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Octubre de 2004
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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN
EDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOS
Av. Corrientes 1543
C1042AAB Ciudad de Buenos Aires
Argentina
Tel. (5411) 5077-8000
http://www.cculturalcoop.org.ar
e-mail: uninfo@cculturalcoop.org.ar
Director: Floreal Gorini
Consejo editorial: Mario José Grabivker (coordinador) / Daniel Campione
Ana María Ramb / José Luis Bournasell / Jorge Testero
Ilustración de tapa: Dibujo realizado por militantes del MTD de Solano
Introducción: 7
1. Construyendo realidad: la creación de imágenes
como praxis de resistencia. R. Malagamba 11
2. Imágenes del trabajo N. Bril y V. Galván 30
3 Los sospechosos de siempre. Narración e identidad
de los piqueteros en las representaciones mediáticas.
K. Jorolinski, M. Moguillansky y D. Slipak 46
4 La política de lo cotidiano.M. J. Iñíguez 58
5 Crece desde el pie. Notas sobre una experiencia
educativa de resistencia. M. Alú, V. Saguier, A. Tarsitano. 82
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INTRODUCCIÓN: En la Argentina de los últimos años se han desplegado una
multiplicidad de configuraciones políticas, sociales, subjeti-
vas y productivas que podemos ver expresadas en las orga-
nizaciones sociales contemporáneas.
Ante estas nuevas realidades que constatamos en un primer
análisis de los movimientos sociales de la Argentina actual,
nos preguntamos acerca del origen de estos procesos. Así
llegamos a las transformaciones sucedidas en el sistema ca-
pitalista entre los años 1968 y 1973. En efecto, creemos que
es en el proceso abierto a partir de estas mutaciones en don-
de debemos rastrear muchos de los rasgos más importantes
de los movimientos sociales más significativos de los últi-
mos años. Y los cambios que distinguimos en el sistema ca-
pitalista a partir de comienzos de los setenta son en realidad
intentos del capital por reconstituir las relaciones de explota-
ción y dominación que estaban amenazadas por la creciente
movilización de esos años y los anteriores.
De esta manera, los cambios en el movimiento de lo social (en
el «movimiento de movimientos») no deben ser leídos sólo
como una reacción al neoliberalismo o a la crisis del capitalis-
mo. No creemos que los nuevos movimientos constituyan
sólo intentos de supervivencia, de resistencia, de organiza-
ción de los pobres o los excluidos. Es fundamental ir más allá
y poder vislumbrar las nuevas propuestas de alteración,
autoafirmación y autogestión de las organizaciones sociales y
comprenderlas en toda su complejidad y diversidad.
Dentro de los movimientos sociales de la Argentina contem-
poránea, seleccionamos a los urbanos y dentro de éstos a
los Movimientos de Trabajadores Desocupados (MTD’s).
Para acercarnos más a nuestro problema, trabajamos con el
MTD de San Francisco Solano (Quilmes, Prov. de Bs. As.).
El principal objetivo del equipo de trabajo que produjo las
investigaciones que integran este volumen fue desarrollar
un estudio socio-histórico acerca de los procesos de cons-
trucción de las subjetividades, las formas de organización y
las propuestas productivas en el MTD de Solano, en rela-
ción con las transformaciones en el sistema capitalista, y en
especial en los procesos de trabajo y producción, en el pe-
ríodo 1970-2003. Como objetivos específicos se propusie-
ron: 1) analizar las transformaciones en las subjetividades,
las identidades y las prácticas sociales de los integrantes del
MTD de Solano, en relación con las transformaciones en el
capitalismo y los procesos de trabajo que se produjeron en
la Argentina en los últimos años y las nuevas formas de
expresión del conflicto social; 2) estudiar y comprender las
relaciones sociales que comienzan a construirse a partir de
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las características de las nuevas subjetividades, identidades y prácti-
cas, y las organizaciones de los nuevos sujetos sociales; 3) indagar las
relaciones de continuidad y ruptura entre las actuales culturas y prácti-
cas de los trabajadores desocupados y la cultura obrera anterior; 4)
estudiar las características del trabajo y sus representaciones e imáge-
nes sociales en el mundo contemporáneo; 5) explorar las características
de los Movimientos de Trabajadores Desocupados en relación con las
acciones de protesta social y las formas de organización y construcción
territorial; 6) conocer y explicar el proceso de surgimiento de los MTD’s
a partir de procesos políticos y sociales locales y sus relaciones con
formas de organización anteriores.
Desde ya, muchos de estos objetivos quedan aún por realizarse y cons-
tituyen un desafío para el trabajo que seguiremos desarrollando en el
futuro.
La elección del MTD de Solano como organización específica en la que
desarrollamos la investigación y realizamos el trabajo de campo se fun-
damenta principalmente en cuatro elementos. En primer lugar, se trata de
una zona con gran actividad industrial anterior, que hoy se encuentra
fuertemente retraída (industrias del plástico, el papel, el vidrio, metalúr-
gica y cervecera, sobre todo). En segundo término, es un distrito con
una alta densidad demográfica y una alta composición obrera en su
población. Además, allí han existido y existen distintas organizaciones
sindicales, barriales y sociales de gran importancia e interés tanto a
nivel local como nacional y que han tenido una significativa continui-
dad en el período 1970-2004. Por último, el MTD de Solano es una de las
organizaciones de trabajadores desocupados que más ha desarrollado
los proyectos de autogestión y autoorganización, lo que permite anali-
zar diferentes dimensiones del proceso de construcción de las subjeti-
vidades, identidades y prácticas sociales y las nuevas formas producti-
vas en el presente.
Profundizando en las transformaciones que mencionamos más arriba
sugerimos algunas ideas provisorias que serán desarrolladas parcial-
mente en los artículos que se presentan a continuación. En primer lugar,
creemos que las transformaciones del sistema capitalista y de los proce-
sos de trabajo en la Argentina en los últimos treinta años implicaron,
entre otras cosas, cambios en los procesos de construcción de las sub-
jetividades, las identidades y las prácticas sociales. En segundo térmi-
no, estas transformaciones -en el modelo de acumulación, en los proce-
sos socio-económicos, en el mundo del trabajo y la construcción de
nuevas subjetividades, identidades y prácticas- son procesos que se
desarrollan en forma interrelacionada e interdependiente. Es decir, no
podemos abordar los cambios partiendo de una relación lineal o unívoca
(de determinación, sobredeterminación o de autonomía relativa). Las
diferentes dimensiones expuestas tienden a confluir e integrarse en la
nueva realidad abierta a partir de lo que algunos autores caracterizan
como posfordismo. Por otra parte, en el período seleccionado, se conso-
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lida un proceso que tiende a la confluencia entre espacio de producción
(anteriormente la fábrica) y espacio de reproducción (barrio, territorio).
Con los cambios en los modos de acumulación y la aparición de nuevas
formas productivas, el lugar del trabajo y la producción se difunden
integralmente por todas las esferas de la vida del sujeto y la sociedad.
Es decir, el tiempo y el espacio de trabajo confluyen con el tiempo y el
espacio de la vida. Esto genera mutaciones que abarcan el conjunto de
las dimensiones de lo social. De esto se desprende que las nuevas
subjetividades, identidades y prácticas configuran relaciones sociales
que pueden ser analizadas desde la genealogía de un sujeto de potencia
y no de carencia, con expresiones políticas y culturales que constituyen
las formas de lo social en el presente; y que la relación entre los nuevos
movimientos sociales y el conflicto social excede el marco de las formas
de protesta para abarcar las nuevas propuestas de organización y cons-
trucción territorial de las organizaciones de trabajadores desocupados.
Por último, los procesos asociados al surgimiento y la organización de
los MTD’s pueden rastrearse en la larga y mediana duración y están
relacionados a mutaciones profundas en el movimiento de lo social y el
capitalismo más que a crisis coyunturales o «reacciones de superviven-
cia» ante la pobreza, la exclusión o la crisis del empleo.
En las relaciones de dominación conviven la subordinación con la rebe-
lión. La negación de la subordinación está siempre presente como po-
tencia de los dominados. Así, la cultura y los valores, las tradiciones y
las prácticas que se constituyen en la vida cotidiana de los oprimidos
(en nuestra propia vida cotidiana) configuran resistencias capilares,
espacios de libertad, intersticios o fisuras más o menos potentes que se
despliegan en una tendencia hacia la emancipación.
Entonces, al analizar las formas de lucha y expresión del conflicto social
actuales como parte del proceso de surgimiento de movimientos socia-
les con propuestas de organización y construcción autogestivas y al-
ternativas, exploramos la manera en que los elementos «nuevos» y «vie-
jos» se complementan y confluyen para constituir una nueva dinámica
del conflicto social, nuevas formas de organización colectiva y nuevas
propuestas de cambio social, no sin tensiones o contradicciones, las
que requerirán respuestas novedosas y superadoras tanto a nivel polí-
tico, como de abordaje científico.
El Área de Estudios Sociales del Departamento de Ciencias Sociales del
Centro Cultural de la Cooperación constituyó un espacio cálido, grato y
adecuado para desarrollar un trabajo de investigación que duró nueve
meses. El mismo fue llevado a cabo por un colectivo interdisciplinario
integrado por catorce personas provenientes de disciplinas como la
Sociología, la Historia, la Ciencia Política y el Derecho. Decidimos comu-
nicar algunos resultados de este primer acercamiento a las problemáti-
cas antes descriptas ya que creemos que constituyen un aporte al estu-
dio de los movimientos sociales en la Argentina contemporánea, ade-
más de dar cuenta de un recorrido de investigación que no estuvo exen-
9
to de dificultades y conflictos que fueron resueltos, en su mayoría, a
través de debates y producciones colectivas.
Los cinco heterogéneos textos que presentamos en este cuadernillo,
entonces, intentan dar cuenta de diversas características del MTD de
Solano y el proceso más amplio de transformación del sistema capitalis-
ta desde diferentes abordajes. El trabajo de campo en tres de los seis
barrios que integran el Movimiento (San Martín, Monteverde y Santa
Rosa) se complementó con análisis de diferentes medios gráficos y de
material fílmico (documental y ficción), así como también de diversas
producciones del propio MTD (escritas y gráficas).
El cuadernillo está organizado en dos secciones. La primera está com-
puesta por dos artículos que abordan, desde enfoques distintos, las
nuevas representaciones e imágenes sociales que se construyen acerca
del trabajo en el mundo contemporáneo. Ambos trabajan la dimensión
simbólica del trabajo y la producción actuales a partir de material fílmico
y de producciones artísticas de plásticos reconocidos y del propio MTD.
La segunda sección está integrada por tres artículos que tratan diferen-
tes aspectos de la organización interna, las concepciones y subjetivida-
des y el proyecto del movimiento. El primero de ellos aborda la cons-
trucción del discurso de los medios masivos de comunicación gráficos
sobre los «piqueteros» integrando esto con los discursos que el propio
MTD propone hacia los medios a través de sus órganos de prensa y de
diversas instancias de comunicación o información construidas desde
la organización. Los últimos dos trabajos analizan las concepciones
políticas que conviven en la propuesta y la práctica del MTD de Solano
y los proyectos de formación y educación popular que el movimiento
lleva adelante.
Esperamos que estas páginas sirvan para disparar debates y formular
nuevas preguntas que permitan profundizar, criticar y reelaborar las ideas
en ellas expresadas.
Pablo Vommaro, mayo 2004
10
1 Porque las imágenes son municiones,
CONSTRUYENDO su distribución y su impacto tienen
REALIDAD: LA las mismas velocidades que el impacto de una bala…1
CREACIÓN DE
IMÁGENES Retomando tiempo atrás la lectura de algunos ensayos de G.
COMO PRAXIS Simmel, redescubríamos en el afamado y exquisito Puente y
DE Puerta, una frase que resultó reveladora: «...somos a cada ins-
RESISTENCIA tante aquellos que separan lo ligado o ligan lo separado...» 2 Y,a
fin de cuentas, de esto se trata este ensayo: de observar cómo
Romina
Malagamba un colectivo de sujetos unen y desunen, iluminan y oscurecen,
significando y resignificando una serie de prácticas –discursivas
y extradiscursivas- a través de la producción de imágenes. Pro-
ducción, a partir de la cual, construyen realidad, construyen
nuevas formas de percepción y por lo tanto de apropiación.
El Movimiento de Trabajadores Desocupados Solano - des-
de ahora MTD-S- surge en 1997 en una parroquia de dicha
localidad cuando un grupo de desocupados sin techo se
instalan allí y, con el apoyo y asistencia del párroco Alberto
Spagnuolo, comienzan a organizarse. Empero, el movimiento
cobra fuerza a nivel local meses después, al ser desalojados
por la policía a pedido de la diócesis de Quilmes.
Sin lugar a dudas, podemos considerar al MTD-S como un
movimiento en términos de A. Badiou,3 en tanto que su ac-
cionar colectivo no está previsto ni regulado por el poder
dominante (se trata de una acción que siempre tiene algo de
imprevisible), al tiempo que propone un avance en términos
de mayor igualdad.
Se trata pues, de una organización que surge vinculada con
las profundas transformaciones en la estructura social y pro-
ductiva en la Argentina de los noventa4, y cuyo objetivo
último es lograr el ‘cambio social’. Anhelan una transforma-
ción fundamental en las formas de sociabilidad que restituya
a los desocupados no sólo la posibilidad laboral, el empleo,
sino también la dignidad. ¿Cómo aspiran a obtener el cambio
social? A partir de tres principios básicos que son: la
13 Título tomado de una sección del documento Trabajo, dignidad y cambio social,
realizado por el Movimiento de Trabajadores desocupados en la C.T.D. Aníbal Verón. El
MTD-S pertenecía a dicha corriente al momento de emitirse el documento; empero
actualmente se halla desvinculado de la misma.
14 Tal como lo reconoce un miembro del movimiento, durante un encuentro en el Centro
Cultural de la Cooperación en septiembre de 2003, ante la pregunta sobre por qué filmar:
«Yo, la idea de filmar, primero es que quiero hacer un documental del movimiento pero desde
adentro del movimiento, y no desde afuera. Para trabajarlo nosotros y para hacer
contrainformación, todo eso, como hicieron los compañeros de Indymedia el 26 [se refiere
al 26 de junio de 2002, a la represión durante el corte del Puente Pueyrredón], entendés, que
hay cosas que no mostraron los medios, que los compañeros de Indymedia sí mostraron.
Para eso más que nada».
14
to de la otredad, aparecen en acciones concretas 15. Prácticas que, a su
vez, remiten a una acción colectiva, a la solidaridad de todos. Tal como lo
resalta una leyenda debajo de un dibujo que pone en primer plano a Maxi
y Darío,16 secundado por piqueteros con banderas: «Nadie libera a nadie,
ni nadie se libera solo. Los hombres se liberan en comunión.» (P. Freire).
Con relación a lo expuesto, nuestra intención es rastrear, a partir de diversas
fuentes audiovisuales, algunos componentes que nos permitan visualizar
cómo las imágenes coadyuvan a construir una cartografía de sentido dife-
rente. Nos concentraremos en rescatar dos elementos fundamentalmente:
por un lado, la ‘reapropiación territorial’, cómo proponen una nueva forma
de vivir la ciudad; y por el otro los cambios en la percepción de la propia
subjetividad de los individuos, que se traduce en acciones colectivas con-
cretas. Indudablemente, no aspiramos a saldar estas cuestiones, sino que
nos enfocaremos en proporcionar algunas líneas de análisis e interpreta-
ción diferentes. En efecto, se trata de una selección absolutamente arbitra-
ria que se funda en nuestra mirada, y por ende, en nuestro deseo.
