arequipa, si bien después de Pichincha. ello se persuadió A n d r a d e desde el instante en
recorrer unas cien leguas de desierto. Tal Como quiera que este cuerpo estaba enton cpie pisó las arenas del suelo natal.
rasgo del pundonoroso militar merec ¡ó honorí ces en Colombia, el Mariscal propuso á A n d r a Dos caminos le quedaban : ó contribuir á
ficas recomendaciones, que le hicieron más es d e que el tiempo que habia de tardar en encar la obra separatista, para aprovechar en ella el
timable ante sus jefes. garse d e l b a t a l l ó n c u y o m a n d o s e le h a b ía c o n ancho campo que prometía á s u s fautores, ó
EL ZULIA ILUSTRADO 55
protestar contra el pensamiento de destrucción « nidad, á esconder su corazón quemado por los « necesaria la entrevista. El Libertador se pa-
y emprender nueva marcha en busca de aires « desengaños, y el joven lleno de vida y de va- «seaba. La fiebre de su alma no le dejaba
propicios á la gran Colombia. «lor moral, para sacrificarse en aras de una causa «quietud. San Martín hizo lo mismo; pero
A n d r a d e no fluctuó. El sufrido oficial « simpática á su corazón y magnifica á sus ojos.» « luégo, abrumado quizás por el peso de aquella
del Libertador durante la campaña de Vene El general Urdaneta acogió bien, como era «situación, inquietante y difícil de fijarse, tomó
zuela en 1821, y como tal, vencedor en Cara- natural, al coronel A n d r a d e , pues era éste un «una silla y se sentó. Bolivar se sentó tam-
tobo ; el perseguidor de Pereira por la sierra buen elemento en aquella difícil situación. Le «bién ; pero volvió al movimiento, que era la
de Petaquire; el acompañante de Bolívar en la envió por lo pronto al Cauca en desempeño de «necesidad de su naturaleza»; y hubo de ser
campaña del Sur de Colombia en 1822; el li la comandancia general- del departamento; entonces cuando se volvió al joven Secretario
diador en Bomboná el 7 de Agosto; el asis luégo creyó más necesarios y útiles sus servi y le dijo más ó menos las siguientes palabras:
tente á la campaña de Pasto y cooperador en cios cerca de Venezuela, y le nombró al efecto — Joven: vais á ser el único testigo en la
la rendición del español don Basilio García; Jefe del Estado Mayor general del ejército que tierra de algo que no debe saberse jamás. Si
el expedicionario á Lima á las órdenes de Lara debía marchar por la vía de Pamplona. En descubrís lo que aquí vais á oír, os fusilaré si
y Córdoba en 1823, y al Perú en el mismo año cuánto se estimaba en aquellas circunstancias el puedo; si no puedo, os acusaré siempre de
con el general Valdés; el sitiador de El Callao buen juicio y la circunspección del joven A n traidor.
en servicio con Sucre ; el constante oficial en d r a d e , puede deducirse por el siguiente párra Y la conferencia principió. ¿No es ver
las sucesivas campañas de 1823 á 1825, que fo de la confidencial é importante carta que le dad que es envidiable haber merecido aquella
dieron por resultado la libertad del Perú y de dirigió el general Urdaneta el 5 de Marzo de confianza á la edad que entonces tenía A n
Bolivia; el vencedor en Junín á las órdenes 1831, cuando particularmente le anunciaba la d rad e? ^
del Libertador, y én Matará y Ayacucho al designación hecha en él para la mencionada ¡ Cuántas veces, recordando este episodio,
servicio del inmortal Sucre ; el que acompañó Jefatura de Estado Mayor: « Permítame usted hemos vacilado éntre si fue ó nó A n d r a d e , á
á este simpático Mariscal en la destrucción del « que le hable con franqueza y con la reserva la vuelta de algún tiempo, exagerado en su dis
ejército del general Olañeta, tenaz defensor de « necesaria. Giménez necesita de un hombre creción, y si merece cargos ó aplauso por ha
Bolivia; el que tan bizarramente se distinguió « como usted al lado; necesita que usted, en su berse llevado á la tumba el secreto que enton
en el sometimiento de los granaderos subleva « calidad de Jefe de Estado Mayor, sea el alma ces se le confió como inviolable !
