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TEORIA GENERAL DE LOS TITULO VALORES EN ITALIA

Alumno: Luis Alberto Reyna Yomona

Código: 14020435

ÍNDICE

I. HISTORIA……………………………………………………………………..... .2

II. INTRODUCCIÓN…………………………………………………. ………..…...3

III. ESCUELA COMERCIALISTA ITALIANA…………………………………… 5

IV. Características generales de los instrumentos de crédito: incorporación; autonomía;

literalidad; legitimación……………………………………………………………10

a. INCORPORACIÓN.…………………………………………………….............14

b. LITERALIDAD……………………………………………………………..........17

c. AUTONOMÍA……………………………………………………………..……..18

d. LEGITIMACIÓN………………………………………………………….……...19
V. CONCLUSIONES………………………………………………………………...20

VI. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………....22

1
I. HISTORIA

En Europa, el primer Código que incluyó la disciplina unitaria aplicable a todos los
títulos valores fue el Código de obligaciones de Suiza modificado por la ley del 18
de diciembre de 1936, usando la definición hecha por Brunner. El Código de
Comercio de Turquía, del año 1957 sigue la legislación Suiza. El Código Civil
italiano del año 1942 establece la disciplina aplicable a todos los títulos de crédito.

La denominación de títulos-valor, que tiene su origen en la doctrina germánica,


designa una serie de documentos nacidos en épocas diferentes y que recogen
derechos distintos, cuya posesión es necesaria, salvo situaciones excepcionales
(robo, pérdida o extravío), para el ejercicio del derecho contenido en él. En ello se
diferencian de los documentos ordinarios (por ej. comprobante de deuda), que
facilitan la prueba del derecho del acreedor, aunque éste también puede hacerlo
valer cuando no se halle en posesión del documento. La expresión referida de
títulos-valor ha tenido en el Perú una mejor acogida que la de títulos de crédito,
utilizada por la doctrina italiana, precisamente porque el derecho puede consistir
no sólo en un derecho de crédito en sentido estricto, sino también en recibir cosas
o mercancías o en el disfrute de los derechos de socio.

Los títulos-valor surgen por necesidad de la práctica negocial. Su origen suele


situarse en la Baja Edad Media, y más concretamente en los siglos XII y XIII en la
etapa del renacimiento comercial que permite superar la estructura agraria y
feudal de la Europa occidental, momento en que se manifiesta la insuficiencia de
los contratos de cambio. Ahora bien, es indudable que la dogmática de los títulos-
valor se debe a la doctrina germánica de la segunda mitad del siglo XIX y a la
doctrina italiana.

2
La Teoría General de los Títulos Valores o Títulos de Crédito o Títulos Circulatorios,
es una elaboración conceptual de las escuelas comercialistas alemana e italiana1.

Ellos comprenden al universo de medios o instrumentos que el comercio utiliza


para la circulación de las obligaciones que componen el entramado de los
negocios e inversiones en el mercado nacional, hoy masificados y ya no
reservados al comerciante o al profesional financiero o al empresariado
corporativo, sino extendido al simple consumidor. Pero que en todo caso importan
a la circulación de la riqueza.

II. INTRODUCCIÓN
La entidad de crédito a la que se dedica el Título V del Libro IV del año. Código
civil "De las obligaciones", ha sido redactado por el legislador para regular una
familia muy grande de documentos (títulos de deuda pública, bonos y
participaciones en sociedades, cheques y facturas, valores representativos de
bienes. viajando o depositado en tiendas generales, etc.), en parte
específicamente Se describe y regula, y se deja en parte a la autonomía privada
(c.d. títulos atípico), que presentan el rasgo común de contener la promesa
unilateral de Un servicio y para ser utilizado para la circulación. Históricamente, su
función, que se puede deducir de los arquetipos medievales, es doble: Permitir la
transferencia indirecta y «virtual» de riqueza, sin materiales. mudarse de un lugar
físico a otro; permitir que el emisor negocie El documento con la transferencia a
terceros, para cobrar sumas de dinero a frente a la simple promesa de su futuro
reembolso (generalmente mayor interés o una parte del beneficio de una
empresa). La primera función fue bien perceptible en la "carta de intercambio",
progenitor De las facturas actuales, con las que un comerciante, deposita dinero.
en un banco, obtuvo un documento transferible a terceros que le otorgaban el
derecho Para cobrar la misma suma en un banco correspondiente.

