Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
cencia ante la asamblea de las Naciones Unidas, en NYC el 2 de octubre de 1961, Balaguer señalaba: Atrio central del edificio de la Biblioteca
en el recinto de la PUCMM en Santiago. 1971.
“Tras la caída del hombre que personificó durante 30 años el Estado dominicano, está naciendo un esta-
Francisco Camarena et al. Foto Onorio
do de derecho. El edificio de la dictadura se ha desplomado, y sobre sus ruinas hemos empezado a edi- Montás.
ficar, con paciencia y sin alardes demagógicos, un régimen fundido en los viejos moldes que nos legaron Escultura “La Rosa de los Vientos” en la
Plaza de la Cultura, Santo Domingo, c.1973.
los fundadores de la República”. Metafórica alusión a lo que sería su vocación de constructor de la inci- Christian Martínez. Foto Ricardo Briones.
piente democracia que se inauguraría en el país pocos años más tarde. Durante este trayecto se trata de Interior del Auditorio Principal, Banco Central
de la República Dominicana. 1974.
establecer un sistema democrático, proceso iniciado por un Consejo de Estado instaurado el 1 de enero Rafael Calventi. Foto Ricardo Briones.
de 1962 con el propósito de garantizar la celebración de elecciones libres en diciembre de ese mismo año.
Éstas son ganadas por el Prof. Juan Bosch, quien es derrocado 7 meses más tarde debido, primordial- Escorzo del Monumento a la Restauración
en Capotillo. 1986. Rafael Calventi.
mente y entre otras cosas, a la orientación de su política por rumbos demasiado revolucionarios para el
Foto Onorio Montás.
status quo imperante: el fantasma de la revolución cubana transitaba clandestinamente en la geopolítica
caribeña del momento. Después del fallido intento institucional relanzado por el Triunvirato, la revolución
civil de abril del 65 intenta sin suerte retornar a Bosch al poder, provocando la segunda intervención esta-
dounidense en el siglo y la inmediata organización de las elecciones, celebradas en junio de 1966. Años
más tarde, después del combate, José Rafael Lantigua escribe: “Ahora ya los hechos estaban consuma-
dos. Abril fue sólo un grito de heroísmo, una noción de patria, un estandarte de sueños sobre la multitud,
y quizás tan sólo, una canción de protesta contra los silencios de una nación dormida”.2
Como es lógico suponer, poco se realiza en términos de obras de arquitectura en este tiempo. Es una
Palacio de los Deportes de Santiago. 1978. rís son sus encargos públicos de mayor trascendencia. El volumen de la Torre del Banco Central, realizado cui- ra el movimiento de pasajeros y aeronaves, han sido evidentes hoy a más de 40 años de su concepción. En Edificios de Oficinas Seguros San Rafael.
Rafael Calventi. Foto Onorio Montás. 1978. Manuel Baquero Ricart.
dadosamente en hormigón color crema, especialmente desarrollado para el proyecto, resuelve junto al edificio Santo Domingo realiza, además, el edificio de la Clínica San Rafael de la avenida Bolívar (c.1975), los edificios
Foto Onorio Montás.
del Auditorio una manzana del sector de Gazcue, creando una sutil tensión diagonal entre las masas arquitec- para el City Bank (1967), el Banco Metropolitano, la IBM, el Hotel Continental (1978), el Banco Hipotecario Finan-
tónicas y los espacios abiertos, una novedosa solución adaptada a las circunstacias contextuales poco frecuen- ciero, etc. Su hábil manejo de los aspectos tecnológicos del proyecto no son traducidos literalmente a la estéti-
te en esos años. Valga recordar el complejo del hoy desaparecido World Trade Center, en Manhattan, también ca del mismo, evitando los exhibicionismos Hi-Tech de moda y optando a su vez por una expresión veraz y po-
organizado planimétricamente en diagonal. El edificio del Banco Central ha representado por más de tres dé- tente de la estructura. En este aspecto, sus obras cumbres siguen siendo el Aeropuerto y el Estadio Olímpico.
