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Experiencia sobre crianza de aves de combate

El inbreeding.
Autor: Carlos Fabres Guzmán (E.P.D.)

Aconsejar sobre lo que debe hacerse para obtener y sobre todo para mantener
una buena estirpe de aves de combate, es tarea mas que difícil.

La mayoría de los criadores, tanto de aves de riña, caballos de carrera, toros de


lidia, etc. siguen una norma y sistema científico muy similar, basado en los
mismos proncipios de genética, alimentación y crianza, sin embargo, todos han
tenido que sufrir ciclos en que todo anda bien y sale como lo planeado,
seguidos de otros en que inesplicablemente el rendimiento baja y una notoria
decadencia se hace sentir. Es uno de los inponderables a que debe resignarse
todo criador.

Lo único positivo y cierto es que hay que disponer de espacio, tiempo y


paciencia, condiciones higiénicas, alimentación adecuada y aseo para el buen
desarrollo de las aves. Lo extensivo primará siempre sobre lo intensivo.

Para dar una idea clara de mis experiencias sobre la cria que he practicado mas
de cuarenta años, es necesario echar una mirada retrospectiva y hacer un poco
de historia, ya que los primeros años solamente practicaba el Out-breeding
seleccionando solo los mejores ejemplares que se distinguían en el ruedo, sin
tomar en cuenta tipo ni condiciones de combate.

El resultado fué que había que criar grandes cantidades de pollos y matar
muchos, ya que el número de seleccionados resultaba escaso.

Nunca pude llegar a formar algo personal, a mi agrado y menos uniforme.

Como llevaba registro de pedigree, empecé a estudiar de dónde resultaban los


mejores y noté que todos o casi todos descendían de una misma gallina o de
algún gallo que resultó dominante.

Entonces empecé a cruzar interfamiliares y habiendo leido entre otros a Richard


Stamps quién aconsejaba el inbreeding como único camino para obtener una
estirpe uniforme tanto en tipo como en condiciones de combate, decidí seguir
sus consejos y me lanzé sin miedo siguiendo sus métodos.

El inbreeding aumenta y mejora las cualidades del ave, pero también aumenta
y fija los defectos. Por esto hay que seleccionar muy bien las aves con las que
se desea hacerlo.
El tipo del ave, el plumaje, el temperamento, el acierto, el estilo de pelea son
entre otras las cualidades que mas se pueden fijar. Los defectos que también
se acentúan son principalmente, el gallo mordedor que no tira, regodeón o
mañoso y sobre todo, la falte de clase o calidad.

Experiencia sobre crianza de aves de combate aconsejar sobre lo que debe


hacerse para poder obtener y sobre todo para mantener una buena estirpe de
aves de combate, es tarea mas que dificil.

Hay dos clases de inbreeding; el vertical y el horizontal. El primero es a mi


juicio el mejor. El padre cruzado con sus buenas hijas dá muy buen resultado.
Así también cruzar el mejor hijo con su madre es casi seguro obtener éxito. Y
así seguir, abuelos con nietas, tios con sobrinas y viceversa.

El Inbreeding horizontal es el que se hace entre medios hermanos y parientes


laterales. A mi parecer es inferior al vertical y la baja se produce antes.
He visto sin embargo gallos extraordinarios en fuerza y violencia que son
productos de propios hermanos, perocreo que ésta es una excepción a la regla.

Para obtener buenos resultados hay que usar los reproductores mas violentos y
fuertes, no mayores de cuatro años y que deban
estar en plenitud de salud. Las hembras deben guardarse durante la pelecha y
después largarlas para que aniden solas sin que nadie toque sus huevos.
Así pondrá solo diez o doce y todos sus polluelos serán sanos y robustos.

Lo único positivo y cierto es que hay que disponer de espacio, tiempo y


paciencia, condiciones higiénicas, alimentación adecuada y aseo para el buen
desarrollo de las aves.

Lo extensivo primará siempre sobre lo intensivo. Para dar una idea clara de mis
experiencias sobre la cria que he practicado mas de cuarenta años, es
necesario echar una mirada retrospectiva y hacer un poco de historia, ya que
los primeros años solamente practicaba el Out-breeding seleccionando solo los
mejores ejemplares que se distinguían en el ruedo, sin tomar en cuenta tipo ni
condiciones de combate. El resultado fué que había que criar grandes
cantidades de pollos y matar muchos, ya que el número de seleccionados
resultaba escaso.

Richard Stamps dice que él usó hasta quince veces el inbreeding sin cruzar con
sangres distintas y no tuvo ninguna pérdida en resistencia. Yo nunca llegé a
tanto, durante unos diez años tuve un gran éxito, los gallos eran violentísimos y
de un acierto espectacular, pero luego empezaron a bajar. Ya si la riña se
alargaba de diez minutos, los gallos decaían, se agotaban y se entregaban.
Nunca perdieron la clase, siempre se rendían sin que ninguno huyera.

Había llegado el momento del out-breeding, o sea, cruzar con una sangre
nueva que les volviera sus condiciones perdidas.
Amigos a quienes había obsequiado gallos y gallinas de mi cría, obtenían
mejores resultados cruzando con sus propias aves que conservando puras las
que yo les había enviado.Lo experimentaron tanto con aves bankivoides como
con malayoides. A estos últimos les daban una rapidez increible.
El out-breeding dá condiciones nuevas, de manera que si se hace con
frecuencia, las aves empezarán a dispararse con condiciones a veces
contrapuestas, podrán volverse luchadoras y perderán la condición de "pico y
patas" tan anhelada por todos los galleros. Por tal motivo, hay que usarlo una
vez y volver a cruzar los productos con la antigua estirpe.