1
SILVA VALLEJO, José Antonio. Teoría General de los Títulos Valores. Libro Homenaje a Ulises Montoya Manfredi.
Cultural Cuzco, Lima 1989. Páginas 649, 650 y 651

3
Asimismo, dependiendo de cómo se transfieran, se distinguen, por ejemplo, en
valores al portador, a pedido, y en nombres. Mirando a la riqueza que representan
hablamos de notas de crédito en sentido estricto (aquellas que atribuyen el
derecho a una suma de dinero), y valores representativos de deuda de bienes.
También se puede distinguir, según los modos normales de emisión, entre valores
individuales (que, como el cheque o la letra de cambio, generalmente se emiten
individualmente o en números pequeños) y títulos en masa (que, como acciones o
Los bonos de la empresa se emiten en serie, contra una sola transacción.
Financiación del emisor y, por regla general, todos los mismos derechos. a los
suscriptores). Finalmente, se denominan títulos causales aquellos que pueden ser
emitido solo para las operaciones identificadas a priori por el legislador 4 (sí
pensar en el contrato de la sociedad por acciones en las acciones, la relación de
préstamo en el bonos, al acuerdo de depósito en almacenes generales por la fe de
depósito, al contrato de transporte en la carta de porte o conocimiento de
embarque). Por otro lado, los títulos abstractos son aquellos, como la letra de
cambio o cheque, en los que el La relación jurídica que da lugar al tema puede ser
cualquiera, no surge del contexto literal del documento y, por lo tanto, permanece
legalmente irrelevante.

El maestro sanmarquino Ulises Montoya Manfredi precisa que la construcción


doctrinaria de los títulos valores se inicia con Savigny, que aportó la idea de la
incorporación del derecho al documento. Más tarde, Brünner agregó la nota de
literalidad y finalmente Jacobi añadió el elemento de la legitimidad. La fórmula
quedó integrada por Vivante, al expresar éste que los títulos-valores son
documentos necesarios para ejercer el derecho literal y autónomo que en ellos se
consigna2.

2
MONTOYA MANFREDI, Ulises. Comentarios a la Ley de Títulos Valores. Editorial Desarrollo. Lima, 1982. Página
16.

4
III. ESCUELA COMERCIALISTA ITALIANA
VIVANTE3 formula su célebre definición, expresando que “el título de crédito es
un documento necesario para ejercitar el derecho literal y autónomo expresado en
el mismo. El derecho expresado en el título es literal, porque su existencia se
regula a tenor del documento; el derecho es autónomo, porque el poseedor de
buena fe ejercita un derecho propio, que no puede ser restringido o destruido en
virtud de las relaciones existentes entre los anteriores poseedores y el deudor, y
por último, el título es el documento necesario para ejercitar el derecho, porque, en
tanto el título existe, el acreedor debe exhibirlo para ejercitar cualquier derecho,
tanto principal como accesorio de los que en él se contienen, no pudiendo
realizarse ninguna modificación en los efectos del título sin hacerla constar en el
mismo”.

Silva Vallejo señala que principalmente a Vivante le toca el mérito de la


elaboración de una teoría unitaria de los títulos de crédito, fijando los caracteres
comunes de los títulos al portador, a la orden y nominativos4.

Uría considera que a la doctrina italiana y en especial a Vivante se le debe la


acentuación de la nota de la literalidad del derecho mencionado en el título
(derecho documental), y la explícita formulación de la autonomía de ese derecho,
pero, sobre todo de haber hecho del título nominativo una verdadera tercera
especie de los títulos de crédito, encontrando en él, contra el parecer de buena
parte de la doctrina, los caracteres esenciales de todo título5.

3 CESARE VIVANTE (Nacido en Venecia el 4 de Enero de 1855, muerto en su Villa de Solaja el 5 de Mayo de 1944)
4 SILVA VALLEJO, José Antonio. Obra citada Páginas 658 y 659
5 URIA, Rodrigo. Obra citada. Página 835

5
Pérez Fontana dice Z6.

León Bolaffio7 fue el primero en abrir fuego contra la teoría unificadora de Vivante.
Según este autor, la circulación libre, regular y perfecta sin necesidad de cualquier
intervención del emitente, condensa y exterioriza los dos caracteres del título de
crédito: la incorporación y la autonomía. Reconoce que si bien es cierto que
algunos títulos nominativos legitiman al tenedor frente al emitente y sirven para la
transferencia del derecho documentado a un tercero, no por ello incorporan el
derecho y menos aún, le atribuyen un derecho originario inmune a las excepciones
oponibles al titular.

Bolaffio resume así las razones de su discrepancia: el emitente puede impedir la


trasmisión del título nominativo o puede exigir que la transmisión no se
perfeccione sin su consentimiento. Pero aún cuando se permitiese la transferencia
por endoso autenticado por escribano público, se trataría de una cesión de
créditos lo mismo que es una cesión de créditos la anotación de la transferencia
en el registro del emitente8.

Para Lorenzo Mossa9 “los títulos de crédito son papeles o documentos que llevan
en sí un valor económico y jurídico, porque el papel contiene un derecho real, o de
participación social, o expresa una obligación o promesa formal y rigurosa. El valor
no existe sin el documento. El valor no existe sino en cuanto el papel concentra en
sí el derecho. La economía y el derecho, el derecho y la obligación están
estrechamente ligados en el papel hasta el punto de llevar el documento, de la
condición de simple documento probatorio, o aún constitutivo, al rango de título de
crédito.