cadas el paradigma de la buena arquitectura dominicana de estos años, con sus interiores de alta operatividad, Manolito Baquero (1925-1981) y Gay Vega, ya establecidos, actuando intermitentemente por separado o en du-
sus finos acabados y el equipamiento totalmente controlado. Las casas del Arq. Calventi, particularmente la pla, desarrollan conjuntos turísticos y edificios de gran escala e impactante presencia urbana. Baquero constru-
Mastrolilli (1977) y su propia residencia en Bella Vista (1981), pueden ser representativas de la más sofisticada ye el edificio de oficinas de Seguros San Rafael –desarrollado siguiendo un riguroso estudio del impacto y la con-
arquitectura doméstica del período, resueltas con una admirable integración a la naturaleza, el uso del poten- secuente protección del asoleamiento en su fachada frontal hacia el poniente– y, junto a Milán Lora –quien reci-
cial espacial como definidor de ambientes internos y el sabio manejo de materiales en composiciones expresi- be el encargo–, diseña el zigzagueante volumen para el edificio del Hotel Sheraton (1977) en el Malecón. Los in-
vas, modernas y tropicales a la vez. Además, Calventi escribe un volumen pivotal que resume el estado de la teriores de los espacios públicos de esta reluciente obra tuvieron gran impacto en el momento de su inaugura-
práctica de la arquitectura dominicana en el momento. Arquitectura Contemporánea en la República Domini- ción, y fueron ejecutados con la ayuda de la diseñadora Virginia Cabral, excelente profesional del área y esposa
cana es sin lugar a dudas el más completo recuento realizado en el país hasta la fecha sobre ese tema.10 del Arq. Lora. A su prematura muerte, Baquero deja terminada la redacción del proyecto para la Clínica Yunén
En el año 1974 se realizan los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, ocasión propicia para la ejecución del en la Avenida Bolívar, construida sin modificaciones esenciales15 años más tarde, evidenciando así la calidad
Parque Olímpico Juan Pablo Duarte, en el espacio que antes ocupaba parcialmente el aeropuerto General An- del proyectista y su capacidad de previsión. Vega demuestra también su fineza con piezas de armoniosa factu-
drews. El emplazamiento general es atribuido por algunas fuentes al Ing. García Saleta. Varios edificios de impor- ra como el Banco Nacional de la Vivienda (1975) y la Superintendencia de Seguros. En un equipo ampliado con
tante factura se destacan, principalmente el del Estadio Olímpico, diseñado por Fred Goico en la esquina no- Manuel –Tin– Polanco (1933), diseñan los edificios para la Casa Haché en Santo Domingo y Santiago (1978).
roeste del polígono. Goico se forma con Louis Kahn en Philadelphia en los años 60 y realiza, durante su produc- También en Santiago, junto a Fernando Battle, Vega ejecuta el Hospital Regional José María Cabral (1978), una
tiva carrera, un grupo de obras de gran calidad y riguroso control. Entre ellas figura el nuevo Aeropuerto de las de las instalaciones mejor logradas en esta tipología de la edilicia pública. Hoy en dia, el archivo de planos y do-
Américas, su primer proyecto ganado por concurso, convenientemente situado en Punta Caucedo a 25 kilóme- cumentos del Arq. Vega reposa catalogado en el Archivo General de la Nación. Su pequeña casa familiar en el
educado en Suiza, realiza un conjunto de residencias en condominio de gran acierto en la margen norte Costa, Oscar Niemeyer, et al. en Río de Janeiro. Su fluida planta baja y sus volúmenes esclavos de la to- Planta, Casa del Río en Las Terrenas, Samaná.
1984. Pedro José Borrell.
del nuevo Parque Mirador del Sur. Pero es su edificio para Galerías Comerciales (1979), que establece rre principal, trabajada como un paralelepípedo simple protegido por brisesoleils contra el elemento climá-
un hito en la arquitectura del momento, no sólo por constituirse como pieza urbana de potente presen- tico, elementos tan propios de la cultura latinoamericana, confieren a este edificio su particular identidad.
