Sie sind auf Seite 1von 4

ISFD Nº 34, “PROFESOR HÉCTOR J.

MÉDICI”

CARRERA: PROFESORADO DE TERCER CICLO DE LA EGB Y DE LA EDUCACIÓN POLIMODAL EN HISTORIA


CON TRAYECTO EN CIENCIAS SOCIALES.

ESPACIO CURRICULAR: HISTORIA MUNDIAL I

CURSO: SEGUNDO AÑO

PROFESOR: LIC. FERNANDO ESTEBAN CÓRDOBA

ALUMNO: PRISCILA MELARAGNO

Trabajo Práctico N° 1

Lo que nos plantea el autor en este texto1 es el deseo de movimiento social de


quienes están subyugados en los distintos modos de producción. Movimiento que
orienta las luchas de clases y que los llevará paulatinamente a la adquisición de
distintas libertades, teniendo como objetivo la utopía de la liberación total. Pone el
énfasis en las relaciones sociales de producción y en la relación que tiene la base
con la superestructura. La estructura está determinada por las clases en sus
relaciones sociales de producción, las fuerzas productivas, los medios de
producción y la economía; y la superestructura está formada por el Estado, el
ejército, la escuela… en fin medios en los cuales está plasmada la ideología
dominante. Produciendo una relación dialéctica entre las mismas que no siempre
es lineal y ascendente.

Dockés comienza este viaje introduciéndonos en la esclavitud, parte de la


estructura social del esclavismo, donde nos explica que ésta es la “forma de
explotación primaria y primordial”2 de la que derivarán la servidumbre y el
salariado. La esclavitud se extiende desde el esclavismo al capitalismo, pero en la
primera es la forma de explotación hegemónica. El esclavo es aquel al que el amo
le ha salvado la vida, ya que como prisionero le deparaba la muerte, y es también

1
Dockés, Pierre; “Introducción” y “Nota sobre el determinismo de las fuerzas productivas en la
Historia” y “La villa, la sociedad y el Estado” en La liberación medieval; México; Fondo de
Cultura Económica; 1995.
2
Dockés, Pierre; “Introducción” y “Nota sobre el determinismo de las fuerzas productivas en la
Historia” en La liberación medieval; México; Fondo de Cultura Económica; 1995. Pág 10.
él quien puede quitársela; acción que después podrá ejercer el Estado como
administrador del interés de los amos. El esclavo es “apolis”3 , es decir, que es
extranjero, sin tierras, sin comunidad, desprovisto de su culto. Vive en una relación
de explotación y opresión esencial en manos de su amo. “Los esclavos de una
villa romana, considerados colectivamente, trabajan cierto número de horas
para producir su alimentación y sus vestidos; el resto del tiempo producen
bienes, ya sea directamente consumidos ‘en la mesa’ del amo, ya sea como
mercancías. En este último caso, los esclavos son trabajadores productivos:
el hecho de utilizarlos enriquece a su amo”4.

Se produce así un antagonismo de clases según la relación de producción que es


inseparable de la lucha económica. Donde los esclavos toman conciencia de sus
intereses de clase y se encaminan hacia la liberación, hacia la destrucción del
poder político de sus amos. Estas luchas se repetirán a lo largo de cada modelo
de producción sucesivo: el señor feudal y el siervo de la gleba, el burgués y el
asalariado, hasta la actualidad, en busca de la asociación libre de los hombres en
el comunismo.

Durante el modo de producción esclavista, la administración y el ejército eran


aparatos centralizados y jerarquizados que tenían como epicentro a la ciudad de
Roma y al Emperador, quién podía imponer su elección. Las funciones
administrativas estaban obviamente repartidas entre las “…clases dominantes,
romanas y provinciales, cuyo poder y riqueza descansan sobre la hacienda y
el esclavismo, así como sobre la riqueza mobiliaria”.5

Roma debía su riqueza económica a un sistema de conquistas militares y


explotación sistemática de los territorios ocupados. Su potente maquinaria militar,
que era muy costosa, era rentable siempre que hubiera nuevas conquistas,
nuevos botines y multitud de esclavos capturados que servirían de mano de obra
barata. Ante la falta de nuevas conquistas, su ejército, se convertía en un costoso

