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TRASTORNO DE ATRACÓN
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………2
Valor psicológico del alimento…………………………………………3
I. EPIDEMIOLOGÍA……………………………………………………3
II. DATOS HISTÓRICOS………………………………………………3
III. CONCEPTOS GENERALES……………………………………….4
IV. CUADRO CLÍNICO…………………………………………………..6
V. CAUSAS: Factores de riesgo……………………………………….9
VI. CONSECUENCIAS…………………………………………………11
VII. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL……………………………………12
VIII. COMORBILIDAD…………………………………………………….13
IX. TRATAMIENTO……………………………………………………...14
X. DISCUSIÓN DE CASO……………………………………………...16
XI. CONCLUSIONES……………………………………………………17
XII. REFERENCIAS………………………………………………………18
ANEXOS FINALES
El presente trabajo tiene como eje central el Trastorno por Atracón (TPA) que se puede
definir como: patrón de comportamiento alimentario alterado donde el individuo presenta
episodios recurrentes de alimentación compulsiva. Reconocido oficialmente como el
nuevo trastorno del comportamiento alimentario. Se busca dar a conocer, explicar y
analizar con mayor énfasis los detalles de dicho trastorno, como es la epidemiología,
datos históricos y generales, comorbilidad, causas, cuadro clínico, diagnóstico diferencial
entre otros puntos importantes.
Hasta el año 2014, dicho trastorno se encontraba dentro de los no especificados, por lo
que para muchos de nosotros, tanto alumnos como docentes, quedan muchos aspectos
que no están claros acerca de su epistemología. Por ello es necesario conocer sus
características, para que posteriormente se pueda realizar un diagnóstico diferencial y
afrontar su tratamiento, especialmente por su habitual presentación comórbida con el
problema del sobre peso u obesidad. Se tiene en cuenta que en esta enfermedad, existen
episodios recurrentes de alimentación compulsiva, donde se realizan ingestas
alimentarias superiores a lo que normalmente comería en el mismo periodo de tiempo, es
decir la personas que padecen este trastorno experimentan una pérdida de control, por lo
que en un atracón pueden llegar a consumir hasta 20 000 calorías, teniendo en cuenta
que lo normal es el consumo de hasta 3 000 calorías por día. Asimismo es necesario
establecer su relación directa con la obesidad y diferenciarla de la bulimia en cuanto a las
conductas compensatorias como los vómitos, uso de laxantes o excesivo desgaste físico
a través de ejercicios. Es de suma importancia también ahondar sobre las diversas
estrategias terapéuticas para la intervención, como la terapia farmacológica, las
intervenciones psico-sociales, los enfoques cognitivos conductuales, u otro que se verán
con mayor detalle.
¿Qué sucede cuando nos refugiamos en los alimentos? Los atracones de comida
constituyen una herramienta de afrontamiento ante las emociones desagradables para
algunas personas. Los alimentos tienen la capacidad de calmarnos, mejorar nuestro
estado de ánimo y ayudarnos a reducir la ansiedad en épocas de estrés. Por eso no es
inusual que después de una jornada particularmente difícil recurramos a un helado
tamaño XL o a un paquete de patatas fritas.
La descarga de azúcar y grasas que nos brindan estos alimentos estimula la producción
de serotonina, considerada como la hormona de la felicidad. Sin embargo, al cabo de un
rato nuestros niveles de glucosa caen en picado, comenzamos a sentir hambre y la
sensación placentera desaparece para dejarle paso a la frustración, la ansiedad o la
depresión. Entonces nos vemos tentados a recurrir a la comida nuevamente y, lo que
podía haber sido una recompensa puntual, se convierte en un comportamiento habitual:
caemos en los atracones de comida.
I. EPIDEMIOLOGÍA
Observamos la primera referencia con Hamburger, que fue quien en 1951 identificó en
una muestra de obesos un tipo de hiperagia que se singularizaba por deseos compulsivos
por la comida. Luego en 1959 Albert Stunkard fue el primero en describir los atracones de
alimentación, al identificar un subgrupo de pacientes con obesidad que presentaban un
patrón de ingesta nocturna, que él llamo night eating syndrome (NES), en el cual se
presentaban atracones nocturnos seguidos de restricción matutina. Es él quien emplea
concretamente el término atracón « binge » (Baile & Cuadro, 2015).
