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GUSTAVO GUTIÉRREZ

EL RETO DE LA PLURALIDAD DE RELIGIONES

La pluralidad de religiones es una realidad milenaria en la historia hu-


mana. Tanto las grandes religiones como las menos difundidas no son
cosa de ayer. Las que se consideran grandes religiones provienen en
su mayor parte de Asia (incluyendo la llamada Asia Menor), y duran-
te mucho tiempo se mantuvieron dentro de áreas relativamente deli-
mitadas. Pero hoy se hallan, en proporciones diversas, en Europa, Áfri-
ca, América del Norte y -de manera más minoritaria- en América La-
tina y el Caribe. Con ello aquellas grandes religiones y culturas se han
acercado a sociedades de antigua tradición cristiana. El contacto en-
tre personas de diversas confesiones se ha hecho cotidiano, aunque,
en ciertos momentos, haya sido lamentablemente conflictivo. Esta es
una de las consecuencias de la llamada mundialización o globaliza-
ción. Al entrar a considerar la relación entre religiones no podemos
pasar por alto el nuevo ámbito geográfico y, sobre todo, cultural en el
que hoy se nos presenta la cuestión. Además -aunque a menudo se
olvide- existen también las religiones que acogen a un número de per-
sonas menor que aquellas consideradas “grandes”: Son las llamadas
“religiones tradicionales” de África, América Latina, el Caribe y Ocea-
nía. También éstas han de ser tenidas en cuenta, aunque hasta aho-
ra apenas hayan sido consideradas al tratar del diálogo interreligioso.
Por ello les dedicamos la última parte de este artículo, con especial
referencia a lo que se refiere a América Latina y al Caribe.

El repte de la pluralitat de religions, Qüestions de vida cristiana,


245 (20l3) 53-70.

UNA PROBLEMÁTICA NUEVA

En las últimas décadas han sur- las diversas religiones. El tema es


gido múltiples reflexiones teológi- sumamente amplio, y mi propósi-
cas acerca del valor de las religio- to aquí es más bien examinar qué
nes. Se trata de lo que ha dado en pueden aportar la teología de la li-
llamarse “teología de las religio- beración y la opción preferencial
nes”, o “teología del pluralismo re- por los pobres a la interpelación
ligioso”, y viene a ser como una que las diversas religiones suponen
llamada a repensar los grandes te- para la vivencia actual del cristia-
mas del mensaje cristiano en rela- nismo.
ción con la actual percepción de
  3
El mismo hecho de la plurali- Cristo más allá de los marcos es-
dad de religiones ha de provocar trictamente eclesiales. Pero, desde
una reflexión que tendrá que seguir finales del siglo XX, la existencia
rutas inéditas. Se trata de una nue- y significado de las diversas reli-
va cantera abierta que puede ayu- giones se ha convertido en un in-
dar a transmitir de manera más fiel terrogante de envergadura que
y creativa el mensaje cristiano, marca la inteligencia de la fe en el
contribuyendo a un mejor conoci- futuro. Son muchos los factores
miento y respeto entre los segui- que han contribuido a la actual si-
dores de las diversas religiones de tuación: siglos de acuerdos -y des-
la humanidad. acuerdos- culturales y religiosos,
nuevos acercamientos a universos
que antes se hallaban muy lejanos
El reto de la pluralidad de entre sí, nuevos cuestionamientos
religiones de las perspectivas habituales pro-
pias del mundo occidental, la mis-
Resulta de interés observar ma presencia del cristianismo en
que, a pesar de que el hecho del áreas nuevas, a la vez que la pre-
pluralismo religioso es cosa anti- sencia creciente de las religiones
quísima en la historia de la huma- antiguas en países de tradición
nidad, solo en los últimos años se cristiana... Todo esto reclama, por
ha tomado conciencia de la proble- fidelidad al Reino y a la sana tra-
mática teológica que este hecho dición, que se profundice en una
comporta. Todos los que se han reflexión teológica que permita
ocupado del tema coinciden en se- una comprensión mejor de lo que
ñalar que los planteamientos ac- el evangelio de Jesús ha de signi-
tuales son de tiempos recientes. ficar hoy en la historia humana.
Por otro lado, resulta natural que La teología de la pluralidad de
los profesionales de la teología se religiones atraviesa un terreno lle-
interesen fácilmente por el carác- no de obstáculos y suscita debates
ter teológico de los desafíos que complejos en el mundo cristiano.
presenta el pluralismo religioso (ya De ella se han ocupado textos im-
que, justamente por ser religioso, portantes del magisterio católico y
se halla como en su propio terre- aun de otras confesiones cristianas,
no), y en cambio se interesan me- así como rigurosos y prometedo-
nos por la dimensión teológica de res estudios. La existencia de mi-
la insignificancia social del mundo les de millones de seres humanos
de los pobres, la cual tiende a con- -de los que muchísimos viven en
siderarse como más propia del ám- la pobreza- que hallan su relación
bito “socioeconómico”. con Dios o con un Absoluto en el
En el pasado, la diversidad de seno de religiones diversas, o bus-
religiones se trataba en relación can en ellas el sentido más profun-
con la posibilidad de salvación en do de sus vidas, es algo que desa-
4  Gustavo Gutiérrez
fía a la teología cristiana en algunos religiones” Nostra Aetate, nº 2),
de sus puntos centrales. constituye un paso importante,
aunque, sin duda, se queda corto
ante la manera como hoy se pre-
La mediación de Cristo sentan las cosas.