dos en Chuquisaca el 19 de Abril de 1828; el « de ese ejército; que Giménez sea el general, Cuánto importaba en aquella época la re
que con recomendable entereza contuvo y cas « y usted el que mande; y que como amigo us- serva, nadie lo duda; y A n d r a d e habría pro
tigó los amotinados en Popayán en 1829; el « ted de Giménez, esté siempre con él y le cedido bien dejándose matar antes que revelar
que se distinguió en la campaña de este mismo « aconseje cuanto convenga á la organización, lo que allí pasó; mas, á la vuelta de unos
año contra los peruanos que ocupaban á Gua- « conservación, disciplina y seguridad del ejér- cuantos años, cuando otras generaciones nece
yaquijj el que luchaba sin desmayar en 1830 ; « cito.« sitan la verdad para juzgar hombres y hechos,
ese soldado sin descanso, fervoroso batallador Mas es sabido que todo esfuerzo por salvar ¿ seguía siendo aquel pasaje un secreto que A n
de la causaide la libertad y admirador entusias la integridad de la Patria fue inútil ante el tor d r a d e estaba obligado á seguir guardando, ó
ta de las glorias del Libertador, no tuvo fuerzas rente de la contraria opinión: la división de era más grande que este deber el derecho que
para asiátir iVnpasible á las agonías de Colom Colombia se llevó á efecto. tuvo la Historia de pedir cuenta de tal aconte
bia, y mucho menos para contribuir á la des
Entre sus sostenedores hasta el último ins cimiento al único que podía dársela?.... ¡Quién
trucción de aquella obra terminada á costa de
tante se contó A n d r a d e , fiel á sus conviccio sabe ! Mas si no fue lógico en su modo de ser
tántos y tan grandes sacrificios, y presto estuvo
nes, y como tal empuñó el bordón de los ex leal, sí dejó demostrado con esa’ impenetrable
á abandonar de nuevo el hogar, para seguir en reserva, hasta dónde estimaba el honor del
patriados : buscó asilo en Curasao y de allí pa
busca de elementos favorables á la integridad cumplido caballero.
só á Venezuela, orgulloso de contarse entre los
de la Patria, y contribuir á su sostenimiento
libertadores de Colombia y satisfecho de no Más tarde, en los momentos en que agoni
con el ardor con que habia contribuido á su
haber contribuido á la destrucción de la obra zaba Colombia, para dar vida* á los pueblos
independencia. Del abrazo de recepción al
qué ayudó á fundar. independientes en que debía quedar fracciona
de nueva despedida en el seno del hogar, sólo
da, salió del seno del Congreso reunido en
mediaron breves horas. XIII.
Bogotá el 20 de Enero de 1830, una comisión
Para terminar estos rasgos relativos á la vi de paz ante las provincias del Norte, con la
XI.