Posteriormente observamos a Fairburn (Citado por Gempeler, 2005) que concreta los
rasgos que caracterizan un verdadero episodio de atracón:
Además que las personas que tienen este trastorno realizan los atracones manifestando
algunas de estas características:
Este trastorno tiene similitudes con la bulimia nerviosa, dado que comparten la
alimentación de forma compulsiva, pero en el trastorno por atracón no se dan las
conductas compensatorias que ocurren en la bulimia, como pueden ser los vómitos o el
uso abusivo de laxantes o diuréticos.
Cuadro y Baile, (2015), resumen en su revisión acerca del trastorno por atracón, las
siguientes características de la ingesta en dicho cuadro:
Especificar si:
En remisión parcial: Después de haberse cumplido con anterioridad todos
los criterios para el trastorno de atracones, los atracones se producen con
una frecuencia media inferior a un episodio semanal durante un período
continuado.
En remisión total: Después de haberse cumplido con anterioridad todos los
criterios para el trastorno de atracones, no se ha cumplido ninguno de los
criterios durante un período continuado.
b) SIGNOS Y SÍNTOMAS
Puede no tener signos o síntomas físicos evidentes cuando tiene trastorno por
atracones. Puede tener sobrepeso u obesidad, o puede estar en un peso normal.
Sin embargo, es probable que tenga numerosos signos y síntomas conductuales y
emocionales, tales como:
Síntomas conductuales:
Síntomas emocionales
c) CURSO
Respecto al curso clínico, según Lladós y sábado (2011), diferentes estudios
retrospectivos observan que el TPA es estable y persistente en el tiempo,
calificándolo incluso de crónico; sin embargo abogan por una calificación del TPA
como un trastorno temporal e inestable.
d) EVOLUCION
Acciones irresistibles: El sujeto no puede resistirse al impulso o tentación de
llevar a cabo acciones, aunque sean peligrosas para él o los demás.
Antes de llevar a cabo la acción hay un aumento de la tensión emocional
(activación emocional).
Durante la acción: Sensación placentera, liberadora.
Tras la acción pueden arrepentirse o sentirse culpables.
Caos alimentario
Comer sin hambre
Larga historia de dietas y abandono de tratamientos de adelgazamiento
Dificultad en el control de los alimentos hipercalóricos
Sentimiento de culpa
Hambre emocional y uso de la comida como mediador emocional
Baja autoestima y aceptación personal
Baja tolerancia a la frustración
Insatisfacción corporal
Deseo de delgadez
Necesidad de aprobación externa
Alta comorbilidad con trastornos depresivos y trastorno de angustia.
Relaciones pasivo-agresivas
Evitación de comidas sociales
Dependencia interpersonal
Inconstancia relacionada
Para examinar algunas causas más generales por las que se dan los TCA, Giner (2011),
hace alusión a distintos factores como son la baja autoestima, desmotivación, pensamiento
anticipatorio, aislamiento, la dependencia de la valoración de los demás, inseguridad, entre
otros; lo que hace que el trastorno cobre fuerza. En el caso del trastorno por atracón, más
que todo se relaciona con tensión emocional, lo que se comentó anteriormente.
a) Factores de riesgo
Los factores de riesgo del trastorno por atracón son fundamentales para poder entender en
su totalidad, el desarrollo del mismo. Podemos empezar diciendo que una edad mayor o
igual a 14 años es un factor de riesgo para desarrollar el TA (Morales et. al, 2014), es decir
a inicios de la adolescencia. Se puede mencionar del mismo modo a Butcher, Mineka y
Hooley, quienes explican que las personas de raza blanca están más propensas a sufrir de
algún trastorno de la conducta alimentaria que las personas de raza afro-americana (2007).
Asimismo, Giner (2011) expone que el TA se asocia con un trastorno psiquiátrico y con los
determinantes de vulnerabilidad para la obesidad, es decir partiendo de un plano más
genético.
Aunque estos factores son relevantes, viendo esto un poco más a profundidad, se muestra
que algunos factores como dieta, sentimientos negativos y abusos sexuales infantiles,
son bastante estudiados como factores de riesgo para los Trastornos de Conducta
Alimentaria en general. Sin embargo, tienen un papel muy importante en el trastorno por
atracón. Se dice que los estudios longitudinales han confirmado que la depresión y los
sentimientos negativos predicen un elevado riesgo de sufrir posteriores trastornos
de alimentación (Butcher, et. al, 2007, p. 313). Discutiendo un poco sobre la dieta, es algo
que las personas hacen para sentirse y verse más delgadas, pero esto se vuelve en un
factor negativo para el trastorno por atracón, en el caso de que la dieta no funcione y la
persona empiece a generar pensamientos negativos sobre ella misma. Según esto, se
hacen algunos estudios, donde se encuentra que los sentimientos negativos favorecen la
aparición y el mantenimiento de los atracones, de manera que los pacientes suelen decir
que se dan estos atracones cuando se sienten estresados, decaídos o mal consigo
mismos, además que comentan que comer los ayuda a relajarse ante estos sentimientos
que pueden aparecer. Por otro lado, hablando sobre el factor de abusos sexuales
infantiles, no se encontró una predicción de comer en exceso a partir de un abuso sexual
infantil, no obstante, hay una vinculación entre el abuso sexual y los TCA la cual se puede
explicar cómo la causa del desarrollo de otros factores de riesgo para la aparición de los
TCA, es decir un impulso (Butcher, et. al, 2007).
