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Víctor Martínez

Cap. 4 el gran cambio. Inicios de la agricultura y la domesticación.


Naturaleza y cultura: del pensamiento salvaje al campesino.

Hace unos 12.000 años comenzó el proceso de mejoría climática que llevaría al último período
geológico hasta ahora, el cálido Holoceno, que no parece ser otra cosa que un interglaciar más.

Homo sapiens se las arregló para expandirse por todos los continentes, incluso llegando a américa
hacia el final del período. Esa fue la época en que los humanos no solo hicieron frente al clima
adverso sino que consiguieron, sobreponerse creando una de las fases culturales más ricas, el
paleolítico superior, con su versátil tecnología y admirable producción artística.

Culturalmente el periodo posterior al paleolítico se le denomina mesolítico, que indica un período


intermedio entre paleolítico y neolítico. Trae aparejada la idea de que la transición hacia la
economía de producción neolítica ya estaba en marcha. La denominación parece correcta para
aquellos lugares que cumplían con esa denominación.

Las propias tradiciones de investigación y el hecho de que el nombre haya sido creado en Europa,
hacen que muchos arqueólogos prefieran utilizar otros términos como periodo arcaico para américa
o denominaciones locales para este período.

También es habitual distinguir las culturas mesolíticas de aquellas otras que mantuvieron las formas
de vida paleolíticas sin iniciar ningún proceso de cambio hasta que más tarde grupos de campesinos
les impulsaron u obligaron a ello, para los que se le suele preservar el término de epipalelítico.

Fue en el terreno de la economía de subsistencia donde hubieron de tener lugar los cambios más
importantes del período. La nueva abundancia provocada por el clima significaba que sin cambios
en la tecnología (dominada por arcos y flechas con puntas microlíticas) la producción alimentaria
empezó a ser mucho mayor, como atestigua el contenido de los yacimientos arqueológicos.

Se recolectaba como antes pero ahora especies más pequeñas, por la extinción de la megafauna
pleistocénica. Esas actividades eran las únicas practicadas en las zonas más interiores y alejadas de
la costa. Por el contrario las zonas costeras se dedicaron a la pesca intensiva.

Todo este amplio abanico alimenticio fue denominado economía de amplio espectro.

Unos pocos milenios después de haberse instalado esas condiciones de abundancia, un número
significativo de sociedades empezaron la transición a la forma de vida campesina, con una economía
productora (no depredadora como antes) basada en la agricultura y ganadería doméstica es decir
el neolítico.

Hasta la década del 30 se suponía que la agricultura y el pastoreo eran un sistema intrínsecamente
superior a la caza y recolección, y que el paso de una a otra había sido el resultado lógico de una
evolución basada en el progreso permanente.

El primero que ideo una explicación de la forma en que pudo darse ese paso fue Childe quien
propuso la teoría del oasis sobre el origen del neolítico. Supuso que el comienzo del Holoceno
coincidió con una época de gran sequía en el norte de África y el próximo Oriente, que llevó a
concentrarse en los pocos oasis al conjunto de la población humana y animal. Esa proximidad hizo
que poco a poco los animales perdieran el miedo a los humanos y llevó a estos a intervenir sobre
aquellos, eliminando a los menos dóciles y alimentando y dando de beber artificialmente a los que
quedaban, hasta que alcanzaron la categoría de domésticos y comenzaron a reproducirse
enteramente en cautividad. Para los vegetales la teoría funciona igual, siempre con el principio de
la proximidad lleva al conocimiento y familiaridad y de estas se habría pasado a la intervención y
manipulación. El problema de la teoría es que no se demostró la existencia de períodos áridos en
las regiones citadas.

Otra postura teórica suponía que la agricultura era algo deseable, propuesta por Robert Braidwood,
en los años 40 y 50. Planteó cual podía ser la zona que favoreció aquel descubrimiento. Dentro de
Próximo Oriente advirtió que los montes Zagros cumplían esa función, pues allí se daban los
antecesores silvestres de especies tan importantes como el trigo, cebada, oveja y cabra. Encontró
la prueba de que allí existió una de las zonas nucleares de origen de la agricultura y domesticación
en un momento adecuado durante el VII milenio (7.000 a.C.). Aunque de ninguna manera el motor
del cambio hubiese sido la simple capacidad intelectual e interés económico de los que allí vivían.
Esta es una teoría de elección humana e intencionalidad.

En la década del 60 empezaron a publicarse los primeros trabajos etnográficos. Ester Boserup
publicó una obra que invirtió el modelo hasta entonces dominante de crecimiento demográfico y
agrícola, debido a Malthus. Boserup mostró que se aumentaba la producción o mejoraba la
tecnología para obtener más alimento en función del aumento de la población. Es decir el aumento
de población es la variable determinante de que aquello otro sucediera. Esta teoría es la de presión
demográfica que explica la aparición de la agricultura.

Quien primero construyó un modelo explicativo causal fue Binford según la siguiente secuencia: la
mejoría climática aumentó los recursos, éstos hicieron innecesaria la constante movilidad de los
grupos humanos en su búsqueda, este mayor sedentarismo contribuyó a relajar los mecanismos de
control demográfico y el aumento consiguiente de la población hizo necesario experimentar y
acabar fácilmente controlando alimentos básicos (cereales, bóvidos, ovicápridos, etc.). Para Binford
todo debió ir bien las zonas más florecientes que para el eran las costeras, la población sobrante fue
ocupando los territorios vacíos hasta que estos acabaron y no hubo opción que ocupar zonas más
pobres, tal vez en el interior y lejos del agua. Tuvo que ser en esas regiones donde la gente se lanzó
por el nuevo camino.

Parece bastante probable que aquellos tanteadores de plantas y animales no debieron de ser
conscientes de hacia donde llevaba el camino que estaban siguiendo. Para los arqueólogos que
aplican el paradigma evolucionista seleccionista natural, la domesticación vegetal se había
producido al final de un largo proceso de relaciones entre humanos y plantas (en la que no cabe la
intencionalidad por que los mecanismos de selección genética actúan aleatoriamente y a muy largo
plazo), que causaría una gradual adaptación de unos a otras en aras de un beneficio mutuo. Al
principio la gente protegía algunas plantas, arrancando las malas hierbas, regando en caso
necesario, quizá plantando semillas en otros lugares. Ello provocaría la aparición de zonas especiales
donde las plantas se desarrollan naturalmente pero de formas más expansiva, hasta su derivación
en cambios genéticos y unas prácticas agrícolas estables. Esta hipótesis seleccionista natural de
Rindos no tiene en cuenta las demás teorías de presión demográfica e intencionalidad.
Hay teorías antifuncionalistas que retoman la intencionalidad humana. Postulan que no fue
directamente el hambre originada por escasez de recursos o aumento de población la causa de la
agricultura y domesticación, sino procesos más complejos de orden social y cultural. En esta línea
están quienes piensan que las primeras plantas domesticadas lo fueron por tener sabor especial y
sabroso que el resto.

El largo camino que llevó desde la sociedad primitiva a la sociedad campesina, para acabar viendo a
la naturaleza como una enemiga que hay que dominar y sobre todo poseer, debió iniciarse entre los
últimos cazadores-recolectores del paleolítico superior y sobre todo del mesolítico. Ese paso de la
confianza al dominio implica un cambio en el concepto de geografía, se pasa de una idea abierta
del paisaje a una limitada del territorio, que comprende solo aquellas zonas que se explotan
económicamente y son poseídas por el grupo. El proceso no terminó con las primeras prácticas
agrícolas, generalmente móviles de roza y quema (horticultura), sino con la llegada de una
agricultura más estable de arado al final del neolítico y durante la edad de bronce.