A lo largo del texto trabajaremos simultáneamente con tres tipos de fuen-
tes audiovisuales: fotografías, film documental y dibujos, que poseen la
peculiaridad y la riqueza de haber sido producidos por el propio grupo, o
por colaboradores cercanos al colectivo. La elección se vincula al hecho
que las imágenes generadas por el propio colectivo brindan la posibilidad
de una aproximación a la elaboración de un ‘autorrelato’, en el que emerge
su forma de percibirse y presentarse.
En cuanto a la circulación del material audiovisual, es importante destacar
que seleccionaremos aquellos que fueron producidos para circulación ex-
terna. Éste es un hecho a remarcar ya que la imagen varía según quién
constituya el destinatario: no es lo mismo lo que se produce y publica para
circulación interna que aquello orientado hacia el exterior. Como bien lo
rescata un extracto de una entrevista realizada a un miembro del MTD-S en
el Centro Cultural de la Cooperación (septiembre de 2003): «Para sacarlo [el
material] hacia afuera tiene que tener acuerdo de todos, de todo el colectivo,
y que sea la voz que represente, o la cosa que represente realmente al
movimiento. Porque yo puedo tener ideas muy locas de lo que quiero mos-
trar, que las tengo, pero si no coincide con el colectivo las tengo que sacar».
Sin embargo, cuando se menciona que apuestan a presentar al colectivo
al exterior, es preciso recordar que la circulación del periódico El Pikete 17
17 Interesante es observar que, debajo del título de El Pikete aparece la leyenda periódico
del movimiento de trabajadores desocupados ‘Solano’. [subrayado nuestro].El hecho que
diga periódico –en vez de gacetilla, panfleto, folleto u otra denominación- es significativa por
que implica en sí una ‘competencia’, una aspiración de equiparación con los mass-media.
Buscan proponer algo alternativo pero dentro del mismo rubro: periódico que brinda
información sobre ‘la realidad’.
18 A la pregunta acerca de cuáles son las funciones del área de prensa, uno de los integrantes
comentó: «Bueno, que se yo. Hacer lo de los Piketes, charlar con compañeros, y sacar
informaciones que por ahí no sacan los medios, cuando hay algún plan de lucha recibir a los
medios…después que más…bueno, buscar información, armar carpetas, informaciones de
todo, poner al día con la información a los compañeros, al día que viene pensando el enemigo,
qué se yo, esas cosas…» Extracto de una entrevista realizada a un miembro del MTD-S,
durante un encuentro en el Centro Cultural de la Cooperación. Septiembre de 2003.
16
pre es armado y por ende ficción. Es preciso hacer hincapié en este
aspecto fundamentalmente en el caso del documental que, a diferencia
del film de ficción, presenta una relación diferente con ‘la realidad’,
puesto que aspira a una cierta legitimidad proporcionada por su su-
puesto tratamiento objetivo de los hechos. No obstante la pretendida
distancia con la ficción, el documental también está sometido a una
cierto ‘guión’, a una cierta secuencia de imágenes -controladas por el
camarógrafo, el director y re-controladas en el proceso de edición- que,
combinadas con otros elementos –como la música y los relatos-
coadyuvan a construir una determinada visión de la realidad.
En cuanto a los dibujos, publicados en El Pikete, quizá uno de los
aspectos más ricos se halla en su ‘plasticidad’. Son susceptibles a cier-
tas variaciones (como lo son las desproporciones en las figuras) que se
filtran en la composición de dichos trabajos y que resultan fundamenta-
les para poder captar la perspectiva, la visión del colectivo, permitién-
doles asociar ciertos elementos y disociar otros. Todo ello gracias a una
supuesta ficción-mentira.
A partir de lo antedicho podemos avizorar cómo se perfila una ruptura
de la división topográfica de observar y ser observado. Al crear sus
propias imágenes acerca de sus actividades, el colectivo reclama para sí
el poder de nominación, el poder dejar de ser sujetos de observación
para convertirse en sujetos observadores, oponiendo a la visión oficial
‘desde arriba’, la visión ‘desde abajo’. Reclaman para sí la posibilidad
de estructurar el campo visual; puesto que, al ofrecer sus producciones,
no sólo tratan temáticas específicas, sino que también proponen una
estructura narrativa disímil.
Una nueva forma de ‘habitar la ciudad’:
territorialidad y piquete
Al recuperar la capacidad de expresión y de acción, el MTD-S se ve
posibilitado de realizar una reapropiación diferente del espacio urbano.
Se trata, frente a la visión simplista de los medios de comunicación que
acotan la actividad del colectivo sólo al piquete, que a su vez es reduci-
do a una mera ‘violación al libre derecho de circulación’, de proponer
una perspectiva que complejice la vinculación entre el movimiento y el
territorio a través de las producciones audiovisuales.
Primeramente, a lo largo de los documentos, se torna evidente la gran
cantidad de imágenes que tienen como soporte físico el barrio, ponien-
do el acento en las prácticas cotidianas que se desarrollan en el ámbito
local. Hay una valoración fundamental del hacer mediante una
reapropiación –entre otras cosas- del barrio. Lugar geográfico desvalo-
rizado desde la óptica del capitalismo globalizado que, siguiendo a
Bauman19, valora la movilidad en tanto que la localidad queda reducida
27 Curioso es observar las veredas desiertas y a la gente caminado por la calle. Ofrece un
contraste nítido y fuerte.
28 Extracto de: El derecho a existir Dossier, Marcha. Agosto de 2002.
29 Ironía de un ‘espacio verde’, abierto pero cercado, cerrado. Hecho que se encuentra en
consonancia con el fenómeno antes descrito de especialización yguettificación de la ciudad,
por el cual ciertos lugares públicos tienden a desaparecer en tanto constituyen un estorbo
al proceso de homogenización.
30 Marcuse, Peter. «‘No caos, pero muros’: Posmodernismo y la ciudad fraccionada». En
Postmodern Cities and Spaces. S. Watson and K. Gibson.1995. Blackwell. Pp.248.
20
Por otra parte, mientras los medios de comunicación sólo centran su mirar
en el corte de ruta, éste implica un proceso mucho más extenso. Como
bien aparece en las secuencias del film, para llegar al piquete deben ocurrir
ciertos sucesos que comienzan con la reunión de la asamblea y la defini-
ción de la problemática31, que es seguida por la propuesta del modo de
lucha que se considere más apropiado. En caso de que la asamblea decida
el piquete -por medio de la democracia directa-, se resuelve el día, el lugar,
se organizan las diferentes áreas -como prensa, seguridad, entre otras- y
recién ahí se realiza el corte. Por lo que el piquete no es un fin en sí mismo,
sino el resultado de extenso desarrollo previo.
A lo largo de las producciones audiovisuales, hay un esfuerzo por recu-
perar al piquete como una práctica que, contraria al aspecto violento y
perturbado del ‘normal desarrollo de la vida cotidiana’, resulta para ellos
un momento festivo, libertario. De hecho, puede ser considerado como
uno de los momentos donde el ser piquetero aparece más nítido, donde
el grupo supera a la individualidad, donde son todos iguales, por lo que
no hay nombres sino consignas comunes. Posee un gran poder inclusi-
vo, en una sociedad altamente excluyente: participan todos los sujetos
que lo desean sin importar género, edad, trayectoria social, para confor-
mar un todo común. Justamente, a lo largo del material audiovisual,
podemos observar de qué modo en vez de aparecer nombres, existen
consignas – dignidad, trabajo y cambio social - y si aparecen
individualidades, como las figuras del Che o de Maxi y Darío, no lo
hacen en virtud de su singularidad, sino por lo que representan. Ellos se
han convertido en un lema más que en personas, en referentes más que
en singularidades, son ellos pero son todos.
Fue a partir de pensar cuál sería el valor de la práctica ‘piquetera’, ade-
más de constituir una herramienta de lucha innegable, que nos atrevi-
mos a establecer un parangón entre algunos elementos del piquete y
otros del ritual católico de la misa, en tanto que constituyen el momento
donde el ser cristiano-ser piquetero se asoma con mayor claridad. Am-
bos son aspectos extraordinarios en la vida de los sujetos, que se desa-
rrollan en un espacio y tiempo pautado con antelación. Es un momento
de alegría, de comunión, donde todos son el rebaño de Dios, donde
todos son piqueteros. Se comparte la carne de Cristo (la hostia), se
comparte la carne del pueblo (la olla popular).
Empero hay un gran contraste radicado en que, a diferencia de la misa
organizada por la Iglesia en la cual los sujetos son ‘asistentes’, la organiza-
ción del piquete es colectiva, siendo los sujetos feligreses y párrocos simul-
táneamente. Así, se los ve peregrinar hacia el piquete, en el documental,
unidos tras una misma consigna, unidos por una identidad común.
Finalmente, lo interesante de las imágenes es que nos incitan a
replantearnos diferentes aspectos, entre lo cuales podríamos situar el
29
2. IMÁGENES Introducción:
DEL TRABAJO En el presente trabajo serán analizados los cambios ocurri-
Nuria Bril y dos en el modo de producción capitalista y en la forma del
Valeria Galván estado a partir de los años 70, período que hemos denomina-
do «posfordismo», haciendo especial hincapié en la década
del ‘90. Tomaremos para ello las dimensiones espacio-tem-
porales en las que se desarrolla el trabajador en el «mundo
del trabajo». Con este fin, fueron seleccionados 3 films de
diversos países que servirán de fuente para dicho análisis, y
que se pondrán en relación con las fuentes bibliográficas
que constituyen el soporte teórico de este trabajo.
En esta primera parte será definido el marco teórico-concep-
tual a utilizar. Con el objetivo de realizar, posteriormente, el
análisis de las siguientes fuentes fílmicas: «Riff-Raff» (In-
glaterra, 1991), «El empleo del tiempo» (Francia, 2001) y
«Mundo Grúa» (Argentina, 1999).
Denominamos posfordismo al actual modelo de acumulación
capitalista, el cual se corresponde, a su vez, con una forma
determinada que adquiere el estado a partir de la década del 70.
En primer lugar, el posfordismo es la manera en que se regula
la producción a partir de la crisis del modo de organización
fordista. Este último se caracterizaba por formas específicas
de administración del tiempo y del lugar del trabajo. En este
sentido, la fábrica fordista elaboraba grandes volúmenes de
producción rigurosamente idénticos, y para ello los trabaja-
dores desempeñan tareas que se repiten en el tiempo y se
desarrollan en el mismo lugar de trabajo.1
Asimismo, en la empresa fordista, el denominado «mundo
del trabajo» se desenvuelve dentro de la fábrica misma, es
decir desde el lugar de producción, razón por la cual, el modo
en que es controlado el trabajador, es constante, aunque
externo. En esta misma línea, el control de calidad de la pro-
ducción es realizado por técnicos especializados que super-
visan lo fabricado hasta el momento. Algunos autores sos-
tienen que en la fábrica fordista el trabajador es permanente-
mente vigilado, mientras que en la empresa posfordista se
despliegan mecanismos de control de otro tipo.
Ahora bien, a partir de la crisis del modo de organización de
la producción desarrollado en Estados Unidos por Henry
Ford 2, aparece como respuesta un nuevo paradigma produc-
tivo desarrollado en Japón por Ohno -entre otros- también
3 Al respecto, se pueden consultar las obras de autores tales como, Monterde, Ferro,
Nichols y Sorlin, entre otros.
4 Ver Ferro, Marc: Historia contemporánea y cine. Colección Ariel Historia. Ariel.
Barcelona. 2000.
5 Sus films, generalmente, cargados de dramas íntimos, presentados de modo tal que
iluminan la política de la vida diaria y embebidos de un profundo contenido militante, lo
destinaron, en numerosas oportunidades durante la era Thatcher, a la censura.
32
se encuentra con otros pares, quienes sufren las mismas vicisitudes que
él; vicisitudes que el lugar que ocupan en el nuevo mundo del trabajo les
ha hecho padecer a todos ellos. Los espacios que definen el ambiente de
trabajo son sórdidos y despojados de sentido, así como también los luga-
res donde habitan. La casa que ocupa de manera ilegal Stevie, con el fin de
no seguir pasando noches a la intemperie, es también un lugar vacío de
sentido, frío, sucio y derruido, que aún conserva los servicios de luz y
gas, anteriormente proporcionados por el Estado. Los dramas de los nue-
vos sectores trabajadores, están descriptos de una manera real y cruda.
En oposición a todo carácter pasivo, el protagonista es un hombre vital y
pragmático quien, a pesar de conservar sus sueños (ser vendedor de ropa
interior masculina), sabe que tiene que trabajar para sobrevivir. En este
sentido, su personaje es contrastado con el rol de Susan, su pareja.
Loach toma del «teatro de la clase obrera» la idea de que el drama no es
exclusivo de las clases medias, sino que también puede provenir de la
gente de trabajo ordinaria. Este punto es claramente expresado en una
de las escenas del film, cuando Susan le cuenta a Stevie que se deprime
seguido, confesión a la cual Stevie -quien muestra constantemente una
personalidad pragmática que le permite vivir en las más duras circuns-
tancias- responde que la depresión es para las clases medias, ellos de-
ben trabajar. Sin embargo Susan insiste: «Yo si me deprimo».
El «realismo» de los avatares -personales y sociales- a los cuales los
sectores caracterizados en «Riff-Raff» se enfrentan, subyace al discur-
so de todo el film. Esta presencia está fuertemente asegurada por dos
factores principales. En primer lugar, el guión ha sido escrito por Bill
Jesse, quien con gran sentido del humor construyó un relato basado en
su propia experiencia como trabajador en los espacios despojados del
mundo de la construcción. En segunda instancia, los actores, con ex-
cepción de tres de los protagonistas, son, efectivamente, trabajadores
de la construcción que han quedado cesantes luego de llevadas a cabo
las políticas neoliberales del período conservador de Thatcher, es decir
que, representan un rol harto conocido para ellos.
«Riff-Raff», realizado durante el interregno neoconservador del Primer
Ministro Major, intenta dar cuenta de las heridas que el gobierno de
Margaret Thatcher (1979-1990) ha dejado en la sociedad inglesa, princi-
palmente, en los sectores populares. Junto con el ocaso del modelo de
regulación de la producción fordista, el sector privado de bienes de
capital, comenzaba a encontrar crecientes inconvenientes para valorizar
el capital invertido en la producción6. Sin embargo, esta preocupación
del sector privado encontró rápidamente una respuesta. Al comienzo de
la década del ochenta, se imponía la necesidad de que «El Estado se
pusiera al servicio de la ‘competitividad’ de las empresas, aceptando la
supremacía de las ‘leyes del mercado’.» 7
7 Gorz, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Paidós. Buenos Aires. 2003. p.22.
8 Ver Gorz, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Paidós. Buenos Aires. 2003.
9 Debido a que, los trabajadores sufrieron durante la década del ochenta, una gran pérdida
de su capacidad de negociación colectiva.