cia, sino por su rica estética de planos inclinados, franjas horizontales y su bien lograda gama cromática Junto a Pedro José actúa su talentoso hermano Rodolfo (1946-1978) hasta su temprano fallecimiento, en
de grises. Luego realiza la iglesia de San Judas Tadeo, el edificio de Teleantillas y el de IEMCA, la Torre una numerosa serie de hermosas casas de intrigante geometría, dispersas por los sectores de NACO y
BHD (1983), el edificio actualmente ocupado por el INVI, las Galerías Residenciales, la Torre del Parque Piantini. Borrell practica también como consultor urbano, siendo el autor de un importante estudio realiza-
(1986), e Intempo, entre muchos otros proyectos de promoción inmobiliaria, posiblemente los mejor lo- do para encauzar el desarrollo de la ciudad de Santo Domingo en 1978.11 Participa posteriormente en el
grados arquitectónicamente dentro de esta modalidad de producción. diseño de varias edificaciones y en el planeamiento del ejemplar campus de la Universidad Católica Ma-
Roberto Bergés (1933-2007) desempeña un papel protagónico como decano de la Facultad de Arqui- dre y Maestra en Santiago. Sus edificios para empresas privadas tales como la Universal de Seguros, la
tectura y Urbanismo de la UNPHU y también como autor de varias casas y edificios públicos, tales como Torre Popular, el edificio Corporativo del Grupo E. León Jimenes, el Centro Cultural Eduardo León Jimenes,
la sede del Consejo Estatal del Azúcar, de la Corporación de Empresas Estatales y del Instituto Nacional en Santiago, el Banco de Reservas de la 27 de Febrero, la Ferretería Americana y muchos otros, son pro-
del Azúcar, edificios localizados todos en el entorno gubernamental del Centro de los Héroes de la ciu- bablemente su área de excelencia más reconocida. Años más tarde desarrolla otro proyecto público: el
dad capital. Su obra se inicia con un hermoso edificio para la Joyería Di Carlo en la Calle El Conde, cu- Acuario Nacional. Éste fue resuelto por medio de una serie de pabellones abiertos, de estudiada escala y
yo interior era una de las paradas obligatorias en los recorridos por esta arteria histórica de la capital. respetuosa presencia urbana, vinculados más bien al paisaje costero caribeño que a la ciudad misma.
Posteriormente ejecuta su proyecto para la Biblioteca de la UNPHU y todo el conjunto de la Plaza de la La pequeña dimensión no le es ajena. La Casa del Río es una seductora pieza de arquitectura de made-
Salud, junto a su hijo Robertico. Esta es una de las últimas obras desarrolladas por el presidente Bala- ra absolutamente integrada a la naturaleza, montada sobre un tenaz arroyo que se entrega a las aguas
guer, aprovechando los terrenos del antiguo hipódromo Perla Antillana, en el ensanche La Fe. del Atlántico, en El Portillo, Samaná. Hoy, La Casa del Río pertenece a la familia Prieto y se encuentra
Pedro José Borrell representa a la generación emergente, producto del nuevo plan de estudios de la perfectamente conservada a pesar de haber sido realizada hace más de veinte años.
integradas a los indispensables recursos del patrimonio natural de toda la región”.13 Vista parcial del Parque Mirador del Este,
Santo Domingo. 1990. Al fondo
A este panorama febril de cambios sucedidos en corto tiempo, se dedican recursos tanto estatales co- el Faro a Colón. Foto Stefano Topuntoli.
mo privados. Una especie de concertación inevitable, contagiada por el clima de libertad postiranía, pa-
recía dirigir los esfuerzos.
Urbanísticamente, los grandes espacios obedecen a una misma filosofía: aprovechar los espacios dis-
ponibles heredados de la Era de Trujillo y transformarlos física y semánticamente en espacios públicos
de uso intenso y gran representatividad ciudadana. La disposición de las piezas de arquitectura no obe-
dece a patrones particularmente evidentes, sino más bien a la facilidad de actuar en el terreno siguien-
do la ruta del menor esfuerzo, tanto en la Plaza de la Cultura como en el Parque Olímpico, los dos de-
sarrollos estatales de mayor envergadura en el contexto capitalino. Los antiguos criterios del diseño ur-
bano basados en ejes integrados a la ciudad existente, ordenamientos geométricos y perspectivas mo-
numentales, como los de la UASD, la entrada monumental de Santiago y La Feria de la Paz, de 1955, se
abandonan por otro, suelto, libre, aparentemente moderno.
Los diseños paisajísticos y de espacios abiertos de Benjamín Paiewonsky han demostrado poseer
Transición o continuidad...