Más que unas nuevas prácticas el neolítico sería un conjunto de nuevas ideas que acabaron
imponiéndose sobre la antigua concepción del mundo.

El control de las plantas y animales.

El proceso de dominio de la naturaleza consistió en transformar ciertas especies biológicas creando


otras nuevas que son las que hoy explotamos y que están tan adaptadas a la ayuda y control de los
humanos. Este aislamiento genético se alcanzó mediante diversos procesos inducidos, a menudo
inconscientes, que fueron seleccionando las plantas más aprovechables y animales más dóciles. Las
primeras llevaron a la aparición de la agricultura: que supuso un cambio radical de la relación
humana con la naturaleza, primero la limpieza de los bosques (roza y quema), más tarde el abonado,
siembra de cereales susceptibles de ser almacenador, aplicación de nuevas tecnologías como
azadas, y luego el arado, el regadío y división de campos.

Próximo oriente:

Al comienzo del período llamado neolítico acerámico o precerámico antiguo hacia 9.500 a.C. los
yacimientos de próximo oriente, entre ellos el famoso Jericó en Israel, ya presentan bastantes
restos de granos de cereales, usualmente carbonizados, lo que dificulta su clasificación como
silvestre o cultivado. Cuando empezó la transición al acerámico reciente hacia 8.800 a.C. los
cereales cultivados aparecen en todos los yacimientos de piedemonte – en la zona que Braidwood
había mencionado- siendo la cebada más abundante en la zona sur y el trigo en el norte.

Los cultivos sufrieron cambios morfológicos: Uno de los cambios que sufrieron los cereales
cultivados fue el cambio de tamaño. Esto se debe a que los humanos escogieron los granos más
grandes, provocando u mayor presencia, provocando una selección de los genes de mayor tamaño
de los cultivos. Otro cambio es el endurecimiento y flexibilidad ya que el raquis se vuelve más fuerte
y el grano más arraigado al tallo, por lo que solo se desprende durante el trillado de los granos.

África subsahariana: los dos cereales comenzados a cultivar en esta región fueron el mijo y sorgo.
El proceso fue diferente al anterior. En estos yacimientos no se han encontrado granos de especies
domesticadas hasta una fecha reciente en el primer milenio 1000 a.C. en la región de Sahel. Los
tallos de estos cereales tropicales son más duros que el trigo y la cebada y no pueden ser cortados
fácilmente con las hoces de microlitos enmangados y filo de piedra, y quizá por eso no lo fueron
hasta que se introdujo el hierro en África durante el primer milenio a.C. sólo entonces al cortar los
tallos con hoces de ese metal se habrían producido cambios genéticos y morfológicos apreciables
en las semillas.

Asia: En Asia empezó el cultivo de una planta que hoy tiene importancia económica mundial el arroz.
Los más antiguos se han descubierto en el límite septentrional. En la estratigrafía de dos cuevas de
china se ve como los fitolitos de arroz silvestre recolectado son abundantes en periodos cálidos
como en el 8.000 y 6.000 a.C. En los mismos niveles se han encontrado los primeros fragmentos
cerámicos, un ejemplo de asociación entre agricultura y almacenamiento. Más al norte se cultivó
desde 6.000 el mijo.

América: la planta más importante cultivada es el maíz. Los restos más antiguos son calabazas en el
yacimiento Guila Naquitz en Oaxaca fechada en 8.000 a.C. El maíz cultivado más antiguo registrado
en el mismo yacimiento y derivado de una forma silvestre (teosinte) no aparece hasta el 4.300 a.C.
entre 4.500 y 2.500 el llamado período arcaico, se Produjo la transición hacia la plena economía
agrícola en Mesoamérica para desplazarse después a gran parte del continente.

Con respecto a la domesticación, el primer animal fue el perro. No todos los animales con interés
alimenticio son susceptibles de domesticación. Especies que eran muy cazadas al final del paleolítico
como los ciervos y gacelas nunca fueron domesticadas con éxito.

Los cambios entre las especies salvajes y las domesticadas son poco perceptibles al comienzo del
proceso. Hay cambios en el tamaño y por ejemplo en los bóvidos y caprinos cambios en la
cornamenta.

Al inicio del período acerámico reciente hacia el 8.500 a.C. aparecen huesos de bóvidos domésticos
en Turquía, de cabra en Irán y de oveja en sureste de Turquía y Siria.

A partir de Turquía la economía neolítica (trigo, cebada, vacas, ovejas y cabras), fue penetrando
en Europa, la explicación más aceptada por su velocidad es por la migración de grupos de
agricultores que fueron siguiendo valles y ríos hasta topar con el límite del atlántico.

Más al oriente, los bovinos fueron domesticados en el sur de Asia hacia el 6.500 a.C.

Más tarde grandes rebaños de vacas y toros se propagaron por el Sahara.

Las primeras sociedades sedentarias.

Oriente próximo: Fue en la zona sur occidental de Asia, conocida como Próximo Oriente, donde
tuvieron éxito los primeros intentos de economía neolítica. Se trata de una región relativamente
seca, pero de clima benigno y abundancia vegetal y animal beneficiada por el calentamiento del
holoceno. Fue en las colinas situadas a mayor altura y cerca de los ríos donde tenían su hábitat
natural las plantas y animales que primero se domesticaron.

Natufiense: Al período de varios de miles de años anteriores al neolítico se le denomina Natufiense


y se caracterizó por fenómenos sociales novedosos. La gente ya vivía en poblados estables, en
cabañas, existieron cementerios y no sepulturas (típicas del paleolítico final). Esto sugiere una
relación más estable entre los grupos humanos y el territorio que ocuparon, enterrar a los muertos
en el mismo sitio significa que estaban más asentados territorialmente.

Los cadáveres enterrados llevaban ornamentos, en algunos casos se le quita el cráneo un práctica
que será corriente más tarde.

Aparición de microlitos geométricos eran parte de la tecnología y aparecían en los yacimientos


Natufiense.

Neolítico: En el periodo Neolítico acerámico antiguo se produjo la transición a la economía


productora plenamente instaurada en los períodos siguientes (neolítico acerámico reciente y
neolítico cerámico.)

Los microlitos llegan a desaparecer y ser reemplazados por puntas de flecha de mayor tamaño. Las
puntas se usaban para cazar y en algunos casos para la guerra. Ésta por el aumento de la violencia,
se evidencia por el descubrimiento de una muralla y un foso alrededor del asentamiento de Jericó.

No existe evidencia de diferenciación social clara, ya que los ajuares eran muy parecidos y no existen
sepulturas diferenciadas.

La organización más probable es la tribal.

Otro cambio es la forma de almacenaje de alimentos. Al parecer eran comunales por la existencia
de edificios que eran diferentes a las casas y se podrían haber utilizado como depósitos.

Más tarde en el periodo acerámico tardío se advierte un cambio importante, los poblados son más
grandes, las casas se vuelven más complejas e incorporan sistemas individuales de almacenamiento.

Poco antes de terminar el período acerámico se produjo un abandono de los asentamientos grandes
y durante el neolítico cerámico 6.900/6.000 a.C. Todo el mundo volvió a vivir en pequeños poblados.
Esa atomización trajo una variación cultural, visible en decoraciones cerámicas diferentes, pero
también el final del rico mundo simbólico de los milenios precedentes. La explicación más común es
la de tipo ecológico que propone que la explotación intensiva agoto los recursos obligando a las
sociedades a separarse en pequeños grupos de granjeros o pastores nómadas.