Teológicamente hablando, el
Diálogo interreligioso e
punto más delicado giraría en tor-
intercultural
no al tema de la unicidad y univer-
salidad de la función mediadora de
Jesús en orden a la salvación. Si es El diálogo interreligioso, hoy
cierto que en épocas precedentes tan importante y necesario, no
la controversia se centraba espe- puede dejar de entrar en un en-
cialmente en el tema de la media- cuentro entre culturas e historias,
ción de la Iglesia, hoy día se re- con lo cual se convierte, también,
quiere prestar atención ante todo a en un diálogo intercultural. Entra
la mediación de Cristo. Esto equi- así en un terreno especialmente
vale a plantearse cómo hay que en- complejo y delicado, aunque fas-
tender la singularidad del cristia- cinante. Tales encuentros son una
nismo ante la diversidad de las etapa fundamental en el conoci-
religiones de la humanidad. Esto miento y reconocimiento de rea-
apunta, de una manera tan inevi- lidades humanas y religiosas muy
table como fecunda, a tener que diversas. No solo implican un
ponderar el componente histórico aprendizaje de otras religiones y
y el alcance de la revelación cris- culturas, sino que llevan también
tiana, muy especialmente por lo a precisar y perfilar mejor la es-
que se refiere al misterio de la en- pecificidad cristiana. Por otro la-
carnación. do, un verdadero diálogo supone
que cada uno tiene bien clara su
En conexión con estas pregun-
propia identidad. No se trata de
tas se presentan diversas cuestio-
renunciar a nuestras convicciones
nes acerca de la función de las re-
y experiencias, sino de compartir-
ligiones desde el punto de vista de
las lealmente sin perder la capa-
la voluntad salvífica de Dios. ¿Se-
cidad de escuchar y de aprender.
rían las grandes religiones vías de
Poseer convicciones firmes no es
salvación solo de hecho, o tam-
un obstáculo para el diálogo, sino
bién de derecho? La respuesta a
más bien una condición indispen-
tales preguntas depende de la
sable para que llegue a buen tér-
comprensión del vínculo que pue-
mino.
den mantener las diversas religio-
nes con la fe cristiana. Un breve Hay que andar con tiento para
texto del Vaticano II, (“la Iglesia no parecer que queremos imponer
católica no rechaza nada de lo que nuestras ideas, como, lamentable-
hay de santo y verdadero en estas mente, hemos hecho a veces los
El reto de la pluralidad de religiones   5
cristianos. Se ha de excluir cual- mantendría que el cristianismo es
quier actitud impositiva. Lo cual el único camino auténtico y válido
no quiere decir que hayamos de de salvación. Este modelo domi-
poner entre paréntesis nuestras naba antes de que se iniciaran
convicciones, ya que, contraria- planteamientos más recientes, y
mente a lo que podría pensarse, de- puede seguir de alguna manera
jar de ser fiel a uno mismo podría presente. 2) El del inclusivismo,
implicar falta de respecto al inter- que sería el modelo opuesto al an-
locutor. El diálogo se ha de desa- terior y mantendría que, aunque la
rrollar entre dos que expresan sus salvación se obtiene por mediación
puntos de vista en respetuosa alte- de Jesucristo, de una u otra mane-
ridad y que mantienen interés por ra, esta salvación de Cristo puede
conocer el punto de vista del otro alcanzar de hecho a todo ser hu-
para enriquecerse mutuamente. No mano. 3) El del pluralismo, en el
dialogamos primordialmente para que Cristo sería ciertamente una
convencer o ser convencidos, sino vía de salvación, pero no la única,
para acercarnos y comprendernos. ya que también las grandes religio-
No hay diálogo auténtico si, de al- nes podrían ser mediadoras de sal-
guna manera, no compartimos las vación. Dentro de cada uno de es-
fuentes de nuestras creencias y tos modelos pueden darse diversas
nuestra propia aprehensión de la matizaciones y combinaciones,
verdad. El diálogo implica interlo- que darían lugar a posturas como
cutores conscientes de su propia la llamada del pluralismo inclusi-