Uno de los personajes más influyentes en toda la escena relativa a la obra pública es sin dudas el Ing. Plaza de la Trinitaria y entorno. Al fondo el
edificio de Pasaportes, hoy ocupado por la
Bienvenido -Bebecito- Martínez Brea. Ya durante los años de la dictadura, “Bebecito”, como es conocido Cámara de Cuentas. Santo Domingo. Benjamín
Paiewonsky, Rafael Tomás Hernández,
por todos en el ambiente político y profesional, había comenzado un trabajo tesonero y constante en la
Teófilo Carbonell et al. Foto Onorio Montás.
realización de los más variados proyectos. Actuando desde su oficina en el mismo Palacio Nacional, es él
quien acompaña los deseos más íntimos de estos dos tenaces gobernantes. Una memoria publicada en
1996, a raíz de la exposición “Legado de un Estadista” realizada por la Oficina de Ingenieros Supervisores
adscrita al Poder Ejecutivo, dirigida por el mismo Ing. Martínez, escribe: “Nacido para construir y triunfar,
Bienvenido Martínez Brea es, sin dudas, el ingeniero bajo cuya supervisión y dirección profesional se han
levantado más obras públicas, las que, distribuidas por toda la geografía nacional, satisfacen a plenitud
las necesidades de la ciudadanía con instalaciones deportivas, escuelas, edificios de oficinas guberna-
mentales, iglesias, proyectos habitacionales, centros comerciales y otros tipos de edificaciones. (...)
Nativo de San Pedro de Macorís, realiza sus estudios de Ingeniería en la Universidad de Santo Domingo, gra-
duándose en 1935. El entonces Presidente Trujillo dedica un agasajo a los egresados de esta promoción que
obtuvieron las mejores calificaciones, y entre éstos se encontraba Martínez Brea, quien logra la admiración y
simpatía del gobernante, iniciándose así una larga relación de amistad y trabajo, depositando Trujillo en él su
confianza para la construcción de importantes obras que todavía a más de 40 años continúan cumpliendo ca-
balmente sus finalidades, lo cual pone de manifiesto que se construyeron con responsabilidad y ética profe-
sional y además con visión futurista.
Entre estas obras sobresalen: El Palacio de Bellas Artes, Estadios Quisqueya, Cibao, Tetelo Vargas y los de
la Escuela Normal Presidente Trujillo, hoy Juan Pablo Duarte, y el de la Universidad de Santo Domingo. Igual-
mente construyó el recientemente desaparecido Hipódromo Perla Antillana. (...)
En razón de su vasta experiencia, lealtad y amistad con el Presidente Balaguer, retorna con él al Pala-
cio Nacional en 1966, y recae en su persona la ingente tarea de hacer realidad los más grandes sue-
ños de engrandecimiento patrio del inigualable estadista, materializados en obras que van desde mo-
de Gazcue le valió un gran prestigio como diseñador celoso y detallista. Se cuenta que siempre quiso di-
bujar él, personalmente, sus planos arquitectónicos, sin confiarlos a otros colaboradores, como es la prác-
tica común en este oficio. Su inicio como arquitecto del Estado se lleva a cabo con la restauración de la
Casa de Caoba, residencia privada del Presidente Trujillo en las inmediaciones de San Cristobal.
Carbonell pocas veces aceptó dar conferencias sobre su obra. Fue durante la celebración de la VI Bie-
nal de Arquitectura de Santo Domingo en 1996, una de esas pocas ocasiones en que sí lo hizo. De allí
extraemos esta reveladora cita, capaz de explicar la manera tan frecuente de practicar arquitectura pú-
blica en el país: “Con ese cuidado en el detalle, en la ejecución de las obras, inicié mi ejercicio en el
observador acucioso y un crítico conciso, directo. Al finalizar el encargo me mandó llamar y dijo: “Ar- Arco de la Bandera Nacional en la Plaza
Independencia, Santo Domingo, 1976.
quitecto, ¿usted se atrevería a encargarse de la reparación de todas mis casas?” La respuesta fue el
Christian Martínez et al.
inicio de una colaboración profesional que se extendió hasta su muerte. Se me encargó el diseño de Foto Gustavo Luis Moré
tres asilos, uno de los cuales construí; innumerables obras de ampliación o adecuación de edificios pú- Sede del Partido Reformista en Santiago
de los Caballeros, una obra de gran
blicos y la construcción de grupos de viviendas en el Barrio de Mejoramiento Social y en el Ensanche abstracción en el panorama iconográfico
del momento. c.1974. Cuqui Batista.