A parte, se ve que otros factores de riesgo importantes son los malos tratos psicológicos y
el abuso emocional, lo que llegaría a desatar una afectación depresiva y por ende, un
posible TA. La forma de crianza también es un factor determinante, ya que según Giner
(2011), las pacientes con TA describen a sus familias de origen como poco
fomentadoras de autoestima, más solitarias y sedentarias, respecto a los restantes
grupos (p. 93). Estos factores nos dan mucho que pensar, ya que si bien es cierto, algunos
no tienen una explicación profunda, nos hacen ver que el trastorno por atracón se puede
dar a partir de diversas causas, estudiadas y analizadas, por lo que se debe hacer un
tratamiento eficaz, tanto con la persona con el problema, como también con la familia de
esta.
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V. CONSECUENCIAS
Además según Cuadro y Baile (2015) El trastorno por atracón parece agravar el
pronóstico de una obesidad simple, siendo el porcentaje de alteraciones
psicopatológicas que trae emparejado especialmente de carácter afectivo, nos hacer
ver la dificultad de estas personas para de poder desarrollarse y más aún si son
jóvenes sin caer en otra patología.
Según Cuadro y Baile (2915), es necesario tener presente que los episodios de
atracón desde DSM-IV se definen sin distinción entre diagnósticos, por lo tanto se
presenta en la Anorexia Nerviosa de tipo compulsivo, y la Bulimia Nerviosa. La
diferencia se basara en los criterios diagnósticos, estos autores refieren (Ver Anexo
2):
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VII. COMORBILIDAD
Tal como menciona Escandón (2016), el diagnóstico del Trastorno por Atracón
comúnmente es subdiagnosticado, ya sea por desconocimiento del paciente que no
busca ayuda y si es así, solo accede a ir a consulta si aumenta de peso. Debido a ello,
se ha asociado la obesidad como factor comorbido al Trastorno por Atracón. Si bien
dichos trastornos pueden darse en personas que tienen un peso normal, se refiere que
al menos entre un 20% y 30 % de la población con obesidad padece de los atracones
descontrolados, sin embargo su naturaleza es desconocida (García, 2002).
Por otro lado, Echeburua (Citado por Yanovsky, Nelson, Dubbert, 1993) en un estudio
que hicieron sobre la sobre ingestión compulsiva la cifra varía de un 35% en
comorbilidad con los trastornos de la personalidad, implicadas especialmente en
personalidad límite (14%), obsesivo-compulsivo (13%) y la personalidad de evitación
(9%), además que mayormente se presenta con síntomas patológicos de ansiedad y
depresión. Si existen casos de comorbilidad, el tratamiento es mucho más complejo y
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Para la evaluación de los TPA, se tienen que tener en cuento diferentes aspectos,
entre ellos:
1. El factor peso: Que involucra el control del peso del sujeto, si se encuentra en
alguna dieta restrictiva, la ingesta de alimentos, tipo, frecuencias.
2. La presencia de atracones: Frecuencia, duración, amplitud, y alimentos que
componen la misma.
3. La sensación de pérdida de control del sujeto: La velocidad en la ingesta, la
presencia o ausencia de distorsión de imagen corporal, el estado de ánimo
presente, y alteraciones comorbida.
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En la revisión de Fairburn (1998), Gonzales (2016), Cuadro y Baile (2015) Las principales
técnicas de intervención psicológica utilizadas en casos de TA son la terapia conductual
de pérdida de peso, la terapia cognitivo-conductual y la terapia interpersonal, y en menor
medida, la terapia dialéctica conductual. Existen otras técnicas, como la terapia de
respuesta integrativa, las cuales se han empleado menos y no poseen aún suficiente aval
empírico.
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Los tres tipos de medicación más habituales en el tratamiento del TPA son los
antidepresivos como la fluoxetina o la fluoxamina, los antiepilépticos especialmente el
topiramato), y los fármacos contra la obesidad, siendo los primeros los que parecen más
prometedores. La fluoxetina y fluvoxamina parece asociarse con una reducción de la
frecuencia del atracón, además de una disminución de la sintomatología depresiva que
puede estar presente en algunos casos de TPA. Los antidepresivos, como la imipramina,
también resultan eficaces a la hora de reducir los episodios de atracón, así como el peso
y un posible estado depresivo. Los Inhibidores de la Recaptación de Serotonina y
Noradrenalina, como la duloxetina parecen mejorar significativamente no solo la
sintomatología depresiva, sino también la específica del TPA. Algunos fármacos
antiepilépticos como el topiramato o la topiramida resultan efectivos en la reducción del
atracón, así como en la pérdida de peso, además de disminuir la patología obsesiva
compulsiva o los rasgos de impulsividad asociados.
El siguiente caso es extraído del libro de Morrison (2015, pp. 267), de casos Clínicos del
DSM V, y sirve para ilustrar mejor un caso de Trastorno por Atracón:
Monica Hudgens
Sé que soy obesa de acuerdo con los estándares de cualquiera”, dijo Monica Hudgens a su
internista, “y me lo estoy provocando”. Incluso siendo niña, Monica había tenido sobrepeso. Ahora,
con 1.61 m de estatura, pesaba95 kg. “Ahora tengo 37; durante años, mi IMC ha ido siguiendo a mi
edad”. El consumo en atracones de Monica había comenzado años antes, casi al tiempo en que se
rompía una de sus relaciones de pareja. Ahora, por lo menos dos veces por semana cocinaba
lacena—le gustaba en particular la pasta con avellanas. Devoraba una porción, y luego consumía
otra y otra más. Incluso si no tenía hambre, comía helado (“Por lo menos dos porciones—lo
engullo, sin pensar en ello”) y galletas. Aunque se sintiera llena (“de bocadillos y remordimiento”),
nunca vomitaba lo que había consumido; nunca había utilizado laxantes u otros fármacos para
purgarse. Mientras lavaba los trastes al terminar, era común que se sorprendiera de que tan sólo
hubieran transcurrido 30 min. “Siempre he sido gorda. Pero hasta hace un par de años había
hecho muchas dietas. Ahora parece que simplemente me di por vencida”, dijo Monica al tiempo
que tocaba el panquecillo de salvado que traía oculto en su bolsa. Negó algún antecedente de
consumo inapropiado de sustancias; excepto por la obesidad, su internista le indicó que estaba
saludable.
Nacida y educada en la Costa Oeste, Monica se había casado y divorciado; ahora vivía con su hijo
de 15 años, Roland, cuyo peso era normal. Tendía a incurrir en atracones durante los fines de
semana, cuando no estaba trabajando. Esto se había intensificado desde que Roland había
formado su propio grupo de amigos y estaba “fuera, haciendo sus propias cosas”. La autoimagen
de Monica era mixta: “Tengo un sentido del humor excelente y una cara en verdad bonita, pero sé
que soy enorme. A mi exmarido le encantaba caminar por las montañas, pero al final decidió que
no quería estar casado con una”. Monica trabajaba como locutora en la radio en la filial de la radio
pública local. Su momento “cumbre” fue aquel en el que casi recibe una oferta para un mejor
trabajo. “Un productor de televisión en cable me escuchó en la radio y le gustó mi voz. Pero
cuando nos encontramos para tomar un café, perdió el interés”. Pareció triste un momento, pero
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entonces, con una sonrisa discreta, agregó: “¿Puede imaginarme en la televisión? Tendría que ser
en pantalla ancha”.
Observamos tal como menciona Morrison (2015) la paciente ingería una cantidad mucho
mayor que la que consumiría casi cualquier persona en circunstancias similares, y ella
expresaba con claridad la pérdida de control, también vemos conductas de consumo de
manera solitaria, de vergüenza y de culpa frente a esa conducta, cumpliendo los criterios
A y B de Trastorno por Atracón. Además observamos ausencia de purgas que descartan
la Bulimia Nerviosa, y su peso también la exonera de Anorexia Nerviosa. Además también
se refiere que la paciente
XI. CONCLUSIONES
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XII. BIBLIOGRAFÍA
Baile, J. & Cuadro, E. (2015). El trastorno por atracón: análisis y tratamientos. Revista
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Morrison, J. (2015). DSM-5® Guía para el diagnóstico clínico. Editorial El Manual Moderno.
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ANEXO 1
Baile, J. & Cuadro, E. (2015). El trastorno por atracón: análisis y tratamientos
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