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(Wikipedia)

Neolítico precerámico A:

Según algunos autores, esta fase, la más antigua del Neolítico precerámico, se desarrolló entre el
9500/9000 a. C. y el 8300 a. C., de una manera no homogénea, pero con características similares en
aquellos yacimientos en los que han sido detectadas.2 En cambio, según aquellos otros que siguen
las conclusiones establecidas por la escuela francesa, el PPNA se desarrolló entre el 8350/8250 a. C.
y el 7150 a. C., con unas tradiciones culturales diversificadas que indicaban una clara
regionalización.3 Finalmente, hay otros que opinan que la fase A debería ser datada
cronológicamente sobre la primera mitad del VIII milenio a.C. (ca. 8000-7600 a. C.).4 Ante las
evidentes dificultades que presenta el establecimiento de una periodización única para esta etapa,
nos centraremos en las características básicas que la definen.

Característico del Neolítico precerámico A es la existencia de viviendas con planta circular semi-
excavadas en el suelo, compartimentadas, con zócalos de piedra y muros hechos de adobe,
generalmente enlucidos por la parte interior. Los asentamientos en cuevas típicos de etapas
anteriores desaparecieron y se redujo el número de poblados, aunque creció el tamaño de algunos
de estos. Aparecieron edificios monumentales de carácter comunal, como en el caso de Jericó,
donde se constata por primera vez en el registro arqueológico un sistema defensivo muy elaborado,
que pasa por ser el primero en la historia de la humanidad: agruparía a unas 3000 personas,
rodeadas por un terraplén de 3 m. de anchura y 3,9 m. conservados de altura, apoyado en un
torreón de 8,5 m. de alto y 10 de diámetro en la base, con una escalera interior. Su construcción
supone un grado de organización social, especialización y jerarquización de sus habitantes que no
se habría producido hasta ese momento en ningún otro punto del planeta.5

El origen de estos individuos del precerámico A, ha de buscarse en el substrato étnico de la zona,


que evolucionó desde grupos anteriores, en concreto desde los grupos natufienses o para-
natufienses o los individuos asimilados al Mesolítico natufiense.

Respecto a la industria lítica, aparecieron las primeras hachas pulimentadas y comenzaron a ser
frecuentes los útiles relacionados con la recolección del grano: dientes de hoz o microlitos, para
fabricar estos dientes. Y los relacionados con el procesado del grano: molinos, morteros y
machacadores.6

Un útil lítico que ya había aparecido en la última fase del Mesolítico (denominada Khiamiense o
Jiamiense, una cultura que deriva del mundo natufiense) caracteriza también el PPNA: la punta del
Khiam, con dos escotaduras próximas a la base, la cual puede ser cóncava, aunque esto no es
imprescindible. Esta punta se conoce con el nombre que le dio el arqueólogo español Joaquín
González Echegaray cuando la descubrió en el yacimiento epónimo de El Khiam.

En cuanto a la economía, se puede establecer que existía ya una agricultura incipiente o


predoméstica, derivada de la recolección intensiva de cereales silvestres, que terminaron siendo
cultivados de maneras algo precarias todavía. Se trataba de una agricultura en experimentación que
buscaba nuevos recursos productivos a través de ciertas especies salvajes. Aunque las pruebas
arqueológicas nos muestran que éstas todavía tenían un peso importante en la dieta humana, ya
aparecían cereales en áreas de las cuales no son autóctonos y la modificación de las semillas como
consecuencia del inicio de su domesticación empezaba a ser evidente. La acumulación de estos
indicios y el sustancial aumento de los útiles necesarios para la recolección y procesado de los
cereales, han sido fundamentales para caracterizar a estos pueblos como neolíticos. Pero no se
puede hablar de agricultura en el sentido estricto de la palabra hasta que las plantas son realmente
domesticadas.7

Por ahora, no existen indicios de la domesticación de animales, de lo que se deduce que, si existió,
no tendría un peso importante: parece ser que la agricultura precedió a la ganadería, al contrario
de lo que se creía tradicionalmente.
Paralelo al desarrollo de la agricultura se registran otros factores clave, como son el aumento de la
cohesión social de los asentamientos y de la jerarquización entre estos; la progresiva especialización
tecnológica de sus pobladores y la constatación de intercambios a larga distancia (obsidiana de
Anatolia en Jericó).8

En relación a la aparición de murallas, el caso de Jericó es especial y sus implicaciones no están


claras. Jericó se encuentra en un emplazamiento estratégico, dentro de la depresión del mar
Muerto, en una zona de paso desde Mesopotamia hacia el mar Mediterráneo, al oeste, y el mar
Rojo y el valle del Nilo, al sur. Seguramente se extraería sal, betún y azufre, abundantes en la región,
que venderían a los pueblos nómadas de su área de influencia. De todo esto se podría deducir que
Jericó se dedicaría al comercio más que a la agricultura (teoría discutida) y que, probablemente,
cobrara una cuota por el tránsito en la zona. Puede que las murallas fueran para defender su riqueza;
o puede que fueran un elemento simbólico, de prestigio, algo que realzara su posición dominante.

Neolítico acerámico B

Para esta segunda fase nos encontramos con el mismo problema de la anterior: según algunos
investigadores, su cronología fluctuaría entre el 8300 a. C. y el 7000/6800 a. C., variando según las
regiones;9 para otros, oscilaría entre el 7150 a. C. y el 6050 a. C.;10 y alguno más, ofrece esta misma
duración en torno a mil años, pero ocupando toda la segunda mitad del VIII milenio a.C. y la primera
del VII (ca.7500-6600 a. C.).

Una característica del Neolítico precerámico B, contrapuesta a la anterior fase, es la generalización


de las viviendas de planta rectangular, distribuidas en el espacio con arreglo a un cierto urbanismo,
denominado aglutinante (en yacimientos como Çayönü y Çatalhöyük): las casas compartían
elementos arquitectónicos, lo que denotaría una cierta planificación previa. Sólo en Kirokitia
(Chipre) se mantuvieron las plantas circulares. Según Kent Flannery, el cambio en las plantas de las
casas se asociaría con sociedades diferentes: las plantas circulares serían propias de un sistema
social de bandas (cazadores-recolectores), mientras las casas rectangulares, más complejas y con
abundantes divisiones internas, se asocian a una estructura social más compleja, como la sociedad
segmentaria (tribu) o la jefatura.

No hay ruptura con el período anterior sino que se observa una clara continuidad cultural, aunque
se da una progresiva diferenciación en cada región, como consecuencia de la especialización y de la
evolución de los grupos humanos que en ellas viven.

Continuidad evidente también en el rito funerario, enterrando bajo las casas los cadáveres que se
habían dejado pudrir previamente al aire libre, aunque, como novedad, en este momento se
encuentran cráneos humanos moldeados con yeso o cal, y pintados como parte de un tratamiento
ritual (p.ej. en Jericó y Çatalhöyük). Se generalizaron las figurillas femeninas en arcilla (sin cocer) que
ya aparecían en el período anterior; son muy interesantes porque enlazaban con el mundo simbólico
paleolítico ligado al culto a la Diosa madre (Venus paleolíticas) y a la fecundidad. En algunos
yacimientos (como en Hacilar, Anatolia) son muy frecuentes y suelen tener exagerados caracteres
sexuales: en unas ocasiones aparecen embarazadas o dando a luz; en otras tienen niños pequeños
en sus brazos, amamantándolos o en actitudes maternales; algunas están con animales como los
toros. Una de ellas tiene entre los brazos un posible leopardo, situado en la misma postura que si
tuviera un niño y, vista por detrás, está sentada en un trono, lo que da pie a pensar acerca de su
posible divinidad.