10 Lucha de clases.
34
La nueva forma de organización del trabajo, sistematizada teóricamente
por Ohno -entre otros- es denominada «producción flexible». El toyotismo
se caracteriza por una radicalización de los objetivos productivos ideados
por Henry Ford; sin embargo los mecanismos implementados guardan
enormes distancias con aquellos propios de la fábrica fordista11. La flexi-
bilidad productiva se traduce en la flexibilidad de los agentes producti-
vos, es decir del trabajador directo. Las implicancias de esta última afirma-
ción son diversas para el trabajador. Entre otras podemos enumerar el
abandono de la especialización por la «polivalencia». Es decir, el trabaja-
dor debe ser capaz de cumplir variadas funciones que recorren un ángulo
muy amplio (desde fabricante manual hasta empresario). Asimismo, la
polivalencia del trabajador debe ser complementada con la absoluta
flexibilización de sus tiempos12. El trabajo continuo dejó de ser «rentable»
en términos del capital, ya que lo ideal es que un tiempo de trabajo discon-
tinuo sea articulado a las necesidades de la demanda de la sociedad. Solo
nos queda por agregar que el paradigma posfordista no se reduce a la
organización al interior de fábricas o empresas líderes como Toyota. Se-
gún explica Gorz, empresas como Toyota, es decir empresas que manifies-
tan en su más puro estado las características principales del modelo de
organización posfordista, sólo son el último eslabón de una cadena de
montaje, construida topológicamente según una pirámide, cuya cima está
representada por estas empresas de montaje final. Las empresas o fábri-
cas que le siguen a la cima son las empresas subcontratistas, las cuales,
cuanto más lejos de la cima se encuentren, con mayor fidelidad reprodu-
cirán, bajo el posfordismo, condiciones de producción fordista.
En Riff-Raff nos encontramos, como eje narrativo principal del film, fren-
te a la problemática siguiente: ¿qué significa la existencia de empresas
subcontratistas para los trabajadores? En este punto, debemos distin-
guir dos tipos de asalariados, con características muy diferentes entre
sí: los permanentes y los externos, también conocidos como, «contrata-
dos» o «trabajadores temporarios»13. Stevie es un trabajador temporario,
como él mismo se define en su primer encuentro con Susan. La frase que
sigue a esta presentación es: «este trabajo es sólo temporario... es sólo
basura». Por «basura», en este contexto, podemos entender, no estar
cubierto por el derecho laboral, carecer de seguro social, trabajar en
condiciones precarias, en un ambiente de trabajo hostil, ser maltratado
y vejado por los contratistas, etc. Efectivamente, es éste el tipo de traba-
jo que desempeña Stevie, el «trabajo basura». Las escenas de la obra en
construcción -lugar de trabajo- muestran una gran descoordinación (al
contrario de cómo sucede en la organización toyotista). Esto se debe a
11 Algunos teóricos – Coriat, entre otros- describen estos mecanismos como la lógica
fordista invertida, es decir, como un «pensar al revés» de cómo pensaba el fordismo.
12 Es decir, el tiempo subjetivamente vivido queda relegado a los tiempos de la producción
que son tan variables como (y de hecho, según) las fluctuaciones del mercado.
13 Ver Gorz, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Paidós. Buenos Aires. 2003.
35
que los trabajadores temporarios no sólo no están amparados por el
derecho laboral sino que, además, no reciben capacitación de ningún
tipo. Son trabajadores pero nadie los percibe como tales. «Riff- Raff»
significa en español «gentuza», «chusma». Es que, efectivamente, los
protagonistas del film, se ubican dentro de esta clase de gente: no son
«obreros de la construcción», son «trabajadores temporarios», es decir,
«gentuza». En este sentido, la relación que tienen con su empleador es
presentada en «Riff- Raff» a través de varias escenas como, por ejemplo,
cuando Stevie y sus compañeros son contratados, el contratista, a tra-
vés de un pésimo trato, les aclara que ellos no gozan de ningún derecho
y que sólo serán contratados con el fin de que no sigan cobrando el
seguro de desempleo.
Por otra parte, el director interrumpe, en varias oportunidades, el plano
narrativo para introducir ciertos elementos cuya función es simbólica,
pero cuya reiteración le agrega el carácter retórico -es decir que busca
guardar en la memoria del espectador ciertas asociaciones-14. Estas figu-
ras son las ratas -en el plano de las imágenes- y en lo discursivo, la
prohibición de orinar en el piso -esta última es enfatizada, hacia el final del
film, a través de la modificación de su formato: pasa de lo meramente
discursivo al orden de la imagen (cartel). La figura de las ratas tiene el
objetivo de transmitir al espectador la suciedad y el abandono que reinan
en el lugar de trabajo de Stevie y los otros trabajadores. La figura de la
prohibición de orinar, es, a diferencia de la anterior, más dinámica ya que
indica15 la opresión, cada vez más insoportable, que los trabajadores tie-
nen que padecer. Concluyendo su representatividad, sólo unos minutos
antes del desenlace, con una inscripción a mano que, cruzando el mensaje
de la prohibición de orinar, permite leerse: «piss off» 16. Esta muestra de
rebeldía y hartazgo se condice, asimismo, con el final: debido a las terri-
bles condiciones de trabajo que estos trabajadores temporarios soportan,
uno de ellos sufre un accidente y cae desde un andamio. Luego del des-
pido de dos amigos y de serios problemas personales con su pareja, aquel
hecho provocó en Stevie una reacción de ira y resentimiento tal que lo
lleva a regresar de noche a la obra en construcción e incendiarla con el
empleador dentro. El film concluye con una gran satisfacción de parte de
Stevie. Sin embargo, las ratas sobreviven al incendio.
El empleo del tiempo
«El empleo del tiempo» es un film de origen francés, realizado en el año
2001. Su director, Laurent Cantet, desde sus comienzos se caracterizó por
orientar su obra hacia la problematización del mundo del trabajo. Este es el
14 Ver Marrone, Irene: «Historia del documental fílmico en Argentina: Filmes documen-
tales de propaganda política: un caso, `La obra del gobierno radical, 1928´». Publicado en
VII Jornadas Interescuelas, Departamento de Historia.
15 A través del pasaje del discurso a la imagen.
16 La traducción de esta expresión vulgar podría asemejarse a la expresión en español «andá
a cagar»; sin embargo, literalmente significa: «méate a ti mismo».
36
caso de su primer film «Recursos Humanos». A pesar de que este último
se acerca notablemente al realismo social de «Riff-Raff», «El empleo del
tiempo» se enmarca en otro tipo de tradición. El film relata la historia de un
hombre común, que en su vida ordinaria experimenta el conflicto que se
transforma gradualmente en horror y espanto17. El componente dramático
de este film atraviesa todo el relato, al mismo tiempo que reviste caracte-
rísticas singulares; es decir, el drama está dado por la forma particular que
el trabajo adopta en la vida de un sujeto. La reflexión sobre la vida de un
hombre común dentro del nuevo mundo del trabajo, se transforma, poco
a poco en algo oscuro y siniestro que evoluciona hasta un punto máximo
de tensión y se descomprime a través de un final desmoralizador.
«El empleo del tiempo» es -según las palabras de su director- la respues-
ta a la pregunta que cierra el film «Recursos Humanos»: «¿y tú cuándo
te vas?». Vincent es un hombre de la clase empresarial francesa, casado
y con tres hijos, que es expulsado del mercado laboral, por característi-
cas de su personalidad, las cuales surgen, a su vez, como síntomas
mismos de las exigencias que el empleo le demanda: apatía, desinterés,
irresponsabilidad, ansias de escapar. Cuando es despedido, Vincent
decide huir de ese mundo a través del emplazamiento de una vida secre-
ta y paralela que mantiene en las sombras para su familia. El secreto y la
mentira constituyen un precio demasiado alto. Pero Vincent no duda en
pagarlo para obtener su libertad. Sin embargo, la misma sólo existe du-
rante el corto lapso que vive la mentira. Finalmente, las presiones fami-
liares y sociales que debe soportar lo empujan, nuevamente, hacia un
empleo estable, de alta responsabilidad, que lo reabsorberá ya no como
empleado, sino como persona. Esto nos hace reflexionar acerca de una
cuestión: ¿en que consiste y a qué se debe la subsunción de la persona,
como persona y no como trabajador, a la empresa? Antes de responder
a esta pregunta, veamos como surge este proceso.
La reducción de la fábrica fordista a la «fábrica mínima»18 toyotista, fue
uno de los primeros y más importantes pasos en la escala de reformas
posfordistas. La fábrica, de esta manera, quedaba limitada a los efectivos
(máquinas y personal) justos y necesarios para cubrir la demanda diaria o
semanal. Esto, a su vez, permitiría ejercer el control continuo y directo
solo a través de la mirada. La fábrica mínima y el método de control que de
ella se deriva determinan el nacimiento de una nueva unidad de produc-
ción flexible y delgada, la cual, luego de un proceso de importación de
métodos y conceptos de otras ramas -en general de los servicios-, logrará
una productividad mayor que la fábrica fordista. Uno de los métodos
17 Al respecto, el director afirma, «...me parece importante que las películas políticas no
sean simplemente de una tendencia, es decir, militantes... Por eso me parece bien meterle un
poco de suspenso, de drama.» (entrevista realizada a Cantet por Alejandra Sánchez, en
ocasión del Festival de Cine Francés en Bogotá).
18 Ver Coriat, Benjamín: Pensar al revés. Trabajo y organización en la empresa japonesa.
Siglo XXI Editores, Madrid, 1991.
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importados, es el kan-ban, el cual, a su vez, dará origen a uno de los pilares
de la producción toyotista: el «just in time». A partir de una innovación en
la administración de existencias, la cual consistía en que el pedido de los
productos de reemplazo se hacía a partir de los productos ya vendidos, se
adoptó en el sector productivo la producción a pedido de la demanda.
Según el teórico del toyotismo, Ohno, «Lo ideal sería producir justo lo
necesario y hacerlo justo a tiempo».19
Esto se transformó en uno de los principios fundamentales de este tipo
de producción, principio a partir del cual se crearon nuevos métodos.
Principios y métodos del ohnismo, fueron, con el tiempo, adoptados por
otras fábricas y por otras ramas de la producción y de los servicios.
Hoy en día, la empresa, unidad económica principal gracias a la hegemo-
nía del capital financiero, se rige, asimismo, de acuerdo a estos fundamen-
tos. En el posfordismo, la flexibilización de los tiempos de trabajo (entre
tantos nuevos métodos de flexibilización) en función de la demanda del
mercado ha terminado con la tediosa rutina, propia de la producción
fordista. Sin embargo, como sostiene Sennett, «La rutina puede degradar,
pero también puede proteger; puede descomponer el trabajo, pero tam-
bién componer una vida.» 20
En este sentido, nos preguntamos ¿qué implicancias tiene para las estruc-
turas del individuo la desaparición de la rutina? La muerte de la rutina por
la flexibilidad permite la entrada, a su vez, de otro tipo de problemas que se
alejan del monótono mecanicismo fordista. Estos son, las nuevas estruc-
turas de poder y de control que mutan, de modo tal, que reproducen las
condiciones que impiden la liberación. Según Sennett, la especialización
flexible, la reinvención discontinua de las instituciones y la concentración
de poder a través de su descentralización, son los tres elementos princi-
pales de las formas de flexibilidad que adopta el sistema de poder propio
de las sociedades posfordistas. Esos tres elementos de la flexibilidad, son
amalgamados, a su vez, por la organización del tiempo en el lugar de
trabajo, es decir, a través del llamado «horario flexible»21. El horario flexi-
ble implica la personalización de los horarios de la jornada de trabajo, los
empleados pueden cumplir su jornada semanal en cuatro días o en siete,
pueden elegir en qué horarios asistir a la oficina y pueden trabajar desde
sus casas. Sin embargo, la apariencia de mayor libertad -de la cual solo
pueden gozar los empleados privilegiados- se traduce en un cambio en la
forma de ejercicio del control. Al respecto, Sennet sostiene que los con-
troles para los empleados que no trabajan en la oficina son, aún, mayores.
Esto se debe a que los empleadores no quieren perder el control de los
trabajadores no presentes en la empresa y temen el abuso de libertad de
éstos, «Un trabajador o una trabajadora con horario flexible controla la
22 Sennett, Richard: La corrosión del carácter, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000. P. 61.
23 Gorz, André. Miserias del presente, riquezas de lo posible. Paidós. Buenos Aires. 2003.
P. 47.
39
recuperarlos y se escapa, pero en el camino pierde lo único que lo defi-
nía como sujeto -su lazo con la empresa- y esto lo lleva a sostener la
mentira de seguir perteneciendo a ese mundo que lo oprime, mientras
que, lejos del control social, intenta disfrutar de ese tiempo recuperado.
Los rasgos de carácter que demandan las nuevas formas de capitalismo
(seguridad ante la fragmentación, capacidad de desprendimiento) reper-
cuten de forma autodestructiva en los trabajadores más corrientes, co-
rroyendo su carácter. 24 La corrosión ya ha pasado por sobre el carácter
de Vincent. Sus comportamientos, parecen estar dirigidos por un ser
que no es plenamente conciente de lo que hace: solo tiene un único
objetivo: ganar tiempo; ganar tiempo para sí mismo. Con tal de conser-
var esa libertad ganada de forma no convencional, Vincent comienza a
estafar a sus conocidos, se desliga, cínicamente, de sus responsabilida-
des familiares y termina ingresando al negocio del contrabando. Esto
hace que empiece a germinar en él un sentimiento de culpa que lo lleva
a la crisis nerviosa, simultánea al total develamiento de su mentira. Su
familia, resentida, no lo entiende; su hijo no quiere perdonar el engaño,
pero entonces Vincent, abatido completamente, le dice: «¿No me ocupé
de ustedes? Si... es eso. Me tomó tiempo... ¿Crees que es tan simple?» Y,
de hecho, no lo es, porque luego del estallido, Vincent es vencido. Vuel-
ve a la empresa y en la entrevista de trabajo su empleador le recuerda:
«Esto requiere una gran inversión de su parte.» Y, de este modo, Vincent
regresa al mundo del trabajo.
Mundo Grúa
«Mundo grúa» es un film de ficción realizado en el año 1999 por Pablo
Trapero, un joven cineasta de origen argentino. Trapero eligió filmar la
película en blanco y negro, lo cual la torna excesivamente gris. Este film
se enmarca dentro del nuevo realismo social25. Como en la mayoría de
estos films, los personajes principales no son actores profesionales. La
mayor parte de los escenarios son harto conocidas por cualquier habi-
tante de la ciudad de Buenos Aires o del Gran Buenos Aires, y se pue-
den identificar fácilmente, esto se debe a que cada escena transcurre en
un barrio cualquiera y el lenguaje utilizado es sumamente cotidiano. En
síntesis, este film construye un relato de la forma de vida, las costum-
bres y los lugares de los sectores populares, aquellos que se han visto
empobrecidos en los últimos años.
El film se inicia en la puerta de una obra en construcción donde «Rulo»
-quien fuera un gran bajista en los años 70, popularizando el tema «Paco
Camorra» con su grupo juvenil llamado «Séptimo Regimiento»- está
esperando a su amigo Torres, quien le consiguió un nuevo trabajo, uno
de los tantos trabajos que «Rulo» iniciará. Cuando Torres lo presenta a
24 Ver Sennett, Richard: La corrosión del carácter, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000.
25 En este tipo de films, dentro del marco de la producción nacional, podemos encontrar
películas como «Pizza, birra y faso» o «Bolivia», entre otras.
40
otros compañeros de la construcción dice «va a laburar con nosotros,
está aprendiendo». «Rulo» siempre está aprendiendo algo, una nueva
forma de ganarse la vida, de «rebuscársela». El trabajo con las grúas
será una nueva «changa» en su vida.