da de prócer del distinguido compatriota, na esperanza de que la influencia moral de aquel
Dirigió sus pasos hacia el Sur. En Noviem- rraremos, aunque tan ligeramente como nos he Cuerpo y la honorabilidad de los comisiona
mbre del mismo año se encontró con el Liber mos visto forzados á hacerlo en lo que precede, dos, pudieran prevenir los ánimos en favor de
tador en Barranquilla; éste le enteró de su re dos acontecimientos en que mereció sendos una transacción que garantizase ia estabilidad
solución de abandonar el país, temeroso de que honores, no como militar en campaña, sino de Colombia con instituciones liberales. La
su presencia pudiera contribuir á precipitar los como hombre acreedor á los más cumplidos comisión fue compuesta del mariscal Sucre, el
acontecimientos que tan á su pesar venían des votos de confianza, como leal y pundonoroso obispo de Santa Marta y el licenciado Francis
arrollándose. ¿ Presumía el Héroe, en aquellos caballero. co Aranda. El Gobierno de Venezuela había
momentos de tristeza, que no era camino de Nadie ignora la importancia de la conferen nombrado por su parte, para entenderse con
otra Patria en la tierra el que llevaba, sino el cia habida en Guayaquil entre el Libertador y estos comisionados, al general Mariño, al doc
camino desconocido de la eternidad?... ;Quién el general San Martín, de la cual dijo éste anti tor Ignacio Fernández Peña y á Martín T ovar;
sabe !.... Lo cierto es que trató á A n d r a d e cipadamente á Bolívar, cuando se preparaba á todos los cuales se reunieron en La Grita y
con deferencia muy honrosa para el joven ofi ir á su encuentro: « Nos veremos, y presiento dieron principio á sus conferencias el i? de
cial, á quien recomendó que continuase á Bo « que la América no olvidará el día en que nos Abril. Quiso Sucre que A n d r a d e le acompa
gotá á ofrecer sus servicios al general Urdaneta, «abracemos.» (Carta del i3d e Juli^de 1822.) ñase en aquella ocasión, y consiguió para ello
dándole para éste carta de recomendación, en Y efectivamente, la historia americana no ha el debido permiso deb Gobierno.
la que decía entre otras cosas : « Yo se lo remi- olvidado jamás el día en que se abrazaron No es del caso averiguar en estos momentos
« to á usted con las mayores recomendaciones, aq»iellos dos inmortales. las,razones que hubo para que en el curso de
«pues lo conozco y sé lo que vale. Espero aquellas discusiones, pasara algo especial entre
Mas si es constante ese recuerdo, no lo es
« que usted lo empleará inmediatamente, y estoy Sucre y Mariño; mas es lo cierto que el punto
menos el sentir que hayan quedado ignorados
«satisfecho de que sus servicios retribuirán á se hizo tan serio, que vino á parar en el arreglo
los más interesantes detalles de aquella entre
« usted las bondades que se digne dispensarle.» de un lance personal entre aquellos dos conno
vista.
lanto mayor mérito tienen tales frases, El Libertador previo que iba á necesitar en tados generales de Colombia.
cuanto que es presumible que Bolívar juzgara aquella oportunidad un Secretario, y pidió á En tales niomentos tomó Sucre la vista á
á A n d r a d e suficientemente recomendado por Sucre un oficial inteligente y tan discreto como A ndrade y le dio sus poderes para que ejer
sí ante Urdaneta; pero era propicia la ocasión lo requería el caso. Sucre no fluctuó y vio en ciera las funciones de padrino en el duelo.
para consignar de su letra tan honrosos concep A n d r a d e el tipo del secretario exigido en tan Afortunadamente, el lance no fue un secreto
tos, como premio merecido á los esfuerzos de solemne ocasión. para el obispo de Santa Marta y éste logró
aquel pundonoroso servidor de la Patria. evitar que aquellas dos espadas se cruzaran.
Fue en la noche del 26 de Julio del año
indicado, cuando Bolívar y San Martín, « des- Mas no porque no .se consumara el proyecto,
XII. « pués de la comida en que reinaron la alegría dejó de ser para A n d r a d e una muy alta satis
Allí se despidieron para no volverse á ver « y la franqueza, se retiraron á una pieza solita- facción el haber sido el escogido por Sucre pa
sobre la tierra, « el héroe que huía para la eter- «ria para tratar sobre los asuntos (pie hacían ra padrino suyo en un duelo con Mariño.
