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El Desarrollo La Responsabilidad Social y Los Problemas Ambientales

ECO. Eduardo Mantilla Pinilla


Economista y Especialista en Docencia Universitaria, USTA Bucaramanga
Docente Investigador de Contaduría Pública, USTA
Docente Asociado, Escuela de Trabajo Social UIS

PSC. Karol Zulay Mantilla Londoño


Psicóloga Educativa, Universidad Montemorelos, Nuevo León-México
Aspirante Doctorado de la Universidad Nacional de San Luis Argentina
(Bucaramanga, Colombia)

REVISTA DIXI Nº 12, ABRIL DE 2010, Centro de Investigaciones Jurídicas, UCC Bucaramanga

Resumen.
Los problemas ambientales han movilizado los intereses de la comunidad mundial, logrando la
proclamación y pacto del Desarrollo Sostenible en la cumbre de Río -1992-, como concepto orientador en
el restablecimiento de condiciones sociales y ambientales que aseguren la vida digna en el planeta, sin
embargo, hoy después de 17 años no es fácil asegurar si se avanza en dicho propósito, al no contar con
instrumentos de control y evaluación, ni con una cultura de responsabilidad que modifique las conductas
de los actores sociales -Estado, empresa y sociedad civil-, en la protección y recuperación del ambiente y
la eliminación del flagelo de la pobreza, que conlleven a un bienestar social con proyección generacional;
solo posible de alcanzar si se piensa y actúa en un Desarrollo Con Responsabilidad Social.

Palabras Clave
Contabilidad Ambiental; Sostenibilidad Ambiental; Desarrollo y Responsabilidad Social; Desarrollo
Sostenible; Problemática Ambiental; Calentamiento Global; Cambio Climático.
Abstract.
Environmental problems have mobilized the world community interests, making the declaration and
agreement on the Sustainable Development Summit in Rio -1992 -, as a guiding concept in the restoration
of social and environmental conditions that ensure decent life on the planet, but today after 17 years is not
easy to ascertain whether progress is made in this purpose, not having control and assessment tools, or
with a culture of responsibility to modify the behavior of social actors-states, business and civil society, in
protecting and restoring the environment and eliminating the scourge of poverty that lead to social welfare
generational projection; only possible to achieve if one thinks and acts in a socially responsible
development.

Keywords
Environmental accounting - Sustainable development - Environmental sustainability - Socially responsible
development - Environmental problems - Global warming - Climate change.

Introducción

El Calentamiento Global es en gran medida, resultado del cúmulo de errores cometidos por la
humanidad en su historia, acentuándose desde la revolución industrial y en orden al pensamiento
económico, orientador del desarrollo de las naciones. Por un lado el pensamiento liberal clásica y la teoría
neoclásica, origen de la Economía Capitalista, en la cual, el desarrollo se soporta en la racionalidad
económica de mercado, con enfoque en el principio de la escasez1, excluye de sus postulados la dimensión
ambiental, al ser considerado el contexto natural como bienes libres por su aparente abundancia e
inagotabilidad, y por otro lado, la teoría económica socialista que se fundamenta en el bienestar social, la
igualdad y la equidad, enfoca el desarrollo económico en las relaciones sociales de producción, en busca
de la optimización de los recursos para la satisfacción de necesidades y en los excedentes para el
crecimiento, pero al igual que el pensamiento capitalista no le atribuye importancia al contexto natural. De
ahí, que estas concepciones merezcan especial atención para avanzar en el verdadero desarrollo, el cual
incorpore una racionalidad integral, en la búsqueda de un equilibrio entre las dimensiones que aseguran la
calidad de vida con proyección generacional, -económica, social y ambiental-.
Si bien, ya han transcurrido más de 15 años, del pacto sobre Desarrollo sostenible, celebrado en la
cumbre de Río de Janeiro (1992), hoy es impreciso afirmar el logro de tan anhelado proceso, ante la
creciente incertidumbre sobre el panorama ambiental del planeta y una cada vez más azotada población
por el flagelo de la pobreza. Más del 50% de la población del mundo se encuentra en condiciones de
pobreza, siendo aún más preocupante cuando la tercera parte se considera en estado de miseria; márgenes
que han seguido aumentando desde el mencionado pacto.
De hecho, la incertidumbre en la comunidad mundial para enfrentar los problemas ambientales del
presente y alcanzar el bienestar humano con proyección generacional, entraña procesos, económicos,
sociales, ambientales y políticos, en donde la humanidad sea beneficiaria y agente dinámico de aquel
desarrollo que asegure su supervivencia con calidad de vida. Desarrollo que garantice el bienestar presente
sin comprometer la calidad de vida de las futuras generaciones, es decir un desarrollo con
“Responsabilidad Social -RS-2”; posible de alcanzar sólo si se frenan las amenazas, “El Cambio Climático
y la Pobreza”. En consecuencia, como tema de reflexión se plantea la importancia de una cultura de RS
como eje del desarrollo, para encarar los problemas ambientales, principal amenaza para conservar la vida
en el planeta.
Detener y reducir el calentamiento global y la contaminación del planeta, no es tarea fácil sin el
compromiso de todos los actores del desarrollo en cada nación, Estado, empresa y sociedad civil; con
acciones concretas en la reducción de contaminantes y gases de efecto invernadero, detener la
deforestación e impulsar la reforestación, y la incorporación de sistemas de información y evaluación de la
sostenibilidad ambiental, con monitoreo permanente, entre otros.
En sí, enfrentar el fenómeno de cambio climático implica abordar el tema de RS desde el sistema
de educación; reorientar la racionalidad económica con postulados y propósitos de RS, y variables de
enfoque integral; una política fiscal coherente con la conservación ambiental que posibilite el PSA como
estrategia de conservación y no con políticas economicistas que legitiman la contaminación, con el
aparente PSA, con la certificación de captación de CO2 en mercados especulativos y sub-reales; un control
integral de los recursos naturales en los diferentes rangos geográficos y un Sistema de Contabilidad
Ambiental nacional (MANTILLA, 2005).