6 PÉREZ FONTANA, Sagunto. Títulos Valores. Parte Dogmática. Cultural Cuzco S.A. Lima 1990.. Página 23
7 LEON BOLAFFIO (Padua, 5 de Julio de 1848- Bolonia, 28 de Enero de 1940).
8 PÉREZ FONTANA, Sagunto. Obra citada. Páginas 23 y 24
9 LORENZO MOSSA (nacido en Sassari el 29 de Agosto de 1886, muerto en Pisa el 19 de Abril de 1957).

6
Messineo10 reafirma que el título de crédito es documento constitutivo del derecho
contenido en él. Dice que el derecho de crédito está contenido en el título para
indicar el fenómeno de la denominada incorporación del derecho en el título. Esto
es, el derecho es identificado o compenetrado en el documento, hasta el punto de
formar cuerpo con él, con las siguientes consecuencias: se adquiere el derecho
nacido del documento, mediante la adquisición del derecho sobre el documento,
en cuanto res; con la transferencia del documento, se transfiere necesariamente el
derecho cartular; sin la presentación del documento, no puede obtenerse el
cumplimiento de la prestación; la destrucción del documento puede importar la
pérdida del derecho cartular; y la ulterior consecuencia de la incorporación de la
prenda, el secuestro, el embargo y cualquiera otro vínculo sobre el crédito no tiene
efecto, si no afecta también al título”.

Según DESEMO11 el Derecho Cambiario “es el conjunto de principios y de normas


que regulan los actos y las relaciones jurídicas inherentes a los títulos de crédito
cambiarios”. A su vez, el título de crédito “puede definirse como un documento
formado según determinados requisitos de forma, obediente a una particular ley
de circulación que contiene “incorporado” el derecho del legítimo poseedor a una
prestación en dinero o en mercadería allí mencionada”. La característica primaria
de estos títulos que es su documentalidad o cartularidad, del latín “chartula”.

Para Asquini12 el titulo de crédito es el documento que contiene un derecho literal


destinado a la circulación, idóneo a conferir en modo autónomo la titularidad de tal
derecho al propietario del documento y necesario y suficiente para legitimar a su
poseedor en el ejercicio del mismo derecho”.

10 FRANCESCO MESSINEO (1886 – 1974)


11 GIORGIO DESEMO (nacido en Corfú el 16 de Noviembre de 1885)
12 ALBERTO ASQUINI (1889 – 1972)

7
Ascarelli13 expresa que “El título de crédito es antes que nada un documento. La
disciplina legislativa, necesariamente diferente en cuanto a los distintos títulos,
indica los requisitos de cada uno de ellos. Constituyen un documento, escrito,
firmado por el deudor, formal en el sentido de que está sujeto a condiciones de
forma establecidas justamente para identificar con exactitud el derecho en él
consignado y sus modalidades, la especie de título de crédito, la persona del
acreedor, la forma de circulación del título y la persona del deudor. Realmente, su
documentación escrita es el primer paso para alcanzar aquella certeza, que a su
vez es presupuesto indispensable de la circulación del derecho”14.

Ascarelli individualiza la fattispecie (presupuesto) del título de crédito y lo define


como “aquel documento escrito, suscrito, nominativo, a la orden, al portador, que
menciona la promesa (a la orden) unilateral de pagar una suma de dinero o una
cantidad de mercadería, al vencimiento determinado o determinable o la entrega
de mercaderías (o título) especificadas y es socialmente destinado a la circulación;
es más, aquel documento certifica, con la suscripción de uno de los
administradores, la cualidad de socio de una sociedad anónima”. En síntesis, para
Ascarelli la fattispecie del título de crédito es un “documento socialmente
destinado a la circulación” 15.

Giuseppe Ferri16 considera que la circulación es la causa determinante de la


creación del título, está prevista y querida ab initio, por el deudor y aunque
requiera que se verifique un hecho jurídico sucesivo y ajeno a la voluntad del
deudor; sin embargo, no es independiente y autónoma de la voluntad de éste” 17.
Ferri opina que la voluntad del sujeto o de creador del documento de sujetarlo o

13 TULIO ASCARELLI (nació en Roma el 6 de Octubre de 1903, murió el 20 de Noviembre de 1959)


14 SILVA VALLEJO, José Antonio. Obra citada Páginas 664, 665, 666, 671 y 675
15 SOLIS ESPINOZA, Jorge Alfredo. Temas sobre derecho cartular. Idemsa. Lima 1995. Páginas 29 y 30
16 GIUSEPPE FERRI (Nacido en Norcia, Perugia, el 27 de Noviembre de 1908)
17 SILVA VALLEJO, José Antonio. Obra citada Página 677

8
incorporarlo a la disciplina cartular es determinante para la aplicación de ésta a la
circulación del título valor. El se basa en el presupuesto que el creador del
documento puede colocar una cláusula limitativa a la circulación del mismo; tal
circunstancia le hace deducir que el título puede ser creado exclusivamente por la
voluntad individual; es decir, si el tenedor del documento puede evitar que el título
siga circulando con la cláusula pertinente, al ejercer esta facultad implícitamente
tiene la de crear el título valor, de imprimirle esa característica y darle esa
categoría jurídica. En síntesis, Ferri hace que la tesis principal de su pensamiento
esté constituida por el carácter tipológico del documento, la destinación a circular,
pero subordinado a un requisito subjetivo: la voluntad.