identidad: una identidad humilde vo, etc.
y abierta, que es componente esen-
cial de una autentica espirituali- Tal clasificación puede ser cla-
dad. rificadora, pero resulta demasiado
simple y rígida para dar razón de
Los encuentros son un paso in- una realidad tan compleja, en la
dispensable para la elaboración de que hay distinguir muchos aspec-
una reflexión. Una teología del plu- tos diversos. Con todo, podría to-
ralismo religioso que sea fructuo- marse como un punto de partida
sa no se puede elaborar sin una que, aunque no sea plenamente sa-
práctica sostenida de esos colo- tisfactorio, abriría caminos de fu-
quios, que por ahora están dando turo. De lo que realmente se trata
solo los primeros pasos. es de ir entrando en un proceso en
el que vaya creándose un clima en
el que se puedan oír y compartir,
Una cuestión abierta
con total transparencia, las distin-
tas posiciones. Esto requiere tiem-
Es frecuente situar los intentos po: en el marco que hemos indica-
de responder a las cuestiones que do, nos hallamos ante una tarea
planeamos dentro de tres modelos que no ha hecho más que comen-
básicos: 1) El del exclusivismo, que zar.
6  Gustavo Gutiérrez
En la historia de la teología se cil, ya que no faltaban los funda-
han dado procesos de este género. mentalismos. Las repercusiones
Piénsese en la cuestión acerca de eclesiológicas son importantes, es-
la voluntad salvífica universal de pecialmente en lo que se refiere a
Dios y de la necesidad de la me- la actividad misionera. No se al-
diación de la Iglesia. El problema canzaba pleno consenso teológico,
comenzó a plantearse ya en los pri- pero poco a poco se fue saliendo
meros siglos, y entonces se hizo de lo que parecían callejones sin
con cierta abertura de miras, te- salida. Los estudios teológicos y
niendo sobre todo en cuenta las el mismo Magisterio fueron
personas y pueblos anteriores al abriendo, inicialmente con timi-
cristianismo. En el medioevo, con dez, nuevas concepciones. Solo en
la implantación de la cristiandad, la época del Vaticano II se había
prevaleció una visión más estre- creado ya un clima que permitió
cha. Por ejemplo, el Concilio de expresiones más abiertas en docu-
Florencia (1442), en un contexto mentos conciliares como Lumen
casi unánimemente cristiano, pu- Gentium 16; Gaudium et Spes
do afirmar solemnemente y sin di- 22,5, y Nostra Aetate, 2.
ficultades que “fuera de la Iglesia
no hay salvación”, con una fórmu-
la originaria de los siglos IV y V, Naturaleza y gracia
aunque en su sentido inicial no
apuntaba a la estrecha interpreta-
Otro de los temas de intenso
ción que luego quiso dársele.
debate en la primera mitad del si-
La cuestión adquiere nueva ac- glo XX fue el de la relación entre
tualidad en el siglo XVI, cuando lo natural y lo sobrenatural, o en-
el mundo europeo toma concien- tre la naturaleza y la gracia. No era
cia de la vastedad del planeta y de una cuestión meramente teórica,
los múltiples pueblos y civilizacio- sino que en ella se implicaban te-
nes, -algunas muy avanzadas-, que mas como la relación entre fe y po-
no habían tenido posibilidad de co- lítica, la misión de la Iglesia en el
nocer el evangelio. A partir de en- mundo moderno y, de manera an-
tonces se plantean diversas hipó- ticipada, lo que luego se llamó “se-
tesis teológicas (fe implícita, cularización”. También para la
intervención de un medio extraor- cuestión que nos ocupa el tema te-
dinario, bautismo de deseo, perte- nía relevancia. Diversos teólogos
nencia al “alma” de la Iglesia,...) importantes que intervinieron en
para conciliar la exigencia de per- el debate presentaron soluciones
tenencia a la Iglesia con el princi- distintas: algunas más ligadas a la
pio incontestado de que “Dios escolástica clásica, otras más cer-
quiere que todos los hombres se canas a los enfoques bíblico y pa-
salven” (1Ti 2, 4). Por momentos trístico. Con todo, aunque todos
la discusión se hizo áspera y difí- tenían como único objeto salvar la