ANTECEDENTES: Los seres humanos en su lucha histórica por la supervivencia y en su afán


por la acumulación de riqueza, han asumido diferentes formas de organización y producción,
incorporando dinamismo a los procesos productivos, con la constante innovación para la generación y
transformación de satisfactores, logrando así, no solo que el hombre se provea de los diferentes elementos
que satisfacen sus necesidades, si no la concentración de excedentes de capital, con marcados niveles de
acumulación.
El afán por acrecentar riquezas, junto a una racionalidad humana inconsecuente, han hecho
incierto el futuro del planeta; al construir para sí y los demás seres vivos, un medio hostil, resultante del
mal e intensivo uso de la naturaleza, con el respectivo agotamiento tanto de los recursos renovables, como

1
El Economista británico Lionel Charles Robbins, como uno de los primeros conceptos contemporáneos, define la economía
como: “La economía es la ciencia que analiza el comportamiento humano como la relación entre unos fines dados y medios
escasos que tienen usos alternativos”.
2
Principio supremo moral formulado por el filosofo Alemán Hans Jonas (1979) "Actuar de forma que los efectos de tu acto sean
compatibles con la permanencia de una vida humana genuina".
no renovables, a la persistente carga de contaminantes, y en medio de constantes desatinos económicos,
causante de los profundos desequilibrios sociales que evidencian el flagelo de la pobreza, característico en
nuestros días. Condición que hace que la búsqueda de soluciones al problema de la supervivencia sea un
tema de incertidumbre difícil de resolver, si se tiene en cuenta que las acciones contra la naturaleza, han
estado siendo concebidas y fomentadas bajo constantes desatinos del pensamiento económico; no
obstante, de este emerger el compendio de teorías que procuran la solución al problema del bienestar y
supervivencia del hombre; llegando a ser causante de profundos desequilibrios sociales, acentuado en el
flagelo de la pobreza, y de un conflicto ambiental sin precedentes, al imperar los intereses del capitalismo
y el individualismo, en la casi totalidad de estados del mundo.
Errores históricos, que en esencia han conllevado y son la respuesta a una noción imprecisa del
desarrollo, al concentrarse sobre las cosas o satisfactores materiales de las necesidades y los medios para
acceder a los mismos, y no sobre su origen y tipología; desconociendo el papel que juega el contexto
natural o ambiental en la supervivencia y bienestar del hombre, y que en realidad el desarrollo se refiere es
a las personas y no a las cosas (MAX-NEEF, 1996); lo que ha conllevado a que los modelos orientadores
del mismo, resulten excluyentes de significativos segmentos poblacionales y desarticulados del contexto
ambiental, impidiendo la estabilidad o mejoramiento de condiciones de bienestar social con equidad, y
construyendo un medio natural cada vez más degradado, que impide el desarrollo con proyección
generacional.
En respuesta a las dificultades sociales y ambientales, se efectuó la primera gran cumbre de la
tierra, “la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD)”, Río
de Janeiro -Brasil 1992-, liderado por la Organización de las Naciones Unidas “ONU”. Ahí se destacan
significativos avances con el compromiso de los diferentes gobiernos allí reunidos, sobre repensar el
desarrollo económico hacia la eliminación de las descompensaciones sociales y controlar la creciente
destrucción de la naturaleza y el ambiente; firmándose el pacto mundial del Desarrollo Sostenible,
“………. el cual enfrenta las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones de hacer frente a sus propias necesidades” (ASOCARS, 2002).
Los compromisos establecidos en la cumbre; obliga la orientación del desarrollo con propósitos
sostenibles, en el marco de una economía globalizante como referente del imperativo Neoliberal; lo que
implica el avance en saberes y acciones que eliminen toda incertidumbre sobre la permanencia de la vida
en la tierra y por consiguiente, la del género humano en condiciones de bienestar individual y social.
Si bien, como ha quedado demostrado en el tiempo, los procesos productivos conllevan de manera
inevitable al agotamiento de recursos tanto renovables como no renovables por su utilización; la situación
se hace más inexorable, al corresponder la producción a procesos de explotación de los recursos de
manera inapropiada y con sus residuos, desechos y emisiones contaminan el medio, alterando las
características de la naturaleza; lo que obliga la búsqueda de alternativas productivas que coadyuven al
alcance de un equilibrio entre los componentes que aseguran la permanencia de la vida en el planeta, y a
una rigurosidad en la búsqueda de herramientas e instrumentos de política de desarrollo, entendido este
como un proceso integral y de equilibrio, entre la dimensión económica, la social y la ambiental.
“Garantizar un ambiente sano, implica dejar de lado el interés económico individual, en busca de
un beneficio social o colectivo. Abandonar la racionalidad económico-financiera, por una
racionalidad integral, -Económica, social y ambiental” (MANTILLA, 2008).