El título valor existe aun cuando la persona que lo ha creado lo guarda en la caja
fuerte para evitar obligarse en ese momento. Quien tiene esa conducta da a
entender que aún no quiere obligarse, porque el mismo impide que surja la
obligación; es decir, crea el título valor pero considera que solamente se obligará
en momento determinado y oportuno. En tal caso falta la esencia del acto jurídico
no existe; la voluntad de negociar, esto es la voluntad de producir los efectos que
le son particulares. En consecuencia, si ese título entra en circulación sin la
voluntad de obligarse de su creador, la inoponibilidad a los terceros poseedores de
buena fe de la inexistencia de la voluntad o la inexistencia de una declaración
vinculativa del autor del título, viene a confirmar que la normativa cartular es
fundamentalmente inconciliable con la autonomía privada. Es más, en el ámbito de
ésta la voluntad es imprescindible, no puede obviarse, debe existir siempre,
porque esa es la “causa” de la aplicación de una disciplina; mientras que en los
títulos valores es irrelevante la voluntad18.

18 SOLIS ESPINOZA, Jorge Alfredo. Obra citada. Páginas 31, 38, 39 y 40

9
IV. Características generales de los instrumentos de crédito:
incorporación; autonomía; literalidad; legitimación

Para cumplir las dos funciones que la práctica mercantil le había asignado, Era
necesario que el nuevo instrumento fuera acompañado de una disciplina. Marco
legal que garantice la seguridad de la adquisición del derecho en la medida de lo
posible. por parte de aquellos que legítimamente hubieran tomado posesión de él,
sin posibilidad alguna para impugnarlo o la discrepancia del derecho transferido
con respecto a lo que estaba escrito en el documento, ni la falta en sí misma de
ese derecho de sus partidarios, Es decir, a los que habían participado antes que él
en la cadena de circulación del título de crédito. Basada en un desarrollo doctrinal
cuyo centenario recorrido histórico es todavía en gran parte oscuro, los abogados
de hoy están de acuerdo en una reconstrucción Título de crédito teórico que, con
ligeras inconsistencias lógicas y alguna desviación de los principios generales del
derecho civil, justifica la función que la La práctica mercantil atribuye al instituto.
Esta teoría ha influido mucho Las normas generales sobre instrumentos de crédito
contenidas en los artículos. 1992 ss. La Código civil. La idea básica es que el
soporte en papel en el que se escribe el crédito no es solo Una simple prueba de
crédito, pero el crédito en sí. Por lo tanto, existe un tipo de "fusión" o
incorporación, a los efectos jurídicos, del derecho de crédito con el trozo de papel,
de modo que el derecho termine coincidiendo con el documento.

Broseta Pont dice que en la doctrina inglesa se destaca que el título valor (negotiable
instrument) contiene ”una promesa de pago, exigible por cualquier poseedor de
buena fe, al que no podrán oponerse excepciones personales derivadas del anterior
poseedor”. En la doctrina italiana destaca por su valor descriptivo la definición de
Asquini, en cuya opinión, título valor (titolo di credito) es “el documento de un
derecho literal destinado a la circulación, capaz de atribuir de modo autónomo la
titularidad del derecho al propietario del documento”. Finalmente, en la doctrina
española el profesor Garrigues lo define diciendo que “título valor es un documento

10
sobre un derecho privado, cuyo ejercicio y cuya transmisión están condicionados a la
posesión del documento19.

Uría expresa que se denominan títulos de crédito a una serie de documentos que
tienen como nota común de incorporar una promesa unilateral de realizar
determinada prestación a quien resulte legítimo tenedor del documento20. Es un
documento representativo de un derecho, en tanto que el título se convierte en el
derecho mismo y también constituye una declaración de voluntad emitida por
alguien, de donde se infiere que no solamente es representativo en sí, sino también
constitutivo y dispositivo de un derecho21.

Esta teoría, que sin duda refleja las intenciones de quienes inventaron. Los
primeros títulos de crédito, permiten superar el principio de derecho civil del
transferencia por medio de derivados (artículos 1260 y siguientes). En el derecho
común, de hecho, el El acreedor puede transferir a otros solo su "crédito" (Artículo
12601 c.c.) y, por lo tanto, Si no es el propietario, o si el crédito es diferente al de
descrito en los documentos justificativos (por ejemplo, porque el cedente había
concedido una extensión o un descuento), el cesionario, aunque en perfecta
buena fe, adquiere solo el mismo derecho que se debió a su causa. Por el
contrario, en el campo cartular, recurrir al concepto de incorporación. Permite
superar el principio, de acuerdo con los requisitos de seguridad de prioridad.
derecho civil para el que nadie puede transferir un derecho mayor que el del que
está titular.