En esta fase se desarrolló ampliamente la tecnología lítica, que se caracterizaba por la abundancia
de útiles relacionados con la agricultura, la generalización de la piedra pulimentada y la desaparición
de las puntas de Khiam. Estas dieron paso a las puntas pedunculadas, que presentan un pedúnculo
en la base y retoque plano: las más alargadas y estilizadas se denominan puntas de Jericó y las más
cortas de Biblos. También se generalizaron los molinos de mano y los morteros, relacionados con el
procesado del grano, y las vajillas de piedra o yeso.

Aparecieron las pesas de telar y las fusayolas, más grandes y planas las primeras que las segundas,
fueron fabricadas en piedra primero y luego también en cerámica. Ambas piezas tienen un agujero
que las atraviesa; se colocaban en un telar para que se tensaran las cuerdas y de esta forma realizar
la trama. Por ello, cuando se las encuentra se identifican con labores textiles, de lo que se deduce
la existencia de fibra vegetal y/o animal (lana y, consecuentemente, ovejas, lo que implica a su vez,
la existencia de ganadería).

El sistema económico se fue haciendo más complejo, diversificándose. La agricultura y la ganadería


estaban ya plenamente desarrolladas: hay evidencias claras de la domesticación del trigo, la cebada
y algunas leguminosas, así como de ovejas, cabras, cerdos y bóvidos.11 Ahora se les puede
denominar con toda propiedad pueblos agricultores y ganaderos; algunos de ellos estaban
altamente especializados, como en el asentamiento de Beidha, en Jordania, donde un 86% de los
restos animales encontrados son de cabra, lo que indica su dependencia de la ganadería
rumiante.12 Por otro lado, el comercio comenzó a adquirir cierta importancia: la existencia de
conexiones entre asentamientos alejados entre sí queda demostrada por la aparición en los
yacimientos de Palestina y Siria de materias primas como la obsidiana de Anatolia,13 el basalto de
Transjordania14 o el azufre del mar Muerto. Esto explicaría la creciente especialización de algunos
grupos humanos, que podrían permitírselo al existir ya una cierta economía de trueque. En Anatolia
se encuentran, por primera vez, objetos de cobre nativo martilleado.

A finales del período apareció la cerámica, expandiéndose la revolución neolítica hacia


Mesopotamia, pero decayendo en Palestina, donde se abandonaron los asentamientos al aire libre
y volvieron a ocuparse las cuevas. Esto pudo ser debido a una mayor aridez del entorno que obligó
a sus habitantes a dejar los cultivos y especializarse en una ganadería de tipo trashumante. En
cualquier caso, en el Levante los yacimientos fueron abandonados y no se volvieron a ocupar hasta
el Neolítico Pleno, 500 años más tarde.

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Asia: la economía agropastoril produjo la aparición de la vida sedentaria con poblados más o menos
grandes, aunque no tan pronto como en próximo oriente. Entre el 7.000 y el 6.000 a.C. surgen los
primero poblados permanentes en China. Las primeras cerámicas llevaban decoración de
impresiones de cuerdas, pero muy pronto aparecerán las ricas decoraciones esculpidas y pintadas,
de formas geométricas con algunas figuraciones animales hacia el 5.200- 3.000. En el sur de Asia,
los primeros poblados se conocen en Pakistán entre el 6.500 y 6.000.
América: aparece retrasado el proceso de concentración urbana, siendo los poblados permanentes
más antiguos los registrados en las costas pacificas de Colombia y ecuador fechados entre 4.500 y
3.500 a.C. En Mesoamérica el urbanismo aparece bastante después hacia el 1.600 a.C. mientras que
en Norteamérica los túmulos de –mississippi en el 4.000 cuyo carácter urbano se discute.

La neolitización de Europa.

Al final del neolítico tendremos que nuestros antepasados habían llegado a realizar una
domesticación del paisaje, mediante sus aldeas, cercados, caminos y sobre todo aquellos
monumentos megalíticos.

La escasez de yacimientos mesolíticos ha sido interpretada como signo de una población más bien
reducida durante este período. Es posible que en otras partes los procesos que llevaron a la
revolución neolítica fueran aquí más lentos, el caso es que aquí los descendientes locales de cro-
magnon continuaron cazando y recolectando a la antigua usanza hasta que llegó la influencia o la
gente que trajo consigo los nuevos recursos. Los yacimientos mesolíticos llamados epipalelíticos
apenas se distinguen de los anteriores paleolíticos, simples acumulaciones de útiles de piedra y
restos de fauna, (ahora más abundantes las conchas y moluscos) por mejor aprovechamiento de la
costa, sin apenas huellas de estructuras constructivas, aunque hay menos cuevas y más al aire libre.

Un cambio que si es importantes es el aumento de enterramientos, en el paleolítico apenas


existieron, siendo habituales sepulturas individuales aisladas. La existencia de enterramientos indica
un mayor interés por la propia identidad del grupo y su relación con el territorio: estudios
etnográficos actuales demuestran que cuanto mayor es la competencia por la tierra o algún otro
recursos esencial caracterizado por la escasez, mayor tendencia existe de enterrar a todos los
muertos de una sociedad en un mismo lugar concreto y fijo. En estos casos parece que no se
enterraba a todo el mundo.

Parece que los hombres de edad avanzada recibieron mayor cantidad de ajuar, lo que sugiere una
sociedad de tipo tribal donde el estatus es más accesible para los varones y depende de su propio
esfuerzo a lo largo de la vida, no siendo aún heredado por pertenencia familiar.

Las formas de vida campesinas y las plantas, animales domesticados europeos en esta primera fase
llegaron ya implantados desde afuera, procedentes de la región neolítica nuclear, más próxima es
decir, próximo oriente. Y en concreto el área más cercana es Turquía. Las fechas medias de llegada
son 6.500 a.C en el oeste de Turquía, 5.700 Yugoslavia, 5.300 Francia y Alemania, 5.500 en la
península ibérica y 4.000 en las islas británicas y el sur de Escandinavia.

No es muy claro cómo se produjo la expansión, si fue por migración de poblaciones de colono
neolíticos que partiendo del SE fueron ocupando el resto del continente y desplazando a los
cazadores mesolíticos, o bien ocurrió mediante contacto y difusión entre unos grupos y otros de
forma que los últimos cazadores fueron adoptando la nueva economía sin necesidad de reemplazo
demográfico.

Comparando los caracteres culturales diferentes de cada zona (cerámica, forma de las casas.) se
deduce que algunas áreas fueron colonizadas directamente (Grecia, y parte de los Balcanes, la
Europa central danubiana, parte de la costa mediterránea y atlántica portuguesa, etc.), mientras
que en las restantes (interior de iberia, Francia, Rusia, costa atlántica, islas británicas, Escandinavia)
adoptaron los cazadores la agricultura-domesticación por difusión desde los grupos anteriores, a
través de zonas de transición.

Los primeros asentamientos neolíticos en Europa fueron los de la zona central oriental de Grecia,
Tesalia, hacia el 6.500 a.C. esos primeros colonos procedían de anatolia. Las razones del
movimiento debieron ser demográficas, a medida que la población iba creciendo se hacía necesario
crear nuevos asentamientos para acomodar a los nuevos habitante, que en su desplazamiento
llevaban consigo los elementos básicos de economía neolítica. En zonas como Macedonia y tracia
hacia el 5.800, el norte de los Balcanes y costa de Croacia sobre el 5.700.