Luperón, entre otros.
Foto Lowell Whipple.
La misma entrega al trabajo que me abrió el camino con Trujillo, lo hizo con el ex-Presidente Dr. Joaquín
Balaguer. Trabajaba yo en la construcción del Ayuntamiento de Santiago, hacia 1969, cuando en una vi-
sita no anunciada, el Dr. Balaguer se presentó a la fábrica al mediodía. Me encontró, manguera en ma-
no, rociando un relleno y me preguntó: “¿Usted, no come?” Yo respondí: “Señor, yo no como, lo estoy
imitando a usted”. El día de la inauguración de esa obra, me encargó el proyecto del Teatro Nacional.
Recuerdo el entusiasmo de mi esposa y amigos al felicitarme mientras yo, consciente de las dificultades
y complejidad del tema, pensaba: “Hasta aquí llegaste, Carbonell (...)”.16
Pocos años más tarde, una vez restituido el sistema democrático en el año de 1966, se inicia un proceso
de importante gestión institucional en el aspecto de la valorización del patrimonio arquitectónico nacional.
No sólo fueron llevados a cabo proyectos de nueva factura sino, paralelamente, las obras de restauración
de los grandes monumentos y los antiguos edificios de la Ciudad Primada y de otros sitios históricos. Es-
ta iniciativa fue realizada a través de la labor de la recién creada Oficina de Patrimonio Cultural (1967) y de
la Comisión para la Consolidación de los Monumentos de Santo Domingo en 1972, a raíz del terremoto
del 71, dirigidas por Manuel del Monte y por el venerado Don Moncito Báez López Penha, decano de los
restauradores dominicanos. Don Moncito había ya comenzado el proceso de restauro en Santo Domingo
durante la época de Trujillo, a raíz del terremoto de 1946.
El trabajo de estos pioneros dominicanos ha sido ejemplar en la escena latinoamericana y ha permitido
la revalorización de los relevantes espacios históricos del país. El programa se potencializa con la plani-
ficación racional de los recursos patrimoniales en la zona, terminado en 1967 por los arquitectos Pérez
Montás, Cott, Gautier y otros, publicado en 1973,17 y posteriormente encauzado por el Plan Regulador
de la Zona Colonial, redactado por Gautier en los 80 para la Oficina de Patrimonio Cultural, durante la
gestión del Arq. Esteban Prieto Vicioso al frente de la Oficina de Patrimonio Cultural. Estas acciones fue-
ron respaldadas con la creación y el trabajo continuo del eficiente capítulo dominicano del ICOMOS, por
la publicación del estupendo boletín Casas Reales18 y por el enérgico apoyo demostrado por las admi-
nistraciones del Dr. Joaquín Balaguer hacia la conservación de los centros históricos dominicanos, en
particular el de Santo Domingo.
Los arquitectos más renombrados de la época, interesados en el tema de la restauración arquitectónica,
y luego nacional–, establece criterios de asentamiento, diversos a los anteriormente conocidos en los campus
universitarios de la UASD y la UNPHU, mayormente de carácter urbano. La PUCAMAYMA obedece a una pla-
nificación de campus abierto, integrado a la pródiga naturaleza cibaeña, en el que se disponen, con criterios
eminentemente paisajísticos, las piezas arquitectónicas de apoyo. El conjunto, si bien disperso, crea una agra-
dable y funcional atmósfera para el estudio y la relajación. En su materialización participan los arquitectos Pe-
dro José Borrell, el influyente y sólido Francisco –Cuqui– Batista (1925) –quien realiza el edificio primario para
el Centro de Estudiantes–, Gerardo Ulate y destacadamente el arquitecto mexicano Francisco Camarena
(1928). Es este autor quien logra plasmar una arquitectura de modernísima institucionalidad, dotada de innu-
merables detalles en su cuidadosa y poética factura. Usando la paleta del corbusianismo brutalista tan frecuen-
te en estos años, logra sin embargo enraizarla en la cultura santiaguera de manera definitiva. Sus quiebrasoles
de tabla de palma, sus calados, sus vestíbulos abiertos magistralmente secuenciados, los volúmenes conec-
tados en perfecta articulación, hacen de los edificios de la Rectoría (1974), la Biblioteca (1971), la Torre de Agua
(1972) y el Auditorio, cuatro obras paradigmáticas de esa ciudad. Posteriormente ejecuta la Alianza Francesa
y en pleno centro histórico, en similar lenguaje, el edificio para la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos.