56 EL ZULIA ILUSTRADO
SEGUNDA PARTE. Luego, en Mayo de 1839. fue nombrado por grandes méritos de tan recomendado militar,
el Poder Ejecutivo Nacional, Gobernador in inútil es decir que A x d k a i i k llenó cumplida
1.
terino de la provincia de Maracaibo, en reem mente ese puésto. Con tal carácter dirigió
Aprovechemos el corto espacio que hemos plazo del licenciado Juan José Romero, que personalmente la expedición á la Goajira en
podido reservar del perfil biográfico del Procer, había renunciado este puesto. Aproximada 1845, L‘n cumplimiento de órdenes que al efec
para dirigir una rápida ojeada sobre los princi mente un año duró esa interinidad, pues en to le comunicó el Gobierno Nacional con mo
pales servicios del jxitriota venezolano. Mayo de 1840, le rivalidó el general Páez el tivo de los asesinatos cometidos por los indios
En 1838 el Gobierno los utili/ó para res nombramiento en propiedad por el espacio de en algunos de los tripulantes del bergantín na
taurar el orden turbado con motivo del mo cuatro años. F.n este período gozó la provin cional I.oinaz; hecho este que merecía un acto
vimiento (pie ejecutó el coronel Faria, ocasión cia de Maracaibo de un gobierno de verdadero de represión en concepto del Gobierno Nacio
esta en que hizo campaña en Perijá con el ca orden, l'n a á una vienen las generaciones nal para ver de evitar en lo sucesivo seme
rácter de segundo Jefe de Ojieraciones, funcio trasmitiéndose la fama de aquella época de jantes atentados.
nes que desempeñó á entera satisfacción del profundo respeto á la ley, de inq>erio completo En vida menos activa, prestó al país algu
Gobierno, con el acierto y eficacia que le eran de la justicia: especialmente brilló aquella nos servicios más, de carácter civil, en los años
peculiares. administración por la libertad absoluta de que sucesivos, hasta (pie llegado el de 1848, vino á
Durante los años de 1836 y 1837, prestó gozaron los partidos contendores en el ejercicio tomar parte de no poca importancia en la cam
algunos servicios civiles en Mérida. ya en el del sufragio. paña á que dio lugar el luctuoso acontecimien
Juzgado Mercantil, ya en la Jefatura Política- to verificado en el seno del Congreso en aquel
de esa ciudad ; esto, y las consideraciones que II. año. An d k a d k , acostumbrado á ver en la Ley
alli supo merecer, le valieron en 183S la elec L'na vez terminado el lucido período de la la pauta inquebrantable del Magistrado : en la
ción de Representante suplente de dicha pro gobernación, desempeñó la comandancia de Justicia, la norma invariable de los actos del
vincia, en el Congreso Nacional. armas de la misma provincia. Conocidos los hombre: en la Libertad, la forma de lo ideal
V ap o r P ro g re s o .
en pinito á felicidad de los pueblos, creyó que día, después de lucida función de armas, esta hasta situarse en Bajo-seco. Hubo de distraer
la indiferencia de ¡a ciudadanía era como puni bleció la línea de sitio en Los Haticos ; soste se la fuerza naval revolucionaria para ir á ce
ble complicidad en lo que él juzgaba escándalo niéndola sufrió el asalto del 13 de Noviembre rrar la entrada al amparo de la fortaleza, y de
inaudito, y fue de los primeros en protestar por las fuerzas del coronel Castelli, mantenedor esta manera el sitiador dejó franco el lago á los
ofreciendo la espada que antes había blandido de la plaza, y rechazó vigorosamente á los asal sitiados y quedaron estos en posibilidad de re
en sostén de la noble causa de la Independen tadores. Mas todo esfuerzo fue vano ; ni el cibir los recursos de (pie carecían. La situa
cia americana, al movimiento reaccionario que acierto con que armonizó el valor con la pru ción vino entonces haciéndose día tras día más