Hacían casas de barro como en Turquía. Otro paralelo con la zona turca son los elementos de
prestigio que muestran que las gentes de ambas regiones guardaban estrecha relación. Como
también ocurrió con próximo oriente, un elemento característico de estos primeros poblados
europeos son los tells: a medida que las viviendas se van derrumbando en lugar de limpiar lo caído
se allanaba el sitio y se volvía a construir encima.

Dentro de la cultura material de los primeros campesinos sobresalen las figurillas de personas y
animales modeladas en piedra o arcilla. Suelen tener rasgos femeninos.

La vía natural de comunicación y salida desde SE de Europa hacia el resto del continente además de
la mediterránea es el río Danubio.

En el camino hacia el norte por el Danubio a mediados del VI milenio a.C. (6.000 a.C.) los granjeros
comenzaron a utilizar una cerámica y hacer viviendas diferentes a las anteriores. La decoración de
las vasijas pasó de pintadas a incisas, con diseños de bandas y líneas onduladas por lo que al período
se lo conoce como cerámica de bandas, las casas dejaron de ser pequeñas, cuadradas con paredes
de barro, para convertirse en viviendas rectangulares hechas con postes de madera y de una gran
longitud. Varias en conjunto conformaban aldeas.

Los granjeros de la cultura cuidaban vacas y ovicápridos practicaban una agricultura de roza por
fuego, típica hoy todavía de los horticultores de zonas tropicales, que consistía en talar y quemar
los árboles de una zona. Para que la ceniza actuase como abono. Esas aldeas permanecieron mas
fijas en sus territorios y durante tiempos más largos.

Los granjeros danubianos se expandieron por zonas llanas y cercanas a los ríos, de suelos más
fértiles. Hacia Hungría en el 5.600 y Francia 5.300 a.C.

Paralelamente los cazadores recolectores mesolíticos siguieron durante un tiempo manteniendo


sus formas de vida antiguas y ocupando las zonas altas y boscosas. Aunque existen pocos datos
sobre cuanto duró esa coexistencia de dos formas de vida tan distintas.

Sobre los conflictos sociales en época neolítica europea sabemos algo por el registro funerario y
parece referirse más a luchas entre grupos de granjeros que entre éstos y los cazadores
recolectores. En casi todas las aldeas danubianas hay sepulturas, predominando las de mujeres con
ajuares de tipo doméstico, y adornos de concha, frente a las masculinas con ajuares de tipo
guerrero. La mayoría de las tumbas estaban aisladas entre las casas pero también existen
cementerios en algunos yacimientos.
*La difusión neolítica siguió un modelo diferente a lo largo de la costa norte mediterránea. La del
sur se mantuvo relativamente aislada hasta más adelante. El clima era parecido a los centros
originales del SE europeo, por lo que la adaptación a las plantas y animales tuvo que ser mucho más
rápida. Los primeros yacimientos se conocen hacia el 6.000 a.C. En la costa adriática del sur de Italia
enfrente de Grecia y los Balcanes.

En Italia se conocen 500 asentamientos circulares, quizá defensivos o usados como enterramientos,
en cuyo interior hay viviendas y áreas pavimentadas con cantos.

La cerámica del neolítico mediterráneo occidental se decoraba con impresiones variadas, e conoce
como cerámica cardial, tenían una orientación esencialmente marítima.

* En la península ibérica los primeros asentamientos neolíticos son costeros y de tipo cardial y se
conocen a partir del 5.700 a.C. dependiendo de las zonas. Ese denominado complejo impreso-
cardial llegó a acompañado de agricultura (trigo, cebada y legumbres) y la domesticación animal
(ovicápridos, vacas, cerdo y perro) y asistido por la técnica de la piedra pulimentada y los útiles
líticos tallados con predominio de láminas.

Mientras que la cerámica se considera una innovación que puede ser cambiada y utilizada por
grupos diferentes, la tecnología lítica suele estar más ligada a las prácticas tradicionales de cada
sociedad y resulta más difícil de sustituir.

Las fechas de los primeros yacimientos en el interior peninsular siempre son más recientes 5.300-
4.900 a.C. que en el litoral. Mostrando que la nueva economía vino desde la costa, tanto levantina,
como andaluza y portuguesa.

En la mayoría de los yacimientos los restos de fauna doméstica corresponden a ovicápridos, las
vacas cumplen un papel secundario hasta la edad de bronce. En el neolítico abundan las especies
jóvenes, mientras que en la edad de los metales predominan los más viejos lo que da la pauta de un
mayor aprovechamiento productivo de los mismos.

Con respecto a las formas de las casa parece haber predominado la circular sin divisiones internas
hasta su sustitución por los modelos rectangulares y cuadrados hechos de piedra en la edad de
bronce.

Durante el neolítico comenzaron los sistemas de intercambio de materias primas a lo largo de


extensas regiones.

En sólo tres o cuatro siglos el paquete neolítico llegó hasta Francia y Portugal.

Interesa recordar el gran cambio en la zona nuclear (oriente próximo) al final la fase acerámica. Los
grandes asentamientos, casi ciudades donde se había concentrado la población, probablemente por
la combinación de aumento demográfico y la necesidad de maximizar la producción campesina, se
abandonaron todos en muy poco tiempo y la gente volvió a vivir en pequeñas aldeas como había
hecho antes. A partir de entonces los grupos campesinos empiezan a expandirse y pocos siglos
después entran en Europa suroriental para acabar ocupando prácticamente todo el continente en
menos de un milenio. Pudo impulsar a los europeos y a los del mediterráneo occidental a cambiar
rápidamente de asentamiento a medida que la población iba en aumento.
Esta organización social se puede vislumbrar en las manifestaciones arqueológicas. Al principio se
enterraba sólo a unos pocos individuos en tumbas simples o dobles dentro de cuevas naturales.
Después del 5.000 a.C. se diversifican las prácticas funerarias aparecen enterramientos colectivos,
tanto en cuevas como en megalitos.

Cambios en el paisaje: las culturas megalíticas

Como ya vimos en algún momento determinado de comienzos del V milenio a.C. la gente empieza
a ser enterrada de forma colectiva en la península ibérica y en otras regiones de Europa occidental
desde Portugal hasta Escandinavia incluyendo las islas británicas. La práctica fue penetrando tierra
adentro y fue adoptada por poblaciones ribereñas del norte del mediterráneo hasta llegar al egeo.

En casi todas las regiones atlánticas se construyeron grandes monumentos más o menos grandes,
que se han denominado megalitos porque muchas veces se levantaron con grandes piedras. Este
fenómeno se conoce como megalitismo.

Cap. 5 la sociedad dividida. Culturas metalúrgicas y primeros estados.


En varias regiones de forma independiente y en épocas distintas hubo procesos que llevaron a la
formación de la organización política, el estado centralizado.

En este capítulo presenta las diferentes teorías que tratan de explicar la implantación definitiva de
la desigualdad en los Estados, así como el rápido camino que llevó a la formación de los más antiguos
de ellos en el próximo oriente, Egipto, India, China, Mesoamérica y Suramérica andina. Y por último
el continente europeo.