El derecho, como "incorporado" en el documento, se transfiere con el documento:


Quien se convierte en el propietario del documento adquiere el derecho para este
incrustado en ella. Y dado que el crédito y el soporte cartular son considerados
solo una cosa, quien adquiere la propiedad del documento adquiere
automáticamente y en el título original también el derecho de crédito, en los
términos en que Se describe en soporte de papel; Por lo tanto, sin sentir la
19 BROSETA PONT, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Editorial Tecnos. Madrid 1983. Página 542
20 URIA, Rodrigo. Obra citada. Página 833
21 MONTOYA ALBERTI, Hernando. . Nueva Ley de Títulos Valores. Gaceta Jurídica. Lima Julio 2000. Página 6

11
posición de la Su antecesor y cualquier objetable para él. Por el mismo motivo, las
restricciones al derecho mencionadas en un crédito. (por ejemplo, compromiso,
confiscación, ejecución hipotecaria, usufructo) puede establecerse solo en el
soporte cartular, y no tienen efecto si no están implementados en el Título (artículo
1997 c.c.).

Como consecuencia de la incorporación del derecho a un activo móvil (el soporte


papel) es de hecho aplicable a la circulación del documento art. 1153 cc que prevé
la compra de la propiedad de bienes muebles con el logro de posesión simple de
buena fe en virtud de una calificación apropiada, incluso si El extranjero no es el
dueño. Esta regla (es decir, el principio "la posesión de buena fe es válida"),
prevista para Para bienes muebles en general por el art. 1153 c.c., se repite
sustancialmente para i títulos de deuda del art. 1994 c.c. Entonces, ¿quién, por
ejemplo, adquirió de buena fe la posesión de un título para portador del ladrón, se
convertiría en propietario del documento y, por consiguiente, titular del derecho
descrito en el mismo. Un fortiori compra el derecho. originalmente el que obtiene la
propiedad del documento de su propietario legítimo No hay razón para reservar un
mejor trato. a los que compran para no dominar con respecto a los que compran el
título (y por lo tanto el crédito) del propietario legítimo 6.

El razonamiento que acabo de mencionar permite a los abogados declarar que la


compra El derecho de crédito en cualquier caso tiene lugar en su forma original
como un efecto. Compra automática de la titularidad del documento en papel, ya
sea alcanzado. por la voluntad del propietario, o incluso para la compra no
dominó, colposesión de buena fe sobre la base de un título adecuado para la
transferencia de propiedad, Según el mecanismo del art. 1153 c.c.

Por lo tanto, la posición del comprador del título de crédito se hace independiente
del respeto a la de quienes se lo transfieren. Este es el principio de autonomía.
Cartular, reflejo natural de la incorporación del derecho al crédito en el título, y su
circulación según la disciplina de los bienes muebles.

12
Los artículos de 1994 y 19932 se refieren a la autonomía del título de crédito. cc
La primera regla, como ya se mencionó, protege al tercer comprador, poseedor de
buena fe, a partir de la excepción del defecto de propiedad del crédito en Quien se
lo transfirió. El segundo no permite que el deudor del cártel se oponga a la
portador del título las excepciones personales a los anteriores propietarios. El
derecho Por lo tanto, se aplica a la circulación de títulos de deuda, es decir, de
Riqueza titulizada, reglas y principios opuestos a los clásicos, aceptados por la
Derecho civil para el traspaso ordinario de créditos.

Otra consecuencia de la incorporación (o identificación) del derecho de El crédito


con apoyo cartular es la regla de la literalidad: la afirmación de que puede ser
reivindicado por el portador del título es solo lo que se describe en él.

Esta norma otorga mayor certeza a la transferencia de los derechos titulizados,


Definiendo el objeto de una manera formal y fácilmente comprobable. Por lo tanto,
vuelve a la ventaja tanto del acreedor, que no debe probar el contenido de su
derecho y - dentro de los límites que se dirán - está protegido de excepciones no
basado en el texto literal del título (artículo 19931 c.c.); tanto del deudor, que no es

Puede verse a sí mismo solicitando nada más o diferente de lo que estaba


comprometido a hacer Pagar redactando y firmando el documento 9.

Por lo tanto, el concepto se basa en los conceptos de incorporación, autonomía y


alfabetización. Teoría general de los títulos de deuda

Sin embargo, la justificación teórica ofrecida por las normas del derecho del papel.
Elaborado a lo largo de los siglos y ahora traducido a artículos. 1992 ss. La El
Código Civil es, como ya se mencionó, solo excepciones parciales, no faltan Y las
asimetrías lógicas. Se puede decir que los tres conceptos de incorporación,
Autonomía y alfabetización son más útiles de entender en una primera
aproximación. La disciplina de la carta, que la describe con exactitud.

