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entre lo Apolíneo y lo Dionisiaco (siendo esta la central en su tercer escrito); lo
consciente y los inconsciente en la génesis del arte; la evolución “natural” de las artes y
la adjudicación de formas por vía docta; la dialéctica socrática (filosófica) y el discurso
mítico-poético; el “pathos” y el “drama”; y, también, la interesante triada del drama
musical, la tragedia y la comedia ática nueva, que constituye un caso especial de
contraposición.
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visión dionisiaca del mundo”. Textos que servirán como, justamente, preparación de lo
que luego será su obra El nacimiento de la tragedia.
ese ropaje libre: todo lo no-libre, todo lo aislado de cada una de las artes queda
superado con él; en su común festividad sacrificial se cantan himnos a la belleza y a la
vez a la audacia. Sujeción y, sin embargo, gracia, pluralidad y, sin embargo, una sola obra
de arte- eso es el drama musical antiguo (223).
A esta idea de arte contrapone, pues, un arte moderno que está fragmentado, en
el sentido en que la unión de dos o más artes no está vista del mejor modo, pues para
Nietzsche: “nosotros, que nos hemos criado bajo el influjo de la grosería artística
moderna, bajo el asilamiento de las artes, apenas somos ya capaces de disfrutar juntos
el texto y la música” (221). Y es este punto, para Sánchez Meca, determinante para la
propuesta nietzscheana, pues “el principal recurso estético de la tragedia griega como
totalidad artística era el modo en que la música completaba la poesía y la intensificaba
para despertar el sentimiento en los espectadores” (40).
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Así, por último, en el texto “La visión dionisiaca del mundo”, a partir de las
figuras de Apolo y Dionisio, se plantea la contraposición central entre dos modos de
concebir tanto el mundo, como la creación dramática. Tomando la desmesura en la
música, lo terrenal, lo sensual, como características de un mundo dionisiaco y lo
armónico, elevado y divino, como las de un mundo apolíneo. Identificándolas con la
contraposición antes expresada: entre un racionalismo dialectico y una expresividad
poética.
Repartida entre ambos mundos, también la poesía alcanza una esfera nueva: a
la vez sensibilidad de la imagen, como en la epopeya, y embriaguez sentimental del
sonido, como en la lírica. Para aprehender este desencadenamiento global de todas las
fuerzas simbólicas se precisa la misma intensificación del ser que creó ese
desencadenamiento: el servidor ditirámbico de Dionisio es comprendido únicamente
por sus iguales (272).
En primer lugar, nos parece adecuado llevar una reflexión en torno al manejo
discursivo que Nietzsche realiza en estos “Escritos preparatorios”: aunque se entiende
el contexto de “conferencia” de los primeros dos textos, se nos hace determinante el uso
de la argumentación inductiva, dejando la tesis-conclusión para el final de cada texto y,
construyendo, así, a la medida que escribe el andamiaje argumentativo en el que reposa
su propuesta central. Sobre este respecto, también habría que añadir cómo en este
contexto la investigación histórica toma un enfoque de “narración”, permitiéndose el
uso de ciertas licencias, que podrían incluso caer en la ficcionalización, pues se abstiene
de poner referencias en muchos de los comentarios con datos que podrían ser
comprobables.
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En ese sentido, se nos abre otra de las cuestiones que nos propone el texto y es
la tensión presente en Nietzsche con la sistematicidad de una propuesta filosófica, tipo
Kant o Hegel, que asumiría un compromiso mayor con las relaciones intertextuales, de
fuentes y de cohesión, coherencia y orden del discurso. Los tres escritos preparatorios
comparten, en resumen, a este punto, una conexión temática, mas no estructural.
Representan, entonces, diversos enfoques de un mismo problema, haciendo énfasis y
proponiendo matices particulares, pero, en ningún momento (y eso es quizá más
cercano al ensayo literario como género) pretendiendo una exactitud científica, ni una
totalización sistemática.
Referencias: