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Ciudadana

Juez Superior del Tránsito y del Trabajo

de la Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX

(Constituida en Sede Constitucional)

Su Despacho.-

YO, XXXXXXXXXXX, venezolano, mayor de edad, Abogado en ejercicio, titular de


la Cédula de Identidad Personal Nº XXXXXXXXXXXX e inscrito en el
INPREABOGADO bajo el Nº XXXX, con domicilio en XXXXXXXXXXX, Estado
XXXXXXXXXXX; procediendo en este acto con el carácter de APODERADO
JUDICIAL de la Sociedad Mercantil del mismo domicilio: XXXXXXXXXXX C.A.
(GEA), debidamente constituida ante el Registro Mercantil Primero de la
Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX, el día 05 de Agosto de 1994,
bajo el Nº 6, Tomo 2-A; carácter y representación que se evidencian de
MANDATO PODER debidamente otorgado el día 28 de Abril de 1998, bajo el Nº
39, Tomo 39 de los Libros de Autenticaciones llevados por la Notaría Pública
Cuarta de XXXXXXXXXXX, y que constante de dos (2) folios útiles acompañamos
a la presente Solicitud marcado “A”; ante Ud. con el debido respeto ocurro para
exponer:

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TÍTULO I

CAPÍTULO I
Cursa ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX (Expediente Nº 10304):
SOLICITUD DE CALIFICACIÓN DE DESPIDO, REENGANCHE Y PAGO DE
SALARIOS CAÍDOS incoada contra nuestra representada: XXXXXXXXXXX C.A.
(GEA), por el ciudadano NELSON DARIO SUÁREZ OJEDA, quien es mayor de
edad, identificado con el Pasaporte Nº 0892000 y de este domicilio.

La referida causa, actualmente en ESTADO DE EJECUCIÓN, fue concluida por


medio de Sentencia dictada por la antes referida sede jurisdiccional, el día 19 de
Mayo de 1999, en la cual se declaró CON LUGAR la solicitud actora; Sentencia
ésta APELADA por nuestra mandante, y RATIFICADA conforme a Decisión
proferida el día 17 de Septiembre de 1999 por ese Juzgado Superior de Transito y
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX, a quien
acudimos hoy como Sede Constitucional.

Puesta dicha Sentencia en ESTADO DE EJECUCIÓN, la parte actora solicitó el


libramiento de MANDAMIENTO DE EJECUCIÓN, el cual fue expedido en fecha
02 de Noviembre de 1999.

Con base al referido MANDAMIENTO DE EJECUCIÓN, el día 24 de Noviembre


de 1999, el Tribunal Comisionada a esos fines: Juzgado Segundo Especial de los
Municipios XXXXXXXXXXX, Jesús Enrique Losada, San Francisco, Mara, Páez y
Almirante Padilla de la Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX, se
dispuso – a solicitud de la representación judicial del demandante – a ejecutar
EMBARGO EJECUTIVO sobre un inmueble propiedad de nuestra representada,
constituido por una casa y su terreno propio, ubicado en la Calle 20, esquina con
Avenida 12, y signado con el Nº 20-09, en el Bario Sierra Maestra, en jurisdicción
de la Parroquia Francisco Ochoa del Municipio San Francisco, Estado
XXXXXXXXXXX; comprendido dentro de los siguientes linderos: NORTE, linda
con la Calle 20; SUR, con el inmueble identificado con el Nº 20-27; ESTE, con el
inmueble identificado con el Nº 12-38 y OESTE, con Avenida 12; inmueble éste
propiedad de nuestra mandante conforme documento protocolizado ante la Oficina
Subalterna del Tercer Circuito de Registro del Municipio XXXXXXXXXXX del
Estado XXXXXXXXXXX, en fecha 18 de Junio de 1997, bajo el Nº 25, Tomo 29
del Protocolo Primero.

Se nos hace indispensable destacar que, tal y como consta de las actas
procesales, en el referido inmueble funcionó la sede social de GEA, y que fue éste
el domicilio procesal indicado por nuestra mandante en la oportunidad de la
Contestación a la Demanda.

Ahora bien, para practicar dicha Medida Ejecutiva, el día 24 de Noviembre de


1999, el Tribunal Comisionado se trasladó y constituyó en un inmueble
denominado Quinta Rafaela, ubicado en la Calle 68 con Esquina de la Avenida 18,
Sector Indio Mara de esta ciudad; lugar éste que, muy a pesar de nuestras
exposiciones y pedimentos, el Tribunal Ejecutor consideró como la sede donde
funcionaban las Oficinas de la demandada: GEA; para luego trasladarse y
constituirse en el antes deslindado inmueble ubicado en Barrio Sierra Maestra, a
los fines de embargarlo ejecutivamente, privando así de la posesión del mismo a
nuestra mandante, y haciendo entrega de éste a la DEPOSITARIA JUDICIAL
XXXXXXXXXXX C.A. (DEJUMACA), en régimen de Depósito Judicial.

Posteriormente, en nombre de nuestra representada, procedimos a impugnar la


ejecución de la referida MEDIDA DE EMBARGO EJECUTIVO, por medio de
Escrito de fecha 01 de Diciembre de 1999, en el cual se denunciaron una serie de
irregularidades que, a criterio de nuestra mandante, fueron cometidas en la
ejecución del referido EMBARGO, y que justificaban la declaratoria de su nulidad
y la consecuencial reposición del acto.

Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, por Decisión de fecha 08 de Febrero


de 2000, el Tribunal de la Ejecución: Juzgado Segundo del Trabajo de esta
Circunscripción Judicial, NEGÓ los pedimentos de OPOSICIÓN AL EMBARGO
formulados por nuestra representada.
Ante dicha Decisión, tras la notificación de las partes, procedimos en nombre de
nuestra representada: GEA, a APELAR de dicha providencia; recurso éste que
fue oído por el a quo en ambos efectos (es decir, con la remisión de la integridad
del expediente), por lo que las actas volvieron a esta Superioridad, quien declaró
SIN LUGAR dicha apelación por medio de Decisión de fecha 17 de Julio de 2000;
Decisión ésta en la cual se ordenó NOTIFICAR a las partes.

La NOTIFICACIÓN de la parte demandante fue practicada en persona de la


apoderada judicial de la actora en fecha 21 de Julio de 2000, por Boleta agregada
en esa misma fecha; y posteriormente, esta Alzada declaró “notificada” a nuestra
representada: GEA, por medio de actuaciones irregulares, que se denunciaron
posteriormente ante el Tribunal de la Ejecución, por medio de ESCRITO de fecha
18 de Septiembre de 2001.

Fueron precisamente los vicios incurridos en la práctica de dicha NOTIFICACIÓN


a GEA los que originaron el desconocimiento por parte de nuestra mandante de
una serie de hechos que estaban ocurriendo en la ejecución de la causa, tal y
como se denuncia en esta Solicitud.

Se nos hace relevante destacar que referido ESCRITO del 18 de Septiembre de


2001, presentado por nuestra mandante en su primera intervención en las actas
con posterioridad a la mencionada decisión de esta alzada (del 17-07-00),
expusimos – entre otros tópicos – la existencia de una serie de infracciones
procesales que justificaban la declaratoria de nulidad y la consecuencial
reposición, tanto de la irregular Notificación que de dicha Decisión practicó esa
alzada a nuestra representada, como de la designación del Perito Avaluador y las
actividades de ejecución subsecuentes realizadas en la Sede de la Ejecución;
temas éstos que retomaremos infra en esta misma Solicitud.

Ahora bien, retomando el hilo cronológico de la exposición, una vez recibidas las
actas procesales por el Tribunal de la Ejecución, la parte actora continuó
impulsando los actos de ejecución, entre ellos, la designación de Perito Avaluador
y la realización del Avalúo del inmueble embargado ejecutivamente; actos éstos
que han avanzado hasta la publicación del CARTEL DE REMATE, y que se
verificaron a espaldas de nuestra mandante, en cuanto la misma no fue ni válida ni
legalmente notificada de la antes referida Decisión de esa alzada de fecha 17 de
Julio de 2000.

CAPÍTULO II

PRIMERO: Ciudadana Juez Constitucional, como antes se expuso, el día 18 de


Septiembre de 2001, siendo la primera intervención en actas de nuestra
representada: GEA, posterior a la referida Decisión de esa alzada de fecha 17 de
Julio de 2000, procedimos en su nombre a presentar ESCRITO ante el Juzgado
Segundo de Primera Instancia del Trabajo de esta Circunscripción Judicial (la
Sede de la Ejecución), por medio del cual denunciamos una serie de
incorrecciones procesales, entre otras, las surgidas tanto en el trámite de la
notificación de la Decisión anteriormente mencionada, como en la designación del
Perito Avaluador, y en la realización del referido Avalúo; razones éstas que, a
criterio de nuestra representada, justificaban la declaratoria de la nulidad de dichos
actos y la respectiva reposición de la causa.

Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, ante los pedimentos y denuncias


contenidos en el referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, el
Tribunal de la Ejecución, profirió DECISIÓN de fecha 26 de Marzo de 2002, por
medio de la cual:

“… considera este Tribunal (el a quo) que no puede dejar sin efecto la actuación
de su superior jerárquico que ordenó que se practicara la notificación de la parte
demandada en el domicilio procesal constituido en esta causa, el cual no había
sido sustituido por otro, (…) debe forzosamente este Tribunal negar el pedimento
formulado por la parte demandada (…) cuando es evidente que dicho acto alcanzó
el fin para el cual estaba destinado, no pudiendo este Tribunal, decretar
reposiciones inútiles, todo de conformidad con los postulados del artículo 26 de la
Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Así se decide.
(…) considera este Tribunal que en modo alguno procede la nulidad de los actos
celebrados con posterioridad a la notificación de la parte demandada, pues dichos
actos se han celebrado con apego a las disposiciones que rigen la etapa de
ejecución de sentencia en la cual se encuentra esta causa, especialmente lo
concerniente al nombramiento del único perito avaluador designado en esta
causa, pues su designación se ajusta a lo establecido en la Ley Orgánica de
Tribunales y Procedimientos del Trabajo y en el artículo 556 del Código de
Procedimiento Civil, el cual establece que en defecto de la asistencia de las partes
al acto de nombramiento del perito que habrá de realizar el justiprecio de la cosa
embargada, dicha designación la realizará el Tribunal.- Notifíquese”.