CAMBIO CLIMÁTICO Y ECONOMÍA.- El Cambio Climático no es un tema más en el campo


noticioso y político de la actualidad mundial. Es una realidad irrefutable que ha convocado a un amplio y
coincidente segmento de la comunidad científica mundial, y obliga un cambio drástico en las diferentes
actividades humanas, pero de manera especial en las causantes del efecto invernadero (emisiones y
sistema de captación de CO2). Si algunos atribuyen el calentamiento global a un asunto meramente natural
dentro de los milenarios ciclos y procesos geológicos, o por las irregularidades en la radiación solar, las
cifras sobre el cambio climático, producto de las actuaciones de la humanidad demuestran una realidad
diferente. Las estadísticas sobre la presencia de gases de efecto invernadero en la atmosfera y el cambio
climático a partir de la revolución industrial, permiten establecer una relación directa entre el aumento de
la temperatura media global y la presencia de estos gases, en relación con el crecimiento de emisiones
industriales y de automotores, crecimiento poblacional y actividad domestica, así como la deforestación
por la ampliación de las fronteras agropecuarias, industriales y urbanas.
Cuando los seres humanos logran el aparente dominio sobre la naturaleza, asumiendo su
explotación extensiva e intensiva y la transformación de sus componentes, emprenden una lucha no solo
para sobrevivir, sino para mejorar su calidad de vida en condiciones de bienestar -supervivencia- y hacia
la acumulación, con la apropiación de los recursos de la naturaleza y los bienes de ella derivados,
asumiendo durante su historia, diferentes formas de producción y organización, avanzando con
dinamismo en la incorporación de procesos productivos, con la constante innovación y creación de
satisfactores, logrando con ello proveerse no solo de los diferentes elementos que colman sus propias
necesidades, si no la concentración de excedentes, significando apreciables estándares de acumulación -
riqueza-.
Los desatinos en los procesos de supervivencia, corresponden a la racionalidad económica, al
marginar los recursos de la naturaleza y el ambiente, de sus análisis, postulados y fundamentos, por
considerarlos bienes libres o no económicos, al no ser originados en el trabajo y la acción transformadora
del hombre, y por su aparente abundancia e inagotabilidad, desconociendo que la naturaleza brinda todos
los elementos susceptibles de transformación para generar los satisfactores de necesidades, y soporta la
disposición final de los residuos; -por ahora no hay cosa alguna que se produzca en el planeta sin
depender de la naturaleza-. Es la naturaleza en su concepción, la que legitima el bienestar y la
supervivencia del hombre, al comprender la oferta natural de materiales y servicios, imprescindibles para
la satisfacción de las necesidades vitales del hombre y demás seres vivos, mediante su consumo o uso y
como insumos necesario en todo proceso productivo, pero que hoy se encuentran altamente
comprometidos para la eficiencia y eficacia de la actividad económica, aunando contradicciones al alcance
de los propósitos del desarrollo.
Las constantes irregularidades en el uso de la naturaleza y la heterogeneidad en el desarrollo de las
naciones, propician el calentamiento global y el creciente flagelo de la pobreza, e impiden un avance
seguro a la globalización, con equidad, crecimiento económico y ambiente saludable; otorgando
incertidumbre a los modelos económicos y de desarrollo reinantes, por ende, a la supervivencia de la
humanidad en condiciones de bienestar.
En toda sociedad la degradación ambiental y la pobreza constituyen un dilema; no es secreto que
el agotamiento en la disposición de recursos naturales -renovables y no renovables-, contrae la oferta de
bienes naturales y ambientales transables, básicos en el consumo y producción de satisfactores que suplen
las necesidades humanas; lo que en una economía orientada en los mercados, conlleva al aumento de los
precios, afectando de esta manera a los desposeídos, población limitada para acceder a los medios y bienes
de consumo, coadyuvando así al crecimiento de la pobreza.
En los sectores matizados por el flagelo de la pobreza se afecta el ornato y por ende el entorno
natural, se margina el acceso a la educación y del conocimiento de prácticas apropiadas de conservación
ambiental, y se impulsan actividades impropias de explotación de los recursos naturales, para alcanzar
ingresos hacia la satisfacción de sus necesidades, acelerando la degradación o desaparición de recursos
naturales, lo que coloca en peligro la sostenibilidad ambiental, y sustenta la perdida de calidad de los
BSA, con las consecuentes externalidades en el hombre, su salud y economía. De hecho tanto la pobreza
como la crisis ambiental, otorgan desconfianza al alcance del desarrollo sostenible de las naciones, y
asegurar si se está o no avanzando hacia él, es aún menos confiable, sino se cuenta con herramientas
apropiadas de medición y evaluación de los componentes que lo definen. Sin embargo, la comprensión del