El reto de la pluralidad de religiones   7


“gratuidad de la gracia,” no se lo- Todo esto nos ha de llevar a un
gró alcanzar un consenso satisfac- diálogo respetuoso y profundo,
torio. Pío XII quiso intervenir con traspasado por la esperanza y el
la polémica encíclica Humani Ge- gozo. El tema del pluralismo reli-
neris. Las discusiones permitieron gioso, tal como hoy se nos presen-
al menos que se entrevieran nue- ta, es un terreno nuevo y exigente.
vas pistas teológicas que, poco a Es muy grande la tentación de re-
poco, fueron clarificando el asunto plegarse aferrándose a posiciones
hasta que se llegó a una formula- supuestamente seguras. Por esto
ción de síntesis en la que, dentro resulta bienvenida la invitación de
de una compleja y profunda uni- Juan Pablo II a los diversos repre-
dad, se podía salvaguardar la “gra- sentantes de las grandes religiones
tuidad de la gracia” sin hacerla al- a orar juntos en Asís por la paz del
go meramente extrínseco a la mundo, dejando que cada uno si-
historia de la humanidad. guiera su propio camino y estilo.
Igualmente han de ser bienvenidos
los diversos encuentros, iniciados
"Paciencia histórica" hace algunas décadas, sobre el
diálogo interreligioso. Aquí nos
queda una gran tarea a realizar en
Estas dos experiencias -cuyos
la línea de intentar perfilar mejor
protagonistas hubieron de sufrir
nuestra formulación de los gran-
momentos dolorosos que no debie-
des temas cristianos y de afrontar
ran repetirse- muestran que pro-
con realismo los problemas que se
fundizar en los desafíos que pre-
presentan a la humanidad.
senta la historia humana requiere
tiempo y dedicación, una cierta En el momento actual conven-
“paciencia histórica”, con atención dría prestar atención a un punto
a la vez fiel y crítica a las fuentes importante: el Vaticano II, siguien-
de la fe, y con abertura a la nove- do la orientación de Juan XXIII,
dad permanente del mensaje cris- dio importantes pasos en la direc-
tiano. Aunque haya interpelacio- ción de una mayor presencia de la
nes que puedan ser o parecer muy Iglesia en el mundo moderno y de
radicales, éstas pueden proporcio- un mayor diálogo con las religio-
nar a la fe elementos y posibilida- nes no cristianas. Este camino
des de retomar la reflexión a un ciertamente requiere discerni-
nivel más profundo, sometiendo a miento, pero hay que liberarse de
nuevo examen el alcance de la miedos que pueden responder más
obra salvífica de Dios y de las sen- a inercias y a cicatrices de heridas
das por donde transita. Se requie- antiguas que al soplo del Espíritu
re afrontar estos desafíos con el que todo lo renueva. En el tema de
convencimiento de que en tales la pluralidad religiosa es cosa cla-
cuestiones no hay lugar para res- ra que es de primera importancia
puestas precipitadas. una aproximación realmente ecu-

