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Aproximación al TAO TE CHING (II)

La Doctrina del Yin Yang en el Tao Te Ching

2. 2. El surgimiento de los opuestos relativos.

Cuando la gente de la Tierra conoce la belleza como belleza, Entonces


surge (el reconocimiento de) la fealdad. Cuando la gente de la Tierra
conoce lo bueno como bueno, Entonces surge (el reconocimiento de) el mal.

Por lo tanto:
El ser y el no-ser dependen mutuamente en su desarrollo;
se engendran mutuamente
Difícil y fácil dependen mutuamente en su consumación;
se completan mutuamente
Largo y corto dependen mutuamente en su contraste;
se miden entre sí
Alto y bajo dependen mutuamente en su posición;
se apoyan mutuamente
Tonos y voz dependen mutuamente en sus armonía;
Sonido y tono se armonizan entre sí
Delante y detrás dependen mutuamente en su posición.
Se suceden mutuamente

Por lo tanto el Sabio: Administra los asuntos sin acción; Predica la


doctrina sin palabras;
Todas las cosas surgen, pero él no se aparta de ellas;
Él les da vida, pero no toma posesión de ellas;
Él actúa, pero no se apropia;
Realiza, pero no reclama ningún reconocimiento.
Es porque él no reclama ningún reconocimiento
Que el reconocimiento no ie puede ser quitado.

La doctrina del Yin Yang es uno de los conceptos geniales de la metafísica china, pero no siempre ha sido
bien entendida por los intérpretes occidentales. Ei Yin y el Yang son principios polares complementarios,
más bien que opuestos, y solamente el desequilibrio entre ellos determina la falta de armonía.

Como todos los pueblos dedicados a la agricultura, los chinos han atribuido una gran importancia a los
ciclos astronómicos y a su influencia constante en la vida de la sociedad humana y de sus labores. El
período Yin, durante el año, corresponde al otoño y al invierno, y durante el ciclo diario, a la noche y a la
luna.

En este periodo no hay trabajo en el campo, la sociedad subsiste por las labores de las mujeres que tejen,
que son activas en el hogar.
El período Yang, durante el año corresponde a la primavera y al verano, al día, al sol, al calor. Los
hombres trabajan el campo con la fuerza de sus brazos.
Así, el Yin y el Yang son a la vez principios metafísicos y, en forma subordinada, aspectos
de la naturaleza del cosmos, de la especie humana, de los animales, de las plantas y hasta
de las cosas, que no son concebidas como inanimadas, porque llevan fuerzas Yin y Yang.
En la dinámica de la vida universal, aun en lo físico, pero debido a su naturaleza metafísica
que depende del orden superior que es el Tao, hay un orden de prioridad que se expresa
así: Tao
Yin Yang
y no, Tao = Yin Yang.

Algo enigmática aparece la razón por la cual el Yin, receptivo y oscuro, antecede
tradicionalmente al Yang, expansivo y luminoso. Los sociólogos aducen una razón
histórica y antropológica; la de que el régimen matriarcal habría sido anterior al patriarcal
en la China arcaica, y este hecho explicaría por qué la tradición pone el Yin antes que el
Yang. Parece difícil creer que los pensadores chinos -y sobre todo aquellos de la escuela
del Yin Yang- hayan mantenido por esta sola razón histórica y durante el patriarcado, este
orden sin alterarlo, sin que haya intervenido otra razón.

