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GUANAJO
Prólogo ............................................................................ 9
Un escritor del montón .................................................. 15
Mi primera comunión .................................................... 17
Mi balón de badana ........................................................ 23
San Telmo, mi playa ........................................................ 29
El Rincón, ¿y si no fuera real? ........................................ 33
Parque Taoro, por nada del mundo................................ 37
Don Benjamín Afonso, mi primer maestro................... 43
Carta a los Reyes Magos ................................................ 47
Mi más sentido pésame ................................................. 51
Sueños de Navidad.......................................................... 53
Un día en las grandes superficies................................... 59
Tito del Pino, mi único ídolo .......................................... 69
Incidente desde los once metros ................................... 75
El banquillo físico y emocional ...................................... 81
El intermedio ................................................................... 87
El trencilla ........................................................................ 91
Las vacas gordas del vestuario ....................................... 97
Tierra y polvo .................................................................. 103
Amor y fútbol .................................................................. 107
Al límite ........................................................................... 111
Paisaje de amor ............................................................... 117
La princesa cangreja no sabía leer ................................ 121
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Gregorio Dorta Martín
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PRÓLOGO
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UN ESCRITOR DEL MONTON
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MI PRIMERA COMUNIÓN
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MI BALÓN DE BADANA
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SAN TELMO, MI PLAYA
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El RINCÓN, ¿Y SI NO FUERA REAL?
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PARQUE TAORO,
POR NADA DEL MUNDO
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DON BENJAMIN AFONSO,
MI PRIMER MAESTRO
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CARTA A LOS REYES MAGOS
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MI MÁS SENTIDO PÉSAME
A migo mío:
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SUEÑOS DE NAVIDAD
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UN DÍA EN LAS GRANDES SUPERFICIES
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TITO DEL PINO, MI ÚNICO IDOLO
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***IN MEMORIAM
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INCIDENTE DESDE LOS ONCE METROS
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EL BANQUILLO FÍSICO Y EMOCIONAL
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EL INTERMEDIO
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EL TRENCILLA
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Mi estimado presidente:
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LAS VACAS GORDAS DEL VESTUARIO
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el balón. Se tenía que hacer una vaca sagrada dentro del ves-
tuario si quería conseguir triunfos y títulos para su conjunto.
Sin embargo, la temporada nuevamente fue un fraca-
so; no se podía pese al nivel individual, ya que allí estaba lo
mejor del mercado nacional e internacional. Los aficionados
protestaron por el mal juego desplegado y por la filtración
de hechos como la subida de tono de algunos jugadores que
sacaron a relucir su fortaleza dentro del vestuario.
Está claro: los grandes entrenadores saben que desde el
vestuario se ganan muchos partidos, que a veces son temas
muy difíciles de solucionar, pero hay fórmulas para mejorar
el colectivo. Es una palabra que no encierra ningún misterio,
que no es otra que humildad; humildad y más humildad, el
resto sobra. Los deportistas cuanto más humildes son, más
títulos consiguen.
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TIERRA Y POLVO, TRAJE Y CORBATA
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AMOR Y FUTBOL
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AL LÍMITE
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PAISAJE DE AMOR…
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LA PRINCESA CANGREJA NO SABÍA LEER
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Llega el verano y con él las numerosas fiestas que hay
por todo el país. No soy un experto y por ello no voy a dar
ningún consejo a los que se pasan con el líquido. Tomar be-
bidas alcohólicas supone para gran parte de la población un
placer asociado a festividades, celebraciones, fines de semana
o simplemente el disfrute de una buena comida; por ello es
conveniente saber beber, comportase como un ser humano,
serio y responsable, cuando tomamos algo, ser felices bebien-
do y respetando siempre a los que están en el camino y al
lado. También me remito de una manera muy especial a los
automovilistas: por favor, como bien decía aquel mensaje: «Si
conduces no bebas». Coja usted una guagua (bus) o un taxi.
RESACA
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mera vez ni iba a ser la ultima. Cerró los ojos para no ver
más todas aquellas insinuaciones de vírgenes sobre el mar
y de sus pies con los rejos de un cangrejo. Al final se quedó
completamente dormido. Se le acercaron varias barcas que lo
estaban buscando por toda aquella orilla de puerto, playa y
acantilado. ¡Salitre, Salitre, ¿dónde te has metido?!, gritaban
todos sus amigos pescadores y se sorprendieron al verlo de
aquella forma, plácidamente soñando. Creyeron que estaba
muerto, pero por su respiración pausada y cansina desistie-
ron de ello. Al acercarse sus aliados notaron que de las cuatro
cajas de cerveza no quedaba ninguna y de las botellas de ron
solo los recipientes y algún obturador de corcho arrojado por
los suelos. Le notaron que había bebido toda la noche como
un cosaco por el aliento de la borrachera que emanaba de
su garganta. Rápidamente le dieron de beber un refresco de
naranja con mucho azúcar y lo llevaron velozmente hacia la
costa. Y de allí, ante las miradas de la gente y conocidos, hacia
un centro hospitalario.
Cuando al siguiente día Salitre regresó al bar para to-
mar su primer café como hacía cada mañana antes de co-
menzar con sus tareas, se le notaba aún en su cara la resaca
de cerveza y alcohol. En aquel momento, tomando el café en
el bar del muelle, empezó a asociar todas aquellas reticencias
sobre su vieja barca que lo llevaron a la locura.
Sonrió, se miró a los pies y se preguntó dónde estaban
los rejos de cangrejo y la Virgen del Carmen sobre las olas. No
fueron sueños, no. Fue una larga y penosa resaca que le hizo
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¡AY, AMOR…!
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PATIDIFUSO
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UN CANGREJO DIFERENTE
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