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CENTRO DE ESTUDIOS SUPERIORES “GUILLERMO NICOLÁS”

EL GIRO PRAGMÁTICO DEL SEGUNDO


WITTGENSTEIN Y SU CONCEPCIÓN DE
FILOSOFÍA
Filosofía del lenguaje

Bruce Wong Ajactle Santiago


Cuarto semestre

MAESTRO: Néstor Mario Mendoza de Jesús


EL GIRO PRAGMÁTICO DEL SEGUNDO WITTGENSTEIN Y SU
CONCEPCIÓN DE FILOSOFÍA
En el presente escrito se pretenden analizar de manera sintética los puntos
esenciales de la doctrina del segundo Wittgenstein, prestando principal atención a
al significado como uso y los juegos del lenguaje ya que ambas nociones son
fundamentales para comprender la naturaleza y el papel que en última instancia el
vienés atribuye a la filosofía, todo esto con el objetivo de realizar paralelamente un
distanciamiento crítico, tratando de esbozar algunos alcances y límites de la
propuesta de dicho autor.

La mayoría de los comentadores señalan la posibilidad de vislumbrar los


años de 1921(publicación del Tractatus lógico-philosophicus) a 1929 como el
lapso temporal en el que logra vislumbrarse la evolución del pensamiento filosófico
de Wittgenstein1, pues en esos años una vez que ha sido liberado de prisión por
parte del ejército italiano decide ir al encuentro de Bertrand Russell para discutir
acerca de su obra publicada, sin embargo al encontrar discrepancias con su
maestro se distancia de él creyendo haber encontrado la solución a todos los
problemas filosóficos; suspende su actividad académica durante esos ocho años,
teniendo una vida errante y ordinaria en Austria, fungió incluso como profesor de
escuelas rurales, fue jardinero en un monasterio y construyó una casa para su
hermana2. No obstante en medio de estas actividades conoce en 1927 a Moritz
Schick y a través de él a Rudolf Carnap y a Friedrich Waismann, todos ellos
hombres ilustres con quienes se reúne periódicamente y vuelve a tratar problemas
filosóficos, a partir de esto Wittgenstein comienza a sentir una creciente
insatisfacción por lo que había dicho en el Tractatus y realiza una revaloración del
mismo a la luz de sus críticos. De tal manera que para el año de 1929 vuelve a
Cambridge y se reincorpora a la actividad académica, no obstante su doctrina ya
no es la misma, incluso las tesis de su filosofía son contrarias a lo que su obra

1
Cfr. REALE, Giovanni y ANTISERI Darío, Historia del pensamiento filosófico y científico III, Herder, Barcelona,
1995, p.581
2
Cfr. Ibidem.

1
publicada proponía, a partir de esta nueva etapa de su pensamiento se le ha
denominado comúnmente el segundo Wittgenstein.

Algunos intérpretes3 sostienen que la filosofía del segundo Wittgenstein


representada por su obra Investigaciones filosóficas no es sino una extensión de
lo que dijo en el Tractatus, sin embargo esta tesis es difícil de sostener cuando
haciendo referencia a su retorno a la actividad académica el propio filósofo
reconoce en el prólogo de su obra póstuma: “hube de reconocer graves errores
en lo que había suscrito en este primer libro”4. Además de esto, al realizar una
exégesis entre los aforismos de ambas obras parece más viable afirmar una
tajante oposición: “Es en efecto notorio que el proceso reflexivo de las
Investigaciones va atacando y desmontando pieza por pieza todos los supuestos
de la construcción lógico- lingüística del Tractatus”5. Sin embargo, ¿Cuáles son
concretamente los elementos que distinguen ambas doctrinas?