Pensando en el alma-embrión, hay que tener en cuenta mejor la anterioridad de la situación


subterránea, oscura, de la semilla, del caos, del huevo, a la del árbol, del orden cósmico, de
las aves y de los seres orgánicos. Hay que considerar la idea de lo embrionario, en cuanto
tiene en sí, en principio, todas las virtualidades de sus desarrollos futuros y su constante
del retorno al caos primordial, que es una imagen de la unidad indistinta a partir de la cual
se expandió el mundo mediante un movimiento en torbellino, que hizo que las cosas
individuales (los diez mil seres) se desprendiesen en sus distintas combinaciones de Yin y
de Yang.
Por otro lado, no hay lector perspicaz de nuestro texto que no vea la insistencia en los
símbolos del Yin como particularmente significativa, en relación con el Te. Los textos
sobre las ventajas del agua, de la humildad, de la receptividad, de la oscuridad, de la
debilidad -todos ellos símbolos del aspecto Yin- contrapuestos a los correspondientes del
aspecto Yang, parecen sugerir que el Te consiste en el elegir el Yin para realizar el Yang.

Estas dos fuerzas antiguas, de las cuales brotó el mundo visible, son el cielo y la tierra, el
Yang (la fuerza clara) y el Yin (la fuerza oscura), positivo y negativo, lo temporal y lo
ilimitado: en una palabra los opuestos de los cuales brotan los fenómenos.
El cielo y la tierra son comparados con un instrumento similar a una flauta que es soplada.
Esta vacía, más cuando es soplada salen de ella tonos. Cuanto más se sopla, más y más
diversos son. Melodías interminables que son cultivadas por el instrumento que por si
mismo es tono: la flauta es la tierra, el soplo es el cielo; más ¿quien pone el aliento en
movimiento? ¿quien es el gran flautista que hace salir de la flauta mágica el mundo de
color? Es el otro, el Tao. El motivo no es cualquier calidad externa, sino una naturalidad
libre que surge desde su ser más profundo hacia fuera.

Así toma el Tao un sentido doble en el mundo de los fenómenos. El deja las semillas de las
ideas brotar, convirtiéndolas en cosas dentro del espacio y del tiempo.

El es el gran flautista con la flauta mágica. Es el principio de todo, la raíz del cielo y la
tierra, la madre de todas las cosas.
Así, el Yin y el Yang son a la vez principios metafísicos y, en forma subordinada, aspectos
de la naturaleza del cosmos, de la especie humana, de los animales, de las plantas y hasta
de las cosas, que no son concebidas como inanimadas, porque llevan fuerzas Yin y Yang.
En la dinámica de la vida universal, aun en lo físico, pero debido a su naturaleza metafísica
que depende del orden superior que es el Tao, hay un orden de prioridad que se expresa
así: Tao
Yin Yang
y no, Tao = Yin Yang.

Algo enigmática aparece la razón por la cual el Yin, receptivo y oscuro, antecede
tradicionalmente al Yang, expansivo y luminoso. Los sociólogos aducen una razón
histórica y antropológica; la de que el régimen matriarcal habría sido anterior al patriarcal
en la China arcaica, y este hecho explicaría por qué la tradición pone el Yin antes que el
Yang. Parece difícil creer que los pensadores chinos -y sobre todo aquellos de la escuela
del Yin Yang- hayan mantenido por esta sola razón histórica y durante el patriarcado, este
orden sin alterarlo, sin que haya intervenido otra razón.

Pensando en el alma-embrión, hay que tener en cuenta mejor la anterioridad de la situación


subterránea, oscura, de la semilla, del caos, del huevo, a la del árbol, del orden cósmico, de
las aves y de los seres orgánicos. Hay que considerar la idea de lo embrionario, en cuanto
tiene en sí, en principio, todas las virtualidades de sus desarrollos futuros y su constante
del retorno al caos primordial, que es una imagen de la unidad indistinta a partir de la cual
se expandió el mundo mediante un movimiento en torbellino, que hizo que las cosas
individuales (los diez mil seres) se desprendiesen en sus distintas combinaciones de Yin y
de Yang.
Por otro lado, no hay lector perspicaz de nuestro texto que no vea la insistencia en los
símbolos del Yin como particularmente significativa, en relación con el Te. Los textos
sobre las ventajas del agua, de la humildad, de la receptividad, de la oscuridad, de la
debilidad -todos ellos símbolos del aspecto Yin- contrapuestos a los correspondientes del
aspecto Yang, parecen sugerir que el Te consiste en el elegir el Yin para realizar el Yang.