El film se desarrolla en los años 90, luego de que las políticas impulsadas
por Carlos Menem y la localización del modelo posfordista comiencen a
mostrar sus efectos más nefastos. Sin bien estas políticas económicas y
sociales son el resultado de un proceso iniciado en la década del 70 con
la sangrienta dictadura militar, el punto culminante donde se cristalizan
las consecuencias de este modelo antipopular es, precisamente, el pe-
ríodo en el cual transcurre la historia de «Rulo»: la década del ‘90
A partir de marzo de 1976 se desarticula el modo de industrialización por
sustitución de importaciones -vigente en nuestro país desde los años 30-
comenzando un período lento, pero incesante de desindustrialización, de
apertura económica y de valorización financiera -en reemplazo de la valo-
rización industrial-. Luego de reestablecido el sistema democrático en el
año 1983, se recuperan libertades y derechos eliminados en la década
anterior, pero el panorama en cuanto a política económica no se modificó
sustantivamente. Si bien estos temas merecen un mayor desarrollo por su
complejidad y por la ruptura que significó con el pasado inmediato, en el
presente trabajo nos centraremos en los años 90, momento en que se
intensifican las políticas económicas iniciadas en la dictadura, al mismo
tiempo que se implementa el modelo posfordista a nivel local.
Dentro del gran paquete de reformas estructurales implementadas en el
gobierno de Menem, las privatizaciones de empresas y servicios públi-
cos son un punto de quiebre y de recomposición del Estado, lo que dará
como resultado una modificación radical en las funciones estatales, en
tanto se mercantilizan servicios otrora entendidos como básicos y fuera
de cualquier lógica económica.
La Ley de Convertibilidad de 1991 establece un tipo de cambio fijo entre
el peso y el dólar, cuyo objetivo era contener los altos índices de infla-
ción. Esta ley implica que la moneda nacional se encuentra «atada» al
dólar estadounidense. Si bien efectivamente la Ley de Convertibilidad
ha permitido salir de los procesos hiperinflacionarios anteriores, reducir
el déficit fiscal, alentar la entrada de capitales y la inversión, también
posee efectos negativos para los sectores más amplios de la sociedad.
La vida de «Rulo» transcurre a la sombra de estos procesos económi-
cos, políticos, sociales y culturales, pero ¿cómo afectan estos cambios
su vida laboral? El derrumbe del sector industrial y la política de
privatizaciones de empresas públicas tienen su efecto más aniquilador
sobre el sector obrero. En primer lugar, las privatizadas no han reabsorbido
a la mano de obra ocupada antes de producido el traspaso del sector
estatal. En segundo lugar -y quizás más obvio que el primero- los obre-
ros industriales han pasado a engrosar las filas de desocupados pro-
ducto de la valorización financiera y la liberalización comercial (que im-
plicó la quiebra y achicamiento de plantas del sector fabril).
41
Si bien durante los primeros años los sectores medios y populares se
vieron beneficiados por aquellas políticas, aumentando su capacidad de
consumo -como consecuencia del control de la inflación- esto no perdu-
ró en el tiempo.A partir de mediados de la década de los 90, el índice de
desempleo ascendió al 18% de la población económicamente activa.
Asimismo, si bien el mercado de trabajo se vio fuertemente reducido por
las mencionadas cuestiones, éstas no fueron las únicas.
Como resultado de la implementación de medidas posfordistas, las gran-
des firmas oligopólicas, aumentaron la productividad por empleado y
también la tasa de actividad, al mismo tiempo que contribuyeron al achi-
camiento y precarización del mercado laboral. Las políticas de
«racionalización» y «flexibilización laboral», la terciarización del merca-
do de trabajo, el aumento de la tasa de explotación por empleado y el
disciplinamiento social que produce la desocupación, son las conse-
cuencias directas de los cambios producidos en la década. Asimismo,
los efectos indirectos de estas políticas son la pobreza, la marginalidad
y la exclusión social.
Ahora bien, en relación con esta situación general del país, la trayectoria
laboral de «Rulo» es precaria. De hecho, él mismo comenta que antes de
su nuevo trabajo con la grúa, «arreglaba camiones, vendía repuestos…
changas, siempre changas». Esto nos hace reflexionar acerca del origen
real de la inestabilidad laboral de «Rulo». Sin embargo, son sus últimos
años aquellos signados de trabajos temporales, independientes y sin
seguridad como trabajador. En este sentido, el film tiene un punto de
inicio preciso: allí donde «Rulo» emprende un nuevo proyecto laboral.
Sin embargo, también es posible pensar que ese comienzo del relato es
arbitrario, ya que no indica el comienzo de nada, sino más bien, la conti-
nuidad de su inestabilidad laboral, es decir, no existe un claro momento
de ruptura con el pasado en la vida del personaje. Parecería ser que la
historia es un recorte cualquiera en la trayectoria laboral de «Rulo», así
como también lo indica el final de la narración.
El «mundo del trabajo» en el cual se desarrollan los otros personajes es
similar. Adriana, la quiosquera, que comienza un romance con «Rulo»,
vende poco, y solo «sobrevive» con su negocio. El hijo de «Rulo»,
Claudio, también a su modo, vive los avatares de conseguir su primer
trabajo. Si bien esta problemática no esta desarrollada con profundidad
en el film, se puede inferir de ella que la nueva composición del mercado
laboral no solo restringe el ingreso de nuevos trabajadores, sino que lo
impide, tanto para los jóvenes en busca de su primer empleo, como para
los que, como «Rulo», no pueden establecerse dentro de este «mundo
del trabajo» cada vez más reducido.
Luego de que «Rulo» se somete a los exámenes médicos para ingresar
formalmente a trabajar como operador de una grúa, continúa practican-
do, es decir, aprendiendo este nuevo oficio, mientras tanto llegan los
resultados de aquellos exámenes. Pero «Rulo» tiene un problema: tiene
panza. Los resultados no son favorables para él, la ART (Aseguradora
42
de Riesgos del Trabajo) no lo autoriza para ese trabajo. «¿Pero que se
piensan, qué uno es boludo? ¿Cómo es la cosa?». Son estas las pala-
bras que utiliza «Rulo» luego de haber trabajado durante dos meses
hasta que la ART no lo quiere asegurar. Bajo el imperio del posfordismo,
es el capital financiero -representado, aquí, por la aseguradora de ries-
gos de trabajo- el elemento económico que detenta la potestad de deci-
sión última acerca de quién y bajo qué circunstancias está capacitado a
ingresar al mercado laboral. La pericia y el oficio del trabajador, ya no
bastan por sí solos. Lo definitorio se sitúa, ahora, en un nivel superior:
el «mundo de las finanzas». Por este motivo, «Rulo» emprende un nue-
vo proyecto laboral. Decide viajar al sur, a instancias de su amigo To-
rres, para desempeñar un trabajo, también con grúas. En el sur conoce a
su patrón, quien le presenta a sus compañeros y le enseña el lugar
donde va a dormir, una habitación común, considerada por todos como
el «hogar» de los obreros. En fin, «Rulo» no se puede quejar, tiene
trabajo y aunque a veces no les llegue la comida, peor es ser un desocu-
pado. Con este nuevo mapa de la situación laboral, «Rulo» recibe la
visita de Torres y otro amigo, que enterados de que él y sus compañeros
no reciben la vianda diaria, le dicen: «Dejate de joder… estás
laburando». Por supuesto, por qué quejarse si ahora «Rulo» no es más
un desocupado, trabaja, por fin alguien lo explota…
Sin embargo, el descontento general empieza a hacer ebullición cuando
el retraso de las viandas de comida se consolida. «Se fue todo al diablo»
le dice «Rulo» a su hijo en una de las comunicaciones telefónicas. El
protagonista, de esta manera, toma la decisión de regresar a su ciudad.
Un camión lo transporta desde el sur hasta Buenos Aires, donde «Rulo»
deberá volver a comenzar.
El final de la película bien podría ser el inicio de otra que tenga como figura
central la historia de «Rulo» o de cualquier otro de los tantos desocupa-
dos y trabajadores «informales» que ha expulsado el nuevo modo de
organización capitalista, en coordinación con un nuevo Estado.
En este sentido, y para concluir, queremos enfatizar que durante los años
90 las circunstancias que el trabajador ha debido sobrellevar para seguir
subsistiendo y los altos índices de desempleo que se intensificaron en la
segunda mitad de la década, fueron posibles gracias a las políticas estata-
les adoptadas -en concordancia con la mundialización financiera y el nue-
vo modelo de acumulación- en detrimento de los intereses de amplios
sectores de la sociedad argentina. Al regreso, «Rulo» se enfrentará con
algunas posibilidades, o pasará a engrosar la fila de desocupados, o, tal
vez, comience a cobrar los $150 que ofrece el Estado a modo de seguro de
desempleo- a cambio de alguna mínima prestación laboral-, o, por último,
solo si es lo suficientemente afortunado, a los cincuenta años, conseguirá
algún laburito y vuelva a empezar...
43
Conclusión:
A partir de los films analizados hemos podido observar las generalidades
del nuevo modelo de acumulación capitalista: el posfordismo.
Consideramos que las tres películas elegidas son paradigmáticas del
período analizado. En primer lugar, las historias de Stevie y de «Rulo»
representan las modificaciones que el posfordismo introdujo en los
sectores populares, específicamente, el desempleo, la precarización y el
trabajo temporario. Por otro lado, el caso de Vincent muestra las
vicisitudes de los sectores medios al enfrentarse a las nuevas
condiciones laborales ofrecidas por la empresa. En cualquiera de los
tres casos, los films constituyen un relato del problema del empleo en
este período específico del capitalismo.
Consideramos que los films seleccionados construyen historias sobre
las vivencias personales desde los personajes en relación al «mundo
del trabajo», por lo cual hemos optado por un abordaje socio histórico
del posfordismo desde esta perspectiva. La originalidad del uso de
películas para la elaboración de éste trabajo, nos permitió introducir el
elemento de la subjetividad -dado por los personajes- que se complementa
con las variables económicas, políticas, sociales y culturales analizadas
en los documentos escritos. Más allá de ser éstas, producciones
cinematográficas de ficción, fueron tomadas como fuentes históricas
válidas.
En este punto, es necesario aclarar qué es lo específico del documento
fílmico que se complementa con los documentos escritos para el análisis
socio histórico. Los recursos fílmicos -imágenes, discursos, simbología-
expresan las creencias y el imaginario de una sociedad al mismo tiempo
que construyen un sentido histórico. Asimismo, el análisis fílmico no se
limita a la estructura del film, sino que también da cuenta de la sociedad
que produce y recibe esa película. Es decir, la lectura socio histórica del
film -en este caso, de ficción- nos abre el camino hacia «zonas de
realidad» de las construcciones de sentido de una sociedad determinada.
Desde esta perspectiva, los films y las fuentes escritas se entrelazan y
auxilian mutuamente para construir un sentido histórico y develar
aspectos de la realidad social. El cine es una poderosa fuente a analizar
que, en complementariedad con los documentos escritos, es enriquecida.
En el uso e interpretación de estas dos fuentes consistió nuestro trabajo
a la hora de estudiar los procesos de cambio en el sistema de acumulación
capitalista, período que hemos denominado posfordismo.
44
Bibliografía:
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autonomial.html.
Sennett, Richard: La corrosión del carácter, Ed. Anagrama, Barcelona, 2000.
45
3 LOS ¿Por qué indagar acerca de la identidad de un movimiento de
SOSPECHOSOS desocupados en la actualidad? ¿Cuál es la pertinencia de
DE SIEMPRE. realizar una exploración centrada en el relato de estos suje-
NARRACIÓN E tos? Una grieta atraviesa las páginas de este escrito: las
IDENTIDAD DE identidades tradicionales se convierten en herramientas fa-
LOS
PIQUETEROS EN llidas a la hora de analizar la subjetividad de los actores que
LAS transitan los diversos escenarios de nuestra modernidad tar-
REPRESENTACIONES día. En efecto, las transformaciones que se suscitaron en las
MEDIÁTICAS últimas décadas han originado un extendido debate en las
Karen Jorolinski, Ciencias Sociales que comenzó a socavar las concepciones
Marina esencialistas de la identidad. La fragmentación de los gran-
Moguillansky y des sujetos colectivos, la pérdida de centralidad del trabajo
Daniela Slipak asalariado en tanto articulador de relaciones sociales, el au-
mento abrupto del desempleo, entre otros, han contribuido
al surgimiento de nuevos procesos de subjetivación, al aflo-
ramiento de múltiples identidades. Y el estudio de ellas ha
significado, para las Ciencias Sociales, la adopción de una
perspectiva constructivista, atenta a la creciente reflexividad
de los sujetos en condiciones de perpetua inestabilidad.
Por tanto, nos proponemos en estas páginas explorar la cons-
trucción identitaria de un sujeto social que deviene perma-
nentemente, apartándose de todo anclaje fijo o sustancial: el
Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Sola-
no. Para ello, apelamos al concepto de Paul Ricoeur de identi-
dad narrativa (1996). Esta concepción subraya la dimensión
simbólica y discursiva de toda construcción identitaria; la pro-
pia representación del sujeto –individual o colectivo- se cons-
tituye a través de una narración, de un relato que interpreta e
integra los acontecimientos de una historia –de una vida- en
una trama con sentido. El acontecimiento, en tanto irrupción
amenazante de la contingencia, debe ser transformado en un
destino a través de la puesta en trama o configuración. El
sujeto, al narrarse, reconduce los acontecimientos disruptivos
hacia una necesidad retroactiva, que los hace comprensibles
y los transforma en parte del orden singular de su vida. La
narrativización de sí mismo supone dicha operación de confi-
guración, de integración de concordancias y discordancias
en una síntesis que realiza la transformación de la contingen-
cia en necesidad, produciendo un sentido que da unidad a la
historia de la vida del sujeto.
Desde esta perspectiva, nos planteamos la necesidad de ex-
plorar las narraciones que el Movimiento de Trabajadores
Desocupados (MTD) efectúa acerca de sí mismo para indagar
sobre la construcción de su propia identidad. Asimismo, ana-
lizamos las representaciones que se construyen y reproducen
en los medios masivos de comunicación, ya que debido a la
46
creciente mediatización de nuestras sociedades (Verón, 1985), creemos
que este discurso resulta sumamente significativo a la hora de acercarnos
al proceso de construcción identitaria del movimiento. En efecto, el MTD
se constituye como un actor político partícipe de una esfera pública atra-
vesada por las narraciones mediáticas; si la identidad se va conformando
a partir de múltiples relatos -entre los cuales los mediáticos ocupan un
lugar privilegiado-, creemos que un minucioso análisis del discurso de los
medios masivos resulta un abordaje apropiado para indagar acerca de la
identidad del MTD.
Medios de comunicación,
identidad y sociedades modernas
Diversos autores de las Ciencias Sociales contemporáneas han mencio-
nado ya la creciente colonización del espacio público de nuestras socie-
dades por parte de los medios masivos de comunicación. Éstos se trans-
formaron en actores decisivos a la hora de definir y controlar el acceso
a la visibilidad y expresión públicas, monopolizando la información y
convirtiéndose en espacios de producción, reproducción y circulación
de representaciones de lo social. Por tanto, creemos que la estructuración
del campo simbólico que esta mediatización del espacio público supo-
ne, debe ser tomada como un elemento fundamental para comprender
determinados procesos sociopolíticos de nuestra época.
Por ello, la indagación de las características de un actor político que
participa de los juegos que se suceden al interior del espacio público de
nuestro país -el Movimiento de Trabajadores Desocupados- supone
que exploremos el ámbito de los medios masivos de comunicación, cómo
éstos construyen y reproducen determinadas representaciones acerca
del movimiento. Ciertamente, éstas no dejarán de incidir sobre la
estructuración del mismo, sobre sus prácticas y discursos en los cuales
se pone en juego la definición de su propia identidad.