Pueden señalarse tres puntos fundamentales que sostienen todo el edificio


teórico del Tractatus, a saber: 1) la teoría de la figura o teoría isomórfica6, 2) El
atomismo lógico, y 3) la teoría de que el lenguaje tiene una esencia de carácter
representativo reglado por la lógica formal. De cada una de estas tesis se hace
una reformulación, surgiendo así tres nuevas concepciones7 expuestas en las
Investigaciones filosóficas 1) La idea general que relaciona el lenguaje con el resto
de las actividades humanas y lo concibe como forma de vida, 2) la idea de que el
lenguaje está constituido por una variedad de juegos lingüísticos y 3) la afirmación
de que el significado de una expresión tiene que ver, de manera particular con el
uso de la misma.

De lo anterior es fácil contemplar el drástico cambio teórico de la filosofía de


Wittgenstein que constituye lo que suele denominarse giro pragmático, dicho sea
de paso es un legado indiscutiblemente loable del pensamiento del vienés.

3
Cfr. NIETO Blanco, Carlos. La conciencia lingüística de la filosofía, Trotta, Madrid, 1997, p. 121
4
Ibid., p. 122
5
URDANOZ, Teófilo. Historia de la filosofía VII, B.A.C, Madrid, 1997, p.205
6
N.B. Es la idea que postula que tanto lenguaje como mundo poseen una misma estructura y los hacen
correlativos, de modo que uno es reflejo del otro.
7
Cfr. NIETO Blanco, Carlos. Op. Cit. p.129

2
Así pues, al comienzo de las Investigaciones filosóficas el segundo
Wittgenstein realiza un análisis acerca de lo que san Agustín escribe en Las
Confesiones, concretamente cuando narra el modo en que aprendió el lenguaje 8.
Describe el hiponense que observaba el modo en que los adultos llamaban a los
objetos que señalaban, de tal modo que él solo se encargaba de repetir el sonido
proferido por la voz de los demás, entendiendo que funcionaban como signos para
referirse a las cosas. Este texto y la vivencia que Wittgenstein tiene como profesor
de niños de primaria en Austria9 sin duda fueron clave para la nueva concepción
de lenguaje que se gestó en su pensamiento respecto del modo en que es
aprehendido en la vida cotidiana; en efecto cuando sus infantes alumnos
aprendían las palabras no comenzaban por comprender sus conceptos o
concatenarlos gramaticalmente a partir del rigorismo lógico, antes bien aprendían
el modo en que éstas se utilizaban en el discurso, el lenguaje en su forma más
primaria tiene carácter instrumental y está ligado radicalmente a la vida ordinaria,
es esencialmente práctico.

Más aún, la conclusión a la que llega Wittgenstein en esta reflexión es que


el significado de las palabras sólo puede entenderse cuando se está en el
contexto en que se utilizan. “El significado de una palabra consiste en sus uso”10
es la frase emblemática que encierra la teoría fundamental del segundo
Wittgenstein y que conviene subrayar en un primer momento para la intención del
presente escrito.

“La consideración del significado como uso inserta el lenguaje en el


conjunto de vida humano como expresión de las necesidades de
comunicación, a cuyos fines se sirve. De este modo la mera semántica
no haría justicia por sí sola al rico proceso de comunicación, ni bastaría
para aclarar el significado del discurso”11

Continuando el análisis el vienés intuye que el lenguaje parece cumplir no


solo una función nominativa, es decir, si bien se utiliza primariamente para ponerle
nombres a las cosas como lo enfatizaba san Agustín, también cumple otras

8
Cfr. URDANOZ, Teófilo, Op. Cit. p.207
9
Cfr. REALE, Giovanni y ANTISERI Darío, Op. Cit., p.581
10
Ibid. p.589
11
Cfr. NIETO Blanco, Carlos, Op. Cit. p.142

3
funciones distintas de acuerdo a las necesidades e intenciones comunicativas de
los usuarios v. gr. mandar, describir, interrogar, cantar, sorprender, etc. De aquí se
desprenden las famosas analogías del lenguaje con los juegos: conocer el nombre
de cada una de las piezas del ajedrez o el de cada uno de los naipes del póker no
implica saber jugarlo, con esto hace referencia a las limitantes de la función
nominativa del lenguaje; también lo compara con una caja de herramientas,
porque saber nombrarlas no implica el saber usarlas, es más, el uso de cada
herramienta no está totalmente determinado.