8  Gustavo Gutiérrez
ménica, ya que se trata de algo que las relaciones entre confesiones
interpela a la médula misma del cristianas, sino ampliando el diá-
mensaje que comparten las diver- logo a otras tradiciones religiosas.
sas confesiones cristianas. Sería lo Este es un camino fecundo que ya
que algunos han llamado “ecume- ha empezado a ser recorrido por
nismo ecuménico”, no limitado a algunos.

POBREZA Y RELIGIONES

La mentalidad moderna es fru- tes aportaciones al diálogo interre-


to de cambios importantes en el ligioso. Se trata de profundizar en
conocimiento humano y en la vida esta reflexión desde la situación de
social, que han tenido lugar bási- pobreza y desde las vivencias de
camente en la Europa occidental América Latina y del Caribe, pue-
una vez que ésta consiguió un ni- blos que, como hemos dicho ya
vel de vida que la distanciaba no- muchas veces, son mayoritaria-
tablemente de los demás países del mente “cristianos y pobres”. Sobre
planeta. Por el contrario, gran par- esto haremos un par de indicacio-
te de la interpelación específica del nes que pueden ser de particular
pluralismo religioso proviene de interés en nuestros encuentros y
las naciones más pobres. Tal vez reflexiones.
sea esta la razón por la que la to-
ma de conciencia de aquella inter-
pelación proveniente de las regio- Las religiones “pequeñas” de
nes más pobres haya sido más bien la humanidad
tardía en el mundo de la teología,
y solo ha llegado a producirse pre-
cisamente en el momento en que Tal como habitualmente lo co-
aquellos pueblos han comenzado nocemos, el diálogo interreligioso
a hacer oír su voz en otras áreas de suele darse más bien entre las lla-
la convivencia internacional. Es madas grandes tradiciones religio-
una manifestación más de la irrup- sas: se trata de religiones con un
ción del pobre en nuestro mundo. número elevado de miembros, que
Las culturas y religiones de los están presentes también en Euro-
pueblos no occidentales han irrum- pa y en Norteamérica, que poseen
pido para cuestionar las visiones un alto nivel cultural e intelectual,
dominantes de la historia y para que pueden tener incluso un im-
interrogar el alcance de la fe cris- portante peso político, y que, por
tiana. todo ello, son a la vez estimadas y
La perspectiva de la opción por temidas por muchos sectores inte-
el pobre constituye una pista de lectuales y religiosos del mundo
trabajo que puede hacer importan- occidental.
El reto de la pluralidad de religiones   9
Con todo tiene sentido pregun- permanecer indiferente ni, menos
tarse por qué no entran en estos aún, puede justificar una situación
diálogos las religiones menos re- que vulnera la dignidad y los de-
levantes (aunque acojan quizás a rechos de tantas personas. Así
millones de personas), considera- pues, la reflexión sobre la diversi-
das de vuelos filosóficos y teoló- dad de las religiones no se puede
gicos menores. Pensemos en las limitar a los aspectos tradicional
religiones tradicionales africanas, y estrictamente considerados co-
o en las de Oceanía, de la Amazo- mo religiosos, sino que ha ser
nia y de tantas otras de regiones consciente de la globalidad de la
de supuesta insignificancia social. existencia humana y de la comple-
Durante mucho tiempo su presen- jidad de la pobreza que muchos
cia en el diálogo ha sido inexisten- sufren.
te. ¿Por qué? ¿Hemos de limitar- En consecuencia, la repuesta a
nos solo a las llamadas grandes los interrogantes que se presentan
religiones? Desde el punto de vis- sobre todo desde Asia, pero tam-
ta teológico, ¿qué estatuto hay que bién desde África y, en menor es-
dar a esas religiones? Cuando se cala, desde América Latina y
discute si las tradiciones distintas Oceanía, no permiten separar el
de la cristiana pueden ser vías de pluralismo religioso de la situa-
salvación, o bien si forman parte ción real de pobreza. Aloysius Pie-
en algún sentido de la voluntad ris hablaba del pueblo asiático co-
salvífica de Dios, ¿hemos de man- mo de un pueblo “religioso y