Estas dos fuerzas antiguas, de las cuales brotó el mundo visible, son el cielo y la tierra, el
Yang (la fuerza clara) y el Yin (la fuerza oscura), positivo y negativo, lo temporal y lo
ilimitado: en una palabra los opuestos de los cuales brotan los fenómenos.

El cielo y la tierra son comparados con un instrumento similar a una flauta que es soplada.
Esta vacía, más cuando es soplada salen de ella tonos. Cuanto más se sopla, más y más
diversos son. Melodías interminables que son cultivadas por el instrumento que por si
mismo es tono: la flauta es la tierra, el soplo es el cielo; más ¿quien pone el aliento en
movimiento? ¿quien es el gran flautista que hace salir de la flauta mágica el mundo de
color? Es el otro, el Tao. El motivo no es cualquier calidad externa, sino una naturalidad
libre que surge desde su ser más profundo hacia fuera.

Así toma el Tao un sentido doble en el mundo de los fenómenos. El deja las semillas de las
ideas brotar, convirtiéndolas en cosas dentro del espacio y del tiempo.

El es el gran flautista con la flauta mágica. Es el principio de todo, la raíz del cielo y la
tierra, la madre de todas las cosas.
Mas si pretendiéramos atraparlo, mirarlo u oírlo, no sería posible. Regresa

al no-ser donde es inalcanzable y eterno.


Todas las cosas bajo el cielo surgen de lo que es, lo que es surge de lo que no es y
retorna al no-ser con lo que nunca cesa de estar unido.

40. 40. El principio de Reversión


La reversión es la acción del Tao.
La amabilidad es la función de Tao.
Las cosas de este mundo provienen del Ser,
Y el Ser (proviene) del No-Ser.

Este Tao del No-Ser es la fuerza que mueve todo lo que hay en el mundo de los
fenómenos. La función, el efecto de todo lo que es, se basa en el no-ser.

Por medio de los vacíos se hace verdadero y se hace útil, como el circulo de una rueda
que por estar vacío es capaz de girar, como las vasijas o las habitaciones que por la
"nada" que hay en ellas son útiles. Así actúa el Tao en el mundo de los fenómenos, por
medio del no-obrar.

11. 11. La utilidad de No-Ser


Treinta rayos convergen en un centro;
De su no existencia (la pérdida de su individualidad)
Surge la utilidad de la rueda.
Moldea arcilla para así tener una vasija;
Precisamente este no-ser (en el hueco de la vasija)
Es la utilidad de la vasija.
Quita las puertas y ventanas de la casa (de pared),
De su no-existencia (espacio vacío) surge la utilidad de la casa.
Por lo tanto, de la existencia de las cosas nos beneficiamos.
Y de la no-existencia de las cosas nos servimos.

A la obtención del Tao se llega por dos caminos. Uno por medio del ser, y el otro por
medio del no-ser.

Quien encuentra el Tao en el ser, no se confunde en los fenómenos.

Estas son las formas extensas del Tao: alto y bajo, bello y feo, bien y mal.
No existe nada que no sea por el Tao y hasta la más pequeña mota de polvo le
pertenece, pero buscar el Tao en la realidad de los fenómenos es inútil y no tiene
propósito o intención alguna.

Cuanto más se explota la tierra teniendo propósito e intenciones determinadas, cuanto


más se cultiva el afán, y más se actúe, y más se logre, tanto más enredado y dividido
estará: esto es contrario al Tao y está cercano al fin. Es igual hacia donde se dirija uno.
La búsqueda de placer, color, tonos, dulces, juegos excitantes, bienes excepcionales,
llevan a la inversión más profunda de la confusión.

También será locura tener por objeto cultivar la santidad y la sabiduría, el amor y la
responsabilidad, el arte y la ganancia, la erudición y el conocimiento, pues con esto se
afirma con exceso un polo, el cual enseguida hace resaltar el otro.

Cuando todos reconocen lo bello como bello se constituye lo feo.

El Tao es como un arquero, el cual reduce una parte por medio de la contraria. Lo alto
es reducido, y lo bajo elevado.

77. 77. Tendiendo el Arco.


El Tao (camino) del Cielo,
¿No es como tender un arco?
La parte superior baja y la inferior, sube,
El (largo) extra es acortado, el insuficiente (ancho) es expandido. Es el Tao
(camino) del Cielo el quitar a quienes tienen demasiado,
Y dar a quienes no poseen lo suficiente. No son lo mismo los caminos del hombre:
Quita a quien no tiene
Y rinde tributo a quien posee demasiado.
¿Quién puede tener bastante para así dar al mundo entero?
Sólo el hombre que posea Tao.
Por lo tanto el Sabio actúa, pero no posee,
Logra, pero no pide recompensa,
Porque no desea parecer superior.
El camino del ser va a través del reconocimiento de los opuestos en el mundo de los
fenómenos.

Cuanto más libre se esté de la locura del afán, tanto más se es liberado del propio yo.
Desde ahí ya no se observa el mundo a través del miedo y la esperanza, si no que es
percibido como un simple objeto. Se observa como todas las cosas se elevan y se hacen
grandes para retornar a su raíz. Se ve como fuerzas intrépidas se desatan cual tormentas
de tifones; más un tifón no dura nunca más de una mañana, y luego vuelve la calma. Es
posible reconocer las fuerzas de las armas, pero éstas no pueden vencer, así como a
pesar de que un árbol sea fuerte, puede ser cortado.

El sufrimiento está en aquel que depende de la alegría. Por lo tanto en la alegría yace
oculto el sufrimiento. Por medio de estos reconocimientos es posible desconectarse
del yo, el cual es la auténtica razón de la locura.
Ese pequeño yo que cree que la vida es el lapso de tiempo entre nacimiento y muerte.

Pretender algo en ese lapso de tiempo y realizarlo por la magia del nombre, a la que
también se le conoce como afán, es lo que lleva a la complicación, siendo a la vez la
causante de ella, y esta aparta al hombre de la conciencia del Tao.
Se sabe que vivir y morir es simplemente un entrar y salir cuando se está siguiendo la
norma externa, sin detenerme en ningún sitio, en ningún lugar endurecerse o estar rígido;
así es posible mantenerse en el río del Tao, y las fuerzas de la muerte que sólo pueden
apoderarse cuando se está en lo individual, no tienen ningún poder sobre uno.
Wei-Wu-Wei (Hacer-No-Haciendo

3. 3. Acción sin hechos. No

exaltes a los sabios,


Así el pueblo no disputará ni forjará revoluciones; No
avalúes objetos raros; Así el pueblo no robará;
Quita de la vista las cosas que exciten el deseo, Así el
corazón del pueblo no será alterado. Por lo tanto el
gobierno del Sabio: Mantiene vacíos sus corazones
Y llenos sus vientres,
Desalienta sus ambiciones,
Fortalece sus huesos;
Para que la gente purifique sus pensamientos y deseos.
Y los astutos no se atreverán a inmiscuirse. Por
la acción sin hechos
Todos pueden vivir en paz.

Lo que dijimos acerca de la mayor Importancia de lo latente y oscuro, como modo de


proceder del Tao, nos obliga a ofrecer una explicación indispensable acerca de la
expresión china Wu-Wei (No-hacer), que muchos occidentales poco perspicaces han
interpretado como quietismo y pasividad.
En verdad, es muy difícil para un hombre occidental moderno entender una doctrina de
la acción como la del Wei-Wu-Wei (hacer-no-haciendo).
La idea es la de un retorno a la acción espontánea, como la del niño que juega
únicamente por jugar, como la del viento que mueve los árboles, como la del riachuelo
que corre.
La moderna psicología occidental atribuye a los juegos del niño una importancia muy
notable en el desarrollo futuro de su personalidad. Los mismos psicólogos han notado en
el hombre el prevalecer de la memoria de los hechos remotos y el remontarse a la niñez
como a una edad de oro, lo que explica también la predilección de los viejos hacia los
niños y su mayor comprensión de la mentalidad infantil; hechos cuya importancia no
carece de significado si se piensa en la experiencia de vida que el anciano posee.

La conciencia difusa, la visión abierta del niño, cuya mente no esta todavía esclavizada
por los prejuicios y los hábitos, es comparable a la actividad natural y puede relacionarse

con otros textos como aquel que afirma que el sol no necesita conciencia de dar la luz y
la vida a la tierra para dársela; que el cielo manda la lluvia sin tener la intención de
beneficiar a la tierra, etc.
El buen caminante no deja huellas, dice el texto. Se trata de la acción impersonal,
espontánea, que actúa como los fenómenos naturales. Sin intención.
La conciencia del ego y la referencia al yo se adueña de la acción, la estropea y
la malogra, porque la subordina a sus propios fines, en vez de plegarse a la
armonía implícita del Tao que gobierna el universo.
Se trata, por tanto, de dejar de hacer, movidos por el ego, para hacer impulsados, en
este caso, por el Tao.
La aceptación receptiva -y no pasiva- de la voluntad del cielo es la que está
representada repetidamente en el texto, mediante el símbolo del valle y el espíritu del
valle (Ku Shen). El sabio actúa conforme a esta ley -sin tener en cuenta sus propios
deseos o voluntad- es el camino trazado por el cielo, es llegar al Tao, puesto que la ley
de la tierra es el cielo, y la ley del cielo es el Tao.

Por eso, el verdadero sabio se presenta a los hombres como un mendigo, como un
torpe, como un loco. Todo el convencionalismo social hace que el sabio tome esta
actitud para contrariar y se presenta envuelto en las fuerzas oscuras del Yin, templando
la luz interior. Porque ésa no es su luz sino La Luz, no es su gloria sino La Gloria. Sólo
así puede ser el valle del mundo o el cauce del mundo por el que todo transcurre. Sólo
así puede estar en el centro que es la posición polar de los cielos; el inmóvil señor del
movimiento, que todo lo dirige sin dirigirlo y alrededor del cual todo se mueve.

Hacer-no-haciendo es nutrirse del seno de la Madre (cósmica).


Como dice el texto, lo que constituye su gloria suprema. El
Wu-Wei es entonces una doctrina de la acción.
Esto tiene una especial aplicación referida a la ley del movimiento.
La ley del mundo, en cuanto a su dinámica, es Yin Yang, y se aplica a los dos tipos de
movimientos cuyo alternarse caracteriza la vida biológica y natural.
Al movimiento Yin (contracción), sigue el Yang (expansión), y el continuum de la vida
está
constituido por esta discontinuidad rítmica (por ejemplo, sístole y diástole en el corazón).
Producir una contracción significa provocar una reacción expansiva.
Se trata de cosas que todo hombre profano sabe, pero a las que no se les da todo el
alcance que tienen.
¿Qué debe entenderse por Wu-Wei? Las muy variadas Interpretaciones que ha
suscitado la conjunción de estos dos caracteres ha llevado a significaciones equivocas.
Expongamos primero cuales han sido sus diferentes traducciones: no acción, no obrar,
no interferencia, no esfuerzo, no aserción....

Paradójicamente la más difundida de ellas, no acción, es la que más se aparta de su


significado pleno. Todas las versiones autorizadas del Tao Te Ching, contienen
advertencias sobre las interpretaciones equívocas.
Si hay un tema que parece caracterizar este libro es la no acción (wu wel). Pero hay que
cuidarse de entenderla equivocadamente, como a menudo se ha hecho, de leerla como un
desentendimiento respecto al mundo, una renuncia quietista, en definitiva, como un
llamamiento a la pasividad. La fórmula debe leerse en su versión completa: No hacer
nada, pero que nada quede sin hacerse.
Si uno se guarda de actuar, efectivamente, no es porque se desinterese del mundo, más
vale dejar que las cosas vengan naturalmente, por-si-mismas, sin cargarlos con el peso de
nuestros proyectos, con lo arbitrario de nuestras voluntades. Si el sabio se guarda de
actuar, es para dejar acontecer y, por tanto, lograr con más facilidad: para dejar que la
viabilidad de las cosas obre por si misma...
Wu wei significa literalmente no-acción, pero no en el sentido de quedarse sentado todo el
día como un tronco muerto o un bloque de piedra; sino en el de evitar la acción que no sea
espontánea, en el actuar de lleno y con destreza, pero sólo y de acuerdo con la necesidad
presente, siendo vivaz cuando se requiere, pero nunca forzado y tenso, huyendo de la
acción artificiosamente calculada y de toda actividad que arranque de un motivo de
provecho interesado.
Queda claro entonces que Wu Wel no es el cese de toda acción, sino el cese de la acción
motivada... es el cese de la acción inducida por los deseos y por el apego al reino de la
ilusión de los sentidos.
Todo esto puede parecer imposible de realización concreta en un mundo en que se han
desquiciado las relaciones del hombre con la naturaleza y de los hombres entre sí. La
sociedad moderna, víctima del espejismo que le produjo el desarrollo de la ciencia y la
tecnología, impuso la creencia de que todo objetivo, por pretencioso que fuera, podría ser
alcanzado, a través de un desarrollo social de progreso interrumpido. Este avance indujo a
pensar que ninguna manipulación del entorno le está vedada a la voluntad humana, y esto
ha traído aparejado un sentimiento de soberbia que nos ha hecho olvidar por completo
nuestra relación de interdependencia con la totalidad de la que somos parte.
La emergencia ecológica a la que no escapa ningún lugar del planeta, es el resultado más
contundente de la perniciosa afirmación del hombre enfrentado a la naturaleza. Las
calamidades sociales que se viven en vastas regiones del mundo, contrastando con la
opulencia de otras, es indicativo de que el desarrollo de la humanidad es forzado por
carriles impuestos, y como tal, inarmónico y profundamente asimétrico.
En lo que hace al ámbito personal, digamos que Wu Wei se trata de la tranquila aceptación
de la vida en el mundo tal como es y como viene; de aguardar el momento y la
oportunidad, sin forzar nunca el resultado, sino que este se despliegue a su tiempo según
su naturaleza. Es que la única acción que se necesita es estar acorde con el. Tao.
Para nada se trata de una conducta fatalista que nos imponga una resignación piadosa, sino
la humilde actitud de no oponer la acción deliberada por sobre-encima del conocimiento
de la naturaleza real de las cosas, teniendo en cuenta, además, que para