impacto de la acción humana y los procesos productivos sobre los ecosistemas, así como la determinación
de los límites para su existencia, irrumpe recientemente en la investigación científica y preocupación
política.
La evolución industrial se ha soportado en el consumo paulatino de los bienes tanto renovables
como no renovables que brinda la naturaleza, y ha convertido el contexto natural en destino de sus
residuos perjudiciales, -sólidos, líquidos y gaseosos-, que se incorporan al ambiente sin ningún control.
Condición que se acelera cada vez más, por el crecimiento poblacional y un consumismo que exige cada
día más bienes para satisfacer gustos y preferencias, convirtiéndose esto en una cadena de múltiples
efectos ambientales; pues el hombre no solo se apropia y explota los elementos de la naturaleza, sino que
la convierte en la disposición final de sus desechos, alterando el equilibrio de los ecosistemas, causa de la
alteración crítica de la atmósfera del planeta, por concentración de gases de efecto invernadero, como
dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno, clorofluorocarburo, clorofluorocarbono, vapor de agua,
ozono y otras sustancias contaminantes, generadas en la dinámica empresarial y en las actividades propias
de una sociedad, en donde el sector energético está altamente comprometido por sus emisiones, las
actividades agropecuarias con la expansión de sus fronteras y la cotidianidad humana con el consumos y
conductas contaminantes, han dado lugar a grandes alteraciones en el ecosistema global (contaminación
del agua, aire, tierra). (PNUD, 2009)
Aunque son diferentes las consecuencias de manejo irracional de los recursos de la naturaleza,
hoy, la mayor preocupación se centra en el cambio climático del planeta, conllevando a la certificación de
CO2, pactado en la Convención Marco de Cambio Climático de las Naciones Unidas y el Protocolo de
Kyoto, como instrumento para responder socialmente por las emisiones y fomentar la conservación de los
bosques. Sin embargo, se adolece de mecanismos que estandaricen el valor de las certificaciones y
conduzcan a la equidad, mas no se convierta en acciones que legitimen las emisiones de contaminantes,
beneficiando a los emisores.
Lo planteado en Kyoto, se puede entender como un intento para avanzar hacia el Pago por
Servicios Ambientales -PSA-; tema que se plantea como estrategia para la conservación de los
ecosistemas ofertantes de Bienes y Servicios Ambientales -BSA-. Instrumento considerado necesario para
una política ambiental, capaz de desviar los intereses del capital en zonas de ecosistemas relevantes para el
suministro de Servicios Ambientales -SA-, fundamentales en la supervivencia y calidad de vida humana, y
se minimicen las expectativas negativas frente al desarrollo sostenible.
Marchar en los acuerdos de Kyoto, en la reducción de las emisiones de gases de efecto
invernadero, con las Certificaciones de Emisión Reducida, -CER-, y con los Bonos de Carbono -BC-,
mediante el pago certificados de captación de CO2, implica resultados positivos, solo en la medida que los
CER sean consecuentes con los costos de reducción de emisiones con el uso de tecnologías apropiadas, y
los BC sean gravosos significativamente frente a los intereses del capital industrial, al resultar mas
atractivos los costos comparados de alternativas eficaces, así como propender por la creación de un fondo
de certificaciones de CO2, con fines de reforestación estratégica de la tierra, y no solo la conservación y
manejo de ecosistemas boscosos existentes.
El PSA es la alternativa que puede persuadir la explotación de los ecosistemas ofertantes de BSA
y atraer procesos de reforestación, pero la eficacia depende de su valoración. Una política fiscal con
propósitos ambientales que permita la corrección de los eventuales desafíos que el progreso económico
del sector primario con la ampliación de las fronteras agropecuarias y mineras, impone a la preservación
de los ecosistemas estratégicos, conlleva a un posible atraso en la productividad de las regiones, con las
respectivas consecuencias sociales; lo que implica una planeación racional de la política de PSA, hacia un
equilibrio entre las dimensiones económica, social y ambiental.
La temática sobre Bienes y Servicios Ambientales -BSA-, se ha ido incorporando como materia de
estudio recientemente, -a mitad del siglo pasado-, a partir del análisis de la problemática ambiental del
mundo, en esencia los BSA surgen con la misma vida en el planeta, pues el hombre desde su creación trae
consigo diferentes necesidades, que solo logra satisfacer con el consumo y uso de los diferentes materiales
y servicios que le proporciona su entorno natural; elementos que por su capacidad para satisfacer
necesidades adquieren la categoría de bienes3. De hecho, el hombre cuando aparece en la faz de la tierra,
para asegurar su sobrevivencia al igual que los demás seres vivos, debió proveerse de distintos elementos,
materiales e intangibles, que solo la naturaleza le ofrecía, viéndose obligado a depender de las bondades
de su propio ambiente o medio natural, pero gracias a que se enfrento a esta, no como ser individual si no