13
Sobre las principales características de la disciplina positiva que no se puede
reconciliar con el municipio.La reconstrucción teórica es buena para morar de
inmediato.

a) INCORPORACIÓN

La idea central es el hecho de que la esencia del título valor estriba en ese especial
nexo entre la cosa corporal (documento) y la incorporal (derecho), que se traduce en
la subordinación práctica de ésta a aquélla, de forma que la posesión del título es

conditio sine qua non para el ejercicio y la transmisión del derecho26. Se ha puesto de
relieve que el fenómeno por el cual la pertenencia de un derecho depende de
hallarse en determinada relación con una cosa no es típico de los títulos valores, y
que otro ejemplo se presenta con las servidumbres prediales. Sin embargo, el
fenómeno presenta aspectos particulares en el campo de los títulos valores. El
derecho no es atribuido por vía indirecta, en virtud de una dependencia económica del
mismo derecho con la cosa, como sucede con las servidumbres, sino por efecto de la
voluntad del creador del título. La conexión entre derecho y cosa no es, como en
las servidumbres, una conexión natural, sino una conexión artificial, querida dentro
de determinados límites y para determinados fines. Por lo tanto, no es absoluta,
como en el primer caso, sino que está limitada a la función del documento y
subordinada al acatamiento de las formas prescritas. Es por esto, según Ferri, que
no cabe fundarse, como lo sostiene la doctrina dominante, sobre el concepto de
incorporación para establecer la función a la cual el documento se remite en el
sistema de los títulos valores sino que es necesario basarse en la función del
documento para aclarar el concepto de incorporación y para atribuir a esta imagen
plástica un preciso significado jurídico22.

Al hablar de incorporación denotamos la íntima relación que existe entre el


derecho y el título, de forma que el ejercicio del primero está condicionado por la
exhibición del documento; sin exhibir el título no se puede ejercitar el derecho

22
GARRIGUES. Op. Cit. p.722.

14
incorporado a él. “Quien posee legalmente el título, posee el derecho en él
incorporado, y su razón de poseer el derecho es el hecho de poseer el título”23.

Un documento asume el carácter de título de crédito sólo cuando el derecho (o,


respectivamente, la declaración de voluntad, o la promesa que corresponda) se
encuentra fundido de tal manera que, documento y derecho (o promesa) están en
una conexión permanente, por lo cual no puede invocarse el derecho, si no, y
solamente, a través de una cierta relación jurídica con el documento. O sea, la suerte
del derecho está ligada a la suerte del título.

Normalmente, la función de los documentos se restringe al ámbito probatorio, esto


es, como instrumento demostrativo de la existencia de una relación jurídica, pero sin
tener con ella ninguna conexión necesaria. “Pero puede ocurrir que al documento
se le haya reservado una función más importante, que encierre un valor no
solamente probatorio sino constitutivo. Cabe que el documento sea condición
necesaria para la existencia de la relación jurídica”24. Hay casos, sin embargo, en
las que la conexión entre el documento y la relación jurídica es no sólo originaria
sino permanente25.

Es ésta, precisamente, la función especialísima que cumplen los títulos valores a


través de la incorporación y mediante la cual se diferencian de otros documentos o
títulos, que hemos llamado ordinarios. Debe agregarse, en relación con el derecho
incorporado, que el contenido del título valor no son solamente derechos de crédito
(título de crédito en sentido estricto), como es la regla y como por simplicidad de
razonamiento se supone de ordinario. También derechos de posesión y de
disposición pueden ser contenido del título de crédito, tal es el caso del título
representativo de mercaderías donde existe un estrecho vínculo entre título y
contrato. Existen también los títulos que incorporan un derecho de participación en

23
CERVANTES AHUMADA. Op. Cit., p. 18.
24
ROCCO, Alfredo. Principios de Derecho Mercantil, Parte General. Ciudad de México: Editora Nacional S.R.L., 1966, p.70.
25
Ibid, p.70.

15
las suertes de las sociedades. La acción de sociedad incorpora la medida de tal
participación26
El principio de incorporación ha sido fuertemente criticado por algunos autores, que
han dicho que se trata de una de tantas expresiones fáciles que, salidas
intuitivamente de la configuración material de una relación jurídica, fueron
acogidas por los juristas como una regla de derecho, sin darse cuenta de su
esterilidad dogmática.

Sin embargo, la incorporación debe ser entendida dentro del significado que
verdaderamente tiene, es decir, como una expresión meramente gráfica. No
obstante lo anterior, debe tenerse presente que la aplicación rígida del principio de
incorporación nos llevaría a consecuencias poco prácticas, sobre todo en materia
de extinción. La rigidez del principio se debilita en consideración a que el título valor
es un simple medio de legitimación del derecho, el cual subsiste a pesar de la
destrucción del título27. Esto se observa claramente en aquellos casos en que el
título es destruido o extraviado.

Para estas hipótesis, la ley prevé la posibilidad de un restablecimiento de la


legitimación cartular mediante un procedimiento judicial, sustituyendo el título
destruido o extraviado por uno nuevo.

En este sentido, debe entenderse que la expresión, sin bien gráfica, dejaría de ser
oportuna si se quisiera ver en ella algo más de lo que intenta: constituirse en una
metáfora coadyuvante para explicar y evidenciar lo que ocurre; no mucho más,
como el vuelo imaginativo de algunos doctrinarios quieren adjudicarle.
Precisamente, la contrapartida de este fenómeno tan particular de los títulos de
crédito está dada por aquellas situaciones en las que, con cierta nitidez, puede
apreciarse el alcance meramente gráfico de la incorporación.