Así entonces, Wittgenstein habla de los juegos del lenguaje, pero con esta
noción se derivan varios aspectos importantes: 1) El lenguaje no se constituye de
manera unívoca. Lo que denominamos lenguaje no es sino el conjunto de todos
los sistemas lingüísticos concretos tan distintos entre sí (como los juegos
comunes) por el contexto en que se encuentran o formas de vida, 2) Al ser juegos
se deriva que existen reglas, en este caso para el correcto empleo de las palabras
dentro de su contexto lingüístico, 3) como consecuencia de lo anterior se
desprende que las reglas surjan en el consenso de múltiples usuarios, por tanto de
una sociedad, pues la regla supone el uso común, costumbre, institución12 y por
ello no es posible la existencia de un lenguaje privado.

Baste lo dicho en los dos párrafos anteriores para vislumbrar la importancia


que tiene el concepto de juegos del lenguaje, si bien tiene muchas características
más que profundizar, en el presente escrito solo interesa señalarlo juntamente con
el significado como uso para comprender que al tiempo que se va gestando una
nueva concepción del lenguaje en la transición del primer al segundo Wittgenstein,
se gesta en él necesariamente una nueva forma de comprender la filosofía.

A pesar de las discrepancias, es evidente que el tema central de las


Investigaciones filosóficas en esencia es el mismo que en el Tractatus, a saber, el
análisis del lenguaje. Para el primer Wittgenstein la filosofía no tiene ningún
carácter especulativo solo “cree que es posible cierta filosofía concebida no como
doctrina, sino como actividad clarificadora que ha de ejercitarse sobre el
12
Cfr. URDANOZ, Teófilo, Op. Cit. p.215

4
lenguaje”13, se reduce pues a la aclaración lógica del pensamiento o depuración
del lenguaje. De modo similar, para el segundo Wittgenstein la finalidad del
análisis del lenguaje ordinario no tiene otro fin que evitar errores de significación
cuando surge la tentación de sacar una palabra de su sistema lingüístico y
trasladarla arbitrariamente a otro.

“Si bien en el Tractatus el límite queda muy abajo, de manera que lo que
se puede decir con sentido está regulado por las leyes y las reglas de la
lógica proposicional bivalente (…) el contexto de las Investigaciones
Filosóficas es mucho más abierto y el límite sube más arriba, lo que
permite el juego de diferentes tipos de lenguaje (…) a pesar de ello la
idea de límite subsiste y en ambos casos, con el mismo sentido: fuera
del límite está lo que no se puede decir, el sinsentido lingüístico”14

Para el segundo Wittgenstein la filosofía tampoco tiene una tarea


especulativa en los terrenos metafísicos, pues es precisamente ahí donde la
mente humana tiende sus trampas y hace creer viable el uso analógico de las
palabras, sacándolas de sus contextos de uso, “haciendo fiesta con ellas”,
tergiversando sus significados y cayendo en ambigüedades, más aún, se puede
caer en el error de asignar grado ontológico a aquellas nociones intramentales
reflejadas por las palabras, de tal modo que se busque una esencia ahí donde no
existe nada, todo este tipo de procederes son sarcásticamente considerados por el
segundo Wittgenstein como enfermedades mentales. Por todo esto, en última
instancia la filosofía solo tiene dos funciones: ser descriptiva (atenerse a los
hechos sin especulaciones falaces) y terapéutica (atender y evitar las operaciones
enfermizas de la mente) o como dice el parágrafo 309 de las Investigaciones
“¿Cuál es tu objetivo en filosofía? Indicarle a la mosca el camino de salida de la
botella”.15

Finalmente una vez asimilado el proceso dialéctico por el que Wittgenstein


va constituyendo su pensamiento hasta su última etapa, conviene ahora realizar la
valoración y distanciamiento crítico respetivo. Entrevéase en estos últimos
párrafos de manera implícita las conclusiones del escrito.

