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R E S E Ñ A S

Homo educandus:
antropología filosófica de la educación
O C T A V I F ULLAT
Puebla, Universidad Iberoamericana/Universidad Pedagógica Nacional (Lupus Magíster), 2004, 148 pp.

P O R P A B L O L A T APÍ SARRE*

Cada libro se lee de una responder a estas tres dimen- cultura, o los símbolos y mitos
manera diferente; cuentan sus siones, no limitarse a las dos con que expresa sus enigmas
características y sobre todo las primeras. y las respuestas que da a
capacidades, intereses y pro- El autor logra su propósito éstos.
pósitos del lector; cada reseña de presentar su propia visión El libro no intenta someter
está por lo mismo condiciona- del hombre y derivar de ella a análisis la posición de cada
da por las numerosas varia- los lineamientos de su educa- pensador; insinúa su crítica
bles que intervienen en la lec- ción; lo hace construyendo un cuando ésta procede, dejando
tura del reseñador. discurso enraizado en la tradi- a los lectores decantar sus
Octavi Fullat (nacido en ción occidental (reconoce que propias conclusiones. No es
1928), quien por cierto ha habría otros dos ámbitos, el un texto para “leerse” y ya, en
venido a México varias veces, de las culturas asiáticas y el busca de información para
ha dedicado su interés de filó- de las mesoamericanas); en él pasar un examen, sino para
sofo y educador a reflexionar se sopesan las innumerables meditarse y dejarse interpelar;
sobre el ser humano, su vida posiciones con las que filóso- introduce a la intemperie del
y su sentido. La obra que aquí fos y educadores se han acer- pensamiento antropológico
se reseña apareció en 1997 cado al ser humano e intenta- occidental y permite asistir a
en Barcelona y es ahora reedi- do comprenderlo; citas y la construcción de la propues-
tada por la Universidad referencias pertinentes de ta del autor. En esta propues-
Iberoamericana-Puebla y la esos autores facilitan la ta se articulan los procesos
Universidad Pedagógica reconstrucción del panorama educativos necesarios para
Nacional; es una obra de posiciones e invitan al lec- que niños y jóvenes aprendan
presidida por una intención tor a recurrir a las fuentes. Se una civilización –cultura,
de síntesis, en que el autor advierte la enorme diversidad técnicas e instituciones-, se
precisa su concepción del de enfoques e interpretaciones incorporen a la historia
hombre,** como ser pluridi- de que el ser humano ha sido humana y a sus significados,
mensional construido sobre objeto, y si algo queda claro enfrenten los retos de su liber-
una base material-biológica es que no puede sostenerse tad y desaten su creatividad.
(physis), otra civilizatoria una concepción fija y cerrada Hay tres tipos de verdades,
(psykhé) y otra abierta a la –“la verdadera”– de lo que afirma Fullat en su “introduc-
dimensión de la libertad éste es. Múltiples han sido las ción epistemológica”: las
(ruah). La educación debe respuestas a las preguntas empíricas que se formulan por
sobre su cuerpo y su espíritu, la observación y verificación
sus formas de aprender, su (ciencias naturales y sociales),
* Investigador del CESU-UNAM. relación con el resto del las formales basadas en la
platapi@servidor.unam.mx mundo natural y las demás coherencia interna de los
** Por “hombre” se entiende, en especies animales, el significa- enunciados (lógica y matemá-
este texto, ser humano. do humano de la historia y la ticas), y las existenciales o de

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sentido (a las que se llega por excluir, en el intento de ce inesquivable sostener que
los métodos hermenéuticos y autoexplicarnos, la cultura, la es asimismo exceso y desme-
fenomenológicos). Las tres historia, el arte y el mundo de sura (ruah)” (p. 142). Y cita a
son indispensables para com- los símbolos. Wittgenstein: “Tengo la impre-
prender lo que significa el Afirmar un anthropos abier- sión de que, incluso cuando
conocimiento humano –y a las to, en ruptura con sus prede- se han respondido todas las
tres han recurrido los pensa- terminaciones biológicas y posibles preguntas científicas,
dores de la tradición occiden- civilizatorias, dueño de una no se han tocado ni poco ni
tal-, sobre todo cuando se desconcertante libertad, no mucho nuestros problemas
refiere al propio ser humano, es una veleidad romántica vitales [...] Sin embargo, lo
como es el caso de la antro- sino una conclusión honesta, inexpresable existe; se mues-
pología filosófica; ésta no es fiel a una dirección omnipre- tra; es lo místico”.
ya “ciencia” sino ”saber” sente en el pensamiento de En esta dimensión brota el
sobre el sentido de lo que Occidente. El autor ancla esta orden de la moral, la cual no
somos (p. 18). posibilidad de libertad en la es simple ajuste de conductas
Las innumerables pregun- categoría hebrea de ruah, a las exigencias sociales ni
tas sobre lo que somos están palabra que significa “espíri- conclusión de argumentos
presentes en este breve repa- tu”, no como contenido con- racionales ni consenso entre
so que parte de los griegos ceptual sino como “una forma pares, sino imperativo de otro
presocráticos y llega a los de actuar que recibe el impul- orden que supera a la razón;
autores contemporáneos: ¿qué so de allende, de Yahvé, del el hombre no es sólo impulso
es aprender, que es conocer o Eterno, del Inefable, del No- o deseo de saber; si la vía
percibir o comprender o inter- existente” y nos lleva “a la intelectual resulta tan limitada
pretar? ¿Somos libres y dentro narración simbólica de lo para explicarnos a nosotros
de qué márgenes? ¿Dónde Diferente” (p. 106). La posibi- mismos “no resta más que la
empieza lo específicamente lidad o aun necesidad de la via amoris, ayudada por la
humano? ¿Para qué existimos? trascendencia es así dimen- imaginación creadora. Es el
¿Qué es la muerte? De los sión fundamental del hombre, camino de la ética” (p. 102).
Diálogos de Platón a los positi- comprobada existencialmente. El “conócete a ti mismo”
vistas del siglo XIX, de Esta dimensión da sentido a de los griegos, más que invita-
Descartes a Skinner pasando la persona, a sus decisiones ción a filosofar sobre lo que
por Pascal y Husserl, de de conciencia o a su proyecto somos, es un llamado a la
Aristóteles a Kelsen detenién- de vida, asuntos que no “humildad existencial”: no se
donos en Hume, Kant y pueden abordarse desde los te ocurra, dice el autor, hacer-
Wittgenstein, el texto sugiere sentidos o desde la sola te igual a los dioses; recuerda
comparaciones críticas y el razón. Es verdad que para afir- que eres limitado.
reconocimiento a las aporta- mar esta dimensión no hay La reflexión antropológica
ciones de cada filósofo. Una argumentos inapelables: “no desemboca necesariamente
conclusión obligada es que el disponemos de razones apa- en la concepción y práctica de
esfuerzo de la humanidad por bullantes que convenzan a la educación, la cual “es un
definirse ha sido y seguirá toda la humanidad de que sistema de intervenciones [...]
siendo tentativo: inconcluso y tenemos que ser justos, igua- en las propiedades, situacio-
siempre relativo. Los reduccio- les, libres, fraternos [...] Estas nes y procesos humanos, con
nismos, como el materialista cosas pertenecen a la insensa- ánimo de obtener modificacio-
que hoy reaparece en la epis- tez de la libertad, de la opción nes [...] Tales intervenciones y
temología racionalista de la y del compromiso existencia- modificaciones se llevan a tér-
ciencia empírica que se pre- les” (p. 137). “El ser humano mino dentro de un contexto
senta como única verdad váli- no es solamente biología ideológico utópico, que reside
da, quedan exhibidos por su (sarx), sociología e historia en la cultura de la civilización
insuficiencia; no se pueden (psykhé) y razón (nous); pare- para la cual se educa” (p. 96).

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A veces se habla de una experiencia histórica del hom- Pese a su brevedad
concepción “humanista” de la bre latinoamericano, reciente- y gracias a la sencillez de su
educación; con ese adjetivo se mente profundizada: una estructura y lenguaje, la obra
alude vagamente a valores antropología filosófica y educa- será útil sobre todo a los estu-
metaeconómicos, a los ámbi- tiva latinoamericana no puede diantes de educación, en su
tos de las vivencias artísticas y prescindir ni de Paulo Freire ni tarea de construir una síntesis
a los principios éticos que de los teólogos de la libera- antropológica personal. Será
remiten a una “dignidad de la ción (Gustavo Gutiérrez, Jon útil también a los profesores e
persona humana”; pero estos Sobrino, Leonardo Boff) cuyas investigadores que cuentan ya
referentes no suelen definirse representaciones han marca- con su propia síntesis, explíci-
con rigor y claridad. Lo que do nuestra idea del hombre y ta o implícita, y desean some-
Fullat aporta es sustanciar y de su hacer educativo. terla a la revisión crítica, siem-
explicar esa concepción huma- El libro tiene una laudable pre necesaria.
nística, enraizándola en la tra- intención didáctica, que se evi- Nuestros programas de for-
dición filosófica occidental. dencia en las breves referen- mación de profesores e inves-
Los lectores latinoamerica- cias que contextúan a los tigadores de la educación
nos tendremos que completar autores citados, no menos están urgidos de que se tome
el panorama con nuestros pro- que en los numerosos diagra- en serio a la filosofía, no
pios referentes, pues no fue el mas que esquematizan con- como revisión de autores y
propósito del autor –ubicado ceptos importantes. Texto cla- fechas sino como reflexión
en el ámbito cultural de ramente destinado a ser pre- continuada sobre el hombre,
España y Francia– detenerse texto para que el lector analice, sus problemas e incertidum-
en nuestra especificidad. discuta, contraponga e inter- bres, de la cual se desprende-
Habría que hacerlo desde dos prete las opiniones del autor y rán las orientaciones de una
perspectivas: la de las cosmo- las de los otros autores referi- pedagogía deseable. La
visiones indígenas cuyos valo- dos, en busca de una asimila- obra de Fullat responde
res perduran en muchos paí- ción personal. Texto, en fin, brillantemente a esta
ses de la región, y la de la para autoeducarse y educar. necesidad.

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