Obsérvese que en el texto de la Decisión de marras, el Tribunal ordenó su


NOTIFICACIÓN a las partes; pero lo cierto, Ciudadana Juez Constitucional, fue
que en la práctica de la ordenada NOTIFICACIÓN a nuestra mandante, se
cometieron – a su vez -una serie de irregularidades, que se evidencian a plenitud
en la EXPOSICIÓN DEL ALGUACIL del 29 de Abril de 2002; las cuales se
delatan de la manera siguiente:

1) El Alguacil del Tribunal de la Ejecución se trasladó para practicar la


NOTIFICACIÓN al inmueble propiedad de GEA ubicado en Sierra Maestra, el
cual, a pesar de haber sido señalado como Domicilio Procesal de nuestra
representada, ya no lo era pues le había sido desposeído por efecto de la Medida
de EMBARGO ejecutada el día 24 de Noviembre de 1999, y entregado a
Depositaria Judicial; razón por la cual era imposible que dicha NOTIFICACIÓN
lograra su efecto comunicacional, en cuanto lo único seguro era no encontrar allí a
ninguna persona vinculada con nuestra mandante. Esto muy a pesar de constar
en actas otras direcciones en las cuales pudo haberse practicado dicha
NOTIFICACIÓN, entre ellas, la dirección de los Apoderados Judiciales de GEA, o
la dirección de la Quinta Rafaela, lugar donde inicialmente se constituyó el
Tribunal Ejecutor comisionado para la ejecución del referido EMBARGO
EJECUTIVO, o mejor aun, pudo ordenar practicar la NOTIFICACIÓN por medio de
la publicación de CARTEL, que de conformidad con el criterio vigente de nuestro
Tribunal Supremo de Justicia es lo pertinente en los casos de inexistencia o
insubsistencia de domicilio procesal, y

2) En adición, la NOTIFICACIÓN, se “realizó” en una persona desconocida para


nuestra mandante, quien no posee vinculación alguna con nuestra representada:
GEA, y que se identificó como vecina del inmueble en donde funcionó la sede
social de nuestra mandante, y que, como antes se expuso, fuera objeto de la
Medida de EMBARGO EJECUTIVO practicada en este juicio. Por ello, no
constando en actas que la ciudadana en referencia trabajara para la Depositaria
Judicial que tiene en custodia del inmueble embargado, es reñido con la lógica
justificar la presencia de la misma en dicho inmueble e imposible que la
“NOTIFICACIÓN” de dicha Decisión llegará de sus manos al conocimiento de
nuestra poderista.

Sin embargo, de esta manera, por medio de tan irregular “NOTIFICACIÓN”, el


Tribunal de la Ejecución entendió que nuestra representada había tenido
conocimiento de dicha Decisión; transcurriendo a espaldas de GEA el lapso
previsto para el ejercicio de los medios impugnativos del caso, conculcándose sus
Derechos Constitucionales a la Defensa y al Debido Proceso.

Y así, continuaron en desconocimiento de nuestra representada GEA los trámites


subsiguientes de ejecución de sentencia: HASTA SE PUBLICÓ EL CARTEL DE
REMATE (DE FECHA 25 DE SEPTIEMBRE DE 2002), REFERIDO A LA
EJECUCIÓN DEL INMUEBLE DE GEA EN SIERRA MAESTRA.

SEGUNDO: Sin embargo, Ciudadana Juez Constitucional, es sano reconocer que


el Juez de la Ejecución: Doctor MIGUEL URIBE HENRIQUEZ, detectó, en
conducta diligente, los vicios existentes en la referida NOTIFICACIÓN ordenada
por su Tribunal, y a esos fines, produjo AUTO de fecha 20 de Noviembre de 2002,
según el cual:

“De la revisión periódica de los expedientes que realiza este Tribunal, se observa,
en relación a la notificación ordenada en la decisión de Fac. 26 de marzo de 2002
para informar a las partes del contenido de la misma y concretamente en relación
a notificación dirigida a la parte demandada GRUPO DE EXPERTOS
AMBIENTALISTAS C.A. (GEA), para verificarse en la personas de su presidente:
JOSÉ MARCIAL BRITO MARCANO o en su defecto, en uno cualquiera de sus
apoderados judiciales XXXXXXXXXXX, CARLOS JULIO OCANDO y RAÚL TINEO
TINEO, que según se desprende de la respectiva exposición del ALGUACIL
NATURAL de este Tribunal, 29 de abril de 2002, el mismo se trasladó al domicilio
procesal de dicha empresa (…) y, practicó la referida notificación en la persona de
una ciudadana que, según se evidencia de dicha exposición, dijo llamarse ALCIDA
GARCÍA (…) Observa el Tribunal que consta de las actas procesales que en fecha
24 de noviembre de 1999, fue ejecutada medida ejecutiva de embargo sobre el
referido inmueble, quedando bajo la custodia de la DEPOSITARIA JUDICIAL
XXXXXXXXXXX C.A. (DEJUMACA), ÚNICA PERSONA AUTORIZADA PARA
OCUPAR DICHO INMUEBLE, y que la antes nombrada ciudadana que dijo
llamarse ALCIDA GARCÍA no se identificó como representante de dicha
DEPOSITARIA JUDICIAL.- Considera este Tribunal que con la ejecución del
referido embargo ejecutivo sobre el inmueble que constituyo el domicilio procesal
de la parte demandada, éste ha quedado insubsistente y, en consecuencia,
inexistente, por lo cual la notificación allí realizada no puede llegar a cumplir el
objetivo comunicacional propio de estos llamamientos procesales, indispensables
a los fines de garantizar el debido proceso.- En consecuencia, este Tribunal (…)
procede a corregir su propia actuación; para lo cual (…) DECLARA LA NULIDAD
DE LA REFERIDA NOTIFICACIÓN (…) y ORDENA LA REPOSICIÓN DE LA
CAUSA al estado de que sea practicada por la imprenta, en aplicación de la
doctrina jurisprudencial contenida en sentencia de la Sala de Casación Civil del
Tribunal Supremo de Justicia de fecha 22 de junio de 2001, en la cual se precisa
que en casos de inexistencia de domicilio procesal, las notificaciones deben
verificarse por esa vía. Líbrese cartel de notificación”.

De esta manera, la Sede de la Ejecución asumió su función rectora del proceso,


tratando de enderezar el entuerto y restituir a nuestra mandante: GEA, el acceso
que se le había denegado a los medios impugnativos pertinentes contra la
Decisión de fecha 26 de Marzo de 2002 con tan espuria notificación: Decisión ésta
por la cual, como es sano recordar, la misma sede jurisdiccional desestimó los
pedimentos contenidos en nuestro ESCRITO del 18 de Septiembre de 2001:
ÚLTIMA ACTUACIÓN DE NUESTRA REPRESENTADA EN LAS ACTAS.

TERCERO: Como producto de dicho AUTO de fecha 20 Noviembre de 2002, el


Tribunal de la Ejecución ordenó expedir CARTEL DE NOTIFICACIÓN de fecha 15
de Enero de 2003, en texto del cual:

“SE NOTIFICA: A la demandada XXXXXXXXXXX (GEA), en la persona del


ciudadano JOSÉ MARCIAL BRITO MARCANO, en su carácter de Presidente de la
misma o en su defecto a uno cualquiera de sus apoderados judiciales los
profesionales del derecho XXXXXXXXXXX, CARLOS JULIO OCANDO A., o RAÚL
TINEO TINEO, abogados en ejercicio de este domicilio; que este Tribunal ordenó
notificarla por medio de la Imprenta de conformidad con lo dispuesto en el artículo
233 del Código de Procedimiento Civil, aplicado por analogía en el presente
proceso, y de acuerdo a la Doctrina Jurisprudencial contenida en sentencia de la
Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de fecha 22 de junio de
2001, en la cual se precisa que en casos de inexistencia de domicilio procesal, las
notificaciones deben verificarse por esa vía; que este Tribunal en fecha 26 de
marzo de 2002 dictó un auto Negando el pedimento formulado por la parte
demandada en cuanto a la reposición de la causa al estado de que se practique
nuevamente la notificación de la demandada de la decisión de fecha 17 de julio de
2000 dictada por el JUZGADO SUPERIOR DEL TRÁNSITO Y DEL TRABAJO DE
LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL DEL ESTADO XXXXXXXXXXX, más cuando
es evidente que dicho acto alcanzó el fin para el cual estaba destinado, no
pudiendo este Tribunal, decretar reposiciones inútiles, todo de conformidad con los
postulados del artículo 26 de la Constitución Nacional de la República Bolivariana
de Venezuela. Consecuencialmente con lo ante decidido, considera este Tribunal
que en modo alguno procede la nulidad de los actos celebrados con posterioridad
a la notificación de la parte demandada, pues dichos actos se han celebrado con
apego a las disposiciones que rigen la etapa de ejecución de sentencia en la cual
se encuentra esta causa, especialmente lo concerniente al nombramiento del
único Perito Avaluador designado en esta causa, pues su designación se ajusta a
lo establecido en el Ley Orgánica de Tribunales y Procedimientos del Trabajo y en
el artículo 556 del Código de Procedimiento Civil. Publíquese el presente cartel en
el Diario La Verdad advirtiendo que las letras del mismo tengan una dimensión
que permita su fácil lectura, en caso contrario, y en cumplimiento a lo dispuesto en
el artículo 1º de la Resolución del Consejo de la Judicatura No 1939 del 27 de
enero de 1993, no se aceptará para su incorporación en el expediente”.

El CARTEL DE NOTIFICACIÓN fue publicado por la parte actora en el Diario La


Verdad, y agregado a las actas procesales, según consta de AUTO de fecha 29
de Enero de 2003.

Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, nos hemos tomado la libertad de


transcribir in extenso el texto del referido CARTEL DE NOTIFICACIÓN, a los fines
de precisar las siguientes situaciones:

1) El Tribunal de la Ejecución ordenó la expedición del referido CARTEL DE


NOTIFICACIÓN, en conformidad a lo antes decidido en AUTO del 10 de
Noviembre de 2002, con fundamento en el Artículo 233 del Código de
Procedimiento Civil, cuyo texto consagra, de manera imperativa, en orden de
impretermitible cumplimiento :

“Cuando por disposición de la Ley sea necesaria la notificación de las partes para
la continuación del juicio, o para la realización de algún acto del proceso, la
notificación puede verificarse por medio de la imprenta, con la publicación de un
Cartel en un diario de los de mayor circulación en la localidad, el cual indicará
expresamente el Juez, dándose un término que no bajará de diez días”.

2) Ahora bien, del texto del referido CARTEL DE NOTIFICACIÓN se observa,


razón que justifica su trascripción in extenso, que el Tribunal de la Ejecución, no
sólo persiste en su posición respecto a nuestros pedimentos contenidos en el
ESCRITO del 18 de Septiembre de 2001, sino que no indicó en el mismo, el
término, no menor de diez días, que había de computarse a los fines de la
reanudación de la causa; relajando el imperativo de la norma.