26
MESSINEO, Francesco. Op. Cit., p.230-231.
27
GARRIGUES, Op. Cit., p.728.

16
El elemento de independencia que caracteriza los principios de los títulos valores se
observa claramente en la incorporación, la legitimación y la circulación, no así en la
literalidad y la autonomía.

No puede decirse que la literalidad y la autonomía operen con independencia de


otros principios; por el contrario, la manifestación de estos dos elementos depende
necesariamente de la presencia de otro principio: el de la incorporación. No puede
haber literalidad ni autonomía sino hay incorporación.

b) LITERALIDAD

La literalidad, como principio constitutivo de los títulos valores, no significa otra


cosa que el hecho de que el contenido, extensión, modalidades de ejercicio y todo
otro posible elemento, principal o accesorio del derecho cartular, son únicamente

los que resultan de los términos en que está redactado el título33. De modo que
aquello que no esté en el documento o no sea expresamente reclamado por el
mismo, no puede tener influencia sobre el derecho.

Los derechos del poseedor del título se rigen, en cuanto a su extensión o


modalidades, por el texto literal del documento, a su vez, el deudor no puede
oponerse a su cumplimiento, alegando o esgrimiendo razones o excepciones que

no consten o no se desprendan de lo escrito en el documento mismo34.

La titularidad del derecho descansa sobre la propiedad del título, por lo que es
natural, entonces, que los límites de ese derecho sean los señalados
exclusivamente por la letra del documento.

La literalidad significa, pues, que el contenido del derecho cartular es


exclusivamente aquel que resulta del contexto literal del título. El deudor está

obligado por lo que ha escrito y en los límites de cuanto ha escrito35.

17
Se ha dicho que el fin primordial de la literalidad es el de proteger la circulación (de
buena fe) del título, ya que el adquirente tiene derecho a la prestación tal y como el
título la expresa.

c) AUTONOMIA
La autonomía, como efecto del principio de incorporación, consiste en que todo aquel
que adquiere un derecho contenido en un título valor está, por ese solo hecho,
adquiriendo un derecho a título originario y no a título derivado. Esto significa que
cada uno de los tenedores del documento tiene un derecho propio independiente
del de los tenedores anteriores. El derecho incorporado en el título goza de la
condición de independencia respecto del derecho de un anterior poseedor, por lo
que el deudor no puede oponer al último tenedor aquellas excepciones que

pudiera haber opuesto contra los anteriores poseedores39.

El derecho documental es autónomo, no precisamente porque se halle


desvinculado del hecho o negocio jurídico que le dio nacimiento, sino porque,
suponiéndolo en manos ya de un ulterior poseedor, ninguna influencia pueden
ejercer sobre él las deficiencias o nulidades de que adolecía el derecho en cabeza de
quien lo traspasó; por lo que a quien adquiere de buena fe un título de crédito, no
pueden oponérsele las excepciones personales que tal vez pudieron oponerse a su

causante40-41. En este mismo sentido apunta Messineo: “El carácter originario del
derecho cartular no es pues, coetánea de la creación del título; sobreviene en el
momento de la transferencia del título del primer tomador a otro; y sobre todo,
opera en orden a la legitimación para el ejercicio del derecho, o sea desde la

perspectiva de la legitimación activa”42.

Así las cosas, se afirma que el derecho es autónomo porque el poseedor de


buena fe ejercita un derecho propio, que no puede limitarse o destruirse por

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relaciones que hayan mediado entre el deudor y los precedentes poseedores43.
Cada poseedor adquiere el derecho incorporado en el título en forma originaria, de
manera que la posición jurídica del ulterior poseedor viene delimitada
exclusivamente por la escritura del documento, y no por las relaciones que ligaban al
anterior poseedor con el deudor.

En la adquisición de un título valor no opera el fenómeno de la sucesión de los


derechos o adquisición derivada que opera con la cesión civil, en la cual, como se
indicó, el adquirente queda en posición de sucesor en los derechos del que transmite,
de tal modo que su derecho es el mismo que tenía este último de quien es su
causahabiente, lo que produce una acumulación de excepciones que disminuyen las
garantías de certeza y seguridad en la circulación de los títulos valores.

d) LEGITIMACIÓN

La puesta en práctica del principio de incorporación ha permitido sujetar la


transmisión de los bienes muebles incorporales a las reglas de circulación de los
bienes muebles corporales convirtiendo, así, el tráfico de derechos, en un tráfico de
cosas muebles. En consecuencia, si en materia de bienes muebles se habla de
propiedad y posesión, también deben aplicarse a los bienes muebles incorporales
estos conceptos. Con base en lo anterior se establece una presunción básica: “la
posesión vale por título”; presunción mediante la cual se autoriza a quien tiene el
bien mueble dentro de su esfera de disponibilidad, o sea, al poseedor, a actuar
como si fuera propietario aunque en realidad no lo sea. Quien posee el bien
mueble no está obligado a demostrar su derecho de propiedad sobre el mismo, ya
que éste se presume; por el contrario, es al tercero propietario a quien corresponde
destruir esta presunción, demostrando que el tenedor del bien es simple poseedor
y no propietario.