ocurrió en Maracaibo el 6 de Febrero de dicho dencia para no comprometer un lance en que apremiante para las fuerzas constitucionales;
año. Fue primero Jefe de la División Cons corriese gran riesgo la empresa que dirigía y sirvió de complemento al cambio desfavorable
titucional, y asistió como tal A la batalla de fuera por el contrario mejorando su situación ; la suerte adversa en la acción naval del 13 de
Taratara el 6 de Abril, á las órdenes del gene ni la actividad con que procuraba despertar en Diciembre, Después de ese considerable des
ral Piñango. Muerto este Jefe, el general los pueblos vecinos entusiasmo por la causa que calabro, en (pie lá revolución perdió tres de los
Páez confió á A ndrahk la Jefatura de Opera sostenía, ni el poder de la disciplina sostenido principales buques y más de doscientos hom
ciones de Maracaibo. Kn esa campaña brilló con notable habilidad ; nada bastó á asegurar bres, vino el desaliento, y la deserción, y cuan
como militar de pericia y de valor; en el com el éxito de aquel estado de guerra. F.l movi tas dificultades son consiguientes á posición
bate de'Quisiro, dirigido por él, se le veía - di miento de Maracaibo quedó aislado en la Re tan falsa. Llegó, pues, el caso irremisible de
ce Dagnino - « en medio de los fuegos del ene- pública ; la presencia del general Páez, tántas suspender el sitio ; pero el temple de valor (pie
ir migo atrincherado, á caballo, y cigarrillo en veces prometida, quedó sin efecto; ni pudo conservaba A n d r a d l hizo que no pensara en
«mano, dando tranquilamente sus órdenes, co- llegar á tiempo la escuadra revolucionaria que rendición y dispusiera la retirada hacia la Cor
«m o si asistiera á una parada, mientras que los debía concurrir al plan. En cambio el Go dillera, con la esperanza de servir de sólida
u cometas de orden caían heridos ó muertos á bierno, dueño de cuantos elementos necesitaba, base al ejército que podía formarse en el inte
«uno y otro lado. » Triunfó denodadamente pudo evolucionar con libertad, y el 8 de Di rior para dar nueva vida á la reacción. Mas
del enemigo el 29 de Octubre, y al siguiente ciembre entró la escuadra enemiga por barra no (piiso ayudarle la fortuna ; á sus acertadas
EL ZULIA ILUSTRADO 57
disposiciones faltó la eficaz cooperación que j el espíritu de las masas pobladoras que estaba « d r a d e , nutrido de ideas y sentimientos poco
necesitaba por parte de aquellos á quienes con- I en muy distinto camino : « comunes, prefirió aguardar sereno el veredic-
fiaba evoluciones importantes, y al fin vino la «El general Páez había capitulado en su « to de un Gobierno, antes que amenguar con
catástrofe del río Zulia y luego el convenio ce «campaña de Coro, y las circunstancias de « una fuga la causa que había sostenido en los
lebrado en la Mocotí, como único medio de «aquella época lo llevaron al castillo de San « campos de batalla, como jefe de la campaña
salvar los •pocos restos que aun quedaban de « Antonio en Cumaná, y á otros, á las bóvedas «en 1848, como subalterno en la de 1849.
aquellas fuerzas desmedradas por las fatigas y la « de La Guaira. Entre éstos se hallaba el ge- « Este rasgo de virtud personal, que entre
escasez de recursos. . . . « neral A n d r a d f .. ! « romanos hubieig sido aplaudido y premiado,
| «no tuvo mérito en aquellos agitados tiempos
«Un día concertaron los presos de las bó-
III. « para un Gobierno carcelero, cuyo criterio y
« vedas su fuga ! . . .
«guía eran sólo el triunfo de un partido y no
Acompañó al general Páez en la campaña « El derecho natural que engendran las in- « el de-la moral política ó siquiera de la ley.
<le 1849, cuyos pormenores y resultados son «justicias positivas, ponía á aquellos presos
« ¡ Que no acaben de pasar las divisiones para
harto conocidos. Los Albachacos, Casupo yj « connotados al abrigo de una bajeza.