comprender la verdadera naturaleza hay que apaciguar las tensiones que suscitan los
deseos y que alimentan la falsa conciencia de la realidad.
Lin Yu-Tang lo ha sintetizado en estos términos: Es el secreto de dominar las
circunstancias sin afirmación de uno mismo contra ellas.
Seguramente, el lector podrá pensar que con semejante actitud, nada de lo que hoy nos
ofrece el mundo se podría haber logrado, y que de habernos atenido al dictado del Wu
Wei hubiésemos superado escasamente el mundo de extrema necesidad en que vivieron
generaciones anteriores. Esta presunción surge de creer que la base de todo progreso es el
esfuerzo, el desafío, la confrontación de la civilización oponiéndose y venciendo a la
naturaleza.
El hombre jamás debería ir más allá de donde la naturaleza se lo permita, y si tiene
progresos en términos de bienestar es porque ha sabido armonizar su actividad con las
oportunidades que la totalidad pone a su disposición, de la misma forma que también
aporta con su acción al acontecimiento de futuras catástrofes cuando se deja conducir por
intereses mezquinos o delirios de grandeza.
Estas discrepancias encierran siempre una distinta valoración de lo que es la felicidad.
Thomas Merton reflexiona para nosotros:
Yo no puedo decir si lo que el mundo considera felicidad es o no es felicidad. Todo lo que
sé es que cuando considero el camino que muchos recorren tratando de conseguirla, los
veo correr precipitadamente, amargados y obsesionados, con las prisas generales del
rebaño humano, incapaz de detenerse a sí .mismo o cambiar de dirección. Y todo ello
mientras proclaman que están a punto de conseguir la felicidad.
Por mi parte, no puedo aceptar su forma de ver las cosas, tanto si se trata de la felicidad
como de la desgracia. Me pregunto si, al fin y al cabo, su concepto de la felicidad tiene
algún sentido. Mi opinión es que nunca nadie alcanzará la felicidad hasta que deje de
buscarla. Mi mayor felicidad consiste precisamente en no hacer absolutamente nada que
esté calculado para obtener la felicidad. Y esto para mucha gente es la peor conducta. Yo
quiero mantenerme fiel a la frase que dice: La alegría perfecta es estar sin alegría. La
alabanza perfecta es no ser alabado.
Si alguien pregunta qué debería hacerse y qué no debería hacerse en el mundo para
conseguir la felicidad, mi respuesta es que esas preguntas no tienen respuesta. No hay
forma de determinar esas cosas. Pero, al mismo tiempo, si ceso de esforzarme en buscar la
felicidad, lo correcto y lo erróneo se hacen aparentes de inmediato por si mismos. Alegría
y bienestar se hacen posible de inmediato en el momento en que uno cesa de actuar con la
vista puesta en ellos, y si uno practica el no-hacer (wu wei) tendrá ambas cosas, felicidad
y bienestar.

Porque la Virtud, según Lao Tsé, no es otra cosa que la esencia humana, la cual, actuando
espontáneamente, es idéntica, después de todo, al Origen del cual proviene. Es muy
importante en este contexto la espontaneidad de la manifestación; la espontaneidad es el
misterio más profundo de la Virtud (cf. 38).
38. 38. Degeneración

El hombre de Virtud superior (no tiene conciencia) de su Virtud. He ahí por qué
es virtuoso.
El hombre de virtud inferior (está designado) a perder la virtud.
He aquí por qué está desprovisto de virtud.
El hombre de Virtud superior nunca actúa,
Ni nunca (hace lo propio) con un motivo ulterior.
El hombre de virtud inferior actúa, Y (lo hace) con un motivo ulterior.
(Pero cuando), el hombre de Li superior actúa y no encuentra respuesta,
Enrolla su camisa para imponer su idea por la fuerza.
Por lo tanto:
Después de haber perdido a Tao (surge la doctrina de) la bondad. Después de
perderse la bondad, (surge la doctrina de) la justicia. Después de perderse la
justicia, (surge la doctrina de) Li. Entonces, Li es la reducción de la lealtad y la
honestidad del corazón,
Y el comienzo del caos.

Las profecías son el florecimiento de Tao, y el origen de la locura


Por lo tanto, el hombre noble habita sobre la base firme, y no en el extremo
delgado.
Habita en la fruta
Y no en la flor (expresión).
Por lo tanto, acepta a uno y rechaza al otro.

De ahí viene la insistencia en el fenómeno del No-actuar. El No-actuar no significa la


inactividad sino, sencillamente, la receptividad absoluta frente a todo lo que acciona
sobre el individuo desde el fondo metafísico. En este sentido hay que comprender los
diversos pasajes donde la Virtud es descrita como algo femenino y puramente
receptivo. Esta Virtud es buena en la medida en que exhibe el comportamiento
adecuado en cada instante y en cualquier situación (8).