Analizamos cuatro medios gráficos y masivos de comunicación -La Na-
ción, Clarín, Página 12 y Ámbito Financiero 1- para observar las repre-
sentaciones que circulan en ellos acera del movimiento de trabajadores
desocupados, cómo son caracterizados y descriptos en ese discurso de
los medios. Más específicamente, tomamos los periódicos cercanos al
acontecimiento del 26 de Junio de 20022, entre los cuales seleccionamos
un corpus compuesto por las ediciones que van desde el día 25/06/2002
52
Construcción identitaria y resignificación
del discurso mediático en el MTD de Solano
En el año 1997 surgía en la localidad de San Francisco Solano (Quilmes,
Provincia de Buenos Aires) una organización de desocupados, produc-
to de la reunión de un grupo de vecinos que coincidía en la necesidad
de hacer frente a la desocupación y a la pobreza cada vez mayores. En
noviembre de ese mismo año realizaron sus primeras ollas populares y
su primer corte de ruta. Con el agravamiento de la crisis económica y
social en la Argentina, acumulando experiencias, fueron creciendo tanto
en el número de miembros como en el grado de organización. Crearon
talleres productivos, huertas, panaderías, carpinterías, realizaron reunio-
nes de educación popular, salas de primero auxilios.
El MTD de Solano posee una representación de sí mismo, en tanto actor
social y político, que entra en abierta contradicción con las imágenes
circulantes en la mayoría de los medios de comunicación masivos. A
través de entrevistas con miembros del colectivo, de visitas a la organi-
zación y de la lectura de diversos materiales escritos que el MTD produ-
ce, reconstruimos –de manera inevitablemente parcial e inacabada- la
imagen positiva del MTD, aquella que ellos mismos desean proyectar5.
Los miembros del MTD de Solano se representan a su organización como
un movimiento que reúne a trabajadores desocupados, con una historia
singular y con características específicas que los distinguen del resto de las
agrupaciones del movimiento piquetero. Si bien ellos se reconocen integra-
dos a dicho movimiento, no se funden en él, puesto que conservan una
identidad distintiva construida a la luz de sus experiencias de trabajo comu-
nitario, de construcción horizontal, de procesos asamblearios, de participa-
ción de cada uno de sus miembros. De la misma manera, el MTD de Solano
participó –hasta fines de 2003- del Movimiento de Trabajadores Desocupa-
dos Aníbal Verón, aunque siempre manteniendo su autonomía.
A la hora de expresar una definición sobre el colectivo, se consideran un
‘movimiento popular sindical reivindicativo’, ya que en ellos la partici-
pación es abierta, defienden a los trabajadores –desocupados- y recla-
man por los derechos del pueblo. Las consignas que identifican explíci-
tamente al MTD de Solano son tres: trabajo, dignidad y cambio social.
Fundamentales, continuamente presentes en su discurso y en sus prác-
ticas, no son sin embargo las únicas. Cuando los miembros hablan de su
movimiento, resuenan palabras como ‘pacífico’, ‘solidario’, ‘horizon-
tal’, ‘democracia directa’, ‘lucha’, ‘nuevos valores’, ‘trabajo comunita-
rio’, etc. Puede resultar paradójico pensarse como ‘trabajadores des-
ocupados’, sin embargo al interior del MTD de Solano la identidad de
sus miembros se construye con relación al trabajo, pero a un trabajo
resignificado en tanto actividad productiva y autorrealizativa, desliga-
do del salario o remuneración.
5 Según la define Maingueneau, «la imagen positiva es la fachada, la imagen que uno se
esfuerza por dar» (1999;58).
53
Dos elementos muy fuertes en el discurso de los participantes en el
MTD son la autonomía y la formación/educación, conectados entre sí.
El movimiento es autónomo con respecto a cualquier partido político, al
Estado, a los sindicatos, a la Iglesia y a cualquier institución. Su organi-
zación no tiene como meta la ‘toma del poder’ sino la construcción de
relaciones sociales horizontales, democráticas, solidarias, con nuevos
valores y una nueva conciencia. Para ello es fundamental la formación,
la educación popular, la concientización.
El MTD de Solano, por su énfasis en la autonomía y en la construcción
en situación, no consideraba –ni lo hace actualmente- a la prensa como
un asunto importante. Posee una visión crítica del rol de los medios
masivos: «La cadena de fachos de los medios, donde lo que te mostra-
ban era el compañero encapuchado, con el palo, con la capucha, con la
gomera, eso te mostraban, pero después no se fueron a ver que en el
barrio cuando llueve se inunda, que los vecinos cuando van al hospital
no hay salud, de eso no se encargan, no se encargaron nunca» (entre-
vista a un miembro del MTD-S, 2003).
Asimismo, estos movimientos sociales eran relativamente ignorados
por los medios de comunicación hasta la represión de Avellaneda. Esto
cambió cuando el 26 de junio de 2002, los muertos fueron militantes de
aquella agrupación. El relato heterónomo que construyeron los medios
masivos de comunicación sobre los acontecimientos del Puente
Pueyrredón, sumado a la caracterización explícita e implícita de los mo-
vimientos de desocupados, resultarían abiertamente chocantes para los
miembros del MTD. ¿Cómo comprender, y cómo enfrentar entonces, las
reiteradas alusiones a la ‘violencia piquetera’, a su carácter irracional y
antidemocrático, a su criminalidad?
El colectivo social constituido por el Movimiento Aníbal Verón,
articulándose con medios alternativos de comunicación –Indymedia,
AnRed, FM La Tribu-, con organizaciones de defensa de los derechos
humanos –Correpi, HIJOS-, con asambleas barriales, y apoyándose en
las vivencias de los propios miembros de los MTD’s, en testimonios de
diferentes personas, y en documentos legales, consiguieron formular
un relato contrahegemónico en abierta contraposición con la versión
mediática predominante6. Esta (re)narración circuló –poco, es cierto- a
través de Piketes 7, entrevistas a miembros de los MTD’s, medios de
comunicación alternativos, e incluso en el formato de un libro titulado
Darío y Maxi. La dignidad piquetera .
56
Aún en condiciones de marginalidad, el Movimiento de Trabajadores
Desocupados retoma este lugar, dejando entrever la potencialidad que
supone la organización como colectivo. El establecimiento de lazos
sociales con medios alternativos de comunicación, organismos de
defensa de derechos humanos y agrupaciones barriales, en fin, la
acumulación de capital social les permite fortalecerse como sujetos
reflexivos, en condiciones de articular una narración que se contraponga
a las representaciones hegemónicas producidas, reproducidas y
circulantes en el espacio mediático. Y hemos visto cómo la puesta en
trama que efectúan en esta narración resulta fundamental a la hora de
construir su identidad.
Sin embargo, ¿qué grado de performatividad posee esta voz alternativa
en contraposición a la fuerza que tienen los medios de comunicación
para construir representaciones de lo social? ¿Qué mecanismos son
necesarios para potenciar la presencia de las múltiples voces en el espacio
público? Sería inadecuado pretender dar una respuesta definitiva a estas
cuestiones, simplemente hemos intentado abrir un campo de reflexión
que genere un espacio de visibilidad para las experiencias alternativas.
Bibliografía
Bourdieu, Pierre. Sobre la televisión, Anagrama, Barcelona, 2001.
Foucault, Michel. Un Diálogo sobre el Poder, Alianza, Barcelona, 2001.
Foucault, Michel. Genealogía del Racismo, Creonte, Buenos Aires, 1996.
MTD Aníbal Verón. Darío y Maxi. Dignidad Piquetera, Ediciones 26 de Junio, Buenos
Aires, 2003.
Ricoeur, Paul. Sí Mismo como Otro, Siglo XXI, México, 1996.
Verón, Eliseo. La Mediatización. Hacia una teoría de los discursos sociales. Facultad de
Filosofía y Letras-UBA, Buenos Aires, 1985.
57
4 LA POLÍTICA -¿Dirías como algunos lo catalogaron al MTD que es un grupo
DE LO de protesta social?
COTIDIANO - Yo creo que es mucho más que eso. Algunos dijeron que es una
revuelta contra cultural
María José - Yo creo que es mucho más que eso, yo lo catalogaría como un
Iñíguez espacio de vida (Entrevista a Javier.)
1 Ver al respecto Sidicaro, R. La Crisis del Estado. Centro Cultural Ricardo Rojas, UBA,
Bs. As., 2002.
2 Shuster, F. «La protesta social en la Argentina democrática: Balances y perspectivas de
una forma de acción política», La protesta social en la Argentina, Giarraca, (comp.).Alianza
editorial, Bs. As. p. 45, 51 y 52.
59
El hecho más «novedoso» de este período es la aparición de manifestaciones
de los desocupados introduciendo el corte de ruta como método de protesta.
Además de la incorporación de la clase media y sus reclamos vinculados al
«corralito financiero» y al hartazgo con la clase política.
El clima de ebullición social que se generó a partir de diciembre del 2001, puso
en escena la multiplicidad de actores sociales que venían padeciendo las polí-
ticas estatales de más de dos décadas de neoliberalismo. Las expresiones de
protesta, descontento y lucha fueron variadas y se repitieron catalizadas por
diferentes circunstancias. Éstas no eran más que síntomas del rumbo económi-
co, político y social que condujo a la exclusión de un tercio de la población
argentina3 bajo un modelo de producción capitalista.
A los fines de este trabajo tomaremos al capitalismo en su más amplia acepción
como un modo de producción que -como tal- cruza y configura la realidad
cotidiana de los sujetos. El mismo trasciende la esfera económica de una socie-
dad para contemplar la reproducción de la vida misma en su totalidad. El siste-
ma capitalista se presenta como un sistema estructurante de la vida social, se
cuela en todos los planos de la vida del sujeto; no puede ser por lo tanto
delimitado ni circunscrito a un espacio determinado.
Es así como coincidiendo con algunos autores, uno de los miembros del
MTD, Jorge Jara, se planteaba el tipo de vínculo que se establece dentro de
este sistema:
No a la vieja forma de relación que nos había impuesto el capitalismo, (…) la
relación de poder de que todo se resuelve de forma piramidal»4 .
Como nos lo recuerda Marx, el capital por más que parezca adherirse a
objetos o investir las relaciones entre personas, no es más -ni menos- que
una relación social. Es en este sentido que solo modificando el vínculo
entre las personas pueden subvertirse el tipo de relaciones que se estable-
cen bajo su dominio. En esta búsqueda se inscriben varios de los movi-
mientos actuales. Al respecto J. Jara dice:
¿El poder del capitalismo reside en EEUU, reside en el estado; o reside en cada
uno de nosotros cuando nos relacionamos con el otro?5
Y también:
¿Cómo se construye y que complicidad tenemos nosotros con el capitalismo?
¿Cómo lo vamos reproduciendo? ¿Cómo nos vamos deshaciendo del enano fas-
cista que tenemos dentro?6
Bajo esta óptica descubrimos entonces la fertilidad que representa el ejercicio
de una nueva práctica política. En este contexto ciertos grupos sociales, tal
vez en un principio aglutinados bajo determinados reclamos exclusivamente
3 Por solo citar un dato para octubre del 2001 en el conglomerado de GBA la población
que se encontraba bajo la línea de pobreza era el 35,4% del total. Esa misma cifra a octubre
del 2002 alcanzaba el 54,3%. Fuente página del INDEC, EPH Octubre 2001 y 2002.
4 Bonnet, A; Holloway, J; Jara, J. «Cambiar el mundo sin tomar el poder», conferencia en
la Facultad de Filosofía y Letras, UBA, en Cuaderno de debate, CEFYL, Bs. AS., 2002. p.6
5 Idem. p. 6
6 Idem. p.5
60
sectoriales, logran salir de éstos para constituirse como sujetos de acción
política. De este modo la carencia sirve de disparador para empezar a cuestio-
nar el orden establecido, transformándose así en un motor de existencia que
los reconfigurará como sujetos. Este es a nuestro entender el caso del MTD.
El particular ejercicio de la política que se hace desde el movimiento será
entonces nuestro material de análisis. Aquí la política deja de ser lo meramen-
te partidario para ser pensada como un ejercicio cotidiano, más relacionado
con las prácticas, con los modos de habitar el presente, proyectar el futuro y
repensar el pasado. Lo político atañe a la totalidad del individuo. Así desde el
movimiento se plantean su práctica no ya como un momento determinado
donde lo político se alcanza -luego de un proceso lineal, expansivo- sino
como un hacer, pero, sobre todo como un nacer e irrumpir en un orden de
cosas establecido. Tal como lo define un integrante del movimiento:
La política dentro del imaginario popular o del imaginario militante se define en
otro lugar. Nosotros la definimos al revés, nosotros hacemos política con los
compañeros, con las limitaciones ideológicas y las limitaciones que tiene cada
uno; pero cada compañero tiene un saber que compartir, y una experiencia, y en
base a esa experiencia se van construyendo nuevas políticas 7 .
Para Badiou en el siglo XX la política estuvo representada por los partidos
y éstos subordinados al estado. El autor trabaja bajo la idea de que la crisis
de la política en este fin de siglo es, antes que nada, la crisis de la idea de
partido; la crisis de la idea de representación. En sus palabras:
«Cuando se le da la fuerza al estado la política desaparece. Entonces hay que
darle otra clase de fuerza. Una fuerza subjetiva que esté distante del Estado.
Y la clave de esto es el movimiento. Es la idea de otra relación entre movimien-
to y política. En la vieja concepción el movimiento era social y el partido era
político, y el partido representaba en la política al movimiento social.
Porque el partido estaba del lado del estado. (…) porque subordinaba la política
al estado. Y el movimiento era social porque estaba del lado de la vida de la gente,
y no del lado del estado directamente.
Entonces tenemos que cambiar la relación entre movimiento y política. Tenemos
que hablar directamente de la capacidad política de la gente, y de cómo se organi-
za esa capacidad (…)8 .
En este sentido, es que no podemos volver ya a la clásica distinción de la
política como representado-representante. Para ello el autor propone recupe-
rar la idea del movimiento. Éste es, a su entender, la condición para toda
política, en tanto implica la puesta en marcha de una acción nueva que rompe
con la repetición y a su vez crea un nuevo tiempo y espacio 9.
7 Idem. p. 5
8 Badiou, A.: «Movimiento social y representación política», conferencia en Hacia el
tercer encuentro nacional por un nuevo pensamiento, Instituto de Estudios y Formación
CTA, Bs. As., 2000
9 «Porque si no hay movimiento, lo único que existe es el orden (...) Crea tiempo porque
dice voy a hacer esto o lo otro según el tiempo que yo estoy construyendo y no según el
tiempo que domina que es el tiempo del capital, de las elecciones. Crea espacio porque dice
voy a transformar una calle, una fábrica, voy a transformar este lugar, en un lugar político.»
Vease en Badiou, A., 2000, p. 9.
61
En síntesis, Badiou rescata para el movimiento la capacidad de acción
política y define dos rasgos centrados en la novedad.
Por su parte Arendt, también considera la novedad como un rasgo ca-
racterístico de la acción. Acción que es eminentemente política. En sus
palabras: Actuar en su sentido más general significa tomar una iniciati-
va, comenzar, poner algo en movimiento. En la propia naturaleza del
comienzo radica que se inicia algo nuevo que no puede esperarse de
cualquier cosa que haya ocurrido antes. Lo nuevo siempre se da en
oposición a las abrumadoras desigualdades de las leyes estadísticas y
de su probabilidad, que para todos los fines prácticos y cotidianos son
certezas; por lo tanto, lo nuevo siempre aparece en forma de milagro 10.
Lo nuevo viene necesariamente de la mano de lo impredecible, y por eso
reviste el carácter de acción y no tan solo de mera reproducción o repe-
tición.
