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EL APRENDIZAJE AUTÓNOMO DEL ESTUDIANTE

Victor Hugo Vanegas González


Febrero 2016
El aprendizaje autónomo debe ser un mecanismo que le permita al estudiante tener autocontrol
de su proceso de aprendizaje. Que sea consciente de los recursos cognitivos y afectivos que
desarrolla en el proceso de aprender. El estudiante realiza su mayor esfuerzo cognitivo para
solucionar elementos concernientes a su propio aprendizaje más que en resolver una tarea
específica.
Por lo tanto el estudiante debe tener una posición constante de cuestionamiento, revisión,
planificación, control y autoevaluación de su propia acción de aprendizaje (Martínez, 2005). El
estudiante debe desarrollar conductas y actitudes que permitan altos niveles de entendimiento y
manejo de su proceso formativo, según lo afirma Martí (2000).

Una variable fundamental en el proceso autónomo del estudiante es la autorregulación. Que para
las autoras Crispín, Caudillo, Doria & Esquivel (2011) es: “tener conciencia del propio pensamiento,
es el conocimiento acerca de cómo se aprende. Este modo más profundo de aprendizaje se
desarrolla a través de observar en acción las propias conductas adoptadas para aprender. Además
de observar, el sujeto vigila y controla sus comportamientos para obtener un aprendizaje más
efectivo”.
Se puede entender la autorregulación como la habilidad que se logra para generar el aprendizaje
teniendo el control y direccionando sus propios procesos de pensamiento. Se debe esperar que el
estudiante desarrolle su independencia y que logre auto gestionar una variable tan importante
como la práctica. Lo que le exige que controle sus acciones para aprender y que sea eficaz
alcanzando las metas propuestas.Para las autoras Crispín, Caudillo, Doria & Esquivel (2011) en el
aprendizaje autónomo se pide que el estudiante sea consciente de la toma de decisiones que
realiza para poder aprender, de las estrategias que utiliza, de los escollos que se le pueden
presentar y de la manera en que logra superarlos.Dentro de la autonomía del estudiante, existen 3
elementos fundamentales a tener en cuenta según el investigador Arriola (2001). Los cuales son:

• La planeación: la cual permite que el estudiante defina las metas que debe
alcanzar y el desarrollo de las actividades para el cumplimiento de las
tareas.

• El monitoreo: permite analizar cómo y de qué manera se realizan las tareas


y si es necesario se replantean las estrategias utilizadas.

• La valoración: es el análisis de la eficacia y eficiencia con que se lleva a


cabo la actividad de aprendizaje. Logrando evaluar el esfuerzo empleado y
los resultados que se obtienen.

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Antes del desarrollo de la actividad se debe analizar el nivel de dificultad y la cantidad de esfuerz
necesario para realizarla. Se debe tener en cuenta la cantidad de tiempo disponible, el lugar donde
se va a realizar y los materiales necesarios.

El estudiante debe tener presente una serie de preguntas a resolver antes de realizar la tarea,
según las investigadoras Crispín, Caudillo, Doria & Esquivel

(2011). Las cuales son:

¿Con cuánto tiempo cuento?,

¿Dónde y cuándo realizaré la tarea?,

¿Qué materiales tengo (apuntes, libros, videos, etcétera)?

¿La tarea es individual o en equipo?

¿A quién puedo recurrir en caso de tener alguna duda?

Adicionalmente el estudiante debe tener una serie de motivaciones y creencias de

autoeficacia, las cuales juegan un papel fundamental para que se pueda involucrar

de manera activa y persistente en la tarea y logre la meta deseada. Por esta

razón, el alumno debe preguntarse:

¿Para qué?

¿Puedo hacerlo?

¿Quiero hacerlo?

¿Con qué recursos personales cuento?

¿Qué sé del tema?

Para los investigadores Valle et al ( 2007), el conocimiento autónomo necesita de estrategias de


aprendizaje propias del estudiante como elaborar esquemas, cuadros sinópticos, mapas
conceptuales, ensayos, resúmenes, parafrasear, tomar notas, subrayar textos, repasar, etc., pero

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esto no es suficiente, pues la estrategia conduce a saber cómo, cuándo y por qué utilizarlas. Se
debe controlar su mayor o menor eficacia, conocer en qué circunstancias es más útil una u otra
para, así, modificarla según las demandas de la tarea mediante la función autorreguladora; es
decir, a través de la observación de la eficacia de las estrategias elegidas, cambiarlas o ajustarlas
según las metas que se deben alcanzar.

Referencias
Arriola, A. (2001). “Relación entre estrategias de aprendizaje y autorregulación”. Tesis de grado.
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

Crispín, M.L., Caudillo, L., Doria, C., & Esquivel, M. (2011). Aprendizaje Autónomo. Orientaciones
para la docencia. Universidad Iberoamericana. México, DF. Primera edición electrónica 2011.

Martínez Fernández, J.R. (2005). Concepción del aprendizaje, metacognición y cambio conceptual
en estudiantes universitarios de Psicología. Tesis doctoral, Universidad de Barcelona.Valle Arias,

Antonio et al. (2007). “Metas académicas y estrategias motivacionales de autoprotección”.


Electronic Journal of Research in Educational Psychology. No. 13. Vol. 5 (3.) pp. 617-632

http://www.investigacion-psicopedagogica.org/revista/articulos/13/espannol/Art_13_207.pdf
Abril 2011

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