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El último desafío de OMA -VIERENDEEL

https://www.clarin.com/arq/arquitectura/ultimo-desafio-OMA_0_SkFmo0B2Dme.html

Cómo es la ampliación de la Escuela de Arquitectura de Cornell,


EE.UU. Un gesto singular que resuelve temas funcionales,
representativos y paisajísticos

Iwan Baan VOLADIZO. La idea de diferenciar el nuevo edificio de los existentes se potenció con recursos
formales y estructurales. (Fotos: Iwan Baan)

OMA

College of Architecture Art and Planning

Milstein Hall
Modelado a imagen y semejanza de su creador, OMA es uno de los pocos estudios que prefiere los desafíos a
cualquier otro proyecto. Cuando no los encuentra, los inventa.

Aunque parezca mentira, la organización mundial que creó el holandés Rem Koolhaas no agarra todo lo que
se le pone adelante; elige las encomiendas que le permiten hacer algo nuevo, producir un aporte singular. Así
lo explicó el año pasado el número dos de la firma, Shohei Shigematsu, cuando estuvo en Buenos Aires. Pero,
si prefiriéramos desconfiar de las declaraciones autocelebratorias, podríamos anotar la poca cantidad de veces
que OMA se repite en temas, soluciones, lenguajes y adecuaciones programáticas. Con esos datos en la mano,
tendríamos que empezar a aceptar que estamos frente a un despacho de arquitectura muy especial, que se
alimenta de producir arquitectura muy especial.
Hace unos años, cuando las oficinas de Koolhaas en Nueva York se hicieron cargo del proyecto del Milstein
Hall, sus equipos empezaron a darle vueltas al programa como para no hacer sólo un edificio más. La Iniciativa
de la Universidad de Cornell buscaba ampliar su Colegio de Arquitectura, Arte y Planeamiento (CAAP)
utilizando una donación de la Familia Milstein. La obra sería la primera del campus para la escuela, construida
a lo largo de un siglo.
En las reuniones con el cliente, el equipo de Koolhaas sorprendió con una propuesta llamativa una enorme caja
apaisada que parecía flotar sobre el terreno. La jugada era apostar a una imagen contemporánea (¿Qué mejor
que la de una “caja de zapatos”?) para tensar la relación con los edificios eclécticos del campus. Pero, además,
la propuesta conectaba dos edificios aledaños aumentando la superficie de uso de la escuela. Todo con un sólo
gesto formal, simple y decidido. La singular idea de OMA acaba de ser inaugurada en el campus
estadounidense. Con 2.000 metros cuadrados, el nuevo edificio está ubicado entre el histórico Arts Quad y el
Falls Greek Gorge, originales sedes de la escuela.
Desde siempre, el CAAP estuvo separado en cuatro edificios de diferentes estilos y programas, pero con la
misma tipología.