De esta manera se suscita una situación de INCERTIDUMBRE para nuestra


mandante: GEA, sobre el dies a quo para el cómputo del lapso procesal para el
ejercicio de los medios impugnativos a los que hubiere lugar, dirigidos a atacar la
referida DECISIÓN de fecha 26 de Marzo de 2002, por medio de la cual, a su vez,
el Tribunal de la Ejecución NEGÓ los pedimentos contenidos en nuestro ESCRITO
de fecha 18 de Septiembre de 2001, y entre ellos, las oportunas denuncias de
vicios de procedimiento tanto en la designación del Perito Avaluador como en la
actividad del mismo dentro de este juicio.

La falta de indicación de dicho término en el referido CARTEL DE


NOTIFICACIÓN, constituye no sólo una nueva infracción de norma legal expresa
(Artículo 233 del Código de Procedimiento Civil) que, de manera indefectible,
coarta a nuestra representada el oportuno acceso a los medios impugnativos a
que hubiera lugar contra la Decisión cuya publicación se notifica, si no que
conculca directamente sus Derechos al Debido Proceso y a la Defensa,
consagrados en el Artículo 49 de la Constitución Nacional.

Así lo ha ratificado la doctrina jurisprudencial de nuestro Tribunal Supremo de


Justicia al sostener que:

“…. lo más importante a criterio de la Sala es que en el cartel el Juez debe


conceder a la parte un término no menor de 10 días de despacho para que se
consuma la notificación, luego de lo cual la causa se reanudará. Término que, sin
dudas, permitirá un mejor ejercicio del derecho de la defensa, debiendo la Sala
advertir que el mencionado término se concede sólo cuando la notificación se
ordena por la imprenta, no así para el resto de las modalidades previstas en el
tantas veces señalado artículo 233”. PIERRE TAPIA: “Jurisprudencia del
Tribunal Supremo de Justicia”. 2001. Volumen 6. pp. 430-443.
Del texto jurisprudencial supra, acompañado “B” a esta Solicitud, se desprende
con meridiana claridad que con la omisión por parte del Tribunal de la Ejecución
sobre la indicación en el referido CARTEL DE NOTIFICACIÓN del término: “no
menor de diez (10) días de despacho” que deberá dejarse transcurrir a los fines de
que se entienda verificada la NOTIFICACIÓN y se reanude la causa, aun más en
el caso concreto que nos ocupa, cuando de la válida reanudación de la causa se
determinará el correcto cómputo de los lapsos destinados a la impugnación del
fallo de fecha 26 de Marzo de 2002, se han conculcado a nuestra mandante los
Derechos al Debido Proceso y a la Defensa, consagrados en el Artículo 49
Constitucional.

Obsérvese ahora, Ciudadana Juez Constitucional, que nuestra representada no ha


participado en las actas desde la ocasión de la presentación del tanto veces
referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, razón por la cual, se
encuentran plenamente facultada para denunciar la NULIDAD del referido
CARTEL DE NOTIFICACIÓN, pero de hacerlo ante el Tribunal de la Ejecución,
éste entenderá que la irregular notificación cartelaria cumplió su cometido, por
efecto finalista, y en caso de apelar de la referida decisión, esta apelación será
escuchada al solo efecto devolutivo, con lo cual se continuarán los actos de
ejecución; por lo cual, una vez escuchada la Apelación, seleccionadas las copias a
remitirse, recibidas por su Superioridad, fijado para Informes y transcurrido el
lapso para sentenciar la interlocutoria, ya podría haber transcurrido más que
holgadamente el tiempo requerido para proceder al REMATE, y con ello se habría
ocasionada la irreparabilidad de la situación jurídica infringida.

Obsérvese en adición, Ciudadana Juez Constitucional, que tras la impugnación de


la Decisión de la Sede de la Ejecución de fecha 26 de Marzo de 2002, por la cual
desestimó nuestros pedimentos contenidos en el ESCRITO de fecha 18 de
Septiembre de 2001, se encierra la posibilidad – a nuestro criterio plenamente
procedente, como se explana infra – de que sean declaradas la nulidad, y
consecuencial reposición, de todos los actos de ejecución realizados en la
presente causa, posteriores a la ejecución de la Medida de Embargo Ejecutivo,
incluyendo entre otros, la espuria designación del Perito Avaluador, la igualmente
ilegal consignación del Avalúo, y lógicamente, la publicación del referido CARTEL
DE REMATE.

Aun más, se nos hace indispensable destacar que, a pesar de que la referida
Decisión del Tribunal de la Ejecución, de fecha 26 de Marzo de 2022, consideró
que la irregular práctica de la NOTIFICACIÓN ordenada por esa Superioridad
sobre la publicación de la SENTENCIA de fecha 17 de Julio de 2000, por medio
de la cual fue declarada SIN LUGAR la Apelación de nuestra representada contra
la Sentencia de fecha 08 de Febrero de 2000 emanada del a quo, en la cual éste
se pronunció desfavorablemente sobre nuestra OPOSICIÓN AL EMBARGO
EJECUTIVO practicado sobre el inmueble ubicado en Sierra Maestra y propiedad
de GEA, lo cierto es que – legalmente – y desde esa primera y supuestamente
“convalidada” NOTIFICACIÓN, se ha negado a nuestra mandante el acceso a
todos los medios impugnativos pertinentes, lo cual ha redundado en la realización
de actos de ejecución a sus espaldas, y por ello, se le han cercenado sus
constitucionales Derechos al Debido Proceso y a la Defensa.

Esta es la primera razón que justifica nuestra pretensión de AMPARO


CONSTITUCIONAL CONTRA DECISIÓN JUDICIAL a los fines de solicitar la
restitución de la situación jurídica infringida, declarando la violación a nuestra
mandante de los Derechos Constitucionales que le asisten: El Derecho a la
Defensa y al Debido Proceso (Artículo 49 Constitucional), y se restablezca la
situación jurídica infringida, ordenando la nulidad del referido CARTEL DE
NOTIFICACIÓN y la consecuencial reposición de la causa al estado de la
realización del acto inficionado de nulidad: La expedición y publicación de nuevo
CARTEL en donde de indique expresamente el plazo no inferior de diez días que
deberá transcurrir para la válida reanudación de la causa. ASÍ SOLICITAMOS
SEA DECLARADO.

CAPÍTULO III
Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, como igualmente se expuso en el
referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, las irregularidades
procesales evidenciadas en el trámite de ejecución del presente juicio, excedieron
no sólo la publicación del antes referido CARTEL DE NOTIFICACIÓN. Así se
evidencia de las actuaciones siguientes:

–I–

Con fecha 05 de Febrero de 2001, la Apoderada actora, expuso:

“… solicito de este Tribunal se sirva designar Perito para que avalúe el inmueble
propiedad de la demandada Grupo Expertos Ambientales C.A. (GEA), y sobre el
cual recae el embargo ejecutivo solicitado por mi conferente”.

Por AUTO de fecha 9 de Febrero de 2001, el Tribunal de la Ejecución, proveyó en


conformidad, y en consecuencia, fijó:

“… el segundo día hábil a las diez de la mañana, para que las partes procedan de
mutuo acuerdo a nombrar al Perito Avaluador del bien a rematar en el presente
proceso. Advirtiéndoles que en caso de desacuerdo el Perito será designado por
el Tribunal”.

Luego, consta en actas, que el día 13 de Febrero de 2001, ese Tribunal declara
que siendo:

“… día y hora fijados por este Tribunal para llevar a efecto el acto de
nombramiento de Perito Avaluador, designado por las partes de mutuo acuerdo
(…) se hizo el anuncio de Ley, y no estando presente las partes ni por sí ni por
medio de Apoderados judiciales, el Tribunal de conformidad con lo establecido en
el artículo 556 del Código de Procedimiento Civil, designa Perito Avaluador del
inmueble embargado al ciudadano Hernán Rivera, a quien se ordena notificar”.
La ausencia de nuestra representada GEA a dicho acto se encuentra más que
justificada, en cuanto todas estas actuaciones se estaban verificando a sus
espaldas.

Con fecha 15 de Febrero de 2001, el Perito designado: Ciudadano HERNÁN


RIVERA INCIARTE, fue notificado del cargo deferido; luego, el día 19 de Febrero
del mismo año, el Perito Avaluador designado aceptó el cargo, y el día 20 del
mismo mes y año, el Perito Avaluador designado prestó el juramento de Ley.

Posteriormente, con fecha 5 de Marzo de 2001, el Perito Avaluador: HERNÁN


RIVERA INCIARTE, renunció del cargo conferídole.

En este momento se hace indispensable detenernos para realizar el comentario


siguiente:

El Tribunal de la Ejecución, por AUTO de fecha 13 de Febrero de 2001, vista la


inasistencia de las partes al Acto de Designación del Perito, y de conformidad con
el Artículo 556 del Código de Procedimiento Civil, procedió a designarlo, supliendo
la voluntad de las partes ausentes. Ahora bien, como quiera que el Perito
Avaluador designado por el Tribunal renunció a su cargo (05 de Marzo de 2001),
la situación procesal ha debido regresar a su momento originario, es decir, se ha
debido fijarse oportunidad a las partes para elegir al nuevo Perito Avaluador; por lo
que, no le era dable al Tribunal hacerlo ex oficio. Así, como procedió inicialmente
el Tribunal, conforme al Artículo 556 del Código de Procedimiento Civil, a llamar a
las partes y a su suplir su voluntad sólo en caso de la ausencia de las mismas;
debió proceder el Tribunal de la Ejecución ante la renuncia del designado Perito
Avaluador. La misma solución debió darse para el caso de que se aplique el
contenido normativo del Artículo 87 de la Ley Orgánica de Tribunales y
Procedimientos de Trabajo, es decir, las partes deberán ponerse de acuerdo para
designar el Perito y de no lograrse el acuerdo, lo designaría el Tribunal.

Así lo ha venido afirmado la más calificada jurisprudencia nacional, dentro de la


cual se extrae precedente que interpreta la recta interpretación y alcance del
Artículo 452 del derogado Código de Procedimiento Civil, pero plenamente
aplicable al caso que nos ocupa, así:

“En el caso de autos se ha producido falta absoluta del perito designado por una
de las partes, por renuncia y no por impugnación, y en ese caso no es aplicable la
mencionada norma, sino la genérica a que se contrae el artículo 452 del Código
de Procedimiento Civil, por remisión del artículo 470 ejusdem. En cuya
consecuencia deberá fijarse nueva oportunidad para que la parte interesada
designe nuevo experto en sustitución del renunciante. Por los razonamientos
expuestos, este Tribunal administrando justicia y por autoridad de la Ley, revoca el
auto dictado por el a quo mediante el cual designó experto en sustitución del
experto renunciante y en consecuencia decide que el a quo, al recibo de la copia
de la presente decisión, y conforme a lo pautado por el artículo 452 del Código de
Procedimiento Civil, fijará oportunidad para la designación del nuevo experto en
sustitución del renunciante”. RAMÍREZ & GARAY: “Jurisprudencia
Venezolana”. Tomo C. 1987. Sentencia Nº 580-87. pp. 83-84, que
acompañamos “C”.