Durante estas décadas, Santiago estructura tímidamente su crecimiento en la periferia del Centro Histó-
rico, aunque éste, sin lugar a dudas, haya sido muy intervenido por nuevas obras, que muestran –tal co-
mo ha venido ocurriendo en otros polos urbanos del país– poco respeto a las características morfológi-
cas y a la escala de su tradicional arquitectura, tanto a la de carácter colonial, como a la del exquisito
victoriano que aún se admira en contados ejemplares dispersos en el tejido. No es sino hasta la década
nutrido grupo de ingenieros civiles, arquitectos y promotores, actuando independientemente o en aso- Planta del Centro de Otorrinolaringolía
Dr. Espaillat Cabral, en Santo Domingo.
ciaciones, inician una contabilidad cada vez más rica de edificios de apartamentos y locales comercia-
c.1974. José Horacio Marranzini.
les, en torres cada vez más audaces, en bloques compactos o en la consabida tipología de bloques en
“L” o en “U” de 4 niveles, dependientes de las dimensiones del lote y de la normativa instaurada por las
autoridades municipales y fiscalizadoras, tales como la DGPU/ADN y el Banco Nacional de la Vivienda.
Más allá de la débil urbanidad definida por estos últimos esquemas, la realidad es que configuraron una
nueva imagen de vigorosa presencia en los principales centros urbanos del país. Algunas empresas des-
tacadas por la consistente calidad de sus propuestas fueron las del exitoso Juan Bernal, gestor del cen-
tral desarrollo de NACO, con Amable Frómeta a la cabeza del taller de diseño y, posteriormente, Mano-
lito Baquero. Como hemos visto, este desarrollo hoy puede ser identificado como el verdadero origen del
Polígono Central, consideración que se asume sobre todo por las caracterícticas propias del proyecto
urbano y sus virtudes espaciales.
Una larga lista puede ser redactada citando empresas con nombres tales como Minier Pimentel y Aso-
ciados, Constructora Delta, Di Carlo Almonte y Mejía, Selman y Asociados, Covinfa, Mena Lajara, Biso-
nó, Hasbún y Asociados, Koury+Guzmán –promotores de la pionera torre KG en la Abraham Lincoln–,
Sanz y Guzmán, Christian Maluf, DICONFO –empresa dirigida por la destacada Arq. Mercedes Sabater
de Macarrulla en el área de diseño, coautora de la Torre del Sol–, Constructora Peña, entre muchos otros.
Roberto Carvajal Polanco (1953) se establece hacia el fin del período de estudio contando con un catá-
logo actual de más de 300 obras realizadas y muchas otras en preparación.
Dentro de este panorama, la obra singular de José Andrés Urtecho (1939-1992) es digna de mayor preci-
sión. Graduado en la Universidad de Guadalajara en 1968, viene en ese mismo año al país a colaborar en
la planificación del campus de la PUCMM. Ya vimos como en Santiago diseña varios edificios en el Institu-
rística a través del departamento de INFRATUR del Banco Central, tanto en Santo Domingo como en otros
polos, singularmente en las cercanías de Puerto Plata al norte, de Barahona al sur y de Higüey al este,
promovió una nueva planificación de menor densidad y con un carácter notoriamente más abierto al an-
teriormente establecido en las tipologías hoteleras públicas de los años 40 y 50. El estudio base para la
posterior normativa fue originalmente realizado por la firma inglesa Shankland Cox, con fondos del BID y
del Banco Mundial. No se trata ya de la consabida fórmula del bloque arquitectónico anclado en el paisa-
je (como se prefería hacer, por ejemplo, en el Hotel Plaza, en Santo Domingo); se define un nuevo para-
digma, vigente aún, que le desmiembra y le organiza en el lugar con el menor impacto visual y ambiental
Sección del Malecón de Santo Domingo minicana, extendiendo el ámbito tradicional de estudio de la colonia hasta nuestros días.33 Tres decanos súa, Cabarete, en fin, toda la geografía dominicana, principalmente costera, ha recibido inversiones lo- Vista del conjunto formado por los hoteles
intervenida después del Ciclón David, Santo Domingo sur (William Cox, 1976) y
memorables sobresalen en su desarrollo: el primero, Roberto Bergés, seguido por Luis Eduardo –Pipí– cales y extranjeras de gran impacto en la economía nacional. El itinerario de infraestructuras arquitectó-
1979-1981. Cristóbal Valdéz et al. norte (Guillermo González, 1955).