Así el out-breeding viene a ser un refresco de sangre que no hará perder las
buenas cualidades que tenía fijas la "raza" antes formada.

El inbreeding tiende a bajar de peso a la estirpe, al mismo tiempo que a darle


mas altura. Así se usó para formar con el antiguo Old English Game, el Modern
Game. Y después,exagerando este último se llegó al Exhibition Game o Large
Modern Game.
Todos estos últimos no servían para la cancha y erán solo aves de exposición.

No hay duda que el abuso del inbreeding trae la decadencia en el combate. Por
eso hay que saber parar a tiempo y ser lo suficientemente frio para no
sobrepasarse.

Lo mas importante es empezar con una buena casta. Esta no se improvisa ni


menos ningún aficionado llegará a formarla usando estirpes mediocres.
El gallo valiente, que entra a pelear con la rabia del buen toro de lidia, revela
una buena casta. El exceso de inbreeding hace perder al gallo esta cualidad.
Viene a reaccionar cuando sufre el ataque o golpes del contrario. Esto es lo
peor que puede tener un gallo. Con las armas que ahora se usan, los primeros
golpes son a veces decisivos, y la rección viene a ser ya demasiado tarde. Ya
estará ganado.
Observando lospleitos a navaja, es notoria la superioridad en rapidez y altura
de los revuelos, temperamento y agresividad que se ha conseguido en esta
raza. Los gallos rebaten las patas a una velocidad increible sobre cualquier
parte del contrario. No buscan la cabeza pues en esa modalidad sería un gran
defecto.

Los americanos los denominan Shufflers y esas condiciones los hace menos
resistentes y de poca hondura. No la necesitan pues
el pleito termina en segundos o pocos minutos.

Yo experimenté con ellos, cruzando con mis piqueros. La primera cruza fué
excelente, combinaron todas las buenas condicio-
nes y se impusieron en toda la línea. Ya en la segunda cruza, aunque el
porcentaje bajó, también dió buen resultado; pero ya en la tercera, gallo que
no ganaba rápido era seguro perdedor.

No hay que entusiasmarse con los colores vivos de las aves. Es fácil llegar a
aves de fantasía, pero en el ruedo nunca se distin guen por las verdaderas
cualidades de un buen gallo de pelea.

Amigos aficionados, no ya tan jóvenes y con experiencia en la cancha, son a


veces, contrarios a utranza al inbreeding; sostienen que es el fracaso mas
grande por haberlo experimentado; muchas veces solo de oidas.

Sin embargo, al preguntarles por su cria, siempre es algo especial, descienden


de la de algún antepasado, cruzada solo con la de algún cura lejano, gran
criador de tiempos pasados, la que jamás han mezclado con ninguna otra.

Así somos nosotros los galleros aficionados, apasionados con lo nuestro y


muchas veces sin mirar siquiera lo ajeno. Unos sostienen que los productos de
inbreeding, todos se van, huyen. Esto es completamente cierto, si los padres
que se han usado son faltos de clase.

En gallos nunca se podrá decir la última palabra, siempre se estará aprendiendo


de ellos. Tampoco nadie podrá decirnos cual es la panacea o el secreto del
éxito. Aún falta mucho para que puedan manejarse los genes.

En la cria de caballos de carreras, en que hay intereses tan cuantiosos y no se


ha ahorrado en gastos de inversión ni de investigación, aún no puede
descubrirse qué combinaciones de familias serán los primogénitos de los
futuros "Cracks" de las canchas.

En los toros de lidia, es notoria según dicen los entendidos la baja en las
condiciones del toro. No hay la agresividad de los antiguos tiempos y aún los
Miuras, los mas famosos y violentos de todos, también no son los de antes. Y
se cuenta que don Eduardo Miura, cuando vió que Belmonte tocaba con la
mano uno de los cuernos de uno de sus toros, dijo, en un momento de
decepción; "no vuelvo mas al ruedo".

En cambio, nosotros, los aficionados a los gallos, siempre esperamos el


mañana. La próxima generación, la que ya estoy crian-
do, va a ser la del gran éxito. Esto viene repitiéndose, no digo por años, sino de
siglos atrás. Siempre se ha tratado de superar a Lord Derby con sus colorados y
carmelos, y al famoso doctor Bellisse con sus Brown-Reds.

Hoy día, aficionados de todas partes del mundo, australianos, sud-africanos,


europeos, asiáticos, americanos del norte y sur, seguimos discutiendo cuál es la
mejor raza. El descendiente del bankiva o el del malayo. Nunca podremos
ponernos de acuerdo, pues nuestros gustos son demasiados diferentes.
A unos les gusta la lucha larga, una mezcla entre lucha libre y golpes.

Otros prefieren el combate de descenlace rápido. Eso explica el uso de armas


tan diferentes. Desde la navaja peruana de ocho a diez centímetros, los gaffs
de 1 1/2 a 2 1/2 pulgadas, la navaja redonda, la espina de pescado, el cacho
de concha de tortuga o plástico, la espuela natural, el cacho corto de acero y
tantas otras armas hasta llegar a la venda de seda del Dora-Dirtza.

Así son las cosas entre aficionados galleros, todo es cuestión de costumbres y
gustos personales.

Uno mas entre todos, no cuenta ni cree que sus experiencias puedan servir
para mucho, ya que también conoce bien el gremio a
través de muchos años, pero valga una vez mas, la intención.

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