Por último cabe aclarar que, donde dice impredecibilidad no debe enten-
derse por ello azar. Decimos impredecible, contingente, pero no azarosa.
El azar habla de las posibilidades infinitas, siempre factibles de ocurrir e
imposibles de ser pensadas a priori. ¿Qué posibilidad le quedaría enton-
ces al sociólogo? La contingencia, en cambio, da cuenta de la articula-
ción de una opción dentro de un marco de posibilidades dado. Habien-
do múltiples opciones, pero no infinitas, algo hace que prime una op-
ción sobre otra. En ese sutil proceso es que el sociólogo articula su
tarea. Entonces, bajo nuestra concepción de «Nueva práctica política»
rastrearemos aquellas acciones que según la mirada de los sujetos del
MTD se presenten como novedosas dentro de un marco de acciones
factibles; en tanto laboren por una construcción cotidiana de otro tipo
sociabilidad.
Trabajo de campo: Estrategia teórico- metodológica11
El trabajo de campo estuvo orientado desde el paradigma cualitativo,
compartiendo algunas de las premisas de la corriente hermenéutica de
pensamiento.
La elección de este paradigma (centrado en los supuestos de la existencia
de una realidad subjetiva construida por los actores que pone la mirada
fundamentalmente en los microprocesos desarrollados al interior de la
sociedad -en sus interacciones, en sus grupos, en sus sujetos - donde el
investigador lejos de ser un aséptico observador, un ecuánime traductor
de la realidad social, se integra al relato y forma parte constitutiva del
14 Holloway, J. «El capital se mueve», en Cuaderno de debate, CEFYL, Bs. AS., 2002,
p. 8
67
La contrapartida de este proceso es la gestación de lazos y la posibili-
dad de reapropiación del territorio como un lugar de anclaje comunita-
rio 15. El MTD a partir de trabajo que desarrolla en el barrio de alguna
manera lo recupera como lugar de resistencia, de creación, en fin, como
lugar de anclaje de una nueva sociabilidad.
-¿Después se vinieron para acá devuelta... y cayeron directo a Varela, no?
- (…) Sí, siempre en Varela porque todos son de acá
- ¿Y vivís acá hace cuanto?
- A este barrio yo vine a vivir a los 11 años
- ¿Y la casa de al lado es la casa de tu hermano?
- Sí, (…) en la plaza nosotros fuimos, hicimos quilombo en la municipalidad,
estuvimos ahí acampando, nos dieron 17 casillas para las 17 familias que
estábamos viviendo en la plaza. Me habían dado esta casilla y después vini-
mos a plantarnos en este terreno, así que yo plante la casilla acá. La casilla
ahora no se ve porque está recubierta de material. Y cada uno se llevó la casilla
a donde podía...
-¿Te mudarías de barrio si pudieras?
- No, ¿a donde?
- ¿Y te gusta el barrio?
- Yo me crié acá en este barrio, no sé, no, mudarme no, porque nosotros acá
tenemos un... barrio. El MTD tiene galpones acá (…) por ejemplo a la huerta
y eso yo a voy a trabajar al barrio de acá. La jornada de trabajo se hace donde
estas.
(Javier)
- ¿Te mudarías a otro barrio?
- Ahora en este momento no
- ¿Y por qué?
- Y porque ya tengo hecha acá la casa y todo eso, y para conseguir un terreno
en estos momentos ahora sale muy caro. Entonces la situación no está como
para mudarse
- ¿Uds. acá compraron el terreno o se asentaron directamente?
- No, nos asentamos y fuimos haciendo la casa
- ¿Te gusta el barrio?
- (silencio largo, contesta como extrañado) Sí (…) no como pretendería tener-
lo, pero bueno
- ¿Qué cosas sentís que le faltan al barrio?
Por ejemplo, (…) nos falta el agua, que es muy principal. No tenemos agua de
cañería, de aguas argentinas directamente (Agustín)
Todos se encuentran actualmente desocupados. Sus trayectorias labo-
rales empezaron en edades tempranas, promediando los 13 años. Los
empleos generalmente fueron en relación de dependencia -combinados
16 Holloway, J. «El capital se mueve», en Cuaderno de debate, CEFYL, Bs. AS., 2002
70
en la clase media, en la clase trabajadora. Entonces a mí eso de la movilidad
social no me va. Yo creo que si yo pertenezco a la clase trabajadora nací, me
crié, sé bien lo que se llama la famosa conciencia de clase, tiene que ver con
eso. (…) por cierto, conseguir un título universitario parece que significa
salvarse y no es así. (Javier)
Javier en cambio ve justamente en la educación la posibilidad de revertir
uno de los ejes de del modelo de sociedad actual.
-Sí, si es importante el tema de la formación
-¿Por qué?
- Por un lado es importante no solamente que nosotros nos formemos, nos
formemos entre nosotros digamos, nuestros métodos que son el método
empírico, que es la práctica, la teoría a partir de la práctica. Ese nuestro
método, también vemos como importante que nuestros compañeros vayan a
la universidad; porque si no es como que nos quedamos aislados de una parte
de la formación, necesitamos de esas herramientas, que aprendan métodos de
las clases dominantes, para poder confrontarnos. (Javier)
Es por esto que dentro del movimiento se desarrollan talleres de educa-
ción popular, y diferentes espacios – como las rondas de pensamiento
autónomo- tendientes a cuestionar esas representaciones instaladas
que no hacen, tal vez, más que reproducir formas de sociabilidad vincu-
ladas al capitalismo. La formación es la manera que encuentran de ir
construyendo cotidianamente unas relaciones diferentes.
En relación a la capacidad de proyectar un futuro, y a los cambios en la
percepción de la visión del tiempo luego de su ingreso al MTD, llamó la
atención que ninguno de los entrevistados pudo pensar la idea de futu-
ro más a largo plazo.
Tal vez lo que en algunos de los casos se podría entender como un
renunciamiento a la capacidad de proyectar bajo una incertidumbre tan-
to económica como social, en el caso de Javier específicamente, se po-
dría entender como una manera de reapropiación del presente.
- ¿Qué es el futuro? la verdad que nosotros venimos de una concepción clásica
de la militancia que todo, todo lo imaginaba para el futuro. Todo se construía
para el futuro. Y yo creo que no, la revolución nunca va a triunfar porque la
revolución es permanente, es eterna, está dentro de cada uno. Entonces no
entiendo eso del triunfo de la revolución si no es dentro uno mismo.
- ¿Cambió tu percepción del presente o del futuro desde que entraste al
movimiento?
- Sí cambio, cambiaron en el sentido de que el futuro tiene menos injerencia
que el presente (risas). Es más el presente que el futuro, si bien pensamos en
el futuro, vivimos el presente de una manera más plena (Javier)
Tal como sostiene Holloway:
Si perdemos la proyección de nuestro hacer perdemos también la posibilidad
de decir «vamos a hacer algo totalmente distinto mañana», entonces el tiempo
pierde la posibilidad de la otredad, pierde la posibilidad de ser un tiempo para
crear alternativas (…)."17
22 Zibechi, R. La revuelta Juvenil de los ´90: las redes sociales en la gestación de una
cultura alternativa, Ed. Nordam, 1997, Montevideo.
76
do equilibrio entre trayectoria política previa, tiempo disponible, cierto
grado de compromiso y fundamentalmente la formación.
- ¿Cómo explicas vos las diferencias entre los integrantes del movimiento?
- Las personas somos diferentes y venimos de historias diferentes. Yo vengo
de una historia de militancia mínima pero vengo. Hay compañeros que no
tiene ni idea de la militancia.
(…) acá tratamos que no pase eso, de que no terminen rosqueando los refe-
rentes. Muchas veces puede pasar, pero depende del tema, si vas a discutir
sobre el reparto de mercadería te puedo asegurar que opinan todos, si es una
cuestión mas política por ejemplo compañeros está Enero Autónomo a ver
que postura vamos a llevar, opinan menos
- ¿Y por qué?
- muchos porque no les interesa, otros porque sienten vergüenza, otros
porque creen que no saben lo que es, por más que se recontra discutió, hay
compañeros que se sientan en un taller de educación popular tres horas ahí
para cumplir horario nada más ¿me entendés?
- ¿y queda algo de eso?
- no sé si queda, supongo que queda, en algunos queda, no en todos. Pasa que
es mucho más a largo plazo imaginate, vos estudiaste seis años en la facultad
para que te quede eso que estudiaste. ¿Cuánto le podés pedir a un tipo que se
sienta solo tres horas por semana en un taller? (Javier)
Por su parte la autonomía apunta a intentar «no depender de nadie», y
se une a la autogestión de los talleres productivos que realizan en cada
barrio. Autonomía sin embargo no refiere al aislacionismo, de hecho
mantienen asiduas relaciones con otros grupos que comparten sus
premisas.
Con este postulado intentan explicar también, el delicado vínculo que
establecen con el Estado y la función que cumplen los planes sociales
que les entrega el gobierno.
- ¿Cómo resuelven el tema de la autonomía del tema de estar dependiente de
los planes?
- Nosotros precisamente decimos que nuestra autonomía es la autonomía
posible, la autonomía que podemos conseguir. No es la autonomía que quere-
mos, para esa falta mucho
-¿Y a la que aspiran cuál es?
- La que queremos es una autonomía donde nosotros no tengamos que depen-
der de nadie más de que nosotros mismos o sea depender en el sentido
jurídico. No significa que no tengamos que relacionarnos con otros. Sí tiene
que haber relación, pero no podemos estar toda la vida dependiendo de lo que
el estado resuelva todos nuestros problemas. (Javier)
Como sucedió en las anteriores preguntas, el plan no tiene clausurado
su sentido. Así mientras para Javier el plan es algo que coarta la autono-
mía del movimiento, para los otros dos entrevistados el plan parece
tener un peso simbólico más allá del representado por la necesidad
cotidiana -o será acaso que uno lejos de padecer esos apremios econó-
micos no logra dimensionar el peso que representan ciertas necesida-
des insatisfechas-.
77
A pesar de ello sin embargo, por los relatos recogidos, los planes pare-
cen ubicarse como credenciales legitimadoras del «buen militante». Cada
uno lucha por lograr su plan y éste le pertenece al titular y no al MTD en
su conjunto, son de las pocas cosas que no son tratadas
comunitariamente. El plan parece representar en algunos casos, un cer-
tificado de compromiso con el movimiento y/o en otros la recuperación
de la dignidad perdida conjuntamente con el trabajo, a través de la
contraprestación laboral y la lucha que implica conseguirlo.
- Acá cualquiera que se acerca al movimiento y pide un plan ¿se lo gestionan,
o piden algún requisito?
-Esperamos que participe, el requisito es participar en la asamblea, de los
cortes, que venga y que cumpla.
-El plan lo gana cada uno, en la lucha, luchando, yendo a la ruta si es necesa-
rio, como lo hicimos todos. (Agustín)
-¿Qué se significa cobrar un plan jefes?
- Un plan es que vos te ganas dignamente la plata, no te la están dando de
arriba, como la quieren hacer creer, vos te estas dedicando a algo,(…) te sentís
útil, no me gustaría estar sentada en mi casa y que después tengas que ir a
cobrar , eso seria un ñoqui (María)
Por último, las diferencias con la política partidaria se fueron intercalan-
do en los postulados anteriormente tratados. Pero cuando se les pre-
guntó directamente por estas diferencias, la igualdad vinculada con la
horizontalidad fue el precepto más mencionado en todos los entrevista-
dos. Javier lo sintetiza en su relato
- ¿En qué se diferencian de los partidos políticos?
- En que no tenemos una estructura de partido, y tampoco peleamos por el
poder, ni por la migaja de poder. (…) no tenemos formación de cuadro, no
tenemos dirigentes, tenemos referentes, hay una diferencia entre dirigente y
referente. El dirigente decide, lleva y hace. El referente acompaña, trata de
generar espacios, abre los espacios, hincha las pelotas, va al frente, pone la
cabeza cuando hay que ponerla. El dirigente en las movilizaciones tiene un
grupo de escoltas que lo cuida, el referente cuida él, no lo cuidan, ¿entendés? Va
al frente y pone la cabeza por otros compañeros. El dirigente va colgado con un
montón de escoltas. Que sé yo, después la forma de laburar horizontal que
tenemos, la concepción política, la concepción de vida, el sentido comunitario
del movimiento, la organización, es una organización muy, muy... si bien somos
despelotados pero somos organizados en el mismo sentido, tenemos una es-
tructura de organización. No es que cada cual hace lo que se le da la gana, es
organizado todo, todas las áreas del movimiento, el área de salud, el área de
mercadería, el área de formación, el área de relaciones políticas (Javier)
Consideraciones finales
El movimiento, como cualquier colectivo donde se reúnen y convergen
un grupo de hombres y mujeres, no se presenta como un todo homogé-
neo. Entre sus premisas básicas se encuentran la ya consabida igual-
dad, y no es menor, ya el sólo hecho de una proclama de igualdad y
horizontalidad habla de las particulares características de este agrupa-
miento. Tal vez ahora en boga en ciertos círculos sociales, estos adjeti-
vos no son sin embargo característicos de todos los agrupamientos
78
políticos. Es así como no están presentes dentro de una formación parti-
daria, ni en muchos otros ámbitos de la vida social.
La igualdad se fija como basamento y gesta en la cotidianidad, pero
como recién sosteníamos, eso no indica un traspaso sin tensiones a una
homogeneidad pacífica.
Las tensiones, las afinidades, los diferentes niveles de compromiso, es-
tán presentes y configuran diferentes tipos de vínculos al interior del
colectivo.
Entre los integrantes están quienes traen consigo una militancia previa,
están también los que cuentan con una formación tanto política como
académica mayor, están quienes tienen más tiempo para dedicarle a la
actividad política. Todos coinciden en sostener que si bien al interior del
MTD son iguales, existen referentes a los cuales la mayoría acude en
búsqueda de consejos y/o apoyo en determinadas situaciones. Estos
referentes tienen la particularidad tal vez, de contar con un dominio de
los recursos lingüísticos y simbólicos más semejantes a los de las clases
medias. En general pudieron seguir estudiando vía la educación formal y
se encargaron de acercar al movimiento a las discusiones teóricas en
boga en el mundo de las ciencias sociales.
Entre las entrevistas realizadas está claramente presente está distinción.
Javier como referente con una trayectoria política más amplia que la de
los otros dos entrevistados y, con una carrera universitaria a punto de
terminar, tiene un mayor dominio de los basamentos teóricos que sus-
tenta el MTD. Por su parte, el conocimiento de Agustín y María ancla
más en el terreno de la experiencia.
Sin por eso ser excluyentes, ni privativas de alguno en particular, estas
dos miradas del MTD -que se establecen entre Javier y los otros dos
entrevistados- dan cuenta de la multiplicidad del movimiento, de sus
diferencias, que en tanto son aceptadas lo nutren de mayor riqueza.
El movimiento en su elogio de la diversidad y del carácter irresuelto de
las acciones, se encuentra también con las dificultades relacionadas con
la continua reelaboración de sus prácticas y significados.
El MTD como sosteníamos recién, no forma un todo homogéneo, y el
precio por no acallar las voces diversas que lo componen implica apre-
hender a esperar. Alimentados por las premisas del Zapatismo, intenta
«caminar preguntando» y se nutre de paciencia. Los tiempos de cons-
trucción son otros y están centrados fundamentalmente en la formación.
Formación entre teoría-práctica y práctica- teoría, como ellos lo expre-
san, que apunta a modificar los patrones de sociabilidad, a correr los ejes
de importancia, a cuestionar lo establecido; para así cambiar las prácti-
cas instauradas.