Los primeros estados se distinguieron por controlar espacios relativamente grandes de manera
centralizada. Ese control, siempre militar o basado en el ejercicio de algún tipo de violencia, fue
esencial. Así mismo la presencia de aglomeraciones habitacionales de mayor tamaño que los
poblados conocidos hasta entonces, llamadas ciudades, es considerada rasgo típico de las
organizaciones estatales. El tamaño demográfico de las unidades urbanas permitió movilizar una
gran cantidad de trabajo, lo que a su vez produjo un excedente alimentario que se canalizó hacia las
clase superiores mediante algún tipo de tributo, con el que cada vez más gente pudo vivir sin
necesidad de ganarse directamente el sustento, surgiendo así los primeros especialistas a tiempo
completo, artesanos, soldados, sacerdotes o burócratas. Entre la abundante producción de estos
grupos se encontraban objetos sobresalientes como monumentos u obras de arte, por lo que
muchas veces se emplea el término civilización.

En cuanto a la organización social, tenemos el cambio que supuso el parentesco, la familia, aunque
siguiera actuando deja de ser el principio rector y ámbito de la actividad económica, pasando ahora
los individuos a actuar en función de su pertenencia a una clase. Este último hecho es lo que
distingue a los estados, de las sociedades anteriores, más que como sociedades complejas aunque
este sea el término más usado.

Hipótesis de origen del estado:


Durante el siglo XX se fueron buscando explicaciones más concretas y así tenemos la famosa
hipótesis hidráulica de Karl Wittfogel, que defendía que los estados habían surgido en zonas áridas
donde la necesidad de irrigación y de control del agua por una fuerza centralizada hicieron necesario
ceder el poder a una organización supracomunitaria más eficiente.

Otra hipótesis ponía el acento en la urbanización como Childe y Adams.

Una idea distinta es la de Carneiro, basada en sus propias observaciones en los valles fluviales de
Perú, separados por áridos desiertos: la combinación de presión demográfica por el lógico aumento
de población en contextos agrícolas productivos, junto con una posición de confinamiento
geográfico o social, derivarían en una situación insoportable de la que sólo se podría salir mediante
la guerra. Los ataques y las conquistas llevarían a unos grupos a imponer su dominio sobre otros,
para lo cual ería necesaria la organización estatal.

Claessen y Skalník concluían que de todas las causas manejadas (presión demográfica, guerra, etc)
eran sólo dos las que aparecían como condiciones estrictamente necesarias: un excedente
económico, casi siempre en forma de alimento y una ideología sustentadora, un mito religioso que
justifique la posición privilegiada del líder, jefe o soberano que se impone a los demás.

Los estados prístinos fuera de Europa.

Igual que había ocurrido milenios antes con la agricultura, fue en la región mesopotámica donde se
registraron los primeros signos de organización política estatal a mediados del IV milenio a.C. al
principio en forma de ciudades estados para pasar pronto a formarse reinos e incluso imperios de
gran extensión. Previamente, desde 6.000 a.C. comenzó en toda la zona del próximo oriente el uso
del cobre, primero para adornos y luego en herramientas y armas, lo que lleva a denominar
calcolítico a este período que llega hasta el 3.000 a.C.

Las culturas más importantes fueron las de Halaf, Ubaid y Uruk.

La de Halaf se desarrolló por todas las zonas altas del creciente fértil llegando al sureste de Turquía
y la costa levantina, entre el 6.000 y el 5.400 a.C. con una cerámica de gran calidad, variedad de
formas y decoración pintada geométrica y animalística; los sellos de piedra y figurillas femeninas
son otras de sus características.

Poco después del comienzo de Halaf hacia el 5.900 a.C. con la llamada cultura Ubaid se produjo la
primera ocupación humana de las zonas llanas del sur de Mesopotamia, tierras áridas que sólo se
pueden aprovechar agrícolamente mediante canales que lleven el agua de los ríos a los campos, el
clásico sistema de irrigación. No sería extraño que este importante avance estuviera en el origen de
la nueva complejidad advertida en los templos. Es posible que estos edificios fueran residencias de
la elite o lugares de redistribución de alimentos. La cerámica de Ubaid se acabó extendiendo por
todo próximo oriente hasta Turquía, reemplazando desde 5.200 a.C. a la halafiense.

Hacia el 4.200 a.C. la cerámica pintada empieza a cambiar por la cerámica lisa de la siguiente fase
Uruk que llegará hasta el 3.00 a.C. se caracterizó por la concentración de población en asentamiento
progresivamente mayores, todos ellos son su templo como ya ocurrió antes, un edificio destinado
ahora claramente a almacén de los excedentes alimentarios. El tamaño de los poblados fue
creciendo.
Uruk fue la primera verdadera ciudad de la historia, por otras aglomeraciones anteriores aunque
también de gran dimensión como Catal Huyuk carecían de la variación funcional interna que
caracteriza a las ciudades.

Fue la relación con las propiedades de esos templos y la necesidad de controlar su cuantía como
surgió la primera escritura conocida llamada cuneiforme. Con esta se elaboraron textos de
naturaleza administrativa.

Uruk y otras ciudades estado más pequeñas de Mesopotamia ejercieron una poderosa influencia en
el exterior de su territorio, puesto que sus cerámicas y otros artefactos aparecen en los montes
Zagros. Tal vez se establecieron alianzas entre los jefes de las ciudades y otros asentamientos
lejanos, basados en un amplio sistema de comercio que llevaba alimentos desde la fértil
Mesopotamia hasta las zonas más altas. Esta red servía para promover la aparición de jefes capaces
e movilizar trabajo de sus dependientes para poder acceder a los materiales llegados con el
intercambio. Hacia el 3.100 esta organización parece haberse venido abajo, según se desprende de
la brusca desaparición de materiales provenientes de Uruk en todos los territorios vecinos, aunque
la organización central de ciudades estado siguió existiendo en las llanuras.

El otro primer gran foco estatal fue el Egipto faraónico. Por otro lado también en valle del indo
entre la moderna india y Pakistán se registró un foco civilizador desarrollado entre el 2.600 y 1900
a.C. que según el paradigma difusionista surgió por influencia mesopotámica. Pero de forma
reciente se ha sostenido que fue un desarrollo independiente. El cuarto foco autónomo estatal es
China su cristalización se dio en torno al 1.700 a.C.

Y en américa los casos de; Mexico entre el 1200 al 400 a.C. donde se desarrolla la cultura olmeca
siendo la cultura madre de las que luego sucedieron. Y el caso de andes donde se desarrolla la
cultura moche hacia el 1.400 a.C.

Primeras culturas metalúrgicas europeas.

La aparición de los primeros útiles de cobre marca el inicio de una época entre el IV y el I milenio
a.C. con una gran diversidad cultural en todo Europa. La mayor complejidad social se vio propulsada
por adelantos tecnológicos y económicos que se irán introduciendo poco a poco: el uso del arado
para trabajar la tierra, la explotación de los productos secundarios de los animales domesticados,
además de su carne, el abonado de cultivos con estiércol, irrigación mediante canales, invención de
la rueda, introducción de nuevas plantas, creciente importancia del comercio a larga distancia sobre
todo de elementos metalúrgicos.

El nuevo modelo político sólo pudo introducirse al continente mediante la guerra.

La presencia cada vez mayor de productos de origen lejano indica que los asentamientos se
relacionaban unos con otros en sistemas más amplios de comercio. La diversidad cultural, por
ejemplo con cerámicas muy diferentes, contrasta con la uniformidad que teníamos durante la
expansión neolítica de las culturas danubianas.

Esta tendencia se refuerza hacia finales del calcolítico de la región hacia el 3.500 a.C. con poblados
más pequeños y cementerios más grandes que fueron usados por varios asentamientos a la vez. Por
su lado la intensificación productiva que supusieron los cambios técnicos antes citados provocó la
aparición cada vez más clara de élites.

Durante el IV milenio surgieron los primeros grupos calcolíticos en la península itálica.