13
Cfr. Ibid. p.192
14
NIETO Blanco, Carlos, Op. Cit. p.129
15
Apud. REALE, Giovani y ANTISERI, Darío, Op. cit., p.590

5
En primer lugar, a pesar del giro pragmático que Wittgenstein realiza,
parece que un error fundamental que no supera en la transición de su
pensamiento es precisamente el espíritu positivista, en el sentido de atener la
filosofía a la facticidad, sin necesidad de preguntarse por la fundamentación de la
realidad, las realidades metafísicas, la universalidad. Esto decanta en un
reduccionismo de su concepto de filosofía.

El hecho de que la especulación solo tenga por objeto el análisis lingüístico


para Wittgenstein tiene que ver desde luego con las condiciones biográficas, hay
que recordar que desde los inicios de su vida académica no tuvo formación en
filosofía, primero fue ingeniero y solo a través de la profundización en las ciencias
matemáticas y la lógica simbólica de Russell es como traba contacto esta ciencia
primera. Esto dice mucho de su falta de formación y visión panorámica de los
tópicos abordados en las distintas ramas de la filosofía, de lo que se puede
presumir su desconocimiento o por lo menos falta de asimilación de la ontología,
epistemología y lógica clásica.

Por lo anterior es comprensible el gravísimo error epistemológico del


filósofo vienés al asumir una suerte de identificación entre pensamiento y lenguaje,
si bien es cierto que son dos realidades íntimamente relacionadas el primero no se
agota en el segundo, el pensamiento tiene un plus que hace inadmisible la teoría
isomórfica del primer Wittgenstein y en el caso del segundo la idea de que toda
actividad especulativa necesariamente deba ser cribada por el análisis lingüístico
siguiendo las reglas del juego, no concibiendo los procesos mentales que la
experiencia muestra muchas veces como intuiciones (visualizaciones inmediatas),
obtención de conocimientos certeros aún sin explicarlos proposicionalmente, la
creación y posibilidad de analogías y procesos silogísticos amplísimos, más aún,
quizá si hubiera tenido la noción de la naturaleza de la idea, juicio y raciocinio en
los niveles psicológico, lógico y representativo quizá no hubiera tenido tantos
problemas para la aceptación de realidades metafísicas. He aquí un punto flaco de
la filosofía del vienés pero su propuesta no es del todo incorrecta, debe
complementarse.

6
Por otra parte, tener una perspectiva antimetafísica tiene un aspecto
positivo para Wittgenstein, pues quizá fue precisamente el no tener una tendencia
a la categorización y especulación dialéctica la que posibilita su apertura a la
vivencia y la practicidad, valga la semejanza con la fenomenología que vuelve a
las cosas para comprenderlas desde otras categorías y desvelar lo que también es
constitutivo de su ser; en este caso el filósofo ha mostrado la intrínseca relación
del lenguaje y los contextos sociales, de ahí la analogía con las formas de vida, y
la contemplación del lenguaje puesto en situación.

No obstante Wittgenstein cayó en el extremo y de sus teorías pragmáticas


imprecisas (lo que muchos llaman instrumentalismo y factualismo de sentido) se
desprenden consecuencias como la imposibilidad del discurso universal o
intercultural por atentar contra los horizontes de los juegos lingüísticos, más aún
puede haber repercusiones morales. Esto también es un punto débil de su filosofía
pero de igual forma parece tener raíz y solución en la complementariedad con
otras teorías, prueba de ello son los proyectos de filosofía analítica que aceptan
una metafísica o la pragmática trascendental emprendida por Apel.

BIBLIOGRAFÍA

REALE, Giovanni y ANTISERI DARIO, Historia del pensamiento filosófico y


científico III, Herder, Barcelona, 1995, 1015 pp.

NIETO Blanco, Carlos. La conciencia lingüística de la filosofía, Trotta, Madrid,


1997, 435 pp.

URDANOZ, Teófilo. Historia de la filosofía VII, B.A.C, Madrid, 1997, 359 pp.

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