Sin embargo, el Tribunal de la Ejecución, en lugar de hacer estas reflexiones y


decidir en consecuencia, procedió de manera unilateral, a designar Perito, sin
fijación del día y hora para hacerlo, como antes lo había hecho (el 13-02-01) de
conformidad con el Artículo 556 del Código de Procedimiento Civil, sino que lo
efectuó dictando el AUTO del día 14 de Marzo de 2001, del siguiente tenor:

“… el Tribunal designa como nuevo Perito Avaluador de los bienes a rematar en el


presente proceso a la ciudadana Gladys Guerrero Noel, a quien se ordena
notificar para que comparezca ante este Tribunal, al tercer día hábil después de
que conste en actas su notificación a los fines de su aceptación y juramentación”,

En consecuencia, actuó en violación de las normas indicadas.

La situación analizada lleva a hacer procedible la Nulidad del Acto de


Nombramiento de la referida Perito Avaluadora y de los actos procesales
subsiguientes, con la consiguiente reposición de actos. Y así fue solicitado en
nuestro ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y desestimado por el
Tribunal de la Ejecución en su Decisión del 26 de Marzo de 2002; la cual a su vez
nos fue irregularmente notificada, ocasionando incertidumbre a nuestra mandante
en la oportunidad de ejercicio de sus derechos procesales.

Pero aun más, con la referida actuación, el Tribunal de la Ejecución ha subvertido


normas procesales de estricto orden público, que no es dado ni al Juez ni a las
partes prorrogar, y con ello, se ha violentado a las partes sus Derechos
Constitucionales al Debido Proceso y a la Defensa consagrados en el Artículo 49
de la Constitución Nacional. Y así solicitamos por vía de ACCIÓN DE AMPARO
CONSTITUCIONAL sea declarado por esta Sede Constitucional, restableciendo la
situación jurídica infringida con todas sus consecuencias jurídicas.

– II –

Como antes se expuso, de conformidad con el Artículo 556 del Código de


Procedimiento Civil, el Tribunal no podía hacer la nueva designación del Perito ex
oficio, pero una vez hecha la designación sin audiencia de las partes el 14 de
Marzo de 2001, dicha decisión le fue notificada a la Perito designada, por medio
de actuación del día 15 de Marzo de 2001, y consignada la respectiva Boleta por
el Alguacil el día 16 del mismo mes y año; sin siquiera dejar vencer el lapso de dos
días establecido en la misma norma, para que las partes pudieran ejercer el
derecho a RECUSAR a la Perito designada.

La situación analizada hace procedible la Nulidad del Acto de Notificación de la


Designación de la referida Perito Avaluadora y de los actos procesales
subsiguientes, con la consiguiente reposición. Y así fue solicitado en nuestro
ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y desestimado por el Tribunal de la
Ejecución en su Decisión del 26 de Marzo de 2002; la cual a su vez nos fue
irregularmente notificada, ocasionando incertidumbre a nuestra mandante en la
oportunidad de ejercicio de sus derechos procesales.
Pero aun más, con la referida actuación, el Tribunal de la Ejecución ha subvertido
normas procesales de estricto orden público, y con ello, al privar a las partes de su
Derecho a RECUSAR a la Perito Avaluadora, ha violentado sus Derechos
Constitucionales al Debido Proceso y a la Defensa consagrados en el Artículo 49
de la Constitución Nacional. Y así solicitamos por vía de ACCIÓN DE AMPARO
CONSTITUCIONAL sea declarado por esta Sede Constitucional, restableciendo la
situación jurídica infringida con todas sus consecuencias jurídicas.

– III –

Pero la cosa no se queda allí, Ciudadana Juez Constitucional, pues, como consta
de actas en la Boleta de Notificación, la Perito designada fue notificada el día 15
de Marzo de 2001, consignada en el Expediente por el Alguacil al día siguiente (16
de Marzo de 2001) y la misma Boleta se indicó que la designada Perito debería
comparecer ante el Tribunal: “al tercer día hábil siguiente después que conste en
actas su notificación”, y lo cierto es que la mencionada Perito compareció el día 20
de Marzo de 2001, aceptando el cargo y prestando el juramento de Ley, cuando lo
válido y ordenado por el Tribunal, era que la Perito compareciera: “… el tercer día
hábil siguiente después que conste en actas su notificación”, y compareció cuando
apenas era el primer día de Despacho después de constar en actas su
Notificación, a los fines de su aceptación y juramentación; todo, por encontrarnos
en presencia de un término procesal y no un lapso, como parece fue entendido, es
decir, que ese acto de Aceptación y Juramentación sólo podía celebrarse ese
tercer día y no en otro, de conformidad con el Artículo 12 del Código Civil, en
concordancia con el contenido normativo del Artículo 198 del Código de
Procedimiento Civil, conforme al cual no se cuenta el día en que se dicta la
providencia o se verifica el acto (dies a quo non computatur); en consecuencia, la
aceptación y juramento de la Perito designada, es manifiestamente extemporánea,
tanto por vía legal, como por contravenir la misma orden emanada del Tribunal de
la Ejecución.
Por las razones de hecho y de derecho expuestas, es por lo que se solicitó del
Tribunal de la Ejecución ordenara la nulidad de dichos actos y la reposición de la
causa al estado de que el Juez fijara día y hora para que las partes designen
nuevo Perito y demás actos, en razón de que el designado como funcionario
público ad hoc, ya había emitido opinión sobre el asunto. Y así fue solicitado en
nuestro ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y desestimado por el
Tribunal de la Ejecución en su Decisión del 26 de Marzo de 2002; la cual a su vez
nos fue irregularmente notificada, ocasionando incertidumbre a nuestra mandante
en la oportunidad de ejercicio de sus derechos procesales.

Pero aun más, con la referida actuación, el Tribunal de la Ejecución ha subvertido


normas procesales de estricto orden público, y ha violentado a las partes sus
Derechos Constitucionales al Debido Proceso y a la Defensa consagrados en el
Artículo 49 de la Constitución Nacional. Y así solicitamos por vía de ACCIÓN DE
AMPARO CONSTITUCIONAL sea declarado por esta Sede Constitucional,
restableciendo la situación jurídica infringida con todas sus consecuencias
jurídicas.

– IV –

Por otra parte, Ciudadana Juez Constitucional, pero en referencia al mismo asunto
del Peritaje, como hicimos notar al Ciudadano Juez de la Ejecución y hoy
destacamos ante su Sede Constitucional, en líneas generales, los trámites de
designación de la Perito y la actividad del Peritaje, se verificaron con alteración de
las normas procesales, es así como el Artículo 558 del Código de Procedimiento
Civil prevé que:

“… Una vez juramentados los peritos, el Juez, de acuerdo con ellos, fijará
oportunidad para que concurran al Tribunal, y reunidos en la oportunidad
señalada, oirán las observaciones que deseen hacerle las partes que puedan
contribuir a la fijación del valor racional de las cosas”.
Esta “oportunidad” no fue fijada por acuerdo entre el Juez y la Perito designada,
como se evidencia de las actas procesales, por lo que también le fue cercenado a
las partes su derecho al Debido Proceso y su íncito Derecho a la Defensa, de
hacer observaciones sobre el posible valor del inmueble a justipreciar.

En este orden de ideas, ha sido doctrina de nuestro Máximo Tribunal, al


determinar el sentido y alcance del citado fragmento del Artículo 558 del Código
de Procedimiento Civil, que:

“.. el fin de la norma transcrita, aplicable al proceso laboral, es que las partes
interesadas hagan sus observaciones a manera de contribuir con la fijación del
valor del bien por el perito, y según la ley para que ese fin se cumpla se requiere
que las partes tengan la oportunidad de reunirse con él o los peritos en una
oportunidad específica a manera de hacerle a este (sic.) o a éstos las
observaciones que contribuyan a la fijación del valor de la cosa objeto del remate.
En tal sentido, la decisión judicial impugnada repuso la causa al momento de la
nueva fijación del día y la hora para que el perito consignara el nuevo informe
respectivo, previo cumplimiento del procedimiento descrito. El tribunal fundamentó
su fallo en que, cuando el auto de 2 de marzo de 2000 no fijo la hora específica
para que el perito consignará el informe, se le violó el derecho a las partes para
hacer las observaciones que desearen o contribuyeran con la fijación del
justiprecio (…) es por ello que esta Sala está de acuerdo con la decisión del
Juzgado Décimo de Primera Instancia del Trabajo del Área Metropolitana de
Caracas de reponer la presente causa al estado que fuera determinada de nuevo
la oportunidad para la fijación del justiprecio, manteniendo así el derecho que a las
partes les otorga el artículo 87 de la Ley Orgánica del Trabajo y el artículo 588
(sic. 558) del Código de Procedimiento Civil”. PIERRE TAPIA: “Jurisprudencia
del Tribunal Supremo de Justicia”. 2001. Volumen 10. Tomo II. pp. 703-705;
que se acompaña marcado “D” a la presente Solicitud.

La situación analizada lleva a hacer procedible la Nulidad del mismo Avalúo y de


los actos procesales subsiguientes, con la consiguiente reposición de los actos. Y
así fue solicitado en nuestro ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y
desestimado por el Tribunal de la Ejecución en su Decisión del 26 de Marzo de
2002; la cual a su vez nos fue irregularmente notificada, ocasionando
incertidumbre a nuestra mandante en la oportunidad de ejercicio de sus derechos
procesales.

Pero aun más, con la referida actuación, el Tribunal de la Ejecución ha subvertido


normas procesales de estricto orden público, al privar a las partes de su Derecho a
tener una oportunidad, fijada con día y hora para participar en el formación de
Avalúo, se ha violentado sus Derechos Constitucionales al Debido Proceso y a la
Defensa consagrados en el Artículo 49 de la Constitución Nacional. Y así
solicitamos por vía de ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL sea declarado
por esta Sede Constitucional, restableciendo la situación jurídica infringida con
todas sus consecuencias jurídicas.

–V–

De otro lado, Ciudadana Juez Constitucional, el Tribunal de la Ejecución no fijó al


Perito designado un plazo determinado para hacer el peritaje, por lo que las partes
no podían conocer el día en que la Perito iba a consignar el Informe contentivo de
su actividad, lo cual viola nuevamente el Derecho a la Defensa y al Debido
Proceso, pues, conforme al Artículo 561 del Código de Procedimiento Civil:

“El mismo día de la reunión de los Peritos en el Tribunal para la fijación del
justiprecio, podrán las partes impugnar el resultado (…) lo cual probarán dentro de
los cinco días siguientes, resolviendo el Juez el sexto día la pretensión del
impugnante…”.