3
Bien es todo elemento material capaz de satisfacer una necesidad, mediante su uso directo o indirecto, reportando valor de uso o
utilidad; las diversas categorías de bienes han sido introducidas a lo largo de la evolución de las diferentes ciencias.
como ser social y con capacidad racional, la fue sometiendo, iniciando los procesos de explotación y
transformación.
La articulación de los temas ambientales a la ciencia económica se debe abordar desde las bases
ecológicas de producción, expresadas en la oferta natural de bienes y servicios ambientales y en la
determinación de costos por contaminación de los mismos. Sin embargo, la integración variables
referentes a la naturaleza en la economía enfrenta los problemas, al deberse traducir los costos de uso,
conservación y restauración en una medida homogénea de valor, pues la valoración monetaria de los
recursos está sujeta a sucesos ecológicos -regeneración y productividad-, que no corresponden a ciclos
económicos, ni a procesos sociales y culturales, reducidos a la esfera económica. Así, la adhesión de las
condiciones ambientales de la producción y los costos ecológicos a la economía del valor, implica la
necesidad de caracterizar los procesos sociales que otorgan valor a la naturaleza.
En el proceso de seguimiento a la sostenibilidad ambiental y en la ejecución de la política
económica, se deben precisar tres conceptos de valor, el del inventario de recursos naturales, del cambio o
costos ambiental y el de los BSA, pues cada uno tiene una utilidad específica en el manejo ambiental del
país. En el razonamiento hacia el valor ambiental aproximado, es importante contemplar variables como:
Costos de Recuperación; Costos de Reposición; Costos de Oportunidad o Alternativos; Beneficios
Económicos, Sociales y Ambientales, y Costo de Externalidades Económicas, Sociales y Ambientales
(MANTILLA, 2008).
En sí, al estar los ecosistemas constituidos por una comunidad biótica y un medio físico donde
interactúan como unidad funcional, su valor como inventario natural lo determina la valuación agregada
de todos sus componentes, mientras los costos ambientales estarán constituidos por las pérdidas de
recursos, en adición al valor de las externalidades que cause en el hombre, su economía y su contexto, y el
valor de los servicios ambientales ofertados a las comunidades y cuya obtención no corresponde a
mercados especializados, se determina es por lo que deja de percibir quien ostenta la posesión, propiedad
o dominio, del suelo que contiene el ecosistema, asegurando la disponibilidad de BSA. (MANTILLA,
2006)
En conclusión, el desarrollo, como proceso dinámico de supervivencia y bienestar generacional,
implica una sinergia entre las tres dimensiones del desarrollo, si se quiere asegurar la vida en el planeta.
Estos dimensiones, -económico, social y ambiental-; aunque medibles y evaluables independientemente,
solo con su análisis integral en un sistema de contabilidad nacional, permite el reconocimiento de los
avances en el desarrollo sostenible. Siendo de importancia enfatizar, que la contabilidad ambiental no
debe ser incluida dentro de la estructura de las tradicionales cuentas nacionales, por centrarse en el registro
de valores establecidos para los recursos naturales, los cuales no obedecen a contrapartidas monetarias o
económicas, puesto que el valor de la naturaleza es independiente en lo absoluto, de todo proceso
económico y por que el valor de su agotamiento, supera el de los bienes obtenidos en su explotación;
pudiendo llegar a desdibujar los resultados contables tradicionales. En consecuencia, la contabilidad
ambiental debe operar como un sistema satélite, que suministre los datos de evaluación integral del
desarrollo, mediante información cruzada y evaluación por indicadores.