Este proceso fue visualizado claramente en los relatos de los entrevista-
dos. El poder y la política se presentaron como dos conceptos relaciona-
dos todavía con modalidades características de una sociedad que ellos
apuntan a modificar y por ello fueron rechazados.
En tanto el poder siga asociado -en sus representaciones- con su moda-
lidad jerárquica, sustancializada, característica de un modelo de domina-
ción, es lógico que desechen esta categoría para hacer aprensibles sus
experiencias -fundadas en la horizontalidad, autogestión y autonomía-
con otros términos. Lo mismo sucedió con el concepto de política. Ésta
se encuentra asociada aún con su ejercicio tradicional y partidario.
La lucha por el poder de nominación es aquí reactualizada constante-
mente. En ella se mezclan el intento por respetar y nutrirse de la multipli-
cidad, pero a su vez también resabios de un modelo de sociedad muy
arraigado en la discursividad social.
En contrapartida si tenemos en cuenta el cambio en las actividades
cotidianas de estos sujetos, los vínculos establecidos al interior del
MTD, la reapropiación de barrio, la caída de ciertos anclajes como los
partidos políticos, y la reinterpretación del concepto de resistencia y de
cambio social, podemos sostener que la participación en el movimiento
ha provocado una amplia reformulación de sus identidades como suje-
tos.
La identidad lejos de ser algo inmutable, da cuenta de un proceso inaca-
bado en constante reformulación, que no sólo permite sus subsisten-
cias en un mundo cotidiano plagado de adversidades, sino que los
reconfigura como sujetos portadores de capacidad en tanto recuperan
la posibilidad de elegir cómo vivir.
Tal como sostiene Zibechi la identidad lejos de ser una abstracción
ancla directamente en la vida cotidiana de los sujetos. Por lo tanto no
hay ninguna esencia apriorística que pueda definir nuestras identida-
des como sujetos, sino que son nuestros actos cotidianos los que defi-
nen una identidad no susceptible de ser clausurada.
El cambio social, la horizontalidad, la autonomía son conceptos que dan
cuenta en mayor medida la actividad política que los integrantes del
MTD realizan. Se distancian de lo dogmático para presentarse como
reglas de acción para la vida; no son preceptos sino modos de cristalizar
sus experiencias cotidianas.
Son muchos los interrogantes que nos quedan, de todas maneras, pudi-
mos observar y experimentar la particular forma que tienen los integran-
tes del MTD de habitar la política.
Ya sea nominado bajo el término de «política» o no, pensamos que
estamos aquí frente a una nueva forma de construcción de sociabilidad
anclada en el terreno cotidiano.
80
Bibliografía
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Zibechi, R.: La revuelta juvenil de los ´90: las redes sociales en la gestación de una cultura
alternativa, Ed Nordam, Montevideo, 1997
MTD Solano, El pikete, Nros. 7 y 8.
81
5 CRECE DESDE Introducción:
EL PIE1 NOTAS El presente trabajo consiste en una primera aproximación al
SOBRE UNA Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Sola-
EXPERIENCIA no, Provincia de Buenos Aires, a través de la cual intentare-
EDUCATIVA DE
RESISTENCIA mos dar una visión y efectuar un análisis acerca de los prin-
cipios rectores del movimiento y su relación con las prácti-
Mariano Alú, cas discursivas y efectivas de sus integrantes.
Valeria Saguier, El MTD de Solano está compuesto por vecinos de seis ba-
Alejandra rrios distintos: Monteverde, Florida, San Martín de San Fran-
Tarsitano.
cisco Solano (Quilmes), Iapi y La Sarita de Bernal (Quilmes),
y Resistencia (Berazategui).
Si bien esta investigación se refiere al Movimiento en gene-
ral, cabe destacar que nuestro trabajo de campo se centró
particularmente en uno de sus barrios, Monteverde.
Quienes integran el MTD de Solano son trabajadores des-
ocupados (dejamos para otro trabajo el debate acerca del
significado de estas palabras) que se reunieron en busca de
una manera diferente de vivir y con el objetivo de luchar
para lograr un cambio social profundo. Ellos mismos se de-
finen diciendo:
Somos un Movimiento de Trabajadores Desocupados, un movi-
miento popular, reivindicativo social y político, integrado por
mujeres y hombres trabajadores desocupados2
Nuestro interés en la investigación que dio lugar a este bre-
ve ensayo, radicó principalmente en tener un conocimiento
más directo y palpable que aquel que puede obtenerse a
través de los medios de comunicación.
El MTD de Solano es parte de nuestra lastimada sociedad y
como tal nos interesó conocer cómo es la vida de sus integran-
tes y qué piensan ellos de la realidad que hoy nos envuelve.
Quisimos conocer sus caras, conversar con ellos para oír sus
voces y compartir alguna de las actividades que llevan a cabo
dentro de la organización. De esta forma pudimos interiorizarnos
de los principios que rigen al Movimiento y tener aunque más
no sea una posible percepción de su realidad.
La hipótesis de nuestro trabajo se vincula directamente con
los principios que el Movimiento postula. Primero leímos lo
escrito por el propio MTD acerca de sus principios para luego
adentrarnos en el trabajo de campo, durante el cual nos fue
permitido participar de las Asambleas y de los Talleres de
Educación Popular. También realizamos varias entrevistas a
5 www.solano.mtd.org.ar
85
ponen en juego esa nueva manera de pensarse a sí mismos, de pensar el
contexto y gestionar las propias prácticas a partir de las reflexiones.
Desde una concepción foucaultiana de las relaciones, entendiendo que
toda relación social implica la puesta en juego de poder, en cualquiera de
sus formas y que a la vez la circulación y legitimación del saber altera y
es alterada por el poder circulante en las relaciones 6, se comprende la
centralidad de los ámbitos de la Asamblea y el Taller de Educación Po-
pular a la hora de ver la circulación de esos saberes/ poderes inescindibles
en la realidad.
Los Talleres de Educación Popular pretenden oponerse a una circula-
ción de saber determinada, de un solo sentido, originada en una posi-
ción de poder y funcional a él. Esto es tanto más difícil cuanto que la
relación entre saber y poder no está a la vista sino que se encuentra
disimulada tras una serie de nociones que tratan de desmentir esa rela-
ción7. Su propuesta es construir un saber que nazca y se desarrolle a
partir de las propias necesidades del colectivo, ya sean las necesidades
cotidianas y familiares como por ejemplo los temas relativos a la salud
(prevención y tratamiento de las enfermedades mas frecuentemente de-
tectadas entre sus miembros), o bien otros tipos de saber, necesarios
para la lucha que están llevando a cabo en el plano político, como por
ejemplo las jornadas de estudio y debate sobre el ALCA.
Se ve entonces claramente un intento por hacer del Taller de Educación
Popular un ámbito de producción de saber partiendo de las necesidades
propias del colectivo, y resistiendo a las filtraciones del discurso oficial
acerca de la imagen del ciudadano que los órganos de educación proponen.
Oscar Jara dice en su artículo Concepción Metodológica Dialéctica, los
métodos y las técnicas participativas de la Educación Popular, acerca de
la educación popular (EP):
La crítica al sistema de Educación Tradicional y a las concepciones ‘desarrollistas’
de la educación de adultos, fue abriendo camino para una concepción educativa
crítica y liberadora, como un arma, en las manos de las clases populares, orien-
tada para la transformación de la realidad. De un énfasis puesto en programas
de alfabetización de base y en la implementación de métodos y técnicas activas
y dialógicas, con el objetivo de problematizar las situaciones de opresión, se
fue pasando a una concepción directamente política de la tarea educativa, colo-
cándola en función de los procesos de movilización y organización de las clases
populares.» La concibe como un proceso teórico-práctico que une permanen-
temente el conocimiento y la acción, y no como un «momento» aislado; tam-
bién como una opción del trabajo popular, y no como un conjunto de métodos,
técnicas o procedimientos investigativos o pedagógicos; es un proceso de des-
cubrimiento, creación y recreación de conocimientos; es fundamental el conoci-
miento que los participantes tienen adquirido por su experiencia así como los
6 Foucault, Michel. Arqueología del saber, Siglo XXI editores, Madrid, 1986.
7 Bourdieu, Pierre y Passeron , Jean Claude. Los Herederos. Los estudiantes y la cultura.
Siglo XXI editores Argentina, Buenos Aires, 2003. En esta obra demostraron con claridad
la presencia en el sistema escolar de situaciones que perpetúan las diferencias de clase, a pesar
de que el discurso oficial de la escuela pública se esfuerce constantemente en desmentirlo.
86
valores y riquezas de las expresiones culturales propias de las clases popula-
res; es un proceso que debe responder a las necesidades concretas de un grupo,
segmento social o de una comunidad.8
Podemos citar algunas características para definir el ámbito en el que
nos movimos durante la investigación. En primer lugar, la misma existen-
cia de un Taller de Educación Popular en cada barrio implica una toma de
posición con respecto a la producción y circulación de conocimiento al
interior del MTD.
Cada uno cuenta con dos o más referentes que se reúnen periódicamen-
te y proponen las dinámicas, conectan al MTD con diversos posibles
invitados a los Talleres (como equipos de estudiantes de medicina, pro-
ductores de medicinas naturales a partir de plantas, etc.) que se acercan
a compartir sus conocimientos. Pero también tienen una particular ri-
queza los momentos del Taller en los que los mismos integrantes del
MTD intercambian sus visiones y preocupaciones, y construyen nue-
vas conceptualizaciones a partir del debate y la puesta en juego de los
saberes de cada uno. La filosofía que anima al Taller pudo ser graficada
con mucha exactitud por uno de los referentes a partir de la historia en la
que un maestro pudo enseñar, o más bien, ayudar a construir, conoci-
mientos que él mismo no tenía, en un doble juego en el que todos los
sujetos que establecen la relación aprenden a partir de la construcción
colectiva del saber.
Esta concepción de la educación se corresponde con lo que Paulo Freire 9
denomina educación popular como opuesto a la educación bancaria, la
cual concibe al alumno como un espacio vacío de conocimientos que
sólo será valioso una vez depositado en él el saber que el maestro trae
desde fuera. El principio de la construcción colectiva del conocimiento
aparece tanto en los temas que se tratan en el Taller (siempre surgen de
las inquietudes de los asistentes) como en la dinámica que tiene lugar
en cada uno de los encuentros. Nos llamó particularmente la atención
en nuestras primeras experiencias en el Taller que los tiempos están
mínimamente pautados; no se aprecia una estructura formal que divida
al trabajo en etapas como podrían ser una introducción, desarrollo y
conclusión. Algunos encuentros tienen un final que parece diluirse sin
un cierre definitivo. Al indagar sobre esto, supimos que muchas veces
la misma idea de los asistentes es no cerrar el encuentro, atándose a
conclusiones sacadas sin un proceso de maduración que puede darse
recién en encuentros posteriores.
Las actividades que se desarrollan en los Talleres de Educación Popular
tienden a obtener la mayor participación posible de quienes eligieron
10 Sennett, Richard. La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo
en el nuevo capitalismo, Anagrama, Barcelona, 2000.
88
imperante, sobre todo y en particular, en el conurbano bonaerense. La
idea de los que viven el Movimiento es generar un lugar y un tiempo
propios para trabajar día a día en la búsqueda constante de una nueva
sociedad.
Crear un mundo donde quepan todos los mundos» mediante el atrevimiento
y la verdadera valentía que implica poner la mirada sobre uno mismo - «atre-
verse a confrontar ese enano fascista que todos llevamos dentro». El zapatismo
es sin lugar a dudas una fuerza de gran inspiración y aprendizaje para la gente
de Solano.
Se podría pensar en el MTD de Solano como en una construcción
paradojal acerca de lo que Negri llama «Poder constituyente». Por un
lado, la manera en que el MTD rechaza la «forma estado» como tal y
busca la construcción de una estructura organizativa alternativa bajo
los postulados de la horizontalidad y la autonomía; y por el otro la
amenaza constante de que la potencia emancipadora que inspira al Mo-
vimiento quede cristalizada e instituida en «acto». El MTD desea cons-
truir un poder constituyente que logre en el día a día la transformación
del mundo, el cambio social por ellos tan aclamado. El poder-acción y
no poder-sobre, en su más honda y densa potencia creadora. Desafío
de por sí difícil, so riesgo de haberse convertido en acto lo que inicial-
mente en la figura del piquete no fue más que potencia creadora y revo-
lucionaria en su radicalidad. Hoy, muchos de los integrantes del Movi-
miento expresan sentir que la «mística» del piquete se perdió, que ya no
viven la misma alegría; y se encuentran entonces ante un crucial y deci-
sivo momento para no permitir que el carácter acontecimental de su
lucha puesta en acción sea destruida. Batalla sin lugar a dudas perdida
si dejaran de creer en la transformación de la subjetividad del hombre
mediante su trabajo diario al interior del Movimiento. Y no es casual que
muchos critiquen a los que «vienen sólo por el plan» o a los que aban-
donaron el barco ante algún apretón o una interesada recompensa; aun-
que también saben que la «política es el arte de la paciencia»11 y que la
lucha contra nuestra propia conciencia cargada de individualismo vale
en cada segundo y para cada una de nuestras pequeñas prácticas coti-
dianas. Quizás no se trate tanto de pensar hacia dónde dirigir la lucha,
qué forma es válida para la construcción de este nuevo mundo deseado,
sino la acción como tal en su modo o forma más humana posible, donde
los principios de la igualdad y la solidaridad sean los rectores.
Tanto los Talleres de Educación Popular como las Asambleas están
atravesados por la lógica que propone el MTD y que se condensa en los
principios filosóficos que ya hemos mencionado: horizontalidad, auto-
nomía y solidaridad.
La horizontalidad se verifica en estos ámbitos al no existir roles diferen-
ciados jerárquicamente ni responsabilidades o funciones que no sean
13 en este tema nos basamos en Ferrara, Francisco. Más allá del corte de rutas. La lucha
por una nueva subjetividad. La Rosa Blindada, Buenos Aires, 2003.
14 Frente Zapatista de Liberación Nacional Centro de formación para promotores en
educación «Semillita del Sol» en AAVV Educación Popular. Experiencias y desafíos, Univ.
Popular Madres de Plaza de Mayo, Buenos Aires, 2001.
91
La forma de relacionarse entre sí de los integrantes del Movimiento, la
apertura hacia los demás y el compromiso en la participación es visto
por los propios integrantes del MTD como una de las claves del cambio.
En varias de las entrevistas aparece el diagnóstico «algunos no hablan
en las reuniones ni participan, están sólo por el plan» o bien «el día que
ya no haya mas planes ninguno de estos va a seguir viniendo». Quienes
así se expresan muestran una auto percepción de su compromiso con la
organización y del cambio de mentalidad que se busca operar a partir de
esta militancia. Aprender a trabajar sin un patrón que controle y mande
es uno de los tópicos que más aparecen a la hora de pensar en las
transformaciones necesarias para los integrantes del Movimiento.
La relación con el sistema educativo formal refleja cierto grado de ambi-
güedad. La escuela es vista en algunos momentos como representante
del orden establecido y contraria a las nociones que el Movimiento
busca hacer aflorar en las prácticas de sus integrantes (entrevista a O.,
MTD Solano, 4 y 11 de Septiembre de 2003), y en otros momentos apa-
rece como permeable a las propuestas del MTD y abierta a la colabora-
ción (entrevista a M., MTD Solano, 12 de diciembre de 2003). Si bien el
Movimiento tiene entre sus proyectos la fundación de una escuela pri-
maria propia, los puntos de contacto con otros movimientos que ya han
transitado este camino tienden a disminuir ante las diferentes realida-
des. Tanto la experiencia de las escuelas zapatistas como las del MST de
Brasil, se inscriben en una realidad en la cual la presencia de la educa-
ción formal es prácticamente nula, mientras que en el caso del MTD
Solano su carácter urbano implica una relación de la casi totalidad de los
niños con la escuela pública al menos en sus primeros años.