Y de conformidad con el Artículo 559 eiusdem:

“También podrán los peritos consignar el justiprecio mediante escrito que


entregarán al Tribunal el día fijado para la reunión”.
Este mecanismo fue precisamente el escogido por la Perito, con un pequeño –
gran error, en cuanto, como no hubo fijación en actas del día de la reunión, no
podían las partes conocer el momento u oportunidad para el ejercicio de su
derecho legítimo a impugnar el avalúo consignado, por lo que al producirse la
violación de ese derecho a impugnar el avalúo – como decíamos – se cercenó el
Derecho a la Defensa y a estar sometidas las partes al Debido Proceso, lo cual
comporta la nulidad de lo actuado y su consecuente reposición.

La situación analizada lleva a hacer procedible la Nulidad del Avalúo y de los actos
procesales subsiguientes, con la consiguiente reposición de los actos. Y así fue
solicitado en el referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y
desestimado por el Tribunal de la Ejecución en su Decisión del 26 de Marzo de
2002; la cual a su vez nos fue irregularmente notificada, ocasionando
incertidumbre a nuestra mandante en la oportunidad de ejercicio de sus derechos
procesales.

Pero aun más, con la referida actuación, el Tribunal de la Ejecución ha subvertido


normas procesales de estricto orden público, al privar a las partes de su Derecho a
Impugnar el Avalúo, se les ha violentado sus Derechos Constitucionales al Debido
Proceso y a la Defensa consagrados en el Artículo 49 de la Constitución Nacional.
Y así solicitamos por vía de ACCIÓN DE AMPARO CONSTITUCIONAL sea
declarado por esta Sede Constitucional, restableciendo la situación jurídica
infringida con todas sus consecuencias jurídicas.

—- o —-

Por todo lo expuesto, es que tanto las partes como el órgano jurisdiccional deben
dar estricto cumplimiento tanto a las formalidades legales como a las ordenadas
por el Juez en la causa, para su corrección y validez. Admitir una interpretación
distinta desconociendo su formalismos rigurosos, es violar el derecho que tienen
las partes a su legal actuación y defensa, para cuya garantía y tutela promulga el
legislador la norma adjetiva, que el Juez interpreta y aplica como director del
proceso, a fin de impedir la arbitrariedad y el fraude procesal.
Por todo ello, desde el 24 de Diciembre de 1915, nuestra Casación ha venido
afirmando que aún cuando las partes litigantes manifiesten su acuerdo, no es
potestativo a los Tribunales subvertir las reglas legales con que el legislador ha
revestido la tramitación de los juicios, pues su estricta observancia es materia
ligada al orden público.

Este criterio ha permanecido invariable en el tiempo, y a ello debe añadirse que el


legislador procesal ha rodeado toda esa actividad de Avalúo, de una serie de
formalidades de estricto cumplimiento, porque conforme al Artículo 560 del Código
de Procedimiento Civil:

“El justiprecio fijado por los peritos de acuerdo a las disposiciones anteriores serán
vinculante para el Juez”.

Por todo ello, la observancia de la normativa para la designación de peritos y


elaboración del justiprecio impide que se ponga en entredicho una recta
administración de Justicia.

Obsérvese ahora, Ciudadana Juez Constitucional, que nuestra representada no ha


participado en las actas desde la ocasión de la presentación del tanto veces
referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, y aun más, se nos hace
indispensable destacar que con la referida Decisión del Tribunal de la Ejecución,
de fecha 26 de Marzo de 2022, éste desestimó nuestras denuncias sobre las
irregularidades observadas tanto en la designación del Perito Avaluador como en
sus actividades posteriores.

Por esa razón, se encuentran plenamente facultada para denunciar la NULIDAD


tanto del nombramiento del Perito Avaluador como los actos de su actividad
subsiguiente, pero de hacerlo por vía de apelación, pero de hacerlo por vía de
Apelación ante el Tribunal de la Ejecución, éste entenderá que la irregular
notificación cartelaria cumplió su cometido, por efecto finalista, y esta Apelación
será escuchada al solo efecto devolutivo, con lo que se continuarán los actos de
ejecución; por lo cual, una vez escuchada la Apelación, seleccionadas las copias a
remitirse, recibidas por su Superioridad, fijado para Informes y transcurrido el
lapso para sentenciar la interlocutoria, ya podría haber transcurrido más que
holgadamente el tiempo requerido para proceder al REMATE, y con ello se habría
ocasionada la irreparabilidad de la situación jurídica infringida.

Cada una de las denuncias delatadas sobre las infracciones a normas procesales
cometidas en las actividades de Designación del Perito Avaluador y en la
formación del Avalúo, agrupadas en este Capítulo a los efectos de sistematizar la
exposición, constituyen por si mimas una segunda razón que justifica nuestra
pretensión de AMPARO CONSTITUCIONAL a los fines de solicitar la restitución
de la situación jurídica infringida, declarando la violación a nuestra mandante de
los Derechos Constitucionales que le asisten a la Defensa y al Debido Proceso
(Artículo 49 Constitucional), y para restablecer la situación jurídica infringida,
ordenando la nulidad de dichos actos y la consecuencial reposición de la causa al
estado de la realización de los actos inficionados de nulidad. ASÍ SOLICITAMOS
SEA DECLARADO.

A los fines de constatar la subversión de los términos procesales aquí


denunciadas, solicitamos de esta Sede Constitucional, se sirva OFICIAR a la Sede
de la Ejecución: Juzgado Segundo de Primera Instancia del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX, con el propósito de que ésta
informe, por medio de cálculo aritmético, cuantos días de Despacho transcurrieron
entre el día 16 de Marzo de 2001 (fecha desde la cual consta en actas la
Notificación que del cargo deferido ex oficio hizo el Tribunal de la Ejecución a la
Perito Avaluadora) y el día 20 de Marzo de 2001, fecha en que la misma
funcionario judicial ad hoc, aceptó el cargo y fue juramentada.

Sirva esta oportunidad para expresar que la NULIDAD de los referidos actos
irregulares de designación de Perito y formación del Avalúo, fueron realizadas en
el año 2001, produciendo como resultado un espurio INFORME DEL PERITO que
a su vez sirvió de soporte a la publicación de un CARTEL DE REMATE, nulo
como resultado de la nulidad de los actos anteriores, y conculcatorio de derechos
y garantías de rango constitucional.

Empero, las muy particulares circunstancias de la economía nacional de los


últimos dos años, que son del conocimiento de esta Sede Constitucional como
producto de su experiencia personal, dan especial vigencia al criterio sustentado
por nuestro Máximo Tribunal, en el sentido de que:

“Ciertamente, como lo aduce el formalizante, debe existir una tasación actual del
bien a rematarse, por cuanto de constituirse la caución para el remate anticipado o
bien para hacer posturas en el remate en ejecución de sentencia, se haría sobre la
base de un avalúo no cónsono con la realidad inflacionaria, en materia
inmobiliaria, entre otros, que vive el país, pudiendo darse el caso de que sea el
propio actor a quien se le adjudique el bien, cobrando éste su crédito e intereses,
el cual frente al mayor valor del inmueble, resultaría de ’poca monta’ con lo cual se
le ocasionaría un gravamen irreparable y un evidente daño patrimonial al
ejecutado.- Esta máxima de experiencia debió ser deducida por le Juzgador
Superior, aplicando los correctivos pertinentes, en resguardo de una sana
administración de Justicia, que implicaría una compensación, tanto para el
ejecutante como para el ejecutado”. RAMÍREZ & GARAY: “Jurisprudencia
Venezolana”. Tomo CXXIII. 1992. Sentencia Nº 878-92. pp. 688-698, que
acompañamos “E”.

Y ASÍ SOLICITAMOS SEA DECLARADO.

CAPÍTULO IV

Ahora bien Ciudadana Juez Constitucional, en contenido del referido ESCRITO de


fecha 18 de Septiembre de 2001, en los términos allí explanados y que damos
aquí por reproducidos, expusimos en nombre de nuestra representada tanto las
razones que justificaban nuestros pedimentos de NULIDAD de la Notificación
realizada por el Alguacil de esa alzada, sobre el contenido de la Decisión de fecha
17 de Julio de 2000, por la cual se declaró SIN LUGAR la OPOSICIÓN a la
Medida de EMBARGO EJECUTIVO propuesta por nuestra mandante, y que fue
practicada en el inmueble de su propiedad, ubicado en el Barrio Sierre Maestra de
esta ciudad; como nuestra solicitud de reposición de dicha actividad;
NOTIFICACIÓN irregular que condujo a otros vicios procesales evidenciados en
los actos de ejecución que se habían adelantado a sus espaldas en el presente
juicio.

Por ello, partimos recordando que ese Juzgado Superior del Trabajo – hoy Sede
Constitucional – conoció de la Apelación por nos interpuesta contra la Sentencia
de la Primera Instancia (del 08 de Febrero de 2000), la cual oída por el a quo “en
ambos efectos”, es decir, con remisión del expediente en su integridad.

En efecto, como quedó anotado, el Tribunal Superior publicó la Sentencia que


resolvió lo apelado fuera del lapso de prórroga, el día 17 de Julio de 2000; por lo
que ordenó notificar a las partes.

Posteriormente, con fecha 27 de Septiembre de 2000, (más de dos meses


después de la Sentencia) el Alguacil de esa misma alzada, estampó diligencia
exponiendo que había gestionado infructuosamente la notificación de nuestra
representada: GEA, tanto en la persona de su Presidente: JOSE MARCIAL
BRITO, como en la de sus Apoderados Judiciales.

Sin embargo, nótese de esta actuación que el Alguacil sólo refiere la dirección de
los Abogados Apoderados de GEA, más no indica el lugar o dirección donde, en
“cumplimiento de sus obligaciones”, solicitó al Presidente de GEA, pues, el mismo
Alguacil es quien dice que realizó la referida diligencia en la: “dirección que me fue
suministrada por la parte interesada”, (omitiendo cualquier otra), es decir, en la
“Torre Socuy (…) en la Avda. 4 Bella Vista y Avda. 8 Santa Rita, Municipio
XXXXXXXXXXX, Estado XXXXXXXXXXX”, muy a pesar de que pudo dejar la
referida Boleta de Notificación en la persona que se encontraba atendiendo dicha
oficina de abogados, o de que en actas constan otras direcciones (folios 307 al
316) y sobre ello insistió la Apoderada actora y el Tribunal de Ejecuciones en el
Acta de EJECUCIÓN DE EMBARGO EJECUTIVO del 24 de Noviembre de 1999,
lo que significa que no hubo una verdadera gestión diligente del Alguacil para
notificar a la parte demandada: GEA, pues no refiere ninguna gestión de haber
procurado notificarla en la persona de su Presidente JOSE MARCIAL BRITO
MARCANO.

Ahora bien, con fecha 28 de Septiembre de 2000, la Apoderada actora solicitó de


ese Tribunal Superior que practicara la notificación de GEA: “por medio de boleta
y dejada por el Alguacil en el citado domicilio de conformidad con el artículo 174
en concordancia con el artículo 233 del Código de Procedimiento Civil”.