RESPONSABILIDAD SOCIAL -RS- Y DESARROLLO: Se ha demostrado que los problemas


ambientales y sociales que aqueja la humanidad, es producto de procesos económicos y culturales, que si
bien, las consecuencias del deterioro incluye a todos, solo unos pocos se quedan con las riquezas de la
explotación de la naturaleza y generalmente los excluidos son los más afectados por el deterioro
ambiental, lo que hace imperiosa la revisión de las responsabilidades.
Existen diversas posturas a la luz de la responsabilidad, es así como la Real Academia concibe la
responsabilidad como “Cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible error cometido en
un asunto determinado”. Desde la jurídica según Rene Abeliuk, tratándose de materia civil la acepción del
término dice relación con “la obligación que tiene una persona de indemnizar los daños a otros
ocasionados” (ABELIUK, 1993); y desde la filantropía la responsabilidad se concibe como la caridad y la
solidaridad como elemento de ayuda mutua entre la sociedad.
Es importante entender el concepto de responsabilidad en interdependencia con un sistema de
relaciones; que no se encuentra aislada del contexto que la define y en el que se desarrolla. En sí, la RS
debe ser más que un medio, el fin último de toda acción humana individual o colectiva; y si ésta se
asimila como valor, se refiere al hecho de asumir las consecuencias de las decisiones tomadas. La
responsabilidad implica retomar la ética como el fundamento de los valores cívicos, basándose en la
confianza y el dialogo, siendo ésta un recurso para mejorar las relaciones de la sociedad.
Si bien, la RS se refiere a la relación de los seres humanos con sus semejantes, no sólo implica una
relación directa, sino un conjunto de interrelaciones establecidas en los diferentes elementos que
constituyen su contexto. Esto significa que la responsabilidad debe trascender también en la conservación
del ambiente de los seres humanos, como lo argumenta Hans Jonas, en el principio de responsabilidad
social: “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida
humana auténtica en la Tierra”.
“La naturaleza no era objeto de la responsabilidad humana; ella cuidaba de sí misma y cuidaba
también, con la persuasión y el acoso, pertinentes del hombre. Frente a la naturaleza no se hacía
uso de la ética, sino de la inteligencia y de la capacidad de invención; o que tenia relevancia ética
era el trato directo del hombre con el hombre, incluido el trato consigo mismo; toda la ética
tradicional es antropocéntrica” (JONAS, 1995).
Aunque, los temas de RS se han articulado a las organizaciones y al Estado desde hace casi un
siglo, ésta no se ve reflejado en los procesos de desarrollo, comprometido hoy ante la incertidumbre por la
tendencias ambientales y la descomposición social en el planeta, donde importantes segmentos
poblacionales se sumen en difíciles condiciones de pobreza, alcanzando cifras que superan el 50% de la
población mundial y aún más severo para la tercera parte de la población tipificada dentro del rango de
pobreza absoluta. Situación que se hace más preocupante para alcanzar el anhelado desarrollo sostenible
ante el cambio climático que compromete el futuro de la humanidad, junto a los pronósticos sobre el agua
como recurso vital en la supervivencia.
El hecho que los diferentes gobiernos del mundo hayan pactado en la Cumbre de Río en 1992 el
desarrollo sostenible y después de quince años no se puede hablar con certeza sobre el progreso hacia
dicho propósito, plantea la necesidad de recontextualizar el desarrollo con verdaderos propósitos de
bienestar con calidad de vida generacional, lo cual, es alcanzable con el compromiso de los diferentes
actores sociales, responsables de garantizar las condiciones que den solución al problema de la
supervivencia, sin comprometer el futuro de la humanidad.
Es evidente que la mayor dificultad para alcanzar el desarrollo sostenible está en la racionalidad
económica, al prescindir de concepciones ambientales en el análisis del bienestar humano; al desconocer
los efectos que los procesos productivos ocasionan al contexto natural y por extensión al hombre y su
misma economía, alcanzando hoy niveles preocupantes. Esto es resultado de una visión limitada o de
corto alcance sobre las alteraciones y autorregulación del medio ambiente, pues se ha centrado en la
inmediatez, sin pensar en las consecuencias de sus acciones sobre la tierra en el largo plazo. La naturaleza
ha sido percibida como algo permanente, indestructible; mientras que las acciones del hombre como
cambiantes y necesarias. Circunstancia que obliga la reorientación de la teoría económica, en interrelación
con las dimensiones que envuelven el desarrollo sostenible.
Aunque los problemas ambientales que conducen al cambio climático, se atribuyen al
desarrollismo industrial y tecnológico, su corrección es responsabilidad de todos los actores sociales -
Empresa, Estado y Sociedad Civil-, lo que implica avanzar hacia una cultura en la ética que propicie el
desarrollo como el resultado de procesos económicos y sociales con RS.
DESARROLLO Y RESPONSABILIDAD SOCIAL -DRS-: Ex profeso, el desarrollo se ha
entendido como proceso dinámico que asegura el bienestar permanente de los miembros de la sociedad, lo
que entraña en sí, una condición que en esencia no es mas que la sostenibilidad del desarrollo. De ahí, que
la solución a los problemas sociales y ambientales de hoy, no sea simplemente plantear el desarrollo
sostenible como un nuevo concepto, que se soporta en políticas de estado de orden social y ambiental,
pues estas en la mayoría de casos son desarticuladas del propósito de lograr el equilibrio ambiental, y
distan de orientar procesos económicos que correspondan a las verdaderas necesidades sociales,
afectándose la calidad de vida de los seres humanos.
El desarrollo de una nación debe propender por un equilibrio sistémico, que asegure condiciones
permanentes de supervivencia Humana, con calidad de vida, Dignidad y bienestar social, en el marco de
un ambiente sano, la producción de bienes y servicios para la satisfacción de verdaderas necesidades y con
capacidad social para acceder a los medios de consumo sin exclusión, lo que es posible con el proceder de
los actores sociales, -empresarial, Estado, sociedad civil y Organizaciones de educación superior-,
comprometidos en una cultura de RS.
El DRS compromete a los agentes sociales para actuar de tal manera, que no expongan el
bienestar generacional de la sociedad, desde la familia, la comunidad y la población mundial. El desarrollo
así comprendido, evidencia a la responsabilidad en su trascendencia como concepto que integra la
dimensión económica, aparente jalonadora durante décadas del desarrollo, con la dimensión ambiental y la
social, en acciones emprendidas para evitar o mitigar los daños que ocasiona el hombre. Es el que resulta
de una acción conjunta e integral del Estado, empresa, sociedad civil y educación, con compromiso
ineludible para erradicar la pobreza y evitar impactos ambientales negativos como una gestión preventiva,