tener como válido para las “peque- oprimido”. Ambas dimensiones se
ñas” religiones lo que se diga so- entrelazan con vínculos y exigen-
bre las “grandes”? cias recíprocas. Se trata de una re-
Además, no se trata solo de las lación compleja que puede retra-
llamadas “pequeñas” religiones: sar o acelerar la superación de la
en todas las religiones hay un nú- pobreza, ya sea por la tentación de
mero inmenso de pobres, y la si- justificarla religiosamente o, al
tuación inhumana en la que ellos contrario, por la potenciación de
viven ha de ser tenida en cuenta los valores liberadores que puede
en el diálogo interreligioso y en la implicar la religión. El discurso
reflexión teológica. Si no ha sido sobre la fe que se haga en aquellas
así se debe a que para algunos teó- latitudes está cargado de conse-
logos, sobre todo europeos y nor- cuencias.
teamericanos, el hecho de la po-
breza no parece tener relevancia
teológica. Sin embargo, aquella si- Teologías desde el mundo de
la exclusión social y religiosa
tuación inhumana es una realidad
con múltiples dimensiones que
plantea un problema de fondo an- A pesar del olvido de las pe-
te el cual ninguna religión puede queñas religiones en los ámbitos
10  Gustavo Gutiérrez
teológicos, hallamos como hecho contextos y temas son distintos;
significativo que surgen líneas de pero representan en nuestro tiem-
pensamiento teológico que provie- po realidades que tienen mucho
nen en gran parte de comunidades que decir respecto al tema que nos
cristianas presentes en ambientes ocupa. Los teólogos comprometi-
pobres de países donde la pobla- dos con un franco y generoso diá-
ción mayoritaria sigue religiones logo interreligioso tendrán que
diversas. Estas líneas teológicas prestar cada vez mayor atención a
insisten en la situación de los opri- esas visiones teológicas prove-
midos e insignificantes en sus pro- nientes de grupos étnicos y cultu-
pios ámbitos reclamando la exi- rales que viven en pueblos donde
gencia de liberación de los otras religiones son mayoritarias.
mismos. En la India tenemos la Son visiones de personas que han
teología dalit, un término duro que conocido de cerca la pobreza, la
se refiere a los llamados “intoca- discriminación, los sufrimientos
bles” (o “no personas”), que se ha- y hasta las eventuales justificacio-
llan fuera, o más bien por debajo, nes religiosas que se dan en aque-
de las castas que el hinduismo re- llas situaciones (como en el caso
conoce. En Corea se practica la de los dalit). Su voz y sus reflexio-
teología minjung, término referi- nes han de alimentar la elabora-
do a un pueblo excluido, oprimi- ción de una teología del pluralis-
do, sin poder. En Palestina halla- mo religioso.
mos una teología de la liberación
No pretendemos sobrevalorar
autóctona que ofrece perspectivas
la contribución que el mundo de
nuevas e interesantes. Desde una
la pobreza puede aportar al tema
perspectiva religiosa distinta, se
del pluralismo religioso. Pero es-
hallan trabajos que ponen su acen-
tamos convencidos de que la pro-
to en el pobre y en las dimensio-
blemática y las reivindicaciones
nes liberadoras del judaísmo y del
de las visiones teológicas mencio-
Islam. Aquí podrían añadirse las
nadas -aun de las más humildes-
distintas teologías que parten de
son importantes en el contexto del
la condición de la mujer, que se
diálogo interreligioso, ya que im-
elaboran dentro o alrededor de los
plican cuestiones de justicia social
ámbitos citados.
y de respeto a la dignidad humana
A menudo, estas reflexiones que las religiones no pueden pasar
asumen un tono crítico con cier- por alto sin ser infieles a sus pro-
tos aspectos del mundo cultural y pias fuentes. Es posible que la con-
religioso en el que surgen y del que sideración de esos aspectos haga
se nutren al menos parcialmente. las cosas más complejas, pero aun
Los casos que hemos citado son así nos abrirá la entrada a puntos
complejos, no se pueden valorar centrales en la teología del plura-
todos de la misma manera, sus lismo religioso.