Nótese que la Apoderada actora, evidentemente se refiere a la dirección indicada


por el Alguacil en diligencia del 27 de Septiembre de 2000, es decir las Oficinas de
los Abogados Apoderados de la demandada y el domicilio procesal (en Sierra
Maestra), inmueble éste que como es del conocimiento de la parte actora, y del
Tribunal (por constar en actas) se encuentra entregado a la Depositaria Judicial,
pues fue embargado el día 24 de Noviembre de 1999 (folio 307 a 316), siendo la
OPOSICIÓN a dicho EMBARGO el thema decidendum de la Sentencia apelada.

Luego, con fecha 2 de Octubre de 2000 ese Juzgado Superior dictó AUTO, pero
medio del cual ordenó al Alguacil de ese despacho actuar de conformidad con lo
establecido en los Artículos 233 y 174 del Código de Procedimiento Civil.

Esta orden la imparte el Tribunal muy a pesar de tener perfecto conocimiento de


que “el domicilio procesal” fijado en actas había sido antes embargado por lo que
había salido del dominio patrimonial de GEA, y, por sana lógica habiendo dejado
de existir como tal; el Tribunal debió ordenar, a lo más, la fijación en la sede del
Tribunal, o aun mejor, en protección al Debido Proceso y al Derecho de Defensa –
existiendo en actas otras direcciones – debió el Tribunal ordenar al Alguacil
cumplir “verdaderamente” con sus obligaciones, y localizar a representantes de
GEA en otra de las direcciones que constan en actas, sea las Oficinas de sus
Apoderados en la Torre Socuy de esta ciudad, sea la Quinta Rafaela; o mejor aun,
ordenar que la notificación fuera practicada por medio de la publicación de Cartel
por la prensa, de conformidad con el Artículo 233 del Código de Procedimiento
Civil.

Luego, el día 03 de Noviembre de 2000, (a más de cuatro meses de la Sentencia)


el Alguacil de ese Tribunal expuso que ese mismo día se había trasladado al
domicilio procesal de GEA (en el Barrio Sierra Maestra), lugar: “donde fijé la boleta
de notificación”.

Y luego, en la misma fecha, la Secretaría de esta alzada hizo constar: “que la


notificación (…) se practicó de conformidad con las previsiones del artículo 233 y
el artículo 174 ambos Código de Procedimiento Civil”.

Ciudadana Juez Constitucional, como quedó expuesto en el referido ESCRITO de


fecha 18 de Septiembre de 2001, con esta actuación se cristalizan todas las
irregularidades sumadas y cometidas en la notificación de la demandada GEA, de
la Sentencia de fecha 17 de Julio de 2000, dictada por ese Juzgado Superior del
Trabajo, pues, muy a pesar de tener conocimiento esa alzada de que el lugar
constituido como domicilio procesal había sido embargado por la actora, por lo que
había salido del dominio patrimonial de GEA y en consecuencia, el domicilio
procesal en él fijado, había devenido en inexistente, en cuanto insubsistente
(thema decidendum de la apelación oída en ambos efectos) ordenó y permitió que
la pseudo notificación de nuestra representada fuera practicada en dicho inmueble
del Barrio Sierra Maestra.

Observamos así, Ciudadana Juez Constitucional, que estas actividades


procesales, en su conjunto, violan el Debido Proceso y el Derecho a la Defensa
(Artículo 49 Constitucional) que son derechos fundamentales procesales
establecidos en la Constitución Nacional; infracción que por su gravedad conlleva
a la nulidad de lo actuado y la consiguiente reposición de la causa a que se
practique la notificación de la demandada de la Sentencia de fecha 17 de Julio de
2000, dictada por ese Juzgado Superior del Trabajo. Y así fue solicitado al
Tribunal de la Ejecución en el referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de
2001, el cual desestimó dicho pedimento.
Así mismo, Ciudadana Juez Constitucional, llevamos a su observación que el
Alguacil de esta alzada expuso en la referida diligencia que se había trasladado al
“domicilio procesal de la demandada XXXXXXXXXXX C.A. (GEA) donde fijé la
boleta de notificación…”, por lo que, como expuso ese funcionario, no dio
cumplimiento exacto a lo ordenado expresamente por el Legislador Procesal en el
Artículo 233 del Código de Procedimiento Civil, pues de la lectura del Expediente
(folio 376) se observa que el Alguacil no dejó constancia sobre la persona a quien
dejó (entregó) la Boleta de Notificación, para que la parte demandada: GEA,
quedara notificada de la Sentencia de fecha 17 de Julio de 2000; siendo la
notificación un requisito esencial para la validez de los actos subsiguientes a la
Sentencia dictada extemporáneamente, a los fines del inicio del cómputo de los
lapsos previstos por el legislador en beneficio de las partes para el ejercicio de sus
derechos, de tal manera que la notificación debe estar hecha en forma tal que las
partes no tengan duda acerca de la finalidad de la misma y del tiempo para el
ejercicio de sus recursos y defensas.

Por lo que estando en juego, el Derecho a la Defensa y al Debido Proceso en la


presente causa, el Alguacil ha debido ser más cuidadoso en esta notificación, ya
que debió tener el cuidado de “dejar la boleta” en manos de alguna persona, a
quien debió solicitar su identificación y de ser posible, requerir su firma como
recibo en una copia, pues “al fijar la boleta” como declara el Alguacil haberlo
hecho – suponemos – en la cerca de ciclón que protege la casa, ésta pudo haber
sido arrancada por el viento o por cualquier muchacho travieso que, sólo “por
molestar”, la desprendiera del lugar de fijación, sin que en ningún caso pudiera
entonces nuestra representada enterarse del contenido de la “pseudo notificación”,
poniéndose claramente de manifiesto su indefensión, cuando la notificación no se
practicó con todas las formalidades de Ley, lo cual – desde luego – no fue
cumplido, infraccionando en nuestro caso el debido proceso.

Ciudadana Juez Constitucional, el proceso tiene un orden sucesivo de actos, que


deben ser válidos y eficaces, cuando ese orden sucesivo queda interrumpido,
surge el remedio procesal de la Notificación, a fin de informar a las partes sobre la
celebración de un acto o para la continuación del proceso; por ello la notificación
debe cumplir con el propósito de poner en verdadero y perfecto conocimiento a las
partes de la actividad a desarrollar, a fin de que éstas participen válidamente e
interpongan los derechos y recursos que les asistan y sean pertinentes, a fin de
que tal notificación, por cualquier causa, no se quede en la siempre letra muerta,
que va a desdecir del trámite procesal cumplido, pues queda fuera de orden el
debido proceso y no se le permite a las partes hacer uso de los derechos que le
asisten, ni ejercer los recursos pertinentes, es decir, ejercer el Derecho de
Defensa, quedando así violentados Derechos de carácter constitucional.

Sobre la base de los argumentos expuestos, Ciudadana Juez Constitucional, es


por lo que sostuvimos en el referido ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de
2001, que la referida pseudo – notificación hecha por el Alguacil de ese Juzgado
Superior del Trabajo el día 3 de Noviembre de 2000, fue practicada con
manifiestas irregularidades, violando el Artículo 233 del Código de Procedimiento
Civil, y por tratarse de un acto comunicacional (particularmente, de la publicación
extemporánea de una Sentencia) tendente a la continuación del proceso, y
teniendo la demandada oportunidad de ejercer derechos y recursos contra la
misma; las irregularidades cometidas en dicha Notificación no permitieron a
nuestra mandante: GEA, llegar al conocimiento del contenido de la Sentencia
referida, pues, fue en la oportunidad de la presentación del referido ESCRITO (18-
09-2001) que oficialmente tuvo conocimiento de la misma, cuando, en avance de
los actos de ejecución de sentencia, ya había sido consignado el avalúo del
inmueble embargado, todo lo cual comporta un Estado de Indefensión de la
demandada, quien no ha estado sometida a un Debido Proceso, pues en el mismo
se han violado principios procesales de raigambre constitucional (Artículo 49
Constitucional), como los antes mencionados, y de carácter procesal como el de
Igualdad de las Partes y Equilibrio Procesal (Artículo 15 del Código de
Procedimiento Civil), razones de hecho y de derecho todas, que comportaba la
nulidad de lo actuado a partir de la viciada notificación, y la consecuente
reposición de la causa al estado de que se practique la misma válidamente. Y así
solicitamos fuera declarado en el referido ESCRITO.
Ciudadana Juez Constitucional, nuestra representada: GEA se vio privada del
Debido Proceso y de la Tutela Jurisdiccional Efectiva, lo cual comporta violación a
su Derecho de Defensa; derechos y garantías todos de raigambre constitucional,
íntimamente ligados al orden público.

Estimamos que siendo dicha Notificación esencial a la validez de los actos


subsiguientes, consecuencialmente, esa Superioridad debió declarar su nulidad y
la consecuencial reposición de la causa al estado de libramiento de nueva Boleta
de Notificación y la práctica de la misma en forma válida, en cumplimiento de la
norma rectora de la nulidad procesal, el Artículo 206 del Código de Procedimiento
Civil, que establece que: “Los jueces procurarán la estabilidad de los juicios,
evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular cualquier acto procesal”.

Ciudadana Juez Constitucional, en este sentido, esa Alzada que dictó la sentencia
del 17 de Julio de 2000, no garantizó plenamente el Debido Proceso y el Derecho
de Defensa del demandado. Y así se solicitó fuera declarado en el referido
ESCRITO, con todas sus consecuencias jurídicas.

Hoy, encontrándonos nuevamente ante su Superioridad, ahora constituida como


Sede Constitucional, estimamos que la amplitud de las facultades constitucionales
de ordenación procesal conferidas a su magistratura, y su muy prudente arbitrio,
podrán enderezar el entuerto y reponer así la situación jurídica infringida. Y ASÍ
LO SOLICITAMOS.

CAPÍTULO V

En otro sentido, pero refiriéndose al mismo asunto en cuestión, debemos observar


que no pasará desapercibido a la Ciudadana Juez Constitucional, que como ante
fue advertido al Juez de la Ejecución, nos encontramos en presencia de un
proceso que se encuentra en estado de ejecución, que ciertamente tiene como
regla general la continuidad de la misma, excepto los casos indicados en la misma
norma (Artículo 532 del Código de Procedimiento Civil). Sin embargo, el Artículo
533 del mismo Texto Adjetivo establece, que: “cualquier otra incidencia que surja
durante la ejecución, se tramitará y resolverá mediante el procedimiento
establecido en el artículo 607 de este Código.”, norma ésta sobre la cual, sostiene
HENRÍQUEZ LA ROCHE en su obra: “Código de Procedimiento Civil” (Tomo
IV, p. 125), acompañada a esta Solicitud marcada “F”, que:

“Si surgieren reclamaciones por indebida sustanciación del trámite de ejecución,


en detrimento de los requisitos sustanciales al debido proceso el asunto se
dilucidará de acuerdo al procedimiento residual que prevé el artículo 607.”