Esta zona frente al antiguo Partido Delgado (1941) y Atilio León. nicas aún está por ser estudiado de manera coherente por la crítica local e internacional. Foto Onorio Montás.
Dominicano fue detallada y construida
La UASD tuvo una sucesión de decanos notables (Calventi, Gautier, Fermín, García, Fernández, Sánchez Otros esquemas, tales como las zonas francas, comienzan a ser explorados en esta época, de gran pre- Afiche de la galería Boynayel realizado
por Apolinar Ferneandez de Castro.
por el artista Rafael Álvarez en ocasión
Archivo Cristóbal Valdéz.
Córdoba, etc...), que a su vez mantenían prácticas muy fértiles en la esfera privada. Allí se asumían las sencia en casi todos los centros urbanos capaces de permitir el acceso de la mano de obra a este mo- de la demolición del Hotel Jaragua, 1985.
Archivo AAA. Foto Ricardo Briones.
diversas influencias internacionales con total apertura. Tres intereses se destacan: El Método Lógico ins- delo de explotación. El aspecto cualitativo del proyecto es, sin embargo, poco notable o inexistente, sal-
taurado por Eduardo Rozas, proveniente de Cuba. (Geoffrey Broadbent viene al país como resultado del vo en escasas excepciones.
encanto producido por sus teorías metodológicas);34 la visión social ideológicamente comprometida pro- Dramáticamente, el proceso de arrabalización de áreas marginales aumenta, con peligroso saldo pen-
movida por Ramón Martínez, también de afiliación académica cubana, desde sus cátedras de Historia diente de la administración pública. Los variados proyectos redactados sucesivamente por las agencias
de la Arquitectura; y, posteriomente,35 la búsqueda de una arquitectura climática y ambientalmente cons- municipales y centrales han sido incapaces de detener esta mancha de informalidad resultante de los
ciente, conceptos defendidos por los profesores Luis Lajara, Rafael Arvelo, Rogelio Batista y otros, algu- ineficaces procesos de desarrollo y concertación nacionales.
nos de ellos egresados de escuelas francesas. Ante los destrozos ocasionados por el ciclón David en el territorio nacional, particularmente en el male-
A fines de los años 70 se evidencian determinados flujos de actividad arquitectónica, algunos de los cua- cón de Santo Domingo, la nueva administración central del PRD, organiza un proceso de reconstrucción
les se han consolidado y constituyen hoy la base del catálogo existente, a ser expuesto en el capítulo si- que deja huellas. Una de ellas, es el esfuerzo dirigido desde el Ayuntamiento del Distrito Nacional por
guiente de esta obra. Cristóbal Valdez y un selecto grupo de jóvenes arquitectos, en la redefinición del paisajismo del borde
La inversión en bienes raíces, apoyada por algunas normativas que persiguen el ordenamiento y la den- costero capitalino. Por vez primera se ensaya en el país una propuesta de diseño urbano moderna, arrai-
sificación del territorio urbano, es posiblemente el flujo más poderoso. En Santo Domingo, avenidas co- gada en su espacio y su tiempo. La arquitectura siempre ha sido considerada un arte concreto, de sóli-
mo la 27 de Febrero, la John F. Kennedy, la Bolívar, la Anacaona, la Sarasota, son destinadas por la le- do impacto en el espacio. Su naturaleza proyectual es, sin embargo, otra, más bien sustentada en la ima-
gislación municipal a recibir un mayor coeficiente de edificabilidad. Calles secundarias, terrenos baldíos, ginación. “Hoy más que ayer y menos que mañana...”, “...vive de ilusión la realidad...”36 Proféticamente,
extensiones situadas al margen de la ciudad formal, comienzan a ser impactados por el mayor índice de escribe Pedro Vergés en el afiche conmemorativo a la destrucción del Hotel Jaragua en 1985: “Somos
crecimiento urbano jamás visto en la historia, hasta ese momento. en el planeta la huella de los hombres en la luna”.37