Así como la posesión engendra apariencia de propiedad en las cosas, en los


títulos valores, la posesión, sola o unida a ciertas claúsulas legitimadoras,

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engendra una apariencia de titularidad en favor del poseedor del documento y esta
apariencia es suficiente para el comercio jurídico.

La incorporación del derecho al documento y su sumisión a la ley de circulación de


las cosas muebles, permiten desvincular al sujeto titular del derecho
incorporado (propietario del título) del sujeto simplemente legitimado para
ejercitarlo (poseedor del título). Entonces, si respecto a los bienes muebles
corporales hablamos de posesión y propiedad, respecto a los títulos valores hay que
hablar de legitimación y titularidad, respectivamente. La seguridad de la circulación
y la movilización de los créditos se logra en virtud de la función de legitimación que
tiene el documento.

Legitimación y titularidad son conceptos diversos. Por titularidad entendemos


pertenencia del derecho, mientras que por legitimación debemos entender el
poder de ejercicio de ese derecho, por lo que podría haber un titular no legitimado (un
propietario despojado de su título) o, a la inversa, un legitimado no titular (posesión

del título por el no propietario)45. El derecho puede ser ejercitado tanto por los
titulares como por los no titulares.

Con la legitimación se prescinde de la propiedad en sentido técnico ya que, en


materia de títulos valores, ésta no siempre concuerda con la posesión material.
Mediante el principio de legitimación, la simple exhibición del documento, en
determinadas condiciones, da por probadas la existencia del derecho y la
pertenencia del mismo al actor, así como la capacidad para el ejercicio.

V. CONCLUSIONES
a) La teoría General de los Títulos Valores ha sido producto del esfuerzo de
diversas escuelas mercantilistas por la construcción unitaria del fenómeno
jurídico ocasionado por la circulación económica a través del tráfico de títulos

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representativos de valores y que implicaba el desplazamiento de bienes
destinados a satisfacer las necesidades de los sujetos económicos.
b) En la búsqueda por encontrar la esencia d los títulos valores, lograron
determinar sus elementos unificadores; en primer lugar, en el nexo corporal
entre la cosa y el derecho, que se traduce en la subordinación práctica de ésta
a aquella; en segundo lugar, en el destino circulatorio de estos títulos que los
diferencia de los títulos de legitimación.
c) La teoría General de los Títulos Valores ha sido producto del esfuerzo de
diversas escuelas mercantilistas por la construcción unitaria del fenómeno
jurídico ocasionado por la circulación económica a través del tráfico de títulos
representativos de valores y que implicaba el desplazamiento de bienes
destinados a satisfacer las necesidades de los sujetos económicos.
d) En la búsqueda por encontrar la esencia d los títulos valores, lograron
determinar sus elementos unificadores; en primer lugar, en el nexo corporal
entre la cosa y el derecho, que se traduce en la subordinación práctica de ésta
a aquella; en segundo lugar, en el destino circulatorio de estos títulos que los
diferencia de los títulos de legitimación.
e) Esta construcción teórica comienza a debilitarse con la aparición de los
valores representados en cuenta, que surge como alternativa a los problemas
ocasionados por las emisiones masivas de títulos valores, cuya característica
es la sustitución de las mutaciones físicas de la posesión del título, por la
anotación en cuenta de las entradas y salidas, según sea el titular el vendedor
o el comprador.

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VI. BIBLIOGRAFIA

1. BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo y CASTELLARES AGUILAR, Rolando.


Comentarios a la nueva Ley de Títulos Valores. Editorial Gaceta Jurídica. Lima
2000
2. BROSETA PONT, Manuel. Manual de Derecho Mercantil. Editorial Tecnos.
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3. GARCÍA KILROY, Catiana. Apuntes para la Liquidación de Valores, San José,
Costa Rica, 1998,
4. GARRIGUES, Joaquín. Curso de Derecho Mercantil. Tomo III. Editorial Temis.
Bogotá, Colombia, 1987.
5. JIMÉNEZ SÁNCHEZ, Guillermo. Lecciones de Derecho Mercantil, Madrid,
Editorial Tecnos, S.A., 1992, .
6. MONTOYA ALBERTI, Hernando. Nueva Ley de Títulos Valores. Gaceta
Jurídica. Lima Julio 2000.
7. MONTOYA MANFREDI, Ulises. Comentarios a la Ley de Títulos Valores.
Editorial Desarrollo. Lima, 1982.
8. PÉREZ FONTANA, Sagunto. Títulos Valores. Parte Dogmática. Cultural Cuzco
S.A. Lima 1990.
9. SANCHEZ CALERO, Fernando. Instituciones de Derecho Mercantil. Editorial
Revista de Derecho Privado. Madrid 1986.

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