No podría ser de otra manera, pues la taxatividad establecida, dejaría desasistidas


a las partes de sus derechos en un momento tan importante del proceso,
sometiéndolas al solo arbitrio del Juez, no pudiendo el litigante resistirse a una
providencia judicial, al abuso de un funcionario, y aun al fraude procesal, lo cual
entrañaría violación del Debido Proceso y al insito Derecho a la Defensa, que son
de raigambre constitucional y cuya violación denunciamos tanto en los términos
expuestos en dicho ESCRITO de fecha 18 de Septiembre de 2001, como en esta
Solicitud, violación de normas de orden público que comportan tanto la nulidad de
la notificación del fallo de fecha 17 de Julio de 2000 practicada de manera irregular
por el Alguacil del Juzgado Superior del Trabajo, como la designación del Perito
Avaluador ante el Tribunal de la Ejecución y las actividades posteriores de Avalúo,
que comporta la reposición de la causa a dicho estado de que sean practicadas
válidamente dichas actividades a fin de que las partes puedan ejercer sus
derechos en un debido proceso. Y así solicitamos fuera declarado.

Tampoco podrá pasar por alto que nos encontramos ante un Procedimiento de
Estabilidad Laboral, en el que no se autoriza, en principio, el trámite de
incidencias, ni apelación sobre las mismas.

Sin embargo, como dice GARCÍA VARA en su obra: “Estabilidad Laboral en


Venezuela” (p. 207), acompañada a esta Solicitud marcada “G”, el legislador ha
querido que los Tribunales de Primera Instancia Laboral tuvieran suficiente libertad
para ir decidiendo las incidencias sin retardo del proceso ante una apelación oída
en simple o doble efecto; pero que esa posibilidad de decidir sin estar sujeto a
apelación, debe ser administrada con suficiente cordura y juridicidad de manera de
no cercenar los derechos de las partes.

Por otra parte, la más autorizada Jurisprudencia Nacional ha atemperado el


rigorismo legal, permitiendo el trámite de incidencias y la apelación en casos de
falta de citación o citación irregular (nuestro caso notificación irregular) para evitar
que se siga un proceso de esta clase (Calificación de Despido) a espaldas de la
parte demandada, como se extrae de RAMÍREZ & GARAY: “Jurisprudencia
Venezolana”. Tomo CXXXVIII. 1996. Sentencia Nº 408-96. pp. 165-166, que
acompañamos “H”.

Igualmente, autorizada Jurisprudencia Nacional ha establecido que:

“… el articulo 213 del Código de Procedimiento Civil establece la subsanación de


las nulidades que solo pueden declararse a instancia de parte, si la parte contra
quien obre la falta pidiere la nulidad en la primera oportunidad en que se haga
presente en autos (…) – y desde la ocurrencia de los actos denunciados como
irritos en el ESCRITO de fecha 18-09-2001 fue precisamente nuestra primera
actuación en la que lo denunciamos – ello debe entenderse, en el sentido de
que no haya habido vicios en la citación (en nuestro caso, de notificación) que
hayan colocado en estado de indefensión, a la parte demandada, por lo que
tratándose en el presente caso, (no permitírsele ejercer recursos) de una
situación de esa naturaleza, si se considera procedente la reposición de la causa,
al estado de que se cumpla en la citación (notificación) de la parte patronal, los
requisitos establecidos en el artículo 52 de la Ley Orgánica del Trabajo”.

Así aparece reseñado en extracto de Sentencia publicado por RAMÍREZ &


GARAY: “Jurisprudencia Venezolana”. Tomo CXXII. 1992. Sentencia Nº 684-
92. pp. 246-247, que acompañamos “I”.

En complemento ha sostenido la Jurisprudencia Nacional:


“También se da excepcionalmente el recurso de apelación, en cuestiones
incidentales, en esta materia (calificación de despido), en caso de que la
incidencia surja en etapa de ejecución de sentencia”,

como se extrae de Sentencia reseñada por PIERRE TAPIA, Oscar:


“Jurisprudencia de los Tribunales de Última Instancia”. 1996. Volumen 9. p.
153, que acompañamos “J”.

En igual sentido:

“… este Tribunal para preservar en todo caso esa garantía constitucional del
derecho a la defensa y al debido proceso (… como en el caso de sub iudice)
estima que la presente situación (vicios en la notificación) se encuadra dentro
de esos casos excepcionales en que en materia de estabilidad puedan
presentarse incidencias que ameriten la apelación para que sea en definitiva el
Tribunal Superior el que determine conforme a los autos si ha habido alteración o
no de ese derecho de defensa esencial a todo proceso”;

tal como se extrae de Sentencia reseñada por RAMÍREZ & GARAY:


“Jurisprudencia Venezolana”. Tomo CXLIII. 1997. Sentencia Nº 350-97. pp.
86-87, que acompañamos “K”.

Como colofón al punto:

“… si bien es cierto que éstos Tribunales Superiores del Trabajo han considerado
que no hay lugar en principio a la reposición de la causa en los juicios de
estabilidad laboral por la aplicación del artículo 122 de la Ley Orgánica del
Trabajo, no es menos cierto que se admite por excepción que cuando se ha
lesionado el derecho a la defensa o al debido proceso como en el caso en
comento y como en otros por ejemplo la falta de citación o errores en la misma
(errores en notificación) si es posible dictar la reposición de la causa y así se
deja establecido”,
como se extrae de Sentencia publicado en RAMÍREZ & GARAY:
“Jurisprudencia Venezolana”. Tomo CLIII. 1999. Sentencia Nº 703-99. pp. 149-
150, que acompañamos “L”

ESTAS DOCTRINAS JURISPRUDENCIALES SON APLICABLES EN LOS DOS


CASOS DE VICIOS DE NOTIFICACIÓN, YA DENUNCIADOS EN ESTA MISMA
SOLICITUD.

CIUDADANA JUEZ CONSTITUCIONAL, TODAS Y CADA UNA DE ESTAS


INCORRECCIONES PROCESALES, ES JUSTIFICATIVA DE LA NULIDAD EN
LAS CORRESPONDIENTES ACTUACIONES PROCESALES; FUERON
DENUNCIADAS EN EL REFERIDO ESCRITO DE FECHA 18 DE SEPTIEMBRE
DE 2001 ANTE EL TRIBUNAL DE LA EJECUCIÓN: JUZGADO SEGUNDO DE
PRIMERA INSTANCIA DEL TRABAJO DE LA CIRCUNSCRIPCIÓN JUDICIAL
DEL ESTADO XXXXXXXXXXX, Y HOY SE TRAEN AL CONOCIMIENTO DE SU
SEDE CONSTITUCIONAL, POR VÍA DE ACCIÓN DE AMPARO.

TÍTULO II

DEL DERECHO

PRIMERO: Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, consagra el Artículo 49 de


la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que:

“El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones judiciales y administrativas


y, en consecuencia:- 1.- La defensa y la asistencia jurídica son derechos
inviolables en todo estado y grado de la investigación y del proceso. Toda persona
tiene derecho a ser notificada de los cargos por los cuales se le investiga, de
acceder a las pruebas y de disponer del tiempo y de los medios adecuados para
ejercer su defensa. Serán nulas las pruebas obtenidas mediante violación del
debido proceso. Toda persona declarada culpable tiene derecho a recurrir del
fallo, con las excepciones establecidas en esta Constitución y la ley”.
Quedan de esta manera establecidos, con rango constitucional, tanto el Derecho
General al Debido Proceso, como el Derecho al Acceso a los Medios
Impugnativos, elemento indispensable para dar cumplimiento al Debido Proceso
como al Derecho a la Defensa.

En el caso concreto que nos ocupa, Ciudadana Juez Constitucional, por medio de
la expedición y publicación de un irregular CARTEL DE NOTIFICACIÓN para
informar a nuestra mandante del contenido de la Decisión dictada por el Tribunal
de la Ejecución de fecha 26 de Marzo de 2002, y con la realización de actos de
ejecución a espaldas de nuestra representada: GEA, los cuales a su vez se
encuentran inficionados de nulidad absoluta por subvertir formalidades procesales
expresas, que interesan al orden público, se han conculcado a XXXXXXXXXXX
C.A. (GEA), sus derechos tanto de impugnar dicha Decisión, como de estar
presente en un Debido Proceso, coartando su Derecho Constitucional a la
Defensa.

Consagra a su vez el Numeral 8 del Artículo 49 de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela, que:

“Toda persona podrá solicitar del Estado el restablecimiento o reparación de la


situación jurídica infringida lesionada por error judicial, retardo u omisión
injustificados (…)”.

A su vez, queda de esta manera consagrado en el texto de la reciente Carta


Magna la responsabilidad del Estado por errores judiciales.

En plena sintonía con los preceptos constitucionales, antes citados, consagra el


Artículo 1º de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales, que:

“Toda persona natural habitante de la República o persona jurídica domiciliada en


esta, podrá solicitar ante los Tribunales competentes el amparo previsto en el
artículo 49 (derogado, equivalente al vigente Artículo 27) de la Constitución,
para el goce y ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aun de
aquellos derechos fundamentales de la persona humana que no figuren
expresamente en la Constitución, con el propósito de que se restablezca
inmediatamente la situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a
ella”.

De esta manera, queda a su vez, establecida la vía de la Acción de Amparo


Constitucional, como mecanismo procesal idóneo de defensa ante la violación de
los derechos y garantías constitucionales, y dirigida al restablecimiento de la
situación jurídica infringida.

Muy particularmente, establece el Artículo 4º de la Ley Orgánica de Amparo sobre


Derechos y Garantías Constitucionales, que:

“Igualmente procede la acción de amparo cuando un Tribunal de la República,


actuando fuera de su competencia, dicte una resolución o sentencia u ordene un
acto que lesione un derecho constitucional.- En estos casos, la acción de amparo
debe interponerse por ante un tribunal superior al que emitió el pronunciamiento,
quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva”;

Queda de esta manera consagrada la procedencia de la ACCIÓN


CONSTITUCIONAL DE AMPARO CONTRA DECISIONES JUDICIALES; cuyos
requisitos de procedibilidad han sido establecidos por la más calificada doctrina
venezolana especializada en la materia, de la manera siguiente:

a) Que el Juez actué fuera de su competencia, y

b) Que con dicha actuación cause lesión a derechos constitucionales.