Si nos desplazamos hacia el oeste, norte y noreste, fuera del área suroriental encontramos que allí
la primera difusión de metal coincidió a finales del IV milenio y comienzos del III milenio a.C., con
otro período de llamada uniformidad cultural definido por dos tipos cerámicos, la cerámica
cordada al norte y noreste, y más tarde otra de abundante decoración incisa la cerámica
campaniforme al oeste y suroeste.

Desde antes del III milenio a.C. comenzó a manifestarse en Europa occidental, desde el norte de
Marruecos y sur de Italia hasta el norte de las islas británicas y Escandinavia, el fenómeno de
cerámica denominado complejo del vaso campaniforme. Con este nombre se denominó a culturas
distintas pero que tenían la costumbre de enterrar a algunos individuos en una fosa individual, a
veces bajo túmulo y otras no, con unas o varias vasijas sin asa con forma de campana invertida.
Como ocurría con la cerámica cordada estos pueblos no conocían al principio el metal pero
enseguida aparecen puñales de cobre y al final de bronce. En la península ibérica, el complejo duró
hasta mediados del II milenio ya en plena edad del bronce.

El análisis de pasta de vasija campaniforme en muchas regiones ha demostrado que se fabricaban


localmente, entonces fue la idea y el conocimiento de la técnica las que se difundieron.

Se ha discutido mucho sobre el origen del vaso, y durante un tiempo se pensó que provenía de la
península ibérica, aunque hoy parece más probable que surgiese en la frontera occidental de las
cerámicas cordadas, en los países bajos donde hay una mezcla de ambos estilos Y que luego se
expandiese por la costa atlántica hacia el sur alcanzando el mediterráneo central y penetrando más
tarde en el interior. Es curioso que su expansión sea casi calcada de la megalítica ocurrida apenas
dos milenios antes, tal vez utilizando las mismas vías costeras.

Al igual que los vasos cordados, los campaniformes debieron estar asociados con rituales masculinos
para consumir alguna bebida alcohólica. Algo importante es el cambio de mentalidad social que este
nuevo ritual insinúa: las tumbas eran muy ricas para la época, el enterradoo iba provisto de todas
sus riquezas y todo ellos sugiere una ideología individualista muy diferente de la anterior colectiva
de los megalitos.

Península ibérica, se conocen varias culturas campaniformes específicas, pero en general en toda
la península la metalurgia aparece o se generaliza justo en este momento y ligada a los yacimientos
campaniformes. Desde antes de la llegada del campaniforme a la península había existido una
importante cultura calcolítica y megalítica española centrada en torno al yacimiento los millares en
almería. En el contexto del anterior megalistismo se produjo la aparición de la metalurgia del cobre
hacia el 3.000- 2.800 a.C., junto con una intensificación productiva agrícola que provocó un
incremento de la complejidad social, aunque sin abandonar la vieja ideología del enterramiento
colectivo. Todo un sistema político gravitó en torno al poblado Los Millares (asentamiento que duró
todo el III milenio.) ocupada por viviendas circulares sin divisiones internas ni grandes diferencias
entre ellas, protegido por murallas y fortificaciones defensivas. Frente a esta se extendía la
necrópolis megalítica de tumbas colectivas, con ajuares funerarios. Análisis recientes demostraron
que los millares no fue un fenómeno aislado y que existieron otros asentamientos iguales de
importantes en la misma época, marcando el comienzo de unidades políticas cada vez más amplias
y centralizadas.

Mediterráneo oriental, ver los cambios que condujeron allí a las ricas sociedades de la edad de
bronce. La innovación con respecto a la época anterior consistió en fundir el cobre añadiendo una
pequeña cantidad de estaño o arsénico para obtener una aleación que es más fácil de conseguir y
vuelve el metal más duro y resistente. Las civilizaciones desarrolladas en el viejo mundo desde
Grecia a china poseían esa tecnología y basaban parte de su poder en el control y comercio de sus
productos.

En Grecia, creta, islas del egeo y Turquía, existen pocos signos de complejidad social durante el
bronce antiguo 3.500-2.000 a.C., sugiriendo que la influencia estatal se tomó mil años en llegar hasta
allí. Sin embargo existió un intenso comercio entre esas regiones, la cerámica de todas ellas está
presente en las demás. Otros rasgos interesantes son los sellos de piedra que se usaban como
símbolos de propiedad sobre todo las esculturas humanas de mármol blanco. Huellas de actividad
simbólica son las tumbas de creta (tholos) y enterramiento colectivo usadas durante muchos siglos
por los habitantes de pequeñas aldeas. Los ajuares de puñales de cobre y los sellos marcan una
cierta distinción al igual que las diferencias entre unos tholoi y otros, que tal vez indicaban rangos
económicos distintos de unas familias a otras, como pudo haber ocurrido en los millares.

Hacia el 2.000 a.C. comenzó el período palacial en creta, con la construcción de centros regionales
(Cnosos, Malia y Festos) poco después de 1.500 a.C. todos los palacios fueron destruidos salvo
Cnosos y la isla paso a formar parte del ámbito cultural de Micenas en Grecia continental.

Los centros consistían en grandes edificios, sin muros defensivos, con habitaciones residenciales y
otras de tipo almacén. La gran cantidad de alimento que se pudo acumular ha movido a pensar que
se tratase de focos de redistribución para los habitantes de los alrededores, quienes donaron sus
excedentes agrícolas en forma de tributo voluntario, a juzgar por ausencia de protección de los
edificios. Las paredes de los edificios estaban pintadas con frescos que revelan una especie de
religión, la abundancia de figuras femeninas hizo que se hablara del culto a la diosa madre.

Si en esos palacios vivió reyes y jefes, no quedo de ellos ninguna tumba ni prueba iconográfica como
las de Mesopotamia y Egipto. En el control de las posesiones palaciales se utilizó la escritura sobre
tablillas.

En Grecia continental surgieron pequeños estados unos siglos más tarde que en creta hacia
mediados del II milenio formándose el más famoso de ellos, micenas poco después del 1600 a.C. se
hallaban protegidas por murallas y bloques de piedra revelando la fuerte competencia que debió
existir entre ellas o la necesidad de controlar a los propios súbditos.

Aunque de mucho menor tamaño los centros de las ciudades micénicas cumplieron un papel similar
al de los palacios cretenses, con abundantes pruebas de almacenamiento de alimentos, destacando
un pequeño edificio llamado megarón.

Un fuerte poder centralizado aparece como causa más probable de las grandes obras de ingeniería
presentes, como las grandes murallas, tumbas, canales, caminos, presas, puentes e incluso puertos
marítimos.
El mayor número de armas y el Hallazgo de armada completa muestran el carácter militar de
micenas, visible también en representaciones artísticas.

En todo el resto del mediterráneo hasta la península ibérica se generalizo en la edad de bronce la
costumbre de construir asentamientos fortificados y enterrar los cadáveres en tumbas individuales
con claras diferencias de ajuar entre unas y otras.

Península ibérica. La unidad social más importante de la edad de Bronce fue la cultura de agar,
fechado entre 2.200 y 1.500 a.C. Los poblados de esta cultura se situaron en lugares elevados con
fortificaciones defensivas acentuando un sistema que ya existía en la zona desde la época anterior
de los millares, y tenían casas rectangulares separadas sin grandes diferencias entre ellas. La división
social se aprecia más ene l registro funerario, siempre con tumbas individuales que al principio se
hacían en pequeñas cistas de lajas de piedra y luego en grandes tinajas de cerámica normalmente
cerca o debajo de las casas. Los distintos ajuares se usaron para marcar los grupos dentro de la
sociedad con una clase dominante (con armas de bronce y adornos cerámicos), una clase inferior
(hachas y punzones), los servidores (sólo cerámica) y los esclavos sin ningún ajuar.