El reto de la pluralidad de religiones   11


Desde América Latina y el encuentro y diálogo ente las reli-
Caribe giones.
El Sínodo de América (Roma
Dada la situación religiosa del 1997) da un paso adelante al ad-
continente americano, el reto del vertir que “la Iglesia en América
pluralismo se presenta aquí en otra Latina se ha de esforzar en aumen-
forma. Pero sería un error no tar el mutuo respeto y las relacio-
afrontarlo. Se trata de una realidad nes con las religiones nativas ame-
humana de singular valor que nos ricanas”. Afirmación ciertamente
interpela a vivir el evangelio en breve, pero que a la vista del trato
nuestro mundo, y por eso nos con- injusto y violento que, bajo la pre-
cierne plenamente. Es importante tensión de evangelización, se dio
el diálogo con las tradiciones reli- en el pasado a aquellas religiones,
giosas autóctonas que pudieron so- se convierte en un importante re-
brevivir a lo largo de siglos en de- conocimiento que se sale de lo co-
terminadas zonas más o menos múnmente admitido hasta hace
aisladas. Aunque actualmente sean muy poco. Sin ninguna duda, nos
minoritarias, estas vivencias reli- hallamos ante una nueva postura
giosas -ya en sí muy respetables que hay que trabajar y profundizar.
puesto que conciernen a muchos
seres humanos, hijos e hijas de En el diálogo con las religiones
Dios- se hallan actualmente pre- nativas se han dado algunos pasos.
sentes de una u otra forma en toda No es cosa sencilla, pero sí nece-
nuestra realidad continental con su saria. Supone conocer este pecu-
patrimonio cultural y espiritual. liar mundo religioso y, sobre todo,
respetarlo. Aquí no se puede tratar
Hace ya más de 40 años en una de imponer, sino de servir y com-
reunión misionera que se tuvo en partir. Se requiere una gran capa-
Melgar (Colombia, abril de 1968) cidad de escucha y de abertura a
sostuve que “la energía salvadora lo que el Señor pueda decirnos des-
de la muerte y resurrección de de otros ámbitos humanos, cultu-
Cristo, presente en la humanidad, rales y religiosos. Ello nos llevará
se prolonga en un futuro de histo- a revisar métodos de evangeliza-
ria de salvación en el que se inser- ción y nos ayudará a comprender
tan, en formas diversas, los distin- mejor el mensaje que hemos de vi-
tos grupos religiosos de la huma- vir y testimoniar. Nos ha de llevar
nidad, entre los que hay que contar también a percibir que el diálogo
los de nuestro continente”. Esta interreligioso no se ha de dar solo
afirmación responde a otro mo- con las grandes religiones de la hu-
mento de la problemática que aho- manidad, sino que se ha de dar
ra estudiamos, pero muestra una también en el modesto diálogo con
actitud abierta desde hace años a las que hemos llamado “pequeñas
la diferencia en cuestiones religio- religiones”. Más aún, este diálogo
sas, que ha de estar en la base del podrá hacer aportaciones impor-
12  Gustavo Gutiérrez
tantes a la reflexión sobre las reli- de las personas: la realización de
giones en general, ya que la pecu- la justicia social. Sin justicia no ha-
liar situación de aquellas religiones brá paz. La Biblia lo afirma cons-
y los cuestionamientos que presen- tantemente (“Se abrazarán la jus-
tan de ninguna manera pueden ticia y la paz”: Sl 85, 11), y lo
considerarse como ajenos a aque- confirma la experiencia de la his-
lla reflexión. toria humana. La paz entre las re-
ligiones es relevante, pero no sufi-
ciente. Ellas han de jugar un papel
El compromiso con la justicia importante en la construcción, des-
de los marginados de la historia,
de un mundo de equidad y justicia
El diálogo que apenas ha co-
en el que todos puedan ver respe-
menzado entre nosotros forma par-
tada su dignidad de seres huma-
te del que hay que mantener con
nos.
las “pequeñas religiones”. Éste se-
guramente no tendrá una gran bri- La teología de las religiones ha