Los Talleres de Educación Popular se articulan a partir de las bases que la
escolaridad formal sentó en los asistentes y se transforma en un ámbito
principalmente de pensamiento y reflexión sobre la práctica militante.
En las prácticas cotidianas al interior de la familia, los sujetos entrevistados
alcanzan a percibir la puesta en juego de los principios sustentados por el
Movimiento. Un dato importante a tener en cuenta es el alto porcentaje de
mujeres que concurren al MTD y participan en todas las actividades. La
tradición patriarcal de nuestra sociedad tiende a imponer el modelo del
varón proveedor que tiene o busca trabajo afuera para mantener a la familia
mientras que la mujer se encarga de lo relacionado con el hogar y la crianza
de los hijos. En varias entrevistas aparecen casos de hombres desocupa-
dos que llegan al Movimiento a instancias de sus mujeres, ya participantes
activas, y estigmatizados por la vergüenza que supone no poder desempe-
ñar ese rol que la sociedad tradicional les tenía reservado.
Podemos decir que en las diversas dimensiones al interior del MTD (uso
del tiempo, organización interna, relaciones interpersonales de sus miem-
bros) los principios trabajados han alterado en una amplia medida las
«nociones tradicionales» de sus integrantes, contribuyendo a la articu-
lación de una nueva forma de lucha que es también una nueva forma de
pensarse a sí mismos y a su relación con el medio social en el que están
92
insertos. Una nueva subjetividad surgiría de la construcción e
internalización, y consiguiente puesta en práctica de estos principios.
Con respecto a los ámbitos particulares, es decir, más allá de la perte-
nencia al MTD, como las relaciones intra-familiares, la adopción de los
principios es bastante más débil. A pesar de que la mayoría de los inte-
grantes del Movimiento son mujeres, sólo algunas han logrado sumar a
sus maridos. Estas mujeres dan cuenta de un cambio operado en sus
familias a partir de la participación en el MTD: hablan de mayor colabo-
ración, independencia entre sí, respeto mutuo. No obstante, su peque-
ño número no nos permite inferir que las relaciones al interior de las
familias del barrio hayan variado significativamente.
Hay conciencia entre los miembros del MTD de que la consolidación de
los principios políticos que postulan necesariamente requiere de tiempo
y una labor constante día a día sin certezas ni garantías de que los
objetivos se lograrán. La finalidad es modificar su realidad hoy, día a día.
Pensar y focalizar en el camino y no en la llegada:
Si estuviésemos convencidos que tenemos un objetivo que lo vamos a cum-
plir, que vamos a llegar ahí, estaríamos perdidos. Ya no tendría sentido
luchar....porque dirías «que lo hagan otros, si vamos a llegar igual. Sería un
determinismo (Entrevista a V., MTD Solano, 19 de diciembre de 2003).
Conclusiones preliminares:
Teniendo en cuenta lo dicho hasta aquí, algunas conclusiones se infie-
ren como corolario de este análisis. Si bien no ostentan un carácter
definitivo, dejan entrever algunos senderos en torno al análisis de las
subjetividades.
En primer lugar, se observa un alto grado de materialización de los princi-
pios rectores postulados por el Movimiento (horizontalidad, solidaridad
y autonomía) en las prácticas concretas de los individuos que lo integran.
Las distintas dinámicas que rigen la participación en el Movimiento po-
nen en juego, tanto en el registro de lo discursivo como en el de las
prácticas concretas o efectivas (nivel extra-discursivo), cada uno de los
principios mencionados. Desde la organización del Taller y la Asamblea,
sus formas de participación y de producción del conocimiento, hasta el
discurso de cada uno de sus miembros así como aquel que es producido
en forma colectiva al interior de estos espacios, muestran un consenso
articulado a partir de la conformidad con, y adopción de, estos valores.
¿Podemos deducir a partir de esto la emergencia de una nueva subjetivi-
dad entre los integrantes del Movimiento?
Consideramos la posibilidad de dar una respuesta afirmativa a este inte-
rrogante. Basados en los datos que surgen de nuestro trabajo de cam-
po, observamos tanto entre las prácticas discursivas como en las prác-
ticas efectivas o concretas de los sujetos, una lógica que contraría al
individualismo, a la persecución de los objetivos propios y particulares
en primer lugar y a una concepción de las organizaciones según una
lógica piramidal de lealtades estructurales. Más bien se observan for-
93
mas de relación que priorizan lo colectivo, la cooperación y el consenso
general en cualquiera de las dos esferas antes mencionadas.
Sin embargo, la construcción de este nuevo tipo de subjetividad más
inclusiva y solidaria, no deja de presentar fisuras. Construcción sin
lugar a dudas contradictoria y de destino incierto en la medida en que
tiene que oponerse a concepciones hondamente arraigadas en el acervo
cultural de la sociedad occidental post-industrial.
Se van produciendo fisuras en la dominación capitalista, en estas tomas de
espacios o de tiempo- espacios. Fisuras por supuesto contradictorias.15
Este desafío arduo, lento, de hormiga, complejo, se da de frente contra
las carencias cotidianas, el clientelismo político, la fatiga, la desilusión
ante un camino que se hace cuesta arriba.
Por todo esto se entiende que a medida que nos alejamos del espacio en
el que se trabaja de una forma más reflexiva, conciente y cotidiana para
la creación de esta forma alternativa de ver y vivir el mundo, es decir el
MTD, los avances sobre el camino recorrido se diluyen, atenuando su
impacto sobre las prácticas concretas de los individuos.
Parafraseando a Badiou, bien vale decir que la política es un arte; y
esencialmente es el arte de la paciencia, que como tal impone sus pro-
pios tiempos –adversos o alternativos a los tiempos de la economía
moderna – y sus propios espacios – también contrarios al espacio de la
representación. Se trata de dar rienda libre a la creación; y el MTD ha
sabido enfrentarse a la monotonía dominante recorriendo un sendero
que, aunque incierto no por eso menos prometedor.
95
CUADERNOS PUBLICADOS
1. Departamento de Ciencias Sociales: Prevención y promoción de la salud
integral en la Ciudad de Buenos Aires. Organizaciones de la Sociedad
Civil. Natalia Bauni y Julieta Caffaratti.
2. Departamento de Ciencias Sociales: Cooperativa de recuperadores de
residuos. Exclusión social y autoorganización. Julio Gabriel Fajn.
3. Unidad de Información: Racionalización y democracia en la escuela
pública. La educación durante el período 1916-1930. Daniel Campione y
Miguel Mazzeo.
4. Departamento de Cooperativismo: La cooperación y los movimientos
sociales. Consideraciones sobre el papel del cooperativismo en dos
movimientos sociales. Trabajo colectivo (MTD Matanza, MOI, Mario
Racket y Gabriela Roffinelli).
5. Departamento de la Ciudad del Tango: El tango en el teatro (parte 1).
Liliana Marchini.
6. Departamento de la Ciudad del Tango: El tango en el teatro (parte 2).
Liliana Marchini.
7. Departamento de Economía y Política Internacional: El petróleo en la
estrategia económica de EE.UU. Valeria Wainer, Andrea Makón y Carolina
Espinosa.
8. Departamento de Economía y Política Internacional: La globalización
neoliberal y las nuevas redes de resistencia global. Dolores Amat, Pedro
Brieger, Luciana Ghiotto, Maité Llanos y Mariana Percovich.
9. Departamento de Estudios Políticos: La construcción del ejército de
reserva en Argentina a partir de 1976. La población excedente relativa en
el área metropolitana de Buenos Aires, 1976-2002. Javier Arakaki
10. Departamento de Ciencias Sociales: La parte de los que no tienen parte.
La dimensión simbólica y política de las protestas sociales: la
experiencia de los piqueteros en Jujuy. Maricel Rodríguez Blanco.
11. Departamento de Cooperativismo: FUCVAM. Una aproximación
teórica a la principal experiencia cooperativa de viviendas en Uruguay.
Analía Cafardo.
12. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre a
diciembre de 1974 (Parte 1). Gabriel Vommaro.
13 Departamento de Cooperativismo: El cooperativismo agrario en cuba.
Patricia Agosto.
14. Unidad de Información: La Calle. El diario de casi todos. Octubre a
diciembre de 1974 (Parte 2). Gabriel Vommaro.
15. Departamento de Estudios Políticos: Las nuevas organizaciones
populares: Una metodología radical. Fernando Stratta y Marcelo Barrera.
16. Departamento de Cooperativismo: Empresas recuperadas. Aspectos
doctrinarios, económicos y legales. Alberto Rezzónico
17. Departamento de Economía y Política Internacional: Alca y apropiación
de recursos. El caso del agua. María de los Milagros Martínez Garbino,
Diego Sebastián Marenzi y Romina Kupellián
18. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La
participación femenina desde un enfoque de género (Parte 1) Teresa
Haydée Pousada.
96
19. Departamento de Cooperativismo: Género y Cooperativas. La
participación femenina desde un enfoque de género (Parte 2) Teresa
Haydée Pousada.
20. Departamento de Cooperativismo: Dilemas del cooperativismo en la
perspectiva de creación de poder popular. Claudia Korol.
21. Departamento de Cooperativismo: El zapatismo: hacia una
transformación cooperativa “digna y rebelde”. Patricia Agosto.
22. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y
recaudación en el sistema tributario argentino (Parte 1). Rodrigo M. G. López.
23. Departamento de Economía Política: Imponernos. Progresividad y
recaudación en el sistema tributario argentino (Parte 2). Rodrigo M. G. López.
24. Departamento de La Ciudad del Tango: Laburantes de la música.
Apuntes de su historia sindical. Mario A. Mittelman.
25. Departamento de Cooperativismo: Debate sobre Empresas
Recuperadas. Un aporte desde lo legal, lo jurídico y lo político. Javier
Echaide.
26. Departamento de Ciencias Sociales. Asambleas barriales y mitologías:
Una mirada a partir de las formas de intervención político cultural.
Hernán Fernández, Ana Enz, Evangelina Margiolakis y Paula Murphy.
27. Departamento de Cooperativismo. Autogestión obrera en el siglo XXI:
Cambios en la subjetividad de los trabajadores de empresas recuperadas, el
camino hacia una nueva sociedad. Analía Cafardo y Paula Domínguez Font.
28. Departamento de La Ciudad del Tango: La escuela de todas las cosas.
Tango: acercamiento a los modos de transmisión de la música popular a
través de la reconstrucción oral. María Mercedes Liska.
29. Departamento de Historia: Las primeras experiencias guerrilleras en
Argentina. La historia del «Vasco» Bengochea y las Fuerzas Armadas de
la Revolución Nacional. Sergio Nicanoff y Axel Castellano.
30. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los
‘60 y ‘70 en Argentina. Parte I: El PRT-ERP: Nueva Izquierda e Izquierda
Tradicional. Eduardo Weisz.
31. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los
‘60 y ‘70 en Argentina. Parte II: Militancia e historia en el peronismo
revolucionario de los años 60: Ortega Peña y Duhalde. Ariel Eidelman
32. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los
‘60 y ‘70 en Argentina. Parte III: Historia en celuloide: Cine militante en
los ‘70 en la Argentina. Paula Halperín.
33. Departamento de Historia: Estudios críticos sobre historia reciente. Los
‘60 y ‘70 en Argentina. Parte IV: Mujeres, complicidad y Estado
terrorista. Débora C. D’Antonio.
34. Departamento de Economía Política: Deuda externa: verdades que
encandilan. Colectivo del Departamento.
35. Departamento de Comunicación: Los dueños de la palabra. La propiedad
de los medios de comunicación en Argentina. Luis Pablo Giniger.
36. Departamento de Ciencias Sociales: Los discursos de la participación:
Una mirada hacia la construcción de la figura del ciudadano en la prensa
escrita de la Ciudad de Buenos Aires. Matías Landau (coord), Alejandro
Capriati, Nicolás Dallorso, Melina Di Falco, Lucas Gastiarena, Flavia
Llanpart, Agustina Pérez Rial, Ivana Socoloff.
97
37. Departamento de Educación: Reformas neoliberales, condiciones
laborales y estatutos docentes. Analía Jaimovic, Adriana Migliavacca, Yael
Pasmanik, M. Fernanda Saforcada.
38. Departamento La Ciudad del Tango: Los tangos testimoniales. Julio
César Páez.
39.Departamento de Comunicación: Espectáculos de la realidad. Cecilia
Rovito.
40. Departamento de Literatura y Sociedad: Serie El sujeto social en algunas
obras narrativas argentinas del siglo XX. Parte I: Acerca de La Forestal.
La tragedia del quebracho colorado (ensayo de Gastón Gori).Pablo
Marrero.
41. Departamento de Literatura y Sociedad: Serie El sujeto social en algunas
obras narrativas argentinas del siglo XX. Parte II: Rodolfo Walsh. Hacia
una nueva épica. Nancy Denise Javelier.
42. Departamento de Cooperativismo: La gestión en las empresas
recuperadas. C. Roberto Meyer; José E. Pons
43. Departamento de Historia: La formación de la conciencia de clase en
los trabajadores de la carne desde una perspectiva regional. Zárate 1920/
1943. Christian Gastón Poli.
44. Departamento de Literatura y Sociedad: Griselda Gambaro: exilio
textual y textos de exilio. María Cecilia Di Mario.
45. Departamento de Rconomía Política: Un análisis del acuerdo con el
FMI: ¿un nuevo rumbo o el mismo camino?. Diego Mansilla, Lucía Tumini.
46. Departamento de Educación: ¿Qué regulan los Estatutos Docentes?
Trabajadores de la educación, relaciones sociales y normativa. Analía
Ivanier, Analía Jaimovich, Adriana Migliavacca,
Yael Pasmanik, M. Fernanda Saforcada.
47. Departamento La Ciudad del Tango: Tango. Los jóvenes y el tango.
Roxana Rocchi; Ariel Sotelo
48. Departamento de Literatura y Sociedad: Otra cara del mundo.
Literatura juvenil popular en los márgenes de la ciudad. Diego Jaimes y
Pablo Provitilo.
49. Departamento de Historia: Historia de una militancia de izquierda. Las
socialistas argentinas a comienzos de siglo XX. Bárbara Raiter.
50. Departamento de Ciencias Sociales: Argentina contemporánea:
Trabajo, Subjetividades y Movimientos Sociales. MTD de Solano. Trabajo
colectivo
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Cuadernos de Crítica
1. Departamento Artístico: Los Macocos: Lecturas críticas de Continente
Viril. Coordinador: Jorge Dubatti.
Cuadernos de Debate
1. Departamento de Derechos Humanos: la representación del genocidio en
los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención
durante la última dictadura. El debate de la ESMA.
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CENTRO CULTURAL DE LA COOPERACIÓN
EDICIONES DEL INSTITUTO MOVILIZADOR DE FONDOS COOPERATIVOS
Av. Corrientes 1543 - C1042AAB - Ciudad de Buenos Aires - Argentina
http://www.cculturalcoop.org.ar
e-mail: uninfo@cculturalcoop.org.ar
Director del CCC: Floreal Gorini
Departamento de Ciencias Sociales
Coordinador: Gabriel Fajn ISSN: 1666-8405