La economía era agrícola y ganadera, destaca la importancia del caballo como símbolo de riqueza.

La tecnología no alcanzó en sí un gran desarrollo en comparación con otras zonas europeas, no solo
por el escaso de su producción sino también por su calidad.

Nos queda la agricultura y el pastoreo como el origen de la potencia económica de esta región que
algunos, incluso desde la fase anterior calcolíticos consideran ya un verdadero estado. La matización
de argar como un estado tributario débil es discutible si se lo compara con estados del mediterráneo
oriental que acabamos de describir.

Los poblados de agar no fueron pequeños pero faltan muchos elementos de tipo ideológico que
deberían estar, arquitectura defensiva, templos, arte, santuarios, palacios etc. Las diferencias
sociales visibles en los ajuares de las tumbas y la existencia de armas solo parecen suficientes para
caracterizar a esta sociedad como una jefatura desarrollada.

Norte de Europa.

Tras el final de las cerámicas cordadas todas las llanuras centrales de Alemania, Polonia y
Checoslovaquia fueron escenario entre 2.300 y 1800 a.C. de una impresionante cultura metalúrgica
conocida con el nombre de Únetice. De ella se conocen muy pocos asentamientos, pero sí se han
descubierto numerosas necrópolis y ricos túmulos. La metalurgia del bronce alcanzó una calidad
desconocida, no solo por la aleación conseguida con el estaño sino por el amplio elenco de
productos fabricados: puñales, hachas, hoces, anillos, collares y otros adornos. Es posible que
existiese una cierta unidad cultural por todas esas tierras, preludiando la que hubo más tarde
durante los periodos de campos de urna y la edad de hierro.

Una ola de difusión de desigualdad social fue avanzando desde el SE del continente hasta alcanzar
finalmente todo aquel, aunque no se crearan estado más que en la zona mediterránea oriental. Casi
todos están de acuerdo que durante la edad de bronce se formaron por toda Europa jefaturas que
en lo esencial duraron hasta el final de la prehistoria. El mecanismo que explica sus inicios no parece
diferente para el que ya hemos visto para otras zonas: individuos o familias ideológicamente
favorecidas consiguen acumular o intercambiar con otros grupos, siendo ahora la novedad la
presencia masiva de metal como señal de poder y tal vez también del mismo intercambio, de forma
que se ha dicho que la arqueología de la edad de bronce ha sido una arqueología de los artefactos
de prestigio.

Atlántico europeo, la máxima expresión de la circunstancia anterior llega durante el llamado bronce
atlántico, desarrollado en las costas y países atlánticos europeos durante los últimos siglos del II
milenio. Al mismo tiempo que en Centroeuropa comenzaban los llamados campos de urnas que
veremos luego. A través de contactos, al igual que con el megalitismo y el campaniforme, se
apoyaron en el tráfico marítimo a lo largo de las costas europeas durante esos siglos, se produjo una
unidad tecnológica en toda la región, de forma que los mismos tipos de útil de bronce aparecen
repetidos desde Portugal, hasta las islas británicas y países bajos. En esta época empieza la distinción
simbólica entre los géneros. A lo largo de la edad de bronce se fue creando un ethos del guerrero,
relacionado con la belleza masculina y que además de armamento, incluía los jarros y vasos para las
bebidas alcohólicas, la monta de caballos y conducción de carros guerreros y el adorno personal,
con elementos de aseo y cabellos largos. El bronce final fue cuando la metalurgia del bronce alcanzó
su mejor expresión con un dominio total de sus aspectos técnicos. Lo único que se conoce del
atlántico son los depósitos de metal, pues faltan en el registro las necrópolis y asentamientos.

Se ha propuesto una ideología similar para todos estos pueblos que pudieron tener lenguas
indoeuropeas.

La península ibérica, es especial sus áreas costeras, fueron el cruce de dos amplios sistemas
comerciales, del atlántico y el mediterráneo hallándose en esos depósitos elementos de ambas
tradiciones.

A finales del II milenio en Centroeuropa se produjeron cambios que fueron cruciales para dar origen
más tarde a la edad de hierro en el siglo VIII a.C.: nuevas formas de rito funerario, nuevas tecnologías
metalúrgicas, mayor intensificación agraria para sustentar el poder creciente de las elites, provistas
de una ideología de estatus personal basado en la destreza militar y la generosidad para con sus
seguidores, y expresada en elementos de prestigio que se extendieron por zonas cada vez más
amplias, y todo ellos reflejado en la proliferación de asentamientos cada vez más fortificados. Desde
un poco antes del 1.300 a.C. la gente empezó a enterrarse de una forma muy poco usual, la
cremación del cadáver y su introducción en una urna cerámica que luego se depositaba en un hoyo,
de aquí que estos cementerios se denominaran campos de urna. Tenemos un fenómeno más
democrático que contrasta con el anterior porque no había grandes diferencias entre los ajuares.

Por encima de esta sociedad básicamente igualitaria que vivió en pequeños poblados, existió una
elite guerrera que utilizaba las armas de la época y que vivían en aldeas mayores fortificadas. Que
se enterraban en túmulos con ajuares muchos más ricos y acompañado en ocasiones de un vehículo
con ruedas.

La edad del hierro en Europa y el mediterráneo:

A medida que avanza el ultimo milenio de nuestra era, se fue produciendo un nuevo brote de
intensificación económica y cultural, cuyo resultado fue el surgimiento de los primeros Estados
europeos y un poco más tarde la Historia escrita. Lo que da al periodo el nombre es la introducción
de un metal que sustituye al bronce, el hierro que en los siglos IX y VIII se hizo dominante.
Los primeros objetos de hierro aparecen en la península itálica e ibérica entre los siglos X y IX a.C.
antes del contacto con los fenicios que es cuando empieza a generalizarse su uso.

Mediterráneo oriental, aquí se produjeron los cambios más importantes. En Grecia la actividad
funeraria fue creciendo con tumbas de ajuares cerámicos decorados con motivos geométricos que
a partir del siglo VIII y VII cambiaron a temas figurativos de origen egipcio y mesopotámico, el
periodo orientalizante, un estilo que luego se difundió por el resto del mediterráneo. Hubo un
aumento de la población que produjo la expansión ocupando nuevos territorios en toda la costa del
mediterráneo. Muchas de las colonias funcionaron como puertos de comercio.

La base económica principal del periodo por encima del comercio, fue la agricultura, se implanto
definitivamente el policultivo mediterráneo. Una gran parte de esa producción entró en las redes e
comercio, evidenciado por un artefacto cerámico, el ánfora que sirvió para trasladar el vino y el
aceite. También surge el mercado en todas las ciudades. Ligada al comercio estuvo ligada la rápida
difusión de la cerámica a torno, cocida y fabricada en serie para un amplio mercado, diferenciándose
de los periodos anteriores donde eran producciones locales e intercambios directos, elaborada
domésticamente por mujeres.

El tipo de organización social que funciono en las sociedades griegas fue el de ciudades-estado.
Compuestas de un asentamiento urbano central rodeado de un territorio agrícola dependiente,
estando todos sus habitantes ligados por vínculos políticos en lugar del parentesco, además por
relaciones económicas y una religión común. El sistema de organización social dejo de depender de
las costumbres tradicionales para pasar a estar regido por leyes escritas. Una novedad fue la
introducción de la moneda

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