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Historia del proceso de la Antigüedad Tardía y su legado sociopolítico

Marina Nicolás Ballesta

PRÁCTICA 1

LA FIGURA DEL EMPERADOR EN LOS PANEGÍRICOS

Para comenzar, debemos explicar que los panegíricos son discursos que se pronuncian
en honor de un soberano, por lo que nos sirven como fuente histórica, aunque
debemos tratarlos como una aproximación clásica. De éstos podríamos extraer el
género de la retórica. Tiene como centro la exaltación de las virtudes y hechos
relevantes de un personaje bajo las alabanzas.

El autor de esta obra es Claudio Mamertino, que vivió en el siglo IV y fue un reconocido
panegirista, puesto que escribió panegíricos para Juliano y fueron conservados en los
llamados Panegyrici Latini, junto con dos panegíricos más en honor del emperador
Maximiano.

Este panegírico se enmarca contextualmente en la figura de Maximiano Augusto, que


fue césar nombrado por Diocleciano desde el 285, y augusto, desde el 286, hasta mayo
del 305. Diocleciano instauró un sistema de gobierno colegiado en el año 284 ante la
necesidad de regular el caos que reinaba en el Imperio. En un principio se trató de una
diarquía (gobierno de dos), en el cual nombró a Maximiano como césar con la finalidad
de reprimir la rebelión bagauda.

Maximiano vivió también lo que conocemos como la primera tetrarquía (gobierno de


cuatro), en la que ya había sido nombrado Augusto y, junto con otros dos césares
(Galerio y Constancio Cloro) nombrados por Diocleciano, gobernaron el imperio.

Es importante para el comentario del panegírico explicar que este personaje realizó
importantes campañas militares (de ahí su concepción como héroe militar de la que
hablaremos más adelante), una de ellas de especial relevancia contra los Bagaudas en
la Galia. También combatió contra las tribus germanas de las orillas del Rin.

La escritura de este panegírico sin embargo, no se puede enmarcar en la Tetrarquía ya


que aún no existe, por lo que debe situarse en una fecha temprana del reinado de
Diocleciano (la Diarquía)

El comienzo del panegírico de Maximiano Augusto empieza con la razón de su


escritura, que se trata de una fiesta religiosa (con un carácter eminentemente
sagrado). Habla de la tradición oral y de los orígenes de Roma, pero no menciona la
historia de Rómulo y Remo, sino que se centra en la leyenda de Hércules como
fundador, debido a que Maximiano Augusto lleva el sobrenombre de “el Hercúleo”.
Aquí podemos entender que el emperador es tratado como una figura sagrada debido
a que se le asocia directamente con la creación del mundo (entendiéndose el
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nacimiento de la ciudad con el reinado de Diocleciano como una recreación del mundo
romano)

Maximiano Augusto procede de una filiación inventada con Hércules. Esto era muy
común en los emperadores, como método para ensalzar su grandeza. Se trata de una
concepción de la historia providencialista, es decir, que existe una sacralización
generalizada del poder.

El concepto “Sacratísimo” es utilizado varias veces a lo largo del texto por el autor.
Hace referencia a la sacralización del emperador. Éste es identificado con un Dios (en
este caso con el dios fundador, Hércules), para poner en conexión la tradición antigua,
realimentándola con la situación actual de Roma.

Por esta razón relacionan el nacimiento de la ciudad con el reinado de Diocleciano,


recreando el mundo romano con ellos como fundadores. Existe una idea conceptual
del tiempo en la que Roma ha vuelto a nacer.

Hay una nueva concepción de la Monarquía Universal. Se concibe a Roma como un


Imperio Universal y por ello se ensalzan los ideales militares de los emperadores.

En el reinado de Maximiano y Diocleciano, lucharon contra unos usurpadores de


origen celta llamados Bagaudas. Existen muchas tradiciones orales acerca de los
ideales militares.

Los emperadores eran educados en su escuela, la Paideia, en Panonia, donde recibían


una educación guerrera y militar, por lo que el ideal de emperador guerrero encaja
muy bien en la descripción del panegírico. Esta educación era imprescindible, y así se
convertían en salvadores del pueblo.

Se ensalzan mucho los ideales físicos del emperador, al igual que sus acciones e
insignias, tanto militares como civiles. Se mezclan tanto la acción militar como las
acciones providencialistas (magistrado civil), el ideal de que el emperador lucha para
su pueblo y vela por su seguridad.

En el texto se mencionan en algunos casos los prodigios, que hay que explicar que se
trata de obras divinas que contradicen las leyes de la lógica, sin embargo, en estos
textos lo que se busca es realizar una representación ideal del emperador, ya que se
trata de un texto propagandístico.

Entre los ideales de la tetrarquía y la diarquía se ensalzan la idea de la guerra como


algo sagrado. También es muy importante el etnocentrismo, en la que una sociedad
entra en contraste con la otra, siendo siempre el Imperio y sus valores la cultura
dominante frente a las conquistadas. Siempre se analiza el mundo en torno a los
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parámetros que marca Roma. El ideal de la concordia es muy importante ya que


muestra a los territorios unidos fraternalmente.

 Bibliografía:

MOLINA GÓMEZ, J. A., “Las dos coronas de Paulo: elementos simbólicos de vestimenta
y poder durante el reinado de Wamba”. Universidad de Murcia.

MOLINA GÓMEZ, J. A., “Demonios, emperadores malvados y la presencia de tradición


oral en las concepciones políticas de la Antigüedad Tardía. De San Cipriano a
Justiniano”. Universidad de Murcia.

MOLINA GÓMEZ, J. A., “Los caminos del mal: La leyenda del mago Cipriano y sus viajes
en la obra de la emperatriz Eudocia”. Universidad de Murcia.

MOLINA GÓMEZ, J. A., “Concepciones universalistas en torno a la imagen de


Constantino el Grande frente a Persia”. Universidad de Murcia.

AA. VV. (1969): “Panegírico de Mamertino en honor de Maximiano Augusto” en:


Biógrafos y panegiristas latinos. Madrid, pp. 1137-1151.

GONZALEZ BLANCO, A. y MOLINA GÓMEZ, J. A., “El Bajo Imperio”, en FERNÁNDEZ


NIETO, F. J. (coord.) Historia Antigua de Grecia y Roma. Valencia, Ed. Tirant Lo Blanch,
2005, pp. 567-598.

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