Sie sind auf Seite 1von 4

Historia, compromiso social de Medellín a nuestros días

Arturo Navarro

La historia de la Iglesia Católica en el siglo XX-XXI, permite reconocer la


preocupación por los asuntos sociales. El tema del compromiso social se inserta en el gran
eje de la Doctrina Social de la Iglesia. Por supuesto se trata del resultado de un proceso de
reflexión que ha ampliado la perspectiva de lo que ésta implica, y no de un único momento
de reflexión. En América Latina algunos puntos del tema se pueden localizar en el tema la
participación política del cristiano.

El eje de la Doctrina Social de la Iglesia.

Existen trece documentos1 que engloban lo que se ha dado en llamar Doctrina Social
de la Iglesia (DSI) que se han redactado en un periodo de 126 años. Por tanto, es importante
señalar inicialmente dos cuestiones: las fuentes de estos documentos y su ubicación histórica.
La primera es que la DSI ha tenido un proceso constructivo bajo tres fuentes: las
circunstancias históricas mundiales, la lectura de la realidad bajo la óptica de la enseñanza
del evangelio vinculada a la reflexión de la teología moral, y la consideración del debate
ideológico del momento en que surgen los documentos. La segunda cuestión es que se trata
de una discusión abierta donde no hay puntos cerrados, y por tanto no ofrece soluciones de
fe, sino que propone puntos de debate y discusión en torno a los problemas que atañen a todos
los seres humanos. En esta discusión no se puede dejar de reconocer los posicionamientos
teóricos de los autores, detectables a partir de las distancias que proponen, ya sean políticas,
sociales o teológicas.
La lectura y análisis de los planteamientos de la DSI entonces, requiere de una
contextualización mínima para señalar que se trata de distintos niveles de reflexión, y que no
operan en el mundo de lo concreto, como algunos han criticado al considerar estos
documentos como insuficientes. En ámbito de lo concreto corresponde a lo que se tratará más
adelante respecto al compromiso social.

1
Los documentos tienen distinto nivel: encíclicas (10), constitución pastoral (1), compendio (1) y carta
apostólica (1).

1
Al final de cuentas, la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) remite al conjunto de
enseñanzas de la Iglesia sobre los asuntos sociales a la luz de los valores evangélicos. Se trata
de pronunciamientos sociales para toda la comunidad eclesial, excepto en el último
documento que se destina a la humanidad. Dado que no señala asuntos de fe, no se trata de
cuestiones dogmáticas con carácter de obligatoriedad. Sino de planteamientos morales que
invitan al creyente a reflexionar y perfilar su acción en los términos que señala, al derivarlos
como consecuencia de la reflexión de fe. Muchos se confunden en este asunto, y piensan,
que al leer estos documentos se trata de cuestiones dogmáticas cerradas que buscan
imponerse a todos.
El fundamento de la DSI es intencionar y expresar una acción profética, a partir de la
convicción de que “El amor cristiano impulsa a la denuncia, a la propuesta y al compromiso
con proyección cultural y social, a una laboriosidad eficaz, que apremia a cuantos sienten en
su corazón una sincera preocupación por la suerte del hombre a ofrecer su propia
contribución” (Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, 2004, n. 6). Su propuesta se
conoce como humanismo integral solidario. Y su intención es favorecer la discusión de los
asuntos que competen a todos, intentando una toma de postura que permita vivir de un modo
más humano. La búsqueda de aplicaciones corresponde a los que se sienten interpelados por
estas reflexiones.
Los documentos que forman el cuerpo actual de la DSI son: Rerum novarum (1891)
que aborda el tema del trabajo, junto con las relaciones entre los Estados y los trabajadores,
los sindicatos y la propiedad privada. Quadragesimo anno (1931) conocida por la distancia
que pone con la lucha de clases y la propuesta del principio de subsidiaridad, al retomar el
tema del trabajo, la defensa del contrato de trabajo, el salario digno y la propiedad, buscando
equilibrio entre propiedad privada y social. Mater et magistra (1961), que plantea que las
exigencias de la justicia atañen a trabajadores y empresarios retomando el derecho de los
trabajadores de sindicalizarse y de salarios que favorezcan la dignidad humana. Pacem in
terris (1963) que señala cuatro elementos para fundamentar la paz: la verdad, la justicia, el
amor y la libertad y define normas para la acción temporal del cristiano. Gaudium et spes
(1965), que define la acción pastoral de la iglesia en seis temas de actualidad: el matrimonio
y la familia, la cultura, la vida económico-social, la comunidad política, la paz y la guerra y,
al final, la comunidad internacional. Populorum progressio (1967), este texto cuestiona el

2
neocolonialismo y plantea el derecho al bienestar, al mismo tiempo que reconoce el derecho
de los pueblos a rebelarse ante condiciones de injusticia. Al hablar de la propiedad reconoce
el sentido social de la misma en equilibrio con la propiedad privada. Octogesima adveniens
(1971) al abordar el tema de la justicia incorpora el término igualdad en la discusión de los
problemas sociales, señalando la ambigüedad del progreso. Laborem exercens (1981) al
abordar el trabajo humano enfatiza su potencialidad de construir a la persona criticando la
instrumentalización del hombre y el mercantilismo. Sollicitudo rei socialis (1987) reconoce
algunos criterios para juzgar el desarrollo humano en el contexto de desesperanza de las
luchas sociales de la segunda mitad del siglo XX, retomando dos principios de la DSI: la
solidaridad y la subsidiaridad. Centesimus annus (1991) es un esfuerzo por equilibrar el
neoliberalismo, pues reconoce el valor positivo del mercado al orientarse al bien común, y
señala que el mercado no basta por sí solo para fundar una civilización digna del hombre (n.
43). Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (2004), su valor radica en la
sistematización de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia: dignidad de la persona
humana, primacía del bien común, destino universal de los bienes y propiedad privada,
principios de solidaridad, de subsidiariedad, y de participación social, cultura de la vida y de
la calidad de vida, la existencia de la ley moral. Caritas in veritate (2009) aborda los temas
de crisis financiera, la ineficacia de las reformas, la crisis ética de instituciones y personas,
los problemas de pobreza, guerra, violencia y medio ambiente, ante los que propone retomar
el concepto dignidad humana. Laudato si (2015) parte del concepto cuidado común, que
aplica en dos sentidos: el cuidado de los demás y el cuidado de la Tierra. Critica el
consumismo y el desarrollo sin criterios humanos y de humanización. Señala la cultura del
descarte, planteando una reconsideración de la ecología y de los problemas de la degradación
ambiental, señalando la responsabilidad moral frente a la creación.
El recorrido anterior –seguramente conocido por los lectores-, permite señalar
algunas vías para desarrollar el compromiso político del cristiano. Este asunto surge al
considerar que la fe se desarrolla en un contexto histórico-social, que se lleva a la reflexión
teológica, y que deriva en el descubrimiento de un compromiso del creyente por preparar
condiciones de justicia en función de construir la utopía de Jesús conocida como el Reino.

3
El compromiso social

Das könnte Ihnen auch gefallen