8. Agua
El mejor de los hombres es como el agua; El agua beneficia a todas las cosas
Y no compie con ellas.
Se coloca en todos (los bajos) lugares que todos desdeñan,
Y se acercan hacia Tao.
Para su morada (el sabio) ama (Su baja) tierra;
En su corazón, ama lo que es profundo;
En sus relaciones con los demás, ama la bondad;
En sus palabras, ama la sinceridad;
En su gobierno, ansa la paz;
En sus negocios, ama la habilidad;
En sus acciones, ama encontrar el momento adecuado.
Es porque no discute
Que es irreprochable.

Su autoridad se basa en el hecho de ofrecer el complemento necesario para cada


circunstancia. Es buena con los buenos, y también es buena con los que no son buenos,
porque a cada uno le da lo que le falta para ser completo. Este complemento es algo
que se brinda sin ningún conflicto, siendo comparable al relleno de un vacío.
y

Pero precisamente por el hecho de proporcionar este complemento, se eleva aquél que lo
ofrece
37. 37. Paz Mundial

Tao nunca hace,


Pero todo es hecho por él.
Si los Reyes y Barones pueden mantenerse firmes a Tao, el mundo se reformará
por su propia cuenta. Cuando se reforme y surja a la acción,
será restringido por la simplicidad prístina del Innominado, La simplicidad
prístina del Innominado no da lugar al deseo (de la disputa). Quitando el deseo se
obtiene el reposo. Y el mundo concierta la paz por su propia cuenta.
48. 48. Conquistando al mundo por la inacción.
El que busca el conocimiento (trata de) aprender día por día;
el que estudia a Tao (trata de) perder día por día.
Porque perdiendo continuamente
Se logra el no hacer nada (wu-wei).
No haciendo nada, se hace todo.
El que conquista el mundo, lo logra a menudo sin hacer nada.
Cuando nos vemos obligados a hacer algo
el mundo ya se halla más allá de los planes de conquista.
Existe una historia que narra un encuentro entre Lao-Tse y Confucio. Ella cuenta que,
luego de conocerse ambos y sostener una conversación, los discípulos de Confucio le
preguntaron como era Lao-Tse. Confucio les respondió:
- Al caballo que corre por los campos, se le atrapa con la cuerda. Al pez que nada por
el océano, se la captura con la red. Pero al dragón, el dragón que vuela libre por los
cielos, no se yo cómo se le puede atrapar. He visto a Lao-Tse, se parece al dragón.
Se cuenta que estando Lao Tse a punto de morir, varios discípulos suyos rodeaban su
lecho. Le preguntaron: "Maestro, te tenemos por el hombre más sabio y nos consta
que has penetrado en el conocimiento del Tao. ¿Podrías decirnos en este
momento qué es el Tao verdadero?".
Abriendo lentamente los ojos, y con una sonrisa en los labios contestó: "El Tao
verdadero es el Tao verdadero".
Inmediatamente murió. Pero aquellas palabras aparentemente vacías de contenido,
contenían en sí mismas un mensaje inteligible para Iniciados. Así pues, después de decir
aquello, uno de los discípulos alcanzó la comprensión del Tao verdadero. Sus
compañeros se dieron cuenta y le dijeron: "Dinos qué ha ocurrido en ti que vemos
esa expresión en tu rostro y esa calma en tu ánimo". Contestó: "He tenido la
revelación del Tao verdadero".
Le rogaron: "Si es así como dices, te rogamos que compartas con nosotros esa
verdad que has alcanzado, ya que el Maestro no nos respondió
satisfactoriamente": El discípulo dijo sonriendo: "El Tao verdadero es el Tao
verdadero".

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