La gran jugada de Koolhaas fue no caer en la tentación de crear su propio edificio aislado, como tantos otros
que pueblan el campus. Su acierto fue usar la oportunidad que le daba esta ampliación programática para crear
un complejo unificado que estableciera conexiones interiores y exteriores con los edificios existentes.
“Quisimos darle al colegio algo que no tuviera, un espacio con escala y que permitiera la colaboración entre
áreas. También vimos la oportunidad de conectar la quebrada con el lado norte del Arts Quad”, señaló Rem
Koolhaas. Como un ajedrecista de elite, en un sólo movimiento magistral, el holandés logró varias cosas a la
vez: completar el programa, unir edificios históricamente separados, redefinir la entrada norte del campus y
generar un nuevo polo de circulación excéntrico al tradicional.
Para encajar esta pieza entre los antiguos edificios, OMA se valió de una estructura metálica formada por
enormes vigas vierendeel. Entre estas vigas se desarrolla el programa de la planta alta. Además, todo ese nivel
se desarrolla como dos grandes voladizos. Así, el edificio conecta los salones preexistentes en los primeros
pisos de las construcciones vecinas.
Para enfatizar su liviandad, el volumen metálico está envuelto por una piel de vidrio de piso a techo. La cubierta
tiene un manto vegetal que la protege del calor, mientras 41 lucarnas permiten que la luz entre a las partes más
interiores de la enorme planta casi cuadrada.
El volumen “volador” alberga a un espacio dinámico que busca garantizar el intercambio social de los
estudiantes de arte. Allí se alojan estudios y estares.
Para mantener el carácter “aéreo” de ese cuerpo, los arquitectos se propusieron encontrar una definición
material diferente para efectivizar su encuentro con el nivel de vereda. Así, como si se tratara de una alteración
del terreno, el nivel cero se definió como una loma hecha de hormigón armado en la que aloja la entrada y el
sistema de escaleras que sube al primer piso y baja al subsuelo. Debajo del piso funcionan las salas de
exposición y el auditorio.
El Milstein Hall completó las necesidades del CAAP con su primer gran auditorio y sala de conferencias. Ese
espacio fue concebido con la mayor flexibilidad posible para permitir una amplia gama de programas y
funciones. El auditorio está dividido en dos partes, una con asientos fijos en gradas, sobre la pendiente que
produce la loma de hormigón que nace en la planta baja y desciende hasta el subsuelo. Sobre la parte plana, el
auditorio tiene sillones móviles que se colocan para llegar al máximo de capacidad de la sala: 300 personas.
Iwan Baan AUDITORIO. Con butacas móviles y gradas fijas. El recinto vidriado permite ver lo que pasa en
el interior.

Cuando no se requiere tanta gente, la parte plana del auditorio se puede usar para pequeñas reuniones. Una
pared de vidrio separa el auditorio del área pública. Cuando se necesita mayor privacidad, se corren unas
cortinas para ocultar la actividad interna de la mirada de la gente.
El diseño del Milstein Hall también se propuso metas sustentables. Sus diseñadores esperan certificar el nivel
Silver de las normas LEED, pero muchos abrigan la esperanza de alcanzar el Gold.
Pero, más allá de la certificación internacional, el proyecto tuvo en cuenta algunas medidas de sentido común,
como reducir el consumo de energía mediante el sistema de viga fría para mejorar el acondicionamiento
térmico y se usaron lucarnas para proveer de luz natural al interior del edificio. Por otro lado, en la cubierta
verde se utilizaron plantas nativas con la idea de reducir la necesidad de riego. Y en el rubro de reuso, se
incluyeron refuerzos de acero reciclado en las losas de concreto y materiales reciclados en muchas de las
terminaciones. Además, el Milstein Hall es totalmente desarmable, lo que en términos de reciclajes futuros es
un avance.
La obra de OMA muestra las virtudes de los proyectos que nacen para aportar algo nuevo. Además de sus
cualidades funcionales, espaciales y simbólicas, el Milstein Hall se convirtió en un ejemplo de rehabilitación,
una categoría que la Interior’s Guidelines for Rehabilitation define como “adaptar un patrimonio histórico para
nuevos usos a través de la alteración o la adición”.
La Secretary of the Interior’s Guidelines es la institución estadounidense más reconocida en el ámbito de la
preservación de edificios y establece una guía de buenas prácticas usada hace décadas por planificadores,
propietarios y autoridades de los EE.UU.
Cornell y OMA adoptaron esos lineamientos diferenciando claramente lo viejo de lo nuevo y minimizando los
cambios en los edificios existentes.
Además de ser un manifiesto de lo que debe ser la arquitectura, el Milstein Hall también se da el lujo de
valorizar a sus ilustres vecinos.
College of Architecture Art and Planning
Cliente: Cornell University. Proyecto: OMA. Socios a cargo: Rem Koolhaas, Shohei Shigematsu. Asociado
a cargo: Ziad Shehab. Arquitectos asociados: KHA Architects, LLC. Estructura: Robert Silman
Associates, P.C.Acustica: DHV V.B. Diseños de frente: Front, Inc. Iluminacion: Tillotson Design
Associates, Inc. Paisajismo: Scape Landscape Architecture PLLC. Diseño gráfico: 2x4, Inc. Cubierta: BPD
Roof, Inc. Sustentabilidad: BVM

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