Procedemos a continuación a justificar la procedencia de dichos extremos al caso


sub iudice, así:

a) Que el Juez actué fuera de su Competencia: A los fines de la determinar la


recta interpretación de la necesidad de que el Juez realice la actuación judicial que
fundamente la Acción de Amparo contra Decisiones Judiciales: “actuando fuera de
su competencia”, como consagra el Artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo
sobre Derechos y Garantías Constitucionales – requisito de procedibilidad para
atacar por vía constitucional las resoluciones, sentencias o actos ordenados por el
Juez -, la jurisprudencia de nuestro Tribunal Supremo de Justicia afirma que son
las actuaciones de los órganos jurisdiccionales verificadas con exceso de sus
facultades, o en contravención de normas de orden público, cual son las normas
que ordenan el proceso, de manera tal que vulneren una garantía o derecho de
rango constitucional.

En ese orden de ideas, ha sido doctrina del Tribunal Supremo de Justicia que:

“Observa igualmente esta Sala Constitucional, que para el caso de que las
violaciones a derechos y garantías constitucionales surjan en el curso de un
proceso debido a actuaciones de las partes, de terceros, de auxiliares de justicia o
de funcionarios judiciales diferentes al juez, este último deberá remover ex officio o
a instancia de parte, los obstáculos que impidan el desarrollo o la continuación del
proceso dentro de la normalidad, imparcialidad y transparencia que exige el
ordenamiento constitucional y legal. Indistintamente del agente de la presunta
vulneración (provenga de actuaciones de las partes o de terceros, o bien de la
acción u omisión imputables a los auxiliares de justicia y demás funcionarios
judiciales), el juez deberá ejercer los poderes jurisdiccionales de ordenación y
disciplina, según el caso, e incluso exigir la colaboración de otros Poderes
Públicos para mantener el orden público procesal. En este caso particular del
denominado `amparo sobrevenido´ no es un remedio procesal idóneo ante la
inactividad del juez requerido para que ejerza sus poderes de control y demás
correctivos ordinarios, siendo el amparo autónomo fundado en el artículo 4 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, la vía
correcta, como lo tiene establecido esta Sala”. Sentencia de la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia Nº 2278 del 16-11-2001. En: RAMÍREZ &
GARAY: “Jurisprudencia Venezolana”. Tomo CLVXXXII. 2001. Sentencia Nº
2288-01. pp. 147-150.
Acompañada a esta Solicitud marcada “M”.

Del precedente supra se desprende que dentro de los actos conculcatorios que
hacen procedente la Acción de Amparo contra Decisiones Judiciales, se
encuentran no sólo los que provienen directamente del órgano subjetivo de la
jurisdicción, sino también aquellos verificados por las partes, terceros, y aun
auxiliares de justicia y funcionarios judiciales diferentes a él (El Alguacil, La
Secretaría, etc.) en cuanto éstos están sometidos a sus potestades de control y
ordenación del proceso.

En el caso concreto que nos ocupa, el desarrollo de una “NOTIFICACIÓN”


irregular y viciosa y el intento de corrección de tales vicios con una orden de
nulidad y reposición que, finalmente cristaliza en la publicación de un CARTEL DE
NOTIFICACIÓN, igualmente irregular y vicioso, se presentan como actos
ordenados por el Juez de la Ejecución, y, en su práctica, se violentaron normas
procesales de orden público, desnaturalizando así el contenido comunicacional
que constituye el fin de las Notificaciones, y se cercena el acceso de nuestra
mandante a los respectivos medios impugnativos; al igual que con la irregular
designación del Perito Avaluador y el desacato de la normativa legal que rige tanto
su asunción al cargo como toda su actividad, y particularmente, en lo referente a la
formación del justiprecio del bien a rematarse, hacen que se haya negado a
nuestra mandante: GEA, oportunidad de participar en la designación del Perito
Avaluador, de impugnar por recusación tal designación, de participar en la
formación del Avalúo y aun de impugnar el mismo, violentando normas de orden
publico, que no es dado subvertir ni al Juez ni a las partes, y conculcando sus
Derechos Constitucionales al Debido Proceso y a la Defensa; y

b) Que con dicha actuación se cause lesión a Derechos Constitucional: En este


orden de ideas, las tendencias jurisprudenciales del Supremo Tribunal han
afirmado que por medio de la violación de normas legales, de rango sub
constitucional, puede producirse la violación de derechos constitucionales
inherentes al proceso, exponiendo que:
“La falta de notificación, a juicio de esta Sala, es una trasgresión al debido
proceso, al cercenarle la oportunidad al procesado de interponer el recurso al cual
tenía derecho”. Sentencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia Nº 1310 del 20-07-2001”. En: GOVEA & BERNARDONI: “Respuestas
del Supremo T.S.J. sobre la Constitución Venezolana de 1999”. p. 143.
Acompañada a esta Solicitud marcada “N”.

En el caso concreto que nos ocupa, la irregularidad de la viciosa


“NOTIFICACIÓN” y el infructuoso intento de reparar dicho vicio por medio de un –
también viciado – CARTEL DE NOTIFICACIÓN, ha privado a nuestra
representada del acceso a los recursos pertinentes, dirigidos a impugnar la
Decisión Judicial de fecha 26 de Mayo de 2002. Y ha permitido la continuación de
actos de ejecución de Sentencia, con inobservancia de las normas procesales,
que se han desarrollado a sus espaldas, y que tienen su fundamento en actos
irritos e inficionados de nulidad. De esta manera se han conculcado sus Derechos
Constitucionales a la Defensa y al Debido Proceso.

Queda así establecida, tanto la existencia de la ACCIÓN DE AMPARO


CONSTITUCIONAL CONTRA DECISIONES JUDICIALES, como la única vía
eficaz, satisfactiva, expedita y sumaria para la protección de los derechos
constitucionales cuando la misma proviene de la actividad de los órganos
jurisdiccionales, como su procedencia al caso concreto.

PEDIMENTOS

Sobre la base de los hechos expuestos y del Derecho cuya tutela se solicita,
establecido en las normas antes citadas contenidas tanto en la Constitución
Nacional como en la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales; existiendo la violación de derechos de rango constitucional, ante
la posibilidad cierta de restitución de la situación jurídica infringida, dentro del
término legal establecido y siendo ésta la única vía breve, expedita, sumaria y
efectiva que confiere el ordenamiento jurídico venezolano para tales fines; es por
lo que acudimos, en representación de XXXXXXXXXXX C.A. (GEA), ante su digna
y competente jurisdicción, como Sede Constitucional, a los fines accionar
AMPARO CONSTITUCIONAL en tutela de sus Derechos Constitucionales a la
Defensa y al Debido Proceso, consagrados en el Artículo 49 del Texto
Constitucional, en contra de la irregular y viciada “NOTIFICACIÓN” verificada por
el Tribunal de la Ejecución: Juzgado Segundo de Primera Instancia del Trabajo de
la Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX; sobre la Decisión proferida
por éste en fecha 26 de Marzo de 2002, y contra el CARTEL DE NOTIFICACIÓN
– por demás ilegal y defectuoso – expedido y publicado como consecuencia de la
NULIDAD y REPOSICIÓN ordenadas por la Sede de la Ejecución por AUTO de
fecha 20 de Noviembre de 2002, por haber privado a nuestra mandante del
ejercicio de los respectivos medios impugnativos y haber permitido la continuidad
en la realización de los actos de ejecución subsiguientes a dicha Decisión,
celebrados a espalda de nuestra mandante, los cuales intrínsecamente – por
incumplimiento de las formalidades procesales requeridas para su validez – o
extrínsecamente – por devenir de actos inficionados de nulidad absoluta – ,
también son NULOS; todo a los fines de que sea restituida la situación jurídica
infringida, con la orden de nulidad de dichas actuaciones.

Solicitamos que la citación del presunto agraviante sea verificada en la persona


del Doctor MIGUEL URIBE HENRÍQUEZ, quien es venezolano, mayor de edad, y
de este domicilio, como Juez titular del Juzgado Segundo de Primera Instancia del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado XXXXXXXXXXX, la sede
jurisdiccional de donde emanan los hechos controvertidos.

Indicamos como domicilio procesal el siguiente: Centro Comercial Socuy, Torre


Socuy, Piso 8. Avenida 4 (antes Bella Vista) Nº 67-46. XXXXXXXXXXX. Estado
XXXXXXXXXXX.

Finalmente solicitamos que la presente Solicitud sea debidamente admitida,


sustanciada y ratificada con todos su pedimentos en la definitiva, con todos los
pronunciamientos de Ley.

PETICIÓN CAUTELAR
Ciertamente, Ciudadana Juez Constitucional, el Juez de Amparo Constitucional
está investido de un poder cautelar general dirigido a evitar daños mayores en el
restablecimiento de la situación jurídica infringida; con el objeto de evitar la
irreparabilidad de la lesión de orden constitucional al ejecutarse la eventual
decisión anulatoria del acto recurrido.

Tal es dicha amplitud cautelar que, como ha sostenido la doctrina de la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia:

“… esta Sala debe recordar que, por lo que atañe a la solicitud de medidas
cautelares dentro de juicios de amparo constitucional, tal como lo estableció esta
Sala en sentencia del 24 de marzo de 2000 (caso: Corporación L´ Hotels C.A.) el
peticionario no está obligado a probar la existencia de fumus bonis iuris ni de
periculum in mora, sino que dada la celeridad y brevedad que caracterizan al
proceso de amparo, depende únicamente del sano criterio del juez, acordar o no
tales medidas, tomando en consideración las circunstancias particulares del caso
sometido a su examen”. PIERRE TAPIA: “Jurisprudencia del Tribunal Supremo
de Justicia”. 2002. Volumen 3. p. 38. El referido precedente se acompaña
marcado “O”.

Ahora bien, Ciudadana Juez Constitucional, con fundamento en la doctrina


trascrita, y dado que en la futura oportunidad de proferir su Sentencia de Amparo
ya los actos de ejecución sobre el inmueble embargado ejecutivamente, propiedad
de nuestra mandante GEA, podrían ya haber desembocado en la realización del
ACTO DE REMATE (cuyo Cartel ya ha sido publicado), y por lo tanto, haciendo
irreparable el gravamen cometido contra los derechos constitucionales de nuestra
mandante; es por lo que nos permitimos solicitar, a los fines de, por vía cautelar,
aproximar el estado de las cosas a la situación que más se parezca al
restablecimiento de la situación jurídicamente infringida, ordene al Juzgado
Segundo de Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado XXXXXXXXXXX, la suspensión de la continuación de los actos de
ejecución en el juicio seguido por el Ciudadano NELSON DARIO SUÁREZ
OJEDA contra nuestra mandante: XXXXXXXXXXX C.A. (GEA), en Expediente Nº
10304, de forma tal que, de manera menos cruenta, se mantenga el status quo,
hasta que su muy prudente arbitrio ordene la restitución de la situación jurídica
infringida.

Es Justicia que esperamos. En XXXXXXXXXXX, en la fecha de su presentación.”

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