llantez intelectual, ni se notará su de tener este punto como uno de
repercusión sobre la paz del mun- sus temas centrales. Las religiones
do. Tampoco dará lugar a grandes están llamadas a conseguir que sus
cuestionamientos teológicos, como miembros se comprometan a cam-
los que se dan en otras áreas. Sin biar la situación de los que sufren
embargo, estará marcado por su exclusiones y maltratos. Se trata de
propia profundidad humana, que una solidaridad que resulta más
no es la que puede hallarse entre necesaria dado el hecho de que a
personas cualesquiera, sino la que menudo las religiones -sin excluir
surge entre pueblos olvidados y ex- al cristianismo en sus diversas ex-
cluidos, que son los primeros en el presiones- han justificado o tolera-
Reino que Jesús anunciaba. Se ha do en modos diversos graves situa-
dicho, y con razón, que si no hay ciones de injusticia. Sin dejar de
paz ente las religiones no habrá paz reconocer que numerosos creyen-
en el mundo. Sin duda es éste un tes de las religiones han dado exi-
factor importante para alcanzar mios testimonios de lucha contra
una convivencia pacífica, dado el la condición injusta de la pobreza,
número de personas comprometi- es mucho lo que queda por hacer
do con las diversas religiones y los en este campo.
dolorosos conflictos que en mu-
chas regiones se presentan entre
ellas. ¿Temas secundarios?
Desde la perspectiva de los po-
bres e insignificantes de este mun- Si se objeta que la pobreza y la
do, es necesario tener presente un justicia social, aunque importan-
elemento fundamental para una tes, no pertenecen estrictamente al
convivencia pacífica y respetuosa ámbito de lo religioso, y que a lo
El reto de la pluralidad de religiones   13
más podrían entrar en el diálogo compromiso con el débil y con la
interreligioso como temas secun- justicia. El fundamento cristológi-
darios, habrá que responder que las co de esto es bien claro, y queda
religiones han de asumir todo el confirmado con el sello del amor
sentido de la vida humana en su y de la libertad que nos otorga el
conjunto, sin que puedan desinte- Espíritu. Pero esta opción queda
resarse de la inhumanidad de la sujeta a una condición fundamen-
pobreza, sino que han de denun- tal: no bastan los enunciados si no
ciar toda violación de la dignidad quedan refrendados por la prácti-
humana. Admitiendo posibles di- ca del que los pronuncia. El diálo-
ferencias en la manera de enfocar go no puede limitarse a un mero
la cuestión, hay que mantener que intercambio de puntos de vista. Es-
la pobreza es algo que ha de inter- to puede tener su importancia, pe-
pelar decisivamente toda concep- ro no alcanzará su verdadera di-
ción religiosa. mensión si no se confirma en la
práctica de cada uno y no se da una
La opción preferencial por los coherencia entre el decir y el ha-
pobres y excluidos, medular en el cer. De aquí brota la exigencia de
mensaje bíblico, es hoy un elemen- un compromiso serio a favor de la
to central de la identidad cristiana justicia y en defensa de la dignidad
y eclesial. Es básica la referencia humana de toda persona, siempre
al Dios-amor, que al hacernos el con especial acento en los más
don de su Reino nos impulsa al marginados y oprimidos.

Tradujo y condensó: JOSEP VIVES, S.J.

“El Concilio no puede y de ningún modo debe suprimir el carácter hu-


mano de la Iglesia; también después del Concilio ella seguirá teniendo la ne-
cesidad de renovación. Y seguirá teniéndola siempre hasta la vuelta del Se-
ñor. El Concilio, cuyos testigos somos nosotros, tiene, y no en último térmi-
no, el significado de ser una confesión de esta continua necesidad de reno-
vación de la Iglesia y de rogar al Señor, en esta nuestra hora histórica, por
tal renovación, tendiéndole para este fin la mano abierta”.

J. R atzinger, La Iglesia se renueva, Buenos Aires, 1965.

14  Gustavo Gutiérrez

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