« que podamos estimarnos mutuamente ! »
el Vallecito, en los dias 11, 13 y 15 de Agosto^ « Iban á ser juzgados por un partido triun-
respectivamente, ofrecieron á A n d r a d f . otras « fante, y en tales casos el vencido no tiene la IV.
tantas oportunidades para mostrarse con la se « seguridad de ser juzgado según las leyes, y sí
Fue luégo al ostracismo, y vino á ser en
renidad del héroe. «según las pasiones del momento, que suelen 1858 cuando tomó asiento de nuevo en la esce
Oigamos cómo refiere el doctor Dagnino el « oscurecer la justicia y el derecho. na política de su Patria. En ese año la pro
último rasgo de A n d r a d e en esa campaña de « La idea ó deseo de fuga tenía, pues, razón vincia del Táchira le eligió Diputado á la Con
tan adversos resultados para los que enarbola- «de ser en pechos levantados, sin menoscabo vención Nacional de Valencia; con tal motivo
ron la bandera revolucionaria, pecando contra «de la dignidad. No obstante, el coronel A n - fue llamado con instancia á fin de que viniese
Vapor Uribante.
Vapor América.
ron e fueron pressos mas de veynte perso que avia topado con aquel chripstiano, que E N M A R A C A I B O
nas, é preguntándoles la causa por qué-hu debían los indios pressos que estaba en — o--
yeron, dixeron que porque (,-erca de allí es aquel lugar: el qual venia con él desnudo ( K R A Ü .M K N T O )
taba un chripstiano, como los nuestros, y en carnes y descubiertas sus partes vergon-
que creian que estos otros yban en busca (;ales, y con un arco y sus flechas y 1111 ca Bello joyel de perlas y esmeralda,
daqucl, y por esto penssaban que los que labazo de cal, y un fardel de hierbas que aquí lanzado por el mar cercano
rían matar. Esteban Martin, lengua, enten traía de aquella que meten en la boca los para adornar la espléndida guirnalda
del portentoso mundo colombiano !
dió algo desto, é dixo al capitan general que indios, para 110 aver sed. Y preguntáronle Reina que dejas la flotante falda,
degian aquellos indios que una legua de allí por el capitan Iñigo de Vascuña é los otros que alcanza apenas á til pie liviano,
estaba un chripstiano, é que se afirmaban chripstiános, quel gobernador Am brosio ¡ extendida en las aguas cristalinas
do la bordan de nácar las ondinas !
tanto en ello que creia que debia de ser assi avia enviado á la cibdad de Coro con los j
la verdad. Y enviaron tres indios que le treynta mil pesos de oro; porque este hom- j Maracaibo ! . . . . mansión encantadora
que tienes del espacio los colores,
fuesen á llamar, é nunca tornaron: y envia b're era uno de los compañeros que con él
las armónicas voces de la aurora
ron despues dos indias á lo mismo, é diéron- avian y d o ; y él dixo que todos eran per- ¡ y del Kdén las virginales flores !
1es algund rescate, é dixeron ellas que otro didos. E assi se fueron estos, el general y j Kn ti las hadas que el destino adora
dia tornarían ; pero tampoco volvieron. E los españoles al pueblo donde este chrips- | tienen templo y altar de sus amores ;
por eso tan hermosa te formaron
viendo aquesto, movieron todos los chrips tiano residía: y el general le mandó que y con galas tan ricas te adornaron.
tianos, para y r á aquel pueblo é llegaron á llamasse á los indios de aquel pueblo, por- ;
He visto tus bellísimas palmeras,
un rio muy hondo é ovieron de pasar á na que ya aquel hombre era buena lengua, y tu manso lago de dormidas olas,
do algunos. A llí se les murió un caballo los truxo de paz, aunque no muy seguro do las naves deslízanse ligeras
que llevaban herido, y estándolo despeda dellos. E allí se ovo inform aron de cómo al compás de marinas barcarolas;
las moradas que adornan tus riberas
zando y repartiendo entre la gente para lo habia passado su desventura deste chripstia (más llenas de primor cuanto más solas),
comer, llegó el alguacil mayor, Francisco de no y de los otros veynte é quatro, é del ca y los astros tu cielo dilatando
Sancta Cruz, que avia sido de los que se pitan Vascuña, como se dirá mas largamen- y 1111 océano de luz reverberando !
avian adelantado con alguna gente, é dixo en el capítulo siguiente. J. M. P in z ó n R il o .