la corrección de los eventuales cambios y la recuperación de los contextos naturales renovables, para así
garantizar condiciones ambientales que no atenten contra la calidad de vida de la humanidad.
* Las empresas, aún cuando sus propósitos se concentran en lo financiero y económico, en donde
lo importante es proteger los intereses de los empresarios; se debe trascender también en lo social y
ambiental, con el fin de asegurar un desarrollo que consolide la vida en la tierra, generándose un panorama
de certidumbre para la economía y por ende la continuidad de las empresas en el tiempo. Es evidente que
el sector empresarial, es el más comprometido con la problemática ambiental, con el uso y disposición de
los recursos naturales, al actuar con propósitos especulativos -interés sobre el dinero-, olvidando la
importancia del contexto social y ambiental; elementos imprescindibles en la ampliación de las
expectativas económicas de la empresa. Esto obedece a una visión mediatista del sector empresarial,
impulsado por los intereses de acumulación del capital, amparados en la racionalidad económica, y una
ciencia al servicio del desarrollismo tecnológico, dejando a un lado el auténtico propósito del desarrollo, el
hombre y su bienestar con calidad de vida.
Los afanes por la acumulación, hacen que los procesos productivos, resulten lesivos para el
ambiente, afectando el desarrollo de las naciones y la sostenibilidad del planeta, con la explotación
inapropiada de los recursos naturales, la nociva disposición de residuos, uso de combustibles fósiles, y
tecnologías contaminantes, entre otros. Por ello, las empresas deben direccionar su gestión hacia la RS,
adoptando políticas internas de producción y gestión, que reduzcan el uso de combustibles fósiles y
emisión de gases de efecto invernadero, de implementación de tecnologías no contaminantes, que faciliten
el trabajo del hombre en lugar de sustituirlo, de generación de empleo con justicia y equidad, así como la
elaboración de satisfactores de verdaderas necesidades y no de elementos que pongan en riesgo, el
bienestar y la calidad de vida del consumidor y la sociedad.
En sí, la RS empresarial debe corresponder a una acción de compromiso como un deber de la
Administración, con la población presente, sin comprometer el futuro de la humanidad; lo que entraña una
responsabilidad con la organización, con la comunidad, y el planeta, generando los bienes y servicios que
satisfagan las legítimas necesidades del hombre, sin que se afecte la salud y vida del consumidor, generar
empleo y distribuir ingresos, para que la población tenga acceso a los medios de consumo -Eliminación de
la pobreza-, y evitar acciones que impacten negativamente la naturaleza y el ambiente, haciendo incierto el
futuro del planeta, en donde el cambio climático y la reducción del volumen de agua dulce y en condición
de consumo, son los indicadores que hacen mas incierto el futuro.
* En cuanto al Estado, es necesario y pertinente que se trabaje en políticas públicas que
promuevan la responsabilidad social; desde lo jurídico, lo fiscal, la educación, y en la medición y control
de la misma. Pues el estado debe ser un agente dinámico, que oriente y estimule esfuerzos en la empresa y
la sociedad civil, para asegurar la sostenibilidad económica, social y ambiental. Esto requiere de la
articulación de toda la política de Estado, con un solo propósito, defender el bienestar de la sociedad civil,
sin comprometer al sector productivo, y dando certeza a unas condiciones de bienestar para las futuras
generaciones.
Si bien la mayoría de países disponen de suficiente normatividad con fines ambientales y sociales,
el no disponer de herramientas jurídicas, esta permitiendo actuaciones que menoscaban la naturaleza y el
ambiente, lo que obliga a la creación de un marco jurídico coherente con la realidad social y ambiental. A
su vez, la ley universal del que contamina paga, debe ser precedida de reglamentaciones, para que los
pagos por vía, Tasa Retributiva, TR, corresponda al valor aproximado del daño causado -Costo
Ambiental-, la Tasa Compensatoria, TC, se establezca en proporción al valor ambiental del usufructo
compensado y la Tasa de Uso, TU, se refiera al valor aproximado del beneficio ambiental recibido con el
usufructo de un recurso natural, reconocido como Bien Publico, siendo importante recurrir a metodologías
de valoración ambiental, que aproximen el valor de los recursos naturales y el ambiente -valor patrimonial
ambiental-, de sus cambios -costos ambientales-, y de los beneficios que de estos se deriven -valor de los
BSA-. (MANTILLA, 2008).
El proceso de globalización y el modelo de economía de mercados reinante, requiere con urgencia,
la definición de políticas de -PSA-, que eliminen toda opción de explotación innecesaria de ecosistemas
que contribuyen al equilibrio del planeta, al desviar los intereses del capital por la explotación económica
de ecosistemas ofertantes de BSA, ante el recibo de pagos que hagan atractiva su conservación. Este pago,
no es más que el reconocimiento del lucro cesante a quien tiene la propiedad o dominio sobre el
ecosistema ofertante de BSA, reflejado en el costo de oportunidad. Esto lo convierte en una herramienta
trascendental de RS, tendiente a conservar los ecosistemas ofertantes de BSA, como importantes
escenarios de equilibrio atmosférico y de potencial hídrico, entre otros, al canalizar recursos financieros de
quienes se benefician de los BSA, como la comunidad local, regional, nacional e internacional, y no para
legitimar en las empresas la contaminación mediante certificaciones y seguir emitiendo contaminantes.
Vale aclarar que las empresas que emiten contaminantes se hacen responsables es de la TR y estas
deben obedecer al valor del daño causado en la sociedad, el ambiente y la economía del contexto afectado,
es decir el costo generado por la contaminación.
Avanzar hacia el DRS, no basta solo con políticas restrictivas o de estimulo económico que
reorienten la acción del hombre y con ello las empresas, sino se avanza hacia una cultura de RS, de ahí la
pertinencia de incorporar la cátedra de RS, al sistema educativo nacional, en los diferentes niveles, básica,
vocacional y profesional, y desde las diferentes modalidades, formal, no formal e informal, partiendo
desde los valores y la ética, hasta una estructura cognitiva y actitudinal en RS. Así como una planeación
del desarrollo, coherente con las realidades sociales, económicas y ambientales, que propenda por centros
poblacionales sostenibles regionalmente -desarrollo regional, ciudad región-.
Implementación de una herramienta de medición del DRS, en donde un sistema de contabilidad
nacional integral es la alternativa, al permitir registros de cifras que expresan las condiciones sociales,
económicas y ambientales, y su interrelación como una unidad sistémica, bajo un mismo patrón de
observación y evaluación -Patrones monetarios e indicadores de sostenibilidad-; Articulando un modelo
de auditoria integral -Al Interior y Exterior de las Organizaciones-. (MANTILLA, 2005)
Fuente: Mantilla (2006),