3
Op. cit. Pág 16.
4
Op. Cit. Pág 18.
5
Dockés, Pierre; “La villa, la sociedad y el Estado” en La liberación medieval; México; Fondo de
Cultura Económica; 1995. Pág. 75
aparato que consumía mucho más de lo que podía aportar, pero que seguía
siendo necesario para proteger las fronteras. Pero cada vez eran más los
extranjeros que lo componían, permitiendo esto la libre entrada de bandidos y la
desprotección de la amenazada frontera. Al tener estas filtraciones, el comercio se
veía afectado al igual que el ingreso de productos de las colonias. Las finanzas
romanas comienzan a apoyarse en un régimen tributario que necesariamente
recaía sobre la clase poderosa de la urbe (ya que los pobres no podían pagarla).
Esto llevó a los aristócratas a retirarse al campo para iniciar una economía de
autoabastecimiento, dando paso a una administración descentralizada donde cada
Estado era independiente de Roma.

Dice Dockés: “Lo escencial para nosotros es el proceso de degeneración del


Estado y sus causas y consecuencias sociales…”6. A partir del siglo III el
imperio había alcanzado un límite. La crisis se extendía no sólo por las invasiones
bárbaras, la amenaza del reino persa y la crisis económica sino también por las
rebeliones y fugas de esclavos que se suscitaron originariamente en el sur. Las
rebeliones acontecen porque son los explotados quienes toman conciencia de su
explotación, pudiendo desarrollarse mediante métodos violentos o luchas
silenciosas (ocasionando daños a la propiedad del amo). “… La lógica del modo
de producción esclavista es la extensión del gran dominio, la expropiación
de los campesinos libres. Y las diversas perturbaciones, las invasiones, los
ejércitos autónomos, la crisis económica, el bandidaje que se extiende y la
desorganización general no pueden más que reforzar este proceso de
concentración. El Estado…su violencia acude en apoyo de la violencia
privada de los grandes propietarios para tratar de fijar al campesinado en la
tierra de los amos; por razones fiscales, ciertamente, pero también porque
los grandes propietarios están faltos de mano de obra´”7. Los esclavos eran
cada vez más caros (ya no surgían de un imperio en expansión que obtenía
prisioneros) y mantenerlos bajo control se hacía cada vez más complicado. Los

6
Op. Cit. pág. 96
7
Dockés, Pierre; “La villa, la sociedad y el Estado” en La liberación medieval; México; Fondo de
Cultura Económica; 1995. Pág. 100
grandes propietarios tuvieron que cambiar el sistema esclavista por otro más
rentable ante la nueva situación, conocido como colonato. Se trataba de usar a
campesinos libres como mano de obra, o de liberar a los propios esclavos y darles
algunas parcelas para su subsistencia a cambio de seguir contando con su
trabajo. Ante un ‘descenso’ social, también se hicieron colonos, los pequeños
propietarios libres que cedieron su propiedad y su trabajo a grandes señores que
podían ofrecerles protección ante la inoperancia del Estado para garantizar el
orden público. Se produce así una alianza de clases: por una parte, los esclavos y
los campesinos libres formarán la clase sometida y por otra, los latifundistas hacen
una alianza con la iglesia (donación de territorios) y con los jefes bárbaros
(contrato de hospitalidad), perdiendo así el poder de coerción.

Así la caída del Estado es una multicausalidad económica y social, y es su


degeneración lo que permite el fin del esclavismo. Este pierde el poder de
coerción y la unidad y centralidad inicial. Los amos, producto de las alianzas, se
descomponen también como clase social, puesto que el esclavismo ya no es tal.
Se abrirá entonces paso al modo de producción feudal. Donde los poderosos se
reinventan para seguir manteniendo su estatus de poder frente a las clases
dominadas, dando comienzo a una nueva lucha de clases como motor de la
historia.

“El período de revueltas de los siglos IX y X es, pues, ante todo, un momento
clave de la lucha de clases. La imposibilidad social de la antigua forma de
coalición de la clase dominante, reencontrada por un instante, modifica, de
nuevo y temporalmente, la relación de fuerza entre esta clase y las masas
campesinas, tanto más cuanto que ellas no están todavía serializadas”8.

8
Dockés, Pierre; “La villa, la sociedad y el Estado” en La liberación medieval; México; Fondo de
Cultura Económica; 1995. Pág.126

Das könnte Ihnen auch gefallen