RS

• BALANCE SOCIAL •CONTAB. FINANCIERA


DESARROLLO
* CONTABILIDAD SOCIAL NACIONAL * CUENTAS NACIONALES

RS
RS

* CONTABILIDAD
AMBIENTAL

SISTEMA DE
CONTABILIDAD NACIONAL
*La sociedad Civil, como conjunto de individuos receptores de las consecuencias de los procesos
contaminantes y descompensaciones económicas, esta comprometido con su propio flagelo e
incertidumbre, con la equivocada racionalidad como consumidor y actor del desarrollo. Es ella, con la
desmedida actitud de consumo, quien estimula al mayor depredador de la naturaleza, el hombre como
empresario, para que siga con su acción para proveerlo de medios o satisfactores de aparentes necesidades
-caprichos de consumo o deseos-. La RS social de la Sociedad Civil debe ser reflejada en el cambio de
actitudes consumistas, con respeto y una conducta conservacionista de los recursos de la naturaleza y el
ambiente, y en su convivencia responsable con sus semejantes.
Los individuos tienen la responsabilidad de disponer de manera adecuada los residuos, generados
en sus consumos, con el fin de no contaminar su medio natural, lo cual repercute en su propio bienestar,
causando deterioro en las condiciones sanitarias entornales, que incide directamente en la salud de los
seres humanos.
En síntesis, si se asume la responsabilidad, como el respeto por la vida de las futuras generaciones
y es el desarrollo el que garantiza el bienestar presente y futuro de la humanidad, es la RS la conducta y el
principio que asegura avanzar en la eliminación de los males del presente en la humanidad, la erradicación
de la pobreza y el retorno al equilibrio ambiental del planeta. RS que debe ser asumida por todos los
actores sociales de las naciones.
BIBLIOGRAFIA: ABELIUK, R. (1993). “Las Obligaciones”. Tomo I. Ed. Jurídica. Santiago.
165 Págs. ASOCARS. (2002) El Conversatorio, Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible. Bogotá,
Casa Editorial El Tiempo, Año 1 N° 1, Mayo del 2002. JONAS, H. El principio de Responsabilidad.
Ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Editorial Herder. Barcelona. 1995. p. 40.
MANTILLA E., LÓPEZ JV., VERGEL C. (2005). Medición de la Sostenibilidad Ambiental. Ed. Educc.
Bogotá. P. 16. MANTILLA E. (2008). Valoración de Bienes y Servicios Ambientales, Escenario piloto El
Rasgón. CDMB. Bucaramanga- Col. 63 pag. MANTILLA E. (2006). La Contabilidad Ambiental En El
Desarrollo Sostenible, Revista Internacional Legis De Contabilidad & Auditoría, Nº 25, p. 133-160.
MAX-NEEF, M. Desarrollo a escala humana. Una opción para el futuro. Developen Dialoque. Nº
Especial l9-93. Informe Mundial Sobre Desarrollo Humano 2007-2008, Disponible en Internet:
[consultado mayo 30, 2009] http://www.pnud.org.co/sitio.shtml

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